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NUMERO 5 - OCTUBRE 2012

LA EXPERIENCIA INICIÁTICA SUPERVIVENCIAS OPERATIVAS UNIDAD TRASCENDENTE



SUMARIO

ESCULTISMO Y MASONERIA (entrevista) .................... 2 LA EXPERIENCIA INICIÁTICA ...............................................7 SUPERVIVENCIAS OPERATIVAS........................................ 12 TECNOLOGÍA MASÓNICA................................................ 30 CRUZ CÚBICA Y EL OCTAEDRO.................................... 33 TRES DOCUMENTOS MASÓNICOS................................. 38 UNIDAD TRASCENDENTE.................................................. 46

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ESCULTISMO Y MASONERÍA. ENTREVISTA A TONY HARVEY, PRESTONIANLECTURER 2012.

Por Raphus Cucullatus e Ibeanyi Mora INTRODUCCIÓN "Dejad al mundo mejor de como lo encontrasteis". Baden Powell El escultismo en España, de la creación a la prohibición y su recuperación

Durante el año 2012 se está

celebrando en España el primer centenario de la creación ofi­ cial del escultismo español. El 30 de julio de 1912, fue­ ron aprobados los estatutos y reglamentos de la Asociación de Exploradores de España, promovida por el capitán de caballería Teodoro Iradier y Herrero, sobrino del explora­ dor y masón alavés Manuel Iradier, y por el escritor Artu­ ro Cuyás. El 11 de agosto de ese mismo año, se creaba en Vitoria la primera tropa de exploradores. Los comienzos no fueron fáciles, acusados por la prensa conservadora católica de contar con nota­ ble un carácter masónico, protestante y britanófilo. A pesar de ello, el escultismo español pronto consiguió el favor real. A partir de 1917, El Rey Alfonso XIII, fue pro­ tector y Presidente de Honor de los Exploradores de Es­ paña y, al ver en aquel movi­ miento un medio para “la formación de excelentes ciu­

dadanos”, inscribió en la insti­ tución a sus cuatro hijos varo­ nes. Antes, en 1915, Alfonso XIII, cedió a los explorado­ res, una parcela en el monte de El Pardo, para campa­ mento permanente. Durante la II República, el presidente Alcalá­Zamora fue también Presidente de Honor de la asociación.

La Guerra Civil y el posterior régimen franquista marcan una segunda etapa en el ca­ minar del escultismo en Es­ paña: prohibición y paso a la clandestinidad. El 22 de abril de 1940, la Orden Circular número 9 del Ministerio de la Gobernación, enviada a todos los gobernadores civi­ les, dispone: “la suspensión de actividades de la Asocia­ ción Nacional de los Explo­ radores de España”. El moti­ vo: la política juvenil del régimen estaba monopoliza­

da por la Falange española. Dicha orden fue recurrida sin éxito. El escultismo en Es­ paña quedó así prohibido y con la consiguiente incauta­ ción de sus locales y bienes. En los años 40, sin amparo legal, muchos grupos desa­ parecen, pero otros se reor­ ganizan, surge el llamado “escultismo de espera”. Los años 50 traen cierta tolerancia por parte del régimen fran­ quista. Aún estando prohibida la práctica, España, como tal, acude a Conferencias y activi­ dades internacionales. Y será en esos años cuando un grupo llamado “Clan Lobo Gris”, impulsa la creación de la Asociación de Scouts de Es­ paña (ASDE), con reuniones en la clandestinidad para po­ ner al día los conocimientos escultistas y la toma de con­ tacto con antiguos explora­ dores. Asimismo, la Iglesia recupera su protagonismo en la educa­ ción infantil y en el escultismo. La diócesis de Barcelona funda en 1956 una sección scout llamada DDE (Delega­ ción Diocesana de Escultis­ mo). Así, aparecen en todo el país otras DDE que terminan por organizarse en 1961 en la Oficina de Información y Coordinación del Escultismo Católico (OICEC). En ese mismo año, se intenta el en­

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lace entre ASDE y la OICEC, pero sin éxito por razones de confesionalidad, con lo que el escultismo español y ASDE continuarán sus actividades en la clandestinidad, aunque en 1962 se organiza la Ofici­ na Nacional sin legitimidad. En los años 60, desaparece el Frente de Juventudes y se crea la Delegación Nacional de la Juventud lo que abre un cauce legislativo para buscar la legalidad. El 2 de diciembre de 1973 la iglesia reconoce a ASDE, a pesar de que aún el escultis­ mo organizado no está lega­ lizado por el Gobierno. En octubre de 1974, la Delega­ ción Nacional de la Juventud aprueba la Asociación Na­ cional de Exploradores de España (ANEDE) como en­ tidad colaboradora, otorgan­ do una cierta legalidad al movimiento Scout.

El 31 de enero de 1977, la Asociación de Scouts de Es­ paña, consigue la legaliza­ ción, y el 1 de diciembre de ese mismo año, ASDE reci­ be la calificación de “utili­ dad pública” y se aprueban los primeros estatutos. En 1978 España reingresa como país miembro, con el número

113, en la Conferencia Scout Mundial, a través de la Fede­ ración de Escultismo de Es­ paña, compuesta por ASDE, por el Movimiento Scout Católico y la Federació Cata­ lana d´Escultisme i Guiatge. Escultismo y Masonería Escultismo y masonería han sido vistos por muchos, co­ mo dos organizaciones para­ lelas. Preocupada una por la formación de los niños y jó­ venes, y la otra por el desa­ rrollo espiritual de los adul­ tos, ambas cuentan con numerosos elementos comu­ nes, pero también con nota­ bles diferencias. El conferenciante de la “Prestonian Lectures” de es­ te año, el VH Tony Harvey, es masón y scout activo. Masónicamente, el Hno Har­ vey fue iniciado en la Logia Pioneer 9065, la Logia scout de la provincial de Derby, a la edad de 31. Fundador y Pasado Maestro de la Logia Walesby Forest Lodge № 9674, la Logia scout de Not­ tinghamshire, es también miem­ bro de la Logia scout de Essex Venturer № 7897, entre otras. En 2009 fue el Venerable Maestro fundador de la Lo­ gia Scout de Maestros Maso­ nes de Marca nº1907. En Derbyshire, el Hno Tony es Secretario Provincial de la Marca y Mentor Provincial en la Gran Logia. La Conferencia Preston (Prestonian Lecture) es la única conferencia oficial­

mente patrocinada por la Gran Logia Unida de Inglaterra, y recuerda la figura de William Preston (1742­1818), una de las figuras más importantes en lo relativo a la formación masónica gracias a su impulso dado al sistema de lecturas o catecismos (La GLE ha edi­ tado una versión traducida al español bajo el título de Lecturas de Emulación). Las conferencias dejaron de realizarse en 1856, pero en 1924 fueron recuperadas con el formato actual. El objeto de la conferencia debe versar sobre algún aspecto de la ma­ sonería que no sea contro­ vertido pero que sirva para formar e ilustrar a los miem­ bros de las Logias. Cada año, en la reunión de la GLUI de junio, se hace pú­ blico el tema y el conferen­ ciante escogido para el año siguiente Entrevista para LATOMIA, la revista de la Gran Logia de España. Revista Latomia. QH.∙. Tony, habéis sido un scout activo desde la edad de 8 años y masón activo desde los 31, aunque no hay un nexo ofi­ cial entre ambas organiza­ ciones, ¿cuáles son sus simi­ litudes y diferencias? Toni Harvey. Si pudiera solo enfocarme en lo que consi­ dero son las tres similitudes más importantes. La primera sería que son organizaciones basadas en unos valores. Tanto los scouts como la

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francmasonería piden a sus miembros ajustarse a un códi­ go, reflejado en la ley scout en el caso de los scouts, y en el caso de la masonería co­ municado a través de su ri­ tual. Sin duda, si se compa­ ran los valores de ambas organizaciones, son sorpren­ dentemente parecidos puesto que ambas organizaciones se centran en la relación con nuestro Creador, con el pró­ jimo y con nosotros mismos. La segunda similitud sería que ambas son organizacio­ nes seculares cuyos miem­ bros han de creer en un Ser superior, y ni siquiera definir o imponer un credo al que el miembro deba pertenecer. De hecho, ambas están abiertas a personas de todas las creencias. Esto aparejado a otra similitud, el requisito de no discutir sobre doctrina política como miembro, hace que ambas organizaciones estén abiertas a convertirse en fuerzas unificadoras a ni­ vel mundial para hacer el bien. La tercera principal si­ militud, sería que ambas or­ ganizaciones solicitan a sus candidatos que formulen un juramento en presencia de otros miembros. De hecho, así como los scouts al pres­ tar juramento con su “pro­ mesa scout”, se convierten en scouts; de la misma manera, el candidato a francmasonería al prestar su juramento, se convierte en masón. Podría tocar otras similitu­ des como el uniforme que

llevan, su extensión por el mundo, símbolos y signos, y extenderme más. De todo ello se habla en mi libro, “Escultismo y Francmaso­ nería: ¿dos organizaciones paralelas?”. Así mismo hay diferencias, en algunos países el escultis­ mo es ahora co­educativo, con niñas siendo admitidas desde edades tempranas com­ partiendo igual membresía y derechos que los chicos. Mientras que en las obediencias

reconocidas por la GLUE solo se admite a hombres, así como las obediencias fe­ meninas o las obediencias mixtas solo existen en algu­ nos lugares del mundo. La segunda diferencia es que el escultismo está creciendo en muchos sitios del mundo, mientras que la francmaso­ nería occidental está experi­ mentando un declive en su número de miembros. En el Reino Unido hemos revitali­ zado el escultismo después de una revisión de principios en la que confirmamos nues­

tros valores clave, pero mo­ dernizando y actualizando el programa y la organización. Como consecuencia, desde el año 2004 hemos obtenido un crecimiento afiliaciones de entre el 4­5% anual. La última diferencia podría ser la más obvia. El escultismo existe como una organiza­ ción en la que se ofrece a la gente joven una forma de vi­ vir la vida, sostenida por un modelo de conducta adulto instruido y apropiado. La francmasonería es para hom­

bres maduros que ya han es­ cogido su camino en la vida. No ofrece rehabilitación, pe­ ro si persigue hacer de hom­ bres buenos, hombres mejores. R.L. Cuando te afiliaste a la masonería, ¿jugó un papel im­ portante en tu vida tu expe­ riencia scout previa?, ¿Qué utilidades encontró en la vi­ da scout para la vida masó­ nica y vice versa? T.H. Me afilié a la maso­ nería como consecuencia di­ recta de mi experiencia scout.

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De hecho me afilié en una de las logias formada por Her­ manos que eran scouts acti­ vos y pasados. Fui propuesto y secundado por dos colegas scouts, iniciado en uniforme scout, bajo premisas scout en una ceremonia especial para la que mi logia se reunió en un centro de entrenamiento scout. El escultismo me dio mi có­ digo moral para la vida, y me he dado cuenta que la maso­ nería ha extendido y amplia­ do ese código en términos adultos. Los valores, autodis­ ciplina y acercamiento a la

vida del escultismo me han ayudado a abrazar la maso­ nería y crecer como masón. Estoy convencido de que mi propio servicio en el escul­ tismo, se ha beneficiado mu­ cho de mi experiencia masó­ nica. Aunque entregaría mucho más tiempo al escultismo si no estuviese involucrado en la masonería, el tiempo que le dedico es desde la base para ser ­y así lo siento­ una mejor persona. También he sido capaz de desarrollar un apoyo más amplio desde la

masonería al escultismo, por lo que pienso que el efecto neto sobre el escultismo es mayor como resultado. R.L. Se ha mencionado va­ rias veces que Baden Powell ha sido francmasón, y tradi­ cionalmente ha existido una gran discusión sobre su filia­ ción, ¿qué podría decir acerca de eso? ¿Fue Baden Powell francmasón? ¿Qué opinión tuvo Baden Powell, si acaso se conoce, acerca de la ma­ sonería? T.H. Baden Powell no fue francmasón. Aunque aún hay gente que reivindica que si lo fue, nadie ha logrado dar al­ guna prueba de su iniciación o de su pertenencia a Logia alguna. Las Grandes Logias de Inglaterra, Escocia e Ir­ landa, han confirmado que no fue nunca iniciado en sus jurisdicciones, y miembros de su familia han confirmado que nunca fue masón, tres de ellos a mí personalmente. De todas maneras, hay una clara evidencia de que tenía una buena opinión de la ma­ sonería. Durante el asedio de Mafeking, en las guerras an­ glo­boers, permitió que la lo­ gia local Austral Nº2534 pu­ diera seguir reuniéndose. Igualmente, autorizó que en Melbourne (Australia) se fun­ dase una Logia con su nom­ bre, la Logia Baden Powell Nº488. Escribió a todas las logias de la Gran Logia Unida de In­

glaterra solicitando fondos para su proyecto, y enfati­ zando las similitudes de her­ mandad y servicio entre las dos organizaciones. Sabemos que tuvo amistad con muchos masones. Rechazó ser iniciado ya siendo Jefe Scout, pues le preocupaba que si llegaba a serlo en ese momento podría ser un elemento de división. Pero no sabemos por qué no llegó a ser masón durante su vida temprana. Especulo so­ bre ello en mi libro. R.L. ¿Entiende el escultismo actual la francmasonería?, ¿Có­ mo se ve la masonería desde dentro del movimiento scout en el Reino Unido y en el resto del mundo? T.H. Creo que a lo largo de muchos años el escultismo pensó muy poco acerca de la masonería. La asociación scout en el Reino Unido tenía constancia de que mu­ chos de sus miembros eran también masones, y siempre mantuvieron que fue por elección personal. Por lo que el escultismo como tal no tiene una visión de la misma, ni un entendimiento colecti­ vo acerca de la masonería. Cada miembro del escultis­ mo por si mismo tendrá sus ideas personales sobre la masonería. Ha sido solo en los últimos años que los líderes de am­ bas organizaciones se han reunido, aprendido mutua­ mente acerca de la organiza­ ción del otro y empezado a

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construir una relación. La asociación scout del Reino Unido aprecia el apoyo de la masonería, y su apertura, y la ve como un socio colabora­ dor obvio con el que com­ parte valores. Es receptiva a nuevas ideas y valores que la masonería pueda dirigir, a nivel local y nacional. Sé que en campos más leja­ nos, en otros países, las rela­ ciones se están estableciendo entre las autoridades scout y las masónicas. Mis investi­ gaciones indican que se están llevando a cabo de un modo muy positivo. R.L. Eres miembro y unos de los promotores de la Kindred Lodge Association, ¿podrías explicarnos que es esta aso­ ciación y qué papel juega dentro de la Gran Logia Uni­ da de Inglaterra? T.H. La Kindred Lodge As­ sociation existe desde 1952, y es una asociación de Lo­ gias cuyos miembros tienen un interés común en el traba­ jo con los jóvenes. La ma­ yoría de las 39 Logias inte­ grantes fueron fundadas específicamente por masones que fueron o son Scouts, y tienden a mantener una co­ nexión con el movimiento scout en su provincia o loca­ lidad. Algunas de ellas fue­ ron fundadas de una manera similar por hermanos con experiencia en otras organi­ zaciones juveniles como las Boys’ brigada. Hace algunos años la KLA

me pidió ser su contacto con la Asociación asociación Scout scout del Reino Unido. En calidad de tal me reuní con veteranos colegas veteranos Scout scout y comencé un diálogo sobre masonería, pa­ ra generar un mejor entendi­ miento e identificar y desa­ rrollar cualquier oportunidad de trabajar conjuntamente. Me pareció una progresión natural extender ese modelo dentro de la GLUE, para mos­ trarles el potencial de ayudar al escultismo y coómo noso­ tros, como masones, podría­ mos aprender sus recientes

experiencias de crecimiento de membresíamiembros. Así que ahora trabajo como enlace entre el Escultismo y la Masonería, con reuniones regulares con veteranos de am­ bas organizaciones y en oca­ siones facilitando encuentros entre ellos. Mi papel es por supuesto ex­ traoficial y te pediría que en­ tendieses que las opiniones que he expresado aquí son las mías personales. No ha­ blo de parte ni de la asocia­ ción scout del Reino Unido

ni de la GLUE. R.L. ¿Qué pasará próxima­ mente? ¿Cómo ve a las dos organizaciones trabajando jun­ tas en el futuro? T.H. Me gustaría ver una iniciativa específica en la que el escultismo y la maso­ nería puedan verse pública­ mente como colaboradores para el bien de las comunida­ des locales. Me gustaría ver además a la masonería tra­ bando localmente y colabo­ rando con los grupos scout de sus ciudades y pueblos, y creando enlaces locales que hagan lo mismo que hago, pero a su nivel. Espero que como resultado de esta relación, la maso­ nería pueda aprender del es­ cultismo como ha hecho para reactivarse, y el escultismo podría beneficiarse de la ex­ periencia y capacidades de la masonería, así como de sus donaciones económicas. R.L. ¿Quisiera añadir algo más? T.H. Solo quisiera agradece­ ros el darme esta oportuni­ dad, y desear tanto a la ma­ sonería como al escultismo en España lo mejor para el futuro. Referencias: Havervey, A.D.G. (2012), “Scou­ ting and Freemasonry: ¿dos orga­ nizaciones paralelas?”, Carrfields publications, Londres. Disponible a través de : www.prestonian2012.org.uk

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LA EXPERIENCIA INICIATICA Por Robert Herd El VH Robert Herd, editor de la revista Living Stones (www.livingstonesmagazine.com), es también Gran Orador de la Gran Logia de Colorado. Fundador de “The Sancta Sanctorum”, uno de los mayores foros de discusión sobre masonería en Internet, es Pasado Maestro y fun­ dador de la Logia Enlightenment 198, al oriente de Colorado Springs. Esta Logia pertenece a una corriente que desde 2001 ha surgido dentro de la masonería de los EE.UU. y que ellos llaman de “observancia tradicional”, y que pretende la puesta en práctica de usos y costum­ bres cercanos a la masonería europea actual, frente a los existentes en la masonería nortea­ mericana: exigencia en las prácticas de los rituales, cuidado de ciertos detalles en cuanto a la formación de los hermanos, progresión en los oficios, atención en la vestimenta, etc., que según ciertos hermanos se han ido dejando de lado en la masonería de los EE.UU. Al mismo tiempo, esta corriente busca profundizar en el contenido iniciático y espiritual de la Orden. Puestos en contacto con el Hno Herd, nos ha hecho llegar este artículo que fue el primero que se presentó a un grupo de HH, previos a la creación del llamado Club Enlightenment de ob­ servancia tradicional, antes de que llegase a dar lugar al nacimiento de la hoy Logia Enlight­ nement nº 198 de la Gran Logia de Colorado. Traducción del artículo por Ibeanyi Mora y Raphus Cucullatus

Empezaré con una simple

definición de “iniciación” de la Enciclopedia Columbia para poder ir centrando nues­ tro tema: “proveniente del latín, la iniciación implica un comienzo. El verbo mencio­ nado iniciar, significa co­ menzar o empezar una ac­ ción determinada, evento, circunstancia o suceso”. El proceso iniciático a menudo se compara con una muerte y una resurrección simultá­ neas, puesto que al mismo tiempo que indica un inicio supone el fin de una existen­ cia, pues el caer de un nivel conlleva la ascensión al pró­ ximo. Desde tiempos inmemoriales

la mayoría de culturas, razas, religiones y órdenes filosófi­ cas han realizado iniciacio­ nes. El objetivo debió ser al­ go tan sencillo como el de marcar el paso de un mu­ chacho de la infancia a la madurez, o algo tan comple­ jo como iniciar a un sacerdo­ te en el sacerdocio. La hu­ manidad ha llevado a cabo estas prácticas a lo largo de los tiempos para ayudar a encontrar respuestas a las cuestiones eternas. ¿De dónde viene todo esto, esta búsqueda, esta necesi­ dad de entender los misterios de la vida cuando no se haya respuesta a la más simple de las preguntas? ¿Por qué esta­

mos aquí? ¿Qué es el alma? Ordenes iniciáticas muy dis­ tintas se han creado a lo lar­ go de los tiempos para ayu­ darnos en la búsqueda de más luz. Son demasiado nu­ merosas para mencionarlas todas, pero igualmente me gustaría enumerar algunas de ellas, que son de gran impor­ tancia para entender los orí­ genes de la masonería y su filosofía con respecto al pro­ ceso iniciático. No me es po­ sible ni práctico examinarlas en profundidad en este artículo, pero con suerte esto animará a que el lector se arriesgue a expandir su co­ nocimiento estudiando estos conceptos en profundidad, y así poder encontrar sus pro­

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pios vínculos con nuestra fraternidad: Sacerdocio egipcio: en el antiguo Egipto hubo diferen­ tes órdenes sacerdotales que podrían haber realizado tan­ to enseñanzas prácticas so­ bre ciencia así como sobre religión, espiritualidad y fi­ losofía. Hermetismo: El Hermetismo es un movimiento mágico y religioso que proviene de las enseñanzas de Hermes Tris­ megisto. Está conformada por algunas de las más anti­ guas y filosofías más am­ pliamente adoptadas. Alquimia: La Alquimia es un sistema de desa­ rrollo esotérico, iniciá­ tico y espiritual. Es uno de los pocos sistemas iniciáticos que hace igual hincapié en el trabajo externo y físico, así co­ mo en el interno y es­ piritual del alma. Rosicrucismo: La Or­ den Rosacruz estaba dedicada al estudio de las antiguas doctrinas místicas, filosóficas y religiosas, y se preo­ cupaba por la aplica­ ción de estas doctrinas a la vida moderna. Pitagorismo: Esta or­ den sostenía que la rea­ lidad, a su nivel más profundo, es matemá­ tica, y que la filosofía puede ser usada para la purificación espiritual, que el alma puede al­ zarse para su unión con lo divino, y que

ciertos símbolos tienen un significado místico. Gnosticismo: Ciertas doctri­ nas pre­cristianas, judías, y de las primitivas sectas del cristianismo, valoraban que el conocimiento revelado de Dios y del origen y fin de la raza humana eran medios de conseguir la redención espi­ ritual. Estos son solo ejemplos de algunas órdenes iniciáticas con lazos con la masonería, a través de un sistema ini­ ciático de varios procesos, de transmisión y de mezcla de filosofías. Todo esto nos

lleva a la verdadera pregunta importante...

¿Cuál es o cuál debería ser la experiencia iniciática en la masonería? Quiero remarcar que estas son solo mis opiniones per­ sonales y creencias. Creo fir­ memente que ningún hom­ bre puede hablar en nombre de toda la masonería. Os las ofrezco solo como producto de mis reflexiones y estu­ dios, Y continuaré con los mismos con el límite de no violar los principios básicos de mis juramentos de no mostrar nuestro tra­ bajo a quienes no son masones. Los hermanos que llevan a cabo la ini­ ciación, que están en posesión de un cier­ to conocimiento y es­ tado con respecto a cada uno de los gra­ dos, transmiten este conocimiento o es­ tado al candidato que está siendo inicia­ do. La energía de esta transmisión, es de relevancia seña­ lar, es tan importan­ te como el conoci­ miento mismo. Pensad en cuan im­ portantes son nues­ tras ceremonias pa­ ra el iniciado cuando son celebradas por hermanos que ver­ daderamente saben y comprenden el traba­

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jo, y no solo comunican pa­ labras, sino también “energía” al candidato. Esta es una par­ te de la energía iniciática de la que estoy hablando. La trans­ misión de esta “energía”, a través de la experiencia ini­ ciática, pretende causar un

bre, y se transmiten al candi­ dato las reflexiones del eter­ no ciclo del espíritu humano. Nacimiento, vida, muerte y renacimiento.

proceso de cambio funda­ mental en el candidato, sea este físico, mental, espiritual o una combinación de los tres.

para entender lo que yo lla­ mo el Misterio, porque el Misterio es aquello que no puede ser diferenciado de lo físico a través de los senti­ dos, o por la parte mental a través del intelecto, sino que más bien se percibe directa­ mente por el espíritu, …ese elemento del ser humano que es uno con lo que algunos denominan el Gran Arqui­ tecto del Universo, Verdad Universal o simplemente con­ firma nuestra inconsciente conexión con lo divino. Tra­ taré de articular mejor esta idea más adelante en este mismo artículo, pero permi­ tidme decir antes que mi de­ finición de Misterio yace ba­ jo la premisa de que hay una realidad más allá del plano material.

La masonería moderna trata de la naturaleza trina del hombre (física, mental y es­ piritual) en ese orden y por medio de los tres grados. Primero se instruye al candi­ dato acerca de la parte física de su entorno en logia, y del necesario control de sus ac­ ciones físicas externas en el primer grado. Después, se toca brevemente el estado mental, y se alienta a estu­ diar y perfeccionar la mente y expandir su conocimiento mediante una educación bá­ sica en las ciencias, para acrecentar su intelecto en el segundo grado. Finalmente, en el tercer grado, se expone la parte espiritual del hom­

Reconocer esa naturaleza trina del hombre es esencial

La masonería está compuesta por hombres con muy dife­

rentes credos, pero un común entendimiento y creencia en un supremo creador. No obstante, no sería razonable esperar que un lector que no se siente capaz de compartir esta creencia en una realidad no física, acepte esta premi­ sa sin cuestionarla. De he­ cho, pido a todo lector que no sea masón que se pre­ gunte a que me refiero con existencia “espiritual” o “no material”, pues aquello que él cree es incomprensible para los sentidos, lo es sin embargo para una realidad que trasciende a su mera persona. Para algunos hom­ bres esto podría ser una Dei­ dad; para otros la esencia vi­ tal que anima todo ser viviente; y para otros aun, ésta podría ser una simple y misteriosa fuerza eléctrica que está presente en todo el universo. Mi creencia es que es una forma de conexión entre nosotros y la Deidad. ¿Cómo explicamos lo que no es físico o mental? ¿Có­ mo podría explicarse, y mu­ cho menos, cómo podríamos comunicar con menos este concepto a un iniciado? Para ello os pediría que recorda­ seis esa “energía” que men­ cionaba anteriormente. Energía que nosotros como “iniciadores” tratamos de co­ municar o transmitir al can­ didato a nuestra orden ini­ ciática, llevando a cabo nuestra meta de ofrecer una experiencia iniciática com­ pleta al candidato. Un determinado número de

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experiencias podría provocar en el hombre considerar la existencia de una realidad no visible. Es posible que re­ pentinamente sea poseído por la misteriosa y poderosa emoción del Amor; que se sienta conmovido por un abrumador espíritu de her­ mandad; o que pueda sentir la penetrante presencia del Ojo que todo lo ve mientras escruta su alma en la cámara de reflexión; o quizá su espí­ ritu se sienta emocionado por una inspiradora pieza musical. Cualquiera que sea la circunstancia, las expe­ riencias elevadas a tal punto tienen como resultado un despertar de la conciencia. Éste es el fin de la experien­ cia iniciática en la masonería hermanos míos, el despertar de un individuo con su cone­ xión hacia un plano espiri­ tual. El individuo no es feliz ignorando una existencia “no material”, está sediento de una comunión directa con la realidad espiritual que él siente. En esencia, una parte de él ha dejado de existir, y una nueva ha empezado un recorrido, completando la definición de iniciación que di previamente. Con el fin de saciar su deseo de explorar tan alto nivel de conciencia, debe ahora profundizar en la música, la poesía, la filo­ sofía, y otras artes intangi­ bles que inspiren sus senti­ mientos más allá de las limitaciones de su cuerpo y la mente. El mito griego de Orfeo,

poeta y músico, representa esa idea de que la trascen­ dencia del Misterio se puede

que podría despertar su pro­ pio espíritu, o el de los otros, como forma de reconoci­

representar a través de las artes. Desde tiempos anti­ guos, el arte y la música han sido los dos medios princi­ pales con los que el hombre ha alcanzado esa Misteriosa iluminación. El segundo gra­ do es quizá el que mejor de­ linea esta idea al iniciado. Ha pasado ya por su primera iniciación y aprendido a controlar sus vicios, para abrir mejor su mente a las enseñanzas de las artes libe­ rales y las ciencias. La músi­ ca será, de entre ellas, la que usaré como ejemplo. Así atrapado en esta “carcel cor­ poral”, el hombre aun lucha por intentar expresarse en ese lenguaje espiritual, e in­ tentar comunicarlo a otros. Inspirado por la música can­ ta e interpreta con tal pasión

miento del Misterio. De este modo, la música y las otras artes y ciencias, como for­ mas de expresión humanas, no son algo fortuito en la ci­ vilización humana, sino intrínseco y esencial a ella. Platón nos enseñó que, a través de la música, el alma sufre una purificación com­ pleta, y así se avanza en la regeneración del ser huma­ no. El Amor y la Fraternidad son otros ejemplos de esta fuerza intangible. Cuando despierta en el iniciado el poder de esas “energías” el tono mo­ ral y ético de su vida progre­ sa completamente. Porque ahora entiende que existe un Misterio universal del que él y cada ser humano forman

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parte, y ya no se percibe a sí mismo como un individuo, sino como un elemento de una conciencia superior. Ya no se identifica a sí mismo con un cuerpo o mente, que enfatizan su individualidad, sino con el espíritu, que afir­ ma su universalidad. Con es­ ta elevación de la conciencia llega el entendimiento de que la “fraternidad” no solo

se refiere a la masonería, si­ no a la hermandad del hom­ bre. Se vive tanto en los en­ cuentros informales en sociedad, como en la Logia. Se encuentra en los trabajos de cada grado, tal y como se enseña a través de los ritua­ les. Un poderoso ejemplo del Misterio de la fraternidad y la hermandad se da a cono­ cer a través del toque, uno de los secretos de la Orden. Nuestras venas se estreme­ cen cuando un extraño nos da la mano, y se convierte en el toque de un hermano. Y allí mismo se produce un he­ cho sorprendente. No pode­ mos comprenderlo o expli­ carlo por entero; no se puede

contar, pesar o mostrar. Lo podemos solamente sentir en nuestro espíritu. Esas pala­ bras nos dan el mensaje de que el Misterio, no es menos real que el que percibimos por medio de los sentidos fí­ sicos o el intelecto. Es una clara lección de fe, y de aceptar aquella realidad que no podemos ver, elevándo­ nos a ese sublime grado que ejemplifica las virtudes y be­ neficios de la fe. Estas son pues las energías que yo creo perseguimos transformar durante la expe­ riencia iniciática de nuestros candidatos. Sin una adecua­ da atención a los detalles, el estudio, la práctica y espe­ cial atención a nuestros ri­ tuales, esta transmisión no se puede conseguir o peor aún, puede llegar a transmi­ tir una energía opuesta. Pen­ sad en los momentos en que en nuestras logias, hermanos poco instruidos han protago­ nizado lecturas pobres o un trabajo descuidado. No solo no se ha comunicado una energía positiva al candida­ to, sino más bien una negati­ va y muy fuerte. Se le alien­ ta así un desinterés por el arte y el trabajo ritual. Es una pena por el hermano que hizo el oficio tan pobremen­ te que, al descuidar lo que debería haber comunicado de una manera adecuada, re­ sulta una presentación in­ completa y arroja al candi­ dato por una vía no deseable. Usando nueva­ mente la analogía de la mú­

sica, es como si un músico tocase una bella pieza com­ puesta para piano desafinan­ do. La disonancia y desar­ monía que sentiría su espíritu podría resultar in­ cluso físicamente dañina. Para finalizar, permitidme decir que me siento entu­ siasmado con que el concep­ to de esoterismo se haya po­ pularizado en la masonería de nuevo, y que su objetivo sea el de devolver la maso­ nería al plano de practicar y conferir conocimiento en lo concerniente a la trascen­ dencia espiritual del hombre, tal y como lo creía Wilm­ hurst y así como el Venera­ ble Hermano Kirk Mac Naulty lo ha descrito con frecuencia recientemente. Al practicar este nuevo concep­ to me da la sensación de es­ tar siendo iniciado en una nueva orden, de hecho esta­ mos comenzando un nuevo camino, una nueva búsque­ da. Sé que con una educa­ ción continua y prestando atención a conferir una ex­ periencia iniciática completa y positiva a nuestros candi­ datos, podemos transmitir una energía positiva e inspi­ radora, y propiciar en ellos y en nosotros mismos, esa co­ munión con lo divino, capa­ citándolos para abrirse al Misterio que hay dentro de ellos y que creo, ha sido siempre el verdadero fin de la experiencia iniciática de la masonería.

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LAS SUPERVIVENCIAS OPERATIVAS ENINGLATERRA Y ENESCOCIA* Por Pierre Girard-Augry * Traducción del artículo aparecido en el nº 3 de la revista Traveaux de la Loge Nationale de Recherches Villard de Honnecourt. El texto constituye la transcripción de la conferencia pronunciada el 29 de octubre de 1981 por el M.∙. V.∙. H.∙. Pierre Girard­Augry en el Gran Templo de la G. L. N. F., en presencia del M.∙.R.∙.G.∙.M.∙. Jean Mons, sosteniendo la Escuadra el R.∙.H.∙.V.∙. Yves Trestournel. Artículo cedido por el autor para Latomia, revista de la G.L.E. dicativo «The London Com­ pany of Masons» de Lon­ dres, que no parece haber conservado rituales de aper­ tura y cierre de los trabajos, en el sentido en que se en­ tienden comúnmente, y en Aberdeen, Escocia, una lo­ gia estrictamente operativa, es decir, reservada a maso­ nes de oficio y sobre la que las informaciones son esca­ sas.

The Worshipful Society of Free Masons

Por supervivencias operati­

vas entendemos la existencia, en Inglaterra y en Escocia de cofradías operativas represen­ tadas respectivamente por «The Worshipful Society of Freemasons» y «The Corpo­ ration of Squaremen», que pretenden practicar los anti­ guos rituales de la masonería operativa de antes de 1717, o, como mínimo, de costumbres anteriores a la fundación de la Gran Logia de Londres.

Trataremos más particular­ mente de la «Worshipful So­ ciety of Free Masons», o «Venerable Sociedad de los Franc­Masones», respecto a la cual existe una documen­ tación relativamente abun­ dante; la «Corporation of Squaremen» será objeto de un capítulo mucho más cor­ to, siendo la bibliografía que le concierne de lo más redu­ cido. Sólo señalaremos a título in­

Su título exacto y completo es «The Worshipful Society of Free Masons, Rough Ma­ sons, Wallers, Slaters, Paviors, Plaisterers and Bricklayers», o «Venerable Sociedad de los Franc­Masones, Masones de paredes maestras, Edifi­ cadores de muros, Pizarreros, Empedradores, Yeseros y En­ ladrilladores», más común­ mente llamada «The Opera­ tives» (los Operativos). Con el fin de aclarar lo que vendrá a continuación, pre­ cisaremos de entrada que es­ ta Sociedad practica un rito

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en siete grados que son: Iº Apprentice to the Craft of Free Mason.

esta logia en 1870­1871, fue miembro de la misma hasta su muerte, el 20 de febrero

IIº Fellow of the Craft of Free Mason.

sistía en trabajar durante un mes con los talladores de piedra (stone masons) en una cantera. Las etapas de su progresión son las si­ guientes:

IIIº Super Fellow of the Craft of Free Mason.

Ier grado mayo 1867 Apren­ diz y ligado por 7 años.

Vº Intendant and Super­In­ tendant of the Craft of Free Mason.

IIIer grado mayo 1875 Su­ per Fellow of the Craft.

IIº grado mayo 1874 Fellow of the Craft.

IVº Super Fellow Erector of the Craft of Free Mason.

VIº Certified Master or Pas­ sed Master of the Craft of Free Mason.

VIIº Master Mason of the Craft of Free Mason or The Grand Master, First, Second and Third. Las primeras divulgaciones concernientes a la existencia de esta Sociedad fueron obra, entre 1909 y 1912, de tres masones ingleses: Cle­ ment E. Stretton, Thomas Carr y John Yarker, de los que vamos a rastrear breve­ mente sus carreras masóni­ cas en la masonería espe­ culativa y la masonería «operativa»1 Clement Edwin Stretton, na­ cido el 3 de noviembre de 1850, fue Ingeniero de Tra­ bajos Públicos. Iniciado el 4 de octubre de 1871 en la lo­ gia St. John's nº 279 (Gran Logia Unida de Inglaterra) en Leicester, por su padre Alderman Clement Stretton, J. P., quien fue Venerable de

de 1915, y Venerable en 1877 y 1887. Sabemos que fue exaltado al Chapter of Fortitude, nº 279, en Leices­ ter, y que devino su Primer Principal en 1883; que fue pasado en la logia de Marca Fowke Mark Lodge, nº 19, en Leicester, y que en 1876 fue miembro fundador de la logia Simon de Monfort Mark Lodge, nº 194, en Lei­ cester, que dirigió en 1884. Fue instalado caballero en el grado de la Red Cross of Constantine en el seno del Byzantine Conclave nº 44, en Leicester, del cual de­ vino Soberano en 1887. Él mismo repasa su carrera en el seno de los Operativos en «Why I became a Mem­ ber of the Worshipful So­ ciety of Free Masons» (Por qué me he convertido en miembro de la Venerable Sociedad de Franc­Masones). Fue puesto en aprendizaje, en octubre de 1866, a los 16 años, en casa de un Ingeniero de Trabajos Públicos. Una parte de la enseñanza con­

IVº grado mayo 1876 Erec­ tor on the site of the Temple. Vº grado mayo 1877 Inten­ dant and Super­Intendant of the Works.

VIº grado mayo 1878 pasa el examen de Maestro y es nombrado «Junior Passed Master». En octubre de 1890, es nombrado diputado de los Maestros Masones. En octubre de 1897, nombrado 2º diputado de los Maestros Masones. En octubre de 1901, nombrado «Senior Passed Master» y «Grand Deputy Passed Master». VIIº grado octubre 1908 Instalado como 3er Maestro Masón de la División de York y saludado como Hi­ ram Abi Príncipe de los Franc­Masones. El 2 de octubre de 1908, «asesina­ do» ritualmente tras 42 años y medio de carrera en la Worshipful Society. La carrera masónica de Thomas Carr fue, parece ser, todavía más completa que la

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de Cl. Stretton. Doctor en medicina, es el 28 de noviembre de 1888 que fue iniciado en la Lodge of Integrity nº 183 (hoy nº 163), en Manchester, a la edad de 29 años. A lo largo de su vida formó parte de otras siete logias hasta su muerte el 25 de julio de 1924. Exaltado en el Capítulo Fly­ de Chapter nº 2758, en Blackpool, el 2 de abril de 1908, ocupó el cargo de Pri­ mer Principal en 1912. Formó parte de la Marca, los Knight Templar, del Rito Es­ cocés Antiguo y Aceptado (30º), de los Allied Masonic Degrees, de los Royal and Select Masters. Introducido por Cl. Stretton en los Operativos, fue miembro de dos logias ope­ rativas, ambas dependientes de la división de York: una, con el nº 91, se dice haber sido fundada, como logia distinta, en 1761, en Leices­ ter, bajo la autoridad de la Worshipful Society of Free Masons de la Ciudad y la División de York; esta logia habría estado en una situa­ ción languideciente de 1883 a 1909, reuniéndose sola­ mente una vez al año, pero más allá de 1909, Thomas Carr afirma que el ritmo de sus reuniones devino men­ sual. La otra logia llevaba el nº 110 y el nombre de Mount Bardon Lodge: esta­ blecida en 1831, mantenía sus reuniones en las can­ teras de Bardon Hill, cerca de Leicester, y dependía

también de la División de York. Según Th. Carr, esta logia comprendía más de 300 miembros en 1910­ 1911. Siempre según él, tres ma­ sones especulativos ostenta­ ban oficios en estas dos lo­ gias y 21 eran miembros correspondientes, además de Cl. Stretton. Es a título de Médico que pertenecía a es­ tas logias. Alcanzó, al igual que Stretton, el VIIº grado y fue Pasado 3º Gran Maestro. En cuanto a John Yarker, na­ ció el 17 de abril de 1833 en Swindale Sharp, en el Cum­ berland, y murió el 20 de marzo de 1913 en West Dis­ bury. Fue iniciado el 25 de

octubre de 1854 en la Lodge of Integrity nº 183, en Man­ chester. Tomó parte en nu­ merosos grados y ritos: Arco Real, Knight Templar Priests, Rito Escocés Antiguo y Aceptado (33º), Rito Cer­ neau, Royal Grand Council of Rites, Rito Antiguo y Pri­ mitivo (del que llegó a ser Gran Maestro General el 8 de octubre de 1872), Rito de

Swedenborg, Rito de Ismael, Societas Rosicruciana in Anglia, Order of Red Branch of Eri, Royal Oriental Order and Sat B'hai, Order of Light. Sus asuntos comerciales de importación­exportación lo llevaron a viajar regularmen­ te al extranjero. Escritor prolífico en el plano masó­ nico, escribió particularmente en «The Co­Mason» y en «Ars Quator Coronatorum». Sus trabajos tratan sobre te­ mas que, en la época, apa­ recían como inéditos pero que han dejado de ser sor­ prendentes, de modo que J. Yarker ya apenas es conoci­ do fuera de Gran Bretaña. Mantuvo una voluminosa co­ rrespondencia con Cl. Stretton, pues parece haber alcanzado el VIIº grado operativo, pe­ ro se contradice a sí mismo de tal manera a veces que es difícil deducir de sus infor­ maciones una lógica históri­ ca cualquiera. Estas biografías nos revelan que Cl. Stretton y Th. Carr fueron masones conocidos y estimados, que siguieron la carrera masónica que todo masón honora­ ble tiene de­ recho de alcanzar en Ingla­ terra. J. Yarker parece haber tocado numerosos ritos masó­ nicos que presentan algunos problemas en cuanto a su autenticidad. Veremos en lo que sigue lo que hay que pensar de sus afirmaciones concernientes a esta maso­ nería «operativa» a la cual unos y otros pertenecieron.

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1. Ceremonias y Rituales operativos Todo lo que vamos a decir en este capítulo se apoya principalmente sobre los tra­ bajos de Cl. Stretton y Th. Carr, y en un menor grado en los de J. Yarker que, en lo esencial, no hace más que retomar las afirmaciones de los dos primeros. Tras haber recordado en qué consisten los grados operativos, insistiremos más particular­ mente sobre tres puntos que nos parecen espe­ cialmente interesantes: la disposición de la logia, las ceremonias anuales y el uso de la svastika.

curvos, de escultura o de grabado. Cada una de estas clases es­ taba dividida en 7 grados en referencia a lo que se ha di­ cho a propósito de la cons­ trucción del Templo de Sa­ lomón: «No se empleron en la construcción más que pie­ dras intactas de la cantera; ni martillo, ni hacha, ni otro instrumento de hierro fue es­ cuchado en el Templo du­ rante su construcción» (I Re­ yes, VI, 7). Ello significa que las piedras debían estar

En cuanto al 6º grado, co­ rresponde a los Jefes de los Oficiales de Salomón o Harodim, es decir, gober­ nadores.

1º Los grados operativos Los masones operativos siempre han dividido sus trabajos en dos clases dis­ tintas: los «Square Ma­ sons» o Masones de la Escuadra, de simbolismo puramente rectilíneo y cu­ yos símbolos son el án­ gulo recto o la escuadra (a los cuales los 9 Squa­ remen escoceses parecen poder compararse) y el color azul, y los «Arch Masons» o Masones del Arco, de simbolismo curvilí­ neo, cuyos símbolos son el compás y el color rojo.2 Esta división se había hecho ne­ cesaria dado que el arte de trazar recto y en ángulo rec­ to requiere menos destreza que el de hacer arcos, puen­ tes y todo tipo de trabajos

son perfectamente calibra­ das, lo que es obra de los Compañeros; ­ en el 3er taller, las piedras son ajustadas y marcadas por los «Super Fellows» de ma­ nera que: ­ en el 4º taller, los «Super Fellow Erector» las colocan sin la ayuda de ningún ins­ trumento de hierro (la pala­ bra hebrea de este grado es «Bonaï» que significa cons­ tructor); ­ en el 5º taller, los «Super­ Intendants of the Works» o Menatzchim son capaces, gra­ cias a las marcas, de dis­ poner las piedras en todas las direcciones.

El 7º y último grado del sistema operativo está re­ servado a los Tres Grandes Maestros que dirigen una logia: Salomón, Rey de Israel, Hiram, Rey de Ty­ ro, e Hiram Abi, Príncipe de los Masones, asesinado ritualmente todos los años, el 2 de octubre. preparadas para ser coloca­ das; de ahí la división en 7 grados (Iº a VIIº), de los cuales los 5 primeros corres­ ponden a otros tantos de ta­ lleres: ­ en el 1er taller, el Aprendiz desbasta la piedra bruta; ­ en el 2º taller, las piedras

El Aprendiz debía servir 7 años y no era, en el antiguo sistema operativo, un Masón li­ bre por la simple razón de que estaba ligado a la vez por su juramento y por la «cuerda»: en efecto, alrededor del cuello lleva una cuerda que le es retirada al final de su aprendizaje, momento en el

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que su contrato es roto. Al cabo de los 7 años, era pasa­ do a Compañero: así el se­ gundo grado era el más bajo en el Oficio. Cl. Stretton da el texto de la fórmula a cumplir por todo aspirante al Aprendizaje: «Petición al Super­Intendente de la Venerable Sociedad de los Franc­ Masones, Maso­ nes de paredes maestras, Edificadores de muros, Piza­ rreros, Empedradores, Yese­ ros y Enladrilladores. Yo, C(lement) E(dwin) S(tretton), hijo de C(lement) S(tretton), hombre libre de la ciudad de Leicester, y de die­ ciséis años de edad, solicito humildemente ser hecho Aprendiz del Antiguo y Ho­ norable Oficio. Soy impulsado a ello por una opinión preconcebida favorable a la Fraternidad, y el deseo de conocer para hacerme capaz de trabajar en el Oficio. Prometo además y juro que me conformaré a todos los antiguos usos y costumbres establecidos en la Orden. Firmado de mi mano este... día de... 1867.» En el 1er grado, el «jura­ mento de Nemrod» es pres­ tado en el nombre de El Schaddaï,3 y se termina con esta frase: «Que El Schaddaï venga en mi ayuda, así como

el Santo Contenido de este Libro». La referencia a este nombre divino se vuelve a encontrar en los Antiguos Deberes que comprenden X artículos: «I. Honraréis fielmente a El Schaddaï y Su Santa Iglesia. ................... III. No cometeréis adulterio o fornicación en la casa de vuestro Maestro, con su mu­

está bien hecho, se le da un nombre que significa masón­ experto, o «expert stone­ squarer» o experto en piedra cúbica, y un signo: Signo que representa las tres herramientas: la Escuadra, por el ángulo de 90º formado por los dos brazos; la Plo­ mada simbolizada por el brazo izquierdo, y el Nivel por el brazo derecho. En los Antiguos Deberes de Compañero, se vuelven a encontrar los elementos de los Deberes del Aprendiz, particularmente:

jer, su hija o su sirvienta. .................. VII. No frecuentaréis las Ta­ bernas o "Ale­houses", si no es con el consentimiento de vuestro Maestro o vuestro Vigilante. ................... IX. No os casaréis ni os uniréis a ninguna mujer du­ rante vuestro aprendizaje. ...................»

«I. Honraréis a El Schaddaï y a Su Santa Iglesia; no co­ meteréis Herejía, Cisma o Error en vuestros compro­ misos. ................... III. No cometeréis el pecado de la carne con ninguna mu­ jer allí donde os sentéis a la mesa. ...................» En cuanto al IIIer grado, es muy próximo a la primera parte del grado de la Marca moderno, y el IVº a la se­ gunda parte del mismo gra­ do.

Estos deberes se terminan con la fórmula: «Que El Schaddaï venga en mi ayuda así como el Verdadero y Santo Contenido de este Li­ bro».

El Vº grado no tiene corres­ pondencia exacta en la ma­ sonería especulativa, y el VIº requiere, en relación a gra­ dos precedentes, más cono­ cimientos.

El Compañero debe pulir su piedra bruta y, si el trabajo

El VIIº es el de Gran Maes­ tro que en realidad, como ya

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hemos visto, son tres: Sa­ lomón, Rey de Israel, Hi­ ram, Rey de Tyro e Hiram Abí, Príncipe de los Maso­ nes. 2º La disposición de la Logia. La característica esencial de una logia operativa es que los Tres Maestros que la di­ rigen se sientan en el Oeste, sobre el Monte Moriah, para observar la salida del Sol, y representan respectivamente al Rey Salomón, que tiene a su derecha a Hiram, Rey de Tyro, y a su izquierda a Hi­ ram Abí. Cuando se trata de una logia de los grados VIº y VIIº, en el sureste, frente a ellos, está el Capellán, re­ presentando a Jakin, sentado sobre el Monte Sinaí; en el noreste, también frente a ellos, está Boaz sobre el Monte Thabor. El Diputado­ Maestro, que representa a Adon­Hiram, tiene un asiento al pie de los tres Maestros. Jakin, que era Sumo Pontífi­ ce en el tiempo de la Dedi­ cación del Templo, repre­ senta a la Iglesia, y Boaz, fundador de la Casa Real de David, representa al Estado.

grado lo es por ellos también de la misma manera; des­ pués la puerta, o pantalla, o cortina entre estas dos logias se abre y el trabajo continúa. Pero cuando se celebra la Asamblea anual, o se ha de llevar a cabo una de las dos ceremonias anuales, los ma­ sones de los grados VIº y VIIº abren los trabajos sepa­ radamente, y después for­ man conjuntamente el Sa­ nedrín. En la apertura del Sanedrín, el Diputado­Maestro tiende una cuerda azul al Rey Sa­ lomón que la fija en el pilar hexagonal que tiene frente a él y ordena que sea llevada a

lo mismo; finalmente la cuerda vuelve al Rey Sa­ lomón. Los ángulos forma­ dos por esta cuerda deben totalizar 180º; ésta es vista como la gran línea de comu­ nicación entre los tres Mon­ tes o Altos Lugares. Las ve­ las sobre los tres pilares representan los fuegos que en otro tiempo ardían sobre las tres montañas. Es esta ceremonia de aper­ tura del Sanedrín la que es­ taría en el origen del ritual de apertura de una Gran Lo­ gia y de una Gran Logia Provincial. La disposición de la logia en

Esquema de la disposición de una Logia operativa

Boaz, que la fija en el pilar hexagonal que tiene igual­ mente frente a él, después es llevada a Jakin que hace

el Ier grado difiere un poco de la del Sanedrín: si los tres Maestros residen siempre en el oeste, el 1er vigilante se

El altar está en el centro de la logia, la G y la piedra cú­ bica se encuentran deposita­ das en lado este del altar. En las ocasiones ordinarias, la logia del VIIº grado es abierta por los tres Maestros en privado, y la logia en VIº

Logia operativa en primer grado

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sienta en el este y hace fren­ te a los tres Maestros, mien­ tras que el 2º vigilante está al norte; la piedra cúbica está al pie del altar al este.

guos, «un hombre era sacri­ ficado, dado que la creencia era que un hombre debe ser situado bajo el centro y las cuatro esquinas del edificio, a falta de lo cual éste no se mantendrá en pie...».

3º Las Grandes Fiestas Anuales

Para ilustrar la ceremonia, se viste de blanco una mesa de seis pies de largo, para que se parezca exacta­ mente a un gran bloque de piedra blanca, y, en el mo­ mento de asentar la piedra, seis hombres levantan el bloque y lo bajan sobre el «sacrificado», tras lo cual la ceremonia, que consiste en examinar la piedra con la es­ cuadra, el nivel y la ploma­ da, se prosigue del modo ha­ bitual. Es extremadamente interesan­ te para el «sacrifi­ cado», permanecer inmóvil bajo la piedra, y escuchar decir que la pérdida de su vi­ da ha hecho sólida la cons­ trucción, de manera que se mantendrá firme para siem­ pre.

Los Operativos conocían tres grandes fiestas anuales: ­ La conmemoración de la Fundación del Templo de Salomón, en abril; ­ La conmemoración de la muerte de Hiram, el 2 de oc­ tubre; ­ La ceremonia de la Dedica­ ción del Templo, el 30 de oc­ tubre. 3a. Conmemoración de la Fun­ dación del Templo de Jerusalén.

Una vez al año, en la época de la Pascua judía, el Ca­ pellán leía I Reyes VI, 1: «Fue cuatrocientos ochen­ ta años después de la partida de los Israelitas del país de Egipto, ­en el mes de ziv, es decir, el segundo mes­, en el cuarto año del reinado de Salomón, que éste edificó el Templo en honor del Eter­ no». Los masones de los grados VIº y VIIº forman entonces el Sanedrín, tal como ya ha sido explicado, sentándose en el oeste los tres Maestros. En el curso de la ceremonia, un Hermano es escogido pa­ ra ser la «víctima humana», pues, en los tiempos anti­

Al final de la ceremonia, en el momento en que los ma­ sones dejan el traba­ jo y van a refrescarse, el «sacri­ ficado» se libera y vuelve a su casa, sin que nadie pueda verlo ya ese día.4 3b. Conmemoración muerte de Hiram.

Rey Salomón e Hiram, Rey de Tyro, a menos que no se retiren ellos mismos; el ter­ cero, Hiram Abí, Príncipe de los Masones, es Maestro por un año que comienza el 2 de octubre, y su acceso a la Maestría corresponde al Gran Drama Anual (Ancient Drama). Los tres Maestros poseen tres varitas: ­ el 1er Maestro una varita de longitud 5; ­ el 2º Maestro una varita de longitud 4; ­ el 3er Maestro una varita de longitud 3. Para abrir la logia los tres Maestros deben reunir estas varitas de manera que se forme un triángulo con un ángulo recto (figura 1). Además, cada uno de ellos

tiene una escuadra, de la­ dos 3 y 4 (figura 2). Hay una cuarta escuadra sobre el

de la

De los tres Maestros que di­ rigen una logia operativa y cuya presencia es necesaria para que pueda ser abierta, dos lo son de por vida: el

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Volumen de la Santa Ley. Estas 4 escuadras reunidas correctamente pueden for­ mar, o bien un cuadrado (fi­ gura 3) o bien un cuadrado

largo (figura 4). Estas figuras juegan un gran

papel en la construcción de los edificios. El orden de los trabajos es el siguiente: ­ a las 11h 45', comienzo de la apertura en el VIIº grado; ­ a las 12h, los Grandes Maestros saludan a El Schaddaï; ­ a las 12h 01', apertura del VIº grado sobre el emplaza­ miento del Templo; ­ a las 12h 30' aproximada­ mente, el tercer Maestro es asesinado; ­ a las 12h 45', el tercer Maestro todavía no ha sido encontrado; ­ a las 13h 05', llamada a reunión de todos los obre­ ros; ­ a las 13h 30' aproximada­ mente, el tercer Maestro es

vuelto a encontrar, asesina­ do; ­ a las 15h, comienzo de la instalación del nuevo tercer Gran Maestro; ­ a las 21h, inicio de la clau­ sura en los siete grados; ­ a las 22h, canto del Teja­ dor. Se dice que el escudo de la sociedad representa la tumba que el Rey Sa­ lomón encargó para su ter­ cer Maestro y en la que este último es situado cada año el 2 de octubre. El nuevo Maestro elegido debe ascender de rodillas los siete escalones que condu­ cen al Trono y responder a las preguntas sobre cada una de las ciencias, repre­ sen­ tando cada escalón a una de ellas, el primero a la Gramática, el segundo a la Retórica, el tercero a la Ló­ gica, el cuarto a la Aritméti­ ca, el quinto a la Geometría, el sexto a la Música, y el séptimo a la Astronomía. Para ayudarlo a ascender es­ tos siete escalones, tiene la asistencia de la doble «ga­ rra» del Maestro Masón sin la cual no podría subir los escalones hasta la «sede del poder». 3c. Ceremonia de la Dedicación del Templo.

Esta ceremonia tiene su ori­ gen en los siguientes pasajes de la Escritura: I Reyes, VIII, 22 etc. ­ II Chr., VI, 2 ­ La fiesta, I Reyes, VIII, 65.

Se desarrolla desde las 5h 45' de la mañana hasta las 10h de la tarde: ­ a las 5h 45', inicio de la apertura en el VIIº grado; ­ a las 6h, los Grandes Maestros ven la salida del sol al este y saludan a El Schaddaï; ­ a las 6h 10', inicio de la colocación de la piedra en el ángulo noreste, inicio de la colocación de la clave de bóveda del Arco Sagrado; ­ a las 10h 45', el trabajo es acabado; ­ a las 12h, saludo de los Grandes Maestros a El Schaddaï; ­ a las 12h 01', inicio de la Dedicación del Templo; ­ a las 16h, suspensión de los trabajos durante 30 mi­ nutos; ­ a las 16h 30', reinicio de la Dedicación; ­ a las 18h, inicio de la clau­ sura en los siete grados; ­ a las 18h 30', fiesta; ­ a las 22h, canto del Tejador. Al final de la Ceremonia de la Dedicación, el primer Maestro eleva las manos y los ojos hacia el Cielo y, di­ rigiéndose a El Schaddaï, dice: «He acabado el trabajo que mi padre me encomendó cumplir». Entoces, se diri­ ge 21 veces a El Schaddaï el Gran Séxtuple Saludo de los Grandes Maestros del si­ guiente modo: 7 veces, des­ pués una pausa, de nuevo 7 veces, otra pausa, y 7 veces más.

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4º La Svástika.

Su simbolismo es explica­ do en el momento de la instalación del tercer Maes­ tro el 2 de octubre y esta ex­ plicación exige 70 minutos. La svástika es el símbolo más antiguo conocido del Gran Arquitecto del Univer­ so, en relación con la Estre­ lla Polar, centro de todas las cosas, sede o casa del mis­ mo Dios. El Gran Arquitecto del Universo está estableci­ do en la Estrella Polar, mientras que el resto del Universo se mueve a su alre­ dedor. Es por lo que la svás­ tika es el símbolo de la Es­ trella Polar y representa a El Schaddaï, el Altísimo.

Las lecturas operativas de la Estrella Polar dicen que una plomada descien­ de al cen­ tro de la logia, y bajo este centro se forma la svástika. En efecto, cuando los tres Maestros se reúnen, cada uno de ellos sostiene una es­ cuadra, mientras que una cuarta es depositada sobre el Volumen de la Santa Ley. Durante la apertura de una logia en VIIº grado, estas cuatro escuadras son reuni­ das de manera que se forma una svástika:

A continuación El Schad­ daï, el Altísimo, es saludado de entrada, desde la Estrella Polar. Los Operativos afirman que la Estrella Flamígera es el símbolo de la Estrella Polar y no del sol.

(2) Westminster (3) Southern (4) Bristol (5) Chester (6) Ile d'Anglesey (7) Lancaster (8) York En 1867, según Th. Carr,

2. Pretensiones de los Operativos La Sociedad de la cual se re­ claman Cl. Stretton, Th. Carr y J. Yarker era bien an­ terior, afirman ellos, a la fundación de la Gran Logia de Londres. El obispo Mor­ ton dio, el 16 de abril de 1638, una carta a «The Company Societee and Fe­ llowshipp of Free Masons, Rough Masons, Wallers, Slayters, Paviors, Plaisterers and Bricklayers», y se vuel­ ve a encontrar una Sociedad con el mismo nombre en 1594. Es en 1663 que una Asamblea General celebrada en Wakefield adoptó la anti­ gua plegaria todavía en uso entre los Operativos y que Robert Padgett, Secretario (Clerk) de la Worshipful So­ ciety of Free Masons de la ciudad de Londres, rescribió los rituales que él revivificó en parte en 1686, en par­ ticular la Ceremonia de la Dedicación del Templo, y las Obligaciones de Com­ pañero, al uso de las ocho divisiones de la Sociedad que eran, según una carta de 1677: (1) Ciudad de Londres

sólo en el Condado de Lei­ cester (Leicestershire), más de 2300 operativos perte­ necían a la Worshipful So­ ciety, pero en 1910 ya no que­ daban más que entre 500 y 600. Teniendo en cuenta los números que lle­ vaban las logias operativas (nº 110 para Mount Bardon Lodge), es necesario admi­ tir que la Sociedad estaba ampliamente extendida no solamente en Leicestershire, sino también en toda Ingla­ terra, y ello hasta 1912, puesto que en esta fecha Th. Carr se inquietaba, como consecuencia del sindicalis­ mo y de las condiciones modernas del oficio, por la posible desaparición de la Cofradía Operativa. Las críticas que los Operati­ vos de los tiempos de Cl. Stretton dirigían a la Gran

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Logia de Londres, así pues a la masonería especulativa moderna, son muy severas. Afirmaban, en efecto, que Anderson había alterado profundamente el sistema entonces en uso entre los Operativos y que la maso­ nería especulativa que había tomado nacimiento en 1717 era un aminoramiento de la antigua masonería operativa de la cual ellos pretendían continuar con sus usos y ri­ tuales. Es Cl. Stretton quien, en el artículo ya citado: «Why I became a Member of the Worshipful Society of Free Masons...», ha resumi­ do mejor las críticas, reto­ madas ulteriormente por los pocos autores que han trata­ do sobre este tema.5 El Libro de las Constitucio­ nes de 1723 nos dice que Anderson hizo un resumen de los antiguos usos y cos­ tumbres de la Fraternidad. Para comprender de qué se trata, es necesario recordar que fue Capellán de logia en Escocia, en 1709, y que al año siguiente estaba en Lon­ dres, donde devino Capellán de la logia operativa St. Paul, fundada en 1675 para la construcción de la catedral de St. Paul. Ahora bien, en el sistema operativo entonces en vigor, ni el médico vin­ culado a la logia, ni el ca­ pellán tenían que pasar por las ceremonias habituales, sino que eran autorizados a asistir a las reuniones pres­ tando algunos juramentos. En septiembre de 1714, An­

derson se puso a celebrar, por la tarde, reuniones para «caballeros» en las que no quería admitir ningún masón operativo. Es durante el transcurso de estas reunio­ nes que comenzó a crear masones no­operativos de manera que, al final del año, eran ya siete: ­ George Payne, que llegó a Gran Maestro en 1720, ­ el Reverendo Désaguliers, ­ Johnson, médico, que re­ cibía honorarios por exami­ nar a los aprendices, ­ Stuart, hombre de leyes, que preparaba los contratos, ­ Sayers, que trazaba los pla­ nos bajo la dirección de Sir Christopher Wren, ­ Entick, caballero, ­ Montagu, que devino Gran Maestro en 1721. La Sociedad operativa de la Ciudad de Londres ignoraba lo que se estaba tramando hasta septiembre de 1715, fecha en la que Sir Christop­ her Wren era Gran Maestro en la 1ª cátedra y Thomas Strong en la 2ª. Los operati­ vos se quejaron entonces de no tener la «palabra de pa­ so» que les permitía ir al «Goose and Gridiron» (a la taberna de «el Ganso y la Parrilla» donde se alojaba la logia devenida célebre bajo este nombre) los miércoles por la tarde. «¿Por qué este comportamiento? ­escribía Clement Stretton­. ¿Qué hacían Anderson y sus ami­ gos? Evidentemente, estaban en camino de trabajar a la

nueva manera moderna de la Masonería».6 En septiembre de 1715, la Sociedad de Londres ex­ pulsó a Anderson y sus siete «caballeros» que fundaron una nueva logia que llama­ ron «Lodge of Antiquity», así como otras logias en di­ ferentes barrios de Londres. En 1716, viéndose despre­ ciados por Sir Christopher Wren, estos Hermanos deci­ dieron darse un Gran Maes­ tro y crear la Gran Logia de Londres.

Cl. Stretton afirmaba que es­ tos acontecimientos habían sido consignados en el «Guild Minute Book» de la logia St. Paul, depositado en una cámara subterránea a la cual no podía acceder ningún masón operativo que no tu­ viera el VIIº grado y de la cual este libro no podía ser retirado.

No es esta la única crítica que los Operativos dirigían a Anderson: le reprochan además el haber hecho sufrir graves alteraciones a las antiguas Constituciones y a los anti­ LATOMIA - Octubre 2012 - Página 21


guos usos: ­ los 7 grados operativos re­ ducidos a dos, los de Apren­ diz y Compañero, basados en los rituales de la antigua Fraternidad, haciéndose al Aprendiz en una noche, en lugar de siete años, y al Compañero un mes después; ­ la supresión de dos Maes­ tros de los tres que dirigen la logia; ­ la situación de los oficia­ les principales: el Maestro de la logia se había transferi­ do al este, alterándose también en consecuencia la posición de los Vigilan­ tes; ­ la introducción ulterior del grado de Maestro­Masón, inspirado por la ceremonia anual del 2 de octubre que conmemoraba el asesinato de Hiram Abí; ­ la introducción del Compás de la «Arch Guild» en la «Square Guild»;

una ruptura con la Tradi­ ción, sin poder proporcionar otras pruebas que no fueran tradicionales, rituales o simbólicas. Pero, ¿qué cré­ dito acordar a las afirmacio­ nes de los Operativos en general, y de Cl. Stretton en particular?

3. Críticas En primer lugar, podemos plantear la cuestión de saber si todos los documentos so­ bre los que nos hemos apo­ yado son «fiables». Nuestras principales fuentes son los artículos aparecidos en las «Transactions (Trabajos) of the Lodge of Research, Nº 2429, Leicester» y «The Co­Mason», convertido en 1925 en «The Speculative Mason», que fue publicado por la rama inglesa de la Or­ den Masónica Mixta Inter­ nacional «El Derecho Hu­ mano».

­ la creación de un nuevo grado para los Maestros reti­ rados de su oficio, a los que Anderson dio el nombre de Past Masters. Si estas afirmaciones se re­ velaran como exactas, acla­ rarían de forma evidente con una luz completamente nue­ va los orígenes de la maso­ nería especulativa de la que algunos autores, como R. Guénon, afirman que fue

Las primeras divulgaciones de Cl. Stretton han apareci­ do en los muy serios Traba­ jos de la Logia de Investiga­ ciones Nº 2429 (Gran Logia Unida de Inglaterra) y no te­

nemos ninguna razón para poner en duda la autentici­ dad de los artículos que esta Logia ha verificado. Con mayor razón por el hecho de que, tal como hemos indi­ cado precedentemente, Cl. Stretton era un masón cono­ cido y que su carrera masó­ nica especulativa es com­ pletamente normal para un masón inglés. Es difícil ad­ mitir que la Logia Nº 2429 haya podido aceptar trabajos de un masón que no hubiera presentado todas las ga­ rantías de seriedad y hono­ rabilidad, y cuya afirmación de la existencia de logias operativas que dependían de la Worshipful Society habría podido ser derrumbada por la primera crítica que hubie­ se llegado. En lo que concierne a los artículos aparecidos en «The Co­Mason», seremos menos tajantes: en dos ocasiones, al menos, tenemos prueba de que las informaciones dadas son erróneas, lo que puede sembrar alguna duda acerca de la veracidad de las afir­ maciones de los autores de los artículos involucrados. Para empezar, un artículo aparecido en el Vol. II, de 1910, firmado por George W. Anson, y titulado: «How I became a member of the Ancient Operative Guild of Free Masons» retoma casi palabra por palabra el mis­ mo artículo de Cl. Stretton: «Why I became a Member of the Worshipful Society of

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Free Masons, etc.». Podría­ mos llegar a decir incluso que se trata pura y simple­ mente de un plagio, tan idénticos son los términos, y, para probarlo, pondremos en paralelo los dos parágra­ fos, contentándonos con dar solamente la traducción del comienzo del artículo de Cl. Stretton a causa de la simili­ tud de los dos textos: Cl. Stretton In October 1866, when sixteen years age, I was articled, at my own re­ quest, to a Civil Engineer, a premium being paid for my training. Part of the ins­ truction was to have a month's practical work with stone masons in a stone­­ yard. In the following May, the writer and five other "pre­ mium pupils" were sent to a stone­mason's quarry and yard. The owner of the works shewed us around, introduced us to most of the men and then left us in the yard. It soon became evident that the men did not approve of our presence there. There were remarks made about "Cowans", "Lo­men", and "Scrabblers", with a hint that we ought to be heaved out on to the scrap­heap as so much human rubbish. G. Anson In October, 1866, I was arti­ cled to a Civil Engineer at Derby, England, a pre­ mium of LS 300 being paid

by my father for my trai­ ning. Part of the instruction was to have a month's practical work with stone masons in a stone quarry and a stone yard. In May, 1867, the writer and five ot­ her "premium pupils" were sent to a stone masons' yard in Derbyshire. The owner of the works sho­ wed us around, introduced us to the men, and then left us in the yard. Immediately it became clear that the men did not like our being pre­ sent. There were remarks made as "Cowans", "Lo­ men" ans "scabblers". Traducción del texto de Cl. Stretton: «En octubre de 1866, a la edad de dieciséis años, se me colocó, tal como era mi deseo ya expresado, en casa de un Ingeniero de Obras Públicas, como aprendiz pa­ gando. Mi formación com­ portaba una estancia prácti­ ca de un mes con los talladores de piedra.

rros”, insinuando que no éramos buenos más que pa­ ra ser arrojados a las letri­ nas como el resto de des­ hechos humanos». Esta comparación muestra que los dos textos son idén­ ticos casi palabra por pala­ bra, tanto más considerando que uno y otro continúan por la copia de las fórmulas de candidatura A y B (co­ rrespondiendo respectiva­ mente a las demandas para ser pasado Aprendiz y Compañero), la historia tradicional de la Orden y las Obligaciones de Nem­ rod. La única diferencia re­ side en el hecho de que G. Anson, contrariamente a Cl. Stretton, no llegó más que al IVº grado operativo como consecuencia de la declara­ ción de una huelga que llevó a los Maestros a contratar obreros que no eran Franc­ Masones; la logia a la que pertenecía G. Anson desapa­ reció entonces definitiva­ mente.

En el mes de mayo si­ guiente, el que escribe y cinco “alumnos” fueron enviados a una cantera para trabajar en la extracción y en la talla de la piedra. El propietario nos hizo visitar el taller, nos presentó a la mayoría de los hombres, y después nos abandonó. Se vio bien pronto que los hom­ bres apenas apreciaban nuestra presencia. Se nos trató de “cobardes”, “cala­ mitosos”, “rasca­guija­

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El artículo de Cl. Stretton fue leído en Logia de Inves­ tigación el lunes 24 de enero de 1910, estando el autor en­ fermo ese día. ¿Puede ser considerado como ante­ rior por un poco al de G. Anson? ¿Se trata de un plagio hecho por un autor que, no acordándose muy bien de una carrera operativa que re­ montaba cuarenta años atrás, se contentó con copiar la de Cl. Stretton? ¿O fue G. An­ son un pseudónimo para Cl. Stretton? Sea como fuere, lo menos que se puede decir es que el documento de «The Co­Mason» es dudoso.

al Delfín" donde formaron la logia no­operativa St.­ John, de la que el autor está informado de que ahora lle­ va el Nº 279 en el Registro de la Gran Logia de Inglate­ rra. La Operativa 91, no obstante continuó en el "León Blanco" durante más de cien años y en 1867 cele­ braba sus reuniones en el "Escudo de Brighton" en Leicester. En 1883, hubo otra escisión y un cierto nú­ mero de miembros de la "vieja 91" se unió al Sindi­ cato moderno de los Maso­ nes».

Una segunda prueba de la falta de «fiabilidad» de los artículos de la misma revista tiene relación con lo que se dice de una logia Nº 91 de la que Robert B. Grant, que en 1911 era el Secretario y el 1er Maestro Pasado de la lo­ gia operativa Mount Bardon Lodge nº110, afirma haber sido una logia operativa en «The arms of the Worshipful Society of Free Masons»: «En 1761, una Logia opera­ tiva, Nº91, bajo la autoridad de la "Worshipful Society of the City of York" fue forma­ da en el "León Blanco", en Leicester, y continuó traba­ jando sin novedad hasta 1790. Pero, ese año, se pro­ dujo allí una escisión. M. Charles Horton, el Primero de los Tres Maestros Maso­ nes, así como los Maestros operativos y los Maestros Pasados, fueron al "León y

Ahora bien, resulta que esta logia Nº 91 fue una logia de los «Ancients» y que reci­ bió sus constituciones el 26 de septiembre de 1761. Hu­ bo reuniones de 1761 a 1764 y después cayó en sueños. Fue despertada en 1775 y recibió una nueva Patente el 2 de Noviembre de 1775. En 1814, le fue atribuido el Nº 114, pero co­ mo no se adhirió a la Gran Logia Unida de Inglaterra,

fue rayada de las listas en 1821.

En cuanto a la logia St.­ John,7 que recibió su carta el 31 de agosto de 1790, siendo entonces el Duque de Cum­ berland Gran Maestro de los «Moderns», tuvo como primer Maestro de Logia al Hermano Charles Horton, y bien parece que al menos la mayoría de sus fundadores hayan sido miembros de la logia Nº 91. Th. Carr dice claramente que una logia operativa con el Nº 91 fue fundada como logia distinta en 1761, en Leices­ ter: ¿se trata realmente de una logia dependiente de la Worshipful Society que llevaba el mismo número que la de los «Antients»? ¿O hay ahí confusión, vo­ luntaria o no, habiendo to­ mado Th. Carr y R. Grant sus deseos por realidades? Por el contrario, es cierto que jamás hubo una «Mount Bardon Lodge nº110» en las listas de los «Antients», de los «Moderns» o de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Se puede suponer pues que, si esta logia ha existido real­ mente, no podía depender

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más que de la Worshipful Society. Las logias que lle­ van el Nº 110 y que depen­ den de la Gran Logia de In­ glaterra han sido: de 1814 a 1832 «The Lodge of Love and Honour» (hoy Nº 75), en Falmouth; de 1833 a 1863 «The Social Lodge» (hoy Nº 93), en Norwich; y de 1863 hasta nuestros días «Loyal Cambrian Lodge», en Merthyr Tydfil (South Wales). Precedentemente hemos di­ cho que los rituales operati­ vos habrían sido reescritos en 1663 y 1686 para el con­ junto de las logias de la Worshipful Society. Es ne­ cesario admitir entonces que en la época existía un orga­ nismo director que llevaba justamente el nombre de Worshipful Society of Free Masons y que habría jugado el papel de nuestras Grandes Logias actuales. La existen­ cia de un organismo centra­ lizador semejante, regentan­ do el conjunto de las logias operativas está en contradic­ ción con lo que conocemos del funcionamiento de las logias de la época y así pues difícilmente admisible. Todo lleva a creer que al final del siglo XVII no ha podido existir una Gran Logia ope­ rativa y que, si bien hubo un Secretario de nombre Ro­ bert Padgett, no ha sido más que secretario de un orga­ nismo local.

J. Yarker la redacción de los rituales operativos y les han acusado de haberse inventa­ do completamen­ te a la Worshipful Society. La lec­ tura atenta de los artículos de Cl. Stretton y Th. Carr da bien la impresión de que existían, a finales del siglo XIX y a principios del XX logias operativas totalmente independientes de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Ya hemos señalado por qué los artículos de Cl. Stretton debían merecer crédito, a di­ ferencia de los de «The Co­ Mason». Otros autores afirman que la actual Worshipful Society of Free Masons no remontaría más que a la creación de «Chanel Row Assemblage»8

en Londres, en 1913 (en realidad este «Assemblage» es el único que fue «recons­ tituido» el 21 de mayo de 1913,9 pues el resto de «Assemblages» fundados ul­ teriormente fueron «consti­ tuidos»). La actual Sociedad declara, en sus estatutos, ha­ ber sido fundada en 1913 y exige de sus miembros que sean Maestros Masones de una logia de la Gran Logia Unida de Inglaterra, o de una obediencia reconocida, y que sean masones del Ar­ co Real y de la Marca. Señalaremos que las últimas divulgaciones de Cl. Stret­ ton han aparecido en los Trabajos de la Logia de In­ vestigación nº 2429 del año 1911­1912, y que es en 1912 que Th. Carr se in­

Algunos autores han atribui­ do a Cl. Stretton, Th. Carr y

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quietaba por la posible desa­ parición de la Cofradía ope­ rativa. Igualmente es nece­ sario subrayar que el primer artículo de Cl. Stretton data de 1909 y que su carrera operativa, según sus propias palabras, comenzó en 1867, más de cuarenta años antes de la fecha atribuida por al­ gunos a la creación «ex nihi­ lo» de la Worshipful Society. La reformulación de los nuevos estatutos de la Socie­ dad en 1913, ¿fue debida a un agotamiento en el recluta­

po que la de practicar, única­ mente, los auténticos rituales operativos de antes de 1717?

miento de candidatos al Ofi­ cio y no fue más que la últi­ ma solución que le permitió continuar existiendo? ¿A condición, en todo caso, de que se convirtiera en su mo­ mento en casi exclusivamen­ te especulativa y abandonara todas sus pretensiones y par­ ticularmente aquellas que eran inaceptables a ojos de la Gran Logia Unida de In­ glaterra? Pues, en adelante, para formar parte de ella, haría falta ser masón recono­ cido por la Gran Logia Unida que, indirectamente, la supervisaría y aseguraría su perennidad. ¿Se trata en­ tonces de una medida «con­ servadora», acompañada de la exigencia del abandono por parte de la Worshipful Society de toda pretensión de autoridad, al mismo tiem­

R. Guénon, que parece haber estado particularmente bien informado de la existencia y del simbolismo de la maso­ nería operativa, piensa que Cl. Stretton fue «el principal autor de una “restauración” de los rituales operativos en la cual algunos elementos, perdidos como consecuencia de circunstancias que nunca han sido completamente acla­ radas, habrían sido reempla­ zados por préstamos tomados a los rituales especulativos y de los que nada garantiza su conformidad con lo que existía antiguamente».10 Esta hipó­ tesis de un Cl. Stretton «res­ taurador» de los rituales operativos no carece de in­ terés y permitiría, quizás, conciliar opiniones solamen­ te en apariencia contradicto­ rias.

Nos inclinaríamos, en lo que a nosotros se refiere, por esta última hipótesis, aunque actualmente nos falten docu­ mentos para sostenerla de modo formal. En todo caso la primera reu­ nión mencionada en el Re­ gistro de la actual Worship­ ful Society se mantuvo el 27 de mayo de 1914 y que en la segunda reunión, el 17 de ju­ nio de 1914, se trató de una correspondencia con Cl. Stretton acerca de un borra­ dor de ritual que había de­ vuelto.

Mucho más difícil de ad­ mitir es la crítica dirigida por los Operativos a An­ derson de haber transferido al este la posición del Maes­ tro de Logia y de haber alte­ rado la de los Vigilantes. Es­ ta afirmación es contradicha absolutamente por todo lo que sabemos de la posición de los Oficiales principales en las logias antes de 1717, y todos los antiguos catecis­ mos dan testimonio de la si­ tuación del Maestro de Lo­ gia en el este. Puede admitirse que Anderson, no habiendo llegado al VIIº grado, no hubiera tenido co­ nocimiento de la existencia de los tres Grandes Maestros que dirigen una logia opera­ tiva; que, al no conocer to­ dos los rituales practicados hasta el VIIº grado, hubiera reducido de siete a dos, des­ pués tres, el número de gra­ dos operativos. Pero, ¿cómo justificar la transferencia del Maestro de Logia único al este, admitiendo que los ri­ tuales practicados por la Worshipful Society sean los que estaban en uso en todas las logias operativas antes de 1717? Th. Carr afirma que, si tres Maestros dirigen una logia de Maestros Masones (VIIº grado), puede suceder que los Aprendices tengan, para dirigirlos, un masón del IIº grado, o del IIIer grado, ac­ tuando como Maestro, y, pa­ ra las logias que trabajan en los grados IIº y IIIº, un Maestro que posea el Vº o el

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VIº grado. ¿Es necesario ver ahí el origen del Maestro de Logia único en la Masonería especulativa, suponiendo en­ tonces que este Maestro ha­ ya tomado asiento en el Oriente en lugar del Occi­ dente, es decir, para mirar de frente, simbólicamente, a los tres Grandes Maestros? ¿Hay que admitir también que, si ninguno de los anti­ guos documentos menciona más que dos grados, los de Aprendiz y Compañero, es porque todos los grados su­ periores estaban sometidos a la «regla del secreto» e igno­ rados por los masones de los grados Iº y IIº? Suposiciones todas evidentemente gratui­ tas, que ciertamente no son más que una impresión y que no resuelven en nada un problema irritante frente a las afirmaciones constantes de los Operativos sobre esta cuestión. Finalmente, si las logias operativas fueran tan nume­ rosas como lo pretenden nuestros tres autores, y si, con la Worshipful Society, nos encontramos ante una corriente masónica paralela a la de la masonería espe­ culativa y totalmente distinta a la de la Gran Logia Unida de Inglaterra, ¿cómo expli­ car que los documentos con­ cernientes a las logias opera­ tivas, para el período que va de 1717 a 1912, falten para­ lelamente y que sea extre­ madamente difícil reencon­ trar el rastro de las logias bajo la jurisdicción de la

Worshipful Society en aquel tiempo? Si las pretensiones de los Operativos se revela­ sen exactas, sería necesario concluir que la verdadera historia de la Franc­Maso­ nería está por escribir.

The Corporation of Squaremen Mientras que la Worshipful Society of Free Masons sólo ha existido en Ingla­ terra, la Corporation of 11 Squaremen es específica­ mente escocesa. La Corporación fue resuci­ tada el 27 de febrero de 1903, en la capilla St. John de Canongate, en Edimbur­ go, por William Murray, de Ayr, actuando como Diá­ cono (Deacon), asistido por Philippe Murray, igualmente de Ayr, actuando como «Conductor»; en el transcur­ so de la ceremonia, fueron admitidos 14 miembros. Pue­ de presumirse que uno y otro tenían la experiencia de la ceremonia de admisión y que esta reunión de hecho fue una reunión de la Corpo­ ración de Squaremen de Ayr, aunque en las Minutas no haya ninguna referencia a Ayr. Así pues es legítimo pensar que la Corporación de los Squaremen de Edimburgo desciende de la de Ayr cuyo «Diácono» era parte partici­ pante en la Charte St.­Clair de 1628, aunque no exista ninguna prueba formal; y con más razón sabiendo que

los archivos anteriores a 1903 han desaparecido. En esta fecha fue creado un subcomité cuyos miembros se diri­ gieron al historiador de la Logia de Edimburgo (Mary's Chapel) nº 1, David Murray Lyon12 para recla­ mar los libros y los papeles de la Corporation que pre­ tendían tener en su posesión para escribir la historia de esta logia. La totalidad de los antiguos manuscritos que había utilizado, y parti­ cularmente los archivos de la Corporation, fueron redu­ cidos a pedazos junto con otros documentos.

La Corporation declara no practicar ningún grado, rito o ceremonia en relación con la Gran Logia de Escocia. En efecto, los Squaremen, en tanto que Corporación distinta de los Masones, existía bastante antes de la formación de la Gran Logia de Escocia. Pero la diferen­ cia entre las dos es difícil de precisar, aunque se algo ad­ mitido que una y otra re­ cibían a no­operativos. La Corporation está go­ bernada por un Diácono,

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un Sub­Diácono, un «Box­ maister» o Secretario y do­ ce Asistentes. A diferencia de lo que suce­ dió en la Worshipful Society of Free Masons, los rituales no han sido divulgados. To­ do lo que se sabe es que los Squaremen se reunían no en una logia sino en un taller («shed») y que declaraban practicar una antigua cere­ monia en el curso de la cual se comunican antiguos se­ cretos operativos en otro tiempo reservados a las gen­ tes del oficio.

misión, se presentan al can­ didato diferentes herramien­ tas y hay también un «cuadro de logia». De 1903 a 1910, la ceremo­ nia fue de muy corta dura­ ción. En una Asamblea que comenzó a las 10h 30' y acabó a las 11h 30', 21 can­ didatos fueron admitidos y se compartió un almuerzo, todo ello en una hora. Ahora la ceremonia está más desa­ rrollada a fin de que los Her­

David Murray Lyon, en su Historia de la Logia de Edimburgo, dice a propósi­ to de los Squaremen: «La "palabra de los Square­ men" era dada en las Asam­ bleas de Compañeros13 y de Aprendices obreros,14 techa­ dores, etc., en el transcurso de una ceremonia durante la cual el aspirante tenía los ojos vendados y era "prepa­ rado" de otra manera; se le hacía jurar guardar el se­ creto, se le comunicaba una pala­ bra, un toque y un sig­ no, y a continuación debía revestir un mandil de cuero. La entrada en la estancia, normalmente una taberna, donde se reunía la "fraterni­ dad", estaba guardada y to­ dos los que entraban debían de dar el toque». Parece además que cada miembro tenía su marca. Durante la ceremonia de ad­

de la Corporación de antes de 1920, que un miembro presentó: 1) el tubo cónico que con­ tenía la voz de la burra de Balaam; 2) la botella de piedra pro­ veniente del Mar Muerto conteniendo el Agua de Vi­ da; 3) un dibujo o una fotografía de la plaza Shakespeare de Edimburgo antes de que no se hubiera construido la Ofi­ cina Postal Central.

Conclusión

manos admitidos tengan la impresión de haber recibido algo de valor. Después de que un trabajo intelectual haya sido presentado y que los Hermanos se hayan pronun­ ciado en favor de la admisión, la ceremonia se desarrolla con juramento, secretos co­ municados y palabras de bienvenida. En otro tiempo, para entrar en la Corporation, era nece­ sario elaborar un dintel a partir de una piedra bruta, pero hoy, aunque la cosa sea siempre posible, se pide un trabajo intelectual. El humor no está ausente de las reuniones: por ejem­ plo, se dice, en las Minutas

Al término de este estudio, somos perfectamente cons­ cientes de haber descubierto más problemas de los que se han resuelto. ¿Es esto decir que la existencia de la Worshipful Society of Free Masons y de la Corporation of Squaremen haya sido to­ talmente ignorada por los au­ tores masónicos? No es esto lo que pensamos: baste citar a R. Guénon quien, particular­ mente en sus «Études sur la Franc­Maçonnerie et le Compagnonnage», y, en par­ ticular en el capítulo «Pala­ bra perdida y palabras subs­ titutivas», ha subrayado todo el interés de los rituales ope­ rativos de los cuales parece haber tenido un conocimien­ to profundo. No podríamos insistir bastante, para una mejor comprensión de la verdadera naturaleza de la

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iniciación masónica, sobre la necesidad de inclinarnos so­ bre nuestros orígenes operati­ vos. Que el estudio de la Worshipful Society of Free Masons y de la Corporation of Squaremen haya permitido arrojar una nueva luz sobre los orígenes de la masonería es­ peculativa, es el deseo que

osamos formular a modo de conclusión, con la secreta es­ peranza de que otros, mejor armados que nosotros en el pla­ no histórico, sabrán completar nuestro trabajo. Quizás enton­ ces se nos haría evidente lo que Joseph de Maistre, Eques a Floribus, afirmaba en su «Ma­ nifiesto al Duque Fernando de Brunswick» (1782): «Ciertamente, uno osa decirlo, la orden no ha podido comenzar por lo que vemos. Todo apunta a que la Franc­Masonería vulgar es una rama separada y quizás corrompida de un ta­ llo antiguo y respetable.»

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LA TECNOLOGÍA MASÓNICA Por Florencio Serrano dia y extraordinaria sabi­ duría con la que pretendemos manejarnos cuando decimos practicar la masonería. Y más cuando, reconocién­ dolo o no, nuestra formación e instrucción masónicas han sido pobres o deficientes. Y es que aunque nunca antes hubiéramos caído en ello, la masonería es una tecnología en sí misma. Está constitui­ da por una serie de procedi­ mientos y sistemas estructu­ rados que en sí mismos la construye y la constituye.

Cuando

en un contexto masónico se plantea algo co­ mo la tecnología y encima se escribe un libro con se­ mejante título, normalmente más de uno se puede sor­ prender e incluso sospechar, que es más una simple for­ ma de llamar la atención que algo que pueda responder a un contenido verídico y ob­ jetivo sobre la masonería. Al fin y al cabo, solemos pensar e incluso a veces ver­ balizar, que ya sabemos mu­

cho sobre esta orden iniciática. No nos damos cuenta cómo ciertos patrones preestable­ cidos, prejuicios y tenden­ cias construidas por nuestro entorno socio cultural y en especial, formación profe­ sional profana y por nuestra propia experiencia e instruc­ ción masónicas, nos han ale­ jado o nos encorsetan en una visión ya anticuada y en mu­ chos casos, alejada tanto de la realidad cotidiana y el si­ glo en el que vivimos, como de la profundidad, vanguar­

Claro está que esa tecno­ logía tiene un “hardware”, los diferentes ritos nacidos en una época determinada y que aquellos que han sobre­ vivido, han sido consolida­ dos a lo largo de los siglos y un “software”, el método sistemático que en interac­ ción con la consciencia del practicante masón, origina una serie de experiencias y vivencias que hacen de la masonería una tecnología al mismo tiempo viva por una lado y por el otro, asentada en la tradición.

En otras palabras, esa tecno­ logía es el conjunto de ritos con sus ceremonias, el ritual, el uso de los diferentes estados LATOMIA - Octubre 2012 - Página 30


conscientes de percepción, vivencia espiritual, integración emocional, entendimiento ra­ cional de todo ello y la im­ plementación de los resultados obtenidos, en un constante intento de perfeccionamiento y mejora tanto individual co­ mo colectiva y social. Aquí sí tiene sentido entonces, ha­ blar al mismo tiempo de la masonería como un método, pues la aplicación sistemáti­ ca de todo ello, de esa tecno­ logía, lo requiere. Y como todo método iniciá­ tico, no te subyuga o subor­ dina al propio método, con­ virtiéndolo en un fin en sí mismo, sino que te lleva a la genuina libertad incluso, del propio método y su posible dependencia de él. Y cuando se habla de un mé­ todo iniciático, muchos pue­ den pensar que es algo poco concreto o algo sometido a la nebulosa de un pseudo­ ocultismo alejado de la tradi­ ción masónica, cayendo en la fácil confusión entre eso­ terismo y ocultismo. Para colmo, los hay que con­ funden la tradición iniciática con la tradición histórica. Desde luego que el recorrido histórico de los diversos ri­ tos, marcan la personalidad y perfilan las características concretas de cada rito solo hasta cierto punto, pero al mismo tiempo eso mismo, sin la existencia y vivencia de la tradición iniciática im­

plementada por el propio método singular y único de la masonería, puede conver­ tir al propio rito en una car­ casa vacía de ceremonias, normas y jurisprudencia sin sentido, sobre todo en pleno siglo XXI y en nuestra vida social cotidiana. Para evitar esto, es impor­ tante entender como la pree­ minencia de la tradición ini­ ciática sobre la historia de un rito, debe ser un punto de referencia que deberíamos cuidar mucho más de lo que aparentemente estamos ha­ ciendo hasta ahora.

En el libro recientemente publicado en la Editorial Nous “La Tecnología Masó­ nica”, “su verdadero poder”, se intenta plasmar con mucho más detalle todos los plan­ teamientos expuestos hasta aquí, añadiendo temas tan fundamentales como la cons­ ciente o inconsciente confu­ sión entre religiosidad y es­ piritualidad o entre religión y masonería. Marca ciertos importantes paralelismos entre la maso­

nería y la ciencia más punte­ ra actual como la física cuántica, alejándose del típi­ co determinismo cartesiano de la ciencia positivista. Entra en una descripción sistemática de grandes ritos de ámbito mundial nunca descritos así en lengua es­ pañola y especifica con ma­ yor exactitud, la importancia de la transmisión oral, la transmisión ritual y en espe­ cial, la transmisión del mé­ todo de asimilación que per­ mite a un buen practicante masón, una verdadera trans­ formación personal apuntan­

do incluso aspectos sobre ciertos cambios fisiológicos, prácticamente desconocidos o no descritos en el ámbito masónico. Como no podía ser otra ma­ nera, éste libro realiza una serie de reflexiones sobre las órdenes masónicas en el si­ glo XXI, donde se desgranan las dificultades y peligros que hoy en día sufren nume­ rosas Obediencias masónicas, sus problemas estructurales, el peligro de perder la esen­

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cia iniciática que nos singu­ lariza respecto a cualquier otra institución u organización pro­ fana o la incursión de nume­ rosos patrones e influencias no masónicas que acaban mediatizando excesivamen­ te, muchas de las decisiones que a nivel mundial y orga­ nizativo se suelen tomar. Lo más importante por últi­ mo es que acaba describien­ do al mismo tiempo, qué ofrece la masonería hoy en día, más allá de los tópicos y típicos argumentos sobre su influencia en la educación o hacer de “hombres buenos hombres mejores”. Se han escrito innumerables libros sobre la historia de la masonería, tanto por parte de historiadores profanos como de historiadores maso­ nes y muy pocos, se han es­ crito con un enfoque y con­ tenidos que tengan que ver más con lo profundo y esen­ cial de la Orden. Y éste libro incide precisa­ mente en esos contenidos que, muchos masones e in­ cluso profanos, anhelan bus­ car y encontrar en esa ingen­ te montaña escrita sobre la historia masónica. No construye un “artefacto” lleno de notas a pié de pági­ na e interminables citas pre­ feridas que argumenten una posición determinada. Se aleja expresamente de ello y ofrece una bibliografía para todo aquel que intente inves­

tigar más profundamente so­ bre los contenidos y las re­ flexiones lanzadas. Demasiadas veces acabamos tratando a la masonería desde una óptica profana o dema­ siado cercana a los patrones profanos y ninguneándola, perdemos de vista la increí­ ble cantidad y riquísimos matices de sutiles y sofisti­ cados equilibrios, sabiduría y niveles interdependientes y complementarios que ésta posee. Ojalá muchos otros masones puedan escribir y publicar más libros con éste tipo de contenidos y enfoques pues es precisamente, lo que pue­ de contribuir definitivamen­ te a que la sociedad en gene­ ral nos conozca mucho mejor y acabe abandonando, esos clichés y prejuicios

es que la sociedad en gene­ ral, perciba a la masonería y a los masones con verdadero y consistente conocimiento libre de prejuicios, y como puntos de referencia de su­ ma importancia por su con­ tribución a la mejora de esa misma sociedad, aportando una serie de principios, va­ lores y en especial una sabi­ duría que en el futuro y so­ bre todo hoy en día, es realmente útil y más que ne­ cesaria. ¿Lo sabremos hacer? .

que todavía hoy en día si­ guen pesando en exceso so­ bre la masonería y lo que és­ ta es, hace y propone para el futuro. Después de todo, algo real­ mente relevante y significa­ tivo a tener muy en cuenta

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LA CRUZCÚBICA Y ELOCTAEDRO Por Honorio Gimeno y Xavier Martínez Robles

La Geometría espacial es

un medio muy utilizado por las Tradiciones Sagradas, sobre todo en las lecturas que, de ellas, hacen los gran­ des Maestros. El I­Ching, en la Tradición Extremo Orien­ tal, y el Vedanta, en el Hin­ duismo, dan prueba de ello. Quizás la teoría de que “una imagen vale más que mil pa­ labras”, fuera aplicable al caso, pero lo que sí es cierto es que las palabras, por sí solas, no pueden abarcar la comprensión de la Verdad revelada; pues, como todos sabemos, muchas veces una sola mirada, es suficiente para la comprensión de una verdad inmutable. Siguiendo el caso del I­Ching ­que se originó por la teoría de que a Dios no se le puede nombrar, pero se le puede dibujar, lo que dio lugar a los trigramas y los hexagra­ mas­, intentaremos exponer, mediante la Geometría espa­ cial, la representación de la Manifestación divina, basán­ donos en la Cruz Cúbica y en los Cuerpos Platónicos, concretamente: el Octaedro. Para iniciar la representa­ ción Geométrica, es intere­ sante empezar por la Onto­ logía de la Zarza Ardiendo (Ahí, acudimos al Judeo­

Cristianismo). En este pasa­ je bíblico Dios se da a cono­ cer a Moisés diciéndole: “Yo Soy el que Soy”. Ex­ presión bastante taxativa de su correspondencia con la hindú: “El Ser Es”. Lo que nos lleva a representarlo geométricamente como el punto origen de todo el Uni­ verso, del cual todo emana en la formación de su Mani­ festación, que constituye lo que en Cristianismo deno­ minamos como “Creación”.1 Geométricamente, de ese punto Original emana el haz de indefinidos radios de lon­ gitud indefinida, que colman la totalidad del Universo; por lo que, obviamente, su forma espacial sería la de una esfera. Y, para facilitar la comprensión, haremos que su representación venga dada por los tres diámetros: Zénit­Nadir, Este­Oeste, Sur­Norte, de los que, el pri­ mero, unirá los dos polos y, los segundos, los ejes per­

pendiculares del ecuador; representado así, esos tres diámetros, los ejes de los que puede partir el Universo en cada uno de los Grados de Existencia (Este­Oeste, Sur­Norte), como en el con­ junto de todos ellos (Zénit­ Nadir). Este cruce de ejes, geométricamente, sería, a todas luces, una cruz cúbica. (Ver Figuras 1 y 2)

Fig. 1

Si partiéramos de un punto cualquiera (el 10, por ejem­ plo) del radio que va del Centro de la cruz al Zénit, y trazásemos una línea recta hasta el punto 10 del radio

Fig. 2

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que va del Centro al Este y, partiendo de ahí, trazásemos otra recta hacia el punto 10 del radio que va del Centro al Sur; y, finalmente, uniéra­ mos ese punto del radio Sur, con el punto original del ra­ dio Zénit, habríamos trazado un triángulo equilátero, cu­ yos vértices estarían situados en los puntos 10 de los ra­ dios: Zénit, Este y Sur. Y es­

te triángulo equilátero sería la base de un tetraedro, cuyo vértice sería el centro de la cruz cúbica. Obviamente, este tetraedro nada tendía que ver con el primero de los cuerpos platónicos, ya que, en éste, al ser regular, sus caras son todas triángulos equiláteros y, en el formado por la unión de los puntos 10 de los ra­ dios Zénit­Este­Sur de la cruz cúbica, los ángulos pro­ cedentes del centro (vértice del tetraedro) son todos ellos rectos, lo que impide que el tetraedro que hemos formado sea regular, por lo que nada tendría que ver con el prime­ ro de los cuerpos platónicos. Pero sigamos adelante. Si ese punto 10 del radio Zénit, lo unimos, mediante una rec­

ta, al punto 10 del radio Norte y, desde éste, traza­ mos otra recta hasta el punto 10 del radio Este, obtendre­ mos otro triángulo equiláte­ ro, cuyo lado Zénit­Este, será común con el primer triángulo trazado anterior­ mente; y, en consecuencia, la cara: Centro­Zénit­Este, del segun­ do tetraedro que se habrá

formado desde el vértice centro hacia los puntos 10 de los radios Zénit­Este­ Norte, será común con la del primer tetraedro formado desde el centro hacia los puntos 10 de los radios Zé­ nit­Este­Sur. Con esto, dentro la esfera que supondría el Universo, tendríamos que, en el cua­ drante formado por los ra­ dios Centro­Zénit, Centro­ Este y por el diámetro Sur­ Norte, habrían dos tetraedros tri­rectángulos unidos por su cara Centro­Zénit­Este. Par­ tiendo de esto y para no se­ guir la explicación de cada uno de los tetraedros que se pueden formar uniendo, por rectas, los puntos 10 de cada unos de los radios que par­ ten del Centro hacia cada

uno de los extremos de la cruz cúbica, podemos ver que hemos formado ocho te­ traedros, cuyo vértice es el Centro de la misma; por lo tanto, el vértice de la esfera, de donde emana toda la Ma­ nifestación divina para la Creación del Universo. (Ver Fig. 3). Estos ocho tetraedros men­ cionados, no hacen más que formar un octaedro que, en este caso, sí sería regular, pues todas sus caras serían iguales, por lo que se podría identificar perfectamente con el Octaedro platónico, por el simple hecho de constituir propio Octaedro platónico. Si trazásemos ahora desde el Centro, los radios equidis­ tantes a los propios de la de la cruz cúbica, que pasarían forzosamente por el punto centro de cada una de las caras del octaedro, obtendríamos ocho radios más, y si unié­ semos, por rectas, los puntos 10 (o cualesquiera otros) de cada uno de ellos, obtendría­ mos un cubo, que también sería uno de los cuerpos platónicos. (Ver fig. 4).2

Haciendo extensiva dicha acción, podemos afirmar que uniendo los puntos 10 (o

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cualesquiera otros) de radios equidistantes que pudieran emanar del centro, se ob­ tendrían también el dodecae­ dro y el icosaedro; lo que vendría a confirmar que, al igual que el polígono de in­ definidos lados, es la circun­ ferencia, el poliedro de in­ definidas caras, es la esfera. Lo que indica claramente que la auténtica realidad de lo recto, es que es realmente curvo; y esto es algo que ya nos ha enseñado, en su tiem­ po, el Grado de Maestro en la Masonería, pasando de la Escuadra al Compás o, lo que es lo mismo, de la cua­ dratura del círculo a la cir­ culatura del cuadrado.

dio: Centro­Zénit, la caracte­ riza de Yang, mientras que a su opuesta, la del radio: Centro­Nadir, lo hace de Yin. La propia del Centro­Este, también es Yang, por lo que su opuesta: Centro­Oeste, sería Yin; y siendo la acción del radio: Centro­Sur, Yang, su opuesta: Centro­Norte, sería Yin. (Ver Fig. 5).

Es interesante observar co­ mo los opuestos son aquellos cuyo único punto en común, es el Centro (Ver fig. 5). El ejemplo más claro lo tene­ mos en el tetraedro: Centro­ Zénit­Este­Sur, que es Yang, Yang, Yang; con su opuesto: Centro Nadir­Norte­Oeste, que es Yin, Yin, Yin. Y eso mismo ocurre con todos los

Pero centrémonos de nuevo en el Octaedro, pues, a dife­ rencia de los demás, es el que se forma con la Cruz Cúbica, y ahí nace una rela­ ción interesante con la Tradi­ ción Extremo Oriental.

Partiendo de esto, el tetrae­ dro formado por los radios: Zénit­Este­Sur, sería Yang, Yang, Yang; el formado por los radios: Zénit­Este­Norte, sería: Yang, Yang, Yin; el formado por los radios: Zé­ nit­Norte­Oeste, sería Yang, Yin, Yin; y el formado por los radios: Zénit­Oeste­Sur, sería Yang, Yin, Yang. Con esto tendríamos calificada la mitad superior del Octaedro. Si acudimos a la mitad infe­ rior, veremos que el tetrae­ dro formado por los radios: Nadir­Este­Sur, sería Yin, Yang, Yang; el formado por los radios: Nadir­Este­Norte, sería Yin, Yang, Yin; el for­ mado por los radios: Nadir­ Norte­Oeste, sería Yin, Yin, Yin; y el formado por los ra­ dios: Nadir­Oeste­Sur, sería Yin, Yin, Yang.

tetraedros opuestos que for­ man el Octaedro. Mientras que entre los “no opuestos”, siempre está la cara común a los co­lindantes.

Como sabemos, la “coinci­ dentia opositorum” es uno de los trabajos que hay que realizar en toda Vía iniciáti­ ca ­el primer Grado de la Masonería ya nos lo indica con el “Pavimento Mosai­ co”­, pues el paso de la dua­ lidad a la Unidad, así lo exi­ ge. Partiendo de esto, a la manifestación dual propia del ser creado, la Tradición Extremo Oriental la expresa por las figuras del Yin y el Yang, a las que atribuye los caracteres propios de los opuestos en la Manifesta­ ción. Así, a la acción del ra­

Como sabemos, el dibujo en el que representó la Tradi­ ción Extremo­Oriental a la Divinidad, no consistía más que el líneas rectas, conti­ nuas y quebradas (conocidas como los famosos trazos del I­Ching), que se manifestaban por grupos de tres trazos, formando los trigramas y, de seis trazos, formando los he­ xagramas. Las combinaciones de los trigramas, al constar sólo de tres trazos, com­ binándose entre continuos y quebrados, sólo pueden ser ocho; mientras que, en el caso de los hexagramas, al constar de combinaciones de seis trazos, alcanzan la tota­

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lidad de sesenta y cuatro. En el caso del Octaedro, es obvio que al constar, cada una de su caras, de tres ra­ dios que las definen, entran en juego los trigramas; que, siendo ocho, vemos que ca­ da uno de ellos debe coinci­ dir forzosamente con cada una de las caras del mismo. Y sabiendo que, mediante los ocho los trigramas, el I­Ching define al Universo, es intere­ sante apreciar la importancia simbólica del Octaedro como figura que, partiendo de la Cruz Cúbica, viene a definir cada una de las característi­ cas de la Manifestación divi­ na, mediante su aplicación a los trigramas de la Tradición Extremo­Oriental.3 Características, que, según el I­Ching, serían las siguientes: La cara Zénit­Este­Sur: Yang, Yang, Yang. Sería lo Creativo. La Cuali­ dad sería: Fuerte; la Imagen sería: Cielo; y la Familia sería: el Padre. La cara Zénit­Este­Norte: Yang, Yang, Yin. Sería lo Suave. La Cualidad sería: Penetrante; la Imagen: Viento, Madera; y la Familia sería: la 1ª hija. La cara Zénit­Norte­Oeste: Yang, Yin, Yin. Sería lo que el I­Ching defi­ ne como el Aquietamiento. La Cualidad sería: Quieto; la Imagen sería: Montaña; y la Familia, sería: el 3º hijo.

La cara Zénit­Oeste­Sur: Yang, Yin, Yang. Sería lo Adherente. La Cua­ lidad sería: Luminoso; la Imagen sería: Fuego; y, la Familia sería: la 2ª hija. La cara Nadir­Este­Sur: Yin, Yang, Yang. Sería lo Sereno. La cualidad sería: Regocijante; la Ima­ gen sería: Lago; y la Familia sería: la 3ª hija. La cara Nadir­Este­Norte: Yin, Yang, Yin. Sería lo Abismal. La Cuali­ dad sería: Peligroso; la Ima­ gen sería: Agua; y la Familia sería: el 2º hijo. La cara Nadir­Norte­Oeste: Yin, Yin, Yin. Sería lo Receptivo. La Cua­ lidad sería: Abnegado; la imagen sería: Tierra; y la Fa­ milia sería: la Madre. La cara Nadir­Oeste­Sur: Yin, Yin, Yang. Sería lo Suscitativo. La Cua­ lidad sería: Movilizante; la Imagen sería: Trueno; y la Familia sería: el 1º hijo. Hemos querido citar estos datos extraídos del I­Ching o “Libro de las Mutaciones”, expuestos lo más escueta­ mente posible ­según un cuadro del propio Libro­, para no hacer este Trabajo más extenso en temas más propios del Taoísmo. Y si algún C. desea profundizar­ los, no tiene más que aden­ trarse en las explicaciones

expuestas en dicho Libro. Consideramos también inte­ resante exponer la posibili­ dad de que, en una de las cúpulas de la Basílica del Pilar, en cada una de sus caras inmediatamente inferiores a la cúpula, aparecen una serie de trazos continuos y que­ brados, que, a simple vista, diríase que son los hexagramas de Fo­hi. Hay opiniones que afirman que se deben a la in­ fluencia de la Compañía de Jesús en China, y sus intentos de traducción de los conceptos Metafísicos; pero no podemos aseverar la certeza del hecho, por carecer de más datos al respecto y, por parecer que, según la fotografía adjunta, se trata del mismo hexagra­ ma en las tres caras que apa­ recen en la misma. Es interesante también tener en cuenta que, según el “Li­ bro de las Mutaciones”, la Cruz siempre es cúbica, es decir más adecuadamente, siempre es de tres dimensio­ nesiv, ya que, según refleja este Libro, la manifestación plana de dos dimensiones, sólo es un planteamiento ilusorio propio del ser crea­ do (recordemos la entrada, en Logia, del Maestro, en Masonería); pero este es un tema que creemos escapa del presente Trabajo, por lo que puede ser tratado en otras ocasiones.

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NOTAS Bajo el punto de vista de lo universal a lo particular, de lo general a lo concreto, tenemos un "vasto espacio vacío", infinitud, in­manifestación. Brahman sin atributos, donde ni siquiera asoma el Uno. En el principio fue el Logos... De pronto, súbitamente, aparece la Unidad, (Ishvara), el punto, separando el espacio, desgarrándolo, centro y fuente de toda dicotomía, dividiendo el espa­ cio en una indefinidad de direcciones, indefinidos ra­ dios de la esfera. Así el centro se proyecta, se expan­ de, en la esfera, la Unidad en la multiplicidad, lo Infinito en lo indefinido. Entre toda la indefinidad de direcciones que surgen del centro, hay 6 direcciones bá­ sicas: Norte­Sur, Este­Oeste, Zenit­Nadir; constituyen 3 rectas perpendiculares entre sí, cada una apunta a dos extremos o direcciones opuestas y complementa­ rias. Aquí tenemos la primera crucifixión, el desgarro primordial, la divinidad asumiendo las dimensiones finitas. Jesucristo crucificado es una representación humana de esta primera crucifixión cósmica. Parece ser que fue Clemente de Alejandría el que relacionaba las 6 direcciones del espacio, con los 7 días de la creación. "Y al séptimo Dios descansó". Este séptimo se corresponde con el retorno al Centro. Simbolizando que esa división, desgarro, Creación, sólo es temporal, aparente, la Realidad nunca pierde su Unidad, sólo es aparentemente. El Uno puede jugar a Ser muchos, pero nunca perdiéndose a sí mismo. Como lo muestra el juego de divinidades del Hinduismo: Brahmán, el ab­ soluto, la Realidad sin atributos. Cuando aparece un atributo surge Ishvara, el Uno. Todos los dioses son aspectos y representaciones de Ishvara. El Dios monoteísta de las religiones Abrahámicas corresponde a Ishvara, no a Brahmán. De Brahmán nada se puede decir, es el Tao sin nombre. Es Ishvara el creador (Brahma), el conservador es Vishnu y el transformador es Shiva. "El Tao con nombre es la madre de los 10.000 seres". 1

Esta cruz tridimensional de 6 direcciones, es el Lo­ gos hecho Símbolo. El Logos creador. Dios crea el Mundo a través y por el Logos, toda la Creación es representación del Logos. Es a través de los radios por los que el Uno, el Centro, se transforma en esfera. La cruz es el Logos, la Cruz es Cristo. Así mismo, sólo a través de Cristo todas las creaturas retornan al Padre, la Creación al Creador, la esfera a través de los radios retorna al Centro. Expansión y Contracción, lo centrí­ fugo y lo centrípeto, exhalación e inhalación, se resu­ men en: “el Logos estaba en Dios, y el logos era Dios”. Es importante entender que esta figura surge espontáneamente, lejos de ser un artificio intelectual. Todo surge en el momento en que aparece el Uno, el Centro. Al surgir un primer punto, éste divide el es­ pacio en 6 direcciones; al surgir las 6 direcciones, aparecen 12 aristas que las une y las relaciona, lo que da lugar al octaedro de 8 caras triangulares y 12 aris­ tas. La génesis de la figura es simultánea: El Centro, Unidad, la cruz de 6 direcciones, el octaedro y la esfe­ ra que lo circunscribe son simultáneos. Toda la figura está implícita en el centro, como la multiplicidad en la Unidad. También es de interés dibujar el octaedro como 2

dos pirámides invertidas y la cruz en su interior, siendo sus aristas las de máxima longitud, es decir, coinci­ diendo sus vértices con Zénit y Nadir, Este y Oeste, y Sur y Norte; lo que representaría la máxima expresión del octaedro inscrita en la esfera, y visualmente la fi­ gura aparece muy clara. Primero hay que entender el octaedro en su totalidad en relación con la cruz antes de estudiar los 8 tetraedros que están en su interior. Las 8 caras triangulares del octaedro corresponden matemáticamente con los 8 trigramas del I­Ching. La primera correspondencia la encontramos sorprendente en la cruz cósmica, que aúna, en sí, el ternario (la Gran Triada) y la dualidad (Yin y Yang). Las tres rec­ tas perpendiculares entre sí mostrando la 3 dimensio­ nes del espacio: alto, largo y ancho, y las 2 direccio­ nes o 2 extremos (Yin y Yang) de cada recta. En el I­Ching, los 8 trigramas surgen de la combinación del ternario y la dualidad, posibilitando los 8 signos Pa Kua [23 = 8 (2 elevado al cubo igual a 8)]. De estas 3 dualidades, las 6 direcciones de la cruz tridimensio­ nal, 3 yin y 3 yang, surgen las 8 caras del octaedro. En el I­Ching no hay uno, porque el Uno es anterior a to­ da división: el Ying es 2 y el Yang es 3. Así en la cruz el Uno es el centro, el 2 y 3 apuntan a la periferia. El Centro es anterior a toda división. 3

En relación con el simbolismo del templo, la planta del templo cristiano es una cruz; en el centro se en­ cuentra el altar, cuadrado o rectangular, símbolo de la tierra; y arriba, en la vertical, esta la cúpula circular, símbolo del Cielo. Las 4 coordenadas terrestres están en relación con el Centro y el Zénit. Eso es precisa­ mente lo que es la pirámide de base cuadrada: las 4 coordenadas terrestres en relación con el Zénit. La pirámide es la mitad del octaedro; si le añadimos el Nadir tendremos el octaedro al completo. En las pirá­ mides egipcias encontramos la cúspide, símbolo de unidad; el cuadrado, símbolo de manifestación y mul­ tiplicidad, que es el soporte del edificio; y el ternario, las 4 caras triangulares (de ahí el ternario) que rela­ cionan la cúspide con la base. La pirámide es un Mandala geométrico arquitectónico que conjuga la Unidad, el ternario y cuaternario para representar el juego de la Creación. Volviendo al templo cristiano, mediante el simbolismo arquitectónico el espacio queda ordenado y sacralizado, y, mediante el Rito, es el tiempo el que queda ordenado y sacralizado; Rito que se oficia el Altar, centro de la cruz. Es en este Al­ tar donde el vino y el pan se transubstancian en la sangre y el cuerpo de Cristo. Es hasta este Altar donde los feligreses vienen, desde la periferia, a ingerir este manjar divino, canibalismo espiritual, comer y beber el cuerpo y la sangre de Cristo, el Hijo. El logos se hace símbolo, se hace carne en Jesús, se hace templo, se hace Rito. El Logos es Cruz y crucifixión, la divi­ nidad desgarrada, el Uno dividido en muchos; es el Hijo crucificado, sacrificado y hecho manjar para que, al ser ingerido, los muchos recobren la Unidad. Sien­ do esta sangre y este cuerpo símbolo de los dos as­ pectos de la doctrina: esotérico y exotérico, sutil y formal. 4

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« LOS TRES DOCUMENTOS MÁS ANTIGUOS DE LA HERMANDAD MASÓNICA » DE KRAUSE Por Enrique M. Ureña Instituto de Estudios sobre la Masonería y el Krausismo. Universidad de Comillas.

Artículo cedido para la re­ vista Latomia.

INTRODUCCIÓN

En mi ponencia « Maso­

nería y Pensamiento: Krau­ se », leída en Salamanca en el II Symposium de Historia de la Masonería Española,1 presenté una concentrada vi­ sión de la biografía masóni­ ca de Kart Christian Friedrich Krause, fijándome especial­

mente en el proceso que cul­ minó en su expulsión de la logia de Las tres espadas y verdaderos amigos de Dres­ den el 17 de diciembre de 1810. En un estudio poste­ rior2 he tratado la génesis, y lugar en el conjunto de la obra de Krause, de ese libro fundamental que lleva por título El ideal de la Humani­ dad (1811) y que como ya había señalado en Salaman­ ca, fue escrito « preferente­

mente para masones »3. En este último artículo, y alre­ dedor del Ideal de la Huma­ nidad mostré la indisolubili­ dad del pensamiento filosófico­histórico, filosófi­ co­social y político de Krau­ se con sus impresionantes investigaciones en el terreno de la filosofía, la historia y la liturgia masónicas. Los tres documentos más antiguos de la Hermandad Masónica constituyen preci­ samente la obra masonológi­ ca monumental de Krause, cuya publicación le costó la expulsión por tiempo indefi­ nido de su logia, y cuyo con­ tenido fundamenta, más que ninguna otra obra suya, eso que ha de ser considerado como una de las característi­ cas centrales del pensamien­ to del padre del Krausismo: la imbricación inextricable de masonería/sociedad/polí­ tica/ideal de la Humanidad. Remitiendo entonces al lec­ tor a mis dos trabajos ante­ riores4 como complementa­ rios de esta Comunicación, con el fin de evitar repeticio­ nes innecesarias, me voy a centrar ahora en dos aspec­ tos que dejé fuera de la Po­ nencia de Salamanca y del artículo de Pensamiento: en primer lugar, en una apreta­ da presentación del contexto histórico­masónico alemán en

el que Krause, con la publi­ cación de su gran obra, pasó a ocupar un primer puesto en la historiografía crítica masónica; y, en segundo lugar, en una indicación somera de los contenidos de la obra que estamos comentando.

Contexto Histórico: La Masonería Alemana entre 1760 Y 1810 La historia de la masonería alemana entre 1760 y la pu­ blicación de Los tres docu­ mentos más antiguos de Krause (1810) puede divi­ dirse de la manera más ade­ cuada, a mi modo de ver, en tres períodos. El primero abarca desde 1760 hasta 1782/1783; el segundo, des­ de 1782/1783 hasta el cam­ bio de siglo; el tercero, des­ de el cambio de siglo hasta 1810. El primer período está caracterizado por el dominio de los grados superiores, de proveniencia francesa, sobre los grados simbólicos, así como por una situación ge­ neralizada de caos y de divi­ siones internas. El segundo período destaca por el surgi­ miento de movimientos re­ formistas –unos más locales, otros más regionales­ orien­ tados a sacar a la Herman­ dad del caos en el que se ha­ llaba sumida, volviendo los ojos hacia la pureza de la

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masonería inglesa simbólica, con toda buena voluntad pe­ ro con escaso empuje. Final­ mente, el tercer período, está marcado por el nacimiento de fuertes corrientes refor­ mistas con la misma finali­ dad que sus predecesores in­ mediatos, pero con el apoyo de una auténtica investiga­ ción histórica crítica sobre los orígenes de la Herman­ dad y sobre su verdadera na­ turaleza. Krause va a consti­ tuir la coronación de este tercer período, la cresta de la ola. Vamos a detenernos bre­ vemente en cada una de es­ tas etapas, concretando más las caracterizaciones generales que acabamos de delinear. Entre 1760 y 1782 domina­ ron la escena masónica en Alemania fundamentalmente tres Sistemas: el de la llama­ da Estricta Observancia, propagada sobre todo por Kart Gotthelf von Hund; el Sistema Clerical, fundado por Joh. Aug. Stara; y el Sis­ tema Sueco, introducido en Alemania por Joh. Wilh. Kellner Zinnendor y conoci­ do también allí como « Sis­ tema de Zinnendorf ». Los tres Sistemas eran en reali­ dad derivaciones del Siste­ ma Templario constituido formalmente en Francia ha­ cia el año 1742, sistema este último que a su vez derivó de la introducción de los lla­ mados grados escoceses. A estos tres sistemas se unían además entrecruzamientos no siempre controlados con otras sociedades secretas propia­

mente no masónicas, como los Rosacruces alemanes, los Iluminados o los Hermanos Asiáticos. Las características principales que perfilan la fi­ gura de una masonería ale­ mana dominada por estos sistemas son, junto a la ya indicada del sojuzgamiento de los grados simbólicos por los grados superiores, las de un recrudecimiento del se­ cretismo, de una propaga­ ción de la fábula de los su­ periores desconocidos, de la disgregación que conllevaba la multiplicidad de los gru­ pos, y la de una difumina­ ción de las fronteras entre grupos genuinamente masó­ nicos y los otros grupos pseudomasónicos.5 Georg Kloss señala como fenómeno englobante de to­ das las características que acabo de enumerar, la sepa­ ración casi total de la maso­ nería alemana de aquella época de la masonería ingle­

sa, separación que no consti­ tuía sino la otra cara de la moneda del intento de trans­ formación de la Hermandad en la línea de una reedición

de la Orden de los Templa­ rios. Según Kloss las « Constituciones Antiguas, a las que Anderson se había referido de una manera tan explícita en su libro de las Constituciones, y que ya habían sido impresas en In­ glaterra el año 1725 », habían permanecido en Ale­ mania totalmente ignoradas; aun más, continúa Kloss, « desde la llegada de la Es­ tricta Observancia (1763) se habían abandonado total­ mente, y finalmente olvida­ do, las constituciones de Anderson en sus ediciones de 1723 y 1738, que ya en 1741 habían sido traducidas al alemán y que, hasta en­ tonces, habían sido más o menos altamente estimadas por las logias alemanas y, en la medida de lo posible, se­ guidas con precisión ».6 Toda esta situación caótica es resumida sustanciosa­ mente por un masón alemán, el Hermano Cramer, editor de una de las revistas masó­ nicas más conocidas, en un editorial dedicado precisa­ mente al recuerdo de Krause en el primer centenario de su nacimiento. Allí leemos: « En las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado se originó en nuestra Alianza, como es sabido, un desconcierto general. El fir­ me terreno histórico se había evaporado bajo nuestros pies, y así se había precipi­ tado la Alianza en el abismo de una mezcolanza devasta­ dora de Sistemas, Rituales y

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Grados, en cuyo remolino caótico corría peligro de ahogarse y perecer la anti­ gua y sencilla masonería. En la mayoría de las logias no dominaban los esfuerzos y las orientaciones verdadera­ mente ilustradas, sino un espíritu mezquino y fantásti­ co que degeneraba en la dro­ gadicción del secretismo. Y estas debilidades fueron ex­ plotadas astutamente por es­ tafadores». La segunda etapa de nuestra división de la masonería ale­ mana entre 1760 y 1810 se inicia en el año 1782 con la convocación del Convento de Wilhelmsbad. Este Convento fue convocado por el Duque Ferdinand von Braunschweig. Su objetivo era doble. Se trataba de intentar reunificar a la dividida masonería ale­ mana.8 Y para ello se pro­ ponía estudiar y dar una res­ puesta a la pregunta acerca de «si la opinión dominante en la Estricta Observancia, de que la Masonería era una continuación de la Orden de los Templarios, estaba basa­ da en la verdad y podía ser demostrada históricamente».9 El Convento no consiguió el objetivo de la reunificación, antes bien terminó produ­ ciendo un sistema más.10 Pe­ ro la Estricta Observancia recibió al menos «un golpe de muerte»,11 por cuanto la pregunta planteada fue resuel­ ta de una manera más bien negativa y, como consecuen­ cia, se abandonó la idea de una Masonería continuadora

de la Orden templaria.12 El Convento de Wilhelmsbad abrió así la puerta al surgi­ miento de movimientos re­ formadores. Al año siguiente, en 1783, nació en Frankfurt am Main el primer fruto re­ formista: la Alianza Eclécti­ ca. La finalidad de esta Alianza consistía en «vivifi­ car nuevamente a la Maso­ nería, y en liberarla de todo lo que oliese a «Sistemas» así como de los grados supe­ riores».13 O dicho de una manera constructiva: su fi­ nalidad era la «restituir el ar­ te real de la antigua Maso­ nería».14 Sin embargo, como ya indicamos antes, estos in­ tentos tuvieron resultados muy pobres. La reforma alen­ tada por la Alianza Ecléctica sólo pudo avanzar muy lenta y muy inseguramente, «ya que todavía no se disponía del más mínimo fundamento científico (para esa reforma), y se consideraban todavía los Rituales como el centro de toda la atención».15 En for­ mulación acertada de Kloss: no era suficiente aportar «la más celosa buena voluntad»; esta última necesitaba ser unida al «conocimiento de experto» para conseguir re­ sultados satisfactorios en la transformación práctica de la Hermandad.16

formadora de un reducido número de masones, actividad que alcanzó un punto culminan­ te alrededor del nacimiento del nuevo siglo diecinueve. Johan August Schneider en Altenburg, Friedrich Ludwig Schröder en Hamburgo, Ig­ naz Aurelius Fesslerxvii en Berlín y Friedrich Mossdorf en Dresden son los cuatro grandes nombres que inician nuestro tercer período. Si la masonería alemana había perdido su norte histórico,

Precisamente esta conjun­ ción de buena voluntad y de conocimiento crítico de la Historia de la Hermandad Masónica, y de la naturaleza de la Masonería, fue la que se dio cita en la actividad re­

Las líneas generales que se derivaban lógicamente de ese resultado para una refor­ ma de la masonería alemana coincidían con las alentadas por la Alianza Ecléctica, con la diferencia de que esas lí­

los esfuerzos de estos cuatro Hermanos se dirigieron a recuperarlo a través de una seria dedicación a la investi­ gación histórica. Por cami­ nos independientes, los cua­ tro llegaron a un resultado común: el de que la maso­ nería «no surgió de ninguna Orden de Caballeros, sino de los gremios medievales de constructores».18

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neas estaban ahora funda­ mentadas sobre terreno firme. La supresión de los grados superiores y la reconducción de los Rituales de los tres grados simbólicos hacia la antigua tradición masónica inglesa, fueron los objetivos comunes de Schneider y de Mossdorf, de Schröder y de Fesslerxix. A estos dos obje­ tivos se añadió el del fomen­ to de la investigación crítica de la historia de la maso­ nería, así como el de la exi­ gencia, más o menos radica­ lizada, de la impresión de sus resultados en libros o fo­ lletos dedicados a la instruc­ ción de los Hermanos. Los logros prácticos de estas cuatro grandes figuras de la masonería alemana encon­ traron una interesante con­ densación entre los años 1800 y 1805. El influjo prác­ tico de estos hombres estuvo posibilitado, junto a su saber teórico­crítico, por el hecho de que todos ellos ocupaban

en esos momentos importan­ tes cargos y/o gozaban desde tiempo atrás de un reconoci­ do prestigio dentro de la Hermandad alemana. Moss­ dorf, iniciado en 1777, había

desempeñado el cargo de Secretario de la logia inde­ pendiente de Las Tres espa­ das de Dresden, desde el año 1789, cargo que se le había confiado el mismo año de su afiliación a esa logia preci­ samente en reconocimiento de su extraordinaria cultura masónica.20 Schneider fue nombrado en 1801 Venera­ ble Diputado de la logia in­ dependiente Arquímedes de los tres tableros de Alten­ burg, una de las logias con

más prestigio en Alemania.21 Fessler había sido nombrado en 1798 Diputado Gran Maestre de la Gran Logia Royal York de la Amistad de Berlín, que se había constituido como Gran Logia precisamente gra­ cias a sus esfuerzos. Schröder, finalmente, había sido nom­ brado en 1799 Diputado Gran Maestre de la Logia Provincial de Niedersachsen y Bremen en Hamburgo. Los resultados prácticos más relevantes del esfuerzo re­ formador de estos hombres

fueron los siguientes.22 «En la noche que dividió el siglo XVIII del XIX» fueron in­ troducidos oficialmente, en todos los grupos de logias sujetos a la Gran Logia Ro­ yal York de Berlín, «los Ri­ tuales (de los tres grados simbólicos) rectificados por Fessler de acuerdo a la tra­ dición masónica antigua, original».23 Un mes más tar­ de, el 29 de enero de 1801, la Gran Logia Provincial de Schröder aceptaba oficialmen­ te el ritual de iniciación inglés antiguo, traducido y moldea­ do por el mismo Schröder.24 El 24 de junio de 1803 la lo­ gia de Altenburg sancionaba su nuevo libro de Constitu­ ciones, que había sido remo­ delado fundamentalmente por Schneider conforme al nue­ vo espíritu reformista.25 En agosto y septiembre de 1801 se constituyó la «Gran Aso­ ciación de Masones» formada por las tres Grandes Logias reconocidas por Inglaterra (las dos Logias Provinciales

de Hamburgo y Hannover y la Gran Logia Royal York de Berlín), asociación que fue gestada por el esfuerzo con­ junto de Schröder y Fessler, y cuyo documento constitu­

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cional había sido confeccio­ nado por Fessler en la mis­ ma línea reformista.26 En 1802 Schröeder fundó en Hamburgo el «historischen Engbund» (la «Alianza histó­ rica selecta», sería quizás la mejor traducción) y Fessler, en Berlín, la «Gran Alianza de masones científicos». Am­ bas Alianzas tenían como fi­ nalidad la investigación crí­ tica de la historia de la Hermandad, y ambas encon­ traron un compromiso entre la abolición total de los gra­ dos superiores (inviable por el momento) y su continua­ ción, creando los llamados «niveles de conocimiento» (Erkenntnisstufen).27 Final­ mente aparecieron también en esto años de comienzo de siglo varios importantes es­ critos con el talante refor­ mista indicado, entre los que se pueden destacar: el segun­ do tomo, en dos partes, de las obras de Fessler, editado con un prefacio propio por Mossdorf en 1804; el Alten­ burger Journal für Freimau­ rer, editado por Schneider en 1804 y 1805, con varios artículos de él mismo; y el « Ensayo de una historia crí­ tica de la masonería y de la Hermandad masónica desde sus comienzos hasta el año 1802 » de Fessler, existente solo en la forma de manus­ crito. Cuando Krause se inicia en Altenburg de la mano de Schneider, el 4 de abril de 1805, y luego se afilia a la logia de Las tres espadas de

Dresden el 31 de octubre de ese mismo año, encontrán­ dose allí con Mossdorf, va a serle entonces muy fácil si­ tuarse de lleno dentro de la co­ rriente reformista más avan­ zada de la masonería alemana de aquel tiempo.

Los tres documentos más antiguos de la Hermandad Masónica Krause se inició en la maso­ nería llevado por la sospecha de que la Hermandad masó­ nica constituía el único ger­ men histórico de una institu­ ción dedicada «a la pura y completa humanidad».28 Sus primeras experiencias no fue­ ron sin embargo buenas, co­ mo él mismo señala en el prefacio a la obra objeto de esta Comunicación: «Cierta­ mente he de confesar que los rituales y el estado general de las pocas logias que visité,

leer sin comentario el acta de recepción inglesa anti­ gua». Krause describe la huella que esa lectura dejó en su espíritu: «Ya en la pri­ mera lectura se apoderó de mí el espíritu de lo pura­ mente humano que allí so­ plaba, el espíritu de íntima religiosidad y de amor fra­ terno, así como el carácter litúrgico específico de ese documento. Encontré que esa Lección de Aprendiz era sin comparación mucho me­ jor que todo lo que yo había visto hasta entonces en las logias; me di cuenta que esa lección, pese a lo anticuado de sus formas, contenía sin embargo muchas cosas im­ perecederas, válidas para to­ dos los tiempos. Desde ese instante se me hizo más querida la Hermandad en to­ do su ser, por tanto también en su historia; puse todo mi esfuerzo en conocerla con más precisión, estudié todo lo que cayó en mis manos, y tomé parte más cálidamente en los trabajos de la logia a la que pertenezco».30 El trabajo masonológico de Krause entre 1808 y 1812 fue en realidad febril. En 1809 imprimió su primera obrita: Cuatro discursos masó­ nicos, en donde recogía cua­ tro discursos que, como Orador de ella, había leído en su logia.31 El título del primer discurso, tenido el 12 de noviembre de 1808, indi­ ca ya su carácter predecesor de lo que sería su gran obra: «Breve presentación de la

así como el estado general de toda la Hermandad, no sólo no me agradaron en su conjunto, sino en un comien­ zo, sobre todo en la inicia­ ción, hirieron mis sentimien­ tos en lo más profundo».29 Pero un buen día, probable­ mente a principios del año 1808, Mossdorf le dio «a LATOMIA - Octubre 2012 - Página 42


esencia y de la finalidad de la masonería y de la Her­ mandad masónica a partir de sus dos documentos más an­ tiguos».32 En 1810 publicó, con prefacio propio y nume­ rosos comentarios y anota­ ciones también suyas, la tra­ ducción alemana de la History of Free­Masonry de Lawrie, para la que había «tenido que consultar unos 200 libros».33 Esta historia salió alrededor de marzo. En junio de ese mismo año re­ cibía ya Krause los 850 ejemplares de Los tres docu­ mentos más antiguos,34 que comenzó a enviar a los pre­ numerantes en julio.35 La obra se vendía estrictamente sólo a los masones que acre­ ditasen su condición de ta­ les, estando todos los ejem­ plares numerados y firmados por Krause.36 Entre los prenumerantes que aparecen nombrados al co­ mienzo del libro figuran Joh. Aug. Schneider, I.A. Fessler y Friedr. Nicolai, este último otro de los masones más fa­ mosos de aquella época en Alemania.37 Según carta de su padre (aún no publicada) del 26 de junio de 1810, en­ vió Krause también ejempla­ res a «Göthe, Wieland, Fich­ te, Reinhold (y) Schröder».38 A pesar de la prohibición de compra dictada por alguna de las más poderosas Gran­ des Logias, el libro llegó a conocerse en toda Alemania. Los tres documentos más an­ tiguos de la Hermandad

masónica se publicó en 1810 sin indicación alguna de que se tratase de un «primer» to­ mo. La idea de Krause era simplemente la de publicar inmediatamente después unos «Apéndices» (Beilagen) do­ cumentales. Pero en la pre­ paración de estos últimos Krause fue ampliando tanto el material documental, y acumulando tantos pequeños tratados suyos sobre diver­ sos temas masónicos, que en 1813 publicó un nuevo to­ mo, casi tan voluminoso co­ mo el anterior, bajo el mis­ mo título y con la indicación de «segundo tomo». En 1819 salió la 2ª ed. del pri­ mer libro, que ya aparecía

ahora como «primer tomo en dos partes» y, en 1821, la 2ª ed. estaba en ambos tomos corregida y aumentada. A di­ ferencia de la 1ª ed. se en­ tregó esta 2ª a la venta gene­ ral en librerías. En 1849 salió la 3ª edición de la obra.39 Es evidente que en esta Co­

municación no puedo entrar ni en un análisis detallado, ni siquiera en una síntesis de los contenidos de esta obra gigante de Krause. Voy a li­ mitarme a enumerar los epí­ grafes más interesantes y a indicar algunos de los juicios más autorizados que colocan a Krause, en virtud de esta obra y como anuncié antes, en la cresta de la ola de aquella efervescencia refor­ mista ilustrada de la maso­ nería alemana de comienzos del siglo XIX. El tomo primero de la 2ª ed.40 comienza con un largo prefacio de sesenta y dos páginas, en el que Krause desarrolla sucintamente la idea de la Alianza de la Hu­ manidad en su relación con la idea y la historia de la masonería y de la Herman­ dad masónica, y comenta sus propias relaciones con esta última. Le sigue un Catecis­ mo sobre la esencia y finali­ dad de la masonería y de la Hermandad, elaborado por el mismo Krause. Después vie­ nen varios trataditos sobre el secreto masónico, los sím­ bolos fundamentales de la masonería, los símbolos se­ cundarios, la liturgia y la Constitución de la Herman­ dad. A continuación viene el tratamiento de los dos pri­ meros «documentos más an­ tiguos», cuyos largos títulos recojo. Primer documento: «El ca­ tecismo más antiguo sobre origen, esencia y finalidad de la Hermandad masónica,

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que se conserva en el año 1696 en la Biblioteca Bod­ leiana de Oxford según una copia manuscrita del Rey Enrique VI, y que también se le llama corrientemente el “juicio masónico” o el “exa­ men masónico”». Segundo documento: «La Lección del aprendiz o Lección de re­ cepción más antigua y origi­ nal, transmitida por un uso ininterrumpido de las logias y todavía ahora usada en gran parte en las logias in­ glesas del sistema antiguo, que corrientemente se llama “el acta más antigua de re­ cepción a la masonería” o también “el catecismo más antiguo de aprendiz”». Krause reúne en torno a es­ tos dos «documentos más antiguos» infinidad de mate­ rial documental auxiliar, así como nuevos trataditos su­ yos, imposibles de reseñar aquí. Sólo haré mención de un corto tratado sobre el ju­ ramento masónico relativo al secreto. El segundo tomo de la 2ª ed.41 se abre con un tratadi­ to nuevo sobre el secreto, y, tras otras cosas, comienza el tratamiento del Tercer Docu­ mento: «La Constitución de York del año 926». Alrede­ dor de este tercer documento vuelve Krause a acumular nueva documentación. Des­ pués recoge una verdadera colección de diversas Cons­ tituciones masónicas, para continuar con nuevos y nue­ vos materiales documentales y comentarios suyos. Los

materiales recogidos y co­ mentados por Krause no só­ lo se refieren a documenta­ ción estrictamente masónica, sino también se encuentra entre ellos abundante mate­ rial relativo a las corporaciones y colegios romanos, a escri­ tores latinos, a los culdeos, a los orígenes de la Arquitec­ tura gótica, etc. El conjunto de la documentación conte­ nida y/o comentada a lo lar­ go de los dos tomos es real­ mente impresionante. Kloss veia en 1846 en Krau­ se, con esta obra, al corona­ dor de Fessler, Schneider y Schröder en la demostración histórica crítica de la deriva­ ción de la masonería de los gremios medievales de cons­ tructores.42 Schauberg es­ cribía en 1865: «los docu­ mentos de Krause junto con la Enciclopedia de Mossdorf pueden, en caso de necesi­ dad, sustituir a toda una bi­ blioteca entera. Así como Herodoto es llamado el pa­ dre de la historia general, con el mismo derecho ha de ser llamado Krause el padre de la historia masónica».43 Juicios semejantes podrían multiplicarse. La rehabilita­ ción póstuma de Krause por la Hermandad está literal­ mente plagada de reconoci­ mientos sin reticencias.44

el ímpetu reformista que ca­ racterizaba a la tercera épo­ ca que imputamos antes a la masonería alemana entre 1760 y 1810. Krause fue el mayor historiador de esa época. Y por eso pudo ser a la ver el reformador más ambicioso. Krause quiso abrir con su obra escrita, y con su actitud personal co­ mo masón, la tercera gran etapa de la historia universal de la masonería, que coin­ cidía según él con la tercera gran etapa del desarrollo de la Humanidad entera. Tras la masonería operativa y la masonería especulativa, de­ bería iniciarse la etapa defi­ nitiva que llevaría el nombre de « Alianza de la Humani­ dad ». Por eso Krause reco­ mendó a los masones que leyesen su obra inmediata­ mente posterior El ideal de la Humanidad (1811), en la que él había plasmado el ideal masónico puro. El que ese ideal puro allí delineado fuera realmente el que hu­ biera dado vida a la institu­ ción masónica histórica, es algo que Krause pensó haber demostrado científicamente en su monumental obra Los tres documentos más anti­ guos de la Hermandad masónica.

Pero seria un error pensar que Krause hizo solamente historia positiva de la Her­ mandad. Esa historia tenía una intención determinada: fundamentar científicamente

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NOTAS La masonería en la España del siglo XIX, II Symposium de Metodología Aplicada a la Historia de la Maso­ nería Española, Ed. Junta de Castilla y León, Valladolid, 1987, p. 589­606. 2 ENRIQUE M. UREÑA, El Ideal de la Humanidad de Krause 175 años después : contexto y génesis de una obra desconocida, en Pensamiento 42 (1986) pp. 413­431. 3 Sobre el tema de la relación del Ideal de la Humanidad de Sanz del Río con el de Krause, cfr. mi artículo El fraude de Sanz del Río, Pensamiento (1988) 25­48. 4 Una versión divulgadora de las ideas generales de estos dos artículos puede verse en mi El Ideal de la Huma­ nidad de Krause. Un aniversario olvidado, en Historia 16, Año XI, nº 124 (agosto 1986), pp. 111­119. En este artículo he incluido material gráfico. 5 Me he orientado por : R. FISCHER, Historisch­dogmatische Darstellung der hauptsächlichsten freimr. Systè­ me, 4te. Veränderte Auflage, Leipzig, 1886. 6 G. KLOSS, Die Freimaurerei in ihrer wahrer Bedeutung, Graz, 1970 (reproducción de la ed. de 1846), p. 2. 7 B. CRAMER, Zur Erinnerung an Karl Christian Friedrich Krause, en : Latomía, nº 10, 1881, p. 73. 8 Ibidem. 9 R. FISCHER, op. cit., en nota 5, p. 33. 10 R. FISCHER, op. cit., en nota 5, p. 14. 11 R. TAUTE, Der Wilhelmsbader Konvent und der Zusammenbruch der Strikten Observanz, Berlín (s.a.), p. 32. Un estudio más reciente de este Convento : L. Hammermayer, Der Wilhelmsbader Freimaurer­Konvent von 1782, Heidelberg, 1980. 12 R. FISCHER, op. cit., en nota 5, p. 33. 13 R. FISCHER, op. cit., en nota 5, p. 14. 14 R. FISCHER, op. cit., en nota 5, p. 15. 15 E. CRAMER, op. cit., en nota 7, p. 74. 16 C. KLOSS, op. cit., en nota 6, p. 3. 17 Véase su retrato en la p. 112 de mi artículo citado en nota 4. 18 C. KLOSS, op. cit., en nota 6, p. 3. 19 No podemos entrar aquí en las diferencias existentes entre estas cuatro figuras. 20 Cfr. KLÖTZER, Die Ausschiliessung der Br. Mossdorf und Krause, Leiozugm 1881, p. 8. 21 Esta es la misma logia en la que Krause se inició en 1805. 22 Evidentemente sólo pretendo señalar algunos. 23 F. MOSSDORF (Hrsg.), Fessler´s Rückblicke auf die letzten sechs Jahre seiner Logentätigkeit, Dresden, 1804, Erste Abteilung, p. 356. 24 J.G.FINDEL, Geschichte der Freimaurerei, 2te. Auflage, Lepizig, 1866, p. 549. 25 F. MOSSDORF (Hrsg.), op. cit., en nota 23 Zweite Abteilung, p.VIII. 26 F. MOSSDORF (Hrsg.), op. cit., en nota 23, pp. 367 s. ; F. RUNKEL, Geschichte der Freimaurerei in Deutschland, 2ter. Band, Berlín 1932, pp. 294­299. 27 J.G.FINDEL, op. cit.,en nota 24, pp. 536 s, 549­551. 28 Puede verse mi artículo citado en la nota 1, pp. 592­594 (correspondiente a las Actas del II Symposium), 77s. (correspondientes a la Revista Historia de la Educación) y 73 s. (correspondientes a la traducción catalana). 29 K.C.F. Krause, Die drei ältesten Kunsturkunden der Freimaurer­brüderschaft, Dresden 1810, Vorbericht, p. XLIV. 30 K.C.F. Krause, op. cit., en nota 29, pp. XLIV s. 31 K.C.F. Krause, Vier Freimaurerreden, Dresden 1809. 32 K.C.F. Krause, Höhere Vergeistigung der echt überlieferten Grunsymbole der Freimaurerei in zwölf Logen­ vorträgen, 3te. Auflage, Dresden 1820, p. 1. 33 K.C.F. Krause, Der Briefwechsel, Band 1, Leipzig 1903, p. 216 (Carta al padre de 3.2.1810). 34 Chr. KLÖTZER, op. cit. en nota 20, pp. 11 y 37. 35 F. MOSSDORF, (Hrsg), Johan Stuvens Abandlüng über den Einfluss geheimer Gesellschaften auf das Wohl der Menschheit, Freiberg 1811, p. 222. 36 Así, p. ej. el ejemplar que se conserva en el Museo masónico de Bayreuth tiene el nº 553. 37 K.C.F. Krause, op. cit., en nota 29, pp. III s. 38 Manuscritos Dresden, ele 35, IV, 529 (Carta al padre de 26.7.1810). 39 No he podido encontrar hasta ahora ningún ejemplar de esta tercera edición. 40 En el contexto de esta Comunicación es más interesante referirse a los materiales de la 2ª ed. ampliada que a los de la 1ª ed. 41 Véase la nota anterior. 42 Cfr. G. KLOSS, op. cit., en nota 6, pp. 3s. 43 J. SHAUNBERG, Das Denkmal für Br Krause, en : Die Bauhütte, nº 16, VIII Jahrgang 44 Veánse algunos ejemplos más en mi artículo citado en la nota 1 pp. 605 s. (correspondientes a las Actas del II Symposium), 89­91 (correspondientes a la Revista Historia de la Educación) y 87­89 (correspondientes a la tra­ ducción catalana). 1

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LA UNIDAD TRASCENDENTE DE LAS RELIGIONES, ¿UNCONOCIMIENTO METAFÍSICO? Por Jean Al-Quds “Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía. Ahora, mi corazón se ha convertido en el receptáculo de todas las formas religiosas: es pradera de las gacelas y claustro de monjes cristianos, templo de ídolos y kaaba de peregri­ nos, Tablas de la Ley y Pliegos del Qorán, porque profeso la religión del Amor y voy a donde quiera que vaya su cabalgadura, pues el Amor es mi credo y mi fe”. Ibn Arabí.

La decadencia moderna de

la metafísica, y el descono­ cimiento de su objeto, ha ve­ nido a menudo acompañada de un similar desconoci­ miento de los límites de la filosofía y de sus procesos inductivos y deductivos. La formación de esta peculiar “doctrina” que cree tener ba­ jo su imperio la naturaleza y toda la creación, ciertamente ha socavado la percepción general del carácter trascen­ dente e independiente de to­ da doctrina metafísica, así como ha afianzado su de­ pendencia del pensamiento puramente humano. De esta forma la razón como facul­ tad individual ha extrañado

al Intelecto, en cuanto “in­ viduo, sino en su identidad creado e increable”, así co­ con el Principio divino; y en mo el hombre exterior ha re­ razón no de la participación nunciado al verdadero ser indirecta y pasiva de la fe, o humano sumiéndose en las la experiencia mística, sino cuantificaciones del ámbito de la identidad entre el cog­ de lo material. noscente y lo conocido en el Hasta ese momento, los si­ Intelecto. No se halla este glos y las edades entendían punto muy lejano del ritual de un conocimiento pura­ masónico: mente intelectual que sobre­ pasando por definición al in­ ¿Dónde se halla el Maestro? dividuo, comprendía una En el Centro del Círculo, esencia supraindividual, uni­ donde no puede errar. versal, directa y no discursiva procedente de la Inteligencia Y del críptico enunciado que pura. Un conocimiento, «cien­ hizo suyo la poderosa Bauhütte, cia» de lo «general», no solo que agrupaba a las corpora­ más allá del razonamiento, ciones de masones alemanes de las profundidades de la del siglo XV: personalidad, y el devenir de las sociedades humanas, si­ «Un punto hay en el círculo no inclusive más lejos que la que en el cuadrado y trián­ fe en el sentido ordinario de gulo se coloca. ¿Conoces tú este término. Un ámbito que este punto? ¡Todo irá bien! no se agota pues en los pun­ ¿No lo conoces? ¡Todo será tos de vista filosófico y reli­ en vano!» gioso, sino que apoyándose en la intuición intelectual, Constituir este «centro» en participa de forma activa de el corazón del hombre, es la «Revelación» y el «Cono­ reedificar el templo como cimiento divino». asiento de la divinidad. El Tal certidumbre absoluta, no centro del círculo es el fiat emana sino de la misma lux desde el que se expande esencia profunda del ser hu­ la línea, la superficie, y el mano. No en cuanto a indi­ espacio, y que establece el LATOMIA - Octubre 2012 - Página 46


eje vertical de lo superior e inferior, así como las mani­ festaciones universales de la horizontal y los radios de la circunferencia. Pero es tam­ bién el nudo que reúne legí­ timamente los lazos sutiles de los planos de la existencia hacia el Principio, así como la totalidad de los «centros in­ dividuales» en el «centro primordial». Por este movi­ miento de «atracción», de «Amor», el Logos­ Intelecto origina la «edi­ ficación» de «puen­ tes», el derribo de las murallas de la exclu­ sión, y una «libertad de pasaje» para la realiza­ ción de la totalidad de las facultades del ser humano: físicas, psí­ quicas, ético­morales, y espirituales. Por todo ello es posible expresar, con convic­ ción y bajo el amparo de todas las tradiciones espirituales, que existe una «operación», una «acción» del Intelecto que se basa en los principios eternos de la metafísica, y que crea lazos de unión entre la singularidad sobrenatural de la revelación y la univer­ salidad natural de una inteli­ gencia hermenéutica. No son pocos los que han seña­ lado la idea tradicional de que el hombre podría for­ marse una intuición intelec­ tual de las esencias, pues en su semejanza él mismo par­ ticipa de ellas. Así como de­ sarrollar una aspiración a la realización de la totalidad de las posibilidades del Ser, y

de una unión aun más allá, hacia el Ser supra esencial que reposa impasible en sí mismo. Este principio trascendente es la piedra de fundación y la piedra angular del «esote­ rismo», y por extensión de las organizaciones iniciáti­ cas. Por ello en toda doctri­ na metafísica existe algo que siempre será «esotéri­

co», y que es la parte inex­ presable que conlleva toda concepción verdaderamente metafísica. La ley funda­ mental de este «esoterismo» ­como vía de conocimiento­ será el hacer visible la exis­ tencia de lo invisible, reve­ lar que existe un cubrimien­ to. Este «mysterion» que se oculta en el silencio de los siglos eternos, es decir en Dios mismo, es el corazón de su Esencia; y se halla en­ vuelto en el silencio porque es el mismo abismo de la esencia divina, el velo que ha de ser rasgado. Difícilmente las doctrinas teológicas admiten la inma­ nencia del Intelecto en todo

ser. Ese Intelecto que el Maestro Eckhart definió co­ mo «increado e increable» y le valió la condena de Juan XXII. Tal reconocimiento de la identidad esencial del hombre con el Principio Di­ vino, desestabiliza la obli­ gatoria «mediación» sacra­ mental y eclesiástica, y señala la realidad de su dig­ nidad para reconocer la obra divina en todas las formas y tradiciones. Así pues no es de ex­ trañar las terribles confusiones sembradas entre «esencia» y «substancia», deriva­ das de infundadas y recurrentes acusacio­ nes de «panteísmo» y «naturalismo», así co­ mo otras lamentables e intencionadas eti­ quetas al uso: «sincre­ tismo», «relativismo», «ateísmo», «materialismo», etc. Con todo, el conoci­ miento metafísico se ha mantenido como una reali­ dad «suprapersonal» que no está limitada ni determinada sino por el Principio Supre­ mo. Por ello, en el seno de las propias tradiciones, siem­ pre se ha encontrado una «autoridad» más profunda, Órdenes iniciáticas, e inclu­ so a aquellos que estaban en cierta forma «más allá» de las prescripciones de las for­ mas tradicionales; un miste­ rio sobre el que no podría­ mos hablar mucho más. Muchas doctrinas ­escritas y orales­ han recogido gran cantidad de enseñanzas, tra­

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diciones exegéticas, que han llegado a ser en cierta forma modos más o menos canóni­ cos de interpretación propios para aclarar los misterios de la Escritura. De igual forma han desarrollado, o habitual­

mente han sido acompañadas, de una hermenéutica sagra­ da, que sin ser propiamente una Revelación y sin el valor y la autoridad de una verdad real, han devenido en un modo de conocimiento, de una «gnosis» preexistente a la propia Revelación. Sím­ bolos precisos y técnicos, ta­ les como los números, la cosmología, formaban parte de un lenguaje para la inter­ pretación de esta Revela­ ción. Pero el «esoterismo» como tal, no sería únicamente la parte interior de una reli­ gión, o marco formal y de culto de una doctrina «exoté­ rica», incluso cuando tome a ésta como base y punto de apoyo. El «esoterismo», si bien toma su base y no pue­ de ser independiente de las formas religiosas tradiciona­ les, pertenece a una realidad de orden diferente. Su esen­ cia no se halla sometida a la forma exotérica, en cuanto que esta «dependencia» no es una relación de nivel jerárquico, sino de ámbitos

complementarios. Con lo que, toda pretensión de «au­ toridad» entre las funciones de orden exotérico y esotéri­ co debería situarse en este plano, si queremos evitar pretensiones e inversiones de las relaciones jerárquicas nor­ males, e incurrir en una nuli­ dad del valor espiritual a transmitir. Si toda perspectiva esotérica es relativa al revelatum que la funda, y, como consecuen­ cia, a la perspectiva exotérica de la que se distingue, algu­ nos autores y sectores ecle­ siásticos han deducido, que más allá de este esoterismo relativo, no podría concebir­ se un esoterismo pretendida­ mente absoluto o total, que se querría independiente de

tradiciones religiosas, y por tanto a la reducción de su propia esencia hasta confun­ dirse al ámbito exotérico. Lo contingente, y su vin­ culación a la salvación indi­ vidual, haría de esta par­ ticular visión del esoterismo dependiente del ser humano individual, plegándolo a las categorías propias de la teo­ logía, e identificando la gno­ sis de una metafísica inte­ gral con la propia teología, para la cual el ser humano nace desnudo, despojado de todas sus potencias ­inclu­ yendo la intelectiva­, y de la posibilidad de una unión con la Divinidad sin intermedia­ ción. Para un ser singular y contingente tal, ciertamente no parece existir otra vía que

toda forma religiosa deter­ minada. Sin embargo, esto sería olvidar la esencia del esoterismo que, precisamen­ te, tiene por objeto una esen­ cia indeterminada, por enci­ ma de toda determinación. Por ello, esta pretensión de una sujeción absoluta de la esencia de todo esoterismo a una forma religiosa, ha evolu­ cionado en numerosas oca­ siones hacia concepciones excluyentes frente a otras

la que se funda en la especi­ ficidad de un revelatum. Pe­ ro es que la Tradición siem­ pre ha admitido que el revelatum tiene su perfecta necesidad sobre un cierto orden. Solo que requiere pa­ ra ser comprendido, para devenir espíritu y vida en aquellos que lo reciben y lo hablan, una hermenéutica especulativa que posibilite una escala de grados de co­ nocimiento; y en cuya cúspide

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se halla la doctrina metafísi­ ca, la cual por su naturaleza puede acceder al conoci­ miento profundo e integral –esotérico­ de todas las doc­ trinas. Pues si es posible de­ cir que la Divinidad está más allá de todo concepto de Dios, el esoterismo procede igualmente de una suprae­ sencialidad más allá de la ontología común de lo revela­ do, y que bajo cierto aspec­ to, lo sobrepasa sin negarlo como expresó poéticamente Ibn Arabí:

propia tradición con la Ver­ dad supraformal, oscilando en el decurso temporal entre la conservación de la esen­ cia de su doctrina y una pro­ gresiva «exteriorización» o «exoterización». La metafí­ sica por su parte, al no estar asimilada a un «punto de vista» más que de una ma­ nera enteramente provisio­ nal, se sirve del mismo sím­

“Dios, el Omnipresente y el Omnipotente, no está ence­ rrado en ningún credo ni re­ ligión, porque dondequiera que os volváis, allí está el rostro de Dios”. Este conocimiento metafísi­ co como tal, se distinguiría entonces del “revelatum” por el hecho de que no tiene como finalidad un alcance teológico. Su intención pro­ pia es específica, la de una aproximación cognitiva, que persigue un objetivo de co­ nocimiento, de "gnosis". Sien­ do el objeto asignado a esta "gnosis" el de una cierta "re­ velación de la Revelación". Con todo, el conocimiento metafísico y el teológico no se hallan en una total oposi­ ción. El ámbito teológico o «dogmático» se funda en el espíritu de los creyentes, so­ bre una Revelación. Pero al tender hacia un conocimien­ to accesible a cada indivi­ duo, identifica los símbolos o formas particulares de su

bolo o de la misma forma a título de medio de expre­ sión, pero sin ignorar su re­ latividad o la naturaleza contingente de su envoltura formal. Es por esto por lo que cada una de las grandes religiones intrínsecamente ortodoxas, por sus dogmas, sus ritos y sus demás símbo­ los, puede servir de medio de expresión a toda verdad conocida directamente por el Intelecto Supremo. En función del grado de «exteriorización» de cada tradición religiosa, y su adaptación de las verdades metafísicas o universales al lenguaje dogmático, ya to­ talmente exotérico, entende­ remos que la verdad intrín­ seca del dogma no es

accesible a todos, y menos por la mera creencia o la fe nacida del sentimentalismo; único modo de participación posible en las verdades divi­ nas para la gran mayoría de los hombres tal como dice Orígenes: «Hay diversas for­ mas del Verbo bajo las cua­ les El se revela a sus discí­ pulos, conformándose al grado de luz de cada uno, según el grado de sus progresos en la santidad.»1 Las propias lí­ neas de transmisión de la doctrina, a veces han tenido varias líneas simultáneas que, remontándose a la misma fuente, pretendían fijar tanto un dogma o la observancia de una ley común, como asegurar una transmisión correcta de su dimensión metafísica ­o esotérica­. Por ello no es sorprendente la convivencia de diversas ma­ nifestaciones de naturaleza exotérica y esotérica, la exo­ terización progresiva de al­ gunas de ellas, así como la continuidad de una enseñan­ za reservada, interior a la comunidad, ya fuera bajo la forma corporativa de una Orden específica o no. En cualquier caso, la perdurabi­ lidad de estos velos del Templo, que separan lo visi­ ble de lo invisible, lo externo de lo interno, y su rasgado o exposición a la multitud, pretende expresar la perma­ nente separación entre el dominio religioso­teológico, y el iniciático­esotérico­me­ tafísico. Únicamente el Intelecto, la dimensión metafísica o “esoté­

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rica”, al no proceder de una creencia ni de un razona­ miento, puede entonces so­ brepasar al dogma en el senti­ do de que, sin contradecirlo jamás en su forma, lo pene­ tra en su «dimensión inter­ na», que es la verdad infinita que domina todas las for­ mas. El conocimiento me­ tafísico que deriva de su acción, no limitado en absoluto a una «teoría», está llamado a la aprehensión de las verdades trascen­ dentes. Sin embargo, no estamos tratando aquí de darle una nueva forma filosófi­ ca. Ni siquiera de darle una definición mediante los modos de expresión filosófi­ cos, pues ello única­ mente comportaría una nueva vestidura racional y dialéctica de una concepción con las limitaciones marcadas por su pro­ pia expresión. Por ello, el vehículo natu­ ral de la proposición metafísica, se vuelve hacia el símbolo como resumen y nexo entre lo visible y lo in­ visible, el mundo y el supra­ mundo, la evidencia y la certidumbre. Su comunica­ ción, de carácter vertical, as­ ciende y desciende en aque­ llos capaces de recibirla por estos medios simbólicos, ac­ tualizando en ellos el cono­ cimiento latente que portan «eternamente» en sí mis­ mos.

Quizás nuestra era, pese a las ilusiones del progreso moral y social indefinido, sea la menos proclive a la comprensión de determina­ das verdades, y a que este ámbito metafísico o «esoté­ rico» sea expuesto clara­ mente sin la sujeción apa­ rente de formas religiosas e

ideológicas. No obstante, tampoco sea superfluo exa­ minar el estado actual de to­ das las formas religiosas que conforman el «exoterismo» o vehículo de la doctrina, y su capacidad real para con­ ducir al ser humano a un es­ tado de realización plena, si entendemos por ello todas sus dimensiones espiritua­ les. La confusión espiritual de nuestra época ha alcanza­ do un grado tal que el cono­

cimiento metafísico ha de­ venido en «inconveniente», cuando no usurpado, para enmascarar ideas tan poco espirituales y tan peligrosas como solo hoy es posible concebir. El «esoterismo» co­ mo doctrina metafísica, es tan a menudo plagiado y de­ formado sin ningún escrúpulo, que parece respon­ der a una voluntad babélica de mante­ ner las formas tradi­ cionales en estado de agonía, confundidas y desprovistas de su esencia, mantenidas en una separación y aparente incompati­ bilidad exterior vo­ luntariamente ampli­ ficada. No son pocos los espíritus contem­ poráneos que tienen en gran descrédito toda tradición, sea religiosa o de índole iniciática. Por ello, quizás sea una obli­ gación en esta época de proliferación de plataformas interna­ cionales para el en­ tendimiento de culturas y el entendimiento de civiliza­ ciones, hacer entrever de una parte, qué es el esoteris­ mo verdadero como conoci­ miento metafísico, y lo que no lo es; y de otra parte, lo que podría constituir la soli­ daridad profunda y eterna de todas las formas del espíritu. La unidad de las religiones que puede ser concebida por el conocimiento metafísico

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no tiene lugar como tal en el plano exterior, en el plano de las formas, donde puede tener lugar la tolerancia, la camaradería, el intercambio de experiencias y pensa­ mientos; todo lo cual es no obstante deseable y saludable para los marcos internacio­ nales de convivencia. Sobre una base tal, las formas re­ veladas, aumentarían su «ais­ lamiento» real, o desprovis­ tas de una razón suficiente, tenderían a un sincretismo suprarreligioso totalmente vin­ culado a los aspectos exter­ nos –exotéricos­. Por ello, no puede causar sino ex­ trañeza las acciones de algu­ nas Iglesias tendentes por un lado, al exclusivismo exclu­ yente frente a otras tradicio­ nes, y por otro, a la mezcla y atenuación de sus elementos rituales, así como la insisten­ cia de algunos sectores en atribuir a la masonería la va­ na pretensión, tan vacía de fondo como de forma, de ser una nueva «metarreligión» por encima de las demás, y destinada a suplantarlas. Cier­ tamente la indefinición doc­ trinal de la masonería, o me­ jor dicho, la no sujeción a una forma doctrinal específi­ ca, ha alimentado este te­ mor. Y su visión de un «eso­ terismo» global no ha sido muy bien comprendida. Pero también es verdad que tampo­ co ha ayudado la proliferación de masones reactivos –en fondo y forma­ a toda tradi­ ción espiritual ortodoxa, y con concepciones del «eso­ terismo» tendentes a la for­

mación de meta religiones e implantación de un «nuevo orden mundial» como fuera en su día Albert Pike. Estas manifestaciones vendrían a constituir en realidad nuevas «exoterizaciones» ideológi­ cas, que se hallan lejanas de las tradiciones regulares y fundacionales de la francma­ sonería, y que lamentable­ mente han servido en varias ocasiones para justificar con­ denas contra la Orden masó­ nica. La unidad de las religiones, en su dimensión interna, de­ be fundamentarse por tanto sobre el conocimiento de na­ turaleza «trascendente». Es decir en la compresión «ab­ soluta», más allá de interpre­ taciones y opiniones, del co­ nocimiento metafísico; el cual constituye, como he­ mos puesto de manifiesto, un conocimiento espiritual de naturaleza profunda y esencial ­esotérico­, que no hallándose vinculado de ma­ nera exclusiva a ninguna forma particular, participa realmente de la esencia del Principio Primero. De esta manera, todo antagonismo aparente entre las opacidades de las formas, únicamente se situaría en las convenciones externas de su doctrina, sin afectar a la verdad una y universal que subyace bajo sus dogmas y símbolos, pues todas se remontan a la mis­ ma fuente y manantial. Por ello, pese a la creencia particular en las bondades de una vía en particular, y la

adopción de una Revelación como superior o de «centra­ lidad» relativa sobre las demás, no existe contradic­ ción al asumir un conoci­

miento metafísico profundo de cada una y el consecuente universalismo de todas ellas. El conocimiento metafísico comprende y ama la verdad que fluye en el interior de cada forma tradicional, aun­ que cada cual elija su desti­ no particular. Humilde ante la verdad, y bañado en esta Gracia que proviene de lo Alto, asume e ilumina la unidad que se encuentra bajo la multiplicidad. Religa toda cosa al principio del que procede, así como los planos de la manifestación en la Realidad Suprema. Pues al igual que más allá del Ser se halla el No­Ser, lo inmani­ festado, más allá de las for­ mas particulares se halla la unidad de la Palabra divina, la Palabra Perdida que reu­ nifica el Ser a partir de sus nombres sustitutivos, todas ellas formas de expresión que vehiculan la Palabra hasta los hombres. La francmasonería busca esa Palabra Perdida, esa clave universal, pero como revela­

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ción íntima en el corazón del hombre. El propio Rito de la francmasonería es un «cable de transmisión» que arrastra una influencia espiritual, una vía iniciática abierta a los hombres de todas las Tradiciones, que hunde sus raíces en la «Tradición Pri­ mordial», a su vez madre y maestra de todas las tradi­ ciones ortodoxas sin excep­ ción. No es la única organi­ zación iniciática, ni pretende una exclusividad sobre el «esoterismo» que hemos ex­ puesto aquí. Sin embargo, por su filiación regular, y su devenir histórico hasta eri­ girse en «Arca» de todo lo que ha habido de verdadera­ mente iniciático en el mundo occidental, la francmaso­ nería ha permitido permane­ cer con vida, a los relevantes

responde sin lugar a dudas a la trascendente misión de su patrono, San Juan:

LATOMIA

Pedro, volviéndose, vio si­ guiéndoles, al discípulo que Jesús amaba, el que durante Gran Maestro de la G.L.E. Oscar de Alfonso la Cena había reposado so­ bre el pecho de Jesús... Pe­ dro entonces al verlo dijo a Jesús: " ¿Y éste, Señor, que será de él?", Jesús le dijo: "Si quiero que permanezca Director de la publicación Jorge Ceballos hasta que yo venga, ¿qué te importa?” (Jn. XXI, 20­23). Que no es más que lo que quiere expresar simbólica­ mente la fórmula ritual, según la cual, la Logia de San Juan se tiene en el «Va­ lle de Josafat», asistiendo al desvelamiento de la Provi­ dencia en las diferentes Tra­ diciones. BIBLIOGRAFIA

Orígenes, Contra Celso., IV, 16. Denys Roman, Los destinos de la Francmasonería. 1

Editor de la publicación Galo Sánchez

Comité de Redacción Pere Sánchez Florencio Serrano José Luis M. Garcia Alberto Gallardo

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elementos de civilizaciones muertas, y de constituirse así, no únicamente en los vestigios del pasado, sino en los gérmenes del futuro, siempre susceptibles a ser «reanimados», e «incorpora­ dos» en el «ciclo venidero», cuando «todo sea nuevo».2 Este papel escatológico de la francmasonería, el de per­ manecer viva durante todo el devenir de la humanidad,

Correspondencia

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