NUMERO 4 - MARZO 2012
ENTREVISTA A JOHN WADE POR UNA ÉTICA MUNDIAL VIDA, ARTE, SÍMBOLO EN J.A. CIRLOT
SUMARIO
ENTREVISTA A JOHN WADE............................................ 3 POR UNA ÉTICA MUNDIAL................................................ 6 EL ARTE NO ES NADA SIN LA CIENCIA......................... 17 METODOLOGÍAS EN Ha DE LA MASONERÍA............... 19 VIDA, ARTE, SÍMBOLO EN J.A. CIRLOT........................ 35 EL CERO METAFÍSICO Y LA UNIDAD............................ 41 GANADORES CONCURSO DE MICRORRELATOS......... 47 II PREMIO A LA MEJOR PLANCHA MASÓNICA........... 48
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ENTREVISTA A JOHNWADE, P.V.Mde la Logia de Investigación Quatuor Coronati nº 2076 Por Ibeanyi Mora Revista Latomia: ¿Qué es la logia Quatuor Coronati, cual su función, y cual es la razón de su fundación? John Wade: La Logia Qua tuor Coronati Nº 2067, la pri mera logia de investigación masónica, se fundó en 1884 por un grupo de nueve her manos: Sir Charles Warren (entonces Coronel y más tar de General), W.Harry Rya lands, Robert Freke Gould, el reverendo Adolphus F.A. Woodford, Sir Walter Besant, John P. Rylands, Major Sis son C. Pratt, William James Hughan y George W.Speth. Todos eran estudiantes y al gunos de ellos altamente dis tinguidos en el campo de es tudios masónicos. La carta patente de la logia fue otor gada por la Gran Logia Uni da de Inglaterra (UGLE) el 28 de Noviembre de 1884 pero, por indicaciones del maestro, el Hermano Warren, que fue enviado en misión diplomática y militar a Áfri ca, su ceremonia de consa gración no se pudo celebrar hasta el día 12 de Enero de 1886. Los objetivos de los fundadores fueron el desarro llo del interés por la investi gación de los hermanos de cualquier parte; alentar el es tudio de las diversas facetas de la masonería; leer artículos en logia, discutirlos abierta
mente y, si fuese apropiado, criticarlos; atraer la atención y conseguir la cooperación de estudiosos de masonería de todo el mundo. Para ello establecieron un nuevo estilo de investigación en Franc masonería. El mismo ignora ba conclusiones básicas que derivaban de escritos imagi nativos de autores tempranos y, por este motivo, la logia llegó a ser considerada la “auténtica escuela” de los es tudiosos de la masonería. A pesar de que los esfuerzos de
llegar a ser una completa bi blioteca y que, en tiempos más recientes, ha sido depo sitada por motivos de como didad en el Museo y Biblio teca de la Gran Logia Unida de Inglaterra en Londres, y ahora se beneficia de las gestiones de un equipo de bibliotecarios profesionales. Los fundadores además de cidieron publicar facsímiles y reeditar valiosos y antiguos libros, manuscritos y otros documentos; se ha hecho mu cho, pero el trabajo continúa.
los miembros de la logia, los trabajos de los historiadores tempranos fueron cuidadosa mente analizados y mucho de lo que había sido anterior mente aceptado como válido fue rechazado. Los fundado res inauguraron lo que iba a
El nombre de la logia, Qua tuor Coronati (los estudiantes de latín hubiesen preferido “Quattuor”) fue elegido por su conexión con los masones operativos. Los “Cuatro coro nados” fueron martirizados un 8 de Noviembre del año 302
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de nuestra era y fueron con siderados los santos patrones de los canteros desde el año 400 hasta el 1600. La tenida de instalación de la logia tie ne lugar cada año en el se
de la logia sobre alguna ma teria en particular. Revista Latomia: ¿Cuánto tiempo ha estado Ud. en ma sonería?
Revista Latomia: ¿Cree que los masones conocen la ver dadera naturaleza e historia de su institución? John Wade: Puede que no, pero esto es una gran genera lización que no puede ser cuantificada con precisión, y que además varia de Obe diencia en Obediencia. Tam bién existen grandes varian tes en la visión de los aspectos más esotéricos de la masonería. Revista Latomia: ¿Está la comunidad académica inte resada en la Francmasonería, o por el contrario se muestra completamente indiferente?
gundo jueves de Noviembre, siendo ésta la fecha práctica más cercana a la de su marti rio. A la membresía de la lo gia se accede por invitación, y esta solo se hace extensible a miembros de obediencias reconocidas por la Gran Lo gia Unida de Inglaterra que hayan hecho importantes con tribuciones en el campo del estudio de la masonería, o bien en el arte, literatura o las ciencias.. La publicación de la logia, “Ars Quatuor Co ronatum” (AQC) se publica anualmente e incluye los do cumentos leídos en logia jun to a los comentarios y discu siones que generan. Muchos otros documentos también aparecen tan amplia y varia damente como es posible, además de reseñas de libros de interés masónico, y pre guntas enviadas al editor pa ra que responda él mismo o algún miembro cualificado
John Wade: 30 años y cua tro meses. Revista Latomia: ¿Qué fin le indujo a solicitar el ingre so? John Wade: Mis dos abuelos por ambas partes fueron ma sones aunque mi padre, quien murió a la temprana edad de 44 años, no lo fue, y además tengo varios amigos contemporáneos que fueron miembros de la orden.
John Wade: Si, un número creciente de académicos, es pecialmente en departamen tos de Historia, están toman do interés en la masonería, especialmente desde la crea ción de centros de investiga ción en ciertas universidades tanto en el Reino Unido co mo en el extranjero (Por ej. Holanda y EEUU), siguiendo el éxito de una de las prime ras de estas, el Centro de In vestigación sobre Francma sonería y Fraternidades en la Universidad de Sheffield (Cu yo trabajo comenzó en el año 2000 y continua por espacio ya de más de 10 años). Revista Latomia: ¿Cómo se percibe el estado de la maso nería desde el punto de vista del investigador? John Wade: Habitualmente como un rico campo de fuen tes generalmente sin explotar
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Revista Latomia: ¿De cuál de tus publicaciones se sien te más satisfecho y cuál fue la más compleja? John Wade: Creo que obtu ve mayor satisfacción de un artículo mío que analizaba la fascinante logia de Edimbur go “Roman eagle Lodge” Nº160, y el uso del latín en la dirección de sus ceremo nias y la salvaguarda de sus actas del periodo entre 1785 y 1793 en el Nº120 de “Ars Quattuor Coronatum”(2007), pags 2699. El artículo de investigación más complejo fue mi trabajo acerca del pri mer ritual de Marca, en mi documento publicado en las 10ªs conferencias de Grandes Expertos de Marca publicado por la Gran logia de Exper tos de Marca en Julio de 2011. para historiadores de materia social, económica y política, especialmente para aquellos que trabajan sobre la historia del siglo XVIII y XIX. Este acercamiento tuvo como su pionero al profesor Andrew Prescott del anteriormente mencionado Centro de Estu dios sobre la masonería y las fraternidades (CRFF) de Sheffield. Revista Latomia: Ud. Ha conocido la masonería en va rios países. ¿Cuáles fueron las principales diferencias que observó acerca de sus modos de trabajo? John Wade: Todo indica que generalmente existe un ma
yor interés en los aspectos más filosóficos y esotéricos de la masonería en las obe diencias de la Europa conti
nental, pero de nuevo no ten go medios para cuantificar esto, es meramente una im presión.
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HACIA UNA ÉTICA MUNDIAL: UNA DECLARACIÓNINICIAL Artículo cedido por Hans Küng desde la Fundación “Global Ethic Foundation”. Declaración del II Parlamento de las Religiones del Mundo.
(*Nota de edición: nuestro agradecimiento en nombre de Gran Logia de España al eminente Prof. Küng por la gentileza de su cesión, y los ánimos futuros a nuestra institución en el desarrollo de sus ideales).
Principios de una ética mundial Nuestro mundo atraviesa una crisis de alcance radical; una crisis de la economía mun dial, de la ecología mundial, de la política mundial. Por doquier se lamenta la ausen cia de una visión global, una alarmante acumulac1ón de problemas sin resolver, una parálisis política, la medio cridad de los dirigentes polí ticos, tan carentes de perspi cacia como de visión de futuro y, en general, faltos de interés por el bien común. Demasiadas respuestas anti cuadas para nuevos retos. Cientos de millones de per sonas, cada día más, padecen en nuestro planeta el desem pleo, la destrucción de las fa milias, la pobreza y el ham bre. La esperanza de una paz duradera entre los pueblos se desvanece progresivamente. Las tensiones entre los sexos y las generaciones han alcan
zado dimensiones inquietan tes. Los niños mueren, asesi nan y son asesinados. Cada vez se ven mas Estados sacu didos por casos de corrup ción política y económica. La convivencia pacífica en nuestras ciudades se hace más y más difícil por los conflictos sociales, raciales y étnicos, por el abuso de la droga, por el crimen organi
zado, incluso por la anar quía. Hasta los vecinos viven a menudo angustiados. Nues tro planeta sigue siendo sa queado sin miramientos. Nos amenaza la quiebra de los ecosistemas. Con especial preocupación observamos cómo, en no po cos lugares de este mundo, dirigentes y seguidores de religiones incitan una y otra
vez a la agresión, al fanatis mo, al odio y a la xenofobia, a incluso inspiran y justifi can enfrentamientos violen tos y sangrientos. Muchas veces la religión se convierte abusivamente en puro instru mento para la conquista del poder político y se utiliza hasta para encender la gue rra. Algo que nos llena de una especial repugnancia.
Condenamos todas estas ma nifestaciones y proclamamos que esto no puede ser así, que no debe ser así. Y no de be ser así porque ya existe una ética capaz de afrontar y reconducir tan funestas ma nifestaciones globales. Esta ética, ciertamente, no ofrece soluciones directas a todos los problemas mundiales, tan inmensos, pero sí constituye
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la base moral de un mejor orden individual y global; brinda una visión que sea ca paz de recuperar a las mujeres y a los hombres redimiéndo los de la desesperación y del dominio de la fuerza, y que
• Todos somos responsables en la búsqueda de un orden mundial mejor; • que resulta imprescindible un compromiso con los dere chos humanos, con la liber tad, la justicia, la paz y la conservación de la Tierra; • que nuestras distintas tradi ciones religiosas y culturales no deben ser obstáculos que nos impidan trabajar juntos, activamente, contra cuales quiera formas de deshumani zación y a favor de una ma yor humanización;
sea capaz también de liberar del caos a las sociedades. Somos hombres y mujeres que profesamos los precep tos y prácticas de las diver sas religiones del mundo. Queremos dar fe de que ya existe un consenso entre esas religiones que puede consti tuir el fundamento de una ética mundial. Se trata de un consenso básico mínimo re lativo a valores vinculantes, criterios inalterables y actitu des morales fundamentales.
I. No es posible un nuevo orden mundial sin una ética mundial Nosotros, hombres y mujeres de diferentes religiones y re giones del Planeta, nos diri gimos a todos los hombres, religiosos y no religiosos, con el propósito de manifes tarles que estamos convenci dos de que:
• que los principios expues tos en esta Declaración pue den ser compartidos por todo ser humano animado de con vicciones éticas, estén o no fundamentadas religiosamente; • que nosotros, en tanto que seres humanos orientados es piritual y religiosamente, que fundamentan su vivir en una realidad última y de ella ob tienen en actitud confiada, mediante la oración o la me ditación, a través de la pala bra o del silencio, su fuerza espiritual y su esperanza, nos sentimos en la especialísima obligación de procurar el bien de la Humanidad entera y de cuidar el planeta Tierra. No nos consideramos mejo res que los demás, pero tene mos fe en que la secular sa biduría de nuestras religiones será capaz de abrir nuevos horizontes de cara al futuro. Tras dos guerras mundiales y
concluida la guerra fría, tras el derrumbamiento del fas cismo y del nazismo y supe rados ya el comunismo y el colonialismo, la Humanidad ha entrado en una nueva fase de su historia. La Humani dad dispone hoy de suficien tes recursos económicos, culturales y espirituales co mo para instaurar un mejor orden mundial. A pesar de ello, una serie de tensiones étnicas, nacionalistas, socia les, económicas y religiosas, antiguas y modernas, ponen en peligro la construcción pacífica de un mundo mejor. Nuestra época, ciertamente, ha experimentado un progre so científico y técnico sin precedentes. Pero también es un hecho innegable que, a lo largo y ancho del mundo, la pobreza, el hambre, la mor tandad infantil, el paro, el empobrecimiento y la des trucción de la Naturaleza no han decrecido sino que por el contrario han seguido au
mentando. Muchos pueblos están amenazados por la rui na económica, el desmante lamiento social, la margina ción política, la catástrofe ecológica, la quiebra nacio nal. En tan dramática situación
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mundial, a la Humanidad no le bastan los programas y las actuaciones de carácter polí tico. Necesita ante todo una visión de la convivencia pacífica de los distintos pue blos, de los grupos étnicos y éticos y de las regiones, ani mados por una común res ponsabilidad para con nues tro planeta Tierra. Una visión semejante se basa en espe ranzas, en objetivos, ideales, criterios; dimensiones todas ellas que muchos hombres diseminados por el ancho mundo han ido perdiendo. Y sin embargo estamos con vencidos de que precisamen te las religiones, a pesar de todos sus abusos y reiterados fallos históricos, pueden res ponsabilizarse de que tales esperanzas, objetivos, idea les y criterios puedan perdu rar, enraizar y pasar a formar parte de nuestra vida. Esto es especialmente válido en el caso de los estados modernos. Estos garantizan la libertad de conciencia y de religión, Pero con ello no suplen valo res, convicciones y normas vinculantes válidos para to dos los humanos, con inde pendencia del origen social, sexo, color de piel, lengua o religión. Estamos convencidos de la unidad fundamental de la fa milia humana que puebla nuestro planeta Tierra. Por eso queremos traer a la me moria la Declaración Univer sal de los Derechos Huma nos hecha por Naciones
Unidas en 1948. Lo que en ella se proclamaba solemne mente en el plano del dere cho, eso mismo queremos
nosotros ratificar y profundi zar aquí desde el ángulo de la ética: el respeto total a la persona humana, al carácter inalienable de la libertad, a la igualdad básica de todos los humanos y a la interde pendencia de todos con to dos. A partir de experiencias per sonales y a la vista de la pre caria historia de nuestro pla neta, hemos aprendido: • que solamente con leyes, reglamentos y convenciones no se puede crear, y mucho menos imponer, un mejor or den mundial; • que la consecución de la paz y de la justicia y la con servación de la Tierra depen den de la actitud y de la dis posición de los seres humanos para hacer valer el derecho; • que el compromiso con el derecho y la libertad supone una toma de conciencia pre via de las responsabilidades y obligaciones, y que, por tanto, es menester interpelar
a los seres humanos en su mente y en su corazón; • que el derecho sin eticidad no tiene a la larga consisten cia ninguna y, en consecuen cia, sin una ética mundial no es posible un nuevo orden mundial. Por ética mundial no enten demos una nueva ideología, como tampoco una religión universal unitaria más allá de las religiones existentes ni, mucho menos, el predominio de una religión sobre las otras. Por ética mundial en tendemos un consenso bási co sobre una serie de valores vinculantes, criterios inamo vibles y actitudes básicas personales. Sin semejante consenso ético de principio, toda comunidad se ve, tarde o temprano, amenazada por el caos o la dictadura y los individuos por la angustia.
II. condición básica: Todo ser humano debe recibir un trato humano Todos los humanos sin ex cepción somos seres falibles, imperfectos, con límites y deficiencias. Además tene
mos experiencia de la reali dad del mal. Por eso mismo,
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y a pesar de estas limitacio nes, nos sentimos obligados
a señalar, por el bien de la Humanidad, los que juzga mos deben ser elementos bá sicos de una ética común pa ra toda la Humanidad, tanto para los individuos como pa ra las comunidades y organi zaciones, para los Estados a inclusive para las religiones. Estamos convencidos de que nuestras tradiciones éticas y religiosas, seculares ya en su mayor parte, contienen sufi cientes elementos éticos que muy bien pueden ser enten didos y vividos por todos los humanos de buena voluntad, sean o no religiosos. A este respecto somos cons cientes de que nuestras dife rentes tradiciones éticas y re ligiosas fundamentan el cri terio, a menudo de forma muy diversa, sobre lo que es para el hombre útil o dañino, justo o injusto, bueno o ma lo. No queremos ignorar ni pretendemos difuminar las hondas diferencias entre las distintas religiones. Pero es tas desemejanzas no deben impedirnos proclamar públi camente lo que ahora ya nos es común y con lo cual nos sentimos todos igualmente obligados en corresponden
cia con nuestro propio com promiso ético o religioso. También somos conscientes de que las religiones por sí solas no pueden resolver los problemas ecológicos, econó micos, políticos y sociales que padece nuestro planeta. Pero sí pueden conseguir lo que solamente con planes económicos, programas polí ticos y regulaciones jurídicas resulta a todas luces inalcan zable: un cambio interior del hombre, un cambio total de la mente. Con otras palabras, la transformación del «co razón» humano mediante la «conversión» a una nueva actitud de vida, alejándole del camino equivocado. Sin duda alguna, la Humanidad necesita transformaciones so ciales y ecológicas, pero no menos necesita una renova ción espiritual. En tanto que personas animadas de un sentido religioso deseamos implicarnos en esta tarea de renovación, plenamente cons cientes de que precisamente las fuerzas espirituales de las religiones pueden proporcio nar a la vida de los hombres una confianza básica, un ho rizonte vital, unos criterios estables y una patria espiri tual. Las religiones sólo podrán acometer esta tarea de forma creíble si eliminan los con flictos que ellas mismas pro vocan, si deponen toda arro gancia y desconfianza mu tua, si abandonan prejuicios y estereotipos y profesan res peto a las tradiciones, santua rios, fiestas y ritos de los
otros creyentes. Todos sabemos que en todas las partes del mundo hay se res humanos que siguen re cibiendo un trato inhumano. Se les priva de sus condicio nes vitales, se les arrebata la libertad, se pisotean sus de rechos humanos, se despre cia su dignidad humana. ¡Pe ro fuerza no equivale a derecho! Ante tanta inhuma nidad, nuestras convicciones éticas y religiosas nos mue ven a gritar que ¡todo ser hu mano debe recibir un trato humano! Esto significa que todo ser humano, sin distinción de sexo, edad, raza, clase, color de piel, capacidad intelectual o física, lengua, religión, ideas políticas, nacionalidad
o extracción social, posee una dignidad inviolable e inalienable. Por esa razón, todos, individuos y Estado, están obligados a respetar esa dignidad y a garantizar eficazmente su tutela. La economía, la política y los medios de comunicación, los centros de investigación y las empresas han de conside
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rar siempre al ser humano sujeto de derecho; la persona debe ser siempre fin, nunca puro medio, nunca objeto de comercialización e industria lización. Nada ni nadie está «más allá del bien y del mal»: ni individuo, ni estrato social, ni grupo de interés por influyente que sea, ni cártel de poder, ni aparato policial, ni ejército, ni Estado. Al contrario: ¡Todo ser hu mano, dotado de razón y de conciencia, está obligado a ac tuar de forma realmente hu mana y no inhumana, a hacer el bien y a evitar el mal! Nuestra Declaración preten de explicitar el concreto sig nificado de esto. Pretende mos traer a la memoria, con vistas a un nuevo orden mundial, ciertas normas éti cas inamovibles, absolutas. Unas normas que lejos de ser cadenas y grilletes para los seres humanos les sirvan de ayudas y apoyos en su cami no hacia el reencuentro con una directriz vital, con unos valores vitales, con una acti tud vital y un sentido vital, y su correspondiente puesta en práctica. Para conducirse de forma verdaderamente humana vale ante todo aquella regla de oro que, en el transcurso de milenios, se ha ido acreditan do en muchas tradiciones éti cas y religiosas: No hagas a los demás lo que no quieras para ti. Un principio que tie ne un planteamiento positi vo: Haz a los demás lo que
quieras que te hagan a ti. Es ta debería ser norma incondi cionada, absoluta, en todas las esferas de la vida, en la familia y en las comunida des, para las razas, naciones y religiones. Los egoísmos de todo tipo, sean individuales o colecti vos, aparezcan en forma de ideología de clase, de racismo, de nacionalisrno o de sexis mo, son reprobables. Noso tros los condenamos porque le impiden al ser humano ser verdaderamente humano. Au todeterminación y autorreali zación sólo son plenamente legítimas cuando no apare cen desligadas de la respon sabilidad individual frente a uno mismo y frente al mundo, cuando se vinculan a la res ponsabilidad para con el pró jimo y con el planeta Tierra. Esta regla de oro incluye una serie de normas muy concre tas a las que debemos atener nos. De ella dimanan cuatro antiquísimos principios que podemos encontrar en la ma yoría de las religiones del mundo.
III. Cuatro orientaciones inalterables 1. Compromiso a favor de una cultura de la no violencia y respeto a toda vida Innumerables personas de todas las religiones y regio nes de la Tierra procuran huir del egoísmo y llevar una vida caracterizada por un
compromiso en favor de sus congéneres y del mundo que les rodea. A pesar de ello, en el mundo de hoy el odio es ilimitado, como la envidia, la rivalidad y la violencia, no sólo entre individuos, sino también entre grupos socia les y étnicos, entre clases y razas, naciones y religiones. El use de la fuerza, el tráfico de drogas y el crimen orga nizado, equipado a menudo con las posibilidades técni cas más modernas, alcanzan dimensiones planetarias. En muchas partes se gobierna
todavía mediante el ejercicio del terror «desde arriba»; los dictadores violentan a sus pueblos, se extiende la vio lencia institucional. Incluso en algunos países en los que existen leyes que garantizan las libertades individuales se tortura a los prisioneros, se practican mutilaciones, se asesina a los rehenes. A) Pero gracias a las grandes y antiguas tradiciones reli giosas y éticas de la Huma nidad nos ha llegado un mandamiento: ¡No mataras! O, dicho positivamente, ¡res peta la vida! Saquemos, pues, las consecuencias de este antiquísimo precepto. Todo ser humano tiene dere
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cho a la vida, a la integridad corporal y al libre desarrollo de su personalidad siempre que el ejercicio de este dere cho no lesione los de los demás. Ningún ser humano tiene derecho a maltratar fí sica o psíquicamente a otro, a lesionarle o, por supuesto, a matarle. Y ningún pueblo, ningún Estado, ninguna ra za, ninguna religión tiene el derecho de discriminar, «de purar», exiliar ni, por su puesto, exterminar a una mi noría de otra condición a otro credo. B) Ciertamente, allá donde haya humanos habrá siem pre conflictos. Pero, como principio, tales conflictos de berían solventarse sin recur so a la violencia sino en el marco de un ordenamiento jurídico. Esto vale tanto para los individuos como para los Estados. A los dirigentes polí ticos se les exige más que a ningún otro que se atengan al orden jurídico y se em peñen en lograr soluciones pacíficas, en lo posible no violentas, en el marco de un ordenamiento de paz inter nacional, que a su vez precisa ser salvaguardado y defendi do frente a los violentos. La carrera de armamentos es un camino equivocado; el de sarme, un imperativo del mo mento presente. Que nadie se engañe: ¡No es posible la supervivencia de la humani dad sin una paz mundial! C) Por eso los jóvenes de berían aprender ya en la fa
milia y en la escuela que la fuerza nunca puede ser me dio de confrontación con los demás. Sólo así puede esta blecerse una cultura de la no violencia. D) La persona humana es inmensamente valiosa y ab solutamente merecedora de protección. Pero la vida de los animales y de las plan tas, que junto con nosotros habitan este planeta, tam bién merece salvaguardia, conservación y cuidado. La explotación desenfrenada de los elementos básicos natu rales, la destrucción despia dada de la biosfera y la mili tarización del cosmos son un crimen. Como humanos con la vista puesta en las generaciones venideras te nemos una responsabilidad especial para con el planeta
Tierra y el cosmos, el aire, el agua y el suelo. En este mundo todos estamos impli cados recíprocamente y de pendemos los unos de otros. Cada uno de nosotros de pende del bien de la colecti vidad. Por eso no tiene sen tido proclamar la soberanía humana sobre la naturaleza y el cosmos, sino que por el contrario deberíamos entre garnos a fomentar la comu
nidad humana con la natura leza y el cosmos. E) Ser verdaderamente hu mano, según el espíritu de nuestras grandes tradiciones religiosas y éticas, significa ser afable y abierto a la coo peración, en la vida privada y en la pública, no ser jamás desconsiderado y brutal. Ca da pueblo, cada raza y cada religión debe tributarle a las demás tolerancia y respeto, a incluso estima y conside ración. Las minorías, sean de tipo racial, étnico o reli gioso, necesitan nuestra pro tección y estímulo. 2. Compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo Muchos seres humanos de todas las regiones y religio nes se esfuerzan en practicar la solidaridad recíproca y en llevar una vida de trabajo y de fidelidad en su quehacer profesional. A pesar de ello, en el mundo de hoy el ham bre, la pobreza y la necesi dad son ilimitadas. La culpa de que esto sea así no recae solamente en el individuo. También son culpables, y muy frecuentemente, unas estructuras sociales injustas. Hay millones de personas que carecen de trabajo. Otros muchos millones son explotados con trabajos mal remunerados, confinados en los márgenes de la sociedad y obligados a existir con un mínimo de posibilidades. En
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muchos países las diferen cias entre ricos y pobres, en tre fuertes y débiles, son abrumadoras. En un mundo como el nuestro, en el que tanto el capitalismo desen frenado como el socialismo estatal totalitario han soca vado y destruido muchos va lores éticos y espirituales, cunde un afán de lucro des medido y una rapacidad sin freno, junto con una ideo logía materialista del progre so que se manifiesta en una creciente exigencia al Esta do sin la contrapartida de una exigencia de compromi so personal. La corrupción se ha vuelto verdadero cán cer social no solamente en los países en vías de desa
rrollo sino también en los in dustrializados. A) En este contexto, las tra diciones religiosas y éticas mas antiguas e importantes de la Humanidad nos han transmitido un mandamien to: ¡No robaras! Dicho en un sentido positivo: Obra con justicia y sin doblez. Saque
mos, pues, las consecuencias de este antiquísimo precep to. Ningún ser humano pue de atribuirse un derecho a robar a nadie, sea cual fuere la manera de hacerlo, ni pue de atentar contra la propie dad ajena ni contra la pro piedad común. Nadie puede tampoco, dándole la vuelta al precepto, hacer un uso ar bitrario de sus propios bie nes sin tener en cuenta las necesidades de la colectivi dad y de la Tierra. B) Allí donde reina una po breza extrema cunde pronto el desamparo y la desespera ción y se multiplican los ro bos por una simple razón de supervivencia. Donde se
posible la paz mundial sin una justicia mundial! C) Por eso los jóvenes deben aprender ya, en la familia y en la escuela, que la propie dad, por exigua que sea, tie ne sus obligaciones. Su uso debe contribuir también al bien común. Sólo así puede construirse un orden econó mico justo. D) Un cambio decisivo de una situación que afecta a los más pobres del Planeta, cuyo número asciende a mil millones de personas e in cluye una mayoría de muje res y niños, requiere que las estructuras de la economía mundial se configuren de una forma más justa. No bastan la beneficencia indi vidual y los proyectos de ayuda aislados, por muy im prescindibles que resulten. Para que se alcance un equi librio justo se precisa la par ticipación de todos los Esta dos y la autoridad de las organizaciones internaciona les. La crisis de la deuda, así co mo la pobreza del Segundo Mundo, ahora en proceso de disolución, y sobre todo la del Tercer Mundo, deben ser reconducidas y recibir una solución satisfactoria para todas las partes. Ciertamente los conflictos de intereses continuarán siendo inevita bles también en el futuro. Pero al margen de ello los países desarrollados deberían distinguir entre consumo ne
acumulan de forma incontro lada poder y riqueza surgen muy pronto entre los desfa vorecidos y marginados sen timientos de envidia, actitu des resentidas, un odio mortal e incluso tendencias a la rebelión. Todo ello condu ce a un círculo infernal de violencia y contraviolencia. Que nadie se engañe: ¡No es LATOMIA - Marzo 2012 - Página 12
cesario y consumo desenfre nado, entre un uso social y un uso insolidario de los propios bienes, entre el apro vechamiento justificado y el consumo injustificado de los recursos naturales, entre una economía de mercado pura mente capitalista y una eco nomía de mercado con carác ter social y ecológico. Pero también los países en vías de desarrollo necesitan un exa men de conciencia nacional. Quede claro a todos que, mientras haya dominadores que opriman a los domina dos, instituciones que aplas ten a las personas y un poder que sofoque el derecho, no habrá más remedio que reco mendar una actitud de resis tencia que, dentro de lo posi ble, se ejerza sin violencia. E) Ser verdaderamente hu mano, según el espíritu de nuestras grandes tradiciones éticas y religiosas, significa que: • En lugar del recurso a la fuerza económica y política en una lucha despiadada pa ra conquistar el poder, debe emplearse esta misma fuerza en servicio de las personas. Esta proyección debe estar animada por un espíritu de compasión para con los que sufren y una solicitud espe cial hacia los pobres, mi nusválidos, ancianos, refu giados, abandonados. • En lugar de una concep ción pura del poder y de una política de dominación brutal,
deben imperar el respeto mutuo, un razonable equili brio de intereses y una vo luntad abierta a la mediación y a la consideración recíproca. • En lugar de un insaciable afán de dinero, prestigio y consumo, hay que redescu brir el sentido de la medida y de la moderación, porque el ambicioso pierde su, «al ma», su libertad, su sosiego, su paz interior y, con ello precisamente, lo que le cons tituye en persona. 3. Compromiso a favor de una cultura de la tolerancia y un estilo de vida honrada y veraz Muchos seres humanos de todas las regiones y religio nes se esfuerzan también en nuestro tiempo por llevar una vida honrada y sincera. En el mundo de hoy existe no obstante mucho fraude y mucha mentira, se hacen trampas, se es hipócrita, las ideologías están salpicadas de demagogia. • Hay políticos y hombres de negocios que se sirven de la mentira como medio para el triunfo político y el éxito co mercial. • Hay medios de comunica ción de masas que, en lugar de información veraz, difun den propaganda ideológica, que en lugar de información proporcionan desinformación, que en lugar de ser fieles a la verdad persiguen cínica
mente el incremento de las ventas. • Hay científicos e investi gadores que ofrecen sus ser vicios a programas ideológi cos o políticos moralmente dudosos o los supeditan a grupos de intereses econó micos, o justifican investi gaciones que vulneran valo res éticos fundamentales. • Hay representantes de reli giones que descalifican o minusvaloran a creyentes de otras religiones y pregonan el fanatismo y la intolerancia en lugar del respeto, el en tendimiento y la tolerancia. A) En este contexto, las tra diciones religiosas y éticas más antiguas e importantes de la Humanidad nos han
transmitido un mandamien to: ¡No mentirás! Dicho en un sentido positivo: ¡Habla y actúa desde la verdad! Sa quemos, pues, las conse cuencias de este antiquísimo precepto: Ningún ser humano, ninguna institución, ningún Estado y ninguna Iglesia o comunidad religiosa tiene de recho a decir falsedad a los demás.
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B) Esto es especialmente vá lido: • Para los medios de comu nicación, a los que con toda razón se garantiza la libertad de información para la bús queda de la verdad, por lo que en toda sociedad les co rresponde la función de vigi lantes. Pero esto no quiere decir que estén por encima de la moral, sino obligados a defender con objetividad y trasparencia la dignidad de la persona, los derechos hu manos y los valores funda mentales. No tienen en abso luto derecho a vulnerar la esfera privada del individuo, ni a desfigurar la realidad, ni a manipular la opinión pú blica. • Para el arte, la literatura y la ciencia, que con toda razón tienen garantizada la libertad artística y académi ca. Pero ninguna de ellas está desvinculada de las nor mas éticas universales, y de be servir a la verdad. • Para los políticos y sus partidos. Cuando los políti cos mienten abiertamente a su pueblo, cuando son cul pables de la manipulación de la verdad, de la corrup ción o de una desmedida política de abuso del poder tanto en el interior como en el exterior, pierden su credi bilidad y no merecen más que perder sus cargos y sus electores. Por el contrario, la opinión pública debería apo yar a aquellos políticos que
tienen el valor de decir la verdad al pueblo en todo momento. • Y, finalmente, para los re presentantes de las religio nes. Cuando éstos avivan los prejuicios, el odio y la hosti lidad frente a quienes profe san otro credo, cuando pre dican el fanatismo o inician y legitiman guerras de reli gión, no merecen otra cosa que la condena de todos y el abandono de sus partidarios. Que nadie se engañe: ¡No es posible una justicia mundial sin veracidad y humanidad! C) Por eso los jóvenes de ben aprender, ya en la fami lia y en la escuela, a ejercitar la veracidad en su pensar, en su hablar, en su obrar. Todo hombre tiene derecho a la verdad y a la veracidad. Tie ne derecho a toda informa ción e instrucción necesarias para poder tomar las deci siones fundamentales de su vida. Está claro que el hom bre, dado el caudal de infor mación que cada día nos inunda, apenas puede distin guir lo importante de lo ac cesorio si carece de una orientación ética fundamen tal. Cuando se tergiversan los hechos, se encubren los intereses, se especula con las apetencias y se absolutizan las opiniones, las normas éticas constituyen una gran ayuda para el discernimien to. D) Ser verdaderamente hu mano de acuerdo con el espíritu de nuestras grandes
tradiciones religiosas y éti cas significa: • Hacer valer la verdad, en lugar de confundir libertad con capricho y pluralismo con arbitrariedad. • Fomentar el espíritu de ve racidad en las relaciones in terpersonales de cada día en lugar de vivir en la insince ridad, la simulación y la acomodación oportunista. • Buscar incesantemente la verdad, animados por una incorruptible voluntad de sinceridad, en lugar de di fundir medias verdades ideológicas y partidistas. • Servir a la verdad, una vez conocida, con confianza y firmeza en lugar de rendir tributo al oportunismo. 4. Compromiso a favor de una cultura de igualdad y camaradería entre hombre y mujer Muchos seres humanos de todas las regiones y religio nes se esfuerzan por vivir un espíritu de camaradería en tre hombre y mujer en pro de un comportamiento res ponsable en el plano amoro
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so, sexual y familiar. No obstante, en todo el mundo persisten formas condena bles de patriarcado, de pre dominio de un sexo sobre el otro, de explotación de la mujer, abuso sexual de niños y prostitución impuesta. Las diferencias sociales que per sisten en nuestra Tierra con ducen con gran frecuencia a que muchas mujeres, a in cluso niños, especialmente de los países poco desarro llados, se vean obligados a ejercer la prostitución como medio de supervivencia. A) En este contexto, las tra diciones religiosas y éticas más antiguas e importantes de la Humanidad nos han transmitido un mandamien to: ¡No te prostituirás ni prostituirás a otro! Dicho en sentido positivo: ¡Respetaos y amaos los unos a los otros! Saquemos, pues, las conse cuencias de este antiquísimo precepto: Ningún humano tiene derecho a degradar a otro hasta convertirlo en pu ro objeto de su sexualidad, ni a someterlo o mantenerlo en una forzada dependencia sexual. B) Condenamos la explota ción sexual y la discrimina ción de los sexos como una de las más indignas formas de degradación humana. Don dequiera que se proclame el predominio de un sexo sobre el otro especialmente si se hace en nombre de una con vicción religiosa y se tolere la explotación sexual; don
dequiera que se fomente la prostitución o abusos de los niños, debe surgir una acti tud de resistencia. Que nadie se engañe: ¡No es posible una verdadera humanidad sin una convivencia en camaradería! C) Por eso los jóvenes de ben aprender ya, en la fami lia y en la escuela, que la se xualidad no es en sí una fuerza negativa destructora o explotadora, sino creativa y moldeadora. Tiene la fun ción de generar una comuni dad que dice sí a la vida y que sólo podrá desarrollarse adecuadamente cuando tam bién contempla con respon sabilidad la felicidad del compañero o compañera. D) La relación hombremu jer no debe regirse por cáno nes de tutela o explotación, sino por el amor, el com pañerismo y la confianza. La plenitud humana no se iden tifica con el placer sexual.
compañerismo. Por otro la do, algunas tradiciones reli giosas conocen también el ideal de la renuncia volunta ria al desarrollo de la sexua lidad. También esta renuncia voluntaria puede ser expre sión de identidad y de pleni tud. E) El matrimonio en tanto que institución social se ca racteriza, más allá de todas las diferencias culturales y religiosas, por el amor, la fi delidad y la estabilidad. Su función es y debe ser la de garantizar a hombres, muje res y niños seguridad y mu tua ayuda, así como la sal vaguardia de sus derechos. En todos los países y cultu ras hay que tratar de estable cer unas relaciones econó micas y sociales que hagan posible a los matrimonios y a las familias, sobre todo a las personas mayores, llevar una existencia digna. Los niños tienen derecho a la educación. Ni los padres de ben explotar a los hijos, ni los hijos a los padres; su re lación debe estar impregna da de mutuo respeto, de re conocimiento y atenciones. F) Ser verdaderamente hu mano de acuerdo con el espíritu de nuestras grandes tradiciones éticas y religio sas significa que:
La sexualidad ha de ser ex presión y ratificación de una relación de amor vivida en
• en lugar de la dominación patriarcal o degradación, que son manifestaciones de vio lencia y a menudo provocan la violencia como respuesta,
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deben reinar un respeto mu tuo, comprensión, compañe rismo; • en lugar del afán posesivo o del abuso sexual de cual quier tipo, debe haber una mutua consideración, tole rancia, apertura a la reconci liación, amor. Sólo se puede poner en prác tica a nivel de naciones y re ligiones lo que ya se vive en el plano de las relaciones personales y familiares.
IV. Cambio de mentalidad Todas las experiencias histó ricas demuestran que nues tro mundo no puede cambiar sin un cambio previo de mentalidad en el individuo y en la opinión pública. Esta realidad se ha puesto ya de manifiesto en cuestiones ta les como la guerra y la paz, la economía y la ecología, realidades en las que se han operado cambios fundamen tales durante las últimas dé cadas. ¡Se impone un cam bio similar en relación con la ética! Todo individuo no sólo posee una dignidad in violable y unos derechos inalienables; también debe asumir una responsabilidad intransferible en relación con todo lo que hace u omite. Todas nuestras decisiones y actuaciones, al igual que nuestros fallos y fracasos, tienen sus propias conse cuencias. Mantener viva esta respon sabilidad, profundizar en ella
y transmitirla a las genera ciones siguientes es queha cer específico de las religio nes. Pretendemos ser realistas y actuar con luci dez respecto de los logros alcanzados en el plano del consenso. Por eso pedimos que se tenga en cuenta lo si guiente: 1. No es tarea fácil lograr un consenso universal en mu chas cuestiones éticas con cretas que se encuentran hoy en discusión (desde la bioé tica y la ética sexual, pasan do por la ética de los medios de comunicación y de la ciencia, hasta la ética de la economía y del Estado). Sin embargo, partiendo del espí ritu de los principios comu nes expuestos aquí, cabe en contrar soluciones objetivas a muchas de esas cuestiones ahora en litigio. 2. En muchos sectores de la vida se percibe ya el desper tar de una nueva conciencia de responsabilidad ética. Nos felicitamos de que muchas profesiones, como los médi cos, científicos, hombres de negocios, periodistas y polí ticos, se estén dotando de modernos códigos de ética a base de directrices concretas relacionadas con cuestiones candentes de sus respectivas profesiones. 3. Queremos animar a las distintas comunidades reli giosas a que formulen su éti ca más específica: aquello que cada una, partiendo de
su tradición en la fe, tiene que decir, por ejemplo, so bre el sentido de la vida y de la muerte, manera de afron tar el problema del dolor, perdón de las culpas, la en trega desinteresada y la ne cesidad de la renuncia, la compasión y la alegría. Con ello se profundizará, expli citará y concretará el ethos mundial, que ya se va ha ciendo perceptible. Para concluir, apelamos a todos los habitantes de este Planeta: Nuestra Tierra no puede cambiar a mejor sin que antes cambie la menta lidad del individuo. Aboga mos por un cambio de con ciencia individual y colectivo, por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la reflexión, la meditación, la oración y el pensamiento positivo, por la conversión del corazón. ¡juntos pode mos mover montañas! Sin riesgos y sin sacrificios no será posible un cambio fun damental de nuestra actual situación. Por eso nosotros nos comprometemos en fa vor de una ética mundial común, de un mejor enten dimiento mutuo y de unas formas de vida socialmente conciliadoras, promotoras de paz y amantes de la Natura leza. ¡Invitamos a todos los seres humanos, religiosos o no, a hacer lo mismo!
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SCIENTIA REDDITOPUS PULCHRUM. ARS SINE SCIENTIA NIHILEST Por Jesús Soriano Carrillo Nota de edición: texto publi cado en “Libro de Trabajos de la Gran Logia de Es paña, Logia de Estudios e Investigaciones Duque de Wharton, Arola Editors, 19981999”. [Ars sine Scientia nihil est] Palabras con que Jean Mig noto (Mignot) respondió a la opinión Scientia est unum et ars aliud en relación a la construcción de la catedral de Milán en 1398. La distin ción entre Scientia y Ars la establece Tomás de Aquino en Sum. Theol., I, 14,8 y III, 57,3 ad 3; según él, ambas tiene que ver con la cognición pero mientras la Scientia tie ne por objeto únicamente un conocimiento, el Ars tiene como finalidad una opera ción externa. San Buenaventura, De reduc tione artium ad theologiam, 13: Scientia reddit opus pulchrum; el sentido de es tas palabras de San Buena ventura es el mismo que Ars sine Scientia nihil est. En 1386 se inició la cons trucción de la Catedral de Milán... habían pasado más de cien años desde que fina lizara lo que, en términos de historia del arte, se conoce como "gótico clásico". El di seño original concebido por los arquitectos era ad qua
dratum, es decir, que la sec ción transversal de la Cate dral estaba inscrita dentro de un cuadrado: la altura total, hasta el punto más alto de la bóveda más alta, era igual a la anchura de la nave central más las naves laterales. Cuando, cinco años después de su inicio, se habían le vantado los pilares centrales en toda su altura, se plantea ron serias dudas de que la ordinatio (el módulo o gran medida que debía regir la construcción) de la Catedral fuera la adecuada. La Logia de Milán, no sin cierta tur bación, y muy a su pesar, pi dió consejo a la Logia de Colonia que gozaba de gran reputación. En cualquier caso, los milaneses, acaso en una muestra de confianza incon dicional hacia sus arquitectos, acabaron escuchando las re comendaciones de Stornaloco, el matemático de Piecenza. Stornaloco sugirió que, efec tivamente, para la buena es tabilidad y la correcta pro porción de la Catedral, la construcción debía ser ad
triangulum, es decir, que la sección transversal de la Ca tedral debía incribirse dentro de un triángulo equilátero. Pero aquí empezaron las con troversias: la gran medida, es decir, el módulo, que debía regir toda la construcción de la Catedral era 8 braccia (1 braccio son, aprox., 2 pies). La anchura de la Catedral cumplía con él, dado que así había sido pensada en un principio: el diseño ad qua dratum proponía una anchu ra de 96 braccia e, igual mente, una altura de 96 braccia (96 = 8 x 12, de esta manera la Planta de la Cate dral estaba relacionada con el simbolismo celeste y tem poral, con los signos zodia cales...). La solución ad
triangulum propuesta por Stornaloco implicaba que la altura era un número irra cional, puesto que no era
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"medible" con la gran medi da; entonces, el matemático de Piecenza se vio obligado a "redondear" la altura de la Catedral a 84 braccia lo que, aparte de eliminar la raíz de 3, fijaba una nueva gran me dida para el alzado de 7
mento: se trataba de estable cer la ordinatio correcta para que las piedras pudieran cor tarse para que encajaran per fectamente en las dimensio nes del conjunto, y que la dimensión de cada elemento de la obra se pudiese dispo
braccia. La propuesta fue muy discutida y condujo a una nueva polémica en la que intervino Heinrich Par ler de Ulm, que deseaba vol ver a la forma ab quadratum; por otra parte, los expertos italianos deseaban reducir la gran medida del alzado aún más, hasta 6 braccia. En este caso, aceptaron la cifra de Stornaloco de 28 braccia pa ra la altura de los pilares de las naves laterales (reduci das a 27,5 braccia para ajus tarse con más precisión al valor equilátero de una 27,7 braccia) pero por encima de este nivel, la obra se terminó con una gran medida verti cal de 6 braccia. Como la gran medida horizontal se guía siendo igual a 8 brac cia, las medidas por encima del nivel de los pilares eran "pitagóricas". Esta polémica no estaba exenta de funda
ner en relación con las gran des medidas.
La construcción siguió avan zando con tranquilidad hasta 1399, fecha en que una con troversia mayor condujo a otra prueba pericial. En esta ocasión, acudieron Giovanni Mignoto (Mignot) de París y Giacomo Cova de Brujas; al año siguiente se unieron a
ellos ocho arquitectos italia nos para constituir una co misión de investigación en toda regla. Mignot comenzó redactando, entre 1399 y 1400, una lista de 54 puntos con los defectos que encon traba en la obra de Milán... entre ellos, se decía que la proporción de los capiteles y las bases de las columnas no era la correcta. Mignot no quedó satisfecho con las respuestas que recibió de los milaneses y parece que los italianos estaban inventando argumentos para apoyar sus opiniones, en vez de apelar a un fundamento para el de bate, más racional y objeti vo... hasta que los italianos, acosados por las opiniones de Mignot tuvieron que re currir de mala gana a la sen tencia Scientia est unum et ars aliud, esto es: "la teoría es una cosa y la práctica otra" (Scientia significa la teoría expresada en las re glas que conocía el arquitec to; Ars, no implica una es pecial noción estética sino que se refiere al arte de la cantería, es decir, a la prác tica de la construcción). Los italianos le estaban diciendo a Mignot que estas reglas teóricas eran muy sutiles, pero que ellos, en la prácti ca, realmente sabían cons truir una catedral. La respuesta de Mignot fue tajante: Ars sine Scientia nihil est ("la práctica no es nada sin la teoría")
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METODOLOGÍAS ENHISTORIA DE LA MASONERÍA Por José Antonio Ferrer Benimeli Este trabajo fue la Conferencia inaugural del I Simposio Internacional de Historia de la Masonería Latinoamericana y Caribeña (Cátedra Transdisciplinaria de Estudios Históricos de la Masonería Cubana Vicente Antonio de Castro (CTEHMAC), Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, Universidad de La Habana, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Gran Logia de Cuba de A.L. y A. M. y el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) de la Universidad de Zaragoza, España, La Habana, Cuba, del 5 al 8 de diciembre de 2007). Fue publicado en la Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña [REHMLAC], vol. I, nº 2, diciembre 2009-abril 2010 (edición digital) y en REHMLAC (Dir. por Ricardo Martínez Esquivel e Yván Pozuelo Andrés), París, Publibook, 2011, págs. 413435, (edición en papel) El profesor Eduardo Torres Cuevas me ha sugerido que hable de mi aventura de casi cincuenta años a través de la historiografía de la maso nería. Cuando recibí el en cargo de la universidad de Zaragoza (donde estudió y se doctoró vuestro líder José Martí) de dedicar mi tesis doctoral a la figura del Con de de Aranda, primer minis tro de Carlos III (muy vin culado también con Cuba a través de su primo el Ca pitán General conde de Ricla y los que el profesor Torres Cuevas llama “el grupo de Aranda en Cuba”) el tema medular de la investigación debía ser precisamente el de la masonería, pues se decía y repetía que el conde de Aranda era el que había fun dado la masonería en España siendo su primer Gran Maes tre. Esto supuso introducirme en la historia de la masonería, y en especial la del siglo XVIII, lo que me llevó a es tudiar los orígenes de la ma sonería tanto operativa como
sobre todo especulativa en la Inglaterra de 1717, así como los sucesivos pasos y problemas que esta asociación fue encon trando en Holanda, Francia, Suiza, Italia especialmente en el Vaticano, España, Por tugal, AustriaHungría... e incluso en Turquía. A lo largo de diez años de trabajo y consulta en más de cien archivos europeos, y puesto que muy pronto lle
España, se sigue repitiendo en nuestros días) la tesis fue derivando a lo que final mente reflejó su título defi nitivo: Masonería, Iglesia e Ilustración. Un conflicto ideológicopolíticoreligioso que sería publicada en cuatro gruesos volúmenes (el origi nal eran ocho) en la década de 1970. Fueron diez años de investigación en solitario, en los que pude trabajar con entera libertad en los archi vos y bibliotecas no solo es tatales y locales, sino tam bién en los de la propia masonería tanto en Londres como en La Haya, París, BerlínPostdam, Roma, Ná poles, Lisboa, Viena, etc. Fue entonces cuando pude constatar el divorcio exis tente entre la historia de la gué a la conclusión de que el masonería y el historiador conde de Aranda no solo no universitario, no sólo en Es había fundado la masonería paña, sino también en Ingla en España, sino que ni si terra, Francia y demás países quiera había sido masón y europeos. Era común la mucho menos su Gran creencia de que reconstruir Maestre (tópico que con el pasado de la masonería no gran ignorancia de la historia resultaba fácil por el secreto de la masonería y de la de con que se rodeaba. Ese se LATOMIA - Marzo 2012 - Página 19
creto, más ficticio que real, acabó originando una escue la histórica, la cual, creyen do en el poder oculto y en los superiores desconocidos, llegó a explicar todo con una palabra, sin que fuera preci so suministrar pruebas en su
apoyo. Si algo no se en tendía se respondía que no se podía comprender, y se intentó probar la existencia del poder oculto precisa mente porque era indemos trable por definición, y esta ausencia de pruebas llegó a convertirse en una demostra ción. Por otra parte se solía argüir diciendo que los que perte necían a la masonería no podían decir todo lo que sabían, y que los que no eran miembros de ella no lo podían saber todo. Así no es de extrañar que gran número de los autores que en otros tiempos algunos no muy le janos se ocuparon de la ma sonería, fueran o no masones, apenas utilizaran fuentes do cumentales y recurrieran al uso casi constante de las hipótesis, en lugar de aportar datos positivos. La conse cuencia fue que el gran pú blico y los historiadores en general, de hecho, sabían muy poco sobre la maso nería, su historia, sus ten
dencias y propósitos reales, ya que la mayoría de las obras eran de muy escaso valor tanto las de los detrac tores de la masonería, como las de sus apologistas, pues ni unos ni otros, en la mayor parte de los casos, eran pro fesionales de la historia. Es igualmente cierto que du rante algún tiempo una espe cie de muro de la vergüenza separó al historiador espe cializado de la masonería del de la llamada historia gene ral. Para los historiadores universitarios la masonería estaba rodeada de una espe cie de tabú, de un tipo de prohibición o simplemente de un cierto miedo ignorante. No obstante, en un momento dado, no podían escaparse esos mismos historiadores de hacer referencia a la ma sonería, tanto al estudiar el siglo XVIII, como sobre to do los siglos XIX y XX; a esa masonería que desco
autor. El caso de los “liber tadores” americanos es muy sintomático. Me refiero a los de la primera independencia la de 1820, Bolívar, San Martin, Mier, O’Higgins, Miranda, y un largo etcétera, todos ellos elevados al pan teón de masones ilustres, siendo así que tan sólo de Bolívar hay constancia do cumental de su pertenencia a la masonería, si bien es cier to que luego, en 1828, la prohibió en la Gran Colom bia, ese sueño fallido de constituir a comienzos del siglo XIX los EE.UU. de América del Sur. Hoy día ya se va superando ese período de dura polémi ca con que durante tantas décadas los escritores de una y otra tendencia hicieron to do lo posible para oscurecer la verdad en un intento pue ril por hacer responsables de victorias o desastres a la otra parte.
nocían, pero a la que hacían responsable de una serie de sucesos importantes y con la que cubrían destacadas figu ras políticas a modo de ex plicación o justificación de conductas positivas o negati vas, según la mentalidad del
Afortunadamente la maso nería ha empezado a intere sar a los universitarios desde una óptica más científica y desmitificadora, y menos apasionada, por no decir ob sesiva y patológica de cier tas escuelas historiográficas
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necesitadas de falsos mani queismos donde enfrentar a supuestos buenos y malos. La masonería ha entrado fi nalmente en la universidad, entre otras cosas, porque ahora se investiga más y me jor; porque los tópicos fáci les y manidos no sirven ya; porque el universitario quie
re saber y busca esa verdad hasta ahora encubierta, en no pocos casos, por intereses ajenos a la ciencia; porque cada generación tiene el de ber de hacer su propia histo ria sometiendo a revisión la que le han legado sus mayo res, sobre todo cuando ésta ha sido marcada por la polé mica y el fanatismo ideoló gico, político o religioso. En este sentido es interesante recordar aquellas palabras de Cicerón [De Oratore, II, VI] de que “la primera ley de la historia es no atreverse a mentir, la segunda atrever se a decir la verdad”. Cosa ciertamente no sencilla cuando la verdad choca con el muro de la “tradición”, del “siempre se ha dicho tal cosa”; es decir del tópico y de los esquemas mentales, que no siempre responden a un auténtico espíritu crítico histórico. Una de las dificultades que se suele esgrimir cuando se estudia la masonería es la
falta de bibliografía y la au sencia de fuentes documen tales. Respecto de la primera hay que desmentirlo categó ricamente, pues las publica ciones sobre la masonería son quizá excesivas. Y me voy a referir a un caso per sonal. En 1974 publiqué en Caracas una Bibliografía de la Masonería que contenía 3.500 títulos. En una segun da edición hecha en Madrid cuatro años más tarde, los tí tulos eran ya más de 6.000.Y en una tercera edi ción en tres volúmenes, del año 2004, alcanzaban la ci fra de 20.000, la mitad de ellos publicados en los diez últimos años. Naturalmente podría citar otras biblio grafías de la masonería, ya clásicas, como la de August Wolfstieg, Bibliographie der freimarerischen Literatur, de 1911 [reeditada en 1964] o las de Kloss y Taute, tam bién para Alemania; las de Fischer, Lantoine o Doré, para Francia; las de Maruz zi, Lattanzi y Soriga para Italia; Bourychkine para Ru sia; Schamphelaire, Borné y Witte para Bélgica, etc. Es evidente que no todas las obras tienen el mismo valor, de ahí la importancia del co mentario crítico que precede a estas bibliografías para orientar al lector, ya que en muchos casos y me refiero no tanto a las obras que abordan el simbolismo, ri tos, filosofía etc. sino sobre todo a las que tratan de la historia de la masonería con frecuencia no utilizan fuen tes documentales. Y esto nos lleva al segundo
punto antes citado, que es el de las fuentes documentales y en especial a las proce dentes de los propios archi vos de la masonería que son lógicamente fundamentales e indispensables para abor dar con seriedad la historia de la masonería. Y en este sentido en Europa dispone mos de una serie de archivos de la masonería de gran ri queza e importancia tanto en Inglaterra como en Francia, Holanda, España, Bélgica, Italia, Alemania, etc., al igual que existen en Cuba, Puerto Rico, Jamaica, Repú blica Dominicana, México, Costa Rica, Colombia, Ar gentina, etc. Pero la abundante riqueza bibliográfica de la maso nería y la riqueza de los ar chivos masónicos no bastan. Todo estudio de la maso nería empieza por buscar respuesta a muchos de los interrogantes que cualquier lector se puede plantear em pezando por el más elemen
tal de todos, ¿qué es la ma sonería?, qué se propone, cuáles son sus fines, su ideología, sus medios..., ¿cómo se enmarca dentro
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del contexto internacional, ¿hay una masonería o más bien son múltiples maso nerías?...A partir de aquí es cuando hay que abordar ya en profundidad lo que con más o menos variantes debe constituir una auténtica me todología masónica. Una vez valorado y cuantifi cado el material documental disponible, la investigación debe abarcar las cuatro gran des áreas que, según Raoul M. Vantome,i sintetizan la metodología de la historia masónica, a saber: 1) la vida de las logias en sí mismas; 2) las relaciones de la logia con el mundo masónico; 3) con el mundo profano; y 4) con el mundo religioso. Y como paso previo es muy útil elaborar la cartografía de la implantación y distri bución geográficohistórica de las logias en el país que se estudia. Esto nos lleva a la constatación de que la masonería no es una institu ción unívoca sino múltiple, ya que no existe una única masonería sino varias maso nerías, reflejadas en diferen tes Obediencias llámense Grandes Orientes o Grandes Logias que en algunos paí ses llegan a diez, doce y más, a veces “fraternalmen te” enfrentadas entre sí. Así, por ejemplo, en la Cuba del siglo XVIII se aprecian lo gias procedentes del Gran Oriente de Francia, de la Gran Logia de Inglaterra, y de las Grandes Logias de Pennsylvania, Carolina del Sur y Luisiana. Logias que posteriormente, a comienzos del siglo XIX
se unieron configurando una pretendida Sexta Sección del Grande Oriente Nacional de España [que no existía en España], un Grande Oriente Territorial EspañolAmeri cano, una Gran Logia Es pañola del Rito de York, un Grande Oriente de Cuba y las Antillas, la Gran Logia Soberana de Colón, la Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba, el Gran Oriente In sular Cubano, el Gran Oriente de Colón, el Supre
mo Consejo del Grado 33 para la Isla de Cuba y el res to de las Antillas españolas, etc. Más adelante, entre 1869 y finales del siglo XIX, algunas Obediencias españolas metropolitanas implantaron en Cuba más de 200 logias: el Grande Orien te de España creó 87 logias (32 en La Habana), el Gran de Oriente Nacional de Es paña, 42 logias (26 en La Habana), el Grande Oriente Español, 41 logias (28 en La Habana), la Gran Logia Simbólica Española de Memphis y Misraim, 17 lo gias, todas ellas en La Haba na, etc. Hay que tener pre sente que en este mismo período de tiempo llegó a
haber en España más de diez masonerías diferentes. Cartografía que nos lleva a constatar qué ciudades o re giones son las de mayor im plantación de la masonería; si se trata de una masonería de grandes ciudades o de pequeños pueblos; de una masonería ciudadana o cam pesina, etc. Paralelamente nos permite distinguir entre logias masónicas y otro tipo de sociedades no masónicas, aunque, a veces, adopten la forma de logias o su termi nología, pero que no tienen nada que ver con la maso nería. Por ejemplo las lla madas Sociedades Patrióti cas o Sociedades Secretas, como los Anilleros, Comu neros, Carbonarios, Caballe ros Racionales, Logias Lau taro, los Soles de Bolívar, la Gran Legión del Águila Ne gra, los Guadalupes, los Sanjuanistas, los Yorkinos Federalistas, etc. Pero volviendo al organigra ma propuesto como metodo logía del estudio de la maso nería, y en primer lugar el de las logias en particular nos lleva al análisis de su vida puramente material, a saber, la situación geográfica de la logia y del templo masónico, los aspectos jurídicos de su formación, mobiliario y de coración, recursos financie ros, etc. En un segundo grupo se pa sa ya al estudio de la vida masónica del taller o logia: cómo y por qué se ha esco gido el título distintivo; cual es el ritual seguido en los trabajos; ceremonia de ins talación, iniciaciones, au
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mentos de salario, afiliacio nes; frecuencia de las teni das; índice de asistencia; ca so de existir absentismo, por qué se da y cuáles son los remedios propuestos para combatirlo; temas desarro llados en los discursos o pie zas de arquitectura; banque tes, etc. Un tercer grupo dentro de la vida del Taller lo consti tuye el de sus miembros. Resulta clave conocer la im portancia numérica a lo lar go de los años y su composi ción socio profesional, edad de los miembros; proporción entre los nativos del lugar y los de fuera, así como el de los grados; origen masónico de sus miembros; qué perso nalidades han marcado la vi da de la logia; elecciones a dignatarios y oficiales. Co mo colofón resulta muy útil, por no decir fundamental, el repertorio alfabético de los
componentes de la logia, con indicación de sus profe siones, nombres simbólicos, edad, origen, años de perma nencia, cargos desempeña dos, etc. En un cuarto grupo o aparta do hay que estudiar la ideo
logía de la logia a través de su correspondencia, piezas de arquitectura, discursos, respuestas a las encuestas de carácter nacional...La prensa masónica, caso de existir en
pación de hombres neta mente limitada por el núme ro y delimitada por un espíritu e ideología propios sólo existe en función de un conjunto más vasto geográ
la logia en cuestión, merece una atención especial por lo que de influjo y transcen dencia ideológica supone. Finalmente se cierra el estu dio de la vida de la logia analizando la situación jurí dica según la legislación del país. Este es un aspecto que, por ejemplo, en España en cierra gran interés dado el carácter de ilegalidad, prohi bición e intolerancia que ha predominado desde la llega da de la masonería en el si glo XVIII hasta casi finales del siglo XX. El segundo gran bloque lo constituye el estudio de las relaciones de la logia o taller con su entorno, pues no tendría sentido considerar la logia como una entidad que vive totalmente aislada del mundo exterior y desarraiga da de su “biotipo” en el que ha nacido y del que vive. De hecho esa pequeña agru
fico y humano que plantea una relación o interacción entre la logia y el mundo no masónico. Esto nos lleva al tercer y cuarto apartado que consiste en estudiar las relaciones de la masonería en general y de la logia o logias en par ticular con el mundo profano y con el mundo religioso. Es decir la participación en la vida social y cultural de la ciudad y su influjo en las instituciones ciudadanas, ateneos, casinos, sociedades económicas, etc., en la vida política (presencia de maso nes en las instituciones mu nicipales, provinciales y es tatales), así como en la prensa y obras de beneficen cia y educación. Otro tanto habría que decir del mundo religioso, es decir qué relaciones existen de colaboración o enfrenta miento entre la logia y los
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miembros de las diferentes religiones: evangélica, pres biteriana, católica, musulma na, judía, etc. Relaciones que a lo largo de la historia han podido derivar hacia cuestiones más o menos complejas en los siglos XIX o XX, relacionadas con la escuela laica, cementerios civiles, librepensamiento, etc. y que en algún momento de
rivaron hacia un antimaso nismo clerical y su corres pondiente anticlericalismo masónico. Como se habrá observado este análisis histórico de la masonería al margen de los estudios simbólicos, esotéri cos o filosóficos permite que el conocimiento profun do de las logias nos intro duzca en cuestiones más complejas y en aspectos tan importantes como el de la historia de las mentalidades, la sociabilidad ciudadana, la composición socioprofesio nal, la cultura política, etc. En 1980 publiqué unas refle xiones metodológicas en tor no a la masonería y la histo
ria.iiY concluía diciendo que el tema estaba abierto a múl tiples enfoques y disciplinas, ya que la masonería se pue de estudiar no sólo desde la historia, sino también desde la literatura, el arte y la música, la arquitectura, la filosofía, la educación, la sociología, la prensa, el feminismo, el colonialismo, el nacionalis mo, la democracia, la inde pendencia de los pueblos, el republicanismo, el pacifis mo, las biografías... y hasta desde la jardinería y presen cia de la masonería en los llamados jardines iniciáticos y románticos. Lógicamente esta amplitud
personal con la historia de la masonería. Convencido de que la labor en solitario había cubierto ya su etapa y de que era preciso iniciar una nueva de trabajo en equipo constituimos en la universidad de Zaragoza el Centro de Estudios Históri cos de la Masonería Españo la [CEHME] con una triple característica que en gran parte lo diferencia de otros similares existentes en Fran cia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Italia, Austria, etc. La primera es que los estu dios de la masonería se ha cen desde la universidad con unas normas académicas de
de miras y especialización investigación objetiva y serena. de trabajos sobre todo cuan Están por lo tanto exentos de do ya no se trata de una o ataques o propagandas y al dos logias sino de cientos y margen de estériles polémi miles de logias (en España cas o falsos protagonismos sólo en el último tercio del de épocas pasadas. siglo XIX se contabilizan La segunda característica es hasta 1.750 logias) lleva al que se hacen desde fuera de convencimiento y necesidad la masonería, por profesores de que el trabajo en equipo universitarios y posgradua es no sólo conveniente sino dos en su mayoría no maso necesario. nes, únicamente llevados al Y aquí enlazamos con la se estudio de la masonería por gunda fase de mi aventura su vocación universitaria de LATOMIA - Marzo 2012 - Página 24
búsqueda de la verdad histó rica que pueda aclarar tantos aspectos sociales, políticos, culturales e ideológicos de una Institución cuyo pasado no se podía ignorar, ni mu cho menos menospreciar o ridiculizar. La masonería constituye una pieza más dentro del complejo engra naje histórico que desde su sociabilidad o desde sus in dividualismos personalistas podía clarificar aspectos o simplemente destruir prejui cios y falsedades. No había, pues, que descartarla dentro de un concepto de historia total. La tercera característica es que en España disponemos de uno de los mejores y más completos Archivos euro peos de la Masonería, que forma parte del Archivo Ge neral de la Guerra Civil, con sede en Salamanca. Por lo tanto, el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española [CEH ME] es una asociación uni versitaria de investigación y ajena a la Masonería, inte grada por profesores univer sitarios y de segunda en señanza e investigadores, interesados en el estudio de la Masonería española como fenómeno histórico en sus múltiples vertientes: socia les, políticas, culturales, reli giosas, educativas, jurídicas, ideológicas, artísticas, musi cales, literarias, lingüísticas, iniciáticas, biográficas, etc. El estudio de la masonería española se extiende tam bién a aquellas masonerías que en su día dependieron de la masonería española,
como las de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Estados Unidos, Marruecos, Turquía, etc. El Centro de Estudios Histó ricos de la Masonería Es pañola [CEHME], fundado en 1983, y con sede en la Universidad de Zaragoza, existe con personalidad jurí dica propia como Asocia ción de Investigación de ám bito estatal y carácter no lucrativo, según orden del Ministerio del Interior de 14 de mayo de 1984 y nº de re gistro de Asociaciones 55.173. El Centro de Estudios Histó ricos de la Masonería Es
Como consta en el artículo tercero de los Estatutos del Centro de Estudios Históri cos de la Masonería Es pañola, los fines del CEH ME son:
pañola [CEHME] está inte grado actualmente por 130 profesores pertenecientes a 25 universidades españolas y a 10 extranjeras, aparte destacados profesores de se gunda enseñanza e investi gadores tanto nacionales co mo extranjeros. El CEHME está compuesto de socios numerarios, adheridos, co rrespondientes, protectores y de honor. El CEHME está regido por una Junta Directi va de diez miembros elegida por la Asamblea General.
ción entre los investigadores de tales estudios. c.Colaborar asimismo con todas las entidades naciona les y extranjeras que se ocu pen de estos estudios.
a.Promover e intensificar el desarrollo científico y la di fusión de los estudios histó ricos de la Masonería. b.Elaborar planes conjuntos de investigación sobre temas de la masonería. Organizar congresos y reu niones de todo orden que contribuyan a un mayor in tercambio y desarrollo de estos estudios.Afianzar so bre firmes bases la coopera
Y en el artículo quinto de los Estatutos se dice que el CEHME promoverá la cele bración periódica de Con gresos y Coloquios sobre la Historia de la Masonería Es pañola. Fieles a estos principios, y con una periodicidad bia
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nual al comienzo y trianual a partir de 1997, se han cele brado ya doce Symposia In ternacionales, cada uno de ellos bajo un tema monográ fico diferente, a saber: 1983 en Zaragoza: “La Maso nería en la Historia de España” 1985 en Salamanca: “La Masonería en la España del siglo XIX” 1987 en Córdoba: “Maso nería, política y sociedad” 1989 en Alicante: “Maso nería, revolución y reacción” 1991 en Cáceres: “Maso nería española y América” 1993 en Zaragoza: “La Ma sonería española entre Euro pa y América” 1995 en Toledo: “'La Masonería en la España del siglo XX” 1997 en Barcelona: “La Ma sonería española y la crisis del 98” 2000 en Segovia: “La Maso nería española en el 2000. Una revisión histórica” 2003 en Leganés: “La Ma sonería en Madrid y en Es paña del siglo XVIII al XXI” 2006 en Logroño: “La Ma sonería en la época de Sa gasta” 2009 en Almería: “La Maso nería española: represión y exilios”. Las Actas de los once prime ros Symposia forman ya una colección de veintitrés volú menes que recogen 760 mo nografías y un total de 14.507 páginas impresas de dicadas a la historia de la masonería española y ameri cana, constituyendo una im portante, novedosa y recono
cida aportación a la historia de España, en la que han in tervenido representantes de 35 universidades nacionales, siendo de destacar la partici pación hecha desde otras 25 universidades del extranjero por profesores procedentes de Italia, Portugal, Francia, Bélgica, Austria, Reino Uni do, Israel, Méjico, Cuba, Haití, Costa Rica, Uruguay, Argentina y Brasil. A estos 23 volúmenes acaba de añadirse el número 24 ti tulado Índices de Actas de los Symposia Internaciona les de Historia de la Maso nería española, dedicado ex clusivamente, a lo largo de 900 páginas, a los índices onomástico, geográfico, temá tico y de logias, así como al de todos los participantes y sus respectivos trabajos pre sentados en los diferentes Simposios. La temática abordada en los Symposia del CEHME se puede dividir en ocho gran des capítulos, a saber: Política interior: Revolución, democracia, liberalismo, so cialismo, colonialismo, na cionalismo, republicanismo, pacifismo, guerra civil... Política exterior: Relaciones internacionales con América (Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico, Jamaica, Santo Domingo, Argentina, Brasil, Costa Rica, Uruguay, Chi le...), con Europa (Italia, Francia, Bélgica, Portugal), con Filipinas, Marruecos, Turquía, Israel, etc., Socie dad de Naciones... Sociedad: Educación, laicis mo, anticlericalismo, cultu
ra, mujer, beneficencia, li brepensamiento, composición socioprofesio nal, ideología... Derecho: Derecho penal, re presión, antimasonería, pena de muerte y esclavitud (abo lición)... Historia local: Difusión de la masonería, cartografía, es cisiones, obediencias, logias, análisis de su distribución geográfica (ciudadcampo)... Iglesia católica: Inquisición, Obispos, antimasonismo cleri cal, publicaciones y campañas, anticlericalismo masónico... Biografías: Masones desta cados. Fuentes: Archivos, docu mentación, bibliografía, pren sa masónica y antimasónica, metodología...
Publicaciones El CEHME, a través de sus miembros y otras institucio nes y universidades ha pu blicado también un total de 166 libros que corresponden no sólo a historias locales, regionales o nacionales de la masonería española, sino tam bién a otros estudios secto riales, como la prensa, el pa cifismo, la educación, las relaciones internacionales, la iglesia, la religión, la ilus tración, el librepensamiento, la mujer, la represión..., to dos ellos vinculados exclu sivamente con la masonería. Libros a los que se deben sumar los números mo nográficos de diferentes re vistas de Historia que en estos años han dedicado números especiales al tema con la
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colaboración estrecha y di recta de miembros del CEH ME. No menos importancia tiene el que se haya actuado para lelamente en diferentes re vistas universitarias de inves tigación histórica, o simple mente culturales, así como en obras colectivas, actas de congresos, seminarios, ho menajes, etc. El resultado final además de las Actas de los Simposios de Historia de la Masonería son más de 1000 artículos, monografías y trabajos pu blicados sobre diferentes as pectos de la masonería en estos años por los integran tes del CEHME. (Cfr. el lis tado completo de estos tra bajos publicados hasta 1995, en La Masonería española entre Europa y América (J. A. Ferrer Benimeli, Coordi nador), Zaragoza, Gobierno de Aragón, 1995, t. II, págs. 10551093). Y de 1997 a 2004 en Bibliografía de la Masonería [J.A. Ferrer Beni meli y Susana Cuartero Es cobés, Coord.], Madrid, FUE, 2004, 3 vols. El CEHME publica desde el año 1986 un Boletín Infor mativo anual de las activida des del Centro y de sus miembros: publicaciones, con gresos, conferencias, semi narios, tesis doctorales, ex posiciones, etc. Cuenta ya con 26 números.
Tesis doctorales En España la “masonología” científica, en cuanto integra ción del hecho masónico en
las ciencias del hombre, ha hecho que la Universidad, a través de los miembros del CEHME, se interese por la historia de la masonería co mo uno de los aspectos inte gradores de la historia so cial, política y cultural de la historia de las mentalidades y del pensamiento. La masonería está llamando la atención en la Universi dad española a una genera ción de jóvenes historiado res preocupados por el tema de la masonería, que hasta no hace muchos años había estado no sólo divorciado de la historia general, sino ro deado de fantasmas, polémi cas y ataques de escaso va lor histórico. Esto ha permitido el que, a iniciativa del CEHME, la masonería se esté investigando en todas las universidades españolas. Fruto de estos estudios han sido las más de treinta Tesis doctorales que sobre la his toria de la masonería se han defendido en estos últimos años, así como otras tantas Memorias, Tesis de Licen ciatura y Trabajos de Inves tigación.
Cursos de verano y cursos de doctorado La Universidad española a iniciativa de los miembros del CEHME ha dedicado estos últimos años a la histo ria de la masonería varios Cursos de Verano y no pocos cursos de doctorado, espe cialmente en la universidad Complutense de Madrid, en sus sedes de El Escorial y Almería, y en las universida
des de Granada, La Laguna, Carlos III de Madrid, Alcalá, Zaragoza, País Vasco, La Rioja, Huelva, Sevilla, Va lencia, Barcelona, Murcia, Santander, Vigo, etc.
Exposiciones Otra de las actividades del CEHME ha sido organizar exposiciones sobre la Maso nería con la correspondiente publicación de Catálogos, actividad que se inició en 1989 y que en 2009 ha teni do su última edición. Sobre la participación en Congresos, Jornadas y Se minarios, tanto nacionales como internacionales, remi timos al Boletín Informativo del CEHME.
Banco de Datos de masones El Centro de Estudios Histó ricos de la Masonería Es pañola (CEHME), con la ayuda del Ministerio de Educación y Ciencia a través de sus Proyectos de Investi gación, inició en 1985 un Banco de Datos de los ma sones españoles y aquellos de América Latina que en su día también dependían de España, así como los que por la misma razón tenían su se de en Estados Unidos, Fili pinas, Marruecos, Turquía y Portugal. Para la elaboración del Ban co el trabajo más costoso fue el de archivo, búsqueda y recogida de toda la docu mentación conservada y el vaciado de todas las colec ciones de revistas y boletines masónicos, tanto de la metró
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poli como de Ultramar. Una vez elaboradas las fichas correspon dientes, que en algunos casos alcanzan los treinta datos personales de cada masón, se procedió a su introducción en el ordenador y a su correspondiente limpieza. Actualmente disponemos ya de más de 75000 fichas de masones solamente hasta el final de la gue rra civil, 1939, y se siguen introduciendo, limpiando y completando registros.
Banco de datos de bibliografía de la masonería Paralelamente el Centro de Estudios Históri cos de la Masonería Española [CEHME] ha elaborado otro Banco de Datos, en este caso de Bibliografía de la Masonería, y que con tiene ya más de 20000 títulos. Bibliografía que ha sido publicada (julio 2004) por la Fundación Universitaria Española en tres to mos y que constituye un valioso y útil ins trumento de trabajo. Libros publicados por los miembros del CEHME 1.AA.VV., La Masonería en la Historia de España [Actas del I Symposium de Metodo logía Aplicada a la Historia de la Masonería Española. Zaragoza, 2022 junio 1983] (Coordinador José A. Ferrer Benimeli). Za ragoza, Diputación General de Aragón, 1985, 437 págs. (2ª edición 1989). 2.AA.VV., La Masonería en la España del siglo XIX [Actas del II Symposium de Me todología Aplicada a la Historia de la Maso nería Española, Salamanca, 25 julio 1985] (Coordinador José A. Ferrer Benimeli). Va lladolid, Junta de Castilla y León, 1987, 2 vols. 939 págs. 3.AA.VV., Masonería, política y sociedad [Actas del III Symposium de Metodología Aplicada a la Historia de la Masonería Es pañola. Córdoba, 1520 junio 1987] (Coor dinador José A. Ferrer Benimeli). Zaragoza, Centro de Estudios Históricos de la Maso nería Española, 1989, 2 vols. 1.125 págs. 4.AA.VV., Masonería, revolución y reacción [Actas del IV Symposium Internacional de
Historia de la Masonería Española. Alicante, 2730 septiembre 1989] (Coordinador José A. Ferrer Benimeli). Alicante, Instituto de Cultura Juan GilAlbert, 1990, 2 vols. 1.095 págs. 5.AA.VV., Masonería española y América [Actas del V Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española. Cáceres, 1620 junio 1991] (Coordinador José A. Fe rrer Benimeli). Zaragoza, Centro de Estu dios Históricos de la Masonería Española, 1993, 2 vols. 1.149 págs. 6.AA.VV., La Masonería española entre Eu ropa y América [Actas del VI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española. Zaragoza, 13 julio 1993] (Coor dinador José A. Ferrer Benimeli, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1995, 2 vols., 1.138 págs. 7.AA.VV., La Masonería en la España del siglo XX [Actas del VII Symposium Inter nacional de Historia de la Masonería Es pañola. Toledo, 1720 abril 1995] (Coordi nador José A. Ferrer Benimeli). Toledo, Universidad de CastillaLa Mancha, 1996, 2 vols., 1295 págs. 8.AA.VV., La Masonería española y la crisis colonial del 98 [Actas del VIII Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española. Barcelona, 36 diciembre 1997] (Coordinador José A. Ferrer Benimeli), Za ragoza, CEHME, 1999, 2 vols., 1163 págs. 9.AA.VV., La Masonería española en el 2000. Una revisión histórica [Actas del IX Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española. Segovia, 1822 octubre 2000] (Coordinador José A. Ferrer Benime li), Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2001, 2 vols., 1059 págs. 10.AA.VV., La Masonería en Madrid y en España del siglo XVII al XXI [Actas del X Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, Leganés, 26 septiem bre 2003] (Coordinador José A. Ferrer Beni meli), Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2004, 2 vols., 1431 págs. 11.AA.VV., La Masonería española en la época de Sagasta (Actas del XI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, Logroño, 58 julio 2006) (Coordi
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nador José A. Ferrer Benimeli). Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2007, 2 vols.1.564 págs. 12.AA.VV., La Masonería española. Repre sión y exilios [Actas del XII Symposium In ternacional de la Masonería Española. Al mería, 810 octubre 2009] (Coordinador José A. Ferrer Benimeli), Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2010, 2 v., 1914 págs. 13.AA.VV., Maçoneria i educació a Espan ya, Barcelona, Fundació Caixa de Pensions, 1986, 247 págs. 14.AA.VV., La masonería y su impacto in ternacional, Madrid, Universidad Complu tense, 1989, 180 págs. 15.AA.VV., 1728. La Masonería española. 1939, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, 1989,183 págs. [2ª edición 1991] . 16.AA.VV., 1728. La Masonería por Euska lerria. 1939. Vitoria, Caja de Ahorros de Vi toria y Álava, 199991, 182 págs. 17.AA.VV., La Masonería oggi [Coordina dores José A. Ferrer Benimeli y Aldo A. Mo la]. Foggia, Bastogi, 1991, 158 págs. 18.AA.VV., Masonería y periodismo en la España contemporánea [Coordinador José A. Ferrer Benimeli], Zaragoza, Prensas Univer sitarias, 1993, 321 págs. 19.AA.VV., Masonería Universal. Una for ma de sociabilidad. Familia Galega 1814 1996 [Alberto Valín Fernández, Coordina dor], La Coruña, Fundación Ara Solis, 1996, 220 págs. 20.AA.VV., Masonería, prensa y opinión pú blica en la España contemporánea [Alfonso Braojos Garrido, coord.], Sevilla, Ayunta miento, 1997, 195 págs. 21.AA.VV., Les francsmaçons dans la cité. Les cultures politiques de la Francmaçone rie en Europe XIXeXXe siècle (Dir. Luis P. Martín), Rennes, Presses Universitaires, 2000, 205 págs. 22.AA.VV., La Masonería y su Persecución en España [Coord. Juan Ortiz Villalba], Se villa, AyuntamientoPatronato Real Alcázar, 2005, 272 págs. 23.AA.VV., Masonería y religión: conver gencias, oposición, ¿incompatibilidad? [Di rec. José A. Ferrer Benimeli], Madrid, Edito rial Complutense, 1996, 314 págs. 24.AA.VV. La sociabilidad en la historia
contemporánea [Dir. Alberto Valín], Ouren se, Duen de Bux, 2001, 236 págs. 25.AA.VV. Masonería y Extremadura [Dir. Esteban Cortijo], Cáceres, Ateneo, 2008, 394 págs. 26.AA.VV. Freimaurerei Und Europäischer Faschismus [Dir.Helmut Reinalter], Inns bruck, Studien Verlag, 2009, 120 págs. 27.AA. VV. Catálogo de la Exposición La Masonería en España. Memoria y Razón [Dir. Pere Sánchez Ferré], Barcelona, Ed. mra, 2009, 126 págs. 28.AA.VV. Masonería y culturas. [Dir.Ma nuel de Paz Sánchez], Santa Cruz de Teneri fe, Ed.La Página, 2009, 129 págs. 29.AA.VV. Indices de Actas de los Symposia Internacionales de Historia de la Masonería Española. [Coord. José Antonio Ferrer Beni meli], Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2009, 900 págs. 30.AA.VV. Masones, republicanos y libre pensadores en la Almería contemporá nea.[Coord. Fernando Martínez López], Se villaAlmería, Ed. IstocUniversidad de Almería, 2009 31.AA. VV. Masonería e Ilustración. Del Siglo de las luces a la actualidad. [Ed. José Ignacio Cruz], Valencia, Universitat, 2011, 203 págs. 32.AA. VV. REHMLAC [Dir. Ricardo Martí nez Esquivel e Yván Pozuelo Andrés], París, Ed. Publibook, 2011, 670 págs. 33.AA. VV. Massoneria e Unità d’Italia. La Libera Muratoria e la costruzione de la nazione [A cura di Marco Novarino e Fulvio Conti], Bologna, Il Mulino, 2011, 257 págs. 34.ALVAREZ LAZARO, Pedro F., Masonería y librepensamiento en la España de la Restau ración, Madrid, Public. Universidad Pontificia Comillas, 1985, 412 págs. 35.ALVAREZ REY, Leandro. Aproximación a un mito: Masonería y política en la Sevilla del siglo XX, Sevilla, Servicio Publicaciones del Ayuntamiento, 1996, 336 págs. 36.—. Diego Martínez Barrio. Palabra de re publicano. Estudio Preliminar, Edición y reco pilación de ***, Sevilla. ICAS, Ayuntamiento, 2007, 1048 págs. 37.AMATE MARTÍNEZ, María Carmen, En tre la historia y el mito : La Masonería españo la a través de la Fotografía, Almería, Instituto
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Como conclusión, en Europa, el tema está abierto a múltiples enfoques, proyectos y posibilidades. Las universidades de España, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Portugal... han emprendido un largo camino de acerca miento y comprensión de la masonería como fenómeno histórico con la esperanza y alien to que supone el trabajo en equipo. Sólo res ta esperar que un día podamos entre todos elaborar la verdadera historia de la maso nería contemporánea europea que, desde una óptica lo más aséptica posible, acabe con las apologías pueriles de unos y con los ataques viscerales de otros. Afortunadamente ya ha pasado la época en la que el morbo del secreto era un doble obstáculo para que los investigadores, espe cialmente los no masones pudiéramos acer carnos a las fuentes y archivos de esa aso ciación la Francmasonería cuyo pasado es ya patrimonio de la historia y de cuantos nos dedicamos a rehacer el ayer sociocultural, políticoeconómico y religiosoideológico de nuestra historia contemporánea. La Masonería, en cuanto institución grande o pequeña inmersa en la vida de los pue blos, no puede estar ausente de su historia general. Y esto lo han comprendido, al me nos en Europa, los universitarios no maso nes, y los masones universitarios que llevan ya bastantes años buscando esa Verdad con mayúsculas que es común a masones e his toriadores.
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VIDA, ARTE, SÍMBOLO ENJ.A. CIRLOT Por Raimon Arola Reflexión sobre el arte de Cirlot con motivo de la exposición: "Juan Eduardo Cirlot: La habitación imaginaria" en Arts Santa Mònica (Barcelona) del 16 de noviembre de 2011 al 15 de enero de 2012. Publicado en Ars Gravis. Cedido por el autor para la presente edición. Cualquier aproximación a la obra de Juan Eduardo Cirlot genera extrañeza, pues, ¿de qué obra hablamos?, ¿la del poeta?, ¿la del crítico?, ¿la del músico?, ¿la del simbolis ta?... De todas, de ninguna. La obra de Cirlot fue “su vivir en el arte”, pero no “su vi vir por el arte”, pues en el segundo caso lo que importa es la obra, mientras que en el primero lo que importa es el arte (lo cual in dica un cambio sustancial en relación a las propuestas románticas). Así convirtió su vi vir en un acto simbólico en el que el arte (las artes) es instrumento. Sus poemas, sus refle xiones, sus esquemas, sus viajes, sus colec ciones, sus lecturas, etc., fueron imágenes de un símbolo, el símbolo de la búsquedaen cuentrocentro.
Un arma espiritual, un símbolo El ejemplo más evidente de la relación vida artesímbolo es seguramente la devoción de Cirlot por las espadas medievales. La expo sición en Arts Santa Mònica comienza con una espada yaciente, como un hombre en su féretro. Esta espada se conserva en la Cate
Espada del siglo XV.
dral de Barcelona, perteneció a Pedro, con destable de Portugal, que reinó efímeramen te en Cataluña en pleno siglo XV. Cirlot escribió sobre ella: “En Barcelona se conser va una de las espadas más bellas del mundo, nos atrevemos a decirlo después de haber visto la llamada ‘de Carlomagno’ del Louv re, las de la Armería Real de Madrid, las del Lázaro Galdiano en la misma capital, las de los Museos de París, Ginebra, Zurich, Nu remberg, Turín, Milán y Venecia, aparte del conocimiento documental de las que se con servan en otros lugares. La espada de Barce lona se encuentra en el tesoro de la cate dral… entre las esplendorosas custodias y báculos, junto a los cálices, códices y arqui llas… Tal vez por su situación adquiere o, mejor, ratifica, el valor místico que la reina de las armas posee siempre y que se acre cienta con el paso del tiempo, con la meta morfosis de la sociedad y de la guerra. En efecto, ahora no es posible, casi, ver la espa da como un arma física; es más bien un arma espiritual, un símbolo…”
La hendidura El arma espiritual que hiere o mata, también abre aquello que permanece cerrado. Rasga el cuerpo y manifiesta el espíritu, como hizo Apolo con Marsias. Cirlot se entusiasmó con las telas de Lucio Fontana en donde apa recen uno o varios cortes hechos en la tela a modo de heridas y escribió sobre ellas: “la forma tiende sólo a expresar la relación entre un espacio interior y el espacio exterior del campo pictórico”; esta idea la ha desarrollad A. Vega: “Aun cuando los cortes, en la me LATOMIA - Marzo 2012 - Página 35
purificación. Las miniaturas que ilustraron los textos de las novelas artúricas no alcan zaron a plasmar esa auténtica inmersión de la materia, que en cambio la pintura europea logró plenamente en el siglo XVI.
Habitantes del bosque
L. Fontana, Attesa, 1958.
dida en que son pasos entre dos espacios podrían dar lugar a un lenguaje de la am bigüedad, en Fontana la claridad de su explo ración del espacio como una conquista del espíritu parece asegurada”.
El lugar de las transformaciones La conquista del espíritu demanda atravesar, como antaño hicieron los caballeros medie vales, el oscuro bosque cuyo acceso se abre con la hendidura de la imagen anterior; sobre estos bosques escribió Victoria Cirlot: “Pe netrar en el bosque significa, por tanto, una inmersión en la materia que la alquimia ha fijado como una etapa dentro del proceso de elaboración del oro filosofal: la denomina da nigredo o ennegrecimiento. Desde el pun to de vista íntimo, interior y psicológico, el bosque es el lugar de las operaciones del al ma, de las transformaciones interiores y de la
En el oscuro bosque habita –entre otros mu chos espectros: “los demonios me buscan por los campos”–, la sombra de la noche, Lilita, que como escribe J. E. Cirlot, es: “La prime ra mujer de Adán, según la leyenda hebrea. Espectro nocturno, enemigo de los partos y de los recién nacidos… Su figura puede coincidir con Brunilda, en la saga de los ni belungos, en contraposición con Crimilda (Eva). Símbolo de la ‘madre terrible’… Li lith personifica la imago materna en cuanto
Representación de Ishtar o Innana del Museo Británico relacionada con Lilith. / Dibujo de A. Tà pies para el poemario de J, E, Cirlot, Lilita, 1949.
reaparición vengadora, que actúa contra el hijo y contra su esposa…”
Los signos secretos
A. Altdorfer, Waldlandschaft mit dem heiligen Georg,1507.
Pintura de Joan Ponç que muestra el lugar mágico y nocturno que nuestro autor atravie sa en búsqueda del centro del mundo y en donde encuentra los signos secretos de la creación que hablan al caballero, magnífica mente representados por Ponç. E. Granell escribe respecto a la pintura de Ponç lo si guiente: “Este cuadro es un retrato de Juan Eduardo Cirlot. La fisonomía del juglar, el tema, el escenario cerrado por la montaña de Montserrat, el fondo con el edificio de la Sa
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grada Familia de Antoni Gaudí iluminado por un amarillo ácido y la fecha mayo de 1950, un mes después de que El arte de
do, acoge sólo este instante mío, en que el dolor sabe aún pensar, y todavía puede decir y ser como exigente de lo que juzga pertene cerle. Y recibe en ti misma, Potencia, la fuerza de mi padecer y avanza más aún des de el fondo del universo ciego hacia el Es pejo de Fuego que, dándote la felicidad, me iluminará’.”
Escena de una iniciación
J. Ponç, El juglar, 1950.
Gaudí [de Cirlot] fuera publicado, así lo in dican”.
Escena del momento antes que un neófito será iniciado en los misterios de la maso nería después de pasar terribles pruebas, cuando se le retira la venda de los ojos y ve la luz del templo sagrado. Las espadas de los hermanos, presididas por la flamígera del maestro, lo rodean para defenderlo en toda circunstancia o para matarlo si traicionara el
El espejo que ilumina J. M. Aguadé explica que: “En el año 1960 J. E. Cirlot realiza un extraño viaje a la ciudad de Carcassonne. En su visita dio tres vueltas a las murallas y oyó misa en la iglesia de la Cité, recreando una especie de rito iniciático. Se había sentido llamado por algo o alguien, pero no lo encontró, y además a su vuelta se hirió en una mano, la derecha, lo que fue in terpretado como un castigo por querer pene trar en los misterios de la ciudad… Los ver
Escena masónica de The Iconographic Encyclopaedia, 1851.
secreto de la orden. La masonería especula tiva del siglo XVIII recreó muchos ritos ca ballerescos.
El don de la magia
Fotografía de Carcassonne de Flox Papa, 2008.
sos de Cirlot ilustran aquellas sensaciones del terror cósmico, de las épocas de oscuri dad primigenias, de los arcanos mensajes, de los mitos: ‘Potencia oscura que me has crea
Imágenes de El libro rojo de C. J. Jung, don de el autor cuenta su experiencia visionaria, sus luchas y la epifanía de la luz que, final mente, le atraviesa el corazón. Cirlot no pu do conocer este libro, pero sí lo que supuso esta figura en la historia del siglo XX, sobre todo respecto al estudio del simbolismo. Jung escribió lo siguiente sobre la experien
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de Plutarco: “Bronwyn es Isis, la de los mil aspectos, cuyo carácter proteico le permitió infiltrarse en el Imperio romano, más celoso de sus dioses de lo que dice la historia al uso, y que permitió a la egipcia [Isis] asimi larse a la Magna Mater, a Juno, Venus, Dia na, Cielo”.
C.G. Jung, El libro rojo, cap. XIX, “El don de la magia”.
Mundus imaginalis
cia de la segunda imagen: “Grande es el po der del camino. En él crecen juntos el cielo y el infierno, las fuerzas de lo alto y las fuer zas de lo bajo se unen en él. Mágica es la na turaleza del camino, mágicos son la súplica y la invocación, mágicos son la maldición y la acción si ocurren en el gran camino. Ma gia es el efecto de un hombre sobre otro, pe ro no es que tu hecho mágico alcance a tu prójimo, sino que primero te alcanza a ti mismo y sólo cuando tú la soportas, ocurre un efecto invisible de ti en tu prójimo. Hay más de eso en el aire de lo que jamás pensé. Sin embargo, no se puede captar”.
El espacio del centro se crea en la intersec ción del Cielo y la Tierra; Victoria Cirlot es cribe respecto a este lugar: “La simbología tradicional se ha ocupado de este espacio [mundus imaginalis] que en la obra funda
A la que renace de las aguas
Esquema de M. Schneider / J. Miró, El oro del azur, 1967.
El simbolismo del encuentro lo asoció Cirlot a varias imágenes pero quizá la más potente se concretiza en la aparición de una mujer en medio de la noche, esta figura femenina Cir
Fotograma donde aparece R. Forsyth como Bronwyn en la película El Señor de la Guerra de F. J. Schaffner, 1965.
lot la identifica con la imagen de Bronwyn de la película de Franklin Schaffner, El Señor de la Guerra. Bronwyn surge del agua pantanosa como la figura de la verdad apa recía en los antiguos grabados, surgiendo desnuda y bella del fondo oscuro y caótico de la creación. Cirlot la relaciona con la Isis
mental de Marius Schneider, El origen mu sical de los animalessímbolos, aparece co mo el resultado de la intersección de dos círculos, el cielo y la tierra, y por tanto adopta la forma de la mandorla, que no por azar constituye el lugar de la teofanía en to do el arte medieval. Schneider lo interpretó como el “lugar doble”, astrológicamente re gido por el Géminis, y, por tanto, como el lugar de las inversiones. Su naturaleza dual se justifica por su participación en los dos mundos (el celestial y el terrenal), y su im portancia decisiva al ser el único punto de contacto posible entre ambos, allí donde la comunicación se hace efectiva, de la que por ejemplo trataría el mito del Grial” [recorde mos que la obra de M. Schneider, El origen musical de los animalessímbolos, así como la amistad de J. E. Cirlot con el autor fueron fundamentales para la concepción simbólica
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del mundo de éste último]. En la pintura de Joan Miró se celebra el en cadenamiento de los distintos mundos que reúnen lo celestial y lo terrenal.
El camino detrás del arte Fragmento de un esquema de Cirlot que ex plica los topónimos simbólicos de la aventu ra del caballero y en el que sitúa una torre entre el lago y el mar, entre el bosque y el poblado, entre lo agrete y lo culto. Se trata de un mundus imaginalis [Brabante] en don de los distintos símbolos que aparecen se ex plican en razón del proceso –la aventura del caballero en este caso– y no como signos in dependientes. “Lo que llamo Brabante no es un sitio / ni el recuerdo de ávido lugar / con muérdagos y encinas. / Lo que llamo Bra bante es un instante / sin tiempo y sin espa
Fotografía del castillo cátaro de Peyrepertuse.
bolos, Cirlot cita a Piobb para explicar que: “…la aparición súbita de un castillo en el paraje recorrido por el caminante es como la aparición súbita de un conjunto espiritual que se hace evidente. ‘Delante de esa visión fascinadora la fatiga desaparece. Se tiene la clara intuición de que en él reside un tesoro. El templo de los esplendores es la realización de lo inconcebible, la materialización de lo inesperado’. En el castillo, junto con el teso ro…, la dama… y el caballero purificado constituyen la síntesis de la voluntad de sal vación”.
Desde el interior
A. Gaudí, Can Batlló construida entre 1904 1906. / Esquema de Cirlot del lugar de Bronwyn.
cio. / Igual que tu belleza es una sola / con junción instantánea de poderes / secretos”. Arriba aparece parte del tejado y de las chi meneas de Can Batlló de Gaudí, que nos pa recen el alzado del esquema de Cirlot. “Tu arquitectura gime como un bosque / crucifi cado en furia que no mengua / bajo las des trucciones cenitales”, escribió Cirlot sobre la obra de Gaudí.
Lugar de encuentro En la voz “Castillo” del Diccionario de sím
Utilizamos una ventana cruciforme medieval para explicar que los símbolos en Cirlot son visiones del mundo desde la interioridad (no el subjetivismo). Sobre el símbolo de la es padacruz, escribe Cirlot en el Diccionario: “…por virtud del sentido cósmico del sacri ficio (inversión de realidades entre orden te
Fotografía de una ventana del Château de Termes.
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rrestre y orden celeste), la espada es símbolo de exterminación física y de decisión psíqui ca. Por ello se comprende que, durante la Edad Media, se considerara símbolo prefe rente del espíritu o de la palabra de Dios, re cibiendo un nombre como si se tratara de un ser vivo (Balmunga, de Sigfrido; Escalibur, del rey Arturo; Durandal, de Rolando; Joyo sa, de Carlomagno, etc.)”.
Bronwyn
Bronwyn saliendo de las aguas del pantano constituye el contrapunto invertido de la muerte de Ofelia… Responde Bronwyn a los arquetipos de la amada muerta saliendo del sepulcro acuático y la doncella nacida del mar (Afrodita). La letra central N nos sitúa en el contexto marino. Representa las aguas en su aspecto destructor. A ambos lados se despliegan dos formas que trazan la silueta de unas alas…, y que representan con el
Icono de J. E. Cirlot. / Poema de las Variaciones fonovisuales de Cirlot, 1972.
Fotografía de Juan Eduardo Cirlot recortada en forma de cruz, pues su rostro adquiere en nuestro contexto el valor del buscador del centro del hombre. La tercera variación del poema de Cirlot: Va riaciones fonovisuales, narra la historia de Bronwyn. Recogemos la interpretación de F. Muriel sobre este poema (sólo el principio): “Se trata de una secuencia de tres planos, que explica las transformaciones sufridas por el mito a lo largo del ciclo: de imagen de mujer a idea, a ángel, de ángel a visión de la Deidad. El relato emplea los procedimientos visuales del caligrama, el ideograma y el diagrama. Para entender el primero debemos tener presente la dedicatoria del ciclo “A la que renace de las aguas”. La visión de
contraste entre sonidos graves (BRON) y agudos (WIN) el movimiento de emersión. El yo lírico se deslumbra al contemplar a Bronwyn saliendo de las aguas y se rinde a la llamada del amor fou, implícita en la adi vinanza fonética B…N (ven)…”
El último centro Representación de Jesucristo entre las diez sefirots de la cábala hebrea. Al final de su vida, Cirlot se introdujo en el mundo de la cábala y reencontró el valor simbólico de la lectura del cristianismo desde esta perspecti va. En la imagen de Khunrath, Jesucristo asociado al Fénix se convierte en el lugar de la unión definitiva de cualquier devenir LATOMIA - Marzo 2012 - Página 40
simbólico.
La vida Fragmento de un esquema de Juan Eduardo Cirlot sobre su vida, al que llamó “Biografía: Mitología personal”, en la columna central su actividad vocacional, a la izquierda su vi da familiar y a la derecha su trabajo. Hasta 1955 se alternan en su actividad profesional, la poesía y el surrealismo, en 1955 comienza su interés por la simbología –apunta Schnei der y Gifreda (el mago del Puxet) quienes le marcarán en sus estudios sobre el símbolo–, después vuelve la poesía y el arte, como un periodo de crisis y, finalmente a partir de 1966, el retorno a la simbología y poesía. En
el prólogo del Diccionario escribe: “Nuestro interés por los símbolos tiene un múltiple origen; en primer lugar, el enfrentamiento con la imagen poética, la intuición de que, detrás de la metáfora, hay algo más que una sustitución ornamental de la realidad”. Si en esta “Biografía: Mitología personal” no se ve más allá del individuo se podría considerar un ego exaltado, pero si se con
H. Khunrath, Amphitheatrum sapientiae aeternae, Hamburgo, 1595.
templa como un viaje, una búsqueda/en cuentro simbólico, entonces se llena de sen tido y lo particular se convierte en un universal arquetípico: VidaArteSímbolo.
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ELCERO METAFÍSICO Y LA UNIDAD Por Honorio Gimeno Pelegrí Cuando los creyentes lee mos: Y Dios dijo: “Hágase la Luz” y la Luz se hizo, nuestra fe nos hace intuir que fue así, pues, de no ha ber sido así, es de suponer que no estaríamos ahora aquí y nada existiría. Y hablando de existir ¿qué significado tiene en realidad esta pala bra? Parece proceder de la expresión “ex_esta re”, que significa eti mológicamente, “estar fuera de”. Lo que im plicaría que los que existimos, estamos fue ra de algo a lo que se le designa simplemente como “de”. ¿Pero fuera de qué? Porque, desde el mundo de la existen cia, distinguimos unas cosas de otras para poder re conocerlas, es decir nos ba samos en la distinción, y en ese simple “de” del que esta mos fuera, al expresarlo solo y aislado, da la sensación de un lugar de esencial impor tancia, como si, existir, fuera haber salido de un “Todo” don de no hubieran distinciones. Aunque designarlo como el “Todo”, también sería un error, pues, si fuera del To do, puede haber algo, el To do ya no sería todo, sino una parte. De ahí que debamos deducir que ese “de”, del que estamos fuera los que
existimos, sea la parte esen cial del Todo, de la que pue de salirse a esa otra situa ción (la existencia) donde se aprecian las individualidades por el procedimiento de la distinción. Y esto implicaría que ese “Todo”, al que podríamos designar como
“Posibilidad Total”, estaría compuesto por la “posibili dad de existir” y la de “no existir”, es decir por la posi bilidad de “salir de” y la de “no salir de”. A esto los me tafísicos lo designan como la “Posibilidad de Ser” y la “Posibilidad de NoSer”, o, más comúnmente, como el “Ser” y el “NoSer”. Éste úl timo constituiría la esencia pura de lo indiferenciado, de donde todo procede, y, aquél, la posibilidad de dife renciación.
basándose en un inicio, pase de lo “no manifestado”, que supone el “NoSer”, a la “manifestación”, que su pondría la acción del “Ser”, o sea: de lo indefinido a lo definido. Y todo inicio re quiere la intervención del Verbo, que es lo que lo pone en movimiento. En el Principio existe el Verbo y el Verbo está con Dios y el Verbo es Dios. En esta exposi ción de nuestro Evange lista, vemos una palpa ble unicidad entre Dios y el Verbo, lo que im plica que se trata de lo mismo o, mejor dicho, lo que desde la existen cia vemos como a am bos, desde la esencia, desde lo que se ha de signado como el “NoSer”, que es desde donde nos habla el Evangelista, son una sola cosa, pues desde ahí no cabe diferenciación alguna, ya que las distinciones son propias de la existencia, y la existen cia es la posibilidad de “Ser” o, dicho más exactamente, la manifestación del Ser.
De todo esto hemos podido ver que la “Posibilidad To tal” está compuesta por la “Posibilidad de NoSer” y la Posibilidad de “Ser”, y que Pero este paso del “NoSer” se produce una iniciativa ne al “Ser”, requiere una ac cesaria para el paso de la una ción, un movimiento que, a la otra. Pero esa iniciativa, LATOMIA - Marzo 2012 - Página 42
esa voluntad del paso del “NoSer” al “Ser”, ese con junto DiosVerbo, ¿forma par te del “NoSer” o del “Ser”? Acabamos de hablar de la palpable unicidad del Dios Verbo, por lo cual estando indiferenciados, no pueden encontrarse en el “Ser”, pero tampoco en el “NoSer”,
pues allí no cabe la posibili dad a acción alguna, ya que constituye ese estado que, aunque en plena actividad, no se lleva a cabo ninguna acción. Lo que nos conduce a determinar al, digamos, “binomio indiferenciado” DiosVerbo, como algo in termedio o, mejor dicho, el esencial vínculo entre el “NoSer” o lo “no manifes tado” y “la manifestación”; binomio que, en esencia, sería el “Ser”, pues es el ne xo de unión responsable en tre Su manifestación y lo in manifestado. De ahí que ante el planteamiento de ¿Dios existe?, lo metafísicamente correcto sería decir: “el Ser es”, pues el Principio crea dor no forma parte de lo creado, Él no está fuera “de”, sino que es la causa de que: lo que se encontraba in diferenciado, pase a la posi bilidad de diferenciación, de que lo inmanifestado pase a manifestarse por su causa,
pero la causa no es la Obra, sino su Principio, de ahí que no pueda decirse que Dios exista, ya que el “ex_estare” le es impropio, pues, en tér minos masónicos, sería con fundir lo construido con el Constructor. El Principio consistente en ese binomio indiferenciado DiosVerbo, que constituye el vínculo esencial entre lo inmanifestado y la manifes tación, pero que no puede considerarse ni lo uno, ni la otra, es lo que en metafísica se conoce como Unidad di vina, de la que procede toda la existencia, todo lo que forma parte del “ex_estare”, es decir todo lo que está “fuera de” y que, en el Cris tianismo, se conoce como “La Creación”.
la Creación, es considerado como el Cero, metafísica mente hablando. Cero me tafísico, que nada tiene que ver con el cero matemático, pues éste supone la nada co mo ausencia total de objetos diferenciados; y aquél, en realidad, supone el Todo desde el momento que lo manifestado procede de Él.
Ese “de”, del que hay que salir para formar parte de la Creación, que es lo que se ha designado como el “No Ser”, constituiría, desde el punto de vista de la Crea ción o manifestación de la
El Cero metafísico viene ex presado en todas las Tradi ciones Sagradas, adquirien do una relevancia más destacada en unas que en otras, como puede ser el ca so del Budismo que lo de signa como “El Nirvana”, al que se llega por la vía nega tiva, es decir por la negación de toda forma diferenciada. Vía, a la que, en el Cristia nismo, también hace refe rencia el llamado Pseudo Dionisio Aereopagita, parece ser que en su Obra “Los Nombres Divinos”, donde, a través de los atributos de Dios, que califica como da dos por el ser manifestado, llega al Cero metafísico;
Unidad, el Cero metafísico, pues, por el simple hecho de no haber diferenciación al guna en Él, desde el mundo diferenciado que constituye
pues, en su Obra, a la afir mación de ¡Dios es bueno!, la considera como improce dente, pues calificar a Dios de bueno es darle la posibi
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lidad de que sea malo, lo cual considera incongruente, afirmando que Dios no pue de calificarse ni de bueno, ni de misericordioso, ni de na
que la precisa, de ahí que las Tradiciones consistan en las diversas formas de decir lo mismo, pues todas ellas, al proceder de la Tradición pri
da, pues esos son cualidades que puede alcanzar la Obra de Dios (en nuestro caso, el hombre), pero no Dios, ya que, en Dios, no cabe dife renciación alguna, como pu diera ser la bondad y la mal dad, Dios simplemente Es. Es decir, la Unidad divina está más allá de toda califi cación o forma diferenciada, está en lo que, para el hom bre, es el Cero metafísico, y, para la Metafísica, es esa causavínculo entre el Cero metafísico y la manifesta ción o existencia.
mordial, expresan forzosa mente la Verdad inmutable.
Sin embargo en otras Tradi ciones Sagradas como el Taoís mo, no se expresa tan desta cadamente la diferencia entre el “NoSer” y el “Ser”, defi niendo al Tao como la Posi bilidad Total, pues tanto en el mundo indiferenciado co mo en la manifestación, la presencia del Tao está en eter na permanencia. Cada Tradi ción Sagrada va dirigida de la forma más adecuada para el sector de la humanidad
En el Cristianismo Tradi ción Sagrada muy apoyada en el subjetivismo, pues al igual que el Budismo, nace de la actuación de un sujeto el nivel metafísico es menos aparente, pues el subjetivis mo tiene más tendencia a exposiciones exotéricas que esotéricas; aunque eso no quiere decir que no las ten ga, pues sus metafísicos ya se encargan de resaltarlas. Recordemos al Maestro Eckhart, ya citado en otra ocasiones, ese Monje renano del siglo XIV, metafísico por excelencia del Cristianismo, quien, en la oración, reco mienda ir allá donde estába mos antes de nacer y a don de iremos después de morir, allí donde ni Dios es Dios, ni yo soy creatura, y después de orar desde ese Cero me tafísico, volver y descubrir que el mundo se ve de otra forma, pues la unión con el Espíritu te sitúa en la autén
tica Realidad. El salir del mundo diferenciado para entrar en el Cero metafísico, es el requisito indispensable para entrar plenamente en la auténtica oración, o en lo que se conoce como “medi tación” en las Tradiciones orientales. Recordemos lo ex presado en el Evangelio: “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas que gustan de orar en pie en las sinagogas o en los ángulos de las pla zas para ser vistos de los hombres.... Tu, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto y que ve lo escondido ...” Aquí, lo de aislarse del mundo de las formas, es suficientemente manifiesto, pues lo secreto y lo escondido, para el hom bre, no es más que ese Cero metafísico, verdadera fuente y reflejo de la total Realidad. Recordemos que el Rito de Iniciación no es más que la primera tendencia al Cero
metafísico, pues la Inicia ción es muerte, la muerte de la individualidad que, a través de su tendencia a la Unidad divina, inicia su ca mino hacia Ella y hacia más allá, hacia ese “Nirvana” donde ya no hay distinción
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posible, donde las formas son una, donde el sonido es Silencio, donde Dios y crea tura son una sola cosa y ya no cabe distinción alguna, pues ya no “estamos fuera
Cero metafísico. Esto hace que Tradiciones muy subje tivistas como el Hinduismo o la propia del mundo Helé nico, donde cobran vida múltiples deidades: u otras,
de”, sino “en”, en ese Tao del que todo emana, y al que, desde el mundo de las formas, designamos como Cero metafísico. Y recorde mos que la iniciación empie za, como refleja el Evange lio, en una cámara, en la Cámara de Reflexión, donde se testa y se inicia la vía mortuoria de la individuali dad, hacia la vida eterna de la realidad total.
basadas en el paso por “la manifestación” de un sujeto determinado, como es el ca so de Cristo en el Cristianis mo o del Príncipe Siddhart ha en el Budismo, se tenga que vencer esa exaltación exoterista a la individualiza ción de las deidades, o al in dividuo “líder espiritual”, para trascendiendo de Ellos,
Hemos dicho antes que en algunas Tradiciones Sagra das como el Taoísmo, el punto de vista diferenciador entre el Cero metafísico, la Unidad y su manifestación es decir la existencia, es poco palpable, lo cual indica la alta tendencia iniciática de dicha Tradición, ya que en trar en elementos diferencia dores, es apoyarse en el mundo dual, y la iniciación tiende a todo lo contrario, pues apunta directamente al
la tan conocida del Budismo: “Si en tu camino te encuen tras al Buda, ¡mátalo!”, pues ambas indican que salgas del mundo diferenciador y acu das a la Unidad divina. De ahí que hayan tendencias como la del Bodhisattwa bu dista, que es quien va volun tariamente del “NoSer” a la manifestación del “Ser”, es decir que realiza una vía descendente. Esta postura es la que se conoce como el sa crificio, ese “sacrumface re”, que en el Cristianismo viene expresado como la en carnación del Verbo, que desciende, se hace hombre y los hombres no lo recono cen, pues cuando actúa no lo hace desde el punto de vista de las formas diferenciadas, sino desde el punto de vista del Cero metafísico, es decir de lo absoluto, anunciando la Verdad única e inmutable. Esta postura del Bodhisattwa que obviamente no es la del hombre, pues éste se realiza de abajo a arriba, es decir
llegar hacia donde ellos mis tiene que salir del mundo di mos indican. De ahí que en ferenciado hacía el Cero contremos expresiones tales metafísico, la postura del como: “Es necesario que Yo Bodhisattwa, decíamos, es me vaya para que me veáis” muy indicativa de la poca en el Cristianismo, o como importancia que le da a la LATOMIA - Marzo 2012 - Página 45
diferenciación entre Cero me tafísico, Unidad y existen cia, pues partiendo de arriba para servir de vía a los de abajo, conoce la realidad ab soluta, y la distinción entre “Nirvana”, “Ser” y “mundo manifestado”, no le impone el respeto que puede impo ner cuando se observa desde abajo, es decir desde el mun do de la realización ascen dente, lo que en Cristianis mo se conoce como “desde el mundo de la caída”. Y volviendo al Bodhisattwa, vemos que actúa sin estable cer diferencias, pues es cons ciente de que todo es el Tao, y que la Posibilidad, sea la del “Ser” o la del “NoSer”, jamás deja de ser la Posibili dad Total, lo que le hace moverse en el mundo de las formas sin miedo, pues sabe que el “ex_estare”, para Él, no es estar fuera de nada, ya que es consciente de la reali dad absoluta y puede encon trarse, y se encuentra, perfec tamente en el mundo mani festado y en el Cero metafí sico, a la vez, sin distinción alguna. Esta sería la postura del Adepto a alcanzar por el iniciado, aunque viniendo desde abajo, y efectuando su realización de manera ascen dente, para lo que tiene, ante sí, a la figura del Bodhisatt wa que le indica el camino, a través de su doctrina, ri tuales y simbología. Hablando sobre estas cues tiones con unos amigos, uno de ellos, sacando a conver sación al personaje de Ian Fleming, preguntó: ¿Sabéis por qué a James Bond le sa
le todo bien? La carcajada fue general, pero la pregunta no quedó en el aire y, si guiendo la broma, algunos contertulios exigieron la res puesta. Pues porque le da igual vivir que morir, dijo el amigo metafísico. Esto, re cordó a algún otro, que fue la misma respuesta que dio Lanzarote a uno de sus riva les en las luchas a espada que, antes de ser caballero, organizaba por los poblados que pasaba. En estas peleas populares, Lanzarote siem pre salía vencedor, y uno de sus rivales, después de ser derrotado, quiso saber el se creto; a lo que Lanzarote le contesto, te debe importar igual vivir que morir. Con esto no queremos afirmar que Ian Fleming pensara en un Bodhisattwa a crear su personaje o que la realiza ción espiritual de Lanzarote, fuera de carácter descenden te. Pero sí que la pérdida del miedo colabora a conseguir muchas metas, y que desde el punto de vista dual, es de cir basándonos en el subjeti vismo y la comparación, el miedo normalmente está presente. De ahí que el Bod hisattwa, actúe libre de todo temor, pues posee el conoci miento y ofrece al hombre la Posibilidad Total, que es al canzar el estado de Adepto.
cir, la gran oferta de la Mi sericordia divina de la Unidad: el poder estar en el Cero metafísico, estando en la manifestación, o, lo que es lo mismo, el poder existir, sin estar fuera de nada. Oferta que viene expresada directamente por la Inicia ción. Y ahí, ese “Binomio indiferenciado” DiosVerbo, se convierte en trinomio, pues entra en juego la terce ra fase de la Divinidad, que sólo lo hace desde la mani festación, con la finalidad de
exaltar la plena Sabiduría en el ser manifestado e introdu cirlo de pleno en la vía ini ciática. Esta tercera fase de la Divinidad conocida como “Shiva” en la Trimurti hindú o como “Espíritu Santo” en el Cristianismo, opera desde la Tríada divina e indiferen ciada, en la labor del “coa gula” alquímico, el gran gol pe espiritual que recibe el hombre y le hace percibir la realidad del Bodhisattwa: el saber estar a la vez, en la Sólo el Adepto, el que ha manifestación y en el Cero realizado toda la vía, es el metafísico, es decir el tras que no aprecia diferencias cender del espaciotiempo y entre lo “manifestado” y lo existir sin estar “fuera de “nomanifestado”, pues per nada”, con la plena cons cibe la realidad absoluta que ciencia de la inmutable per constituye la “Posibilidad To manencia en la “Posibilidad tal”. Y esa es, podríamos de Total”. LATOMIA - Marzo 2012 - Página 46
GANADORES CONCURSO DE MICRORRELATOS
Sophie y sus percepciones por Blanca Gutiérrez Lobato Papá, ¿a dónde te vas? Tengo una reunión, Sophie. Nos veremos pasado maña na, tú ocúpate de mamá y pórtate bien por mí. Vale.Dije mirándole des confiada. Eran otra vez los desconoci dos aquellos que se le lleva ban para las reuniones de Madrid, seguro. Yo le decía
que eran malos, siempre tie sos y muy serios, con male tines enormes. Pero él me contestaba que si algún día necesitábamos al go estarían ahí para ayudar nos. Corrí al piso de arriba y abrí la puerta de aquella habita ción llena de libros raros so bre símbolos y catedrales. El armario estaba abierto, ¡lo
sabía! Al asomarme vi que el delantal tan elegante de papá ya no estaba. Y aque llas chapas doradas habían desaparecido. Si ya sabía yo que papá tenía un club se creto. Fui a mi habitación, y en el cuaderno de investiga ciones apunté: Catorce de Marzo de 2011: Se encuen tra de nuevo con los hom bres de negro.
La Esquirla
por Rafael López Villar
Solo ha habido en el discu rrir humano una ocasión en la que un hombre consiguió una piedra perfectamente cúbica y pulida. No pasó a la historia y yo intentaré conta ros las circunstancias del he cho. El aprendiz Arnulfo trabaja ba con esmero en un encar go de su maestro para el mu ro perimetral de un huerto
anexo a la casa del señor principal de la villa. El tra bajo del aprendiz y de todos sus compañeros, una vez acabado, fue apreciado, pa gado y agradecido por el cliente. Todos los operarios del taller que participaron consiguieron la estima de sus vecinos y encargos que les permitieron una vida có moda y sin sobresaltos.
¿Y la piedra perfecta? Fue barrida, junto con las demás esquirlas y sobrantes, al fi nalizar la obra y arrojada a la escombrera. Por cierto, Arnulfo nunca alcanzó la maestría. Casó con una señorita de posibles y llegó a ser burgués respe tado y respetable.
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II PREMIO A LA MEJOR PLANCHA MASÓNICA
Piedra Bruta por Raúl C.M.
Cuando se siente la muerte, se percibe lo vivido como recuerdos lejanos... Lo pleno se forma lágrima, y se recupera el hálito en cada llanto del alma; mas lo vacío se pierde en la noche del olvido... Construir un templo no es fácil: requiere un espacio sólido donde asentar los cimientos, Materias nobles y pétreas, aprendices, compañeros... y maestros que los guíen con luz y conocimiento. Pero antes de iniciar la obra es necesario un proyecto. Unos trazos, un esbozo, un anhelo de otra vida... Ese boceto interior es germen del renacer presente en la iniciación. Con una decisión firme el esbozo toma forma; con una decisión libre lo profano queda atrás. Y el boceto se hace piedra lista ya para aplomar. ¿Seré digno de la luz? ¿Podré iluminar mis días? Estas dudas me sorprenden en la mitad del camino... Pero me calma una idea: Quien no duda, no aprende. Maestros aplomadores me ayudan a resolverlas, con consejos que me guían en el camino que emprendo. Y si no entendía entiendo que mis pasos me conducen a donde mi corazón quiere llegar hace tiempo. Como quien construye un templo,
cada cual construye su alma, y lo hace para gloriar lo profano y lo divino: aquello que nos rodea, y Aquel del que provenimos. Mi paso está decidido, firme el suelo por el que ando... pero el temor de la espera hace que mi vida entera, mis sentimientos e ideas, anhelen una respuesta que confirme mi deseo de poder llamar hermano a quien por hermano tengo. No sin nervios la recibo: ¡moldearás la piedra bruta! Y, nada más conocerla, intuyo un cambio en mi espíritu, de plenitud entusiasta, de gratitud renacida, de temor desconocido, de silencio y humildad... Lo vacío se oscurece, y deja paso a la estrella que alumbrará un renacer. Antes que el Sol se alce invicto, abandonaré las sombras, para ver Luz en Oriente... En día de luna llena, a mediodía emplazado, mi espíritu se presenta expectante pero en calma... Una paz de quien renace entre espíritus iguales... Un silencio y una espera como quien sabe que muere, me aletarga y me consume, me devora y me previene. Durante mis pensamientos me olvido de lo profano, me acerco a mi yo interior; y analizando mi camino me sorprende un hermano, LATOMIA - Marzo 2012 - Página 48
que dando amable su mano, me recoge protector. Me acompaña por la senda que conduce a la caverna, y en silencio me introduce, desprovisto de cadenas, donde se halla la respuesta. En oscuridad y silencio, en el frío de la gruta, el alma se vuelve piedra que, en la matriz de la tierra, y aun siendo piedra bruta, se prepara para ser pieza clave en la columna. En alerta, en vigilancia, y bajo una llama ardiente, lo que veo me provoca una resurrecta muerte. Persevero en su visión, y redacto la respuesta que ha brotado de Vitriol... Todo ya está consumado, y en la cueva se presenta a quien reconozco hermano. Me desviste el corazón, me hace pisar inseguro, cubre de negro mis ojos, ofreciéndome su amparo, en el camino que lleva hasta las puertas del templo. Con tres golpes me presenta, y guiado por la confianza me introduce donde siento las miradas en silencio de quienes callados me hablan. Mi corazón en los labios, sincero, dócil, constante, responde con emoción, pues nunca me siento solo ni perdido en este trance. Comienzo mi primer viaje: mil sonidos, mil obstáculos, me descentran e intimidan, me sumergen en el caos de las luchas que dominan cada día del que nace. Ve por mí mi corazón, y mis ojos no hacen falta
para observar el mensaje que con signos paso se abre hasta la esencia de mi alma. Todo ya queda tranquilo... Quedo en pie, en recogimiento, respirando y comprendiendo que la vida es un sendero al lado de compañeros, y que se aprende con ellos lo que uno ya tiene dentro. Llego al segundo trayecto: me introduzco en la batalla de mis propias emociones. Con paso estable las venzo, siendo puro el elemento que me limpia de temores y profanas ilusiones el ya claro pensamiento. La constancia de mi espíritu se hace cada vez más fuerte; y aunque el entusiasmo empuja como fuego que se enciende, una sensación me advierte que la virtud más humana es la ayuda que se ofrece a quien nada pertenece y con nada recompensa. Ayudar a un alma hermana es honrar a nuestra esencia más humilde y más cercana: Caridad que, libre, instaura una alianza permanente. Entrego a ciegas mi sangre, como seña de socorro, y resignado en lo amargo, bebo mis propios pesares, antes que llegue el momento de prestar el juramento entre lazos fraternales. ¡Luz eterna, luz divina, hazme libre de tinieblas e ilumina mi existencia; hazme hombre, hazme piedra! Un resplandor me atraviesa, y tres luces en Oriente quedarán siempre impresas en el fondo de mi mente. Mil miradas afiladas
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me rodean y amenazan, me saludan y me advierten, pero una severa calma se apodera de mi ser, comprendiendo mi deber con ausentes y presentes. Ratifico el juramento, y una luz me inviste hermano y recibe con tres besos, que acompañan tres abrazos... En mis manos la pureza, con vestido de trabajo, aprendo del grado el signo, aprendo palabra y toque. Aprendo a labrar la piedra, y presiento que esa roca que recibe mis tres golpes soy yo mismo en mi desbaste como nuevo ser humano... ...El camino ha comenzado... Cuando inicié este trazado, no pensaba hacerlo en verso, pero pronto me dí cuenta que, como el poeta dice, la poesía se escribe tan solo cuando Ella quiere; y Ella quiso aquel momento. No pretendo los elogios; solo espero haber formado un recuerdo en vuestra mente de lo que fue en el pasado vuestra vida tras la muerte, vuestra visión del Oriente, vuestras pruebas de iniciado. Os he ofrecido mi espíritu como he sabido ofrecerlo. Recoged estas palabras... si podéis aprender de ellas, sabed que de vos aprendo.
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