El acoso en la escuela, Josep Araguàs

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Cuando la familia ya no es perfecta Josep AraguĂ s


PUBLICACIONES ANDAMIO c/ Alts Forns nº 68, sót. 1º, 08038 Barcelona. España. T. 93 432 25 23 editorial@publicacionesandamio.com www.publicacionesandamio.com Publicaciones Andamio es la editorial de los Grupos Bíblicos Unidos (GBU) en España. Cuando la familia ya no es perfecta © 2016 Josep Araguàs © Publicaciones Andamio, 2016 1ª edición marzo 2016 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de los editores. Diseño de colección: Coated Studio Diseño cubierta e interior: Jonatán Burgazzoli Deposito legal: B-6647-2016 ISBN: 978-84-945239-3-9 Impreso en Ulzama Impreso en España

Este libro protege el entorno


ÍNDICE

Introducción

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Capítulo 1 La pérdida de algún padre

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Capítulo 2 El divorcio de los padres

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Capítulo 3 La familia reconstruida

65

Capítulo 4 La familia monoparental

87

Capítulo 5 La familia adoptiva

101

Capítulo 6 La familia emigrante

119


Capítulo 7 La familia y la violencia

135

Capítulo 8 El fracaso escolar

159

Capítulo 9 El acoso en la escuela

183

Capítulo 10 Adicción a tóxicos

195

Capítulo 11 Trastornos de alimentación

231

Capítulo 12 Los retos de la tecnología

259

Capítulo 13 Relaciones prematuras de pareja

281


CA P Ă? T U LO 9

El acoso en la escuela

...Al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Salmo 11:5

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Cuando la familia ya no es perfecta

Antonio. es un niño sudamericano de 10 años, que se ha trasladado a vivir, desde su país de origen, a España, junto con su familia. Lleva más de 6 años viviendo en España y habla perfectamente el idioma de su comunidad autónoma junto con el español. No solo tiene ciudadanía española, sino que se podría afirmar que se encuentra perfectamente integrado en la cultura de nuestro país: sus gustos culinarios, su forma de vestir, sus preferencias deportivas, etc. Otro niño de su mismo curso, durante el tiempo de patio, le agarra su agenda escolar y dibuja en ella un garabato de una persona pintada de negro, junto con una expresión escrita: “maldito emigrante, vuelve a tu país.” Esto sucede varias veces, durante el curso. Los padres de Antonio lo han notado últimamente más tenso, menos contento, más desmotivado hacia la escuela e incluso más conflictivo en clase. Raquel es una joven adolescente de 14 años que cursa tercero de ESO. Pertenece a una familia cristiana, donde se le ha enseñado como un valor, que la sexualidad debe ser para el matrimonio y que el verdadero amor sabe esperar. Forma parte de la conversación entre las jóvenes de su clase, ver quién seguirá siendo virgen después del verano. Cuando Raquel afirma sus valores, porque así se lo enseñan en su familia y en su iglesia, le ponen como mote: “la misionera”. Dejan de referirse a ella por su nombre, la excluyen del círculo y la ridiculizan.

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El acoso en la escuela

Introducción El corazón y el alma de Dios, aborrecen inequívocamente todo tipo de violencia, en cualquier forma y lugar donde esta sea expresada Casi todas las personas han sufrido algún tipo de maltrato, a lo largo de su vida escolar. Sin duda, hay diferentes grados de intensidad y también de su continuidad en el tiempo. Esto marcará las diferentes secuelas que puede dejar en la víctima, a lo que hay que añadir que no siempre resulta fácil saber en qué consiste y por qué sucede. Hace algunas décadas, en nuestro país, desgraciadamente, el maltrato y la vejación estaban institucionalizados en la escuela. Muchos funcionarios –no quiero usar el adjetivo profesores o docentes-, contando con la complicidad de la institución o del sistema político imperante, golpeaban y humillaban de forma sistemática a no pocos de sus alumnos. También existía el maltrato perpetrado por parte de otros alumnos, muchas veces con la aquiescencia de los susodichos funcionarios. Para agravar el cuadro, tristemente muchos padres cooperaban con una actitud de sumisión ideológica al maltrato, dejando a sus hijos en una total indefensión al certificar: Algo habrás hecho, cuando te han castigado. Ahora, existe una mayor sensibilidad hacia cualquier tipo de maltrato. Se ha abolido el castigo físico en la escuela y cualquier tipo de vejación por parte de los profesores. Con todo, según expertos en el tema, el maltrato en la escuela –en sus diferentes vertientes-, no solo sigue existiendo, sino que muestra un repunte preocupante desde la década de los 80.1 Lamentablemente, en nuestro país, tuvo que ser en el año 2004, cuando a raíz del suicidio del niño Jokin -quien había sido acosado física y 1 Sánchez Aneas, A., Acoso escolar y convivencia en las aulas (Editorial Formación Alcalá. Alcalá la Real, 2009).

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psicológicamente durante más de un año-, se conmovió la opinión pública, se legisló con mayor claridad y se hizo visible un tema tan desagradable como el bullying.

Concepto Debemos asumir que, si bien existe una mayor sensibilidad de forma general ante cualquier brote de violencia, esta tiene una mayor presencia en diferentes ámbitos de la sociedad, no solo en los entornos laborales, en las vías de tráfico o en las competiciones deportivas, sino en lugares tan entrañables como la familia o la escuela. La escuela en concreto puede llegar a ser un lugar de conflicto y de malestar indecible, incluso de tortura, debido al acoso moral o bullying. El término bullying deriva del inglés y significa intimidar a alguien en diferentes contextos y uno de ellos es el entorno escolar. Se ha definido de forma amplia como “Maltrato físico y/o psicológico deliberado, intencionado, repetitivo y continuado hacia otro niño/a con el objetivo de someterlo, asustarlo o hacerle daño con el fin de obtener un resultado favorable o para satisfacer la necesidad de agredir y destruir, provocando que, a largo plazo, la víctima vaya siendo excluida y aislada socialmente por el resto de los compañeros, mermando su estabilidad psicológica.”2 Quisiera enriquecer, si cabe, esta definición con algunos matices: -

A veces, cuesta establecer el límite entre la broma, el conflicto entre compañeros y el maltrato. Probablemente, el hecho diferencial vendría dado por la motivación, la continuidad en el tiempo y el sufrimiento que ocasiona a la víctima.

2 Sánchez, A. Obra ya citada, 39.

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El acoso en la escuela

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El bullying es un tipo de violencia, aunque se pueden dar otras formas de violencia en la escuela.

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Las razones por las que sobreviene el bullying son muy variadas. Pueden ser físicas, de personalidad, sexuales, raciales, religiosas o incluso por el hecho de que la víctima sea un buen estudiante.

Al existir una continuidad en el tiempo, quiero señalar que no es un episodio aislado y puntual, sino que ocurre en forma de proceso, en el que se pueden diferenciar varias fases: a. Siempre se inicia con un incidente. Depende de la reacción de la víctima, el maltrato puede finalizar aquí o puede haber continuidad, aunque es seguro que, de finalizar, el maltratador buscará otras víctimas potenciales. b. La complicidad de los observadores. Si la víctima se da por aludida, reacciona con temor y se resquebrajan ciertos límites emocionales, el proceso continuará adelante. Es, además, en esta fase, donde se añaden los observadores, personas que colaboran de forma pasiva con el maltratador y que aumentan el sentido de intimidación e indefensión. c.

El ciclo del maltrato. La víctima ya es consciente de que no es una broma, ni ha sido un incidente aislado, sino de que ha entrado en un ciclo de maltrato del cual le resultará difícil escapar.

d. El enquistamiento del maltrato. Aparecen conductas de evitación, manifestaciones psicológicas, somáticas, sensación de desespero y aislamiento. El bullying está plenamente instaurado. El lugar físico donde el bullying es perpetrado son las instalaciones del propio centro escolar: en la misma aula, los pasillos, el aseo, el vestuario, el medio de transporte escolar, el comedor, zonas del patio durante el recreo, entradas y salidas del centro, aunque, como

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valoraremos más tarde, también se puede hacer a distancia, por medio de las nuevas tecnologías.

Efectos del bullying en la víctima Los efectos son muy variados y dependen del grado de contención de la víctima que puedan afectar no solo a su salud física o emocional, sino también a su rendimiento académico. Existen respuestas sanas por parte de la víctima. -

Una actitud sana consiste en que el niño o adolescente pueda responder sin temor ni debilidad, canalizando la situación amenazante desentendiéndose de la provocación y aplomo. Dado que el maltratador se nutre, en buen parte, de la reacción de sumisión de la víctima, si esta no se da es posible que el acoso desparezca.

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Otra posibilidad que conduce a no caer en el ciclo del maltrato consiste en no quedar aislado. Desde un buen principio se debe buscar apoyo en amistades seguras o en algún adulto (padres o profesores).

Si estas respuestas no se producen, es muy posible que la víctima encadene toda una serie de reacciones: -

Ansiedad. Esta es la reacción instintiva frente a la amenaza. Puede derivar en falta de concentración en los estudios, fracaso escolar, irritabilidad-nerviosismo, afectación en las ganas de comer, problemas en el dormir.

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Descenso en su motivación por aprender, evitación de las salidas escolares e incluso desarrollo de fobia escolar.

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El acoso en la escuela

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Afectación del humor. Se instaura un estado de ánimo triste, irritabilidad; incluso se puede llegar a la depresión y a la autoagresión. Es casos graves, puede darse la idea del suicidio como un intento de escapar a tanto sufrimiento.

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Fractura en su autoestima. No consigue hacerse valorar y, al mismo tiempo, no logra salir del ciclo en el que se halla atrapado. Se detesta a sí mismo y se desvaloriza. A medida que avanza el proceso del maltrato, el acosador asume el rol de sobrevalorarse, y él, de infravalorarse; de esta forma la homeostasis se mantiene constante,

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Aislamiento, provocado por la posibilidad de represalias, la vergüenza (que provoca una parálisis en él) y por el miedo a la incomprensión. Se pierde la perspectiva y se entra en una situación sin salida. Por supuesto, este aislamiento, retrasa las posibilidades de acabar con el maltrato.

Perfil del maltratador Suele ser una persona de edad similar o un poco mayor que la víctima y con cierta capacidad de influir o manipular a otros de su entorno. A veces, se trata de un examigo, desairado o enojado, que usará su conocimiento íntimo de la relación. Su estructura de personalidad tiene altos grados de intolerancia, de arrogancia y de insatisfacción. Carece de sentimientos propios de la empatía, hay un grado de insatisfacción profundo y se mueve con razonamientos morales muy simples. El bullying le hace sentir poderoso. Dominar, manipular, controlar y hostigar provoca un placer adictivo. En realidad, carece de habilidades sociales satisfactorias y suelen ser, ya de adultos, personas muy insatisfechas y desgraciadas.

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Este deseo de dominar se incrementa si, además, tiene resultados académicos insatisfactorios, aunque no siempre están presentes en el maltratador. Como antes, he adelantado, aparte del agresor y la víctima, suele haber los observadores, personas que contemplan los hechos y que participan del maltrato en algún grado, que actúan de comparsa y que callan. Son cómplices que se muestran incapaces de interrumpir el proceso o solidarizarse con la víctima.

Factores relacionados con el bullying Es muy posible que haya toda una serie de factores que estén involucrados en este repunte del acoso escolar: -

El aumento de conflictos y tensiones en las propias familias comporta que algunos niños asistan muy estresados y dañados emocionalmente a centro de estudios. Estas emociones no resueltas, se pueden canalizar desgraciadamente en forma de maltrato a sus compañeros.

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Abiertamente, algunos niños agreden porque antes han sido agredidos en sus propias familias. Patrones de violencia aprendidos convierten al niño en un maltratador-maltratado.

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Familias con pobre nivel de vinculación e integración entre ellos. Nadie da cuentas a nadie, ni nadie se siente responsable ante nadie, ni de sus emociones ni de sus actos, con lo cual el maltratador elabora su identidad y su valor, mediante sentirse poderoso humillando a otros.

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La trivialización de la violencia en el ocio familiar.Ya sea por la exposición a la violencia gratuita, por medio de programas televisivos o videojuegos, el niño integra la violencia como un valor aceptable y, además, con cierto reconocimiento social.

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El acoso en la escuela

La violencia no es una forma de resolver conflictos, sino una conducta disfuncional, que provoca mucho dolor a las víctimas e incluso a quienes la usan para posicionarse frente a los demás. -

El alto índice de fracaso escolar en nuestro país conlleva que muchos alumnos vivan con enorme frustración. El centro escolar deja de ser un lugar para aprender y formarse, convirtiéndose en un lugar para divertirse e intentar pasar el rato.

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La crisis actual, con su falta de perspectiva para encontrar una ocupación, crea desmotivación para la formación y erosiona la ilusión por un futuro satisfactorio. El bullying permite al agresor canalizar todas estas sensaciones negativas.

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Resulta de gran importancia los criterios usados en la elección del grupo de amigos. De este grupo, sobre todo los adolescentes, van a reafirmar sus valores. Cada vez se pasa más tiempo con los amigos y menos con la familia.

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Es un hecho incuestionable que, en las aulas de nuestro país, se está produciendo más heterogeneidad: racial, religiosa y lingüística. Esto que, en sí, supone un gran enriquecimiento, provoca en personas inseguras y con una visión simple de la realidad: desconcierto y miedo a la pérdida de estatus.

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Al docente, cada vez le cuesta más el reconocimiento de su autoridad en el centro educativo. No solo debe luchar contra fuertes niveles de desmotivación y apatía en alumnos, sino con el mantenimiento del orden y la validez de la disciplina. Además, debe poder compartir los contenidos del programa.

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El mal uso de algunas tecnologías (ciberbullying) permite el acoso de forma sutil, por medio de Facebook o por teléfonos móviles: grabaciones en móviles, el ciberacoso, mensajes,

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foros de Internet, incluso suplantación de personalidad en redes sociales, etc. Se cree que el 44% de los menores que navegan por Internet se han sentido acosados alguna vez.3

Pautas de sanidad Hay un primer nivel de sanidad, que tiene que ver con la prevención: -

A mayor protección familiar, menos riesgo de bullying. Las familias sanas mantienen un buen nivel de comunicación y están alerta ante los posibles cambios conductuales que se dan en sus hijos.

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La familia debe ayudar a sus hijos a crecer en el respeto mutuo como un valor esencial en sus vidas. Cuando en la familia se habla de otras personas, de algunas minorías o sencillamente de colectivos que son diferentes, debe hacerse desde la dignidad esencial de todo ser humano. Han de evitarse comentarios cargados de prejuicios o chistes con contenido despectivo.

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Se debe enseñar a los hijos a protegerse de cualquier agresión, reaccionando sin miedo, desoyendo las provocaciones, resolviendo los conflictos y sabiendo pedir ayuda cuando el tema les excede.

Quien maltrata encuentra placer y, de hecho, la reacción de la víctima, retroalimenta el maltrato.4

3 Sánchez, A. Obra ya citada, 25. 4 Macfarlane, A. & McPherson, A. Bullying. Quan els joves son víctimes i agressors (Editorial Bromera. Alzira, 2005), 26.

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El acoso en la escuela

Un segundo nivel de sanidad tiene que ver con la actuación una vez se ha instaurado el bullying: -

Los hijos deben saber gestionar sus emociones, de tal forma que puedan: nombrarlas, identificarlas y ser conscientes de lo que provocan ciertas personas con sus actitudes amenazantes o humillantes. De hecho, lo disfuncional sería no decir nada, guardarlo dentro y llegar a perder la perspectiva. A menudo, lo que sucede es evidente tanto para el maltratador como para el maltratado, pero, a veces, este último no llegar a ser consciente del todo y solo nota que le están haciendo desgraciado. 5

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De hecho, esto le va ayudar a superar el pesimismo o fatalismo instaurado, y dejar de creer que no se puede hacer nada al respecto.

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Romper el aislamiento, salir del estrecho y tóxico círculo del maltrato: buscar amistades sanas –en un primer nively, luego, si no se resuelve, hablar con los padres y con los profesores

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Todos los centros educativos disponen de una normativa y un protocolo de actuación frente al bullying. También tienen una responsabilidad legal - y entiendo moral- de lo que sucede en su entorno.

Si el maltrato va a más, se ha de implicar al centro, porque es el lugar donde se está produciendo.Y se ha de intentar que se actúe con la mayor rapidez y ejemplaridad, para sanidad y ejemplaridad del colectivo de alumnos. La escuela, no solo es un lugar de aprendizaje de contenidos académicos, sino de convivencia y de desarrollo, personal y social.

5 Macfarlane, A. Obra ya citada, 15.

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Solo, si el centro no responde adecuadamente, es recomendable un cambio de colegio. La pauta final de sanidad es que el desagradable paso por el bullying no haya dejado ningĂşn tipo de secuelas en los hijos; y que esta lamentable experiencia, haya provocado incluso un mayor crecimiento y fortalecimiento de vĂ­nculos con amigos y padres.

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