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La industria farmacéutica contribuye con el 1,2% del PIB de la región (efectos directos

Prólogo

La pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha evidenciado las vulnerabilidades y los desafíos sin precedentes que los países de América Latina y el Caribe enfrentan en las esferas sanitaria, económica, social y productiva.

La región ha sido una de las más golpeadas por la crisis del COVID-19. Pese a representar el 8,4% de la población mundial, hacia fines de agosto de 2021 registraba el 20,1% de los contagios y el 32% de las muertes. Por ello, se ha encontrado frente a una situación crítica que la ha llevado a reevaluar sus estrategias y políticas públicas y reasignar prioridades con relación a sus capacidades productivas, tecnológicas y sanitarias.

Frente a la magnitud de los retos que enfrentan los países de la región, México, en ejercicio de la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), solicitó a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que elaborara un plan de autosuficiencia sanitaria para la región que permitiera no solamente diagnosticar la situación y debatir sobre ella sino también avanzar en líneas de acción para fortalecer las capacidades productivas y de distribución de vacunas y medicamentos en los países de la CELAC.

Para llevar adelante esa tarea, la CEPAL ha realizado un seguimiento exhaustivo de los avances en la vacunación (adquisiciones, inoculación, desarrollo y producción, estimación de escenarios), ha constituido un grupo de trabajo integrado por más de 20 expertos de distintos países de la región, ha realizado un diagnóstico de las capacidades de la región, en el que se resaltan las capacidades institucionales para el diseño y la implementación de políticas, y ha formulado recomendaciones de estrategias y líneas de acción.

Ante un escenario global y regional cambiante e incierto, en los lineamientos y propuestas planteadas se insta a reflexionar y actuar sobre las tensiones de corto plazo (acceso a vacunas y su aplicación) y las de largo plazo (inversiones impulsadas por políticas industriales). Por otra parte, se reconoce el papel relevante que han desempeñado las políticas e instituciones de ciencia y tecnología, así como el consecuente y urgente financiamiento que se requiere para avanzar hacia la autosuficiencia sanitaria. También se destaca el importante rol de los organismos reguladores y de las políticas de defensa de la competencia, así como las ventajas de articular enfoques estratégicos en materia de propiedad intelectual, aspectos todos que necesitan de un análisis de las capacidades institucionales de los gobiernos, particularmente de las fallas en la organización institucional, con el fin de reducir la descoordinación de las estrategias nacionales y extraer lecciones que sean de interés y utilidad práctica para los países de la CELAC.

A la hora de diseñar los lineamientos y propuestas para un plan de autosuficiencia sanitaria para América Latina y el Caribe ha sido necesario tomar en cuenta las particularidades tanto de la industria farmacéutica como de las dimensiones de la oferta y la demanda. En el análisis de la oferta se han considerado todos los eslabones de la industria, es decir, desde la investigación y el desarrollo hasta la producción y distribución de vacunas y medicamentos. En el caso de la demanda, dado su papel en el fomento de nuevas actividades, se presta especial atención al sistema de salud público y de atención primaria, así como a la función que cumple en el acceso a vacunas y medicamentos y su distribución eficiente.

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