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BIENESTAR Sequedad vaginal

Sequedad vaginal

Un tabú que sufren dos de cada diez mujeres.

Fuente: dosfarma.com

Todo aquello que concierne a nuestras zonas íntimas es siempre motivo de vergüenza o, al menos, de pudor. Son temas que reservamos exclusivamente para tratar con el médico y, a veces, ni siquiera eso. Sin embargo, hay problemas relacionados con estas áreas que afectan gravemente a nuestra calidad de vida y que no tenemos por qué sufrir innecesariamente. Un ejemplo es la sequedad vaginal. Picor, molestias durante el coito (dispareunia), ardor al orinar, irritación... Todos estos síntomas son una posible señal de que falta lubricación en la zona de la vagina. Es un problema médico que no implica necesariamente un perjuicio permanente o serio en el organismo, aunque sí que resulta muy molesto y llega a impedir las relaciones sexuales.

Según datos que maneja www.dosfarma.com, la farmacia on line española líder del mercado, casi dos de cada diez mujeres sufren de sequedad habitualmente. Ese porcentaje crece en gran medida después de la menopausia, cuando afecta a cerca de la mitad de las mujeres. Sus expertos nos muestran cuáles son las principales causas que la ocasionan:

1. Cambios hormonales

La menopausia es la etapa en la que un mayor número de mujeres sufren sequedad y dispareunia. Esto se debe a que se reduce la cantidad de estrógenos, las hormonas sexuales femeninas y las encargadas de mantener los tejidos vaginales lubricados. Durante los años fértiles, estas hormonas hacen que el revestimiento de la vagina produzca un líquido lubricante transparente que facilita las relaciones sexuales. Cuando caen los estrógenos, el tejido se hace más fino y se aparece la sequedad.

También hay alteraciones hormonales durante el embarazo y la lactancia. Durante esos meses, la mujer produce prolactina, una hormona que favorece la producción de la leche, pero reduce la generación de estrógenos.

Los niveles hormonales son también diferentes a lo largo del mes, por lo que puede aparecer sequedad días antes o después de la menstruación. Así pues, a veces es pasajera y recurrente, y no significa necesariamente un problema a largo plazo.

2. Ciertos medicamentos

Los anticonceptivos intervienen directamente en los niveles hormonales, lo que altera la lubricación natural. No obstante, también afectan otro tipo de medicamentos, como los antihistamínicos, los antidepresivos, los relacionados con problemas gastrointestinales o algunos tratamientos contra el cáncer.

3. Una infección

La falta de lubricación puede ser también una señal de que hay un problema, como una infección. Una de las más habituales es la candidiasis vaginal, una infección por hongos que llegan a sufrir siete de cada diez mujeres.

4. Hábitos de salud e higiene

Mantener el pH vaginal en unos niveles adecuados es esencial para evitar infecciones y otros problemas. El pH ideal no es siempre el mismo, sino que va cambiando según las diferentes etapas (edad fértil, embarazo, menopausia...). Lo importante es no utilizar productos que lo alteren y dañen la flora vaginal, la lubricación natural y, en general, la salud de esta zona tan delicada.

El uso de jabones muy perfumados o con alcoholes pueden alterar el equilibrio vaginal. Esto se aplica también a las compresas.

Tampoco son recomendables las duchas vaginales, es decir, limpiar la parte interna de la vagina con agua o algún líquido de limpieza. Este procedimiento se relaciona directamente con la aparición de infecciones y otros problemas, pues elimina las bacterias beneficiosas que se encuentran en esta zona y que se encargan de protegerla ante posibles enfermedades.

Por otro lado, el consumo elevado de alcohol y el tabaco también afectan a los niveles hormonales y, por tanto, repercuten en la lubricación.

5. Aspectos psicológicos

Un bloqueo mental también puede ser la causa. El estrés, la ansiedad o la depresión cambian la forma en que nos relacionamos con los demás y, en consecuencia, nuestras relaciones sexuales. Puesto que hay múltiples factores que pueden motivar la falta de lubricación, también hay distintas formas de ponerle remedio. En ocasiones, cuando se debe a enfermedades o medicamentos, la única solución es consultar con el médico para que valore la retirada de las medicinas o la inclusión de un tratamiento adicional (por ejemplo, con estrógenos en la menopausia).

Cuando la sequedad es temporal o se debe a algún hábito desaconsejado, hay algunos consejos sencillos que serán de gran utilidad:

- Utilizar productos de higiene adecuados

Es importante huir de jabones y productos que vayan a estar en contacto con la zona íntima y que tengan perfumes o aromas muy potentes. Lo más recomendable es optar por jabones específicos para esta zona, sin perfumes (o con poco aroma), con ingredientes hidratantes y calmantes (camomila, aceite de rosa mosqueta, aceite de oliva, aloe vera...) y respetuosos con el pH de la piel. Incluso hay jabones diseñados especialmente para mujeres en edad fértil y no fértil, ya que el pH es diferente.

- Lubricantes

Son una opción perfecta para mejorar el disfrute sexual. Son especialmente útiles si la lubricación ha disminuido por cualquier motivo y se pueden utilizar incluso si no hay ningún problema, solo por diversión (tienen sabores, provocan sensaciones...). Hay de tres tipos principalmente: • Con base de agua. Respetan el pH de la piel y es habitual que incluyan ingredientes hidratantes. Son fáciles de limpiar, pero no se pueden usar debajo del agua y se evaporan con rapidez, por lo que hay que ir reaplicando. Son compatibles con los preservativos. • De silicona. Duran mucho más tiempo y no necesitan reaplicarse tanto. Son más difíciles de limpiar y no se pueden usar en juguetes de silicona. A cambio, se pueden utilizar bajo el agua y con preservativos. Además, son aptos para el sexo anal. • Oleosos. Son compatibles con el sexo anal y se pueden usar con cualquier juguete, e incluso bajo el agua. Sin embargo, no son compatibles con los preservativos y dañan la ropa y las sábanas.

Además, el aceite puede alterar el pH vaginal.

- Mantener una buena hidratación

Beber agua con regularidad durante todo el día es imprescindible.

Lo ideal es no esperar a tener sed para tomar agua u otros líquidos, como infusiones o zumos.

- Evitar el tabaco y el alcohol

Ambas sustancias alteran los niveles hormonales, lo que puede afectar directamente a la lubricación natural.

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