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La factura energética amenaza el futuro del clúster cerámico

A pesar de los excelentes resultados en exportación, que permitirán al Tile of Spain superar en 2021 sus mejores registros en el mercado internacional, la industria se enfrenta a una encrucijada de inusitada gravedad debido al incremento continuado de los costes de producción.

Martín Plaza

El regreso de Cersaie no ha mitigado la incertidumbre del Tile of Spain por el alza descontrolada de los costes de producción El regreso de las ferias presenciales ha supuesto un soplo de aire fresco para la industria azulejera española. Cersaie 2021 se ha cerrado con muy buenos resultados para las firmas del sector a pesar de las restricciones de movilidad que han reducido a casi la mitad la asistencia a la cita de Bolonia. Las marcas cerámicas continuarán mejorando sus ventas fuera de nuestras fronteras y, -salvo sorpresa mayúscula- pulverizarán su récord histórico en exportación, fijado en 2020 con un montante total de 2.941 millones de EUR.

No obstante, la bonanza del Tile of Spain en cuanto al número de pedidos internacionales contrasta con la máxima preocupación que transmite el clúster debido a la vorágine de incrementos de los costes energéticos. Esta variable exógena a la propia industria está castigando de un modo sin precedentes las cuentas de resultados de las azulejeras, recortando la rentabilidad de las compañías y amenazando la producción.

La coyuntura es grave hasta tal punto que la patronal cerámica Ascer ya ha advertido de que la pérdida de viabilidad para las empresas es más que posible que lleve aparejada a corto y medio plazo una destrucción de empleo. “La subida del precio del gas nos está matando”, ha llegado a expresar recientemente Vicente Nomdedeu.

Según los últimos datos ofrecidos por el colectivo de fabricantes, el problema es de tal calado que la factura energética podría aumentar más de un 148% durante el presente ejercicio año si la tendencia de precios continúa como hasta la fecha. En una industria dependiente del gas, se antoja como un verdadero quebradero de cabeza el hecho de que este hidrocarburo arrancara en enero en el mercado organizado ibérico en una media de 27,08 EUR/MWh y en septiembre ya se situara en torno a los 65,2 EUR/MWh.

La Administración está desoyendo las reivindicaciones de la industria y de las advertencias de que a corto plazo se verá afectado el empleo en el sector

A ello hay que sumar que el precio eléctrico ha pasado de registrar un valor de 60,17 EUR/MWh en enero a los 156,14 EUR/MWh de septiembre (y subiendo). Ello supone un incremento de casi el 160% con respecto a comienzos de año.

El impacto global para el sector puede ser de un sobrecoste de más de 700 millones de EUR, y las previsiones de los expertos hablan de crecimientos fuertes y constantes hasta el segundo trimestre de 2022.

Con este panorama, las azulejeras españolas se enfrentan a varias encrucijadas. La primera de ellas es la de repercutir el alza de la factura energética y de las materias primas en los precios de los recubrimientos cerámicos. En un momento en el que, por diseño, calidad y costes el Tile of Spain mantiene una excelente tendencia en las ventas internacionales, esta decisión implicaría que muchos mercados desviarían su demanda a otros países productores y minimizarían sus pedidos procedentes de España.

La foto fija del sector la completan las Administraciones que, a pesar de las advertencias sucesivas del sector y de sus buenas palabras en los encuentros mantenidos con el clúster hasta la fecha, no se están traduciendo en la adopción de medidas efectivas ni en un lobby de presión útil para elevar con éxito las reivindicaciones a instancias comunitarias. La sensación de soledad dentro del empresariado va en aumento al tiempo que la presión por los costes mantiene su pujanza.

El Tile of Spain demanda que las instancias públicas actúen lo antes posible para regular el auge de los precios energéticos. También que pongan en marcha a corto plazo compensaciones que minimicen la amenaza para las industrias, algo que, ante una burocracia poco flexible, no tiene visos de producirse. Como medidas que aliviarían la situación de los fabricantes cerámicos, desde la patronal Ascer sugieren, por ejemplo, la suspensión temporal de la parte regular de las tarifas de la factura, tanto de la eléctrica como la del gas, para lograr un precio más competitivo.

Hay que recordar que, durante los últimos años, el empleo en la industria cerámica española mantiene una tendencia positiva con un repunte del 9,7% interanual hasta el 31 de julio de este ejercicio. De hecho, 2020 se cerró con 16.100 empleos directos y más del 85% de estos empleados cuentan con contrato indefinido. Todo este ecosistema productivo, concentrado sobre todo en la provincia de Castellón, está en riesgo por primera vez en los últimos cursos.

Así también lo advierten desde la asociación esmaltera Anffecc, que comparte la indignación de Ascer por una situación cada vez más insostenible. “Gas, electricidad, materias primas, CO2, fletes, contenedores, pallets... Numerosos elementos imprescindibles para nuestra actividad están subiendo de precio y resulta difícil mantener la competitividad internacional en un mercado globalizado, en el que tenemos que lidiar con otros productores fuera de Europa que cuentan con costes muy inferiores en cuanto a energía, mano de obra y presión fiscal, entre otros”, reseñan.

Por ello, desde el colectivo “urgen la toma de decisiones a nivel institucional para evitar que los precios de la energía sigan subiendo y mermando la rentabilidad y la competitividad de la industria española y europea”. ◆

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