Migrejok
Migrejok Estilo, producción, realización, impresión y distribución
Revista bimestral especializada en hacer que la gente pase un buen rato. Su distribución se realiza de manera gratuita en el país con un total de 15 millones de ejemplares. No nos hacemos responsables por la veracidad de lo que aquí se anuncia, de igual manera, no se responsabiliza por las promociones que realizan sus anunciantes, porque no tenemos anunciantes. Todos los temas presentados en este ejemplar, no se que madres pero hay que rellenar con algo No intenten esto en casa Año 1 Número 1
Monterrey, Nuevo León Chingao
Cuando un aspirante a luchador profesional decide comenzar (o intentar) esta difícil profesión, debe tener en mente un gran número de cosas, aparte de, lógicamente, entregarse en los entrenamientos, hacer sacrificios, tener bien puesta la mira en el objetivo, y poseer un carisma enorme, que al final en muchas ocasiones hace y deshace en cuestiones de popularidad entre los demás luchadores y posiciones en los carteles en las diferentes empresas. SI uno quiere dedicarse a lo que sea, es necesario tener en la mente la meta fija de ser un triunfador y tratar de evitar no conformarse con lo mismo, variar en cuestión de castigos y hasta donde se pueda, invertir en la imagen que al final es la que se le vende al respetable. Hemos visto tanto problema legal en cuestión de nombres de personajes en la lucha libre, que es muy necesario hacerle ver a las personas que van empezando lo útil y necesario que es tener registrado al personaje que vamos a encarnar arriba del ring, para mucho tipo de cuestiones, en primera y la más importante es que, si estamos en una empresa y salimos de la misma, podemos trabajar tranquilos y con la seguridad de que no sacarán un personaje similar al nuestro, o hasta un junior. Conforme va pasando el tiempo y los luchadores se hacen populares, su nombre ya no solo es el de un personaje, sino que es necesario que se convierta en una marca, para poder comercializar con productos varios, desde camisetas hasta posiblemente figuras de acción, vaya, todo un mundo de posibilidades que se pueden manejar con la imagen de alguien verdaderamente popular. Hay que recordar que un personaje bien llevado, y con un toque de popularidad, poco a poco se va convirtiendo en un patrimonio para quien lo porta, su máscara se va cotizando a medida que siguen los triunfos, las empresas voltean a verlo y son tomados en cuenta para eventos importantes, y llega el momento en que el nombre en cuestión puede convertirse en una buena herencia o en un gran negocio, hablando de que probablemente se pueda conceder a otro luchador y seguir en planos estelares con el personaje. Así pues, un luchador no solo es un deportista altamente calificado que puede llegar a cambiar la vida de una persona con solo un minuto de su tiempo, un luchador puede llegar a ser un gran negocio siempre y cuando se tome con la seriedad que el caso lo requiera. Entonces, después de haber expuesto lo anterior, a los amigos luchadores y a los que están en planes de serlo no me queda más que hacerle esas recomendaciones, y a las personas que siguen afirmando que la lucha libre es de nacos, sería bueno que volvieran a leer esta columna para que vean que ser luchador es más que solo subir al ring y “jugar a las luchitas”. Un luchador puede a llegar a ser una empresa incluso más grande que las que nos dan trabajo a usted y a mí.
Todos me decían en el gimnasio que me faltaba mucha preparación, que no debería aventarme tan rápido a una lucha profesional, pero me valió madres, yo lo que quiero es triunfar, que la gente me reconozca y que cuando me vean me saluden y me alaben. ¡nunca voy a ser como los ídolos que me defraudaron cuando era aficionado! La paga no es nada buena, pero por algo se empieza, total, amo el deporte y sé que me va a ir muy bien. Lástima que por tomar la decisión de luchar mi profe se alejó, pero bueno, allá el que es quien se va a perder de la mensualidad. Dos meses son más que suficientes para saber lo que tengo que saber, hasta se me hace mucho, si tengo de ver lucha libre por televisión años y años, y ya me sé todas las bases, nada va a impedir que suba a luchar la semana que viene en la lucha por el 15 aniversario del mercado Talavera, me voy a lucir pero, ¿Qué me pasa? Ni siquiera tengo nombre y equipo, sé que estoy guapo pero no voy a salir sin máscara, si no, cuando sea internacionalmente conocido me voy a perder de ver a todos los niños con la máscara del ídolo. Qué buena idea fue ir con el mascarero que se anuncia en la revista, con su prestigio me inspira confianza y buen augurio para mi futuro, aunque creo que pagué demasiado por esta máscara que me aprieta y no me deja respirar tan bien pero bueno, cuando sea famoso y escriba mi biografía recordaré esto con cariño. ¡No puede ser! Otra vez mis padres entrometiéndose en lo que no les importa. Si me salí de la escuela fue para seguir mi sueño, ellos no quieren que triunfe. Ahora me dicen que si quiero ser luchador debo terminar mi carrera para tener algo seguro por si me sucede algo ¿Qué les pasa? Pero bueno, al fin y al cabo son mis padres, no puedo odiarles, y la decisión ya está tomada. No a la escuela y si a la fama. Algún día recibirán cheques firmados por mi y aplaudirán lo que ahora estoy haciendo, les demostraré lo equivocados que estaban y se sentirán más orgullosos de mi que si me recibiera en alguna carrera. Me voy a llamar “la siniestra sensación”, ese va a ser mi nombre y cuando me pidan un autógrafo nunca diré que no.
Me iré temprano al mercado para ver contra quien me van a poner y ganar terreno, y de paso hablar con alguien de la prensa para que vaya anunciando que nació una sensación. Ese promotor no sabe nada. Con este traje me veo ridículo, nadie me dijo que ya me tenían un personaje, por lo menos que fuera algo decente pero, ¿El Nene Consentido? Se pasa, le falta mucha creatividad, por eso programa solo en mercados, pero ni modo. Creo que, aunque me pidieron lucha cómica hice un buen papel. Si me fallaron movimientos es porque nadie puede trabajar en un ring tan gacho, ni que fuéramos animales, las cuerdas ni siquiera eran del mismo color. Me duelen mis rodillas, seguramente es la tensión de la primera lucha. Cuando salí del vestidor nadie se me acercó, ni siquiera cuando me quité la máscara para subirme al micro, pero la vida da muchas vueltas y el destino nos volverá a poner frente a frente. No me pagaron. Cuando sea famoso, nunca voy a decir que estos fueron mis inicios, me quemaría con mis admiradores y es lo que menos quiero. Ni le devolví la mugre máscara al promotor. ¿la tiro? No, mejor la guardo y cuando sea famoso igual la vendo a algún japonés…
Que día tan pesado, mis rodillas siguen doliéndome y en el gimnasio el profe ya no me quiso entrenar, pensé que era jugando. Me dijeron que visite al promotor de la empresa nueva, que está buscando talentos, pero que es muy difícil poder hablar con él, ni modo, aunque tenga que quedarme noche y día afuera de su oficina, lo esperaré. Uff, que difícil fue sacarle palabras al Ingeniero, pero por lo menos le neceé tanto y me va a poner a prueba mañana, valió la pena sobornar a la secretaria para que me hiciera el favor de anunciarme una y otra vez, aunque tenga que regresarme a pie hoy,. Que prueba tan difícil. Yo no sabía que algunos movimientos tenían nombre, pero bueno, a lo mejor eso me lo iba a enseñar el profe, total, es mejor aprender de la experiencia. El Ingeniero no estaba tan convencido de aceptarme, pero cuando le dije que luchaba gratis hasta que se convenciera, aceptó. Lo malo que no le pusimos fecha al papel que firmé, pero ni modo, total, igual que no me pague nunca y yo vivo de la mercancía que venda con mi imagen. Mañana tengo cita para que el inge vea mi propuesta de la Siniestra Sensación, el luchador que va a cambiar al mundo. El Ingeniero debe estar loco, quiere que me llame Sexy Lirus y ser exótico. Continuará…
Yo siempre he dicho que a los que nos gusta la lucha libre tenemos firmado un pacto de caballeros, en donde vamos a la arena sabiendo lo que nos van a ofrecer, viendo con pasión y ¿por qué no? Abucheando alguna mala acción de vez en cuando. Ahora, hay mucho trolecito que ve todo con lupa para llegar a su casa y correr la compu para decir que fulanito o menganito hicieron un trabajo desastroso y bla, bla, bla…
No todos podemos ser el Santo Por: J.R.M. Ávila La entrada del programa de radio anunciaba: ¡Interpretando a Kalimán, el propio Kalimán! Y esa sola afirmación era razón suficiente para creer en su existencia. Claro, además era “caballero con los hombres, galante con las mujeres, tierno con los niños, implacable con los malvados”. ¿Cómo no creer en él y cómo no arriesgarse a las burlas de los demás? Dejé de creer cuando supe que el propio Kalimán era el pesadísimo de Luis Manuel Pelayo. Desde entonces, adiós a las radionovelas y adiós al altero de revistas que coleccionaba desde el primer número. Después de esa desilusión, ya no quedaba más que creer en el Santo. Y les juro que en él no dejé de creer ni cuando fui a verlo luchar en la Arena Coliseo de Monterrey y perdió. El imán del Santo era la máscara. Quienes lo admirábamos queríamos verlo con ella. Por supuesto que sabíamos que quien se ocultaba tras la máscara era otro, pero jamás nos engañaron con la patraña de que quien interpretaba al Santo fuera el propio Santo. No había engaño, contrario a lo que sucedía con Kalimán, aunque no supiéramos quién se ocultaba tras la máscara. Quienes lo aborrecían, deseaban que la perdiera, pero al mismo tiempo temían verlo sin ella, porque contaba la leyenda que quien lo viera sin máscara moriría sin remedio. Tal vez por eso todos guardaban su distancia. Y si se trataba de apostar máscara contra máscara, o máscara contra cabellera, preferían perder con tal de no saber si la leyenda era más que una leyenda. ¿Para qué arriesgarse? Por eso me preocupaba que el Santo se viera a sí mismo desenmascarado y duré mucho tiempo pensando que si de repente se quitaba la máscara y se veía en un espejo, hasta ahí iba a llegar. Por fortuna me tranquilizaba ver que en una película se sacaba la máscara y debajo traía otra idéntica,
o pensar que era el único que no podía verse como lo veían los demás, porque verse en el espejo era verse al revés, lo de la izquierda a la derecha y lo de la derecha a la izquierda, y eso lo mantenía a salvo. De acuerdo a la leyenda, tal vez y sólo tal vez, el Santo murió al descubrirse en televisión, cuando ya no le importaba que se supiera quién era el enmascarado de plata y sólo así pudo verse a sí mismo como lo veían los demás. También tal vez, y sólo tal vez, a esas alturas no le importaba tanto morir. No creo haber sido el único niño que en alguna época anhelara ser Kalimán. Hasta los adultos se alucinaban con eso. Tal vez algún día hasta el mismísimo Rodolfo Guzmán Huerta quiso ser Kalimán, pero como ya había tenido una mala experiencia cuando intentó convertirse en el Murciélago, no le quedó otra que conformarse con ser el Santo. Pero no todos podemos ser el Santo. Con el paso de los años supe que escribir era la única manera de convertirme en él o en quien yo quisiera. Y aquí estoy.
Las fotos que complementan este artículo son obviamente del Hijo del Santo No pudimos poner del Santo Sr. porque se nos desconchinfó el DeLorian
La lucha libre es una pachanga, en serio, es una fiesta. No quiero que se confundan, no me refiero a que me gusta ver como se bajan los calzones entre los luchadores y como los exóticos dan besos, y como los réferis en muchas ocasiones son los principales protagonistas, aunque tampoco soy de los que se orgasmean con ver puro llaveo y contra llaveo (aunque últimamente anda la moda de montar luchas que aunque a muchas personas les fascinan y hasta lloran por la “calidad” de las llaves, yo, sin demeritar, no le veo mucho el caso a hacer una llave y soltar a los 3 segundos sin una contra llave para hacer otra) pero me encanta ver como los papás llevan a los niños ilusionados, y con esfuerzos les compran una máscara barata que para el niño será el mayor de sus tesoros. Me fascina ver grupos de amigos con la cheve en la mano gritándole a los rudos. Me agrada mucho ver como las muchachas se asustan cuando las hostilidades llegan cerca de donde están. Y hay que decirlo, también me gustan mucho las edecanes.