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Lucía y la telaraña, por Jorge Cabezas

Lucía y la telaraña

Lucía Garrido fue asesinada porque sabía demasiado

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(*) Por Jorge Cabezas

Sin duda, a más de uno le puede sorprender esta apuesta de la televisión pública por dar cabida en su programación, tanto en la plataforma rtve play como en La 1, a una serie tan descriptiva de la corrupción policial y posiblemente judicial, que ha rodeado el caso de Lucía Garrido. Un caso aún no resuelto y que tendrá que juzgarse de nuevo en próximas fechas. Asesinada Para los que aún no sepan de qué va este caso, haremos un breve apunte. Lucía Garrido fue asesinada en su finca de “Los Naranjos”, ubicada en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre, el 30 de

En la imagen, el escritor y periodista de investigación Jorge Cabezas, autor del artículo abril de 2008. La finca era un centro de acogida de animales exóticos que dirigía Manuel

Alonso, compañero de Lucía, con quien tenía una hija. Su actividad se desarrollaba bajo la tutela del SEPRONA de la

Guardia Civil. Tras una nefasta investigación, el caso acabó en el archivo. Cuatro años después se reabre a instancias de Rosa Garrido, hermana de la víctima y de miembros de la

AUGC de Málaga.

“El crimen de Lucía Garrido es un caso absolutamente endiablado” Guardería de droga

En el año 2014, entra en el caso el Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil (SAI) y, tras una laboriosa investigación, se descubre que la finca era en realidad una guardería de droga donde se cruzaban los intereses de distintos personajes, entre ellos algunos agentes de la Benemérita. La hipótesis de la muerte de Lucía Garrido cambia radicalmente. Fue asesinada porque sabía demasiado.

En el año 2019 se sentaron en el banquillo de los acusados, cuatro presuntos culpables: el ex compañero de Lucía, un miembro de la banda “Los niños de Fuengirola”, y dos ex guardias civiles. Todos fueron absueltos, aunque el juicio tendrá que repetirse.

Serie de televisión

La serie va desgranando, a través de cinco capítulos, todas las complejidades y ramificaciones de este caso, absoluta-

mente endiablado al que los miembros del SAI bautizaron como “operación telaraña” y del que han dicho en repetidas ocasiones que “es el paradigma de la corrupción policial”.

Yo no pretendo en este artículo para la revista UFP volver sobre lo ya contado, sino situarme en otros acontecimientos que me parecen sorprendentes y que rodean a esta serie. En primer lugar, creo que debemos de felicitarnos porque haya sido la televisión pública, quien en un arrojo de honestidad democrática, se haya atrevido con una serie tan difícil, dónde se retrata de manera inmisericorde un estado de cosas que a todos nos debe de preocupar, si queremos que nuestro Estado de Derecho se fortalezca y las mafias y el crimen organizado no acaben cercenándolo.

“Fuego amigo”

En segundo lugar, porque me parece decididamente esperanzador, contar en la Guardia Civil con personas como el coronel Alfonso López Malo, que se ha prestado a dar la cara en una televisión, por primera vez en la historia de nuestra democracia. Su testimonio, que no escabulle ninguna respuesta y llama a las cosas por su nombre, es una bocanada de aire fresco en un mundo tan opaco y oscuro como es el de la corrupción policial. Tanto él como sus subordinados han hecho una labor inmensa en busca de la verdad de este caso, y se han topado con numerosos obstáculos, a veces con el temido “fuego amigo”.

Cartel de la serie documental true crime de TVE “Lucía en la telaraña”, basada en el libro de Jorge Cabezas, en documentación judicial y testimonios

Lucia Garrido y su hermana Rosa que impulsó la reapertura de la investigación

Enjambre de corrupción

Si alguna palabra puede definir este caso es “la soledad”. Lucía luchó sola contra un enjambre de corrupción que no llegó a comprender. Esa sole-

“Durante la investigación se descubrió que la finca era en realidad una guardería de droga”

“Cuando la investigación parecía agotada y sin vías de enfoque, surgieron anónimos y la intervención de Asuntos Internos”

dad la experimentó Rosa, su hermana, luchando contra una maquinaria hostil burocrática, policial y judicial, con el objetivo de saber quién o quiénes -y por qué- habían asesinado a Lucía.

La misma soledad que sufrió Ignacio Carrasco, el guardia civil del SEPRONA, luchando contra la corrupción y contra su “expulsión” silenciosa de la Benemérita. Y también los agentes del SAI, acosados y amenazados en su trabajo por sombras chinescas proyectadas desde dentro del propio Cuerpo al que pertenecen.

Debemos felicitarnos porque, a pesar de todo, ninguno claudicó y siguió empujando hasta abrirse paso en un mundo cerril y turbio.

Periodismo audaz

También, me gustaría resaltar la importancia de contar en una sociedad democrática con un periodismo audaz, valiente e independiente. Creo que existen aún demasiadas reticencias por parte de determinados periodistas o determinados medios, para realizar una labor objetiva en asuntos de corrupción policial. Una especie de vértigo, de salto en el vacío, como si siempre existiera la obligación de hablar bien de las fuerzas de seguridad, o el miedo a perder alguna prebenda de los gabinetes

“Matar a Lucía” (Esfera de los Libros) es el último trabajo de investigación de Cabezas

Jorge Cabezas en un encuentro literario con César Pérez Gellida en el teatro Zorrilla

“El ejemplo de todo el equipo de RTVE que ha intervenido en la serie nos hace mirar con optimismo la profesión”

de prensa. Mi experiencia me dice todo lo contrario. Siempre es peor, el silencio, la falsa complacencia, o el miedo. Alimentamos a un monstruo que puede acabar devorándonos. Afortunadamente, el ejemplo de todo el equipo que ha intervenido en esta serie, incluyendo a los responsables de RTVE, nos hace mirar con optimismo a la profesión.

“Casos sin resolver”

En la historia de Lucía, mejor dicho, en la intrahistoria, siempre han ocurrido hechos extraordinarios que han operado como una catapulta lanzando a la sociedad un grito de protesta e impidiendo que su asesinato se difuminara en uno de los llamados “casos sin resolver”. Cuando, durante estos largos doce años, todo parecía estar abocado a la nada, al fracaso, siempre ha surgido una respuesta inesperada, por parte de la Audiencia Provincial de Málaga, enmendando la plana a jueces y fiscales, una respuesta por parte de abogados, como Luis Portero, desarrollando su labor sin percibir un euro, una respuesta por parte de los abogados de la AUGC, buscando de manera incansable la verdad alentados por Ignacio Carrasco y Alberto Robles.

Imagen del juicio contra los cuatro acusados del asesinato de Lucía Garrido. Foto: Efe

Documental reparador

Cuando la investigación parecía agotada y sin vías de enfoque, surgieron anónimos, la entrada del Servicio de Asuntos Internos que dieron impulso a las pesquisas. Cuando la fiscalía contra la violencia de la mujer claudicó en el relato de los hechos, surgió la fiscalía anticorrupción y contra el crimen organizado que volvió a situar de nuevo los hechos con coherencia. Cuando el juicio oral absolvió a todos los presuntos culpables, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó repetir el juicio. Existe sin duda una fuerza que emana de este caso, que le impide zozobrar en la nada que algunos buscan. Y una prueba de ello es esta serie. ¿Quién le iba a decir a Rosa, -tristemente desaparecida el pasado año- que todo su trabajo, su afán por conocer la verdad iba a ser reflejado de manera tan intensa y magistral en un

documental que emite la televisión pública? Hasta ella misma hubiese dudado de que esto pudiera suceder.

(*) Jorge Cabezas es periodista de investigación y escritor. Ha trabajado para medios como TVE, Antena 3, RNE u Onda Cero. Su último libro, “Matar a Lucía”, es un relato sobre la muerte de Lucía Garrido. En noviembre de 2021, TVE estrenó la serie documental “Lucía en la telaraña”, basada en el libro de J. Cabezas.

LOS DRONES EN LA INVESTIGACIÓN DE LA SINIESTRALIDAD

De gran utilidad para los cuerpos y fuerzas de seguridad

(*) Por Pablo Enrique Rodríguez Pérez

Con los drones, aeronaves no tripuladas, ha ocurrido un fenómeno muy propio de las novedades tecnológicas. Su rápida implantación o proliferación, dada las posibilidades de uso o aplicación, por un lado, y por otro su salto del mundo profesional o técnico casi de forma simultánea al del amateur o el entretenimiento. Este dispositivo aéreo reservado al uso militar inicialmente, ha pasado a replicarse en 2016, hasta en un millón y medio de unidades en la Unión Europea, 10.000 destinadas a uso profesional. Autorizaciones España reguló el uso de drones en 2014 a través de la Ley 18/2014, de 15 de octubre, de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia, que permite el desarrollo profesional de este dispositivo en diversas actividades. Desde esa fecha, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha emitido 4.527 autorizaciones para operadores de aeronaves pilotadas por control remoto, según datos propios. El Real Decreto 1036/2017, de 15 de diciembre por el que se regula la utilización civil de este tipo de aeronaves, es la última referencia normativa sobre esta materia, que modifica textos anteriores, y que sintoniza con la regulación de países de nuestro entorno y

también con la evolución ininterrumpida de este dispositivo, que parece estar en todos lados. Recurso Para los Cuerpos y Fuerzas de seguridad este recurso, que está sujeto a especificidades propias En la imagen, Pablo Enrique Rodríguez, director de su función, es de ingeneral de la Policía Municipal de Madrid, autor del dudable interés por lo artículo que supone como nuevo instrumento destinado a las labores de seguridad y protección, que, además, mejora exponencialmente el uso de otros medios. También será decisivo en los tiempos de respuesta y la seguridad de las actuaciones sobre todo en circunstancias, en las que la toma de “Los tiempos de respuesta se pueden acortar utilizando drones”

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