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El primer GIGANTE de la Tierra

Hace 247 millones de años los mares eran el hogar del ictosaurio, la criatura más grande del planeta.

Redacción: Daniela Galilea - EFE

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Fotos: Colaboradores EFE

Mientras los dinosaurios dominaban la tierra, los ictiosaurios (reptiles marinos con el hocico prolongado, dientes separados, ojos grandes, cuello muy corto, cuatro aletas natatorias y aspecto de pez y delfín a la vez) y otros animales acuáticos (que no eran dinosaurios) dominaban las aguas, alcanzando tamaños igualmente gigantescos y una similar diversidad de especies.

Los ictiosaurios, que desarrollaron formas corporales hidrodinámicas (con baja resistencia al agua) propias de los peces y las ballenas, nadaron por los océanos primigenios durante casi toda la Era de los Dinosaurios, explican desde el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles (NHM), en California (EE. UU.)

Ahora los investigadores del NHM (https://nhm.org) están desvelando cómo alcanzaron sus colosales tamaños tanto los reptiles marinos extintos como las ballenas modernas, a partir del análisis del cráneo de dos metros de largo de una especie de ictiosaurio descubierta recientemente y considerada la primera criatura gigante conocida de la Tierra.

La mayor criatura de tierras y mares

Estos restos fósiles datan de la Época Triásica Media (el período que se extiende desde hace 247,2 millones de años hasta hace unos 237 millones de años) representando el caso más antiguo de un ictiosaurio de dimensiones épicas, según el NHM.

Tan grande como un gran cachalote con más de 17 metros (55,78 pies) de largo, este ictiosaurio denominado ‘Cymbospondylus youngorum’ es el animal más grande de ese período descubierto hasta ahora, ya sea en tierra firme o en el mar, apuntan.

De hecho, “fue la primera criatura gigante que conocemos que habitó nuestro planeta”, según esta misma fuente.

El estudio del cráneo fósil de esta colosal criatura, está arrojando nueva luz sobre el rápido crecimiento de los reptiles marinos hasta convertirse en los “dinosaurios gigantes de los océanos” y ayudando a entender mejor la evolución de los cetáceos modernos (ballenas y delfines), hasta convertirse en los animales más grandes que jamás hayan habitado la Tierra, puntualizan.

En las rocas (calizas, pizarras y limolitas) de las cadenas montañosas de Nevada, cuyos registros fósiles son “una ventana al Triásico que conecta nuestro presente con los antiguos océanos”, se han descubierto los restos fosilizados de animales que eran presas o competidores del C. youngorum, por ejemplo, ancestros de los cefalópodos modernos como la sepia y el pulpo.

El C. youngorum acechó los océanos hace unos 246 millones de años, “unos tres millones de años después de que los primeros ictiosaurios se mojaran las aletas, un tiempo asombrosamente corto para llegar a ser tan grande”, según el doctor Sander.

Un cazador de reptiles marinos

El hocico alargado y los dientes cónicos sugieren que este ictiosaurio se alimentaba de calamares y peces, pero de su enorme tamaño se deduce que también podría haber cazado reptiles marinos más pequeños y juveniles. Las ballenas y los ictiosaurios comparten algo más que un enorme tamaño. Tienen similitudes corporales y ambos surgieron inicialmente después de extinciones masivas, según explica la doctora Eva Maria Griebeler, coautora y modeladora ecológica de la Universidad de Maguncia (Alemania).

Estas similitudes los hacen científicamente valiosos para un estudio comparativo, destinado a investigar cómo estos animales marinos alcanzaron sus tamaños récord de forma independiente, según los científicos del NHM.

Estos investigadores descubrieron que, aunque tanto los cetáceos como los ictiosaurios evolucionaron hacia tamaños corporales muy grandes, sus respectivas trayectorias evolutivas hacia el gigantismo fueron diferentes.

Los ictiosaurios tuvieron un auge inicial de tamaño, convirtiéndose en gigantes al principio de su historia evolutiva, mientras que las ballenas tardaron mucho más en alcanzar sus enormes dimensiones actuales, según explican. Aunque sus rutas evolutivas difieren, tanto las ballenas como los ictiosaurios se hicieron gigantes al explotar la cadena alimentaria posterior a la extinción masiva de la Era Pérmica (hace unos 250 millones de años) en la que proliferaron criaturas hoy extintas, como los ammonites (moluscos cefalópodos) y los conodontes (organismos de aspecto similar a una anguila), según el NHM.

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