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Una labor, un personaje... Negocio que surge en base al trabajo y la unión familiar

Eugenio Martínez, dueño de una conocida ferretería puentealtina, sabe que el éxito del local, que comenzó con su padre, se mantiene hoy gracias al esfuerzo y apoyo de su círculo más íntimo.

encuentre titulado, mientras que su hija cursa actualmente estudios de publicidad. “Instauramos una tradición acá, y que es cuando uno de nuestros hijos termina su carrera, nos sacamos una foto en el frontis de la ferretería, porque es muy importante para nosotros todo lo que nos ha dado”, sostiene Andrea. Asimismo, comenta que, si bien antes abrían prácticamente de lunes a lunes, sin descanso, “esto provocaba que Eugenio se estuviera perdiendo la crianza de los niños, y se dio cuenta después que necesitaba de un día para disfrutar en familia. Así que la ferretería abre de lunes a viernes y el sábado hasta las 14 horas nada más”.

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AMOR Y TRABAJO

En relación a lo que ha significado el apoyo de su señora en el negocio familiar, Eugenio se emocio- na, pues dice que ella ha sido un pilar fundamental para que al negocio le vaya bien.

Consultados ambos en cómo compatibilizan el hecho de trabajar juntos, y llevar a la vez una vida como pareja, dicen que es una pregunta recurrente, y que tiene sus ventajas y desventajas, pero, en resumen, el “fiato” y la unión que han demostrado a través del tiempo, en las buenas y en malas, han fortalecido su relación, tanto personal como laboralmente.

Otro aspecto que la pareja agradece es la preferencia tanto de los vecinos y de las empresas que con los años han preferido sus productos, “tanto a las maestranzas y las del rubro automotriz, como también a las personas nos han comprado por años. Por acá han pasado hasta tres generaciones, ¡abuelos, padres e hijos! Muchas gracias a todos ellos, porque así hemos tirado pa’rriba, manteniendo viva esta esquina. Siempre lo he dicho: soy un orgulloso puentealtino, y a la vez, un agradecido de Puente Alto y su gente”, concluye Eugenio.

TALLER LITERARIO «LA ROCA»

Dirección: Magdalena Medina Arenas

El Aburrimiento

En Av. Concha y Toro #0298, esquina Sargento Menadier, se ubica el Centro Ferretero Martínez Hermanos Limitada, de una larga tradición en Puente Alto, el cual es atendido por su dueño, Eugenio Martínez, y su señora, Andrea Encina.

“El ‘83 partió mi padre trabajando acá, para posteriormente adquirir una parte de la empresa, y ya desde el 2000 convertirla en un negocio familiar, administrada también por sus hijos. Yo me hice cargo con los años de la ferretería, pues mis padres tienen una sucursal en Pirque, en donde trabajan con mi hermano”, señala Eugenio.

Así es como junto a su esposa han puesto el hombro todos estos años, manteniendo el nombre de la empresa. Su dueño dice que, si bien es complicado y sacrificado el trabajo en una ferretería, éste tiene sus recompensas y gratificaciones, como el que uno de sus hijos ya se

La literatura debe ser el espejo de lo que siente el género humano, y así es en general. El remordimiento en profundidad lo muestra Raskolnikov en “Crimen y Castigo”. La avaricia está muy bien descrita en el padre de “Eugenia Grandet”; el amor resplandece en “Manon Lescaut”, etc. sin embargo hay algo que las novelas no reflejan jamás, pese a su vigencia diaria en todos los niveles sociales, es el aburrimiento, ese vacío, esa nada, ese telón en blanco que cada cual conoce en mayor medida de la que confiesa. El aburrimiento gravita en momentos, horas o días completos en todas las personas, incluidas las más ocupadas, esas que declaran trabajar tanto. y acaso sea necesario al cuerpo y a la mente como una forma de “reposo”, pero a veces es tan fuerte que sus víctimas hacen cualquier cosa por desterrarlo. existen mujeres que, sin visión del porvenir, se casan únicamente porque su vida de solteras les resulta aburrida. hay crímenes aristocráticos que se perpetran por falta de otro programa más incitador. o sea, matan de puro aburrimiento o para matar el tiempo. hay jefes que le advierten a su secretaria que “no están para nadie” y que, una vez encerrados, se aburren de tal manera que se dedican a sacar puzles de la prensa. Sería bueno ya de que los novelistas le hicieran caso a este antivalor de la vida tan inadvertido hasta hoy. pero ¿cómo entretener al lector mostrándole precisamente la anatomía sicológica del aburrimiento? ésa sí que es tarea. sobre todo, porque cuesta poco conmover con “platos fuertes”, como son la historia de un huérfano total, la vejez de un ciego solitario, el suicidio de una liceana o de un cesante con muchos hijos. hay que reconocer que los escritores, si bien caen en esa omisión, comúnmente sobreabundan en algo inconsulto en su plan literario: no describen el aburrimiento, pero lo provocan. mejor no sigamos con el tema, una, que me aburrí y otra que puedo causar tu aburrimiento. ojalá que no sea así…

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