TIerra Imaginada. Tratado de las criaturas del suelo y del subsuelo

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La tierra ve rde se ha entregado a todo lo amarillo, oro, cosechas, terrones, hojas, grano, pero cuand o el otoĂąo se levanta con su estandarte extenso eres tĂş l a que veo, es para mĂ­ tu cabellera la que repa rte las espigas. La tier ra (fragmento) Pablo Neru da 3


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q TIERRA IMAGINADA Tratado de las criaturas del suelo y del subsuelo EDITORIAL: puertoNORTE-SUR, S.L., MADRID 2009 ISBN: 978-84-936501-3-1

MATERIAS: 087.5 Publicaciones infantiles en general. Libros infantiles y juveniles. 73 Artes plásticas. 398.2 Narraciones, sagas, leyendas, chistes. FORMATO: 23 x 28,5 cm. Páginas 64

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© 2009, Editorial puertoNORTE-SUR, S.L. www.puertonortesur.com C/Cadarso, 9 - 28008 - Madrid editorial@puertonortesur.com Madrid, España Tierra Imaginada. Tratado de las criaturas del suelo y del subsuelo. Ilustraciones: Inti Ansa Textos: Álvaro de Andrés y Carmen Luisa Mayoral con la colaboración de Marina Cantón Agradecemos especialmente su colaboración a Edgardo Cantón. Este libro contiene fragmentos de poemas de Pablo Neruda, Anónimo sumerio, Rubén Darío, Aleksandr Pushkin, Rabindranath Tagore, Garcilaso de la Vega, William Allingham, Antonio Machado, Gabriela Mistral y Alfonsina Storni. El fragmento de la invocación a la Pachamama en quechua y castellano fue recogida por M. Anaya de Urquidi y difundida por el profesor Félix Coluccion, en el Diccionario Folklórico Argentino.

Dirección editorial: María Clara Andrade ISBN: 978-84-936501-3-1 Depósito legal: M-51061-2008 Impresión MELSA Pinto (Madrid) - melsa@melsa.es Impreso en España - Printed in Spain

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Bajo las sanciones establecidas por las leyes queda prohibida la reproducción total o parcial y el tratamiento o transmisión de esta obra en manera alguna, por ningún medio, sin consentimiento previo y por escrito de la Editorial.


Ilustraciones de Inti Ansa Textos de Álvaro de Andrés y Carmen Luisa Mayoral

puertoNORTE-SUR


Índice Índice

Ninhursag Elfos Gembu O-Kuni-Nushi O-Kuni-Nushi y Suseri Himé Unicornio Amalur Gnomos Son Tinh Son Tinh y Thuy Tinh Pachamama Tane Baba Yaga

10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34


Prithivi Prithivi y Prithu DrĂ­ades CuĂŠlebre y Chalgas Duxui Estsanatlehi Estsanatlehi, la mujer cambiante Leprechaun Saci Perere Geb Coatlicue Coatlicue y sus 401 hijos Mapa de las criaturas del suelo y del subsuelo

36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60


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ECÍA el filósofo y poeta indio Rabindranath Tagore que cuando insultamos a la Tierra, esta ofrece sus f lores como respuesta. Lo cierto es que aun cuando los seres humanos la ofendemos, la devastamos y la explotamos sin conciencia, sigue otorgándonos sus generosos frutos, continúa, generación tras generación brindándonos cobijo y sustento. Cuando los primeros seres humanos descubrieron que en los campos se podían sembrar cereales y frutales, que los bosques les ofrecían la madera que necesitaban para construir sus casas, que de las entrañas de las minas obtenían piedras y metales de propiedades casi mágicas, la Tierra pasó a ser la Madre Tierra, la Pachamama. Como madre, la Tierra cuida de las criaturas que habitan en ella, proporcionándoles un lugar donde vivir, sustento, alentando la vida. Ninguna posesión es tan preciada como la tierra. Quien tiene un terreno, aunque sea pequeño, sabe que puede sembrar, y que con trabajo y paciencia, del suelo brotarán naranjos y manzanos, trigales y maizales, álamos y robles. Pero esta entidad que nos abraza y nos protege no solo es bonanza. En ella hay vida y hay muerte. La primavera llega a la tierra cargada de f lores, de promesas de plenitud, de aire fresco, como un niño pequeño. El verano es el esplendor de la juventud, la época de ver crecer los frutos, lleva en su brisa cálida aromas llenos de color como una adolescente. El otoño es la madurez, la época de la cosecha, de la recolección, una estación reposada y concienzuda, como un adulto que sabe que ha llegado a la plenitud de su vida. El invierno supone la llegada del frío, la aridez, el fin de un ciclo, la muerte.

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La Tierra se repliega en sí misma, anciana, y su creación muere para volver a nacer unos meses después en primavera, y así el ciclo se repite desde tiempos inmemoriales. La tierra muda, su devenir es cíclico, pero su naturaleza es generosa. Tan solo necesita un poco de cuidado para otorgarnos sus dones. Pero si se la ataca, si se la desprecia, puede ser vengativa y negarnos todo lo que antes nos ofrecía. Exigirá pleitesía y sacrificios para que se restaure el orden. Algunos dicen que a veces llega a pedir sangre para saciar su sed de justicia. Pero lo cierto es que la Pachamama suele ser tranquila y benéfica. Entre las criaturas que pueblan esta Tierra madre, hay seres mágicos, seres que viven escondidos en las grutas, en las minas, en los bosques o en las colinas. Cada uno tiene su tarea, imprescindible para que todo tenga sentido. Las dríades, protectoras de los árboles, habitantes de los bosques, unen su vida a la del árbol que habitan. Los pequeños gnomos, guardianes de los tesoros de la tierra, conocen y custodian los secretos de las plantas y los animales. Los unicornios, los seres más hermosos y puros que jamás hayan pisado la Tierra se esconden de nosotros, por miedo a que les robemos su preciado y milagroso cuerno. Algunos de estos seres son traviesos, como Saci Perere, que esconde los juguetes de los niños, quema los guisos en la cocina y enreda los hilos de la costurera. Otros pueden llegar a ser malvados, como Baba Yaga, una vieja terrible a la que gusta aterrorizar a todos y que, según cuentan, se alimenta de niños.

Estas criaturas y otras muchas se esconden en los recovecos de nuestras tierras y de nuestra imaginación, dispuestos a asaltar nuestra fantasía en cuanto les demos la más mínima opción.

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Allá enel éxotico Oriente, en la tierra fértil entre los ríos Tigris y Éufrates, la única e indiscutible regente de las montañas es conocida como Ninhursag, aunque tanto aquí como allí hay quien la llama Ki. Viste con una larga túnica y un sombrero con forma de colina. Nació de la montaña cósmica y, con ayuda de su marido Enki, creó ocho plantas primordiales de las que nacieron todas las otras plantas y también los animales. Modeló al hombre y a la mujer con arcilla y les insufló vida. Su nombre quiere decir ‘Señora de las Colinas Sagradas’ ya que creó las colinas y las montañas.

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Según su nacionalidad, los elfos pueden ser: elves ingleses, alfar germánicos, elv daneses, elfvar suecos, elfor o ellefolk escandinavos, alp y elbe alemanes, aelpen anglosajones y alfa islandeses. Sin embargo, podría indagarse en la denominación una posible raíz latina: albus, blanco.


Este pueblo de seres fantásticos vive en los fríos países nórdicos. Los Elfos tienen parte de espíritus, parte de humanos, y algo de

ángeles.

Son bajos, etéreos y delgados, de orejas puntiagudas y ojos almendrados. Hermosos y pálidos, aman la música, la danza y el arte. Son conocedores de todos los

secretos de la Naturaleza, saben la posición de las estrellas y adivinan el futuro a través de ellas. Cuando emprenden un viaje lo hacen sobre los rayos del sol. Si se encuentran con un obstáculo su sutil cuerpo lo

traspasa sin sufrir ningún mal, como un haz de luz atraviesa un cristal.

Viven a menudo más de mil años, aunque solo están en la Tierra durante un pequeño periodo de su vida. Nadie sabe adónde van después, pero se habla de un reino más allá de las

estrellas que conocemos. Cuando están en paz, se camuflan en el bosque y no los vemos, pero cuando se les ataca toman sus arcos y espadas para luchar ferozmente. Se dice incluso que, cuando la causa es justa, un ejército de mujeres

elfo se adentra en la batalla a lomos de

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Suzaku como dios del Sur tiene la apariencia de un f茅nix. Su elemento es el fuego. Seiryu azul. Su elemento es el agua. Byakko blanco. Su elemento es el aire.


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na antigua leyenda cuenta que hubo un tiempo en que un poderoso mago encantó a las tortugas hembra para que se enamoraran de ser pientes macho. Los señores tortuga se enojaron terriblemente y, airados, se mantuvieron alejados de sus mujeres. La mayor parte de sus esposas rompió el hechizo, solo una tortuga negra consiguió encandilar a una serpiente blanca, y era tanto su amor, que se fundieron en un solo ser, al que todos conocerían, a partir de entonces, como Gembu.

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