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PERSONAJES DE LA JAVERIANA COLONIAL
Durante La Colonia, a lo largo de siglo y medio, en la Universidad que regentaron los jesuitas en Santafé, estudiaron muchas personas que alcanzaron renombre porque dejaron una huella destacada y perdurable.
Una de las figuras más notorias, no solo de la Javeriana Colonial, sino del Nuevo Reino de Granada en el siglo XVIII, es Francisco Antonio Moreno y Escandón, graduado en 1752, quien fue alcalde ordinario de Santafé y fiscal de la Audiencia. En la leyenda del óleo con su retrato que se conserva en la Biblioteca Nacional, se advierte que “cursó Filosofía, Teología y Jurisprudencia Civil y Canónica, en que fue graduado… Regentó las Cátedras de Instituta y de Derecho Canónico”.
Claver pasó a Santafé donde estuvo cuatro años y completó sus estudios de Teología, cátedra abierta en el Colegio de la Compañía en 1612.
Sobre Moreno y Escandón, nacido en Mariquita en 1736, tenemos la biografía escrita en 1885 por su bisnieto, José Manuel Marroquín, publicada en el Papel Periódico Ilustrado, Año IV, en la cual el quinto apartado está dedicado al papel que jugó el entonces fiscal de la Audiencia, protector de indios tanto en “la expulsión a los jesuitas de la casa que tenía en Santafé la Compañía… como en la fundación de un hospicio y una biblioteca”. En efecto, el célebre abogado javeriano no solo tuvo a cargo la notificación a los jesuitas de la Pragmática Sanción de Carlos III, sino que también participó en el manejo que se dio de sus bienes. Artífice de la creación de la Real Biblioteca que abrió sus puertas en 1777 -formada con las colecciones de la Universidad-. Moreno y Escandón es recordado también por un “Plan de Estudios”, que tuvo gran influencia en la educación de esos años.
Otro personaje sobresaliente del periodo colonial de la Javeriana es el jesuita español José Gumilla, quien figura en la obra Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos (2006) del P. José del Rey Fajardo, S.J., en la cual aparece la reseña de 311 miembros de la Compañía de Jesús “que dejaron sus huellas escritas en la investigación, la docencia, el púlpito, el epistolario o en el mundo político, jurídico y social”. Autor de El Orinoco ilustrado – Historia natural, civil y geográfica de este gran río (Madrid, 1741), obra admirable en diversas áreas del conocimiento, Gumilla fue presentado en esta publicación en los siguientes términos: “Misionero y Superior de las Misiones del Orinoco, Meta y Casanare, Calificador y Consultor del Santo Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias, y Examinador Sinodal del mismo Obispado, Provincial que fue de su Provincia del Nuevo Reino de Granada, y actual Procurador a entrambas Curias, por sus dichas Misiones y Provincia”. Nacido en Cárcer, Valencia, en 1686, ingresó a la Compañía en 1704 y viajó al Nuevo Mundo el año siguiente. Cursó Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana y fue ordenado sacerdote en 1714. Al año siguiente inició su labor como misionero, la cual solo interrumpió entre 1739 y 1743, periodo en el que estuvo en Europa como procurador.
Entre los profesores de la Javeriana colonial sobresalió también el P. Juan Martínez de Ripalda, navarro formado en la Javeriana, catedrático de Filosofía y Teología, Bibliotecario, nombrado su rector en 1696. Como procurador general de la Provincia viajó a Madrid en 1698 para solucionar graves problemas que enfrentaban los jesuitas en tierras neogranadinas. Moriría en la capital española en 1707, luego de adelantar una importante gestión que permitió entre otras cosas, la igualdad de los grados del Colegio del Rosario y de la Universidad Javeriana, así como la creación de la Facultad de Leyes. En la portada de su célebre obra sobre la doctrina de Santo Tomás, publicada en Lieja en 1704, se hace referencia a la Academia Javeriana – Colegio de Santafé en el Nuevo Reino de Granada.
Ahora bien, puede afirmarse que entre todos los javerianos de la época colonial, el jesuita español Pedro Claver es el más conocido y admirado, también el más estudiado. En efecto, apenas habían pasado 42 años de su muerte, cuando se publicó, en 1696, en Roma la Propuesta sobre si conviene nombrar una comisión, con el fin de introducir la causa de Beatificación y Canonización del venerable Siervo de Dios Pedro Claver, de la Compañía de Jesús, muerto en Cartagena. El texto correspondiente fue traducido del latín al español por el P. Tulio Aristizábal, S.J. (Universidad Javeriana, 2002), quien fue un gran investigador sobre la vida y la obra del santo, lo mismo que lo había sido unos años antes el P. Ángel Valtierra, S.J. Nacido en Verdú, Cataluña, el 25 de junio de 1580, Claver ingresó a la Compañía a los 19 años, estudió en Barcelona, Gerona, Mallorca “donde tuvo como padre espiritual al venerable siervo de Dios Alonso Rodríguez”, canonizado junto a él en 1888. En la Propuesta leemos que “desembarcó en Cartagena… y allí era considerado ya santo. Tenía en ese entonces la edad de veinticinco años, y pasó en esa ciudad cuarenta y seis, hasta 1654 -el 8 de septiembre-, cuando beatíficamente terminó su vida”.
Aquí es necesario hacer una aclaración. Poco después de su arribo a Cartagena, en 1610, Claver pasó a Santafé donde estuvo cuatro años y completó sus estudios de Teología, cátedra abierta en el Colegio de la Compañía en 1612. Después de un año en Tunja, regresó definitivamente a Cartagena, donde recibió en 1616 la ordenación sacerdotal y realizó esa extraordinaria gesta bajo el lema “esclavo de los esclavos para siempre”, la cual haría que mereciera reconocimiento universal. Por supuesto, en la lista de personajes vinculados con la Javeriana colonial figuran muchos otros personajes, entre ellos autoridades eclesiásticas y civiles, como los arzobispos de Bogotá Bartolomé Lobo Guerrero y Hernando Arias de Ugarte; el rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Cristóbal de Araque y Ponce de León -egresado de la Javeriana y sucesor del fundador de esa institución, Fray Cristóbal de Torres-; el presidente Juan de Borja y el protomédico Rodrigo Enríquez de Andrade; y jesuitas como Juan Bautista Coluccini -ingeniero y arquitecto-, y los rectores del Colegio-Universidad como Martín de Funes -egresado de Salamanca y fundador de los estudios jesuíticos en el Nuevo Reino- José Dadey, Baltasar Más o Manuel Balzátegui. Todos tuvieron algo que ver con esta maravillosa historia que se empezó a forjar hace cuatro siglos
Karem Priscila Díaz Díaz *