PULSO REGIONAL N°35

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La Revista del Sur| Año 04 | #35 - Agosto de 2020

Secuelas del COVID-19 La pandemia deja a su paso muerte, desempleo, pobreza, bonos inaccesibles, gasto público ineficiente, educación rural y agro abandonados.

Los buenos ejemplos en la pandemia

Reactivación económica sin visión en Apurímac

Ante la ausencia del Estado, la población empezó a asumir medidas para enfrentar el COVID-19. Pág. 16

Gobierno regional planea reactivar la economía con 146 proyectos, pero ignora al sector agropecuario. Págs. 6 Y 7.


2 / Editorial

La última.

Editorial

Nota al cierre de edición

El efecto COVID-19 La pandemia desnudó las enormes brechas sociales y la desigualdad en el Perú. Algunas de ellas son el colapso de los servicios de salud porque las infraestructuras hospitalarias son antiguas y no tienen equipamiento médico, y falta oxígeno; falta de acceso a servicios educativos en zonas rurales, y poca capacidad de reacción del Estado para enfrentar el embate del virus. El COVID-19 también está dejando en menos de seis meses una estela de consecuencias económicas y sociales. Hablamos de despidos masivos de trabajadores, incremento de la pobreza, aumento del desempleo y subempleo, problemas de salud mental, entre otros. Por la crisis sanitaria ahora sabemos que el 70% de la Población Económicamente Activa del Perú (PEA) es informal, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) del 2017. Y sabemos que la clase media ha sido la más golpeada y que muchos de ellos han vuelto o volverán a ser pobres. Sabemos también que en el Perú existen 55 pueblos indígenas, de los cuales cuatro están en los Andes y 51 en la Amazonía. Este es el sector que menos acceso tiene a servicios básicos como agua potable y desagüe, donde contar con servicio de salud parece una excentricidad. Nos hemos enterado recientemente que sin la agricultura familiar no habría comida en las mesas de los habitantes citadinos, pero este sector sigue siendo uno de los más olvidados. Y en medio de esta crisis sin precedentes también vemos cómo se reinventan los peruanos y cómo se ponen de pie para unirse en campañas para comprar plantas de oxígeno y así ayudar a batallar contra el COVID-19. Otros ciudadanos encabezan cruzadas para reunir víveres y entregarlos a las familias pobres que no recibieron los bonos del Estado. Este es el Perú de los emprendedores y los solidarios que nos sacará adelante nuevamente.

Los incendios también matan

EDITOR GENERAL: Miguel Gutiérrez Chero EDITOR PERIODÍSTICO: José Salcedo Ccama DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Cristian Yarin Trujillo

COMITÉ EDITORIAL:

FOTO PORTADA: Miguel Gutiérrez

Los incendios forestales se han convertido en otra “pandemia” que también mata. El 6 de agosto fue un día de muerte en la comunidad campesina de Andayaque del distrito de Ccatcca, provincia cusqueña de Quispicanchi. Cuatro niños y cuatro adultos murieron quemados en el incendio provocado por un comunero que buscaba ampliar la extensión de su terreno. El famoso “rose” de tierras, una costumbre que desata casi todos los siniestros. La escena en la zona de la tragedia era de terror. Los cuerpos quemados tirados en la quebrada Falchayochuayco. La fiscal de Quispicanchi, Rosmeri Barrientos Chipana, autorizó el levantamiento de los cuerpos calcinados. Los ciudadanos que murieron habían ido provistos de baldes, agua

y otros materiales hasta el lugar denominado Sincunamocco, para sofocar el siniestro. Ocho murieron y 39 heridos, con quemaduras moderadas y graves, llegaron a los hospitales del Cusco. Veintidós fueron atendidos en el Regional y Antonio Lorena, hay 14 que siguen en observación y apenas tres fueron dados de alta. Hasta ahora sufren esos efectos. El 17 de agosto último otro incendio quemó el cerro y un rebaño de ovejas. El incendio ocurrió en el sector de Serce, en el distrito de Omacha, provincia de Paruro, donde el fuego arrasó más de 60 hectáreas de pastizales y varios animales que pastaban en la zona fueron quemados. Las imágenes eran desoladoras. Hasta ahora se han registrado más de 70 incendios forestales.

Ocho comuneros murieron quemados en Andayaque, Quispicanchi.

El Centro para el Desarrollo de los Pueblos Ayllu – CEDEP AYLLU Derechos Humanos Sin Fronteras (DHSF) APRODEH - Apurimac

Correo: pulsoregionalcusco@gmail.com Dirección: Barrio Profesional A-8/3er piso VISITANOS: www.pulsoregional.pe SÍGUENOS: pulsoregionalcusco


Informe / 3

Los hospitales en Cusco están copados. Ya no hay espacio para atender a más contagiados con el nuevo coronavirus.

La tragedia del mes: muertes por COVID-19 DURO GOLPE. En un solo día en Cusco mueren hasta 20 personas y se contagian hasta 1000. En los hospitales ya no hay espacio y la gente empieza a morir sin siquiera ser atendido por los médicos. Apurímac, en tanto, todavía contiene el avance del virus. Hemos visto a una hija escuchar y quebrarse con la triste noticia de la muerte de su padre. A una joven que pelea porque le entreguen el cuerpo del esposo de su hermana que está muda de tristeza y a otra hija que se queja porque su madre murió, cuando los médicos -agobiados por tantos enfermos y trabajo- todavía pensaban que la mujer estaba viva. Hemos confirmado también que una persona murió en el interior de una ambulancia y otra en un auto antes de ser atendido en el Hospital Regional del Cusco. El coronavirus trajo muerte y tris-

teza. El luto y las lágrimas de ira o de tristeza son una constante en estos tiempos de pandemia. En Cusco mueren en promedio 18 personas con COVID-19 al día y se contagian entre 700 y 1000. Cada día acuden al menos 80 personas en busca de atención a un hospital de la ciudad, sea del Ministerio de Salud (Minsa) o de EsSalud. Desde hace más de tres semanas los hospitales han sido rebasados por la alta demanda de enfermos con el virus. Y por eso los medios reportan a cada instante testimonios terribles de personas que lloran a sus muertos, porque fallecieron en las puertas de los hospitales o dentro de los establecimientos. La carencia es brutal. A estas alturas de la pandemia es imposible conseguir una cama, por ejemplo, en las unidades de cuidados intensivos, porque en toda la región apenas hay 24 de este tipo. Y las camas que sirven para hospitalizar están al tope. La región registraba al 24 de agosto, fecha de cierre de esta edición, 509 fallecidos y más de 20 mil contagiados. Uno de los hechos que contribuyó a sumar estas cifras de espanto fue la falta de oxígeno medicinal. La gente que no quería ir al hospital peleaba por conse-

guir este elemento del que ahora dependen muchas vidas. Ya hay abastecimiento a estos pacientes con la producción de la Planta de Cachimayo, pero sigue siendo insuficiente.

Apurímac contiene el virus Apurímac no se queda atrás. Aunque es una de las regiones con menos casos, en las últimas semanas el repunte debe llamar a la preocupación. La Diresa Apurímac reporta 69 muertos y 3999 contagiados en la región de 405 mil 759 habitantes. Las provincias con más casos son Abancay, capital apurimeña, Andahuaylas, Cotabambas y Chincheros. Mientras que en Grau, Aymaraes y Antabamba la presencia del virus es todavía baja. El Gobierno Regional de Apurímac entregó equipos biomédicos al hospital Subregional de Andahuaylas para mejorar su capacidad de respuesta en la lucha contra el COVID-19. El director general de la DISA Apurímac II, Porfirio Muñoz Vázquez, hizo la entrega de cuatro ventiladores mecánicos, cuatro monitores de funciones vitales, cuatro camas multipropósitos, cuatro aspiradores de secreciones y 20 balones de oxígeno.


4 / Informe

El bono no llega a los pobres MIGUEL GUTIÉRREZ.

Aunque muchos peruanos recibieron los bonos del Estado para sobrellevar la pandemia, otro grupo enorme fue excluido de este apoyo.

TRISTE REALIDAD. Los peruanos estuvieron en aislamiento obligatorio durante tres meses y medio y para ayudar a los vulnerables, el Gobierno entregó bonos. El subsidio, sin embargo, no llegó a todos. Además, la entrega del bono -si este segundo llega a tiempo – sumará S/ 1500, pero para cubrir la canasta familiar en todo este tiempo una familia debía haber recibido mínimamente S/ 2310. Don Juan Quispe (45) perdió su trabajo como mesero, vive con su esposa y sus dos hijos en una casa alquilada en el distrito de Santiago, Cusco. El

ciudadano cusqueño ahora es uno de los miles de ambulantes que recorren las calles ofreciendo productos desde alcohol, dispensadores, barbijos,

protectores faciales y otros insumos de protección contra el coronavirus. Camina las calles del centro del Cusco y el distrito de Wanchaq cuando el sol quema la piel. Don Juan Quispe sobrevive de esa forma a la crisis desatada por la pandemia en el Perú. No recibió ninguno de los bonos que otorgó el Gobierno nacional a las “familias vulnerables”. Ahora que el presidente Martín Vizcarra anunció la entrega de un nuevo bono universal del S/ 750 no tiene la esperanza de ser beneficiado. “No sé si es cierto eso del bono. Solo sé que a mí me toca trabajar para darle de comer a mi familia”, dice resignado al abandono gubernamental. Hasta el cierre de este informe, según la Defensoría del Pueblo, el 13.25 % de los hogares vulnerables del país, es decir, 723 mil 039 familias, aún no habían recibido el subsidio del Estado.


Informe / 5

Pueblos pobres La región Cusco tiene una población de 1 millón 335 mil 009. De esa cantidad, según el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), 721 mil 511 son pobladores que viven en la pobreza o pobreza extrema; y apenas 321 mil 609 cusqueños tienen recursos para vivir holgadamente. Mientras que la región Apurímac, según el Midis, cuenta con una población de 463 117 personas. De esa cantidad 324 mil 963 son personas que no tienen con qué sostenerse, porque son pobres y pobres extremos. En tanto, solo hay 79 285 apurimeños que viven en condiciones óptimas, es decir, no son pobres. Además, el gobierno entregó o entregará en el mejor de los casos S/ 1500 a los peruanos vulnerables. ¿Esa cantidad alcanza para cubrir la canasta familiar por el encierro de tres meses y medio y otros casi dos meses de desempleo? En Perú, la canasta básica alimentaria está constituida por 110 alimentos y tiene un costo al mes de US$ 55 por persona, en promedio S/ 165. Una familia de 4 miembros requería por mes S/ 660 al menos y por el tiempo del aislamiento social obligatorio debería haber recibido mínimamente S/ 2310. Eso no ocurrió y por eso la gente cada vez tiene más problemas para sobrevivir, sumado a que la pandemia empezó a golpear a las personas más pobres.

A falta de apoyo del Estado, los pobladores se organizaron e hicieron ollas comunes. MIGUEL GUTIÉRREZ.

Los problemas ¿Los bonos llegaron a todos los vulnerables? Es obvio que no, porque hay mucha gente como don Juan Quispe que apenas sobrevive gracias a trabajos temporales. La Defensoría del Pueblo evaluó las fallas del Estado al momento de entregar los subsidios. Uno de los problemas identificados es que muchos beneficiarios tuvieron complicaciones en el uso de la plataforma virtual y otros no pudieron inscribirse en el Registro Nacional de Hogares. Así, la entrega del Bono Familiar Universal al segundo grupo de beneficiarios, conformado por cerca de 2 millones 500 mil hogares, que no recibieron los anteriores subsidios monetarios, mantuvo las deficiencias anteriores. Sucede que el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) no tomó en cuenta que en muchas comunidades campesinas y nativas u otras localidades alejadas no hay acceso a servicios de internet ni de telecomunicaciones. No pudieron inscribirse en Reniec y fueron excluidos del bono. “La oportuna asistencia a los hogares más pobres y vulnerables frente a esta pandemia es uno de los mayores desafíos en el contexto de la emergencia sanitaria nacional, por lo que nues-

Las personas hicieron largas colas para hacer el desembolso de los bonos entregados por el Gobierno.

tra institución continuará atenta al pertinente cumplimiento de las distintas medidas que se vienen adoptando, con la finalidad que se garantice los derechos fundamentales y constitucionales de la persona y la comunidad, principalmente de las poblaciones vulnerables”, precisa Defensoría.

Registro desactualizado La ex regidora del Cusco, abogada Serly Figueroa, analizó el problema y considera que el propio Estado no tiene información actualizada de la situación socioeconómica, de vulnerabilidad y exclusión de todos los peruanos. “En el SISFOH no se encuentran los datos actualizados de todas las personas no pobres, pobres o extremos pobres, debido a que en muchas municipalidades las Unidades Locales de Empadronamiento (ULE) tienen muy poco presupuesto y personal y por ello

no pueden realizar el registro y actualización de la información”. La exautoridad insiste en que el Estado ha delegado esta función en el MIDIS como ente rector, pero ha encargado a las municipalidades el recojo de información sin mayores transferencias presupuestarias. En el SIS tampoco están todos los que deberían estar, por tanto, solo se toma dicha información como una referencia. “Muy pero muy pocas municipalidades tienen un registro de su población vulnerable, la mayoría se deja llevar por el censo que como bien sabemos tiene márgenes de error muy grandes”. Finalmente, dice Figueroa, la SUNAT tampoco tiene registradas a todas las empresas, ya que tenemos 70% de informalidad, por tanto, es imposible detectar quiénes perciben ingresos y quiénes no. Sin una base de datos real es imposible que los bonos lleguen a las personas que realmente lo necesitan.


6 / Informe

MOCICC/MIGUEL GUTIERREZ

La reactivación económica planteada por el Gobierno Regional de Apurímac adolece de iniciativas a favor del sector agropecuario.

Reactivación económica sin visión en Apurímac

Escribe: Evelyn Cavero Contreras

AGRO ABANDONADO. El Gobierno Regional de Apurímac planea reactivar la economía con 146 proyectos. No obstante, este no favorece en absoluto a los agricultores y las actividades agropecuarias. Apenas hay cuatro proyectos referidos a cadenas productivas y eso pone en riesgo la soberanía alimentaria y el desarrollo productivo rural de la región. Qué duda cabe que la crisis sanitaria y económica generada por el COVID-19 profundizó la crisis múltiple y sistémica que el Perú atraviesa desde hace décadas. Crisis que expone con mayor nitidez la decadencia del Estado neoli-

beral que favorece fundamentalmente a los grupos de poder, profundizando a su vez la precariedad de los sistemas de salud, pensiones, educación y empleo, que deberían generar pleno ejercicio de derechos y disfrute en la mayoría de peruanos y peruanas. La crisis también revela el carácter centralista del Estado que tan pronto empezó a recibir rentas extraordinarias por las actividades extractivas, comenzó a revertir el incipiente proceso de descentralización, reconcentrando competencias en Lima y, por ende, debilitando política y económicamente a los gobiernos regionales y locales, al punto de orillarlos como simples ejecutores de obras y administradores de decisiones impuestas desde la capital nacional. Esto generó consecuencias en la ya débil y desarticulada capacidad del Estado para responder a la actual emergencia, agravando inclusive la precariedad económica de los diversos sectores sociales. Hoy nos enfrentamos quizá a la mayor crisis de nuestra generación. Muchos dicen que las decisiones que adop-

ten nuestras autoridades y ciudadanos y ciudadanas moldearán nuestro Estado y futuro como nación. Por ello, tal vez lo positivo de la emergencia que vivimos es que pueda acelerar procesos de cambio, que en tiempos normales llevarían años de deliberación e implementación. Sin embargo, esto dependerá del rol y liderazgo político de nuestras autoridades regionales y nacionales. De ahí que preocupa que nuestra autoridad regional de Apurímac no identifique esta difícil situación como una oportunidad para cambiar la estructura de gobierno regional y las políticas regionales, pues está facultada por la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales 27867 o por la misma Ley de Descentralización 27783. Hacerlo permitiría territorializar nuestro desarrollo sobre la base de cuencas, subcuencas y corredores económicos, que a su vez fortalecería a los distritos que constituyen la base política, administrativa e institucional del Estado, pues son los que se relacionan de manera directa con la ciudadanía y las comunidades campesinas.


Informe / 7 Es decir, construir un desarrollo integral de abajo hacia arriba. Contrario sensu, continuando con el piloto automático neoliberal que ha generado profundas brechas sociales, el Gobierno Regional de Apurímac aprobó su “Plan de reactivación económica 2020”, cuyo objetivo se centra en “reactivar las actividades económicas que fueron suspendidas por la crisis del Covid-2019 para mitigar el impacto económico en la región Apurímac”. Un plan que además de contener errores conceptuales y confundir objetivos específicos con actividades como conformar el Comité de Trabajo Multisectorial Regional o elaborar estrategias, por citar un ejemplo, contiene un listado de 146 proyectos de inversión pública sobre la base de bienes y servicios tendientes a competir de manera desleal contra los municipios provinciales y distritales. En efecto, de los 146 proyectos el 37% está referida a construcción y/o mejora de la infraestructura de servicios educativos; 16,5% orientado a construir y/o mejorar la infraestructura hídrica y de riego; 14.4% para el mejoramiento de la capacidad resolutiva de los servicios de salud del I nivel de atención y compra de equipos biomédicos y 10,2 % para la recuperación y mejora de la cobertura forestal. Asimismo, 2,7% para al impulso y mejoramiento de las cadenas productivas agropecuarias; 2,7% agua potable y saneamiento en zonas rurales, y 13% en otros proyectos de infraestructura para diversas entidades de la administración pública y deportivas, esperando con estos proyectos, generar 66,200 empleos directos e indirectos a través de la compra de bienes y la contratación de servicios. Como se observa, el plan de reactivación económica regional resulta excluyente y carente de una real estrategia que enfrente de manera articulada e integral los graves problemas profundizados por la pandemia. Más aún, siguiendo el patrón de priorización de las actividades económicas del Gobierno central, es un plan regional que no favorece en absoluto a los agricultores y las actividades agropecuarias en su conjunto. La ejecución de apenas cuatro proyectos de inversión pública referidos a cadenas productivas es muestra clara del olvido y exclusión de este sector que pone en riesgo la soberanía alimentaria y el desarrollo productivo rural de la región en un escenario donde la pandemia escala de manera dramática con más de 5 mil casos positivos. Eduardo Zegarra considera que “la agricultura familiar es uno de los sectores que ha sufrido un doble shock. Por un lado, ha sufrido una caída drástica en la demanda de los alimentos porque la población urbana, hoteles y restaurants dejaron de percibir ingresos de la noche a la mañana y con ello se redujo su consumo de alimentos, algunas estimaciones conser-

vadoras señalan una caída en un 30% a 40%. Y, por otro lado, el precio y el ingreso de los productores agropecuarios se han reducido en un 50% a 60% e incluso el ingreso no agropecuario desapareció”. A decir de este especialista, la pandemia no solo afectó a los que ya estaban en pobreza extrema, sino afectó al universo rural y se estima que se duplicó la pobreza rural ubicándolos en una situación mayor vulnerabilidad. A esta situación se suman otras variables que complejizan el problema como la desertificación de los suelos, el abandono de 40 mil hectáreas cultivables, la precaria asistencia técnica, la ausencia de créditos, la desarticulación con los mercados, la ausencia de infraestructura de riego, la precariedad en la

posesión de las tierras por conflictos de linderaje y los conflictos por el uso del agua entre la minería y la agricultura. En consecuencia, se requiere plantear una estrategia distinta de reactivación regional en la que la agenda agraria y rural tengan una centralidad importante para enfrentar la crisis alimentaria y de empleo. Para ello, se requiere declarar en emergencia real el agro y conformar una instancia de gestión ejecutiva que involucre a todos los sectores del nivel nacional, regional y local, que lidere el proceso de reactivación agropecuaria por COVID-19 y que implique garantizar como mínimo respuestas estratégicas para la salud y una adecuada alimentación, entre otros aspectos. ANDINA

El gobernador Baltazar Lantaron tiene una visión cortoplacista.

Apurímac es una de las regiones de mayor producción de papa.


8 / Informe

Plata como cancha

Escribe: Pablo Villa Incanttito-Centro Bartolomé de Las Casas JAZMÍN LEZAMA

Pese a que hay presupuesto en los gobiernos subnacionales, las autoridades no han sabido canalizar el dinero para mejorar los servicios de salud.

El presupuesto total para la lucha contra el COVID-19 a nivel nacional asciende a un total de 12 mil 371 millones 179 mil 882 soles (12 371 179 882), de los cuales el 87.5% corresponde al Gobierno nacional, los 25 gobiernos regionales disponen del 8.8% y los locales el 3.7%. El Gobierno nacional logró invertir cerca de 8 mil millones de soles, lo que representa un avance del 72% de su presupuesto, mientras que los gobiernos regionales en su conjunto han ejecutado un total de 417 millones de soles, lo que significa el 38% de avance del presupuesto asignado. Finalmente, los gobiernos locales han ejecutado un total de 355 millones, es decir, un avance del 78%. El Gobierno nacional en más del 58% de su presupuesto para la lucha contra el COVID-19 ha destinado a otros gastos. Dentro de este rubro están los gastos en subvenciones financieras (bonos o subsidios financieros), estas suman más de 6 mil millones de soles. Otros gastos en los que incurre el Gobierno nacional son las adquisiciones y contrataciones de bienes y servicios. Estas alcanzan el 24% y un 10% se ha destinado al gasto en inversiones.

PRESUPUESTO MILLONARIO. De más de 12 mil millones de soles destinados a la lucha contra el coronavirus, el Gobierno nacional maneja el 87.5, los 25 gobiernos regionales el 8.8% y los municipales tan solo el 3.7%. Pese a ello, el COVID-19 se ha vuelto incontrolable y desató una ola de contagios y muertes. En el caso de los gobiernos regionales, más del 77% del presupuesto para la lucha contra el COVID 19 son destinados a la adquisición y contratación de bienes y servicios y un 19% al gasto en inversiones. Mientras que los gobiernos locales destinaron el mayor porcentaje a la adquisición y distribución de la canasta básica familiar, cuyo presupuesto superó los 213 millones de soles. Del presupuesto total para la

lucha contra el COVID-19, que asciende a más de 12 mil millones de soles, Lima concentra el 52% del total y el resto de los departamentos menos del 4%. Cabe señalar que la concentración del mayor presupuesto en Lima obedece principalmente a los gastos que realizan todos los sectores del Gobierno nacional como en subsidios (bonos).

Caso Cusco Por su parte, la región de Cusco experimenta una situación muy grave sobre la presencia del COVID-19. Al 11 de agosto el número de casos positivos supera las 15 mil personas y los fallecidos sumaban 376, lo que implica una tasa de letalidad del 2.5%. Para la lucha contra este flagelo, la región de Cusco cuenta con un presupuesto ascendente a 394 millones, de los cuales 306 millones corresponden al presupuesto del Gobierno nacional, 65 millones al gobierno regional y 23 millones a los gobiernos locales. Las fuentes de financiamiento del presupuesto COVID-19 del Gobierno Regional de Cusco, en un 70%, provienen de los recursos ordinarios, es decir, transferencias desde el Ejecu-


Informe / 9 tivo nacional. Un 17% corresponde a la fuente de canon y regalías y un 11% a las donaciones y transferencias. El avance en la ejecución del presupuesto COVID-19 por parte de la Región Cusco se encuentra en un 24.2%, siendo la fuente de canon y regalías la que registra un mínimo avance de1.4%. Este mínimo avance obedece a la no ejecución de tres proyectos de inversión cuyo presupuesto alcanza más de 11 millones de soles y a la fecha registra 0% de avance. Se trata de la remodelación de sala de cuidados intensivos, sala de cuidados intermedios y sala de hospitalización, construcción de planta de valorización y otros activos en el hospital Antonio Lorena como la construcción de sala de partos, sala de hospitalización y planta de valorización. También la adquisición de monitor de funciones vitales y otros activos en los nosocomios de Quillabamba, Y la tercera es la remodelación de sala de partos, sala de cuidados intensivos, sala de cuidados intermedios y sala de hospitalización, y otros activos en el hospital de apoyo departamental Cusco. El segundo cuadro grafica la evolución de la ejecución de gastos del presupuesto COVID-19 del Gobierno Regional de Cusco. En él se muestra una tendencia levemente creciente. Entre los gastos con mayor monto ejecutado tenemos el rubro de los Contratos Administrativos de Servicios (CAS), con un monto cerca a los 6 millones avance del 31.4%, suministros médicos por un monto de 3.18 millones y un avance de 34.1%, los gastos en inversiones alcanzan a un total de 2.73 millones con un avance de 11.3%.

La gestión del gobernador del Cusco, Jean Paul Benavente, apenas gastó el 24.5% del dinero para COVID.


10 / Página Central

El vía crucis de lo perdieron su em

Escribe: Albe

Miles de peruanos han perdido sus puestos de trabajo. Estos han encontrado en el comercio ambulatorio una forma de sobrevivir a la crisis.

CLASE GOLPEADA. Según estimaciones del Instituto Peruano de Economía, al año 2018 más de 13 millones 400 mil peruanos integraban la clase media, con ingresos mensuales entre S/ 1200 y S/ 6 000 al mes. La pandemia ha puesto en evidencia que este grupo de ciudadanos es el más golpeado por la crisis. Quienes están en este segmento no cuentan con el colchón económico de los de arriba y tampoco están considerados como beneficiarios de la ayuda gubernamental.

Mercedes (52) tenía su agencia de viajes en la tercera cuadra de la Av. El Sol. Ruth (48) trabajaba desde hace varios años en un salón de belleza. Amílcar (50) hacía transporte turístico y alquilaba sus unidades para tours hacia el Valle Sagrado de los Inkas. José (37) tenía su estudio fotográfico en la avenida Manqo Qhapaq del distrito de San Jerónimo. Todos ellos vivían sin sobresaltos económicos. No les sobraba el dinero, pero tampoco les faltaba. Por lo menos dos tenían a sus hijos en colegios particulares. Pero todo cambió el 6 de marzo último cuando se detectó el primer caso del nuevo Coronavirus en el Perú. De la noche a la mañana, todos ellos dejaron de percibir ingresos y de su cómoda condición de “clasemedieros” pasaron a formar parte del numeroso contingente de desempleados. Tanto Mercedes como Amílcar vivían directamente de los ingresos generados por el turismo. Al cerrarse las fronteras y cancelarse todos los vuelos nacionales e internacionales y restringirse el transporte interprovincial, la visita de turistas quedó completamente anulada.

Por el monto de sus ingresos económicos, todos ellos podían ubicarse en la clase media.

Clase aplastada

Según estimaciones del Instituto Peruano de Economía, al año 2018 más de 13 millones 400 mil peruanos integraban la clase media, con ingresos mensuales calculados de entre 40 soles diarios (S/1,200 al mes) y 200 soles diarios (6 mil soles al mes). Debido precisamente a los ingresos, las familias de clase media no eran consideradas en el rango de población que vive en situación de pobreza y pobreza extrema, y en consecuencia no estaban calificadas para recibir apoyo gubernamental a través de los programas sociales como Juntos, Pensión 65, Vaso de Leche, comedores populares y otros. Y en consecuencia, tampoco fueron consideradas en el Sisfoh (Sistema de Focalización de Hogares), filtro para el reparto de canastas alimentarias. Ninguno de los bonos solidarios llegó a las familias “clasemedieras”. La pandemia ha puesto en eviden-


Página Central / 11 MIGUEL GUTIÉRREZ

nómica ha hecho que se incrementen los índices de morosidad y que, por ejemplo, se renuncie a la televisión por cable. Al carecer de ingresos, los independientes de clase media tampoco pueden pagar a las trabajadoras del hogar, lo que representa la llegada de nuevas oleadas hacia el ya numeroso grupo de los desempleados. La frase que han escuchado con mayor frecuencia las trabajadoras del hogar en estos últimos cinco meses ha sido: “ya no puedo pagarte”.

Estrategias de sobrevivencia Mercedes daba trabajo hasta marzo de este año a cuatro personas, todas ellas jóvenes y su labor comprendía la venta de pasajes aéreos y terrestres, nacionales e internacionales, además del traslado de visitantes desde el aeropuerto hacia los hoteles y viceversa. De Mercedes no se tiene noticia alguna. Su agencia de viajes

permanece cerrada hace ya cinco meses. Amílcar, por su parte, mientras tiene a sus unidades de transporte en la cochera, ha encontrado en una fuente de agua subterránea la posibilidad de sobrevivir y dar de comer a su familia. Hoy, abastece de agua no potable a los vehículos cisterna de varias municipalidades. Ruth ha hecho contactos con sus parientes en la provincia de La Convención y ahora distribuye miel de abeja en la modalidad de delivery en tanto que José ha encontrado trabajo de mozo en el restaurante de un vecino. No se han cruzado de brazos ni han esperado la ayuda gubernamental, pero tienen en común un pedido: que les devuelvan su trabajo. No los ha despedido ningún patrón ni la Sunat les ha clausurado sus locales, ha sido el Coronavirus el que los ha sacado de su cómoda posición en la clase media y los ha colocado en la siempre azarosa vida de “los de abajo”.

ANDINA

os que mpleo

erto García Campana cia que es la clase media en el Cusco la más golpeada por la crisis, pues quienes están en este segmento no cuentan con el colchón económico de los de arriba y tampoco están considerados como beneficiarios de la ayuda gubernamental.

Los mercados se han vuelto los puntos de reunión de los desempleados. MIGUEL GUTIÉRREZ

Tragedia por partida doble A diferencia de los “clasemedieros” que perciben remuneración del Estado, son los trabajadores y los empresarios independientes los que son castigados sin piedad por la crisis desatada por el nuevo Coronavirus. Y no solamente no tienen ingresos, sino que deben renunciar a las comodidades que su condición les había proporcionado hasta antes de la pandemia. El mayor porcentaje de los padres de familia que han retirado a sus hijos de los colegios particulares para llevarlos a planteles estatales pertenece a la clase media. Pero no solamente el indicador del deslizamiento hacia abajo está en el sector educativo, sino también en el alquiler de viviendas, pago de servicios y ayuda en el hogar. La crisis eco-

Las calles están repletas de informales y el riesgo de contagiarse con el COVID-19 aumenta.


12 / Informe

La educación rural abandonada

Escribe: Arturo Ferro Vasquez-Especialista en temas educativos JUAN CARLOS TORO

Más de 20 mil niños cusqueños han sido excluidos de la enseñanza virtual, porque no han recibido las tabletas que prometió el Gobierno.

El Gobierno nacional debía entregar a 107 mil 953 estudiantes de las regiones Cusco y Apurímac sus equipos tablets para que puedan llevar sin problemas las clases de Aprendo en Casa. Sin embargo, por irregularidades en la licitación del proceso de adquisición, el Ministerio de Educación decidió cancelar el contrato con la empresa Topsale SAC, porque no tenía el aval o garantía de la compañía fabricante Lenovo. Así, los 74 mil 592 alumnos del Cusco y 33 mil 361 de Apurímac casi se quedaron excluidos de la educación a distancia que se implementa como consecuencia de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19. De esa cantidad de estudiantes, la mayoría son pobres y pobres extremos que viven en provincias, distritos y comunidades rurales de las dos regiones andinas. Este grupo de alumnos no logrará este año

MAL MAYOR. 74 mil 592 alumnos del Cusco y 33 mil 361 de Apurímac quedaron excluidos de la educación a distancia Aprendo en casa, que se implementa como consecuencia de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19. El abandono de los ámbitos rurales es responsabilidad de los gobiernos subnacionales y el Ejecutivo nacional. los aprendizajes que se esperan. La educación en los ámbitos rurales siempre se ha llevado la peor parte. Con o sin pandemia los resultados

de aprendizaje son los más bajos que hay en el sistema educativo peruano. Por ejemplo: según la evaluación de los aprendizajes del 2019, el 98 % de los


Informe / 13 estudiantes de segundo año de secundaria del ámbito rural no comprende lo que lee, esto significa que si queremos que los aprendizajes se den al 100 % necesitaríamos 200 años para conseguirlo al ritmo que vamos. El abandono de los ámbitos rurales se inicia en los gobiernos locales, luego en los regionales que son los que directamente pueden recoger necesidades y demandas, pero les resulta conveniente que la educación no mejore para así tener votantes menos críticos y sin capacidad de leer o interpretar su realidad. Después están las autoridades nacionales que realizan altos montos de inversión, pero sin un conocimiento de la realidad. Casi siempre aplican propuestas impertinentes a los contextos rurales reales y no es que no dejen de priorizar los ámbitos rurales, sino que no logran desarrollar una estrategia adecuada para revertir los bajos logros de aprendizaje. La mayoría trata de implementar propuestas idénticas de los ámbitos urbanos a los ámbitos rurales cuando no debería ser así. Se gasta en mejorar la educación rural con un antídoto equivocado. Nadie negará que ahora tienen más libros, más capacitación, más acompañamiento, más horas de estudios y mejor infraestructura, pero la realidad no cambia y sigue siendo la misma. El Estado hace exactamente lo mismo desde hace años y solo incrementa los montos de financiamiento sin darse cuenta de que se requiere otro tipo de propuestas y no solo una forma de intervención, sino diversas alternativas. Muy aisladamente los centros rurales de formación en alternancia que consiste en alternar la educación entre 15 días en la comunidad y 15 días en el colegio han logrado resolver parcialmente el problema, pero no del todo. Es una aproximación fugaz. Y dentro de ese mundo de ruralidad hay quienes se llevan la peor parte y son las mujeres y en especial las niñas, por eso no en vano se dice que la ruralidad tiene alma de mujer y cara de niña. Por su parte, la educación a distancia en los ámbitos rurales traerá consecuencias devastadoras para los aprendizajes y junto a ellas una crisis económica y social. A los que peor les irá será a los estudiantes del primer y segundo grado de primaria que no lograrán aprender a leer y a escribir porque estos aprendizajes son eminentemente prácticos vivenciales acompañados de pedagogos, y esta ausencia presencial jugará un rol fundamental. El otro grupo es aquel que está en el quinto de secundaria, pues esta realidad abrirá una brecha tan profunda que pocos lograrán engancharse a la universidad, mucho más si nuestra universidad nacional se detuvo en el tiempo y sus evaluaciones son demasiado tradicionales e instruccionales, muy diferentes a la educación básica regular que está basada en competencias.

Arturo Ferro es un experto en temas educativos y analiza los perjuicios del actual momento en la enseñanza.

En conclusión, los efectos devastadores de la pandemia no solo serán contadas en vidas, sino en aprendizajes porque el tiempo perdido jamás podrá ser recuperado. Recordemos que en un año típico tan solo entre el 20 y 45 % representa la educación a distancia y si esta se da sin retroalimentación y sin flexibilidad de la evaluación originará una deserción de entre el 20 y 35% en los ámbitos rurales. Entonces es necesario y urgente tener que plantear la promoción automática de grado y la eliminación de la repitencia, así como ingresos libres a las universidades, institutos u otras entidades. La llegada de las tablets ayudará en disminuir las brechas de aprendizajes, sin embargo, no es la solución total ni siquiera parcial, puesto que estas por sí solas no podrán generar aprendizajes si los docentes no se comprometen con

un aprendizaje mediado por el uso de recursos informáticos. El Minedu y los gobiernos regionales deben proyectarse al futuro y crear programas o proyectos que les permita a los estudiantes de ámbitos rurales tener iguales oportunidades de aprendizaje. Por ejemplo, los programas de complementación o reforzamiento de los aprendizajes, creación de programas televisivos locales y regionales y plataformas digitales. En tanto, la estrategia “Aprendo en casa” -si se aplica de manera correcta y con responsabilidad- puede lograr aprendizajes válidos, pero la efectividad de su aplicación ahora bordea solo el 50%. Esto significa que de dos maestros uno de ellos no lo hace adecuadamente, entonces, el Estado deberá rediseñar la estrategia para el segundo semestre del año. CTV CUSCO

Hay otro grupo de niños que debe escuchar sus clases a través de la radio.


14 / Informe INTERNET

El encierro por la pandemia ha visibilizado los problemas de salud mental en la población peruana.

La otra pandemia: problemas de salud mental EFECTOS COVID. Antes de la pandemia uno de cada cinco personas tenía un problema de salud mental en el Perú. Con la crisis sanitaria se amplió el número. Expertos lanzan sugerencias para saber cuándo debemos buscar ayuda especializada. Son tiempos de muerte y temor. La pandemia trajo consigo problemas económicos y sociales. La salud ha sido una de las más golpeadas. Pese a ello, todo se centra en atender la salud física y se deja de lado la mental. El COVID-19 hizo brotar estrés, ansiedad, depresión, violencia, pensamientos suicidas y más. Así, la salud mental de millones de personas se deterioró. Sucede que la sensación de desesperanza -que causa la crisis sanitaria- paraliza a las personas. El encierro, la merma económica, la muerte de un familiar o simplemente la incertidumbre que genera el bombardeo de malas noticias, generan angustia.

Salud mental La médica psiquiatra Vanessa Herrera dijo que la salud mental ha sido desatendida. Antes de la pandemia uno de cada cinco personas tenía un problema de salud mental. “Con la crisis humanitaria se amplifica o visibiliza la situación de crisis”, explicó Herrera en la charla sobre salud mental y recomendaciones para sobrellevarla durante la pandemia realizada por OjoPúblico. Herrera señala que el problema es que la mayoría de familias demora en buscar ayuda cuando hay un problema de salud mental. “El MINSA hizo una encuesta de por qué no acudían. La primera razón es que creían que podían superarlo solos, no sabían dónde acudir o no tenían dinero para buscar servicios. Hay poca educación en salud y poco acceso también”, precisa.

¿Cuándo se debe buscar ayuda? “Si en el día me siento decaído, triste, no tengo ganas, pese a que tengo trabajo. También cuando hay una conducta de riesgo como tomar o fumar solo. O cuando hay agresividad. Esas son señales de alerta para buscar ayuda. Uno de cada cinco tiene un problema de salud mental,

pero no lo saben o no lo quieren reconocer”, sugiere Herrera. La psicóloga y magíster en Educación Jessica Cornejo precisa que una de las alertas es cuando el miedo es excesivo e impide el desenvolvimiento normal de las personas. También cuando alguien empieza a tomar pastillas para dormir o relajarse, o todo lo ve negativo o pésimo. “Si no hay alegría, entonces tengo que sentir la alerta. Hay que buscar ayuda profesional”.

Superar el miedo El doctor Moisés Lemlij señala que tener miedo es normal, pero cuando es constante paraliza. Añade que se debe superar o manejar los tres miedos: al COVID-19, al encierro y a contagiarse. Uno tiene que aceptar que su miedo es mayor, porque realmente es mayor. “Antes, cuando se te moría un ser querido o te despedían del trabajo ibas viendo qué haces, pero aquí (ahora) es un duelo eterno. Es como si uno no puede terminar con la depresión y la angustia. Es un duelo constante que no termina de resolverse. Antes pasaban unos días y podíamos volver a empezar, pero ahora no”, explica. Mientras que Cornejo sostiene que hay que aceptar el miedo y la tristeza para superar la ansiedad y la depresión. A


Informe / 15 su vez, Herrera señala que hay que permitirnos llorar para liberar las tensiones.

LA REPÚBLICA

Los niños Los niños también sufren los efectos de la cuarentena por la pandemia. Por ejemplo, ¿cómo decirle al niño que murió su papá o mamá? “Se debe romper el tabú de que se le debe reservar el dolor a los menores. Lo que se debe hacer son acciones para sobrellevar el luto. Hacer contención y acompañamiento emocional, procesar las fases de duelo: negación, culpa, etc.”, señala Herrera. A su vez, Jessica Cornejo, psicóloga y magíster en Educación, dice que compartir lo que sentimos y buscar alternativas para superar los episodios ayuda. “El niño debe aprender a manejar su frustración, su enojo, con la ayuda de sus padres”. “Dependiendo de la edad de cada niño, sacarle información concreta y sencilla y dependiendo de las preguntas que haga responderlas con sencillez. Con los más grandes, que tienen más consciencia, ser mucho más espiritual y ayudarle a entender lo que pasa. El ritual de despedida (del ser querido) es importante”, agrega. “Los adultos son como los niños y viceversa. Saben que le quieren dorar la píldora, ellos quieren la verdad. Conversar con franqueza”, recomienda Lemlij.

El estrés El psicólogo Alaín Madueño precisa que los ciudadanos demostramos en la pandemia que “no sabemos convivir y menos entendernos, por lo que cada uno mostró su verdadero rostro”. Según el especialista, la gente sufrió durante este tiempo de estrés. “La gente se desespera rápido, se estresa, se

El estrés por el trabajo remoto es uno de los problemas patentes.

deprime y no se adapta a las situaciones difíciles. No sabemos manejar nuestras emociones racionalmente”. El Estado, dice Madueño, debe implementar políticas de salud mental para ayudar a la población. “Cuando acabe la pandemia del COVID-19 podríamos entrar a una pandemia de salud mental”.

La violencia Otra de las consecuencias de la pandemia ha sido el aumento de la violencia en los hogares. Los juzgados de familia especializados en violencia contra la mujer e integrantes del grupo familiar del Corte Superior de Justicia atendieron de enero a junio 2150 medidas de protección: más del 50% (1138) han sido dadas durante la emergencia sanitaria.

Hubo agresión física, psicológica, económica y patrimonial. El psicólogo Madueño precisa que “en los primeros días hubo paz, pero con el tiempo cambió la conducta de las personas, quienes no pudieron controlar sus emociones. Eso llevó al aumento de la violencia”. ¿A qué se debe esa conducta violenta? “El ser humano no controla sus emociones ni sus impulsos y tampoco está preparado para una adaptación a situaciones críticas. No hay salud mental y, por ende, los actos de violencia son más frecuentes”, explicó Madueño. El juez Luis Joel Peña Mendoza atendió muchas denuncias y otorgó medidas de protección a las víctimas. “Había estrés en el varón, quien suele ser cabeza de familia y reaccionó de manera violenta”.

La muerte de familiares y la supresión de los rituales de duelo generan frustración y depresión en los ciudadanos.


16 / Informe

Los buenos ejemplos en la pandemia ACCIÓN CIUDADANA. Ante la ausencia del Estado, la población empezó a asumir medidas para enfrentar el COVID-19. Campañas de donación para comprar plantas de oxígeno, buenos empresarios entregando sus clínicas y equipos para ayudar el sector salud colapsado muestran el espíritu solidario de los peruanos. El 1 de agosto llegó en una nave del Ejército peruano la Planta de Oxígeno comprada por La Convención. El equipo produce oxígeno medicinal, insumo que escasea en los hospitales del país a causa de la pandemia. La Asociación de Profesionales de La Convención inició en junio pasado una campaña para recaudar fondos y hacer la adquisición. Con un conjunto de actividades y donaciones lograron reunir US$ 235 200 que es el valor de la planta y procedió a la compra a la empresa colombiana Sepal Water & Air Tecnology. Cada ciudadano convenciano apoyó con su granito de arena. Los trabajadores de la municipalidad de Megantoni, por ejemplo, donaron S/ 27 125. “Que no nos falte nadie más”, fue el lema de la cruzada que dio sus resultados. La población de la provincia de Canchis también emprendió una campaña similar. La prelatura de Sicuani, dirigida por monseñor Pedro Alberto Bus-

tamante, impulsó la colecta denominada “unidos por la vida. Autoridades y ciudadanos donaron dinero. Reunieron S/ 976 823.37. La planta tendrá un costo de US $ 287 823. Ya entregaron un adelanto de US $ 30 000 a la empresa proveedora. El ingeniero Miguel Paredes, de la Empresa Atlas Copco, que recibió el encargo de hacer la adquisición, dijo que el equipo estará en Sicuani dentro de 6 u 8 semanas.

Empresario ejemplo La clínica privada Oxigen Medical Network está ubicada en la Residencial Huancaro del distrito de Santiago, en la Ciudad Imperial del Cusco. Los dueños del establecimiento de salud en un gesto de desprendimiento decidieron entregar en “cesión de uso a título gratuito” por tres meses su moderna infraestructura y los equipos instalados. El 31 de julio pasado, Ángel Naza

Vargas Pacheco, representante de la Clínica Oxigen Medical Network, entregó el local a la Red Asistencial Cusco y la dirección del Hospital Nacional Adolfo Guevara Velasco de EsSalud. Allí se atienden a pacientes no COVID-19. El hospital ha sido destinado en su totalidad para atender a enfermos con coronavirus y, por ende, no había espacio para asegurados que tienen otras dolencias y requieren atención y hospitalización. El director del hospital Adolfo Guevara Velasco, Rubén Nieto, informó que la clínica será usada para descongestionar el nosocomio de EsSalud y atender a pacientes sin COVID-19. “La gran demanda de los pacientes con coronavirus ha generado la desatención de los enfermos de otras especialidades. La clínica de Huancaro servirá para todos los asegurados que no tengan COVID-19”, precisó. La clínica cuenta con área de emergencias, dos ambulancias operativas, trauma shock, camas de hospitalización, Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), centro quirúrgico, servicios de tomografía y radiología. El gerente de la Red Asistencial Cusco de EsSalud, Víctor Manchego Enríquez, destacó el desprendimiento de los propietarios de la clínica. “Es ejemplar la manera en que esta familia ayuda a salvar la vida de los cusqueños. Es altruismo en su máxima expresión”. ANDINA

El oxígeno es uno de los insumos que más escasea en esta pandemia. Su uso es vital para salvar la vida de los infectados con coronavirus.


Informe / 17 ANDINA

La pandemia en Apurímac: impactos y oportunidades para las mujeres Escribe: Karina Bueno Dueñas. Aprodeh.

La pandemia ha desencadenado un conjunto de impactos de carácter sociopolítico, económico y cultural que han puesto en jaque a las poblaciones con menor acceso a derechos en el país y la región. El factor género ha estado presente en la profundización de esta crisis de derechos. En ese entender, me referiré a continuación a los principales impactos y propuestas frente a la pandemia para la recuperación de los derechos de las mujeres de Apurímac. En Apurímac viven 206.937 mujeres que representan el 51% de la población, según datos del INEI. Antes de la pandemia la región mostraba las cifras más duras del país en torno a la violencia de género: en el 2018 el 82.7% (171,137) y en el 2019 el 72.8% (161.825) de mujeres manifestaron sufrir violencia, según la ENDES. De enero a marzo del 2020, los Centros de Emergencia Mujer (CEMs) dan cuenta de la atención a un promedio de 291 personas por mes, de estas un 89% son mujeres. De marzo a mayo la línea 100 recibió un promedio mensual de 144 consultas por violencia, reduciéndose dramáticamente los indicies de denuncia. En el mes de julio, al ingresar a la llamada “nueva normalidad” los CEMs atendieron 351 casos de violencia. Los índices de denuncia, en relación al porcentaje de mujeres que sufren violencia en Apurímac, son muy bajos, apenas el 0,15% por mes, y, durante la emergencia descendió aún más llegando hasta el 0,06% de denuncias por mes. El derecho de las mujeres a vivir libres de violencia es sistemáticamente vulnerado y durante la pandemia fue peor. El impacto más directo consistió en que las víctimas confinadas junto a sus agresores tuvieron que afrontar mayores niveles de control y violencia en condiciones de menores posibilidades para pedir ayu-

da o denunciar. Si en el mejor de los casos lograban denunciar a través de la línea 100, después de ello les ha tocado vivir la tragedia de la desprotección. La región de Apurímac revela un precario sistema de justica y de protección a víctimas de violencia de género, esto con mayor crudeza en zonas rurales donde las instituciones estatales son escasas o lejanas. En el 2019, APRODEH acompañó un caso de violencia en la ciudad de Abancay, en el que la víctima contaba con 11 medidas de protección, sin embargo, el agresor la seguía violentando impunemente. La pandemia ha revelado también la precariedad del sistema de salud para atender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Se incumplieron los lineamientos de continuidad de la atención a la salud sexual y reproductiva como: la entrega del kit de emergencia para víctimas de violencia sexual; se dejó de entregar los métodos anticonceptivos para la prevención de embarazos no deseados e ITSs - a nivel regional se calcula que los embarazos no deseados se han incrementado en un 25%, como por ejemplo en la comunidad de Pampamarca subió de 2 a 15 gestantes solamente en el periodo de la emergencia (COREM 2020). El derecho al trabajo fue doblemente golpeado para las mujeres. Cerca del 84% de hogares en el Perú tienen niños y niñas menores de 6 años y personas dependientes de cuidado. Frente a esta responsabilidad las mujeres se ven obligadas a postergar sus proyectos, ampliando la brecha de empleo entre hombres y mujeres en 10 puntos porcentuales. Las principales características laborales de la PEA femenina previa a la pandemia eran de 75.1% con empleo informal y 44.2% con un salario y empleo fijo. La pandemia

ha provocado el tenso encuentro en el espacio doméstico de al menos tres tipos de trabajo: el trabajo de cuidado, el remoto y el acompañamiento educativo. Según una encuesta de Gender Lab, las mujeres se dedican al trabajo de cuidado un tiempo de 9 horas y 35 minutos al día frente a las 6 horas y 11 minutos que dedican los hombres. Según MINEDU el 75,6% de madres desarrollan el acompañamiento educativo a niños y niñas de inicial, mientras que los padres solo el 11,6%. La carga de responsabilidades del cuidado se ha incrementado significativamente para las mujeres, situación que, colisiona con los derechos laborales y la salud mental de este sector. Vivimos una crisis de derechos exacerbada por la pandemia. No obstante, como toda crisis también abre oportunidades para reformular la vida, el Estado y las políticas para las mujeres. En ese horizonte, es trascendental, por ejemplo, compatibilizar las políticas de atención estatal con las de transformación de la violencia en el nivel colectivo. El sistema de salud debe ampliar su campo de acción más allá de los establecimientos, tiene que llegar a los domicilios de las mujeres a través de estrategias comunicacionales, informativas, con seguimiento y atención oportuna a las necesidades de la salud sexual y reproductiva. Igualmente, el Estado y las instituciones privadas, deben contemplar el derecho universal al cuidado y por ende compatibilizar de forma equilibrada el trabajo de cuidado y el empleo, promoviendo la redistribución de esta responsabilidad entre hombres, mujeres, Estado y comunidad, dado su carácter central para el bienestar social y la recuperación de los derechos de las mujeres en Apurímac, el sur andino y el Perú.


18 / Informe

La misión imposible de Huyaino Aya Escribe: Karina Baca Gómez Sánchez- Especialista en pueblos indígenas, género y medio ambiente.

ODISEA. Esta comunidad campesina es un pueblo originario del distrito de Accha de la provincia de Paruro, región Cusco, y lleva 42 años sin poder inscribir su comunidad. El Perú es un país pluricultural y megadiverso, donde tenemos 55 pueblos indígenas reconocidos, los que en su mayoría están organizados en comunidades campesinas y nativas. A pesar de que llevamos 25 años de ratificación del Convenio 169 y 13 de la firma de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, las comunidades siguen enfrentando situaciones de exclusión, discriminación, pobreza extrema y grave violación de derechos humanos. Una de estas vulneraciones la constituye el limitado acceso a los servicios de inscripción registral. En nuestro país la obtención de la “personería jurídica” se torna en un periplo desagradable que determina (en la mayoría de los casos) la modificación de los estatutos comunales con la renuncia o pérdida de la autonomía e identidad de las comunidades campesinas y nativas. Este camino es muchas veces inevitable porque la inscripción determina el ejercicio de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas en el Estado. Para graficar esta situación presentamos el caso de la comunidad campesina de Huyaino Aya, pueblo originario del distrito de Accha de la provincia de Paruro, región Cusco, con 42 años sin poder inscribir su comunidad, para que una vez inscrita – es su creencia- dejaría de ser invisible para el

Estado. “Las facilidades” que otorga el Estado no se aplican a pesar de la existencia de normas como el Decreto Supremo 019-2019-JUS que establece la exoneración expresa de pago por inscripción de comunidades. La norma es abiertamente desconocida por los registradores. En el caso de Huyaino Aya el registrador no aceptó la norma y luego la interpretó en reiterada inobservancia de la misma. Luego de ella nos enfrentamos a otras varias esquelas de observación, más lesivas que las anteriores, cuestionando trámites propios de la SUNARP (en el que no se tiene ninguna responsabilidad) y observaciones sobre el contenido del estatuto (que no es materia de calificación registral). Debemos referir que podríamos fácilmente inscribir los estatutos clásicos descontextualizados, pero la idea es inscribir estatutos que recojan sus usos y costumbres de tal forma que pongan en valor su organización. Sin embargo, las observaciones al contenido del estatuto no se hicieron esperar, así como la comunicación de improcedencia del reconocimiento de los presidentes de los consejos de administración de los años de 1978 y 1987, porque no reúnen los requisitos de la resolución 343-2013-SUNARP, lo que resulta contradictorio y vulnera el Art. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH). Esta establece que “el Estado tiene el deber de adecuar su derecho interno, procedimientos constitucionales, medidas legislativas o de otro carácter a los estándares de la convención, para hacer efectivos tales derechos y libertades como el derecho al reconocimiento de la personería jurídica y el derecho a la autonomía organizativa”. La misma declaración se encuentra contenida en los antecedentes y consideraciones de la directiva 10 -2013–SUNARP

en reglas especiales de calificación. El segundo párrafo refiere: “teniendo en cuenta que las comunidades campesinas gozan de plena autonomía para velar de la mejor manera por su fines e intereses, éstas podrán establecer el contenido de su estatuto según sus propios usos y costumbres, teniendo como límite lo previsto en la constitución y la legislación especial que los regula”, es la comunidad que determina la disposición de posesión de la tierra y responde a la aplicación de la jurisdicción especial indígena contenida en la Constitución Política del Perú. Normas como éstas no son aceptadas y nos enfrentamos a estas interminables observaciones que hacen suponer que los registradores están facultados a la emisión de observaciones con nuevos requerimientos a discreción. Y que él y solamente él o ella disponen de la inscripción por encima de la Constitución, tratados internacionales y directivas de SUNARP. La Constitución Política del Perú en su artículo 89 declara que el Estado respeta la identidad cultural de las comunidades, pero este respeto no sale del papel y casos como el de Huyaino Aya solo ponen en evidencia la exclusión y discriminación de la cual son objeto las comunidades campesinas y nativas. Estas no tienen acceso a los servicios de inscripción registral conservando sus usos y costumbres, a menos que los subordinen a un sistema monocultural ausente y de espaldas a los pueblos originarios. Tenemos entonces la oportunidad de plantear (en vez de objetar) que los organismos competentes se hagan cargo de hacer cumplir las normas, se dé el justo y real reconocimiento y valoración de la pluriculturalidad del Estado, planteando a partir de ese reconocimiento el aprendizaje en la convivencia de las diferentes culturas. CEDEP AYLLU

La comunidad campesina de Huyaino Aya, pueblo originario del distrito de Accha, lleva 42 años sin poder inscribir su comunidad.


Informe / 19 ROLY QUISPE Y JULIÁN NINANQUI (CTV Cusco)

Los “despachos” son ofrendas para la pachamama. Constan de hojas de coca, vino, caramelos, cigarros y chicha, entre otras cosas.

Pachamama: la madre que nos da vida Escribe: Bernardino Tupayachi y Romualdo Horqque -CEDEP AYLLU

Desde los inicios de la humanidad siempre se ha creído en las deidades sobrenaturales la que implica la reverencia a lo sobrenatural y desconocido. En un comienzo lo sobrenatural era la vida y la muerte, el nacer y el morir, las fuerzas naturales del entorno, como el rayo, la lluvia, el fuego, los terremotos, maremotos e inundaciones, truenos, la erupción de volcanes, los arcoíris y otros efectos naturales. Así, las mujeres y hombres andinos tienen una forma de interpretar el mundo con una mirada más holística del cuidado de la naturaleza, del cosmos-vivo pachamama y de la relación sagrada entre el ser humano y la madre tierra. También es la visión de lo colectivo, característico del andino, basado en la reciprocidad el ayni y el cuidado de las relaciones humanas que tiene el principio del vivir en comunidad en un ayllu del amor y respeto. En este contexto de respeto y reciprocidad, el mes de agosto, según las sabidurías ancestrales, es el inicio de la campaña agrícola. Para nuestros ancestros la pacha-

mama despierta y es la fiesta de la santa tierra que nos da de comer. También en este mes se cuenta las cabañuelas y cada día representa a un mes empezando el primer día: el 1 agosto corresponde a agosto, el 2 a setiembre, el 3 a octubre y así sucesivamente hasta completar los 12 meses. Además, aclarar que en este mes el hombre se relaciona con la pachamama realizando el haywarikuy. En todo el ande, las comunidades campesinas hacen ceremonias en honor a la pachamama al inicio de la siembra y cosecha, pero el campesino en el área rural prefiere llevar a cabo este homenaje el primer día de agosto, debido a que inicia el calendario de la nueva campaña agrícola y continúa durante todo el mes con rituales de ofrenda y agradecimiento. Una persona preparada espiritualmente (pacco o alto misayoq) realiza un ritual invocando una oración de agradecimiento a la madre tierra, haciendo extensivo la ofrenda a todos los apus y auquis, entierra en una olla de barro comida cocida (merienda) junto al “despacho” que consta

de hojas de coca, vino, caramelos, cigarros y chicha, entre otras cosas, pidiendo que la campaña agrícola sea productiva. Toda esta ritualidad desarrollada durante agosto tiene múltiples significados en el tiempo. Es la época, es el universo, es la tierra, es el cosmos como el espacio y la naturaleza, es la hora, es la fecha, es el lugar es la tierra, pero lo más importante son espacio/tiempo y universo debido a que la pacha implica la manifestación de la existencia tanto de lo visible como de lo invisible. Porque la fraternidad no sólo habla de seres humanos en familia y en compromiso de cuidarse y protegerse, sino se trata de una fraternidad extendida hasta el reino animal y vegetal. Por todo lo dicho, es urgente y necesario abrir los ojos, volver a la espiritualidad y ser conscientes de la importancia de la pachamama para la supervivencia de la humanidad y cuidar de ella como si fuera nuestra propia madre, porque la agresión hacia ella puede seguir generando efectos difícilmente controlables como la que vemos.


Los conflictos se reactivan La pandemia no impidió que los conflictos socio-ambientales vuelvan a encenderse en el país. La población de Espinar, en Cusco, mantuvo un paro de 24 días por un bono y atención a temas sociales y ambientales que dejó heridos de bala, perdigones y bombas lacrimógenas. Mientras que en Loreto tres nativos peruanos murieron cuando protestaban exigiendo atención para evitar más muertos por el coronavirus. El Estado -como siemprequiso resolver el conflicto reprimiendo en lugar de dialogar.

PROTESTAS. En Espinar volvieron a encenderse los conflictos sociales por la negativa de la minera a atender a la población.

JUSTICIA. Madres piden que se haga justicia por la represión policial que dejó daños en sus hijos.

FOTOS: MIGUEL GUTIÉRREZ

HERIDOS. Tres jóvenes resultaron dañados al recibir impactos de bala, que les perforaron la pierna y los muslos.

ANTECEDENTES. Melchora Surco pelea desde 2015 por atención a afectados por metales pesados.


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