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Introducción

Si estás leyendo este libro es probable que te encuentres cursando los últimos semestres de una carrera y te preguntes qué vas a hacer como trabajo final de titulación. O bien, que hayas terminado los estudios hace tiempo, pero no te hayas titulado aún; que seas una profesora de arte buscando maneras de abordar el tema con tus alumnas o que, como asidua lectora de la colección Puntal, esperes encontrar aquí información útil para desarrollar un proyecto de arte que incluya un componente de investigación (¡incluso si no te dispones a escribir una tesis!). Si estás en alguno de estos casos, este libro es para ti. Puede ser leído como un manual para realizar una tesis. Pero también es una reflexión acerca del arte como investigación y sobre la diversidad de herramientas prácticas y de conocimiento que las artistas pueden incorporar a su trabajo hoy en día.

¿Qué es una tesis?

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La palabra “tesis” se refiere a algo muy específico: es tanto una proposición u opinión acerca de un tema concreto, como el documento que se escribe para sostener esa proposición con argumentos (premisas y conclusiones lógicas y veraces), por lo general en forma de disertación.

Este libro es sobre la manera de elaborar dicho documento y, sobre todo, acerca de los caminos, las estrategias y los beneficios que se obtienen al hacerlo. En particular, habla del provecho que estas herramientas pueden aportar a las personas que se dedican a las artes visuales. A pesar de que escribir una tesis no es una actividad muy popular (de hecho, es lo contrario: lleva años de mala publicidad), te aseguramos que hacerlo es más útil de lo que crees, en particular para las artistas, quienes muchas veces la consideran un mero trámite molesto y más o menos inútil para el desempeño de su práctica profesional.

La premisa de la que partimos es que, en el mundo contemporáneo, encontrar el tiempo y contar con un espacio para aclarar las ideas propias de manera sistemática es un lujo y una oportunidad excepcional. Además, escribir una tesis implica pasar por un proceso mediante el cual se adquieren habilidades aplicables a muchos campos de la vida. Las herramientas de investigación no sólo sirven para las cuestiones académicas. Por ejemplo, desarrollar un sistema para ordenar tu obra te puede ayudar a pedir apoyos, becas y residencias; hacer investigación de campo te puede vincular con el campo profesional y abrir tus horizontes; escribir tus ideas de manera sistemática puede ayudar a que tú misma entiendas qué estás haciendo y por qué lo quieres hacer, etcétera.

Aunque hay muchos libros y manuales para la elaboración de tesis, el nuestro trata en específico de las artes visuales y otras carreras afines. Por supuesto, gran parte de la información que incluimos tiene validez general, pero los procesos de investigación, las metodologías, los tipos de análisis y la presentación de resultados están pensados a partir de la práctica de las artes visuales. { Ya dijimos que: Una tesis es un documento que se distingue por el rigor con el que se justifica una propuesta o idea acerca de algún tema. }

El problema es que, dada la variedad de disciplinas que cubre la educación universitaria, no es fácil definir las características generales de ese rigor. Hay casi tantos tipos de tesis como áreas disciplinares y lo riguroso dependerá de los métodos propios de cada disciplina. Por ello algunas tesis siguen la lógica de los reportes de investigación empírica, mientras que otras son completamente teóricas; algunas son reflexivas y otras informativas o mixtas.

El rigor, entonces, depende de qué tanto el documento se apegue a las metodologías consideradas como válidas por cada comunidad de conocimiento. El problema con las tesis de arte es que esas metodologías no están definidas. ”

Una de las razones de esta falta de definición es que la formación académica en artes es “nueva”, en especial si consideramos que este campo de enseñanza apenas se consolidó en la segunda mitad del siglo xx, mientras que las universidades (y las tesis) son instituciones que tienen origen en la Edad Media. Esto quiere decir que las disciplinas artísticas apenas están encontrando la manera de adaptarse a las venerables estructuras de las instituciones educativas. Al mismo tiempo, la universidad ha pasado –y está pasando– por transformaciones muy importantes, en particular aquellas que implican ajustarse a ciertos criterios administrativos, en específico, a aquellos instrumentos que sirven para medir la relación entre la inversión y sus resultados: el número de estudiantes que se gradúan, los ingresos que reciben una vez que se han titulado, la productividad de los académicos, etcétera.

Esto implica una doble presión sobre la producción de las artes visuales como conocimiento en el contexto universitario.

de advertencia, nos toca aquí empezar por hacer algo que va en contra del mismo libro que estás leyendo: decirte todas las razones por las que no conviene hacer una tesis. Vamos a decirte todo lo malo, feo y cansado que es; todo lo que provocará que, en muchos momentos, sientas deseos de tirar la toalla. En otras palabras, trataremos de decirte lo difícil desde el principio y nos guardaremos lo bueno para el final.

¿Por qué no hacer una tesis?

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En primer lugar, escribir una tesis exige una inversión importante de tiempo y dinero. Idealmente, la tesis se escribe durante los últimos semestres de la carrera (cuando todavía se tiene apoyo familiar), pero en la mayoría de los casos se hace al terminar las materias. Esto puede dificultar las cosas, ya sea porque no tienes tiempo ni dinero que dedicarle al proceso de titulación, porque ya estás trabajando y porque titularte de artista no te sirve para nada o porque como artista no necesitas haber hecho una tesis ni tener un título universitario para ejercer. Las galerías y los museos no piden títulos para exponer y, en lo que toca a las coleccionistas, tu grado académico es algo que les tiene absolutamente sin cuidado.

En segundo lugar, hacer una tesis no es la manera más sencilla de obtener un título. Para empezar, hay mucho espacio para la ambigüedad. Por un lado, la investigación artística es un campo en desarrollo que está muy lejos de contar con criterios definidos; por el otro, el perfil de egreso de muchas carreras de arte también admite una gran diversidad de salidas (ya que las universidades saben que muchos de los estudiantes de arte acabarán dedicándose a otra cosa, incluidas la docencia, la gestión cultural, la crítica, la curaduría y un largo y diverso etcétera). Esto abre aún más las posibilidades del tipo de trabajo que puedes presentar. Ante la falta de criterios, la solución más común

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es esperar que estas tesis sigan modelos de otras disciplinas. Así, por ejemplo, las artistas acaban por hacer tesis de teoría e historia del arte, pero sin conocer las metodologías, pues esas materias sólo se cursan como complementos teóricos de la práctica de taller. Es decir, se ven obligados a hacer algo para lo que nadie les preparó.

Precisamente por la necesidad de que haya más alumnas tituladas, las instituciones que imparten estas carreras ofrecen una gran diversidad de formatos de titulación. Algunas escuelas aceptan la producción y exhibición de obra para otorgar el grado; otras permiten la titulación por promedio, mediante un curso complementario con opción a titulación o trabajos con diversas características (tesinas, bitácoras, libros de artista, reportes de experiencias) que te quitarán de encima el engorroso proceso de escribir una tesis. Según la región del mundo en la que te encuentres, del tipo de institución educativa y de la normatividad del país para otorgar títulos universitarios, se favorecerá un formato de titulación sobre otro. Mientras que en los países angloparlantes es más común dar prioridad a la titulación por obra, en el mundo de habla hispana la incorporación de formatos distintos a la tesis es más reciente.

Las modalidades de titulación más comunes en México son: • Titulación por promedio académico, para la cual debes obtener una puntuación total mayor a 9.5 de aprovechamiento. • Desarrollo de un proyecto terminal o creación de obra que consiste en producir una serie de piezas. • Creación de un libro de artista. • Titulación por exposición, que exige la realización de todo el trabajo de gestión de la muestra, además de un reporte escrito tipo catálogo. • Desarrollo de una propuesta didáctica o educativa, que incluya la sistematización y creación de materiales para la enseñanza en las artes.

• Titulación por trayectoria, para la cual debes demostrar y justificar que, luego de haber salido de la escuela, has continuado con tu vida profesional como artista. • Ensayo monográfico, que consiste en un texto breve sobre algún proyecto personal o acerca de alguna artista. • Las tradicionales tesis y tesina. • Titulación por examen de conocimientos, que es un modelo más novedoso en este medio.

Aparte de la confusión que pueden producir las modalidades y los formatos de titulación, así como la cantidad de trámites burocráticos implicados, es importante tomar en cuenta el factor humano. En otras palabras, siempre ten presente que, para hacer una tesis, tendrás que tratar con la directora de la misma, las asesoras y las sinodales (las personas encargadas de aplicar el examen oral final). Todas esas personas serán las encargadas de guiarte a lo largo del proceso y suelen ser docentes de tu escuela o facultad. Idealmente, el trabajo con ellas ayuda a resolver algunas de las dudas y complicaciones que se presentan en el camino, tanto de la investigación como del proceso de titulación. Lamentablemente no siempre es así. Hay montones de ejemplos de desacuerdos, por múltiples razones, que vuelven esas relaciones una tortura y terminan con toda posibilidad de titulación.

En síntesis, son muchos los obstáculos que se pueden presentar en el camino de hacer la tesis. Algunos tienen que ver con la elaboración del trabajo propiamente dicho. Ten bien claro que escribir una tesis no es tan fácil. Hay varias cosas a las que les debes tomar cierto gusto, como la lectura, la escritura, el aprendizaje, la investigación, etcétera. Esto implica que hay que hacer un tiempo para realizarla y que a veces no sabrás muy bien cómo ni por dónde. Como se trata de un proyecto de corte académico, hay formas y estructuras que debes seguir para cumplir con lo estipulado por la institución. Para escribir, sin duda, es necesario aprender un poco de ortografía y redacción. En muchas ocasiones te fascinarán las cosas que vas a aprender, otras no tanto.

¿Por qué sí hacer una tesis?

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De entrada, titularte de la licenciatura te resolverá situaciones en el futuro. Primero que nada, complacerás a tus papás, que sentirán que su hija es licenciada y ellos habrán cumplido con su compromiso de mantenerte hasta el fin de tu ciclo escolar. En cuanto a ti, tendrás la satisfacción de haber terminado lo que empezaste. Si ya te echaste cuatro años de carrera o más, vale la pena concluir el proceso en su totalidad. Hay buenas razones para que las carreras de arte en las universidades no sean técnicas, es decir, que no sólo impliquen aprender a hacer cosas, sino también el conocimiento de textos escritos y diversas tradiciones intelectuales y disciplinares. Además de todas las habilidades manuales y creativas que adquieres en la carrera, amplías tus horizontes y tus ideas al entrar en contacto con una serie de conocimientos que otras pensadoras han planteado sobre el arte, la imagen y la vida. Estos conocimientos permiten que tus ideas (y tu práctica) se vuelvan más profundas, más complejas y críticas. Realizar una tesis es una primera aproximación a cómo puedes usar todas las herramientas y los conocimientos adquiridos a lo largo de los estudios, así como asegurarte de que haber pasado por la universidad realmente haya valido la pena para ti.

Otra razón para titularse por medio de una tesis tiene que ver con las opciones laborales. Hay muchas áreas de la vida que se pueden beneficiar de los conocimientos que aportan las artistas. Sin embargo, para que una artista pueda tener ciertos empleos es necesario que cuente con un título universitario. Uno de los campos de trabajo más importantes es la docencia. Para ser docente de alguna institución educativa formal, ya sea en el nivel básico, medio o superior, se debe contar con estudios de licenciatura o de posgrado. En años recientes, incluso

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artistas con trayectoria han tenido que regresar a la licenciatura para terminar los créditos y obtener el título para poder dar clases. De igual manera, muchos trabajos tomarán en cuenta si tienes un grado de licenciatura o no. Al titularte con una tesis, el trabajo de investigación te habrá obligado a entrar en contacto con autores, situaciones y planteamientos que sobrepasan los muros que rodean una facultad. Además, para cuando la termines, habrás empezado a perfilar un campo de especialidad que te permitirá orientar tus decisiones, ofrecer un mayor conocimiento que otros colegas sobre algún asunto específico y, en el mejor de los casos, contar con vínculos profesionales más allá de los que hayas establecido en los años de estudiante.

Por otra parte, contar con un título (y haber pasado por el proceso de hacer una tesis) también te puede ayudar a buscar experiencias y oportunidades en el extranjero, ya sea por medio de la participación en algún programa de residencias para artistas o con estudios de posgrado o especialización. Si bien no todas las instituciones extranjeras te pedirán presentar un título de grado académico para aceptarte, éste aumentará tus oportunidades para obtener financiamientos. Elaborar una tesis te facilitará de manera considerable crear proyectos, carpetas y demás documentos necesarios para un tipo de programa u otro.

Además, ver la tesis como una oportunidad para dedicarte a un proceso de creación, reflexión y aprendizaje la convierte en algo más que un trámite burocrático. En años recientes nos hemos hecho a la idea de que la educación es un medio y no un fin, y en efecto es un medio para algo muy específico: preparar a las personas para tener un mejor empleo o, en otras palabras, para tener la capacidad de ganar más dinero. Por eso la educación se entiende como una inversión que se juzga según su eficacia, es decir, según

los rendimientos que produce. Pero un empleo más redituable no necesariamente quiere decir una mejor vida, así como una mejor educación no influye forzosamente en las fortunas profesionales de un individuo. Suponemos que esto es algo que ya sabes, de otra forma habrías estudiado ortodoncia, leyes o administración. Por lo tanto, más que prometer la elaboración de una tesis sin esfuerzo, lo que propone este libro es que el proceso de hacerla sea significativo, como una oportunidad que vale la pena aprovechar. Sí, tus padres se sentirán orgullosos, tú serás licenciada y el título es requisito para una carrera académica, pero no mucho más. En ese sentido se vuelve en particular importante recordar que una universidad no es una agencia de empleo. Entre sus múltiples funciones sociales están las de generar, propagar y conservar el conocimiento. La investigación es fundamental para que ese conocimiento se desarrolle y beneficie a la sociedad. Eso mismo sucede con las escuelas de arte. No es suficiente que los estudiantes reciban conocimientos de manera pasiva, pues los conocimientos que generan permiten transformar la concepción del arte y la imagen. Esos conocimientos casi siempre son el resultado de procesos de investigación.

Cuando hablamos de hacer una tesis, en realidad nos referimos al desarrollo de un proyecto de investigación. Y hacer una investigación tiene sus ventajas. En primer lugar, puedes plantear un proyecto de producción justo a tu medida. En segundo, te puedes sentar a leer sobre las cosas que ya te gustan y otras nuevas sobre las que quieres aprender. También puedes escribir tus ideas y reflexiones alrededor de tu propio trabajo y la relación con otras artistas. Pensar en una tesis como un proyecto de investigación sirve para profundizar en la producción personal; para aprender maneras de pensar de otras autoras y otras artistas; para plasmar por escrito las reflexiones alrededor de tu producción; para contextualizar un fenómeno, un momento, un sistema de pensamiento alrededor de tu obra; sirve para colaborar con la naturaleza acumulativa del conocimiento; y también como documento fuente para que otras puedan investigar sobre tu trabajo, los conocimientos que demuestras en él y tu manera de entender el arte.

i. Antes de empezar

Revisa tu trabajo previo

Una vez que has decidido iniciar el proceso de titulación es probable que te preguntes: “¿Por dónde empezar?” Antes que nada, consulta en tu escuela o facultad las modalidades de titulación que ofrece. Es importante que revises los requisitos de cada una, pues éstos cambian dependiendo de la institución.

Las modalidades más comunes de titulación para artes visuales son: • Tesis • Tesina • Libro de artista • Bitácora de trabajo • Trayectoria profesional • Apoyo a la docencia • Exposición • Producción de obra

sola o prefieres colaborar con otras personas? La idea es que saques el máximo provecho de los hábitos que tienes en vez de pelearte con ellos. Esto no sólo te facilitará plantear un programa de trabajo adecuado a tus hábitos y condiciones, sino que, más adelante, podrás relacionarlo con la metodología que mejor se adapte a ellos. • Esta revisión también te ayudará a identificar las obras y las artistas que han influenciado tu trabajo, así como los libros, la música, las películas, las situaciones personales y toda la información que has incorporado a tu obra con el paso del tiempo. En este capítulo sólo hablamos de la organización de los materiales propios. Trataremos de los trabajos de otras personas en el siguiente capítulo. Sin embargo, es probable que encuentres muchos materiales de este tipo al revisar lo que tú has hecho. (En otro momento identificar estos materiales puede contribuir a la construcción del marco teórico y a la revisión del estado de la cuestión.)

Si estás siguiendo este manual de manera lineal, en este momento no te preocupes todavía por tratar de definir con exactitud el tema, la metodología o el marco teórico. Ahora mismo es mejor que pienses en términos mucho más generales: Qué cosas me interesan Qué actividades disfruto y cuáles me desagradan Qué autoras, obras o ideas le han dado forma a mis convicciones ¿ ? Es sumamente importante que reconozcas tus intereses, deseos y ganas de hacer. Aunque, con seguridad, las sugerencias de la directora de tesis, los comentarios de las lectoras y la investigación te harán volver a plantear las ideas que tienes en este momento, la claridad acerca del punto de partida te ayudará a decidir qué es lo importante para ti y qué estás dispuesta a desechar en el camino.

> No es conveniente cambiar a medio camino el modo que elegiste para nombrar los archivos. Una vez que escojas uno debes mantenerlo a lo largo del proyecto o el proceso se puede volver un desastre. Cada archivo debe estar adecuadamente nombrado y ordenado en una carpeta dentro del sistema, ya que forma parte de un conjunto.

Si eres artista o creativa y no tienes síndrome obsesivo compulsivo es probable que estas últimas páginas te hayan quitado las ganas de hacer una tesis y, en general, las ganas de vivir. No te preocupes. Estas recomendaciones están destinadas a ahorrarte trabajo, errores y pasos en falso. Confiamos en que seguirlas evitará frustraciones y te permitirá dedicar mayor tiempo a cuestiones más interesantes y creativas.

Saber lo que ya sabes

Toda catalogación es interpretación Ya que ordenaste todo (o mientras lo estás ordenando), una buena forma de empezar a analizar los materiales propios a partir de este proceso es encontrar categorías amplias o conceptuales para organizarlos. Igual que los niños pequeños disfrutan del juego de ordenar objetos según sus cualidades (tamaño, color, forma), puedes encontrar formas de pensar en tu práctica al reunir elementos con una clasificación inventada por ti. Con los archivos dentro de la estructura general que hayas elegido para su resguardo (cronológica, temática, por técnica), puedes abrir nuevas carpetas o incluso hacer presentaciones de PowerPoint en las que juegues a ser tu propia curadora o editora. También puedes anotar en una lista los temas que has abordado en cada obra, los conceptos sobre los que has reflexionado o guiarte por el medio, la técnica y los motivos formales que has utilizado. Incluso puedes escribir un poco acerca de cada categoría.

Según tú, ¿cuáles son los mejores trabajos y por qué?, ¿qué obras y escritos tienen un tema común? Como en este punto lo importante es que hagas conciencia de cuáles han sido tus intereses

ii. Los materiales de las demás: las fuentes

En el capítulo anterior hablamos sobre cómo organizar tus materiales. Aquí explicaremos cómo organizar los materiales de otras personas y cuál es la relevancia de hacerlo. El trabajo que has producido es tu investigación, pero seguramente para llevarla a cabo te inspiraste en innumerables fuentes de información: películas, fotografías, obras de arte, libros, artículos y poemas. La estructura de este capítulo es similar a la del anterior. La idea es que empieces por reunir todos los materiales que te interesan y después los organices. Esto te permitirá revisarlos y encontrar diferentes relaciones entre ellos, hacer anotaciones, empezar a perfilar el proyecto de investigación e ir guardando la información de manera que la puedas incorporar al trabajo final.

En esta sección proponemos formas de organizar las fuentes, las referencias y las citas para que no se conviertan en un dolor de cabeza. Más adelante, todo eso será una de las partes del aparato crítico de la tesis (véanse el capítulo v y el glosario). Por ahora, baste decir que cuando hablamos de fuentes nos referimos a los materiales mismos (los libros, los artículos, las imágenes). Por referencias entendemos los datos que indican que la información que utilizamos tiene un origen verificable; en otras palabras, son los datos que indican de dónde obtuvimos la información. Por

Pero si nadie te va a pedir que clasifiques tus materiales entre fuentes primarias, secundarias, terciarias y grises, ¿de qué te sirve saber todo esto?

La cuestión es que no es el material mismo el que determina a qué tipo de fuente pertenece, sino otros dos factores que sí son relevantes para ti: el primero es el grado de credibilidad de la fuente que citas (quién dijo qué y en qué contexto), y el segundo es para qué y cómo usarás el material en cuestión.

Vamos a dar como ejemplos dos fuentes que no suelen ser aceptadas en los trabajos universitarios: Wikipedia y los memes. A nadie se le ocurriría que pueden ser fuentes válidas en un estudio académico. Sin embargo, usarlos puede ser perfectamente válido si las consideras el tipo de fuente correcto. ¿Por qué los memes y Wikipedia no son referencias válidas en una tesis? La respuesta es que sí lo son, siempre y cuando entiendas como qué tipo de fuente puedes usarlas.

Por una parte, la información que se reproduce en Wikipedia está escrita de manera anónima y colaborativa y, por lo tanto, no hay nadie que se haga responsable de la misma. Esto implica que dicha información puede ser alterada, manipulada y deformada sin ofrecer ninguna referencia a los individuos o grupos que, por alguna razón, la hayan intervenido. Por ejemplo, en la biografía de una figura pública puedes encontrar halagos o críticas muy duras, porque es probable que tanto las personas que la apoyan como las que se oponen a ella hayan participado en la redacción del artículo. Lo mismo ocurre con acontecimientos o ideas polémicos.

Sin embargo, esa información puede resultar útil para que te orientes y encuentres otras fuentes que te permitan verificar y contrastar la información. En otras palabras, Wikipedia se puede usar como una fuente terciaria: una que te ayuda a encontrar la información relevante para tu investigación, pero que no ofrece información válida en sí misma.

Por otra parte, tenemos el meme. Además de que no pretende ofrecer información válida, el meme tiene dos características que nos permiten tocar temas relevantes para este texto: las características de las fuentes primarias y el problema de las imágenes como fuentes.

De acuerdo con su uso, las fuentes primarias son aquellos materiales que no implican una interpretación u opinión ajena a la que está en el material mismo. Al referirnos a una fuente primaria lo que le decimos al lector es que tomamos la información directamente de quien la originó. Si citamos un estudio científico como fuente primaria, por ejemplo, de manera implícita confiamos en las personas que realizaron el estudio y en las que lo publicaron; si citamos una encuesta o las respuestas a un cuestionario, asumimos que esa encuesta o cuestionario se aplicaron con una metodología válida y, sobre todo, verificable; si citamos un documento histórico nos referimos a un documento específico, localizable en un archivo, de manera que cualquier persona que lo desee pueda acudir a ese archivo a confirmar que lo que decimos acerca de ese documento es verdad. En el mismo sentido, si usáramos un meme como fuente primaria el meme no sería evidencia de nada más que de sí mismo, como éste, por ejemplo:

La imagen no prueba que alguien llamado Miyagi haya dicho eso, pero si se incluye una referencia al lugar y el momento en el que se encontró, sí puede probar que es una imagen publicada (de manera anónima) en una fecha específica y en un medio en particular. Como tal, como artefacto cultural, la imagen podría aparecer en un estudio serio.

Así, la cuestión no es tanto pensar cuáles materiales se pueden usar y cuáles no, sino saber cómo usarlos, al entender la diferencia

pero no hay falla si sigues el manual. En una cita ¿qué va primero: el apellido o el nombre del autor?, pues asegún, depende del criterio (que viene en el manual).

Los llamados “estilo de cita” y “estilo de bibliografía” se refieren a eso: cuál es el orden, con qué puntuación y con qué tipografía deben aparecer los datos en la lista que vas a hacer. Si bien diferentes tribus (o estudiosos de diferentes campos del conocimiento) siguen diferentes libros, lo más razonable es que le preguntes a tu lideresa (llámese tutora, directora de tesis o encargada de titulación) si tu universidad o facultad tiene un manual de estilo y, si no lo tiene, cuál de los de uso común es el que debes seguir.

Los manuales más utilizados por la tribu de las artes y humanidades son los de la Universidad de Chicago (adaptado al español por la Universidad de Deusto), el de la Asociación Estadounidense de Psicología (mejor conocido como apa, por sus siglas en inglés) y el de la Modern Language Association of America (alias mla). Pero hay otros: la tribu de los doctores, por ejemplo, usa el Vancouver; la de los científicos, el Harvard y la de los ingenieros el de la ieee. ¿Lo único que tienes que hacer es seguir las reglas que vienen en un libro específico? Sí. La única cuestión es conseguir el libro (o la versión del libro que use tu facultad, escuela o institución) y seguir a rajatabla lo que dice. Con eso ya estás del otro lado. A diferencia del resto del proceso, aquí se trata de obedecer y no de pensar.

Si haces tu lista en un gestor de bibliografías (véase la página 71), el mismo programa te dará las opciones para que captures cada uno

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