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Vivencias y testimonios

Madre del programa que recuperó a su hija tras un proceso de intervención familiar:

Mi experiencia en Acogimiento familiar. Al principio para mí, no era nada bueno. Pensé que esas personas querían hacerme daño y que esa situación no era la mejor para mi hija. Con el tiempo empecé a darme cuenta de que pensando en negativo no iba a conseguir mi mayor objetivo, mi hija. Empecé a pensar en positivo apoyarme en las chicas de acogimiento, aprender a quererme a mi misma y ahí fue cuando hice que sucedieran las cosas. Estudié, busque trabajo y a día de hoy tengo mi casa, unos estudios y lo más importante; a mi hija. Mi opinión: Es lo más horrible y doloroso que una madre le puede pasar, pero lo más importante es despertar y reaccionar.

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K.G.P Madre biológica

Testimonio de una familia acogedora:

Dice la RAE que la locura es una “acción imprudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria”. Y también dice la gente que abrir tu vida a alguien que sabes que un día se irá de tu lado es una locura aún mayor. Y hay razón en las dos afirmaciones. Porque el acogimiento es una locura que cambia tu vida para siempre, una acción imprudente que te descubre un mundo cercano pero oculto, la realidad más real de todas pero que no vemos en nuestro día a día. Esa imprudencia te lleva a la insensatez de quien cree saber de todo y descubre que tiene todo por aprender sobre la vida. Y es cierto que no se reflexiona lo suficiente, porque si la razón caminara de la mano del acogimiento familiar, no habría ningún menor en desamparo. A nosotros, nuestra niña nos cambió la vida. Nos enseñó todo lo que sabemos sobre ser madre y padre. Dio un sentido a la vida de sus hermanos del alma, un vínculo que ya no se romperá nunca y nos enseñó que no es cierto que ser madre o padre dependen de engendrar, gestar o parir. El vínculo es más que eso, somos una familia normal en la que algunos miembros se repiten; varios padres, varias madres y un lío considerable de primos. Pero nos encanta. La locura de acoger te cambia la vida, aprendes mejor si cabe, que la gente en la vida viene y va, que muchas veces no depende de nosotros que el vínculo se perpetúe, pero sin darnos cuenta, muy poco a poco, el acogimiento familiar va tejiendo una red bonita de gente buena, de esa que no ves en las noticias y de las que no lees en la prensa. Pero que está y hace muchísimo. Un millón de gracias, chicas.

Ani y Noli.

Testimonio de un joven del programa:

A veces pensamos que las personas solo trabajan, se van y desconectan, pero eso no es así. Yo creo que en este caso en concreto el programa de acogida llega más allá, me han ayudado a poder crecer como persona y ver que no todo es tan oscuro. Siempre te brindan su apoyo. Es un equipo que sabe cómo tratar a las personas, son puro amor, comprensivas y personas involucradas que saben hacer su trabajo. A mí personalmente desde mi experiencia con ellos se han vuelto personas muy importantes en mi vida, se han convertido en mi punto de apoyo y personas en las cuales confío. Para mí ellos han estado cuando más falta me han hecho y no me han dejado, para mí son más que unos trabajadores más, yo los considero mi familia. Es un programa el cuál es necesario porque te ayuda, te hace crecer como persona y cuidar y valorar más. Mi vida sin el programa de Aldeas Infantiles de acogimiento no sería ni hubiera sido la misma por sus enseñanzas y apoyo día a día incondicional. Es un equipo profesionalmente del diez pero también como personas cada uno te aporta algo. Creo que el equipo en concreto es como una especie de casa en la cual te sientes segura y protegida y también te enseñan la realidad sea cual sea y velan por tu seguridad. Son un gran equipo y familia, son un punto de partida hacia delante.

Hola... soy la mamá de Flo.

A ver... por dónde empezar... Cuando acogimos a Flo, estaba como intermediaria La Cruz Roja, a los pocos años empezaron ustedes.

Desde el principio, Flo fue muy reacio a dejarse ver por ustedes, poco a poco fue aceptando vuestro trabajo, pero la verdad es que costaba, os consideraba “el enemigo público número 1”, hasta que apareció Rocío, la psicóloga. Ella, ha sabido llegar a él, conocerlo por dentro, se abre sin miedos, se ríe con ella, llora y lo más importante, se acepta. Por fin se ha encontrado, aunque aún tiene que “trabajarse más”. Flo es un adolescente muy “ especial”, muy selectivo, pero Rocío ha hecho Magia. Magia buena, magia blanca, magia educativa, magia purificativa y sobre todo no lo juzga, deja que fluya.

Hace tiempo que Flo no necesita un psicólogo, pero Rocío lo sigue viendo, porque conoce sus necesidades, inseguridades, sus inquietudes, sus luchas internas, el bien que le hace hablar con ella, ya que Flo es bastante introvertido. Que él se sincere con ella es “milagroso”.

Aldeas nos facilita un poco más “la vida”.

Nombro sólo a Rocío, porque ella es la que viene cuando Flo o yo la necesitamos, ella es nuestro enlace con Aldeas Infantiles.

Sé que sois un equipo, que detrás de Rocío hay más gente, pero para Flo, Rocío es quien os representa.

Sé que cada miembro de “Aldeas”, de vuestro equipo se deja la piel y el alma, en lo que hace, me consta...

La labor que hacéis “entre bambalinas” es única...

Familia acogedora joven del programa

Querida María:

Nos conocimos hace apenas 3 meses y desde entonces no has dejado de sorprenderme. Tras este tiempo te he visto dar pasos grandes y quería felicitarte por todo lo que has conseguido, fuiste capaz de abrirte y compartir conmigo tu historia, tus sentimientos; y has conseguido mucho.

Me conmovió desde un principio todo el sufrimiento al que habías sido capaz de sobrevivir, me conmovieron tus sentimientos y las emociones de derrota que te inundaban sin dejarte ver la luz al final del túnel. Estando en “tu burbuja”, con un nudo en el estómago, asustada, encerrada, apartada del mundo; sintiendo que nadie se daría cuenta si un día faltabas.

Me sorprendió que, aun estando en ese oscuro agujero, demostraras una gran capacidad de expresar todo aquello que sentías, tus reflexiones tan lúcidas sobre lo que te había pasado; sabiendo que eres, por un lado, víctima de un

gran sufrimiento; pero también, por otro, parte activa y poderosa para construir un nuevo contexto en el que vivir una nueva etapa. Aceptando tus fallos y tu responsabilidad y a la vez demostrando tener la valentía y el deseo de querer cambiar el rumbo de tu vida.

Deseabas estar alegre, ser capaz de tomar café con tu familia, dar los buenos días sonriente, estar más positiva, arreglarte, poder escuchar a tus amigos y poder ofrecer consejos, tener más gestos de cariño con Kevin, volver a hacer bromas con él y molestarle, hablar con él, etc….

Fuiste entonces capaz de vivir un cambio: fuiste a la peluquería, de compras, hiciste la comida, buscaste casa, hiciste cosas en familia, hablabas más con Kevin, aconsejabas a tus amigos, se te abrió el estómago, el nudo se calmó, cantabas y escuchabas música, etc. Comprendiste que “siempre habla quien tiene que le digan” y aprendiste a quitar importancia a las cosas malas que te decían; no contestabas a provocaciones, sino que te desahogabas hablando; no dejabas que te llevaran al límite, sino que salías a pasear; aprendiste a alejarte de aquello que te hace daño; aprendiste a pensar en ti, en tu vida; apoyándote en la gente que te quiere bien.

La última vez que nos vimos compartiste conmigo todo aquello que hacías para seguir adelante y nuevamente me sorprendió todas las cosas que, día a día, hacías para mantener tu vida tal como la deseas tener: No estar de intermediaria; pensar más en ti; estudiar; pensar “yo puedo”; no prestar atención a lo que pasa alrededor; hacer algo y hacerlo, no pararte a pensar si lo haces mañana; ir a pasear y escuchar música; no contenerte para no tener una discusión, sino contar hasta 10, pedir que paren y explicarte; pensar en que no quieres ser un mueble; pensar en que cada uno resuelve sus problemas y que no tenías que ir a favor de nadie; cambiar de aires aunque tuvieras algo de miedo a explorar cosas nuevas; pensar “voy a seguir luchando porque si no, vuelvo a lo mismo”; pensar que hay días negros, blancos y grises y cuando pase algo saber que es solo un día; apartar el móvil para evitar discusiones eternas; caminar por la avenida y comer por ahí; charlar con la psicóloga; pensar “hoy me sale mal, mañana a lo mejor no”. “No todo te va a salir mal, algún tropezón va a haber.”

Así Kevin te ha notado más graciosa, cariñosa, atenta, menos aislada, etc. Bea te ha visto más implicada con tu hijo estando ahí para él, viniendo a todas las citas, invitándonos a tu casa, haciendo esfuerzos para mejorar tus condiciones; te vemos aquí en el equipo más contenta, arreglada, compartiendo con nosotros tu carácter abierto y fuerte.

Por todo esto, Nazaret, hoy quise darte esta carta, para felicitarte por todo lo que has conseguido. Sabiendo que hay días blancos, días negros y días grises; felicitarte por haber conseguido sacar a la luz toda tu fuerza y tu energía; sacar a luz todas esas cosas tuyas que habías olvidado que tenías dentro y que solo era cuestión de encontrar el modo de traerlas de vuelta para que tú, con ellas, volvieras al mundo y hacer de tu vida algo bonito por lo que seguir luchando.

Pase lo que pase, lo que has conseguido hasta hoy es algo grande e importante, que se merece darle la importancia que tiene, para que recuerdes lo inteligente, sensible, simpática, fuerte y luchadora que eres.

Carta de un técnico a una madre

Testimonio de la experiencia de una acogedora como familia de acogida:

En un momento de mi vida en el que me encontraba nostálgica, aparece una publicidad, donde hablan del acogimiento familiar. En ese momento pensé que era la oportunidad de hacer algo con mi vida, de ayudar a un niño que necesite amor y yo me encontraba dispuesta a darlo, y encontraría esa personita que llenaría mi vida de alegría. Tal vez pensaba de manera egoísta porque pensaba en que ya no me sentiría sola todo el día.

Después de iniciado el proceso, en el momento en que el niño llega a mi vida, mis circunstancias habían cambiado, pero cuando me dieron la oportunidad de poder cuidar de un pequeñín no dejaba de pensar todo lo que haríamos juntos, lo que no pensé es que de ahora en adelante mi vida cambiaría tanto. Ahora apenas si tengo tiempo para mí, pero soy muy feliz, ahora veo películas para niños, vamos al parque a enseñarle a andar en bicicleta, vamos a la piscina, a sus actividades, y me siento contenta cuando lo veo feliz, lo veo bailar, bromear..., hacemos tantas cosas juntos que no tengo tiempo de depresión, de tristeza, de nostalgia.

Aunque también existen los momentos duros, como cuando está de mal genio y a todo dice no, solo me quedo pensando como reaccionar ante cada situación, pero a medida que va pasando el tiempo esas situaciones van disminuyendo y siento que somos felices juntos.

En conclusión: Para mí, esta experiencia está siendo maravillosa. Cuando pensé en iniciar esta experiencia como acogedora pasaba por mi cabeza ayudar a alguien y ayudarme a mí. No me equivoqué porque yo me siento muy feliz, ver que gracias a este tiempo que estamos pasando juntos él ha podido demostrar todo lo que tenía guardadito, es un niño cariñoso, divertido, amable, inteligente y mucho más, y que por sus circunstancias estaban ahí guardaditas, y yo soy feliz gracias a que también he podido sacar mi paciencia, amor, ternura..., que se habían quedado dormidas en algún lugar.

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