REVISTA GEOGRAFICA AMERICA A MENSUAL
Año IX-Vol. XVI
ILUSTRADA
DICIEMBRE DE 1941
Núm. 99
PRINCIPALES ARTICULOS DE ESTE NUMERO Los "bosques
petrificados"
de la Argentina
La música y la danza del pueblo
aymará
La influ!ncia del medio americano en el arte español de la colonia Viajando
por las costas de Esmeraldas (Ecuador)
EL SUMARIO DETALLADO ESTA EN EL INTERIOR DE LA TAPA
)
SAN JUAN
738, BUENOS AIRES
Número en toda
suelto
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la Rep, Argenrína
ESTE NUMERO
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Notas Los
CONTIENE
y Noticias "bosque~etriFicados"
La música
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La irtFluencia
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de la República'
danza
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pueblo
aymará,
americano
Argentina
Pral. EÑRIQUE
en el arte
español
Dr. JORGE
por las costas
con dieciséis
Las balsas
de
Esmeraldas
en la 'América del
BOURONCLE
Pral. M. ACOSTA con cuat,o
ilu,t,acione,
DICK EDGAR
IBARRA
SOLlS
GRASSO
precol~mbiana
con cinco ilustraciones
Entre los Jíbaros
CORNEJO
(Ecuador)
ilustraciones
de Copacabana,
La astronomía
GIL COIMBRA
de la colonia
con doce ilust,aciones
Viajando
FOSSA-MANCINI
c.on eateeee ilust,aciones
DANIEL
río Zamora
(Ecuador),
con cinco
HAMMERLY
DUPUY
J. L. HERMESSEN
ilu,t,acione,
EL MUNDO Y LAS REVISTAS Música Negra. Instrumentos de música africana, por C. S. - Estampas de la tierra peruana: la sierra, por Julia Mac Lean Viñas - Más del 95 por ciento de nuestra población es de origen europeo.
EL MUNDO Y LOS LIBROS Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, l;Jno 11: Los aborígenes de Santiago del Estero - El nacimiento del Nuevo Mundo: 1492-1534. Historia y C.rtogralía, po, Di"!I~ Luis Mo/ina,i - Una nueva Argéntina, po, AI"jand,o f. Bung" - Chile: Land 01 progre", por Ea,1 Pa,Ie", Hanson - Obras recibidas.
UN CUADRO A TODO COLOR "Capilla
de
Candonga",
óleo
por Pablo
A.
Fontán
61 ilustracionlZs Propiedad
Artistica
y Literaria y dibujo
Año IX - Vol. XVI
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual de la tapa registrados bajo el No 161.245.
DICIEMBRE 1941
MODERNOS
2074 -2076 BUENOS
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Núm. 99
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LA ASTRONOMIA EN LAAMERICA PRECOLOMBIANA Los conocirruentos astronómicos de algunos pueblos de América no sólo igualaron a los de los caldeos, egipcios y chinos, sino que, por su exactitud, pueden ser ventajosamente comparados con los de Europa "en la época del Descubrimiento
por DANIEL
HAMMERLY
hombre de todas las épocas y de todos los meridianos ha tratado de desentrañar los misterios " del cielo estrellado. La sinuosa trayectoria seguida en esta categoría de conocimientos ha pasado de las apariencias a las realidades, jalonando etapas simplistas netamente astrológicas. Cuesta convencerse que hasta el descubrimiento de América imperara todavía la idea geocentrista de Ptolomeo, idea que había sido adoptada por la ciencia aprioristica medioeval.
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De la Astrología a la Astronomía Fué necesario qu; la humanidad llegara hasta" Copérnico y Galileo para que se dudara seriamente de los clásicos prejuicios que se habían fraguado sobre el fuego de las antiguas cosmogonías paganas. Los caldeos describían la Tierra' como flotando sobre un océano sin límites y teniendo la forma circular de las embarcaciones que utilizaban para cruzar los ríos, el "kufa", que los nativos emplean aún. El centro del "bote" terráqueo se hallaba ocupado por una montaña de cumbres nevadas cuyos deshielos formaban el caudal del Eufrates. La "embarcación" estaba parcialmente anegada, bien que su borda, como un dique gigantesco, separara los mares internos del océano universal que, por tales factores, no podía ser visto por ningún mortal. Sobre esa borda circular y descomunal apoyábase el firmamento abovedado, encima del cual se deslizaba el Sol. Este desaparecía hacia el Occidente por la entrada de un túnel subterráneo que le permitía reaparecer por el extremo Oriente. (Véase la figura 1). Para los hindúes, la Tierra era un
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disco que reposaba sobre las espaldas de cuatro elefantes, cuyos movimientos causaban los terremotos. Esos paquidermos, dispuestos hacia los cuatro puntos cardinales, se apoyaban sobre la caparazón de una gigantesca tortuga que nadaba en un océano ilimitado ... Apartándose de tales ideas zoomórficas, los griegos suponían, no obstante, que la tierra, ya fuera de forma cónica o cúbica, debía tener, necesariamente, un apoyo. En las páginas paleotestamentarias de la Biblia háblase de "el globo de la tierra". (Isaías 40 :22). Y en los escritos bíblicos de Job cuya antigüedad se remonta a 3.500 años ya se afirma que Dios " ...extiende el norte sobre el espacio vacío y suspende la tierra sobre la nada". (J ob 26 :7). Cierto es que la Biblia afirmaba también que el sol tenía movimiento y dicha expresión fué esgrimida contra Galileo cuando atacó las tradiciones astronómicas ptolernaicas, Pero, como pudo constatado el gran astrónomo Herschell, el sol está animado de un movimiento de rotación y de otro de traslación que" en nada afecta la veracidad de los postulados fundamentales de Copérnico. Las palabras bíblicas que se prestaron a confusión han vuelto a cobrar todo su valor puesto que al hablar del sol dice que se" mueve como "hombre esforzado, para" correr la carrera. Del un extremo "de los cielos es su salida, y su rodeo hasta los cabos de ellos ...". (Salmo 19:4-6). No se trata, pues, del movimiento diurno aparente del sol, sino de la traslación positiva del astro rey" de nuestro sistema, recorriendo una órbita gigantesca que va desde Argos, en un extremo del cielo, hasta Hércules en el otro extremo. Los escritos sagrados del pueblo hebreo se mantuvieron inmunes a toda influen-
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cia astrológica, en franca oposición con todos los .mitos astrales de todos los "'~pueblos de la antigüedad. , . Recuerda el historiador Máspero que , el universo concebido por los egipcios se asemejaba a las interpretaciones de los astrólogos mesopotámicos: imaginaban el' mundo habitado como una concavidad rodeada de montañas sobre cuyas cumbres más elevadas apoyábase un cielorraso de hierro del cual estaban colgadas las estrellas que se extinguían ante la presencia del sol. Este era con" siderado como un disco' de fuego que navegaba por un Nilo celestial que desaparecía en las gargantas de Dait donde ocultaba su luz, mientras bogaba ocultamente haciendo 'un circuito que le permitía presentarse nuevamente por el Levante. '(Véase la figura 2). En presencia de las concepciones del cosmos que fueron prohij adas por las grandes naciones del Antiguo Mundo, no debe sorprendemos que los indígenas del Nuevo Mundo hayan tenido también sus rudimentarias y mitológicas explicaciones' acerca del origen del cosmos, de su ordenación y de su asombroso mecanismo. Los habitantes del Imperio Incaico imaginaban al mundo, Pacha, de forma cuadrangular, sobre el cual se encimaban cuatro cielos por donde andaba el Sol, 1nii, hasta sumergirse en el mar, al que secaba parcialmente mientras regresaba nadando en sentido inverso y por debajo de la Tierra, para reaparecer sobre el horizonte, refrescado por el prolongado baño oceánico. Al lado de las pueriles concepciones cosmogónicas recién apuntadas, enmarañadas con prácticas astrológicas, coexistian nociones astronómicas precisas. Tanto los asiriólogos como los egiptólogos vienen descifrando las inscripciones cuneiformes y los jeroglíficos que les han permitido penetrar el acervo científico de vetustas civilizaciones. La astrología y la astrolat ria fueron el urdimbre donde se entretejió la trama de los conocimientos relacionados con la periodicidad de los fenómenos celestes. La astronomía formó parte de la tela de las supersticiones y de las mitologÍas.
AMERICA
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En esa textura puede seguirse el hilo de la ciencia, teñido con el vistoso colorido de los mitos. Entre los diversos pueblos americanos se comprueba la existencia de las más abigarradas nociones que invaden el terreno cosmogónico y astronómico. Hasta es posible constatar que en algunos centros culturales amerindios el estudio del cosmos había alcanzado la jerarquía de una ciencia que poco tenía que envidiarle no sólo a las de las civilizaciones de la antigüedad sino a la que estaba en boga en los países de Europa cuando Colón se alistaba para realizar su memorable hazaña oceánica.
¿ Observatorios as tronómicos precolombianos? Las construcciones piramidales de América expresan un sentido de orientación científicamente calculada. Otro tanto puede decirse del emplazamiento de algunas construcciones notables que no son pirarnidales. Las ruinas megalíticas de Tiahuanaco ofrecen al arqueólogo la oportunidad de estudiar uno de los monumentos más enigmáticos de -..\mérica. Su interpretación impone, según Posnansky, la convicción de que sus constructores tuvieron conocimientos de astronomía.' Las proporciones 'del palacio o templo de Kalasasaya, del cual sólo queda marcado el perímetro por la afamada Puerta del Sol y una cantidad de pilastra s equidistantes y alineadas, es un recinto cuadrangular con tales características que si se toma el punto medio del costado occidental y desde allí se trazan diagonales a las esquinas del frente oriental, queda formado un ángulo de 47° 5' 22" que es exactamente el doble de la abertura 23° 32' 41", valor del ángulo que comprende la oscilación de la oblicuidad ecliptical. Esto hace que Posnansky vea allí un verdadero "almanaque pétreo" ya que una persona adosada a la pared occidental del Kalasasaya puede ver salir el sol en las respectivas esquinas del lado opuesto en ocasión de los solsticios. Como la orientación de ese santuario se aparta en 5' 30", Pósnansky pretende inferir la remota
LA ASTRO
FIG. 1 - Corte del mundo
OMIA E~
LA AMERICA
según era imaginado
antigüedad de esa construcción. Este último criterio ha sido refutado por el Dr. J. Imbelloni en "La Esfinge Indiana". Recientemente, el arqueólogo .Maks Portugal, director del Museo Nacional de Tiahuanaco, descubrió en Huancané dos recintos orientados, con pilastras rnonoliticas. Dadas sus características, esas construcciones recibieron el nombre genérico de kalasasayas. La hipótesis de que en América existieron observatorios astronómicos ha de,jado de ser una simple conjetura. La evidencia es producida por una serie de investigaciones realizadas, principalmente, entre las ruinas de los mayas. La antigüedad de los conocimientos astronórnicos de ese pueblo .culto queda evidenciada por el estud{o de las ruinas del antiguo imperio, descubiertas en 1916 por la Segunda Expedición Arqueológica, realizada en la América Central por la Institución Carnegie, de Wáshington. En 'plena selva gua temalteca, en Petén, fueron halladas las ruinas de
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PRECOLOMBIANA
por los caldees.
(Véase la explicación
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en el texto)
Uaxactum. Durante el año 1924, mientras Frans Blom, miembro de la séptima expedición de la mencionada entidad, estudiaba los monumentos del grupo E, comprobó que éstos formaban un magno observatorio astronómico. Precisamente enfrente de la pirámide E VII, caracterizada por sus notables mascarones entre los que se extienden las escalinatas que permiten llegar a una plataforma, se halla la estela 20 que servía de punto de mira al sacerdoteastrónomo. (Véase la fotografía de esta pirámide. Fig. 3). El observatorio astronómico de. Uaxactum se caracterizaba por tres pirámides complementarias que aparecían hacia el Este. Más allá de lo que podría haber sido una plaza, existe una plataforma escalonada sobre la que se levantan tres templos idénticos. Contemplando el horizonte desde el pie de la escalinata de la pirámide y tomando como punto de vista el vértice de la estela mencionada, se verifica que el
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21 de marzo y el 23 de septiembre, vale decir que en los equinoccios de primavera y de 'otoño, el disco del sol surge precisamente" por encima del templo E 11. Si se repiten las observaciones el 22 de junio y el 22 de diciembre, o sea en el solsticio de otoño y en el de invierno, el centro del astro diurno aparece, respectivamente, sobre el muro del extremo norte del templo E 1 y sobre el muro del extremo sur del templo E 111, (véase la demostración de lo dicho en la fig. 4). El arqueólogo O. G.· Ricketson, de la misma institución científica que realizó tan importante descubrimiento en las selvas de Guatemala, certificó, en 1927, juntamente con el Dr. G. C. Vaillant, del Museo Norteamericano de Historia Natural; la gran antigüedad del observatorio astronómico de Uaxactum, basándose en razones de orden arquitectural y geológico. Este valioso descubrimiento hace afirmar al arqueólogo S. Griswald Morley que los mayas fueron los "griegos del occidente". Entre todos los monumentos arqueólógicos de carácter astronómico del Nuevo Mundo, se destaca el observatorio de Chichen Itzá, (Véase la ilustración 5). Esa construcción circular, que es generalmente conocida con el nombre de el Caracol, tiene características que le son exclusivas: no hay otro monumento maya con una cornisa formada por cinco franjas; el cuerpo del edificio tiene cuatro puertas que miran hacia los respectivos puntos cardinales, dando acceso a un corredor; otras cuatro puertas miran hacia el pasillo que rodea internamente la torre. El afamado observatorio .rema taba con una habitación a la cual se llegaba por una escalera en caracol: en esa altura de la construcción había unas aberturas que parecían troneras, destinadas indudablemente, al estudio de los movimientos de los cuerpos celestes. El arqueólogo Morley descubrió, en 1923, una inscripción jeroglífica con 132 signos que aparecen en un nicho entre las dos escaleras que dan a la terraza del observatorio astronómico de los itzaes. Cuando se comparan las caracteristi-
AMERICANA
cas edilicias de América Central con las de Europa y. Asia de la época del Descubrimiento, sorprende la magnificencia de las construcciones amerindias emplazadas en amplios espacios abiertos que, por asemejarse a los babilónicos y egipcios, obligan a pensar que también estaban trazados de ese modo para facilitar las observaciones astronómicas. Las concordancias resultan sorprendentes cuando se comparan los zigurats mesopotárnicos y las pirámides mayas que también culminan en un observatorio. Junto al acrópolis de Copán se extiende un vasto foro donde se hallan 26 estelas monumentales que permiten recon truir algo del pasado de esos sacerdotes astrónomos que aparecen esculpidos como testigos pétreos del tiempo transcurrido desde que grabaron sus cálculos cronológicos... .
Los movimientos de los Planetas N unca será posible inventariar cabalmente los conocimientos astronómicos precolombinos de los pueblos de América. Esa ciencia que fué el secreto de una minoría, desapareció con sus cultores en el curso de la conquista. En 1516 Moctezuma hizo dar muerte a los astrónomos aztecas porque no le anunciaron la llegada de un cometa y, sólo cinco años después los sucesores de aquéllos perecieron en una heroica resistencia contra los asaltos de los soldados de Cortés. Considera Orozco y Berm que la desaparición de los astrónomos nativos, los tlamacaz, que con tanta valentía defendieron sus teocallis, fué una perdida irreparable paraescudriñar sus conocimientos siendo que eran ellos los que monopolizaron las ciencias. Los conquistadores sólo pudieron interrogar al pueblo profano hasta el cual sólo llegaban algunos reflejos de ciencia, amalgamados con mitos y supersticiones. Las primeras insinuaciones de una ciencia astronómica americana surgió del estudio dé los calendarios aborígenes. Condensando ías conclusiones ine" . vitables a las que habían arribado tales estudios a mediados del siglo pasado,
~LA ASTRONOMIA
EN LA AMERICA
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FIG. 2 - Concepción del mundo según los egipcios. El sol navega sobre un río celestial. Las estrellas 'btán suspendidas del cielo. Esta r~presentación muestra un corte del mundo por Herrnópolis
MI'. Michael Chevalier, escribía lo siguiente acerca d~ los aztecas: "El estado de sus conocimientos astronórnicos, parece denotar, o muy notables medios de observación, o una atingencia inaudita en sus avaluaciones; habían alcanzado el valor del año, no sólo mejor que los romanos' del tiempo de César, sino mucho mejor que la Europa oficial bajo los reinados Je Francisco 1 y de Carlos V. Su método de intercalación llevando en cuenta la fracción de día que entra en la duración exacta del año trópico, equivalía con corta diferencia al establecido por la reforma gregoriana; según ésta se intercalaban 24 días en 100 años; los aztecas intercalaban 25 en 104 años: la diferencia es muy pequeña... La reforma gregoriana decretada en 1582, por la cual se intercala un día cada cuatro años, salvo los años seculares en que la excepción tie-
ne lugar tres veces en cada cuatro, supone que la fracción es de 5 hs. 49' 12"; el año medio del calendario gregoriano resulta por ésta mayor en 23", o sea un día en cuatro mil años; para los mexicanos el año medio llevaba la misma fracción a 5 hs. 46' 9", de manera que su año medio estaba conforme con los cálculos célebres de los astrónomos del califa Alamon". ("Le jffexique rlncien el J!1oderne", Parls, ·1864, pág. 58). La exactitud del calendario azteca se debía al empleo de los cálculos resultantes de las observaciones de las revoluciones sinódicas del planeta Venus (1). Las observaciones de Venus (Cittapol ) de parte de los aztecas, ¿son una mera conjetura o se trata de una reali(1) Véase: "La valuaci6n del año entre los aborígenes americanos", por D. Hammerly Dupuy, en esta Beoista, No 98 (Noviembre de 1941).
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coa tI. Trátase de un libro valiosísimo de ciencia indígena que éste envió a Carlos V. Después de pasar por varias manos fué a dar a las del emperador Leopoldo I quien lo obsequió ala Biblioteca Imperial de Viena, donde es conocido bajo el nombre de Codex Vindobonensis Jf1ixicanu.r I. Este valioso códice, reproducido defectuosamente por Lord Kingsborough, y estudiado t someramente por Damián FIG. 3 . La pirámide E· VII de Uaxactum, considerada coKreichgauer, luego fué promo el más antiguo observatorio astronómico de América. fundamente analizado por el En el frente oriental de esa hermosa construcción (a la izDr. Fritz Rack, director del quierda de la fotografía) se halla la estela que sir-vía como Jf1useum. für VoLLkerkunde de .punto de mira Viena. En 1936 este estudad incontestable? Felizmente, es podioso sorprendió a la Sociedad Arqueosible conocer algo de la ciencia astrológica de la misma ciudad al presennómica americana gracias a un obsequio tar los notables resultados de sus inque Moctezuma II hiciera a Cortés en vestigaciones. El profesor vienés prequien creyó ver al en viado de Quétzaltende haber descifrado el códice que supone escrito por sacerdotes toltecas del siglo VII d. J. C., como un compendio de ciencia para que los alumnos avanzados del colegio sacerdotal de Ouetzalcoatl, en Cholula, pudieran rendir sus exámenes sobre escritura jeroglífica, aritmética, astronomía, cronología, etc. Insiste el profesor Rock, en que sus pacientes investigaciones del notable manuscrito le han demostrado los siguientes conocimientos .astronómicos de los toltecas: ·los tres sistemas de círculos celestes (horizonte, ecuador y eclíptica); la duración del mes sidéreo y del sinódico; la extensión media del período de las manchas solares; el ciclo de las fases de la luna y el ciclo de los eclipses solares, tal como era (dibujo del A utor ) conocido por los chinos y FIG. 4 . El observatorio astronómico de Uaxactum, formado caldeos; el clásico "áureo por cuatro pirámides. Un astrónomo se situaba al ·pie..de número" de Metón; la dula pirámide que aparece en primer plano para observar 10s ración del mes lunar sidéreo puntos equinocciales y solsticiales
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(dibujo del Autor)
5 - El Caracol de Chichen Itzá, el más hermoso observatorio astronómico de la América precolombiana. En segundo plano, la pirámide conocida como el "castillo", con su templo a Kukulkan FIG.
que calculaban en 27.321 días; el período efectivo de Mercurio estimado en 115.877 días; el período sinódico de Saturno, determinado en 37.775 días; además del-planeta Marte, que también les interesaba, ponían especial atención en las diversas fases de J úpiter y en las revoluciones de Venus con las que concordaban ciertos ciclos de sus cómputos cronológicos. Los conocimientos astronórnicos de los mayas han sido puestos de manifiesto mediante una estela descubierta en Palenque donde se exhiben los cálculos astronómicos basados en las revoluciones sinódicas del planeta Venus. Tales cálculos tienen puntos de semejanza con otros que se refieren al mismo astro en una tableta cuneifo~me de Cambises, del
siglo VI antes de Cristo. El arqueólogo Griswald Morle'y expresa que "por sus conocimientos de los cuerpos celestes, los sacerdotes mayas eran capaces de predecir los eclipses .Y la ascensión y la declinación helíaca de Venus". ("Yucaián Home o} the 6tjted Maya", W áshinaton, 1936). '
observaciones planetarias entre los Incas Las
Los conquistadores no se inquietaron por indagar cuáles eran los conocimientos astronórnicos de - los habitantes de los Andes. Frecuentemente confundieron los intihuatanas u observatorios con centros de astrolatria y arrasaron con todos los vestigios de lo que interpretaron como expresión de cultos astrales,
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En el Imperio Incaico se tenía en estima los cuerpos celestes. Al planeta Venus ..~e.le daba una importancia excepcional; consider-ábanlo como, el paje del Sol, mientras suponían que las estrellas en general eran las damas de compañía de la Luna. Los indios aimaraes no habían logrado distinguir que el lucero matutino y el. vespertino era el mismo. Estimaban que se trataba de uri matrimonio anciano. Esta es la razón por la cual le daban, respectivamente, los nombres de "el abuelo madrugador" (achachi ururi ) y "la abuela que come a dos carr-illos" (apachi ocori}. Entre los quichuas del tiempo de la conquista se daba a Venus diversos nombres según se viera a este planeta por la mañana o por la tarde, en el primer caso recibía el nombre de "chasca coullor": "La estrella de los cabellos enmarañados", y "oakaric chasca'", "la estrella crespa de la mañana" y, en el segundo caso: choquechincau, palabra de origen aimará formada por varias voces cuyo significado es: "la que hace ex. tender oro". Por medio de Garcilaso de la Vega puede saberse que los quichuas sabían que la estrella matutina y la vespertina era la misma: "Acerca de la estrella Venus que unas veces la veían al anochecer y otras al amanecer, decían que el sol, como señor de todas las estrellas, mandaba que aquélla, por ser más hermosa que todas las demás, anduviese cerca de él, unas veces delante y otras detrás". ("ComenIarios ReaLu de los Incas'", Libro 2, cap.
•... : gran
XXIII). Sábese que los incas tenían en tan grande veneración al planeta Venus que le habían dedicado un lugar muy conspicuo en la segunda capilla del templo del Cuzco. Dicho planeta era conocido como "arauuac huara chasca", es decir: "La estrella crespa bailadora". Chasca fué en el Imperio Incaico lo que Venus en el mundo clásico. Una obra anónima publicada entre los años 1615-1621, escrita bajo el título: "Relacián de las CO.]"tumbre.r Antigua.]" de LO.]" Naturales del Perú", nos da una prueba de cuáles eran los atributos asigna-
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dos a dicho planeta. Chasca era 1:1 autora de "la aurora, que era la diosa de las doncellas y de las princesas y autora de las flores del campo, y señora de la madrugada .y de los crepúsculos .Y celajes; y que ella echaba el rocío a la tierra cuando sacudía sus cabellos, y así la llamaban chasca" (pág. 1J8, ed. jlfadrid, 1879). Estas expresiones poéticas del mundo incaico se asemejan a las del mundo clásico. Los habitantes de ciertas zonas del Perú suelen llamar a Venus con el nombre de "pone mote", para significar la costumbre de desayunar el maíz hervi. do (mote en quichua) cuando aparece el lucero. Una costumbre semejante prevalece en Nicaragua entre los indios subtiaba que llaman al planeta matutino con el nombre "ne tlayol-ero" porque es a la madrugada cuando las rnujeres preparan las cenizas [ne -tli), donde cuecen las tortitas de maíz ya desgranado (tlayol-li], Estas denominaciones gastronómicas americanas relacionadas con el más vistoso de los planetas. no deben sorprendernos cuando recordamos que en España, principalmente en Granada, suelen llamado "el lucero miguero" porque los campesinos se desayunan con migas fritas de pan antes de salir a arar. En Italia se conoce a Venus como la ".]"LeLLa dei faqiouli" (" estrella de las habichuelas", tanto en Oneglia como en Loano; en Sicilia se denomina al mismo planeta como la ".]"teLla de La cena". ¡Admirables correspondencias de expresiones! El autor de la "Relacián. Anónima" indica que los incas no solamente estaban familiarizados con Venus y J úpiter sino con los planetas Made (Aucayoc), Mercurio (Catu illa ) y Saturno (Huacha}. POI' otra parte, el estudioso Erland N ordenskiold, al escudriñar meticulosamente un quipu del antiguo Perú, llega a la conclusión de que los astrónomos del Imperio Incaico calculaban la revolución sinódica de J úpiter en 397 días y en 116 la de Mercurio. ("Le CaLcuL des rlnnées el des J!1oú dans les Qui.¡¡,u.]"Péruoiens"', en Journal de La Soclelé des rlméricanistes de Paris, vol, XVIII, páqs, 51-65, Paris, 1926).