Situación de los indígenas en los ingenios azucareros

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BOLETÍK D ¡'i r,

DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO

N.o 28.-AGOS'rO

31 DE 1914.

BUENOS AIRES IMPRENTA

<l:ALSINA»- VICTORIA, 1914

1287


SUMARIO

,--_ .. _------

El presente número del Boletín ha sido dedicado al informe de la Inspección del Departamento Nacional del Trabaj.o..sobre la situación de los indígenas que trabajan en los ingenios azu, careros de Jujuy. Contiene los· siguientes capítulos:

ESTA PUBLICACIÓN ES ÓRGANO

PÁG.

DEL

DEPARTAMENTO

NACIONAL DEL TRABAJO

. Informe deÍ inspector Vidal. -Cargos formulados por los indígenas. Población del ingenio.- Europeos y asiáticos.- Indios.- Dificultad para substituir al obrero criollo. . . . . . . . . . . . . . . . Reclutamiento y transporte del indio desde el Chaco hasta el ingenio. Contrato reglamentario del trabajo de los indígenas en los ingenios de Jujuy .. ' . Fundamentos del contrato que antecede.-EI Teniente Coronel Lamadrid explica, en la nota respectiva, los fundamentos de cada artículo del contrato . . . . . . . . . . . . . . . . . . .- . Vivienda del indio.-Su trabajo.i-i Paga diaria para racionamiento El personal de fabrica.-Salarios.-Jornada.-Forma de pago. Estado sanitario.-Alcoholismo.-Paludismo.-Como se cuida a los . indios '.' . Las proveedurías.-Precios de ventas de las mercaderías a los indios. Proporción de indios que trabajan.-Partes diarios.-Los caciques y los soldados . . . . . . . . . . . . . Modificaciones al contrat·o.-Conclusiones .

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BOLETíN DEL

DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO N.O 28

BUENOS AIRES

. Sefíor Presidente del Departamento Julio B. Lezana.

Nacional

AGOSTO 31 DE 1914

del Trabajo,

doctor

'I'cngo el agrado de elevar al señor Presidente la información que esta División de Inspección se ha 'P'rocmrado respecto del trabajo de los indígenas en los ingenios azucareros, Las partes substanciales de esta información, son tres: 1.° Informe del inspector Vidal, presentado a raíz de su viaje al Territorio Nacional del Chaco. 2.° Contrato formulado por las autoridades militares del Chaco reglamentando el trabajo de los indios en Ios ingenios; y 3.° Informe del Jefe de la División de Inspección, que suscribe, presentado a raíz de su viaje de inspección al ingenio de la Compañía Azucarera de Ledesma, Estas informaciones serán complementadas con el informe que presentará el Inspector Niklison, actualmente en viaje de inspección al ingenio «Las Palmas», en el Chaco, donde se ocupan numerosos indígenas.


Infonne del Jnspector Vidal.-Cargos formulados por los indígenas.

Procurando la División de Inspección ensanchar el campo de sus investigaciones, despachó al Inspeetor señor Vidal con objeto de conocer las condiciones en rq¡uelos indígenas son contratados, recibir sus quejas y tomar parte, ei ello le era 'Posible, en la confección de SUiS contratos. Bol 'Parte del inspector Vidal, (1) 'es sumamente extenso. IJa parte que se refiere a los indígenas destinados a los ingenios, contiene las informaciones que se trascriben a continuación:

«Señor Jefe de la División dro M. Unsain.

de Inspección

y Vig¡:lancia, doctor Alejan-

Tengo el agenda de comunicar al señor J efe, que he dado eumplimiento a las órdenes e instrucciones recibidas en su nota fecha 2 de marzo del corriente año, para lo cual me trasladé a los Territorios Nacionales del Chaco Austral y Formosa, Al llegar al kilómetro 6] 2, final de la navegac.ón de los ríos Bermejo y 'I'eueo, después de 20 días de continua marcha, mandé al intérprete lenguaraz Juancito, que pertenece a la tribu del cacique Lechiguana, a 'Objeto de llamar a todos los caciques, caciquillos y lenguara0es que se encontraban a inmediaciones de este lugar,con el propósito de hablarles detenidamente sobr:e el motivo de mi comisión. A,l tercer dí-a de 'mi llamado concurrieron los caciques Aeua, Camilo Viejo, Yguana, Felipe, Bautista, Palo Santo, Moreno Chico, ::.\I:.guel,Coell, Lechiguana y Chamuco, como igualmente los caciques más il11!portantes Perico te, Antonio, Molina, Pasacau y Sosa, quienes ha blaron conmigo entre el kilómetro 175 y 525, donde tenían sus

(1)

Informe

del inspector

Vida,],

1ll1l~'20

10 de ] 914.


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I I

~

BOLETíN

DEL DEPARTAMENTO

J).:FOR:lJE DEL l~SPECTOR

NACIONAL DEL TRABAJO

tolderías. Entrevistém'e también con los lenguaraces Rafael, Pato, Zacarías, Lorenzo, Juancito y sei eaciquillos y capitanejos, quienes venían escoltados por 45 indí nas. Interrogados sobre cuáles 'eran las 'condiciones en que los contrataban para trabajar en los ingenios «Ledesma» y «Esperanza», manifestaron que se les ofrecía un sueldo mensual, variable según a la categoría a que pertenecieran: $ 30 a 10&caciques, 20 a los capitanejos, 15 a los lenguaraces, 13 a los indios y 11 a las mujeres. En lo que se refiere a la alimentación, ésta no podía ser más deficiente, pues aparte de no proporcionárseles los elementos más indispensables para confeccionar una comida regular,debían preparársela ellos mismos, recibiendo al efecto, harina, maíz sin pisar, grasa y caña de azúcar. La ropa y demás comestibles que necesitan, adquiérenla en los depósitos de los ingenios, por medio de unos «papelitos o cartones que reciben corno pago del trabajo efectuado». Continué interrogándolos sobre la manera que se trasladan desde sus tolderías a 10s ingenios. Según refieren es un viaje largo y accidentado. Marchan a ¡pie hasta Embarcación, donde toman el ferrocarrril que losconduce a los ingenios. El primer trayecto, es decir, <el que efectúan a pie desde sus tolderías al rp,unto de embarque, tiene una distancia que varía entre 100 y 120 leguas, más o menos, cuyo idéntico recorrido hacen al regreso, tardando para hacerla de dos a tres meses. En cuanto a la alimentación, reciben la nnisma que les dan en '100 ingenios. Durante- el trayecto hasta Rivadavia, estación intermedia, son acompañados por comerciantes turcos a quienes venden las ropas que les quedan, cuyo dinero utilizan para comprar alimentos, bebidas y armas. Llegan a los ingenios, cansados y hambrientos, y por supuesto. sin la ropa que habían vendido. En las épocas de trabajo, van siempre en grandes cantidades, aunque, egún ellos, en esta ocasión, no alcanzan a 2.800 indios, cuando por lo general van sempre alrededor de 4.000. Sostienen que son siempre víctimas de abusos y engaños; 'les pagan poco y los alirnJentan mal. La salida para los ingenios, es dirigida por los, contratistas, capataces y peones. Comienza durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo, en que salen las primeras remesas de indios, que oscilan alrededor de 400, y van acompañados por los cal ataces y peones, que a su vez les sirven q,e custodia durante el viaje. Llevan un convoy die carros y animales vacunos en pie, que marcha a la vanguardia de las caravanas y en cada alto o descanso, de los que hacen dos por día, reciben lo necesario para su alimentación. Referente a los compromisos que efectúan, refieren que lo hacen

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verbalmente, estableciéndose los jornales por mes, como también la cantidad de racionamiento a recibir. Los caciques deben comprometerse a llevar un número determinado de hombres, antes de

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salir para 10.8ingenios. Refieren igualmente un detalle que llama la atención. Para estimular el compromiso de ir a los ingenios, acostumbran los eontratistas a dar «convites» en los que se les regala a los indios harina, sal, tabaco, se carnean animales y hasta e les obsequia con burros, y eabaflos. En esta forma acostumbran solemnizar los contratos y, por otra part-e, a interesar a los indios en el compromiso. El trabajo que deben realizar en 103 ingenios, se reduce solamente a pelar la caña, acarrearla al paraje de elaboración o donde les ordene. Tienen la obligación de llevar acabo una determinada cantidad de trahajo: es decir, trabajan a destajo. Interrogados sobre si reciben castigos corporales, manifestaron que no, pues de otra manera no irían a trabajar. Cada cacique es el jefe supremo de la tribu, a quien obedecen todos los, que forman parte de ella. Cada eacique tiene un número limitado de indios viejos, a quienes utiliza para cualquier asunto o resolución que desea tamal', Jaque es irrevocable. C~ci¡{]uillos y capitanejos ecundan las órdenes del principal. Aunque ignoran el núm-ero exacto de horas de trabajo, suponen sean 9, 10 y aún más por día. . El jefe del reg:'Illiento 7 de ·caballería, teniente coronel Lamadrid, contrató, por intermedio de los conchabadores, alrededor de 4.000 indios, en condiciones de que estos últimos se muestran muy contentos y satisfechos. Como en el contrato del referido jefe se estipulan muy buenas condiciones de paga y ali mentaeión que los indios jamás habían tenido, me hicieron notar los caciques, Iq¡ue cuando fueron llamados por el teniente coronel Lamadrid, 'Para explicarles el contrato que había hecho con los representantes de 10s ingenios, Ie contestaron <dos indios siempre eremos amigos de los 'cristianos; éstos nos quieren bien y nos dan trabajo». Tenía. igualmente, señor jefe, interés en saber por qué había dis'minuído 'el número de indios 'que habían salido a trabajar :para los ingenios. Interrogué al efecto a los caciques. SW3'declaraciones, que transcribo exactamente, son estas: «Tenemos que caminar mucho; 10,'3patronos prometen y después no cumplen, engañándonos siempre. Tenemos que recorrer con nuestras mujeres e hijos distancias enormes. Patrón Grande (llaman ellos así al Presidente de. la Nación) puede ayudamos. Hay muchos campos grandes desocupados


LXFORi\lE

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BOLEl'ix

DEL

DEP.\H'l'.\~IE~'IO

XAClOXAL

DEI,

DEI,

lXSPECTOR

YIDAI,

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'l'RAIl.\~O

eu que pueden instalarse ingenios, cerca de nuestras tolrlerias, no sólo para que podamos vivir con su producto, sino también para hacer toldos y estar en ellos con nuestras mujeres y muchacho ». iguiéronme exponiendo sus deseos, de los cuales e de prende el vivo interés que tiene esta gente en trabajar. Sumisos en demasía, jamás desacatan una orden, a í sea civs' o militar. En el trabajo demuestran muy buena disposición, tanto en el orden como en la prolijidad, reflexión sugerida al observar trabajos, como plantaciones de algodón, caña de azúcar, maíz. tártago, cortes de madera, desmontes, etc. Las indias, a parte de los quehaceres en los to'dos, se ocupan en acarrear leña, mazos de paja y otros trabajos que efectúan, para la administración del Ministerio de Obras Públicas. en el kilómetro 612. He tenido ocasión de ver los distintos trabajos ejecutados con las fibras textiles que preparan los indios, y es de admirar en ellos la habilidad con que confeccionan adornos, guardas, flecos, etc. La entrevista que debía tener con el señor Gifford Stower, representante del ingenio «La Esperanza», l(]iuecontrata los indígenas que desean trabajar en él, fracasó 'Porque este señor se excusó, en un telegrama fechado en Forrnosa. diciendo. que sus mucha, ocnpaciones le 'impedían concurrir a ella, citándome, en su mi 'IDO telegrama, para tenerla en Limones, cien leguas distante del kilómetro 612. o pudo efectuarse dada la enorme distancia que me separaba de este punto, insalvable ,por los malísimos caminos y. aún más, por el perentorio plazo de 9 días que me daba. Tampoco me fué posible entrevistar con el señor teniente coronel Mariano Aráoz de Lamadrid, pues este jefe que fué relevado del comando del 7 de caballería, acantonado en Presidente Roca, hubiérame podido sumini trar datos y detalles importantísimos. He tenido, en cambio, el gusto de hablar con los actuales jefes del citado cuerpo, teniente coronel Hermelo, mayor Pérez y capitán Galán. El primero que hace más de 20 años que presta servicios en estos Territorios, 'viviendo en los fortines formados'. :para la defensa de las vidas y haciendas de los habitantes de los mismos; que COI1oce detalladamente las costumbre y género de vida die los 'indios, me dió datos-que coincidieron can los informes dados por las autoridades y pobladores de los mismos fortines. El teniente coronel Sunino, encargado accidentalmente de las tropas en el Chaco. me ha proporcionado. informaciones y antecedentes que me eran indispensables para el buen desempeño de mi comisión. Los indígenas ique trabajan en establecimientos agrícolas, gana-

deros y obrajes, pertenecen a la tribus matacos, tabas, mocobí y pilagas. La de los matacos, principalmente, es la más preferida, pues, éstos son más hacendosos, hábiles y útj'es, y acaso también, por su ignorancia que permite explotarlos en u jornales. Para poder conversar con los caciques, caciquillos y lenguaraces, las autoridades y varios vecinos me insinuaron la conveniencia de ofrecerles harina, sal, tabaco, galletas y dinero, como para demostrar tener buen deseo por ellos, procedimiento que adopté con inmejorables resultados, dado los muchos informes que recogí. El temperamento practicado por el que su cribe, de obsequiados, incluyendo las visitas hechas a los caciques Pericote y Moreno en sus tolderías, kilómetros 175 y 525, irrogó un gasto de $ 250 moneda nacional, gastos que no estaban autorizados pero que se imponían dada la costu mbre atávica en los indios de pedir siempre, más y más. De otra manera hubiera sido imposible recoger informes directamente de ellos. He visitado la tolderías de los caciquesque marcharon a trabajar a los ingenios. Estaseran de los caciques Cabrón, Alejandro, Buenos Aires, Costilla, Lechiguana, Coell, Iguana, Pericote Aecua, Moreno Chico y Antonio Molina. Este último había alido con 30 indios para trabajar 'en los' de.smont " que hace una comE ión del Ministerio de Obras Públicas. Los toldos están hechos por las india', con varas que ellas cortan, cubiertas con paja colorada de masiéga, usada generalmente para los techos de las construcciones de campaña. Son todos de igual forma ovalada, con dos 'Puertas en los extremos, de forma semi-circular, que rnñden 0.80 centímetros y 1 metro; las habitaciones tienen de largo 12, 8, 5 Y 3 metros. En ellas viven, en repugnante promiscuidad, con sus perros, que por cada toldería llegan hasta 30 y 40, que los utilizan para la caza de avestruces, tigres, leones y zorros, que con las frutas silvestres, constituyen sus prinepales elementos. de alimetación. «Los perros, me decía un lenguaraz, son nuestros mejores amigos, nos avisan cuando se aproximan los cristianos, o un tigre o un león están por asaltar nuestras viviendas, que ponen siempre en peligro las vidas de nuestras mujeres e hijos». Se acuestan en el suelo cubierto con un poco de pasto cortado, donde Comen y duermen, por cada toldo, 6, 8, 10 y 15. Poco aseados, los indios no se cambian jamás la ropa, hasta que se les cae a pedazos. En cambio tienen la costumbre de bañarse con mucha frecuencia. Tienen muy pocos vestidos para cubrirse, a pe al' de confeccionar ellos ricas mantas y tejidos, teñidos, con varias combinaciones primi-


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BOLETÍN

DEL DEPARTAME:-¡TO

NACIONAL

DEL TRABAJO

tivas, que demuestran su laboriosidad y habilidad. Estos trabajos, como las pieles de tigres, zorros, Leones, OISÚS hormigueros, nutrias y otros muchos animales que cazan, las venden a bajo precio a comerciantes sin conciencia que recorren frecuentemente sus viviendas, eambiándolas por baratijas, tabaco, bebidas y armas.» 'I'ales son las informaciones que el suscripto tenía antes de realizar su viaje de inspección, al ingenio .Ledesma.

Población del ingenio.-Europeos y aSlaticos.-Indios.-Dificulta,d para substituir' al obrero criollo.

El trabajo del indígena constituye por hoy, en estos ingenios que a costa de tantos sacrificios los traen desde el Chaco, un trabajo difícil de reemplazar, Se me ha asegurado que este reemplazo es, más que dificil, ámposible. No participo de esta opinión. En mi concepto, la presencia del indio en el ingenio se justifica en virtud de tres ventajas: L." La posibilidad que tiene el ingenio de encontrar en un momento dado, la crecidacantidad de brazos que necesita en la época de la zafra. 2.a La ev;idente economía que el ingenio realiza al no tener que construir el millar de habitaciones que necesitarían los obreros si no fuesen indios; y 3.a La relativa baratura del jornal del indio. Puede causar alguna extrañeza la afirmación de que el jornal del indio no es sino relativamente barato. Aspiro a demostrar que, en efecto, 'el jornal del indio está lII!Uylejos de ser lo que la mayoría de las personas creen. Entre 10 que cuesta traerlo, el salario -rque recibaen efeetivo ry la parte que se le da en mercaderías, el indio no resulta barato en la forma que se cree. Enelcrnrso de este informe quedará demostrada esta afirmación, llamada sin duda a despertar extrañezas. ¿ Pueden Ios ingenios de Jujuy prescindir en absoluto del elemento indígena ?Las empresas mle manifiestan que todos los ensayos que han realizado en el sentido de hacerla, han resultado infructuosos. Una reseña de estos ensayos, es la siguiente: , Obreros et~ropeoS'.~L()s primeros ensayos serios para aclimatar europeos en las operaciones de la ;aaña, se iniciaron en Ia cosecha de 1911 a 1912. Hízose este ensayo con españoles traídos de Andalucía. El ingenio 100 mandó buscar expresamente a su país de origen, sufragando crecidos gastos. Este primer ensayo consistió en el transporte de cuarenta famnlias. El resultado fué pésimo; Si de aquellos o:breros queda alguno, trabaja COimacochero o peluquero, por cuenta prop:,a. Todos abandonaron el cañaveral y algunos fueron admitidos en los talleres de la fábrica.


POIlI,A(,IÓ~ HOI,E'l'b: DEL DEP.\RT.\~lE:-':'IO

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El segundo ensayo con europeos es más reciente. Refiérese a la cosecha de 1912-1913. Lleváronse, a título de prueba, 80 rusos. E~ fracaso fué ruidoso. Este habitante de las zonas frías no pudo soportar la temperatura ambiente. Adquiría, además, rápidamente el paludismo. Abandonaron la caíiera y no quisieron ni quedar e en los desmontes, con un jornal de $ 3 por día. Actualmente se gestiona el envío de quin.ente obreros italianos, con un jornal de $ 2 diarios para empezar. Atribuyo a este ensayo una importanc.a capital. Si los italianos resisten, es posible que el trabajo del indígena se suspenda en absoluto, pues terminada la cosecha del maíz ·p:enso que se rpueden encontrar mil o dos mil italianos con el jornal ofrecido. Obreros usiáticos.-La;; experiencias hechas con asiáticos se an reducido a japoneses le; hindús, Con los pr.imeros, el éxito no es sino relativo. Con los segundos, el fracaso es evidente. Ilay, actualmente, unos 150 japoneses trabajando. Una parte de ellos fué reclutada en la mdsma ciudad de Buenos A'ires. El resto fué traído del Brasil (como pasaj eros, no como inrnigrantes) en tres remesas que llegaron a principios y fines de mayo y el LO de junio de' año corr-iente. Los que 'e llevaron desde Buenos Aires, hacía. Lempo que se encontraban en la República Argentina. Los que venían del Brasil, habían residido en Santos y San Pablo, por espacio de un rpar de años. La mayor parte de ' stos japoneses ha recorrido Ohile y Perú, I o on, pu , obreros recién y directamente traídos desde el Japón. Además de estos 150 obreros, hay unas 20 familias. El resultado que estos obreros han dado al cañaveral, es muy relativo y está recién en vías de experimentación, Cuando recién llegaron, 010 9 fueron destinados como engrasadores o maquini tas en la. fábrica. Actual-mente hay más de 50, lo que quiere decir que estos obreros prefieren el trabajo de máquinas al trabajo de la caña. Seexpl ca esta preferencia, entre otras razones, por el mayor salario. En la fábrica, término medio, 'cada obrero saca $ 3 por día. En la. caña, hace-n 1.000 kilogramos diarios y reciben $ 2. Hasta ahora, CFtO-'ijaponeses se muestran contentos. Además del sa'ario, ;b nen casa y luz gratis. Son sobrios en el comer y puede calcularse que no' . gastan más de $ 0.70 en las dos comidas diarias J: el café y pan que 'Por la mañana COnsUIl\I211. El arroz, 'que es el compuesto principal (le esta, comidas, lo adquieren a $ 0.30 el kilógramo. Pan apen s: comen en ,el desay,uno. Estos japoneses viven unidos, lo mismo los que trabajan en la máquinas (parte urbana del ingenio) que los que se ocupan en pelar caña. Estos últrnos, que están n las afueras, tienen ventajas de-

poder adquirir verduras baratas. Se han dado maña para el aprendizaje Y hay grupo que sacan hasta $ 3 por día. El domingo, trabajan -a voluntad. Los que trabajan, solo lo hacen hasta medio día. La traída de estos japoneses costó al ingenio cerca de $ 12.000, suma ('11 la que aparecen incluidos los adelantos que f'l1é necesario hacer a los que venían del Brasil. Del Japón al Brasj'l,---se me ha dicho,-los j¡lpones no abonan sino medio pasaje, franqui-cia de que gozarán hasta que no excedan de 280.00-0. Actualme-nte, no alcanzan a 2.000. Del Japón a la Argentina, el pasaje exije un desembolso de más de $ 300.

En el trabajo, como he dicho, on rápidos. A pesar de que puede decir'e que están recién en el aprendizaje, realizan su tarea de cortar la 'caña (1.000 kilógramos) en algo menos de 8 horas. ¿ Estarán llamados los japoneses a substibuir a los indios chaqueños ? Difícil es afirmado o negarlo. El eñor Misao Kudo, japonés, con ocho años do residencia en la Argentina, rne ha manifestado que piensa realizar un nuevo ensayo en vasta escala trayendo nipones de F'ormosa y Okidabán, localidades en que la población se dedica con preferenc.a al cu-ltiv-o de la 'caña. En lo referente al r ultado de los hindús-i-los de la cabeza atada, como allí los llaman-ha ido malo. En Ia cosecha de 1912-1913, trabajaron hasta 400. HQy, no deben quedar sino unos 50 o 60. Son flojos y sumamente andariegos, Van y vienen, sin radicarse defillitivamente, andando 'por todos los ingenio. En la estaciones ferroviarias, se Ios ve en grupos, descalzos, excesivamente flacos. Se alimentan con menos de $ 0.20 por día, preparando una torta hecha de harina y de unas flor¿ amarillas que crecen entre los alfalfares. Viven en ranchos de zinc, in rnmjer s y in ningún contacto con lo restante de la población. Cuando recién llegaron, se les hizo un gran galpón. No han dado resultado ni en el trabajo de zafra ni en el de máqu'nas. S0 emplea a los que han quedado en la limpieza de máquinas y ,en quemar ramas, Son sumament« ahorrativos y uno de e-llos, días antes de mi .llegada, cambió un billete de mil pesos. Las ('ondiciones que el ingenio les hizo, eran buenas. A los cuatro años se les daría un pasaje 'gratis .para regresar a la India. Por razones de l'elig'ón, no 'CODeencarne de vaca. Se bañan con fr2'cue,nc'ia,pero no lavan SUI3 ropas . Con estos elementos se ha querido ubstilmiral indio. Digamos ahora que, conjuntamente con él, trabajan, además, los criollos y los chahuancos.

C¡.'iollos.-S(ln los criollos excelentes obreros no solo por su resistenCla para e1 t ra baajo i sino tam biien , por su a.damtaci aptación, a 1 e-l' rma. E 1


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BOLEl'!:\

DEL DEPAR1'A1JE:\'fO NACIOX1\.L DEL TRABAJO

número de Ios que trabajan en un ingenio, es sumamente variable. He podido notar, por las conversaciones que he tenido con los pasajerosde segunda clase del tren que me conducía, .,q~e en la ~poc.a de la zafra se opera, •.m Ia zona del azúcar, un rnovirniento de mlmg:,aciones semejante al que 0011rre, ouando las cosechas, en .la región cereal. Estos oriollos de Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago reeo.rren Ias :provincias nombradas y viajan hasta Tucumán en busca de los mejores 'salarios. Es una desgracia, 'para ellos, que el costo elevado de los pasajes no les perrrrita ir hacia los lugares en que, por falta de brazos suficientes o 'por cualquier otra razón, se abonan los salarios más altos. Puede ealeularse en 500 el número aprroximado de los que traJbajahan en el ingenio durante mi estad~a. Se les da casa. Págaseles $ 2 por tonelada de caña (1) y hay quien hace dos en el día. El salario se reduce en mucho porque el criollo es faltador al trabajo. He comprobado que abonan los solteros $ 5 por cada semana de p~nsión. Si. cal'culamos que este criollo tiene al fin del mes un ingreso de $ 60, (lo que no es difícil, calculand~ que falte varios días y que en los restantes haga una tarea supe~'IOr a 1.000 kilos) tendremos, que pagada la habitación y la. comida le quedará un saldo de $ 40 :por mes. Com? la ,zafra d~ra cinco mes~s, resultaría que el erio io podría, eoncluid a esta, retirnrse a su. p10'vineia con un saldo efectivo. Rarísimos Han los que consiguen hacerla. La virtud del ahorro les es desconocida. Como peladores, por la larga práctica adquirida, son eximios ". C.on un golpe de cuchillo arrojan por el aire a la caña hasta el SItIO exacto en que 10s «culateros» o las zorritas Decauville irán a buscarla para con.ducirl.a hasta el canchón del ingenio. . Al estudiar la condición de nuestro criollo, vienen a: la melnor~a ntos vertidos oor Gobernador de..,'I'ueumán (Mensaje x-- el señor ~ 1os ·concex-- .o vL'V> -ereando el Departamento Provincial del 'I'rabajo) y que dicen asi : «P,ero la gran industria mediterránea tiene, al lado d~ es:tos hechos materiales que se le refieren, la singularidad COnsIgUIe~te a. 'Sus ex;ogencias propias, en cuanto al trabajo humano que .l,a snrve : .desde luego, da lugar a formas peculiares de con0er:traCIOn} de ej,erc:..cio del miSl11;O, que deben el' atendidas en el carácter rebIOnal 'en que se :presentan. . ·;' industrial ha lozrado formar en nuestro pueblo una ,L a t ra d lc.on l L" '" • • ruptitud colectiva para las labores -que le conmernen, que hace casi

ndido que, después de mi visita de inspección, el precio de la (1) Tengo ente -tonelada fué elevado a $ 2.50.

17

POBLACIÓN DEL INGENIO

insw:;tituible el brazo del obrero criollo. Esta aptitud colectiva para &~ cultivo de la caña, como para 'el trabajo en las fábricas, que crea un medio social habituado y fácil, es por sí s-olouna fuerza económica que puede compensar en la zona subtropieal, de acceso difícil al inmigrante, hasta las desventajas de la situación geográfica con relac:ón a otros puntos más avanzados qua pueden aparecer como de mejores condiciones olimatéricas, pero de recursos insuficientes parl:futilizarlos. TeneUllOsasí, que la base de nuestro trabajo agrícola-industcial, es el obrero criollo, con el sistema de concentración que lo ha aeostumibradoa vivir en los ingenios y en las fincas agrícolas, en hab.taciones proporcionadas p-or los patrones o jefes de em:presas, de los que dependen en el mantenimiento de las condiciones de la alimentaoión, así como en la aceptación de un régimen disciplinario que llega a comprender no solo el orden del trabajo mismo, sino también en el que cierta forma reglamenta hasta su vida de fanuilia. Tan compleja situación no :puooe er indiferente para el Estado , :pues viene a afectar tanto al 'b:IC'll€lStar de la clase trabajadora como a su porvenir material y moral, como al vigor de la raza nnisma, por cuanto suscita problemas referentes a la salud pública y privada, a la educación de los hijos y a otros aspectos esenciales que le coneiernen, no menos importantes.» Cha.ht~ancos.-Son 1100 ehahuancos los obreros indígenas traídos de Bolivia. En Ja actualidad no es menester realizar ningún esfuerzo para fomentar la inmigración. Vienen solos. Creo, además, que en caso de que fueran a buscarlos. el gobierno boliviano exige un depósito de $ 500 por cada chahuanco, Amnque son indios, parecen constituir la aristocracia o la clase privilegiada de los autóctonos, Cuando están 'bien vestidos, fá-cil es eonf'undirlos con los regionales. Capataoes de cañaverales y jefes de máquinas, complácense en reconocerles gran Inteligencia, resistencia y adaptabilidad para el trabajo. Como defecto d(jll}linant~ ¡pooeen el aleohilismo llevado a un grado extremo. Sus rnujere ,-las cuñas,-les acompañan de buen grado en sus libacicnes. El lunes y el martes suelen faltar al trabajo, descansando la borrachera dominical. Sus mujeres Son limpias. Llevan. con elegancia el clásico tipoy de color púrpura o morado. Trabajan como OPerarios en la fábrica y en los tablones pelando la caña, Cuando la zafra tenmina, el chahuanco no se ausenta. Generalmente se queda uno, dos y tres años' antes de regresar nuevamente a Bolivia. Durante este tiempo se los emplea en trabajos de desmonte y en aporcar y desaparear la caña. Fueron antes, en número, los que en mayor proporción estaban. Hoy han disminuí do un poco. 2


19

POBLACIÓN DEL IXGEXIO

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BOLETÍN DEL DEPARTAiliEX'fO :'¡ACIO~AL DEL TRAB.\JO

Personal de las fábricas azucareras en la Provincia de Tucumán, que trabajó durante la zafra y cuota de seguros pagada por accidentes de trabajo en 1913.

de personas que trabajaron en los ingenios azucareros durante el año 1913

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220 130 550 20 162 23 371 22 580 42 315 15 365 20 386 10 137 4 250 10 68 5001 222 26 136 165 3 276 140 290 800 70 160 3 275 301 80 148 5 89 185 --

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Z Jng. Arnalia.

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Argentinos

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Ganan, con poca diferencia, lo que el obrero cristiano. Impreviso'es invierten en alcohol el mayor porcentaje de sus salarios. 1 ., Tales son los diversos componentes étnicos del ingenio. Oreo que para cOillplemie'lltarestas explicaciones se hace neeesaeio agregar los datos relacionados con 'el per onal de fábrica y 'el porcentaje diario de los indios .que concurren <al trabajo, tópicos que serán materia de capítulos próximos. Entre tanto, para cerrar el presente conviene indicar la población obrera que trabaja en los ingenios de nuestra zona azucarera, Loa datos que siguen se refieren al año 1913.

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1.200 1.200 3.000 962 -

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1.276 1.022 1.375.50 -

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1.000 -

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4.250 2.158.50

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1.000

-

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44 22 - 21.544 8.000

400 obreros

Un ingenio con. . . Provincia de Jujuy

-

.-

de Salta

8~

-

-

Provincia

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Ingenio número 1. 2. » » » 3. »

800 obreros » 5.150 »

6.164

Totales generales En 'I'ueumán . En Salta En Jujuy Total general.

15.579 400 12.114 28.093

Las cifras que anteceden deben tomarse como los mínimos del personal que Ia industria azucarera de las provincias del Norte emplea durante la época de la zafra. Los que se ;efieren a la Provincia de TU<'U'mánhan ido transcriptos de su último censo y, como loaleyenda lo advierte, sólo corresponden al personal de fábrica que no constituYe, como se sabe, sino una parte del personal que los ingenios ocupan. En lo 'que se refiere al trabajo del indígena, bueno es dejar constancia de que en la actualidad sólo se lo emplea en tres de los treinta ~ tres ingeníos que trabajan, La industria de 'I'ueumán y la de Salta a 'PresCIndido del indio que solo trabaja en dos' ingenios de Jujuy y en uno del Chaco. Las informaciones que he recogido, me permiten ~up~ner que, antes de unipar de años, los Ingenios de Jujuy trabaJ3Jran 'Pres cm . diten d o del indígena. . , \


Reclutamiento y transporte del desde el Chaco hasta el ingenio.

l'

indio

Creo que este informe será el primero en que se indique Ia forma en que se lleva a cabo el reclutamiento de los indígenas. El indio no va e,spontáneamente al 'ingenio. Es menester ir a buscarlo en el corazón mismo de la se.va, donde ha levantado. sus inestable s toldos. Algunos, por excepción, vienen solos pero en numero tan reducido que no vale la pena tomarlos en cuenta. Los ingenios, como he dicho, organizan expediciones anuales. Demás está decir que J'a vida de estos expedicionarios-e-conocidos en el Chaco con el ~ombl'e de «saoadores de indioss-c-corcen serios peligros. En este año pasado, el capátaz Mena y nueve de sus peones-expedición del ingenio «La Esperanza»-fueron asesinados en una toldería de tobas. El único obreviviente de la tragedia, trajo algunos detalles. Mena había dado a los indios todo lo que llevaba :tab8JCo, víveres, pilchas, dinero. La indiada, que accedió a marchar con Mena al ingenio, mostrábase inquieta. Mena, receloso, ordenó a su gente que no durmiera. Pasaeon la noche en vela con el winchester en la mano. Al día siguiente, los recelos del capataz se convirtieron en seguridades de asalto. En la toldería faltaban las mujeres, signo inequívoco que precede y anuncia la preparación de un golpe de parte de Ia indiada. Aquella segunda noche, debía, también, pasarse ven vela. Pero, al llegar la madrugada el sueño venció a los centineias. Los indios, entonces, 10's despedazaron. Los cadáveres fueron 'qUJem8Jdosluego. Sigue siendo una incógnita la razón que los indios tuvieron para producir aquella tragedia. Todos los años, a principios de diciembre, organízanse los preparativos de la expedición . .A!. fines de diciembre, la expedición se pone en marcha. Hasta hace dos años, el ingenio «La Esperanza» y el ingenio «Ledesma», enviaban, por separado, sus expediciones. Ahol'a, de las dos se hace una sola, ahorrándose así en los gastos y evitando la competencia en forma de mejores regalos. L a ex d'" pe 1C10n que trajo los indios ocupados en la zafra actua, 1


RECLu'rAMIEN~'O

22

BOLETíN DEL DEP.\RTAMENTO

·ali~. el 29 ~e diciem~r~ del año 1913 y regresó el 24 c~ mayo del corlle~te an? Necesitó, pues, cinco meses justos para llenar su cometId~. Entre capataces, mayordomos, peones y ayudantes, compol1las~ de u~os setenta hombres. Como medios de transporte, llevaron CIento cincuenta mulas, avaluada cada una de ellas en la suma de ciento cincuenta pesos. Nótese, pues, que solamente en el renglón «med.ios de. transporte», el capital empleado representó una suma de ve~nte mil pe,sos. La expedición lleva cargueros pero no carros. Alquilan estos ultimas que cobran $ 0.13 por el transp0.r:e de cada kilógramo de mercadería. Esta última, llevóse hasta «LImones» de la provincia de Salta. Es en Limones donde se establece. cada .año, el campamento general de la expedición. Los libros de la . .adrninietración-c-que fueron puestos a mi dis' poslclOn-me .. ,

I !I ,I/i I 11

y 'l'RAXSPOR~'E DEL INDIO

23

NACIONAL DEL TRAB.\JO

permitieron saber que la mercadería transportada, excepción hecha ~e 10'8 víveres, se componía de sombreros, camisetas, sacos, o.alzonclllos, chalecos, pantalones, bombachas, ponchos, géneros, tiradores, bramante, brin, pañuelos, rebozos, cuchillos, vainas, IienZ?S, frazadas, fajas, capotes de soldado (comprados a la IntendenCIa .de Guer~'a), jabón, sal. coca (hay muchos indios «coqueros»), harma, serr:lllas, percales, bombasí, franela, coco, merino, lona, Ioneta. medias, «crea real» (para hacer las carpas), carpas hechas, palos, café, etc. E¡ cargo formulado por estas mercaderías era por la suma de $ 50.000. No todas se gastaron. Limones, como antes dijera, es el campamento general. El grueso de la expedición, en efecto, se divide en Limones. Cada expedición sale con un Tumbo determinado a buscar indios entre las tolderías u?icadas dentro de su ector. La 'expedición a que me estoy refiriendo, despachó las comisiones que paso a indicar. La del Pilcomayo, salió de Limones el 12 de enero. Regresó en marzo 1.0. Oomponíanla veinte hombres y veintitrés animales de transporte. Da expedición del 'sur de Bermejo, hizo el recorrido que media entre Rivadavia y el kilómetro 620. Veinte hombres y treinta animales. Salió en enero 12. Regresó en 15 de mayo. Esta expedición fué infortnnada. Gastó mucho dinero y empleó más de euatro meses sin conseguir otro contingente que el de cincuenta indios. La expedición al norte del Bermejo, recorrió la zona comprendida entre kilómetro 600 y Pozo Milagro. Salió el 14 de enero. Regresó -el 8 de mayo. Componíanla 20 hombres y treinta animales de montado y tiro. Otra comisión fué a Colonia Rivadavia. Finalmente existe la comisión de inspección compuesta por los repre-

sentantes de los ingenios. Esta expedición hizo más de 200 leguas de recorido, yendo hasta el Pileomayo. Salió 'el 16 de enero y' volvió el 5 de febrero. Estaba compuesta por seis hombres y ocho animales. De Limones salió 'ellO de febrero y volvió el 20 de marzo. Recorrido, 200 leguas. Esta comisión de inspección fué la que hizo, en nombre de los ingenios, el contrato colectivo de trabajo con las autoridades ·mJilitares de la región, en representación de los indios. Descripta 'la parte general, entramos ahora en la parte más intensiva Y detallada de la forma en que se opera. Quiero decir antes que los datos que paso a consignar me han sido suministrados por las mismas personas que fueron a traer a los indígenas. Algunos de ellos, han ido ocho 'años seguidos. El mérito y el valor de sus manifestaciones, en consecuencia, no admiten discusión. Debe agregar aún que .las cifras que apunto las he tornado de los libros de Caja de la administración. El secreto de la conquista del indio está len dar y no en prometer. Si en el año anterior los indios han sido mal tratados, no volverán al ingenio, por más promesas que se les hagan. He aquí, seguramente, la razón que el ingenio tiene más en' cuenta para despachar al indio contento y satisfecho. El tra:to que le dé en este año, significará su venida o no venida en el año próximo. Como el indio tiene 'el hábito de pedir, el ingenio ha adquirido, poco a poco, el de dar. Si no da, no hay indios. Que el indio pide, no hay duda. El inspector Vidal tuvo que darles un «gran convite» para poder hablar con ellos: Yo debí pagar un peso y cincuenta centavos respectivamente por cada conversación y media conversación. El que habla es solo el lenguaraz; pero menester es extender el pago de un peso a cada uno de los treinta o cuarenta caciquillos que forman el grupo. Oada una de estas expediciones parciales, se orienta en el sentido de buscar tolderías. Cuando divisan un grupo de toldos, uno de los peones se adelanta para conocer la tribu y el número de sus componentes. Estos datos los consigue repartiendo algunos regalos. Con los datos. vuelve al jefe de la expedición, y la expedición, toda junta; marcha hacia la toldería. Antes de entrar en conversación, 'Se efectúa el convite. Consiste éste en ·el regalo de un novi1' o para cada treinta individuos o de una vaca para cada veint;.cinco. E esta medida la que, además, se sigue en el futuro como tIpo de racionamiento en marcha. Después del conviite, éntrase, con mucha diplomacia, en los tratos preliminares del contrato,


24

BOLETíN DEL DEPARTA:\IESTO

XACJONAL DEL TRABAJO

~ábilmente el indio expone sus quejas, dando a entender que este ano, en vez de trabajar se quedará a descansar en los toldos. Los chicos, 'están cansados. Los viejos no quieren morir en el viaje. Ademlá.s un buen número de los caballos que el año anterior les dieron en el ingenio, han muerto. Han muerto porque eran viejos y flacos. Inician las conver aciones y después de un largo rato, el indio, -!era sabido-termina por manifestar que irá. Ha llegado el mom:ento de haeerIes 'el regalo que sella el pacto de compromiso. Repartense entonces, manojos de tabaco fuerte. A cada indio (soldado) se les da dos. A los caciques, cuatro. Consumiéronse el año pasado en la expedición, 16.000 mazos de tabaco. Oada uno de elloa ti.ene 200 gramos. Sin incluir los fletes, cuesta cada mazo, al ingemo, cuarenta y un centavos. La acepta:ción del tabaco, da al contrato toda su validez. No hay contrato 'Sin tabaco ni hay tabaco sin contrato. Al reparto del tabaco-que el indio fuma 'con fruiceión, como si desease emborracharse 'con el humo-c-eigue, inmediatamente el 1'8parto de dinero. En efectivo errtrégase a cada indio un peso o peso y medio. A 'los caciques de segunda categoría, $ 2 o $ 3. A los capitanes, más. A las chinas, los viejos y los niños, algo hay que darles. Si cerca de la toldería existe un almacén, exigen un vale para la entrega de harina, sal y otros comestibles. Pregunté si les daban alcohol y me contestaron que no. Agregan que era como medida de precaución. El indio, cuando bebe, es peligroso porque se pone fuera de sí. De pués de todos esto regalos. usando siempre de diplomacia, es llegado el caso de interrogar al indígena preguntándole cual será la fecha de su abandono del toldo poniéndose en marcha hacia el ingenio. Su contestación es general. Irán después del carnaval. Pa:sa el carnaval, y no salen. Viene entonces un nuevo pedido de víveres y de regalos y dinero, a los capataces. Finalmente. eornprométense a marchar «para el año» fecha imprecisa y vaga. Los capataces, que han ·dado ya mucho, no tienen más remedio que perder tiempo para no perder al cliente. Por fin, un buen, día, la tribu dispone ponerse en marcha. Otro convite, Se queman los ranchos y 'levantan todo. Ese día dan el primer paso de la larga jornada que ha de conducirlos al ingenio. Es el viaje, mezcla de alegría y de dolor: Alegría porque los indios comen hasta hartarse. Dolor, porque en el camino quedan, lflJUlertos o moribundos, los viejos y las viejas cargados más de

RECLU'fA:\f1ESTO

y

TRAXSFORTE

DEL TXDIO

25

achaqueS que de años. A vanguardia, marchan los «punteros». Los indios que conservan los caballos-viejos y flacos por el mal cuidado-que el año pasado les dieron en el ingenio al hacerse el «arreglo grande» (Iiquidaeión final de haberes al terminar la zafra) J11archan en ellos .sin Ilevar absolutamente nada. Síguenles descalzas las desnudas chinas, más fuertes que los caballos que soportan a los indios. Son ellas las bestias de 'Carga.. Teniendo toda la resistencia en la cabeza-a la manera de los bueyes-llevan suspendida de ella por 'medio de una cuerda de chagüa, la carpa y el ajuar, los botijos de barro para el agua, las pilchas y todo lo demás. En brazos, uno o dos chicos. Caminando a la par, los mayorcitos. Los indios de a pié llevan en la mano, el ~rco y la flecha y el cuchillo con el que van «mielando», esto es, sacando de los árboles los «camaehuis> que las avejas silvestres llenan de miel. A retaguardia, distanciados, los viejos y las viejas. De vez en cuando, de la pequeña columna en marcha, escápanse unos gritos que aunque parecen de alegría, son de dolor. Es que los que pasan recuerdan que en ese sitio, el año pasado, dejaron 'Uno de los muertos que en vida perteneció a la toldería. La viuda o las viudas deben . entonces llorar. L~ jornadas, cuando la indiada viene al ingenio, on pequeñas, Sabe el indio que cada día tendrá su racionamiento. No se fatiga, pnes por llegar. ¿ Para qué ~ En cambio, cuando del ingenio regresan a la toldería las marchas son rápidas. El racionamiento es escaso, y además, las echichar-ras» que cantan en los bosques anuncian que los frutos del algarrobo se encuentran ya en sazón. Po]' el algarrobo, el indio abandonará todo. Su fruta le permite producir la bebida llamada «aloja». La aloja le permite borracheras diarias. Los dndios, pues, marchan de prisa. No sea el caso que los que han quedado en el Chaco 'e coman toda la algarroba y no dejen nada 'Para los que vienen en viaje. La algarroba es quizás, lo úni,co que mueve la apatía del indio, y aún asimismo, sólo la mueve a medias. No es el indio, en efecto, quien va a buscarla. Es la china la encargada de traérsela. Lo más que él hace, es esperar.a pacientemente. tirado de vientre en el suelo. La columna. en marcha, hace sus altos, mucho antes de caer la tarde. :\rientra el indio se tira a'l suelo, la china arma, ibien tirante, 1.0" flancos, la 'carpa de «crea real» , desmontable que los depositas del lDgenio le venden a ocho pesos. Viene entonces el racionamiento al t'po antes indicado. De una vaca se acan las siguientes raciones:


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BOLETf)/

DEL DEP.\Rér.\~{E)/TO

:'\AClOXAL

DEL TRABAJO RECLUTAMlEXTO

2 2 2 1 1 1 1

piernas hacen. . . . . espaldas hacen. . costilIares hacen. . pecho hace. . . . . cabeza hace. . . . espinazo hace. cogote hace. . . . . 'I'otal

de la vaca.

8 raciones » » 2 » 1 » 3 » 1 » 6 4-

25 racones

Si en vez de una vaca es un novillo, Ia división se opera 2 2 2 1 1 1 1

piernas hacen. espaldas hacen. costí llarss hacen. pecho hace. . cabeza hace. . . espinazo hace. cogote hace 'Total del novillo.

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así:

10 raciones 8 » 4 » 2 » 1 » 4 » 1 » 30 raciones

. Adviéntess que el racionamieneo es excesivo EQ indio comería, sin embargo, mucho más. Su hambre no 'se sacia nunca y por más ahíto que se encuentre puede 'seguir comiendo. El cuero de los animales sacrificados pertenecen por derecho, al cacique. En el primer boliche que a su paso encuentre lo venderá por cualquier suma y para comprar cualquier cosa. Del animal no se pierde nada. Las «achuras» sirven de alimento a la legión de perros sarnosos que sigue a la expedición. Los detalles son, sin duda, curiosos. El peón que acompaña al grupo tiene (fue distribuir íntegramente el animal en la forma indicada, Su deseo de quedarse para él, con un pedazo de carne, es irrealizable. El indio no toleraría que le mermasen su ración. Debe entonces eompr ársela, o lo que es más corriente, adquirir un cabrito o una gallina en las vivienda de los cristianos próximos. Puedo asegurar, porque he tenido los comprobantes a [a vista, que la última expedición costó alrededor o algo más de $ 14.0.000. Entran en esta urna que-parecerá exorbitante a los que no profundizan las pequeñas cosas-el crecido sueldo especial de los setenta expedicionario dnrante cinco meses largos, el valor de las mercaderías que Ilevan en grandes cantidades al' eampamsnto general de Limones y el racionamiento, en la forma indicada. Los comprobantes -de compra me hacen saber que. término medio, los

y

TRAXSPORTE

DEL lXDlO

27

novillos cuestan de $ 75 a $ 80 Y de $ 55 a $ 60 las vacas. -La expediciónde los «sacadores de indios» constituye además un buen pretexto para mucha gente. Es así que he tenido en mi mano curiosos comprobantes que justifican la entrega 'de dinero por hechos no menos curiosos. Un ·chaqueño cobró el importe de unas mulas que. según .dijo, habiale prestado a Mena, el capataz asesinado. Se las pagaron. Un juez de paz-e-cuyo nombre tengo anotado en mi libreta «ie apuntes-e-se pr entó la otro mayordomo rnanifestándole que entre los indios que Llevaba iban once que !te adeudaban $ 129. El dilema pre entado por el ju-ez de paz era irreductible . o le pagaban 'los 129 $ o de dejaban los indios. La deuda se pagó. No atino aún a explicarme cómo y por qué los desnudos indios de una toldería podían deber suma tan elevada al juez de paz de la localidad. Otros comprobantes justifican el pago a un chaqueño de la suma de $ 10 por «pillar» una mula. Era una mula de la expedición que se ha escapado. Voluntariamente un vecino del Chaco ha ido a buscarla, cobrando luego su trabajo. Los grandes peligros de la columna en marcha están constituidos por la existencia de boliches. Al Ilegar a ellos la jornada se interrumpe. Menester es hacer alto, y eornprarles 'por lo menos, harina. Poco /3, poco, las diversas expediciones, en columnas convergentes, van llegando con más o menos diferencia de días, a Limones. Allí tiene lugar el gran convite, uno de euyos números está constituido por el reparto de ropas, llevadas desde el ingenio al campamento general. Los indios descansan. Luego, en remesas parciales. son remitidos hasta el dngenio. En el ingenio, ubicados en lotes. Tal es, a grandes trazos, la forma en que <:f :rec-lutamiento y conducción de indios se verifican. El capítulo, sin embargo, no está concluído. Algunos nuevos detalles darán mayor color a esta página, hasta hoy 'desconocida, y tan llena de interés. sin embargo. Cuando los mayordomos se presentan a la toldería, cada cacique a egúrale que tiene mucho más de diez hombres. El mando obre diez hombres es lo que 'constituye la entidad cacique. Mientras la expedición está en territorio extraño al ingenio, tiene que tran j., giro Acepta, raciona y regala como a caciques a un crecido número de caci<lui1los que no tienen mando sino sobre cinco, cuatro, tres o dos indios. Si como a tales no se 'les reconociera, Ia toldería no vendría. He visto y leído detenidamente los partes. Veinticinco caciqnes y lenguaraz fueron admitido como tale trayendo solo


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11 ~I

BOLETí~

DEL DEPARTAME:\"TO XACIO:\"AL DEL TRABAJO

ciento veintidos soldados, A estar en la proporción (diez soldados por cacique) los soldados deberían ser 240 y no 122. Otro grupo (indios matacos) traían 52 jefes y solo 229 soldados en vez -de los 520 que corre pondían, es decir, solo la mitad. Este grupo recibió noventa animales como racionamiento desde el puuto .de salida hasta Pichinal. Eran los que venían desde más lejos. Veinte leguas arriba del kilómetro 620. Un tercer grupo solo tenía 51 indios para 11 jefes. Otro 12 jefes, para 48 soldados en vez de 120. Menos, pues, de la mitad. Finalmente, una toldería se presentó haciendo revistar como caciques a 31 indios sobre un total .de 135 soldados. La expedición parcial que vino del sur de Bermejo 'condujo solo 40 indios tabas para 10 caciques. Fué una expedición 'aesgI'aJciaJda porque los tabas se negaron este año a salir. La venida al ingenio de estos 40 indios y 10 caciques, costó de 12 a 13 mil pesos. Insisto en afirmar que estos datos los he obtenido después de una prolija revisación de los libros que la administración del ingenio puso a mi disposición. Agregando detalles anoto que lo chaqueños cobran a los de la expedición un determinado precio de pastaje diario por cada una de las 150 mulas a que antes he hecho referencia. Dícenme los expedicionarios, que de tres o cuatros años a esta parte, las dificultades y los gastos preséntanse en mayores proporciones. Antes, para los dos ingenios antes citados, traíanse hasta 4.500 y 5.000 indios de trabajo (sin contar 100 chinas y los osacos o niños). Hoy, no vienen sino la mitad, a pesar de que los ingenios se esfuerzan-por propio interés-en despachados lo. má contentos posible. No entro-s-por no penetrar al campo de las puras conjeturas-a explicar el por qué. Como opinión puramente personal, indico la de que el indio viene al ingenio atraido, más que nada, 'Par ~Iaafición 13, la caña de azúcar. Si se le prometieran grandes salarios en cualquier otra clase de trabajo, pienso que no aceptaría. El salario, para el indio, es de una evidente relatividad, La extensión del salario responde a la existencia de las necesidades físicas, moral es e intelectuales. Desgraciadamente, el indio desconoce las dos últimas y en cuanto a sus necesidades físicas, son bien reducidas. Ni necesita casa, n~ lecho, ni ropa. ¡, Qué puede d!ecirle el salario 1 Esta opinión, francamente pesimista respecto de la iucurable manera de ser del indígena, me permite sentar la suposición de que 10'8 ingenios tendrían todos los indios que quisieran si en vez del salario que hoy les abonan, parte en dinero efectivo y parte en mercaderías, les diesen alcohol y armas y municiones

RECLUTAMIENTO

Y 'rR.~:\"SPORTE DEL IKDIO

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de guerra. Si no trabaja para eso ¡, qué interés puede tener el indio en trabajad Tal vez el que antes he dicho: comer golosamente caña de azúcar a discreción, hartarse de carne de vaca y de novillo y adquirir, después del «arreglo grande», un caballo que, bueno o malo, morirá poco después como con ecuencia del pésimo trato a que lo someterá. Estas opiniones puramente personales, no coinciden con 1as que generalmente se vierten; y nadie se atreverá a verterlas, sin duda, una vez que el indígena dand~ los primeros pasos en Ia senda de la <Civilización, deje de ser lo que es y merezca el título de obrero o ·de trabajador. Hoy, no lo es. El presente capítulo puede ser terminado agregando que desde Limones, en grupos parciales y a medida que van llegando, se despruchian los indios al ingenio; y formulando un dnterrogante : con el dinero que a los ingenios cuesta el reclutamiento y transporte de 'la indiada ¡,no podrían traerse otros obreros ~


Contrato reglamentario del trabajo los indígenas en los ingenios de Jujuy.

El contrato celebrado entre las autoridades y los representantes de los ingenios, dice así:

"

de

milrtan-es del' Chaco

({En el kilómetro 612 del río 'renco a los veintiocho días del mes de febrero de mil novecientos catorce, los suberiptos debidamente autorizados: Jefe del regimiento 7,° ,de caballería de línea teniente coronel Marrano Alráoz de Lamadrid, en representación del señor Jefe de las fuerzas en operaciones en el Chaco, el señor H. Gifford Stow:er por el ingenio «La Esperanza», Leach's Ar, gentins States Ld, y el señor Ramón Outón por el ingenio «Le desma», Nueva Compañía Azucarera y Refinería Ledesma, y como testigos de todo lo actuado los señores: Ingeniero Ferman Schach, el subcomisario de pojicía Fronteriza de Formosa-don Páb'10 'I'aroni, el señor Harry Lass y como secretario de todo lo actuado el capitán del regimiento 7.° de caballería de línea don Ramón Galán, dejan constancia escrita en 'la presente actuación «contrato» de las condiciones por la que los ingenios representados sé comprometen a conchabaea los indígenas de los territoriosde Formosa y Chaco, Como asimismo a abonar los sueldos .en la cantidad y forma que en el presente contrato se detalla. Quedan también establecidas las condiciones que deben regir para la trata, marcha, paga, racionamientJo y licenciamiento del in dígena, corno su clasifi " caClOn en categorías según rango y edad. Igualmente se esta-' blece el horario de trabajo. Formas y condiciones, las que, a continuación se pasan a detallar en artículos separados». Artí'0ulo 1.o-El indígena 'para todos 10s efectos del conchabo en. los ingenios" queda clasificado en ocho 'categorías con el sigUIente pago en cruda una : a

1. categQría. Capitán grande o sea el cacique mayor que se conchabe 'POTIo menos con diez caciques menores y de los cuales


32

BOLETíN

DEL DEPARTA)iEXTO

XACIOXAL DEL TRABAJO

es jefe, debe pagársele como sueldo mensu~l $ 65.00 sesenta y cinco pesos en efectivo, más $ 105.50 ciento cinco cincuenta en merc~derías o sea un sueldo mensual total de ciento setenta pesos con cincuenta centavos. ' 2.a categoría. Cacique menor, jefe de diez soldados (indios) ganará como sueldo mensual $ 38.00 treinta y ocho en efectivo más $ 61.40 sesenta y un pesos cuarenta centavos en mercaderías o ea un sueldo total mensual de $ 99.40 noventa y nueve con cuarenta centavos. 3.a categoría. Soldado o sea el indio mayor, ganará como sueldo mensual $ 25.00 en efectivo más $ 31.80 treinta y uno y ochenta en mercaderías, es decir, un sueldo total mensual de $ 56.80 cincuenta y seis pesos con ochenta centavos. 4.a categoría. China o sea mujer mayor, ganará mensuaJmente $ 24.00 veintieuata-o pesos en efectivo más $ 23,60 veintitrés pesos sesenta centavos .en mercaderías, es decir, un sueldo total mensual de $ 47.60 cuarenta y siete pesos con sesenta centavos. 5.a categoría. Pertenecen los muchachos y muchachas de trece a quince años ganarán el mismo sueldo y en igual forma que las de categoría cuarta. 6.a categoría. Pertenecen los osacos o sea los muchaehos y muchachas de siete a trece años, quienes ganarán un "sueldo mensual de $ 12.50 doce pesos cincuenta centavos en efectivo más $ 10.00 diez pesos en m ercaderías, es decir, un sueldo total mensual de veinte y dos pesos con cincuenta centavos, 7·.a categoría. Pertenece el lenguaraz del capitán grande y ganará el mismo sueldo pagado en igual detalle y forma que para la categoría La 8.a categoría. Pertenece el lenguaraz de cada cinco caciques menores y ganará el mismo sueldo en igual forma y detalle que los de la 2. a categoría. Ant, 2.0-En el cuadro número 1 adjunto. se detalla la forma en que Ios ingenios Ledesrna y La Esperanza, 'se conuprometen a efectuar la paga de sus sueldos al trabajador indígena clasificado según las categorías establecidas en el artículo uno, Art. 3.0-El ahorro mensual en dinero y mercaderías indicado en el cuadro número uno y acumulado en la partida especial, sólo se Ies debe entregar al indígena, una vez que termine los trabajos de" ingenio para que fué conchabado, y para que responda al fin deseado, dichos ahorros le serán entregados el mismo día que fuesen a marehar tpor F. C. a las estaciones de dislocamiento.

COXTR"~TO REGL.\i\JEXTARlO

DEl,

TR.\B,~JO

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Art. 4.0-Los ingenios Iredesma J' La Esperanza, por int'ermedio lUlico de sus «depósitos almacenes», deben hacer entrega directa al indígena de la parte de 'su sueldo mensual que en mercaderías le corresponda y que, a entera voluntad, el indígena desee adquirir, Igualmente los ingenios deben hacer entrega en mercaderías correspondientes a! lalhorro establecido paca cada indígena, entrega que ésta debe ser a amplia elección y para lo cual «en el arreglo grande» sus depósitos almacenes, deben estar provistos de prendas de vestir, abrigos, equipos, víveres, herramientas de labrauza, ganado de cría y silla con preferencia burrros y burras. Art. 5.0-Como, el ahorro total en dinero establecido para cada categoría tiene por objeto primordial que el indígena al llegar a sus "hogares de regreso de sus trabajos tenga dinero con que atender sus necesidades de vida, durante el período de receso de los trabajos de ingenios y especialmetne, motivar envidia en aquellos otros indígenas que carecen de "esos reeursos por no haber concurrido a 'los trabajos. Piara hacer efectivas esta-s ventajas los ingenios se comprometen a entregar al 'indígena, primeramente, el ahorro en mercaderías y después sus ahorros en efectivo, evi-tando en todo lo que en ellos dependa, el que los indios malgasten esos ahorros. Art. 6.0-Para poder las tropas militares y autoridades civiles fiscalizar el estricto cumplimiento de las disposiciones prohibitivas del comercio directo con el indígena y especialmetne el que éstos sean explotados por los comerciantes del' tránsito y los ambulantes, quienes aprovechando la ignorancia y vicios del indio les venden o cambian las prendas y otros efectos, con un lucro inícuo y llegando hasta venderles armas y pertrechos de guerra, los ingenios se comprometen a comunicar en carácter oficial, con treinta días de anticipación a~ señor jefe de las fuerzas en operaoiones en el Chaco, la f.echa en que ellos iniciarán' el licenciamiento de los indios, para que la citada autoridad, tome las providencias pertinentes. Art. 7,0-Los ingenios se comprometen a comunicar al señor jefe de las fuerzas en operaciones en etl Chaco, con treinta días de anticipaJción la fecha de la salida de sus empleados a la recluta de indígena:s en los terr itorios del Chaco y Formosa. Art. 8.0--.1;os ingenios se comprometen a conducir por intermedio de sus empleados, a los indígenas contratados en su marc~a de ida y vuelta de 'las tolderías a los ingenios y a darles el lSlguiente racionamiento de marcha por hombre: para la marcha 3


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BOI,E'fiN

DEL DEPAR'I'.DIE'<:TO

NACJO:-':AL DEI, TR.\B.\JÚ

de ida al ingenio, diez kilo de carne por fracción de quince leguas de recorrido, cincuenta centavos en efectivo por cada veinte leguas, más un kilo de harina por cada treinta leguas. Para la marcha de regreso, cada hombre deberá recibir: diez kilos de carne por cada veinte leguas de marcha. El racionamiento y dinero entregado para la marcha. de ida y vuelta no debe gravarse al sueldo del indígena en forma alguna. .Art. 9.0-Los ingenios se comprometen en hacer vacunar a los indígenas al ingresar a sus propiedades, como también a no cobnar el racionamiento del enfermo corno tampoco la asistencia médica. Art. ID.-Los ingenios se comprometen a que el trabajo del indígena jamás no exceda de ocho horas diarias. El mes se cuenta por treinta días trabajados. Ar-t. n.-La superioridad, se reserva el derecho de enviar personal militar a los ingenios Ledesma y Esperanza, a los efectos: de fiscaliz-ar el trato qne en ellos se da al indígena como así, el extricto cumplimiento del presente contrato. Siendo de un beneficio común los fines que con este contrato se desea obtener, las fuerzas en operaciones en el Chaco, cooperarán a su mejor éxito en la forma que la superioridad lo determme. Art. I2.-El presente contrato, se hace por cuadruplica do 3; fin de que un ejemplar le sea entregado al señor jefe de las fuerzas en operaciones en el Chaco, otro ejemplar al teniente coronel' don Mariano Aráoz de Lamadrid, como jefe del regimiento 7.° de' caballería de línea, otro ejemplar al representante del ingenio> «L desma» y el otro ejempílar al representante del ingenio «La Esperanza». Constando el presente contrato de doce artículos escritos en diez folios útiles más un «Cuadro demostrativo» número uno y que corresponde al artjculo número 1 y va rubricadocomo así cada uno de los folios de este contrato. Se hace constar que la diferencia en el número de folios de Los: cuatro ejemplares de este contrato SOtO se produce por haber sidoescrito por distintas personas, mismas que actúan en él. Leídos que fueron los cuatro ejemplares y estado en completa conformidad la firman y rubrican las partes actuantes en presencia de los testigos que firman. .

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L Sto~~1'.-Representante de «Leach 's Arge~tine Estates P~~~l ~rf Compañía Azucarera y Refinería IJede nia, R, Outon=: de L je e ~e las fu~rzas en operaciones en el Chaco, Mariano A¡'áoz t ti amad1'~d.-T<emente coronel jefe del C/7.-Fennall Scluicti es :>g,o.-Pablo Ta1'oni, Sub-eomisarío.c-Ants mí. Román Galán' capitán. . , Fundamentos del contrato que antecede, El teniente coronel Lamadrid explica, en la nota que a continuación se registra, los fundamentos de cada artículo del contrato

Presidencia Roca, marzo 16 de 1914.

Seí'íor jefe de las fuerzas de operaciones en el Chaco.-ResiJo,tencia, R,ecibido su radiograma número 46, cuyo tenor transcribo: «Resistencia, febrero 16 de 1914. Señor jefe C/7, RoCA.

Número 46. Vi to su radiograma 746 Creo anás acertado que usted se traslade al kilómetro 612 directamente, a fin de entrevistarse con el señor Stower y arreglar de la mejor manera posible la contratacione de indios que quieran trabajar, los que deberán ir en mayor número posible, haciendo entender bien a los que queden, que serán severamente castigado lo ;(}¡ueproduzcan algún hecho delietuoso. Tanto a la ida como al eegreso debe usted llevar el número de tropa que sea conveniente, tratando de dejar ;r.eforzada y bien fuerte la patrulla del capitán Galán. Deberá usted también tener al corriente a este comando de cualquier resolución que tome y de la' que lleguen a convenir- con el señor Stower.» ' El día 17 de febrero a las la p. m,, me 1pllileen marcha de este H~antonarrúento para el kilómetro 612, donde l1egué en la mañana del día 22 del mismo rnes, juntamente con el señor Stower, quien lh de Limones me había anunciado que para ~e día llegaría al kilómetro 612. Entrevistado el mismo día 2 con el señor Stower, adnaini 1irador del conchabo de indios por el ingenio La Esperanza y con el sefior Autón, del ingenio Ledesma, una vez de conféranaase él que si estahan facultados para firmar un contrato por el cual se estipulasen lH~ condiciones, únicas por las (males 'P'Odrían conchabar los indígenas para los trabajo de ingenios y habiéndoles notificado mi debida autoriz" . . acion de ese comando para formular en detalles las condICIones escritas del contrato a efectu~,

les expresé, que el día 23 a


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BOLETíN DEL DEPAR'fAMEXTO

las 6 p. m., tendríamos la primera las bases del contrato a formular.

XACIONAL DEL TRABAJO

reunión

a los efectos de discutir

El mismo día 22, el 23 y 24 me fué necesario emplearlos en recibir las quejas de los caciques, oirles us 'explicaciones como se les pagaba 'en los ingooios, ver mluchas de las prendas que los indios me expresaba~ haberlas recibido. de los ingenios como paga de su trabajo, y especialmente, interpretar sus necesidades. Debo hacer presenta, como ya lo comuniqué a ese comando en mi ' telegrama número 9, que solo me fué posible sin pasar a medios violentos, el hablar COtU los caciques préneipales de las tribus de los matacos, ,pilles los tabas, desde los primeros días del mes de febrero habían pr.onunciado su concentración al sur del Río Hermejito: desde las 'inmediaciones de Misiones, Nueva Pompsya hasta el sur del fortín Wames y que desde el principio de las n;vedades en el kilómetro 612, los éndios tabas solo habían llegado hasta el Palo Hachado y 'las inffiledi'aciones del fortín Átb-enales, pues el Río Bermejito, desde sus nacientes hasta el fortín W:ilde, es el limite norte de Ia región por donde ellos merodean. Distanciados los indios tobas más o menos 100 kilómetros del 612, no me fué posible tornar comunécación directa con sus caciques, dado que Ia mdsión de las tropas de este regimiento esiiabaconcretada por orden de ese comando a obrar en el kilómetro 61r2, sin fraceionarse. Los indios matacos que merodeaban en la margen norte del Río Teuco, desde el kilómetro 800 hasta el kilómetro '500 con más o menos alguna desconfianza propias de su modo de ser, concunrisron sus caciques mayores y caciques a [a eitaoión que les había dado en el kilómetro 612. N'Ü obstante que la dificultad mayor, tropezaba por la cuestión intérprete, me fué posible tomar nota detallada de sus quejas, reclamos y pretensiones. Detalles éstos que los puntualizaré pOT nota separada. Enterado ya de lOS menores detalles y visto que ese comando había aceptado las líneas generales de los oontratos,que ya con fecha 9 de febrero había formulado y transmitido en formas de directivas al capitán Galán, tomé como base esa, mi primer idea, y fo'rmulé el contrato, que en la reunión definitiva del día 25 fué discutido por los representantes de los ingenios, pero en conclusión aceptado en todas sus partes y con plena conformidad. '

Los distintos artículos por separado y en algunos y rectificaciones por parte conferencias con ellos me

del referido contrato fueron disootidos de ellos fué necesario obtener aclaraciones de aquellos caciques que en las (lris,tintas habían denotado mayor inteligencia. El

FU:\'DA MEWfOS DEL (O:\'TRA'l'O

QUE AN'fECEDE

to adJ',unto formulado por ouadruplieado consta de doce artícucon t r a . orres.pondiendo al artículo número 2 un cuadro demostrativo los, c le detalla la forma en que debe efectuarse la paga de los ueldos qr horros. Como introducción e citan las partes actuantes que deben Yfa ular el contrato, desógrración de testigos sin impedimento de orm . ifi , , ley, como así la designación de un -e~reta,r:o y se especi reo en sm. las condiciones por las que los ingeruos representados se comte-IS, e rometen a conchabar a los ,indígenas. p El artículo número 1, clasifica el indígena en eeis categorías y en dos a los lengruaraC'es. , Esto fué 'ind::;:pensable, puesto que solo en el presente 03180, erei necesmrio mantener Ia autoridad del rango «cacique» quien, con la paga que se le ha obtenido, siempre tra~ará de 'pre.;;'I~lIt¡;rOe a los tr~. bajos de ingenio con 'el número de cac:ques e indios que se ha estipulado sea nee esari o para gozar de ese sueldo y que con toda detención les fué eXfllLcado. Se estableció una paga especial para el cacique menor, con el objeto de que, estimulado en esa forma, también eoneurran a los trabajos el mayor número posible de indios. Al indio, como V. S. V'erá,e le obtuvo una paga mensual de pesos 56.80 moneda .nacion al, de los cuales, pesos 25 son en efectivo y pesos 31.80 en mercaderías. Para la china o sea la mujer de trabajo, se obtuvo la paga mensual de pesos 40.60 moneda nacional, de los cuales pesos 24 son en mercaderías. Especialmente insistí en este punto y exigí a toda costa, tan buena paga, para la eh-na, porque la pobre a pesar de ser tan buena, o mejor trabajadora que el indio, corre 'con todos los trabajos del hogar y ella 'es la que más quejosa estaba, pues,en los viajes de ida y vuelta a los ingenios, conduce suspendido de la cabeza un peso no menor de cincuenta kilos, compuesto ese bulto por los distintos, accesorios que constituye su alojamiento, bienes y alimentos, fuera del hijo, que no puede marchar y que no entra en este peso. Para los menores de edad, formulé dos eategorías, la 5.a y la 6.a, porque los representantes de los ingenios,no aceptaban establecer una categoría única, tomando la menoría de edad para los de ambos sexos de ocho a diez y ocho 'años y porque bajo ningún punto de vil'ta era posible dejar de 'estillllular en forma eficaz al menor de 7 a 18 años, para ver, i habilitándolo desde esa edad a obtener un fruto pecuniario por su trabajo, modifica los hábitos innatos de su r~za, y al llegar a la mayoría de edad, se amolda al trabajo convenClelo de su beneficios. ••


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BOLETÍX

DEL DEPART.UIEXTO

FUXD.\ME)¡TOS

XAClO:<1AL DEL TR.\B.\JO

Además, teniendo presente, que en 'el indígena la familia está c~mstituída por un indio mayor, dos mujeres por lo menos y casi siempre de dos a cuatro menores y como el amor al hijo tan característicamente expresado en caso' eventuales, es un acto irracional, pue- el hábito sui qéneris de estos indígenas, que en el toldo cada cual come lo que tiene, pues he pod.do presenciar al haeerles varios ob equios de akrnentos, que el padre o la madre, no ob tante su aparente cariño, 'el tener dos galletas en una mano y estar comiendo otra, le quitaba a u hijo la que él llegaba comiendo a su lado mo. ' tivos todos estos por los cuales persistí en la paga del menor. clasificados en dos categorías. Siendo hábito en lo indios, que para toda su intervención con los cr: tianos, el que el cacique mayor tenga su lenguaraz y que los otros caciques menores tengan los suyos, fué necesrurio definir el rango 'de cada lenguaraz y obtener éste 'una muy buena .paga para que, como tratándose de indiv.duos que hablan nuestro idioma por haber estado muchos años entre gente y siendo por lo general hombres conscientes de todos sus. actoe y m uchos de ellos indígenas immlados, pueda la justicia obrac con todo rigor sobre estos individuos sui qéneris, pues iéndoles bien recompensado su trabajo, jamás les será perdonado eludan concurrir a ellos o hagan propaganda contraria al mismo. El artículo 2.° trata en detalle de cómo los ingenios Ledesma y Esperanza, quedan comprometidos a efectuar la paga al :.ndígena en sus 8 categorías, paga la cual queda perfectamente definida, cuanto es lo que debe .p·agársele en efectivo y <manto en mercaderías. Los representantes de los ingenios rechazaron con argumentos muy razonables, dado el carácter del indio, el darles el rancho ya pre- . parado. El que suscribe, prefirió que el racionamiento se diera 'en efectivo. para .que el indígena adqu.eiese 100 alimentos que fuesen de s~· agrado sin imposición de -ela e ni condiciones. Un simple 'examen demostrativo del cuadro número 1, pondría a V. S., de manifiesto los distintos detalles y paga parciales que con nombre de especiales ya está aecstumbrado a recibirlos y para su mejor estímulo y que puedan adquirir los efectos que fueran de su agrado, obtuve que el sobre sueldo, si así se puede llamar a la .gratificaciónpor los seis días trabajados, se le diese eJn efectivo. Igualmente se establece otra recompensa con el nombre de bonificación par los treinta días de trabajo, independiente del e tí mulo establecido para los sei día. No me fué posible obtener que los ingenios <DOcobrasen al indígena el consumo personal y diario que hace de caña e[ indio, pues no dejará V. S. de comprender el que el

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. Ii ena en su faena esté continua:mente masticando caña y que . d 1 . ello elige la mejor que tiene a mano y que, e esa cana so o pala . .' .:l.: • aprovecha el trozo más nutritivo, deJando como desper~clO sus extremos. Además de esto, es hábito ya difícil de remedl~rlo que al retirarse de SU trabajo diaeio el ,indígena se lleva dos canas, cosbre ésta la que habiéndome expresado los repr eJntantes de los tUlll' 1 1 . di . t ingenios la imiposibiiidad de que dejen de h3lOO1' o os III 100; m -enc;onalmente les propuse a varios indígenas, que en "',ez de H<elVarse os cañas se les dacía un poco de maíz u obro artículo, a lo que esas d , f" manifetstaron la más completa di13conformidad, pues, egun m informado, con esas cañas elegi das , -elloseill us told.os. reunen to~~ la sacada y por medios primitivos obtienen un .prempltado alcohólico. Expresamente queda tipu1ado .un anticipo ,en, mercaderías a debitar~ según cantidad expresada en el cuadro numer? 1, y ello lo es, para que el indígena pueda obtener prendas de vestir antes de lDC 19

llegar al ingoenio. . Dado 'el carácter deseontento Y des,confiado del indígena, ha sido necesario mantener lo que ellos llamaban regalo y que in alusi.óJ?, ni prejuicio, puedo expresar a.V. S., que venía a constituir la única paga del -indio. ..' Como de un pricipio, y una vez salvadas- las resIstenCIas por parte de los ingenios al aJUlffientode la paga, me dí cuenta de lo que menualmente había obtenido para cada categoría, les ba taba y sobraba para atender sus necesidades, mientras estuviesen, en tr~baj,os y dado que no había sido po:,¿ble pretender tener rseluido al indígena para que no malgastase u dinero, les formulé un a~orro acumulativo el cual ha sido constituído príncspalmente con dmeros 'en efectivo' que recibe y partes de las mercaderías. CO'IlliO V. verá, se le ha establecido un muy buen ahorro en dinero po-r los cinco meses de trabajo y más que suficiente cantidad a recibir en mercaderías, H~gando así a obtener un ahorro total que .el examen del cuadro nu-

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mero 1 lo pone de manifiesto. . El artículo 3.0 Io motivé especialmente para garantir se efectuase tal ahonro y .e:;pecialmente se determína en él que la paga final debe hacerse prinierannente el saldo de las mercadería:s que le corresponde y después recién sus ahorros en dinero, -esto lofué pam evitar que el indígena al verse con dinero lo mIaJ1gas,tas,eh~ciend:o compras ~e a,t'tíeulos que después tendría que oreci:bjr de la ID] rna clase al iPeIl'Clbit' el saldo en mercaderí-as. . Hacer entrega al indítena de una parte de SlU uoldo en mercaderías, comprometidos como quedan los ingenios a entregada a entera eleceión del indígena, de us propios «Depósitos-almacenes» y


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BOLEl'f~

DEL DEPARl'.I.MS~TO

XACIONAL DEL l'R.I.B"I.JO

d..e.las clases estipuladas en este m.ismo contrato, será siemprs bene~lCI?S?para. e~ indígena, pues obtener toda u paga en dinero para un mdlvlduo VICIOSO .por ex'cehmcia y que SU único anhelo es obtener un .arma de f . ., . . . ue~o y mnmeion de guerra, he considerado conveniente evitar dlSipuSIese de tanto dinero, el 'que vendría a motivar un aumento al comercio furtivo de armas con el indígena, el que ambos l'epresentantes de los ingenios me han expresado, que comerciantes turcos de fa provincia de Salta Io efectúan anualmente a toda costa El 3J~tí.culo 4.° detalla la forma en que los ingenios quedan com~ ~rometJd{)s a entrega,r directamenteeHos por medio de sus «DepósItos-alm~ce~'es»,. las ~rca:c1erías qme deben entregarse 'al indígena, pues, E?e mi objeto prImordial af evitar los titulados «habilitados», comerC1~n~es 'que se establecen a ínmedaeionae de todos aquellos estableClllll'entos que dan trabaj o al l·n·dl'gena y q e el' . u orno e mgenio La: ~alma:s, no s~n más iqus simples empleados del e' tablecimiento y. urucos que reciben los pagos 'en bonos y entonces, esos mismos dme~os vuel;Tell a su otl':gen de salida, Igualmente queda esta;blec:do e~ dicho artículo, el que en sus «Depó:s.itos-allIljUeenes» de cada inge~1O.~.eben p~ove'€il'separ~ la venta al indígena de prendas de vestir, a:br:oos, eqUl~Os, herramaentas de labranza, víveres, ganado de cría y silla, espeeialmsnta burros y burras.

He puntualizado con preferencia el detalle de burros y burras porque es, el ganado 'que más ressts al tan mal cuidado que el :ndí~ g~na le da y porque es el .más apto para que en sus viajes a los ingemas lo c~rguen las chinas con todo su pesado equipo de viajs. ~l arÍlculo 5.° fué expresamente puesto para recalcar el fin que entiendo, deben Ias fuerzas nacionale3en su misión 'en esta frontera al~anz3!r del indí~ena, es decir, el estrechar para cbligarlo, a qu~ dejando tempo.rar:a'l1l'ente su vida nómade, concurra al trabajo para: a) Pasar mejor alimentado y vestido unos cinco meses al año. b) Obte~elr e~ lo po~ihle una 'cantidad de dinero con que pasar el r~sto del ano, sin acudir al robo de hacienda a los pobladores y espeeialmenta rpor~ue .el número tan elevado de indigenas que merodean. ~ .ambos territorios, (50.000) según datos fidedignos, jamás podrán vrv.r ~e las rrquezas natJur.ales de estos t·er.ritorim, pues toda aquella zona rica en recursos de VIda, es la que tiene agua potable y en ella es la ,~ue el poblador g·anadero busca con pref'€lrencia y que, como he podido 'constatar, el. varonil saiteño, desde la precordiUera, palmo a pah~Jo se lo ha :onqlUsta~o desde Ias nacientes del río Pücomayo y los origene del rio Bermejo hasta el kilómetro 520 del río Teuco en ambas .márgenes, y hasta el fortín Warnes en las márgenes del río Bermajitn, es decir, unos een kilómetros al oeste de los citados ríos en el fortín Lav,alle.

FUl\DAMEl\TOS

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El artículo 6.° tiene por objeto rprimord:·al dos cosas. Una el conoómiento de vida y con toda anticipación, Ique las fuerzas militares de stos territorios deben tener, de que ·a sus \S~ctores van a .volver los indios que los habían llevado para coneurrrr a los brabajos ; el otro punto es el que puedan las tropas militares y que con suma facilidad puedan hacerlo, evitar que los comerciantes ansbulantes <exploten al indígena con u tráfico .inicuo y les vendan armas de guerra. . .. El artículo 7.° tiene por objeto dejar comprometidos a los mgemos a que en lo sucesivo y con treinta días de anticipación, comuniquen al comando de las fuerzas en operaciones en 'el Chaco, para que tengan su debido <conocimiento, .que van a efectuar contratos 000. los indios que merodean en su sector y 'que directamente dependen del comando. (El artículo 8.°, Io motivó a los efectos, de que acompañados los indígenas por Los capataces de ingenios, se eviten en lo 'posible los robos,que en sus viajes acostumbraban a hacer los indígenas y para evitar que los indios excusen los daños, con el pretexto de que los hacían por no traer o no tener otra .cosa que comer. Y para confirmar estos deseas ha quedado estipulado un racionamiento de marcha, más que suficiente para el indígena, racionamiento el cual obtuve no e gravase en forma alguna al indígena y ello queda expresamente establecido 'en el 'citado arti ulo. El artículo 9.° Io formulé basado en razones humanitarias y especialmente rpara evitar 'que el indígena, (individuo sucio y antihigiénico) en sus viajes de ida y vuelta, al <cruzar las poblaciones, contamine al poblador con una de Ias enfermedades que tanto estragos hace en estos territorios: la viruela. El artículo 10, 10 motivé 'expresamente ¡para que la superioridad, pueda fiscalizar el debido eumplinuiento de este contrato y el trato que en el ingenio se dá al indígena, pues, para ello, queda expresado en 'el citado artículo, que la superioridad se r8SeJI'Veel derecho de enviar personal rniditar a los ingenios Ledesrna y Esperanza a los efectos del la fiscalización ya expresada y que a nni opinión se hace indispensable para el mes de mayo y tan pronto avisen los ingenios 'qme van a licenciar a los indígenas, 'a fiscalizar 'en 'el mes de marzo la trata y paga parcial y en septiembre loa paga final y entrega de ahorros. En la última parte del citado aa-tículo,' creí un deber no detallar la cooperación 'que darían las fuerzas militares, no ob&t~nte .las reiteradas exigencias de parte de los representantes de mgemos, cual sería esa cooperación y solo me concreté, como lo expresa la


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BOLETíN

DEL DEPARTAMENTO

NACIONAL

DEL 'fRABAJO

let~~ de la"citada parte del ar'tíenlo, a dejar constancia que esa ccoperaeion seria en la forma que Ia autoridad determinara. El artículo trwta simplemente de detalles de forma para dar todoel valor legal al contrato estipulado y el cual al er firmado porlas partes actuantes, dieron fe de la Iegalidad de las firmas lQS tres vecinos más caracterizados de aquellos lugares. ' Esperando que el ip'resente contrato satisfaga las necesidades del mejor servicio enoomendado al comando de las fuerzas en operaciones en el Ohaco, al elevar el contrato adjunto, doy cuenta a V. S., de hab.er cumplimentado su orden de formular con los representantss de ingenios, las condiciones por las cuales se efectuaría el conchabo del i'lldí,gell'a. Dios guarde a Y. S. Ñ1'ARIANO ARÁoz DE LAMADRID.

Teniente Coronel Jefe.

Vivienda del indio.-Su diaria para racionamiento.

trabajo.-Paga

'renemos ya al indio en el ingenio. Ha llegado a él realizando, en etapas no fatigantes, una marcha de muchas leguas. Difícil es decir cuantos días ha demorado la indiada. Unos vienen desde muy cerca. Casi 'la mitad de la indiada, según me han informado, se recluta y consigue sin salir o saliendo apenas de la misma provincia de Salta. Los más, pues, están cerca. Son los menos los que tienen que realizar un trayecto cuyo equivalente en días de marcha significa un mes o un mes y medio, Sin mayores muestras de alegría, indiferentes a todo, penetran finalmente a la vasta extensión del ingenio, sin exteriorizar ni por casualidad un solo asomo de curiosidad. En el ingenio se los distribuye. Divídese el ingenio, en efecto, en cinco grandes lotes que llevan los nombres de Hacienda, Ploreneia, Prediliana, Paulina y Cañitas. Cada uno de estos lotes constituyen a manera de una población relativamente separada de la administración central bien que 'hg.aJda a ella por teléfonos y trenes sistema Decauville, Cada lote divídese en secciones y cada sección subdivídese en tablas. Un administrador general está a cargo de cada lote. Estos lotes, tienen contabilidad descentralizada. Los domingos por la tarde en Ia administración central y presidida por el administrador general, celebran reunión todos las administradores de lotes. Cambian idea sobre la forma en que se está verificando el trabajo de la zafra, los inconvenientes con que tropiezan y el mejor medio de subsanarlos. Pienso que estas conferencias son de importancia en lo que respecta ,a la adopción de procedimientos' ya que quienes las verifican se encuentran completamente al corriente de las necesidades del obrero cristiano o indígena por hallarse en ContaJ0to con él, desde Ia mañana' a la tandeo Volviendo a los indios diré que solo existen, distribuidos, en los tres primeros lotes mencionados. En su distribución, menester es tener un poco de diplomacia para tener lejados a los 'sujetos' de tribus que,


BOLETí:\f

DEL

DEPART.\~l!i::\fTO

~ACIONAL

DEL

'l'RAB.\JO

rivales entre sí dentro de lo que podríamos llamar el orden interno, se unen para la defensa de 'sus intereses ante el ataque de los cristianos. Dentro del lote, se les designa el útio que han de ocupar, ni muy cerca ni muy lejos de las casas y poblaciones del restantepersonal que en el ingenio vive. Demarcados los límites de la tolderia, en pocas horas, en el mismo día de la llegada, el indio levanta sus toldos. Al decir el indio, digo mal. Esta 'operación está a cargo de la china que ha venido a pie y cargada durante todos los días de la marcha. Al llegar, el indio descansa' en el suelo. La china trae ramas que convierte en varas y varias brazadas de yuyos. Con una habilidad sorprendente, hace con las varas el armazón de la choza. Luego 0010ca encima yuyos y ramas. La vivienda es ovalada muy semejante en su forma a las. que, con nieve, hacen los esquimales. Tienen una abertura a manera de puerta, pero, tan baja, que para penetrar en ellas es menester arrastrarse. Las viviendas se agrupan con una relativa. simetría, de tal manera que dejan entre sí espacios libres que simulan ser calles. Este conjunto de viviendas, constituye la toldería. El mal olor que despide, la denuncia desde una respetable distancia. Muchos siglos atrás, debieron ser exactamente como hoy on, salvo una diferencia: da que en medio de los toldos de ramas antes descriptos suelen verse carpas de lonas, perfectamente armadas, con sus flancos bien tirantes a fin de que el agua corría por ellos sin !penetl'rur en' eJl interior. El ingenio les vende estas carpas a ocho !pesos. Cuando la tribu viene en marcha desde el Chaco, en 'los aktos .que marcan 'el final .de cada jornada, no se arnran toldos de ramas. Se levantan estas earpas de campaña. Su adopción, pues, marca el único adelanto que esas tribus han adquir-ido en materia de edificación de vivienda. El punto de la vivienda tiene, por otra parte, una importancia capital. Creo 'seriamente clue una de las grandes razones que el ingenio tiene para ,traer indígenas, reside en la ventaja que deriva del hecho de no tener que darles viviendas. Cuatro mil indígenas necesitarían, por lo menos, un millar de habitaciones que, por rrnás baratas que fuesen signifdcarian siempre el empleo de un capital muerto. La restante población del ingenio habita en viviendas que van desde el pequeño chalet que corresponde a los altos empleados hasta la modesta casita de ladriilos,barro o adobe, con dos o tres habitaciones; y desde el primitivo rancho, -en las afueras, hasta la carpa o casilla de madera. Buenas y malas,

\']\'IEX/:JA

DE·L

IXDIO

47

el ingenio da gratuitamente viviendas a todo su personal, dato. este que es bueno tener en cuenta cuando hablemos de los sala. rios )'la que, como se sabe, en los centros urbanos el renglón alqni~er . consume. u:'la buena parte de ellos. Cuando se reemplace al indio por erustianos, el ingenio deberá preparar. mil viviendas A los himl.úes (de que ~e .hablado ya) se ['es hizo un gran galpón~ Las tentativas de dar VIVIendas a los indios, han fracasado en laforma más ruidosa. Se ensayó el caso con un cacique inteligente. después de ~laber venido diez años consecutivos al ingenio. Se 1; dió una casita. Inmediatamente, a poca distancia, Ievantó su toldo y en, el toldo vivió. Sospe~ho que el indio no va al hospital nada. mas que porque el hospital es una casa. Dentro del told o. caSI permanentemente, arde fuego en abundancia, ahumando la carne de los indios. En el suelo, encuéntrase las pilehas. Sobre el suelo duerme el indígena. Cuando más, coloca un poco de yuyo y de hojas secas a manera de colchón. La toldería resulta pintoresca. Al pasar por ella, nótase diversos cuadros. Un buen número de indios y chinas, con ff vientre sobre el suelo, tirados a lo ¡largo, tornan 'el soll a pesar del fu ertecalor ql~e reina. Un grupo d'e osacos (chieos) 'completamente desnudos, Juegan alegremente. A la puerta de un toldo silenciosa-. mente, un indio devora un pedazo de carne. Algunas 'chinas buscan ,leñ~. Sentados en el suelo, varios indios conversan, serios, gr~ves, .impenetrables, rodeados de sus inseparables perros. En e; inter-ior de los toldos no están sino los viejos y los enfermos. Con escasa diferencia, este es 'el aspecto de todas las tolderías. L.a animación se produce cuando, concluída la tarea la indiada Vlene ,de vue lt a d e1 cana - verai.1 En las noches de luna ' los machos. tomados de las manos, danzan una, especie de ronda catonga. . .~. las cinco y media de la mañana, el «capataz de los indios» c1II'lJese a 1 t o'id o a fi131d e 'comenzar la prepararlos pan-a conducirlos ,. al trabajo. He presenciado esta faena preliminar y confieso queno es sencilla., La incurahle haraganería del indio sujiérele diversos e ingenuos '. ' b' expedientes. Cuando no tiene deseos de traJar a , circunstancia que le ocurre con harta fr-eeuencia escápase (l el told ' .' .. o cuan d o ca 1cu 1a que es la hora en que el capataz ha devel1lr p al• e. '1 O tros, d ec láaranse enfermos. No falta (11Úen francall1ent . ba i . ' ea e y 8111a111ajes manifiesta que ese día no trabajará. E'l ( ~~taz pide, ruega y da muestras de una visible paciencia ad-. jll1I'1c1 l" ••. , ~. a por a diaria repetición de esas escenas. Por fin entre~elS y' '. _ ' sIete de Ia manana. ha consegu.do un contingente a los que,


48

BOLETf~

DEL DEPAR'l'AME~,[O

XAClO~AL

DEl~ TRAB.\:O

conduce al trabajo. En el camino, hay todavía algunas deserciones, pero no muchas. Cuando el contingente está listo, drrijense a «la pelada», sitio donde se está cortando 'la caña, 'a!lgunos a pie, otros en zorras de trenes Decauville. En «la pelada», distribúyense las tareas. Los indios dejan en el suelo, al pie del surco, las pilchas. La medida de las tareas dentro de surcos de cien metros, hácese por trancos. Cincuenta y cinco trancos igual a cincuenta metros. Igual, en consecuencia, a medio surco. No es exajerado decir que a las ocho de la mañana hay indios que todavía no han comenzado a trabajar. Los primeros machetazas que dan, por otra parte, derniban cañas destinadas a ser comidas en el mismo lugar del trabajo, El indígena es un goloso incansable. Es, además un goloso gastador. Elije la mejor caña y de ella solo come uno o dos canutos, los más ricos, los que constituyen el corazón. Los <restantes, los desperdicia, El indio masca caña continuamente. Cuando se retira del trabajo, tiene derecho de llevar a!l toldo una caña. Lleva, naturalmente, la mejor que encuentra, de cuatro 'a cinco kilógramos de peso y en su «yica» o bolsa de víveres varios canutos sueltos. Por la noche, suele dirijirse a los caíiaverales para robar caña, circunstancia, ésta que obliga a Ias empresas a tener serenos y vigilantes cuidando los tablones. No sé si el cálcu'o es exagerado pero lo anoto. En la administración se me ha idicho que estiman en 20.000 bolsas de azúcar el equivalente de la caña que el indio consume y desperdicia. Recuérdese que son cuatro mil indios comiendo caña durante más de cinco meses. Este alimento, parece que los engorda enormemente. Es 3JSíque al final de la cosecha el indio habla con satisfacción de su «panza paya» (vientre lleno). V olvarnos al surco. Las operaciones son sencillas de explicar. Con el machete o pequeña h'acha cuya hoja tiene Ia forma de un rec.tángulo, ·el indio da un golpe en la parte inferior del tallo de la eaña. La caña eaeal suelo. Machetear es, pues, la primera operación. Cuando en esta forma ha derribado diez o doce -cañas, las carga al hombro y las conduce hacia el callejón o sea el extremcdel surco. Elacarreo, en consecuencia, es la segunda faz de la operación. La tercera y última es la de pelar. Toun:~,~l rndio el ~iloso cuchiLlo cuya hoja mide doce pulgadas como rmmmo. Mantiene con la mano izquierda la caña, ·empuñ;;¡,ndo el arma con la derecha, aplícañe dos tres o cuatro cortes que han ,d~ dejar a la caña desprovista de sus hojas. Hecho esto, ha concluido. Tenemos, pues, que todo su trabajo consiste en derribar, acarrear y pelar. . La primera impresión es la de un trabajo sencillo. La verdad

VlV.LENDA DEL

INDIO

49

as que más simple no puede ser. Es, sin embargo, sumamente fatigable Y extenuador como consecuencia ,del clima, del sol y del calor que .reina dentro del cañaveral en el que parece que el aire falta. Por lo demás, es un trabajo de habilidad y ésta no se adquiere 'así no más. Un obrero español me dijo que había estado un medio día trabajando en pelar y que aquello le resultaba un trabajo del tiempo ,de la inquisición. Tengo la certeza de que si hubiese continuado yendo durante una semana, adquirida en todo o en parte la habilidad necesaria, no hubiese pensado 3JSí.En las fábricas Y usinas de Buenos Aires, he visto trabajos mucho más mortificantes que este de pelar cañas. Hablando «en teoría», creo que no es nada compararáo con el que r-ealiza un estibador en nuestro puerto o un peón de cosecha en [a región del litoral, expuestos también a los rayos del sol de fuego, del sol de verano. Es por eso que insisto en decir que es un trabajo de habilidad y de adaptación orgánica al clima que en aquella región, cabe en los calificativos de malo a pésimo. En su trabajo, el indio es mañero' y remolón. Bajo este punto de vista no es un trabajador recomendable. Es inútj" hacerle indicaciones a cerca de la mejor forma en que debe. realizar, en beneficio propio, el trabajo. No hará caso. No entiende ni su propio interés'. He visto a un indígena trabajar fuerte durante cuatro horas y cuando solo le restaba por realizar un esfuerzo mínimo, «botar» (abandonar) la tarea, casi completamente concluida, a pesar de saber que si no la termina pierde todo :lo hecho y no cobra nada. Insisto en decir que 'Por sus mañas. por su holgazanería y pretensiones, el indio es un mal trabajador. Pero, a pesar de todo, el indio tiene un valor inapreciable para el ingenio. El es quien en mayor porcentaje, derriba, acarrea y pela los millares de cañas que, después de pasar por los trapiches, se convierten en millares de bolsas de azúcar. En e? factor primo, pues, de la 1arga operación (cinco meses) que precede al manipuleo industrial de la caña, factor primo que hasta ahora y a pesar de sus vicios y defectos indiscutibles no ha sido substituído ni reemplazado. Es curioso el aspecto que la indiada presenta 'cuando trabaja. Como .~a poca ropa que viste le molesta, para mayor facilidad, aligérase de ella en b erra parte. En 'el suelo, abandonados, los Pequeñuelos mascan caña. Los indios, las chinas y los osacos, muévense rápidos o tardíos, según la voluntad de trabajar con qUe ese día han salido de los toldos. Cuando trabajan en yunta4


50

BOLETíN

VIV¡EN,DA DEL

DEI, DEPARTA AIEl\TO ;-.IACIONAL DEL TRABA~O

indio y china-las operaciones del acarreo y 'aun del macheteo quedan a cargo de la última. Al aproximarse el observador a la línea del callejón donde se deposita la caña pelada. es menester dar cigarrillos a los i~dios. Los más guapos, terminan su trabajo a las dos o a las tres de la tarde. Los más haraganes después. Cuando el surco, que a la mañana aparecía poblado de enhiestas cañas está completamente limpio, el indio llama 'a su capataz. Constata éste que la tarea está hecha y entrega al indio una ficha de celuloide. Reeoje el indio sus pilohas, éohase al hombro la caña que tiene derecho a nevar a su-toldo y 'se aleja del cañaveral o, hablando con mayor propiedad, de «la pelada». Dirígese 'entonces a la tarja, pequeña .oficina con un ventanillo hacia el exterior rodeado de una reja de madera a manera de brete con objeto de impedir que se acerque a ella más de una persona al mismo tiempo. Una vez en la ventana, el indio presenta la ficha que :le ha dado el capaaaz como comprobante de haber realizado la 'tarea del día, Al entregar 'la ficha en la ventanilla recibe en vdinero (moneditas de níquel) el impoete diario de su ración. Además, de una oaña hueca prirndtivamente labrada (él la llama «tec-nec»), saca su tabla u hoja de papel extendida a su nombre y en la que se le anota con un sello, que ha trabajado. Cuando el indio, como consecuencia de haber trabajado los seis días de Ia semana tiene en su tabla seis casillascon la 'correspondiente anotación, tlÍ'ene derecho a cobrar un extra o estímulo, también en efectivo. Cuando tiene treinta carillas llenas (treinta días trabajados hacen un mes a los efectos del arreglo de cuentas) el indígena tiene derecho a otra bonificación, cuyo importe íntegramente recibe en efectivo. La ración diaria, él estímulo por seis días y la bonificación por mes, constituye el único salario que el indígena recibe en dinero. El resto se le va acreditando para sacar mercaderías o para llevar un montado al finalizar la zafra. La ración, corno hedi'cho, se paga todas las tardes, al volver el indio del trabajo. La entrega' de los estímulos y de las bonificaciones tienen lugar en la mañana del domingo, día este en que las operaciones del corte y pelada de la caña se suspenden en absoluto. Aún pagando jornales triples, no se conseguirían obreros que trabajasen en domingo. Para la mejor inteligencia de esta descripción, creo conveniente agregar los modelos de las fichas y de las tablas.

INDIO

acreditan tamaño natura 1 'd e las fichas que Forma Y . . . , d la tarea d~arla.

ClOn

e

Boleto para

cristiano

Boleto para

muchacho.

Boleto para cristiano

Boleto para indio.

grande.

chico.

51

la realiza-


52

~ BOLETíN

DEL DEPARTAMEXTO

NACIONAL DEL TR.ABAJO

VIVIENDA

•....:

53

DEL INDIO

ir

delo .d e las tablas en que se «tarja» el trabajo diario 1a los o de la bonificación semanal Y mensua . efectos d e 1a liquidación . 1

Boleto para

china.

I Boleto para

I I

osacos.

Con el .imporce de >su ración a la mano, la «yiea» a la espalda al hombro, el indígena regresa a su toldo. Ya en el eaanino ·ocúrresole comprar algo, algo que no pocas veces es una golosina. No pocas familias, como consecuencia de una larga permanencia en el ingenio seguida de una excelente conducta, tienen adquirido el derecho de poder vender bagatelas. Es así que. frente a esas casas de familia que no son negocios, instálanse una mesa enJa que 'se eolocan, destinados a ser vendidos a ilos transeuntes, empanadas y pasteles, naranjas y bananas, panes de sal y panes caseros con grasa, tabletas y bizccchuelos, quesadidas y queso. El alcohol no aparece a la vista. Creo, sin embargo, que en la mayor pante de estos puntos se expenden bebidas en una forma clandestina, y la caña de azúcar

En la proximidad de los toldos, unas buenas mujeres, crioHas de pura cepa, esposas o «civiliadas» de peones del ingenio, dedícanse con menguada utilidad a dar pensión a los indios. El nI ato conLCiCcionwdoes todos los días el mismo : lacro de maíz. Sírvenlo en un gran plato de lata, de altos bordes, Como el que lLevan nuestros soldados en Ia parte posterior de I,a mochila. De ahí les debe venir,sin duda, la denominación de plato de milico, Un plato de esos, lleno de maíz, con un pedazo ,de carne (tumba) Y un poco de verdura, lo venden al indio en diez centavo. No se que es lo que esas mujeres deben ganar, si se tiene en cuenta que pagan $ 0.40 por el kilógramo de carne Y que en el condimento entra, por lo menos, grasa Y sal. Una mujer me aseguró que vendía diariamente cuarenta de esas raciones Y que solo pendía el día en que

I

,

I

I

I

I -

I

I I I I

I I I

:

,


55 VIVIENDA

54

BOLETíN

DEL DEPARTAME~TO

KACIONAL

DEL

INDlO

DEL 'l'RABAJO

1 s iOdiO' d"idian

no eomer. pu", se quedaha con ,1 trahajo Y el hecho. El indio come este lacro con gran apetito, acompa~ sto do de dos bollos de pan moreno-pan de muniC'ión que compra cada uno. Con el lacro, la c-aña de azúcar y los 11a cinco centavos ~ollOs, el apetito del indio está satisfecho. Como todo esto no le cuesta sino veinte centavos resulta que, del importe dé su ración, ahorra o puede ahorrar el 50 % tOldos los días. El indio o china que no trabaja por enfermedad, recibe diariamente el importe

:a

-

1111

I

I

;

de SU ración. La leña, es gratis. Diariame<nte, en las alinead,a<s calles que constituyen la zona urbana ,(\0811 pueblo del ingenio, se ven vagar a los indios, indifer,en a tO'do. Las más de las veces, una ,camiseta negra de mugre tes la parte s'U'perior de sus cuerpos. En la parte inferior, llecubre van la chiripa, esto es, su simple pedazo de género envuelto y anudado a la cintura Uegándole hasta las rodillas. El caso del uso del pantalón, es excepcional. Si la cabeza no va completamente desnuda Y sin otro ,reparo que el de <una larga cabellera., cúbrela un pañuelo o un chambergo de amplias alas. Las orejas, encuénnranse Idefor:m . El rostro ,cubierto de feos tabuajes: Muchos adrus hácense en los tobillos unas rodajas de plumas de .avestruz. LleváD'dol,o's así, convéDlcense de que pueden corr,er con la misma veloc~dad que este animal .desp1iega. En la cintura Y hacia adelalllte-,no hacia atrás COtIDO los gáuchos-llevan el brgo c.uchillo que emplean para pelar la caña. El vestido de la mujer tiene siempre colores vivos. A veces, es una frazada anudada a la cintura la que le sirve de único traje dejando .completamente al desnudo las partes superiÜ'r.es. Otras, cúbrense con un tipoy Y anúdanse a la cabeza un largo rebozo que queda flotando sobré la espalda. Es curioso, en las últimas horas de la tarde, ver a las chinas cruzar el pueblo en busca de agua. Condncen ésta en gra;ndes cántaros de barro a los que, a guisa de tapcmes, colocan manojos de yuyos. El cántaro va a la espalda, suspendido de una tira que se aguanta. -en la fr,ente. Otras veces. 'en vez de cántaro, llevan .pesados haces de leña. Cuando van varias se roal"cha siempre en fila, de uno. en fondo. Los buenos obreros del pueblo hacen también su .explotación del indio. Llaman a 'un mrucho o a una mujer y.le ofrecen diez centavos ya sea para que raje Y astille t~d~ la leña que hay en el .patio, ya sea para que haga numerosOs vlaJeS a la acequia en busca del agua necesaria para renal' todas a as pipas, .' E ya paTa que tmga del monte nrra buena <.rg deI lena. l ste abuso ha motivado la intervención de la administración del


56

BOLETj~

DEL DEPARTAMEKTO

~AClONAL

DEL TRAB.\JO

ingenio que prohibe severamente el empleo del indio por los particulares. Al protejer al indio, proteje al ingenio. Si el indígena tuviese la certeza de tener todas las mañanas una changa de diez centavos, dejaría de concurrir a pelar caña y la zafra sufriría enormemente. Tal es la forma en que viven y trabajan los indios matacos, tobas y chorotes. De los chahualllcos-cuYll>S mujeres visten elegantes tipoys de color morrudo y son casi bellas-e-me ocuparé en capítulo aparte, De lo dicho, despréndese que la vida pasa sobre los toldos sin que el indio cambie absolutamente nada, En el ingenio, todo a Jra modificado. El primitivo trapiche movido por una caída ·de agua, 'se ha convertido en una inmensa fábrica en cuyo interior .la mecánica realiza maravillas. Al acarreo en carro, ha lseguidoe'l transporte en Decauville, El ferrocarril, penetra al interior del ingenio y corre por los flancos de los cañaverales. Grandes focos de luz eléctrica, por la noche, hacen competencia a la luna a la que el indígena dedica sus danzas. Todo ha cambiado menos el indio, El cacique Serafín. que año tras año' desde hace cerca de medio siglo concurre con su gente a pelar la caña, es hoy el mismo que debió ser cincuenta años atrás. Hosco, taimado, ignorante. Su vocabulario castellano, después de tanto contacto con civilizados, no excede de una docena de palabras, X o sé si el indio es susceotible de ser civilizado, Lo que sé, es que en ,el ingenio no se civiliza. La verdad es que no van allá a civi.Iiz·frse sino a agotar el inmenso mar que las cañas forman. ~i en el ingenio han de extrañar el Chaco ni en el Chaco han de extrañar el ingenio. Si la curiosidad eonstituye uno de los medios de instruir, hay que convenir en que el indio se instruirá tarde. Nada le llama la atención. Nao'a le :nteresa. Al cinematógrafo gratuito que por las noches funciona en la plaza, no concurre. Las máquinas de las fábricas, que producen admiración en el hombre civilizado y habituado a ver máquinas, no le merecen ni una mirada.

El personal de fábrica,-Salarios.-Jornada.-Forma de pago.

Ocupémonos de la fábrica. Enorme edificio rectangular, de :adrillo .o destaca su inmensa chimenea de JJa que a toda hora del día y de rOJ , . id ti la noche despréndese el humo que acusa la no, ~n~erru~lrp~ a ac l~ldad que dentro de ella se desarrolla. Son sus maqumas ultIma expr es.ón de lo moderno. Adviértese fácilmente lo difícil. qU'~,debe haber sido el trabajo requerido para u transporte y ,ub1CaclOn. -: c~rta distancia en ruinas, encuéntrase el edificio ocupado, medio SIglo atrás por Ia 'primera fábrica. Un poco más lejos, el 'edificio de la sezunda fábr.ca, también hoy abandonado. La linrpieza es notable. más exigente no encontraría, a este respecto, ningún motivo de crítica. He deseado establecer en una forma unitaria el salario de cada uno de los obreros que en la fábrica trabaja. Divídense los obreros, en dos grandes grupos. LO Obreros fuera de fábrica, que son los que trabajan en talleres o en el acarreo. 2.0 Obreros dentro de la fábrica d:vididos en dos turnos: diurno y nocturno. En cifras tenemos 146 en talleres y 396 en la fábrica.

El

Lo.'; ueldos son los que a continuación

se indican:

Promedio de los salarios de obreros que trabajan fuera de turno

Es por eso que he pensado que el indio, significa un anacronismo .. , .. Es la barbarie al lado de la civilización, el toldo frente a la fábrica en cuyo interior los trapiches desgarran Ia pulpa de Ia caña pa:ra producir Ias mieles que las centrífugas convertirán en azúcar.

Número

Promedio (le lo

casos Oapatace

. . . . .

sallarios 4.25


58

BOLET!"

DEL

DEP.\R1'Al\IEX'l'O

Profesiones

XACIOXAL

DEL

Número de casos

EL

'l'R,\B.\JO

Promedio de los sallarios

Calificados 1

Electricistas. Cobreros , Torneros. Herreros. Maquinistas. Caldereros . Pintores. Talabarteros. Carpinteros. Aserradores.

1

1

2.50 3.50 6.00 8.00 5.50 4.05 5.00 2.50 2.75 3.88 3.50 5.50 2.50 2.50 1.75

1

2.66

4

2.00

36

3.89

2 1 6 3 1 1

2 4 3 ..

Foguistas. Afiladores. Motoristas. Caballerizos. Carreros ,

2 2 1

1!2 oficiales Carpinteros.

2

Ajusta.dores.

2 4

2.75 2.87 2.

7

No calificados

Porteros de fea. Vigilantes. Ayudantes. Limpiadores cle calderas. Reparadores zorras. F'orradores caños. Muchachos. Despa cbantes. Peoues. Pasa leña.

Promedio Promedio

general.

'"

4

2.

1

2.75

36 3

3

2.31 2.50

Capataces.

59

j''\BRIC.\

Número de casos

Promedio de los salarios

8

2.25

2.13

11

O. 8

2 24

2.75

1

2.25

95 138

2.25

2.13 2.67

y en turno

Número de casos

Promedio de los

14

1.15

salarios

4

3.00 3.36 2.86 3.33 10.83 5.28 3.00 5.00 3.00 8.50 2.00 2.50 2.50

70

3.54

14

Fogoneros. Maquinistas. Engrasadores. Eucargados. Maestros. Coceclores. wlarcadol·es. Electricistas. Motoristas. Mecánicos. Conductores. Afinadores. Armaclores.

11

14 2 2

6 2

2 2 2 2 7

No calificados MeZ0ladores. Pesadores. Despachantes. Acomodadores. Cargadores. Peones. Lavadores . Blanqueadores. AJimentadores. Ayuclantes. Atendedores. Csbadores

4

de los salarios de obreros que -trabajan en fábrica Profesiones

Profesiones

nE

Calificados

Mensajeros

Ajustadores

PERSOXAL

.

Bateas. Zabalera. Cachaza. Langostas. Sulfitación. Aparato «l1ik». Tableros. Depart. alcoholes. Depart. molado. Llaveros. Pasa leñas. Canal de jugo. Bomba caldo crudo. Bomba caldo encalado. Encalamiento.

1

2.50 . 2.47 2.50 2.25

1

2.25

4

8 2

2.25

108 5

2.45

9

1

2.50 3.00 2.66 3.25 2.50 2.00 2.50 2.25 2.50 2.50 2.50 2.50 3.00 2.25

2

2.50

2

2.50 2.00 1.50 3.00 2.66

2

36 H

2 4 8 4 1 4 1 2 1

1 1 1 3


60

BOLETfx

DEL DEPARTAAIEXTO

XACIOXAL

Filtro

de arena.

Filtro

de prensa.

Promedio

ue casos

de los salarios

. . . . "

2

5

. ',

Muchachos

.

.

.

Limpieza

.

Promedio

general.

. . .

.

EL PERSOXAL

Número Profesiones

Preparación de cal. Decan tación . .

DEL TR.\BAJO

.

2.25 2.40

2

2.37

4

11

2.50 l. 07

6

l. 75

262

.2.31

346

2.64

Los promedios generales de todos los salarios que quedan dos, se resumen en el cuadro que sigue: Salario

de los obreros

que trabajan

fuera

Promedio

general

Promedio

de los capataces.

de los salarios. . .

Promedio

del salario

obreros

de los

. .

.

y de turno

2.67

2.64

4.25

4.15

3.89

3.54

califi-

cados, cobreros, herreros, torneros). Promedio de los oficia·les (calificados). Promedio de los no calificados peones, porteros, etc.). .

de fábrica

. .

2.87

(ayudantes, . . . . . .

2.13

. d m iea-

61

mera vista se la supone. La actividad no es febril. Seguramente el mayor cansancio \S·eproduce 'Por la permanencia continuada en el misillJ{)lugar. La de 24-innecesario es deeirlo-c-está fuera de todo régimen racional. Advierto, sin embargo, que consultado los obrerOS acerca de si deseaban para Ios días de 'cambio de turno una jornada de 18 horas o una de 24, optaron por loa última en vez de la pri!DlIera. El salario que se paga es doble. Corno hecho grave, he constatado Ia existencia de 'menores realizando los mismos turnos que 10s mayores. Se paga por semana, pero el obrero no recibe al fin de cada una de ellas 'el total de lo .que ha ganado. Se le da un anticipo a cuenta, conocido con el nombre de «el semanal». El importe íntegro se abona recién al finalizar el mes. Por el al do de lo ganado en la semana, ábrese al obrero una cuenta que le permite obtener en los almacenes del ingenio los comestibles y mercaderías que necesita. E.ste sistema de 'Pago no es, ciertamente, lIlluy recomendable. Como razón que parcialmente lo justifica ándicase la de si el obrero recibiese el sábado no «'el emanal» o anticipo sino la totalidad de lo que ha ganado, podría dejarlo en la taberna haciendo ufrir haanbre a su familia. Sobre este particular no quiero opinar, pero aseguro que en el ingenio se venden Ias mercaderías a 'Precios que son los corrientes. En materia de víveres tenemos los siguientes:

2.31

Ad.emás de los sueldos indi·cados, estos obreros reciben casa y luz gratmta'lllente. Tienen además ot b '. . . , " ras pequenas . onifieacionss constJt~ldas por el pago de las horas extras, los premios por ahorro de aceite y el doble ueldo . en los días de cambio de turno. La jornada es de 12 horas, con los mtervalos necesarios para la comida. Las 12 horas, en cada uno de los turnos, dividess así: turno diurno, L1U1es, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado, entran a las 6 a. m. y salen a las 6 p. m. Domingo, entran a las 6 a. m. y salen a las 6 a. m. del lunes. El turno nocturno dividess así: Lunes, martes, miéncoles, jueves y viernes, entran salen a las 6 p. m.

DE FÁBRICA

a las 6 p. m. y

Sábado, entra a las 6 ,p. m. y sale a las 6 p. m, del domingo. ,T'enemos, en :consecuenci'a, 'que cada obrero trabaja 12 horas por día y que esta Jornada se 'eleva a 24 lloras en los días de cambio d turno. Así pues, dos veces por mes el obrero trabaja 24 horas ; de can.sa dos díasco'l1l!Pletos de 24 hOTas también. La jornada de 12 horas no parece, cuando se la ve realizar, tan Ie<xC'esivacomo a pri-

Carne ...

$

0.40

Azúcar. Y.erba.

» »

0.35» 0.70»

» »

»

0.20»

»

»

0.30»

»

»

0.10»

»

»

0.25»

»

.

.

Harina

.

Arroz Sal

. gruesa.

Pan

.

Leche

.

el kilog.

»

O. 25 » litro

Huevos.

»

1.20

Fideos ..

»

O. 30 el kilog.

docena

De la posibilidad de la vida con los alarios indicados, he oido, naturalmenté, las opiniones más encontradas. Un obrero tucumano que ganaba $ 110 por mes y cuyos dos hijos menores de 16 años le llevaban $ 40 cada uno, me decía 'que no podía vivir teniendo además de estos ingresos, casa y luz gratis. Un obrero español, soltero, me aseguró que ahorraba y enviaba a España para levantar una pe-qUeña hipoteca que contrajo a fin de pagar el pasaje a América. ~as esposas suelen aportar nuevos recursos dando pensión o trabaJando como lavanderas.


62

BoLETíN

DEL DEPARTAMENTO

NACIONAL

DEL TRABAJO

Tales on los datos relacionados eon el trabajo de los obreros en la fábrica. No están asegurados y durante los días de llIl!i permanencia prodújosa un accidente que originó la muerte de un obrero. Estos datos no se relacionan directamente 'CO'D el objeto de mi inspección. He creído de mí deber recojerlos para apreciar mejor la forma en que trabaja el indio, rodeado del elemento civilizado. Estadó sanitario. - Alcoholismo.-Paludismo.-Como se cuida a los indios.

l.

El aspecto exterior d-el indígena no traduce, ciertamente, el goce de un buen estado de salud. Por el contrario hácelos aparecer como más débiles de lo que en realidad son. La suciedad en que viven y la ausencia absoluta de 13!s prácticas más elementales de una higiene rudimentaria, colócales en una situación propicia en g>r~do sumo para Ia adquisición de enfermedades que, por la facilidad del contagio, pueden degenerar en pestes de terribles efectos. Los facultativos del ingenio 'con quienes he conversado largamente 'en procura de informaciones, me han trasmitido las que a continuación se indican. Cuando vienen del Chaco, llegan flacos en extremo. Cuando regresan al Chaco van gordos. Este milagro se opera, acaso más que .por ninguna otra causa, po'!' la irrcreib'le cantidad de caña dulce que el indígena come y por los cuatro bollos de pan negr-o que diariamente consume. Del Chaco vienen sin enfermedades venéreas y vuelven CO'D 'el13Js a la toldería. Desprovisto el indio de toda moralídad y aún de la pasión -de 'los re ellos, ofrece sus hijas y sus propias mujeres, por muy poc'o dinero, a los cristianos, .Es de éstos que las chinas adquieren 13JSenfermedades venéreas (lUe trasmiten luego, por contagio a sus maridos. Con frecuencia, durante mi estadía, varios caciques me ofrecieron indias. Uno de ellos, prometíame por cinco pesos, traerme una «alhaja». El desal'ToHo de la sífilis en la poblacícón blanca y entre los chahuancos es extraordinario. Para tener una idea de él bastaría tener en cuenta que en cuatro meses se dieron en 'el hospital (110) ciento diez inyecciones del preparado «606» por orden y cuenta de la administración. No hay que extrañar pues que de las tribus que del ingenio regresan al Chaco puedan llevar gérmenes suficientes cama para infestar a todas las tolderías. Además de las venéreas el indio soporta otra clase de enfermedades, El sarampión, se desarrolla en ellos en forma epidémica.


64

BOLETíN

DEL DEP"~RTAj\LENTO

NACIONAL

DEL TR.AB_~JO

Es acaso esta la única enfermedad para la que tienen ellos sistema curativo individualizado: al baño frío. La disentería, adquiere también entre ellos, caracteres de epidemj¡a. AÚJl cuando en el ingenio hay agua buena, corriente, beben la de cualq.uier charca que encu-entran 'a mano. En lo que respecta a;l pal~dl~mo ocurr: una co a ourio a. En mayor escala ,adquiérenlo los indios ya aelimatados y en menor los recién llegados. El «chahuano» es sumamente propicio para adquirirlas. He dicho ya que el «ehahuanos es un -degenerado por el alcohol. En determinados años, Ia viruela produce grandes bajas. En la ,actuailiJda.d, se -:wcuna a to~os los indígenas obligatoriamente, no solo en beneficio de ellos, srno de la restante población del ingenio. El «chahuallco» conocedor por eXJperienc,'a de los beneficios de la vacuna, concurre espontáneamente al hospital para la aplicación del suero; y sus mnjeres+Ias cuñas-llevan de moiú propio a los pequeños-lo's «cunumies»-a que el médico los vacune. Hace tres o cuatro años,. una. ellidemia de viruela se desarr011ó entre los indíg;enas del ingenio. Entre otros medios profilácticos se procedió a quemarl es sus tolderías. Pinalmente 'es necesario decir que todos los indios son sarnosos. Adquieren la sarna. de los perros, con los que viven y duermen en increíble promiscuidad dentro del toLdo. Entre estos perros, predominan unos {;om1l1etamientepelados.- y neno~ de sa:na --:-a los que 'el indio atribuye virtudes curativas. He oído deSIgnados con dos denominaciones diversas: perros pilaguas y perros de indios. Estos perros que abundan en crecido número, hacen el viaje de ida y vnelta entre la toldería y el ingeDlio. Las diñcultades con que se tropieza ¡paJ'lamantenerlos dentro de una relativa higiene, son insignificantes cuando se trata. de c,"Lu~rlos. Saílvo en los casos de emermledades evié1entes, el dla~nostlCo es siempre dificil por las difi'cultades inherentes a t~d~ ireterrogatorio. En el ingenio, como he dicho, existen do: m~dl~~s y un hospital 'con 'Su {;orre.spondiente farn:a~i~ y sa~a errujta .. ~er? todo este meritorio esfuerzo resulta inútil. Es llnposlble hospItah'zar a un indio y aún más imposib1Je m:a:ntene:lo dentr? de una cama. A la primera OIportunidad see~c,a'pwrá. SI no consigue escapar inmediatamente Ia tribu entera vendrá a reclamar el enfermo

=.

y a llevárse'lo. Hacerlo tomar r-emedios es tarea illlll'posible.Este año, por excep., el paludismo los ha atllica.do en fuerte número. Cuando IleCIOn' '. ra garon al ingenio pr00edentes del Chaco, era aun temprano pa dar comienzo a las o'peraciones de zafra por no haber a10anzado

ESTADO

SAN ITAR~O

65

aún la caña su punto de madurez. Se condujo una parte de ellos. entonces, al lote denominado «Cañitas», donde había caído lllucha agua y, para no tener los de ociosos, se les hizo trabajar en el corte de yuyos y desmontes livianos. Fué allí donde adquirieron el paludismo y la disenteria como consecuencia del hábito ancestJra'l de dormir sobre la tierra. Para curarlos se les distribuyó unos frascos que el Departamento Nacional de Higiene proporciona conteniendo píldoras azucaradas de sulfato de quinina, El resultwdo fué el previsto: tiraban -las píldoras al suelo y guardaban el frasco que las contenía, Con cualquier otro remedio Ocurre lo propio. Hay que recurrir, entonces, a métodos curiosos que traducen las aficiones del indio y el ingenio de los médicos. Algunas drogas se las han suministrado en bombones de chocolate y disueltas en alc 0Ih 011. En esta forma, tomarían hasta estrienina, Ilevados por su afición inmoderada a los licores fuertes. Como remedio externo único permite las aplicaciones de pomada de yodoformo. 'I'iene el indio sus propios medios curativos que diariamente pone en ip,l'iáJmicaen e'l ingenio. Sobre las úlceras y lastimaduras aplícanse vendajes primitivos con aplicaciones de hierbas y yuyos. Pero. lo más 'curioso ocurre cuando se trata de curar las enfermedades. En los primeros días, el enfermo permanece todo el día fuera del toldo, tirado al sol, con el vientre aplastado sobre la tierra y la cabeza apoyada 'sobre ambos brazos. Desde la mañana a la noche está allí inmóvil, como un cadáver, durmiendo o despierto, rodeado da algunos ¡perros. Por la noche entra al toldo y duermo al lado del fuego, codeándose con los sanos Y respirando un humo denso qu-e ni siquiera irrita sus Iacrimales. Si la duración del mal persiste o si una agravación se produce, el «curandero» de la to.lderíaentraen funciones. Por la noche el enfermo es sacado a uno de los claros o raleras de la toldería y tirado al su.ea.0.El curandero armado de un «pin-pins-c-pequeño tambor priIUÜIVO---comi'enzaa golpear acompasadamente mientras los res~ntes indios de ¡la tolderíacantan un sempiterno ¡Ha !,¡ Ha!, en domo del enfermo. El resultado de estos cantos que se escuchan 'esde larga distancia, puede ser la agonía del paciente. Cuando ~ ese estado. ha llegado se le rompe, de un golpe, el espinazo. n,ste 'despenamiento tiene por objeto evitar los dolores de la agc ela .Y facilita.r después qne el cadáver tome la posición de «en duchllas» con que se le entierra. Las últi~as operaciones que eScribo no las he presenciado. Sin variación ninguna, sin ern5


66

BOLETÍ::-J DEL DEPARTAME~'fO

NACIONAL DEL TRAB,\;'O

bargo, me las han contado todas las personas a quienes requerí informes r elacionados con la vida y suerte del indígena. El cadáver desaparece del toldo sin que nadie se de cuenta de ello. Finalmente, es enterrado fuera de los cañaverales, en sitios que luego e niegan a indicar. E,l pedido hec.ho a la adrninistraeión del ingenio de gastos :p!lJralutos, 'sigue inmediatamente a la muerte de un indio. Como dato curioso que demuestra J.e existencia (le un principio de indemnización por riesgos de'! trabajo, narraré el caso que me contaron. Una noche una vaea arisca, 'asustada por unos perros, entró en una toldería y derribó un toldo. Como el indio duerme con fuego encendido, el rancho comenzó a arder. Salváronso todos sus ocupantes, excepto una vieja india, imposibilitada para moverse. Quedó carbonizada. Los indios de la toldería' reclamaron a la administración y ésta debió abonar :por Ia india una suma, que no estoy seguro, estaba comprendida entre $ 50 y pesos 80. La población blanca del ingenio, no goza de mejor salud. De la Isífi,li,sy .de sus estragos he hablado ya. En lo que respecta al alcoholismo, cr.eo que todo lo que se diga es poco. Con excepción hecha de la población extranjera que 'en el ingenio tr-abaja'y de los 'criollos de cierta cultura e ilustración, los restantes trabajadores darían cualquier cosa por una botella de alcohol. Exajerando el contenido de la frase, podría decirse que trabajan para beber. Las medidas de :previsión y de policía que el ingenio pone en juego para evitar el alcoholismo, son insuficientes--y me parececompletamente inoeuas. La prohibición de Ia venta del alcohol en domingo, a los almacenes, es ingenua, porque en cada casa de fami1ia--de ciertas familias, naturalmente ,-brotan en un día , como milagro o por encanto, las botellas de alcohol. El lunes y e1 martes, 'esa gente no concurre al trabajo, reparando los efectos de la brutal borrachera del domíingn. El indio mismo, que con tanta facilidad adquiere la parte peor de la gente civilizada, imitando al cristiano. falta en esos días en gran número ar trabajo', sin haber estado borracho el domingo. La prohibición de venta de alcohol al indio, en los almacenes del ingenio, 'es terminantemente cumplida. En 'años 'anteriores existía la 'costumbre de darles un poco de «casasha», uno de Ios últimos subprodmctos del manipuleo industa-ial de la caña. Los indios iban a buscarla a la fábrica y en unos tarros o taehos, la conducían a sus toldos. Allí, por medios primitivos, obtenían un precipitado alcohólico. Asegúraseme que es flojo, y que por las proporciones en que se da, resultaba

ESTADO

SA)lI'fARIO

67

n cantidades insignificantes. Dábase una vez por semana. Este eaJl~o, no se ha dado; y la ausencia de 'este donativo constituía una de las quejas que los indígenas me formulaban. El chahuanco bate el l'ecord de la afición alcohótioa. Aeornpáñale de buen grado en sus borracheras la cuña, su mujer. Cuando en el ingenio no puede satisfacer 'sus deseos, márchase al pueblo vecino y, con su plata, bebe todo lo que quiere. Yendo en coche, en la mitad del camino, presencié un cuadro que habla elocuentemente de la manera de ser de estas gentes extraordinarias. Eran las once de la mañana. Dos chahuancos, cornpletarneme borrach os, habían caído en mitad del camino. Los rostros habían quedado hacia arriba, recibiendo los rayos del sol de fuego. Al lado de 10's dos borrachos habíanse sen tado sus dos mujeres, vigilando estoica y pacientemente el sueño desu:s h omb res. A las cuatro de la tarde, a mi regreso, los borrachos 'seguían dormidos y las mujeres esperando a que despertasen, Las mandfestaciones de;la1cohohsmo exceden en aquellas regiones a toda ponderación. Casos ha habido en que la fábrica-donde la caña se convierte en azúcar-e-ha debido pararse por falta de personal. Los ausentes, estaban borrachos. Cónstame que la iadministración toma las medidas más enérgicas con su personal y a efectos de evitar el alcoholismo. Al peón que falta y no justifica su ausencia, se le despide a J;a segunda falta. La presunción-e-bien fundada por cierto-e-es la que faltó por estar ébrio. La hipertrofia del hígado, es general. Prodúcela el alcohol, el calor y el paludismo. Sin embargo, no se regisoran casos de delirium fireanens, que son poco frecuentes. Con tales factores patogénicos-clima, alcohol, paludismo,-explícase que la mortalidad infantil haga grandes estragos. No hay difteria, ni tétano, ni escarlatina. En dos adultos, has úlceras tropicales de larga y difícil curación, 'son muy frecuentes. La tuberculosis y la pulmonía también. Los europeos, a pesar de una vida más ordenada, no resisten el clima o lo resisten mal. Una vez, Ilevóse un fuerte contingente de l'll'Sose inmediatamente adquirieron el paludismo. De los japolleses que ahora, trabajan varios se encuentran palúdicos. El indio re~iste admirablemente al 'calor. Casi desnudo, trabaja en las cañeras c-on 'el sol a plomo sobre la cabeza descuhierta. Su naturaleza 'es excepcional. Uno de los médicos «lel ingenio con cinco años de práctica, afírrnábame que ning\.lna institución científica daría crédito' a los casos de curación en flUe había intervenido. Una vez, jugando un indígena en una


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BOLETíx

DEL DEPARTAMEXTO NACIOXAL DEL TRABAJO

zorra Deeauville, cayó bajo de ella y se rompió una de las piernas. Lleváronlo al hospital. La amputación del miembro estaba indicada, tanto más cuanto que la gangrena había comenzado. El indio y la tribu se resistió a la amputación y el paciente fué llevado al toldo, convencido el médico-de que no tenía .sino horas de vida. Aquel indio vive aún, bien que con la pierna seca. & Será aceptable la teoría de que los curanderos indios obran milagros por medio de la sugestión y del aparato escénico de que se rodean cuando entran en funciones con el «pin-pin» ~ Los esfuerzos del ingenio, en beneficio de la salud, son plausibles. He dicho ya que tiene un hospital, dos médicos. farmacia. Creo, sin embargo, que es menester hacer allí una obra enérgica, en beneficio del blanco y en beneficio del indio. La prohibición de la venta del alcohol, debe 'ser absoluta e impuesta por la ley, pero no solo en el ingenio sino también en las localidades vecinas. Si así no fuera, el remedio sería nulo. Con el dinero ganado dentro del ingenio. iríanse a emborrachar fuera del ingenio, Esta dolorosa tendencia de aquellos valientes e insuperables trabajadores, origina una duda respecto de los procedimientos que para el Ipag,o de salarios usan ciertas administraciones. ¿ Conviene pagar al obrero, el sábado, íntegramente el dinero que ha ganado en la semana? ¿ Conviene más, para evitar que lo gaste todo en alcohol, darle sólo diez pesos y guardarle el resto ~ ¿ No conviene másdarle, por ese resto, una habilitación o libreta para que saque mercaderías y mantenga, comida y vestida, a su familia ~ ¡, No conviene más darle diariamente, obligatoriamente, una parte de su sueldo en ración de pan y carne y el resto en dinero ~ Que al ingenio conviene pagar solo una parte en dinero-s-el semanal-y por 'el resto abrir crédito en mercaderías, el alcance, no hay duda. Creo también, que esta f.orma de pago conviene sino a la totalidad a buen número de los obreros. Doloroso es decirlo, pero, darles todo en din ello, equivale -a fomentae el alcoholismo. El chahuancovdespués de la tercera o cuarta copa, saca el resto de 10 que tiene, lo arroja en 'el mostrador, lo mismo un peso que diez, y dice al bolichero: --<<<Esto es plata, ché. . Machame l (emborráchame).

Las proveedurías.-Precios las mercaderías a los indios.

de· venta

de

Se ha dicho que en los ingenios se explota al indio entregándole mercaderías a precios exorbitantes. Es creencia general, también, la de que entre las mercaderías figuran espejos y collares de cuentas y otros abalorios por el estilo. Se ha .dieho igualmente que en los i:ngenios se ;p.rov:elede armas de fuego al indígena y se le entrega todo el alcohol que solicitan. Todo esto es falso. E~ contrato celebrado porjntermedio de las autoridades del Cha-co adolecía del defecto de no indieae los precios unitarios a que¡ las mercaderías serían entregadas a los indios. H~ ubsanado esto. La Iista que sigue y que forma parte integrante del nuevo contrato, indica los precios a que serán v-endidas estas mercaderías. Son los siguientes: Aperos chicos, regulares y grandes, de $. Aperos chapados, plata alemana. . Alforjas. . . . . . . . Agujas para bolsas, docena. . . . . Anzuelos surtidos, docena . Bombillas de. plata, cada una. . . Bramante, piezas de 18 metros cada una de. Bombachas, de. . . . Colchas, de. . . . . . Cabo sisal, kilogramo. . . . . Caronas de suelas, cada una. . . Caronas eharoladas, cada una. " . Caronas charoladas, juego, de tres. Correas para estribos, cada una'. o nchas, de. . . . . . . . . . . Cintos, de. . . . _ . . . . . . Carpas de lienzo, hechas ... _ .. Crea, (lona de catre), metro. Coceo punzó, metro. . . ',' . Cascabeles de cobre, cada uno. Cucharas, docena. . . . . . . Cuchillos con vaina, 14 pulgadas, cada uno.

12.39.4.50 0.20 0.20

5.-

a

4.50 2.50 2.80

a

7.-

a a

3.3.50 0.90 7.10.20.0.70 3.5.8.-

~.4U

1.-

2.-

a a

1.-

0.30 0.20 0.90 2.-


'la

,1

BOLETl:-.:

¡:'EL

DE?\R"l'~L\lE~'JO

~A(jO~AL

DEL

Ouchillos con va' na, 10 pulgadas, cada uno. Camisas percal surtidas, calla una. lL1. lienzo, cada una. . . . Id. Id rayado, cada una. . Calzonciblns de lienzo, cada uno. Id. Id. percal, cada uno. Id. Id franela, cada uno. . Camisas de franela, cada una. . Oamisetas tabla (chaqueños), cada una L1e. Chalecos surtidos, cada uno.. . . . . . . Espuelas, par, de. . . . . . . . . . . Bslabones, para piedra chispa, cada uno. Frazadas, cada una de. . Frenos, cada uno, de. . . . . Franelas lisas, metro de. . .' Fuentes enlazadas, cada una. . . . . Facones con vaina enchapada, cada uno. Hachas, cada una. . . . . Hilo carretel, «elefante» cada uno. Hachas de mano, cada una .. Jarras enlazadas, cada una. . . Jarros enlazados, cada uno de. . J ergones, cada uno. . . . . . . Lienzos, varios tipos, pieza de 18 metros, L1e. :i\lechas de yesque¡·os, metro. . . . Machetes de desmonte, cada uno. . Mate, cada uno . Ollas enlazadas, según tamaño, de. O'Ias fierro fundido, tres patas. Pegual ..... Pellones, de. . . Piel azul, metro. .' .. Pañuelos de percal grande (cuello), cada uno. Ponchos, cada uno de. . . . . . . . . . . Pañuelos negros, satín de cuello, cada uno. Pavas enlozadas, cada una, desde. . . Platos de latón tipo soldado, cada uno. Palanganas enlozadas, cada una, desde. Piedra de chispa, desde. . . . .... Pantalones (gran surtido, 15 tipos), c/u. desde Quintos bolivianos, moneda de 0.50. Rebozos, desde. . . . . . .... Riendas. . . . . . . . . . . . .. . .. Sombreros (más de 12 tipos), desde . Sacos surtidos, desde. . . . . Alparga tas y medias, el juego. Tijeras, desde. . . .

LAS

TR.\HAJO

1.50 1.1..i.-

2.50

a

0.75 a l.a 1.40 a 0.45 a

0.20

a

5.-

a

0.80 a

1.1.1.50 l.50 3.20 1.3.O.lU 6.3.O.fiJ 1.10.3.90 0.05 1.50 1.20 0.40 2.3U 7.0.10 l.80 0.20 3.1.l.40

3.-

a

3.-

a

4.50 0.50 0.20 10.0.40

0.90 O.:¿O 0.90 a.

l.so

1.80 a

::l.-

L-

0.80 a

L- a 2.30 a

0.70 3.3.90 5.6.-

71

l'ROVEEDURÍAS

Comestibles Azúcar, kilogramo. . Yerba, kilogramo. . Harina, kilcgrarno , . Sal, pan de 22 ·kilogtamos. )Iaíz, 10 kilogramos. . . . Arroz, kilogramo. Ooca, kí.ogramo . Oarne, kilogramo. Pan; el bollo. .

0.35 0.70 0.20 1.20 0.70 0.30 4.0.45 0.05

Estos precios (1) están muy lejos de ser exorbitantes, En lo que respecta' a la calidad de l.os artíeudos, aseguro que 'eíla es buena, como lo acr-edita el muestrario que, procedente de, los almacenes del ingenio he traído a este Departamento 1 ae.onal del Trabajo. No se vende ni alcohol ni armas de fuego. De ellas se provee el indio una vez que sale del ingenio. Estratégicamente situados, espéranlo en el camino que ha de recorrer hasta llegar a su toldería, numerosos comerciantes turcos .' A ellos entrega al indio el caballo y l~ ropa que lleva del ingenio en cambio de un arma de fuego y de su correspondiente dotación de tiros. Esto último no Io he .presenciado ; pero es unánime la manifestación que los 'entendidos me han hecho. Mi pensamiento a rpesar de todo es pesimista, Creo que con la mejor reglamentación del indio estará siempre a m:ewced de los empresarios, N o conoce el idioma, no sa:be leer, no sabe contar. Es un incapaz de hecho destinado a una brutal explotación <:te parte de HaS ingenios evitada 'Por 'el propio interés que el ¡:ngenio tiene en mantener" o y despedido contento a fin de asegurarse su venida para la zafra próxima. Con cualquier precio y con cualquier contrato se pu-ede, Si se quiere, engañar al indio. Su incapacidad de hecho psrmctirá siempre el éxito en toda clase de engaños y de subterfugios. He dicho ya que el indio ignora todo: el idioma, el alfabeto, el dinero ganado diariamente y que ha de ser canjeado .por mercaderías. :&1 empleado Equridador puede es-cribi'r una cifra u otra, $ 12 o $ 96. El indígena ton1Jará siempre el vale, con cualquier guarismo escrito porque no sa¡he distinguir las cifras, . Hi: presenciado el canje de un vale en uno de los almacenes depósito" de la compañía. El indígena lleva en us manos un pedazo

L0.4.0

(1) Estos precios quec1an incorporados al nuevo contrato '''etiénc1ose la: Administración c1elIngenio a no alterarlos.

vigente, compro-


,

,

1:1 11'1 11.,

72

BOLETíN

DEL DEP"\RT.\ME~TO

~ACJO~AL

DEL TRABAJO

de papel en 'el que se había anotado la cifra «$' 12». Con grandes dificultades, valiéndose más de ademanes que de vocablos, pid.ó un «,poncho puyo»; le fué entregado. Goma el valor de esta prenda es de $ 10, se le indicó que tenía todavía «alcance», es decir, que además del poncho podía llevar otra prenda. El indígena, entonces, solicitó otro poncho y fué menester hacerle comprender que el saldo de $ 2 no permitía la ~ootl'ega de esa prenda. Hay que recurrir entonces, a un largo y antiguo procedimiento ,de «igualar» a objeto de que el indígena lleve en mercaderías un valor exactamente igual a la cifra consignada en el vale de que es portador. Más o menos las dificultades se producen con todos los indios, excepción hecha de 'Ios «'l'adinos» y lenguaraces que, 'Por haber vivido mucho tiempo en contacto con la gente civilizada, tienen nociones exacta del valor de las cosas y del d.nero, Un indio no ladino preferirá en monedas de nikel $ 0.70 o $ 0.80 en vez de un billete de pap-el moneda equivalente a $ 1. , Paca dar una idea exacta de la posibilidad que existe para engañar al ,indio a conseeuencia de la simpleza o ingenuidad de su espíritu, narraré lo que me fué contado por uno de los empleados de uno de los almacenes depósitos. Una tarde, en un pedazo de papel de proporcione-s parecidas a los vales que se da a los indios en que se acredita la mercaderí-a que pueden sacar, dcho empleado 'efectuó algunas operaciones aritméticas llenando ·el referido papel en crecido número de guarismos. Luego 10 tiró al suelo cerca del mostrador. Momentos después un indígena recogió dicho papel y con una audacia que traducía su ingenuidad excesiva se presentó al almacén como i aquel pap-el fuese un vale que le hubiera sido dado corno compensación Y acreditación de u salario. El empleado se hizo el desentendido y el indio comenzó a solicitar ponchos y monturas convencido, hasta el final, que estaba engañando con éxito a la empresa. Demás está decir que en el momento oportuno se terminó la brOIILa. Lo expuesto contribuye a demostrar la evidente incapacidad del indígena. Si recibe una pieza de uso doméstico avaluado el1 $ 7 la' entregará al primer transeunte por un puñado de moneditas de nikel que escasamente excedan de $ 1. Despréndese de esto, en eonsecuencia, la convicción de la facilidad extrema conque el indígena puede ser estafado y las dificultades reales que exdsten para evitar que estas estafas se realicen, Por lo que he visto, dentro del ingenio, no se estafa al indio. Ni se le venden tonterías. y perendengues, ni e le surte de erectos de calidad inferior. Como artículos aparatosos no he visto sino mon-

LAS

PROVEEDURíAS

73

turas y puñales enchapados en «plata alemana». Sus precios no son e~8vados. Al terminar la zafra tiene lugar el «arreglo grande», esto es, la liquidación final, en mercaderías, de lo ganado e~ l~ tres últimos meses. He oonWill.ido con el ingenio que uno o vanos Jll~ctores de este Departamento, verificaran 1M e-ntregas de mercaderías que se harán a los indígenas. Estas se entregarán de acuerdo co~ l~s precios que fig¡uran en la nómina que antecede. En esta nOffiiln~ no los precios de 10s caballo , yeguas y burros que a cambio de f'guran . di .1mal o de una parte de jornal se entrega a los m igenas, Su no JO di h . 1 figuración está excusada por el hecho de que ic os í\m~ es .se adquieren en la provincia de Salta o J ujuy dí-as.~ntes del licenciamiento de la indiada a precios que, con antelación, no pueden ser 00"". El insrenio ha prometido justificar los precios de entrega, f·, lJ V>' '" "', 1 . di manifestando desde ya que en la entrega de animales a os m lOS pierde dinero. En aquella región, Ie,lga:nado. caballar e~ caro y_el indígena está habituado a recibi,rlo a los nnsmos preCIOS de anos anteriores, notablemente elevados en la ·actualidad. Según referencias que he .recogido, fuera de los ingenios es don~e se sxplota al indio. Parece ser ique un buen número de comerciantes, entre los que abundan'los turcos, los esperan en la época del rcenciam:ento, e.stratégicamente ieScalonados en el camino que han de recorrer ?~ra llegar a sus toldos y les proponen cambios de lo que han adquirido en el ingenio por otros objetos de mucho menor valor. Se me asegura que se les provee de armas Y de mmnición de guerra. . Adviértese, por lo expuesto, que puede resultar un pebgro la entrega al indígena en dinero de todo el salario percibido.


, I~I

Proporción de indios que trabajan.Partes diarios.-Los caciques y los soldados.

En el presente capitulo nos ocuparemos de la proporción reducida en que los indios concurren al trabaje. El 21 de junio, por ejemplo, el ingenio tenía 1.195 indios varones, 918 chinas, 71 muchachos grandes y 134 osacos (muchachos chicos que ganan sueldo), es decir, un total de total de 2.318 personas aptas para trabajar. E e día no trabajaron sino 725. El resto se encontraba enfermo o sencillamente, sin deseos de trabajar. Creo interesante agregar al 'presente informe los partes diarios que cada lote presenta a 'la adrninisración, no sólo ¡para que se conozca el número de los indios que trabajan sino para que se establezcan los porcentajes respeetsvos. He aquí los partes diarios de ref-erencia.


~

LA FLORENOIA L'

~

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PERSONAL Clase de trabajo

¡MaYOrdOmos ¡ Capataces

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·

1 »

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..

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BOLETíN

DEL DEPARTAMENTO

NAClONAL

DEL TRABAJO

PROPORClÓN

DE INDlOS

QUE TRABAJAN

79

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Sábado 22 de Junio de 1914.

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80

BOLETíN DEL DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO

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Según el contrato, los caciques deben aportar un contingente de 10 indios. Esto no se cumple nunca. Las partes que siguen demuestran que ningún cacique lleva al trabajo lOI~ 10 indios que le corresponden. He aquí los partes:

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82

BOLETíN

DEL DEPAR'rAMENTO

NACIONAL

PROPORCIÓN

DEL TRABAZO

DE INDIOS

QUE

TRABAJAN

83

LOTE FLORENCIA

LOTE PREDlLIANA

J.ndios que han salido a trabajar Indios que han salido a trabajar Junio 22 de 1914. Junio 22 de 1914. CACIQUES CACIQ,UES

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5

Mariano.

9

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Segundo.

6

Solano.

7

Ciriaco.

9

Vicente.

7

Ocote ..

13

Anton'o.

6

Tomate.

6

Capitán Chico.

9

Milico ..

5

Cabezón.

5

Mulato

Chiloy. Tll··a. Alazán. Tupa Guanaco. Martín 1. Ramón. Lorencito. Petizo Chico. Negrito. Aramayo . Olma ,

Mayor. Pepe Chico. Serafín. Casimiro. Agustin 1. Corzuela. Antonino.

.

4

Manuelito

Camilo . Pala vecino.

2

Teófilo.

3

Lorenzo. Tucumano. Juan Plablo. Agustín 2. Cara Cara. Chizo. Rufián. Jlllián. Zorro. Elías. Palomo. Angelito. Napoleón. Sueltos.

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1

Ramoncito ..

3

Carpincho ..

3

Pedro Nato.

5

Bermejo.

2

Angelito. Pichana.

1

Ramón.

2

Alejandro.

5

Gualocote. Tomasito.

1

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Como resultado de los partes que anteceden, tenemos las proporciones que siguen para el personal de cada uno de los lotes.


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En general nos encontramos que en la 'Pelada de caña trabaja : el 30.6 % de cristianos y el 69.4 % de i:ndios. Este .poreentaje S'2 modifica diar-iamente y es seguro que a mediados de Ia zafra el número de los 'cristianos es mucho mayor. Las cifras 'que anteceden fueron tornadas en la segunda semana de iniciados los trabajos. Por lo demás, no hay que olvidar que del personal de fábrica están excluidos los indígenas de nuestro Chaco.

..

Modificación' siones.

del

contrato.

-

Conclu-

La iniciativa de la modificación del contrato anteriormente transcripto pertenece a la empresa de:. ingeniero de «Ledesma». En una comunicación dirigida al ministerio del interior, solicitó el cambio de los términos del 'contrato aduciendo como fundamento princpal el de 'que los indígenas se encontraban dli.sconformes yse negaban . a trabajar, Este pedido decidió el envío del que suscribe, a objeto de practicar 'una comrprobación 'Previa sobre los hechos, aducidos, La circunstancia relativa al menor número de indios que salían a trabajar, fué plenamente 'constatada. A mi llegada al ingenio, comprobé que, en efecto, apenas trabajaba la tercera parte ¿,el personal de indios apto para las labores de la zafra. Como mejor medio informativo decidí eonversarlos en lotes separados y no en conjunto, a objeto de 'conocer en una forma más detallada sus diversas manifestaciones. Los indígenas coincidieron unánimemente en su deseo de derogar el contrato vigente volviendo a lo que e110'3llaman la «moda antigua», a cuyo régimen están habituados, sin variación ninguna, desde muchos años atrás. La cláusula más resistida era la del ahorro en dinero. La naturaleza desconfiada e irmprevisora de estos trabajadores ole ocasión hacía imposible la tarea de explicaeles 100 beneficios del ahorro. La economía del contrato, por otra parte, les resultaba demasiado compleja y no se avenían con que se les descontase el importe de' la caña consumida .rri las amortizaciones del tabaco y anticirpos recibidos en 'el Chaco antes' de partir en viaje a los ingenios. Estas quejas me fueron unánime y aisladamente expresadas por todos los lenguaraces. Hago notar, de ipaso, que muchas de las indiadas eonoeieron el contrato recién en el ingenio, 'Pues. no todos los indios vinieron del kilómetro 612, en el Teuco, donde el contrato fué celebrado. Estas tribus negábanse a reconocerlo y los mñsmos que lo habían celebrado, deseaban su ITlJodifilcac:ón.En señal de protesta negáronse a salir 311 trabajo. Cuando les manifesté 'que se volvería a trabajar «a la moda antigua» manifestaron un visible contento que


86

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BOLETíN

DEL DEPARTAMENTO

NACIONAL

DEL TRABAJO

se tradujo por la presentación de un crecido número de indígenas a los trabajos del SUl'lCO. El primer contrato, pues, destinado a favorecer a los indígenas ha fracasado por el propio pedido de los interesados, a pesar de haber respetado dicho contrato las formas seculares en que los indios vienen trabajando en los ingenios. Nótese la diversidad de categorías que el artículo primero consagra y se convendrá en que los que rnás trabajan no son, ciertamente, los mejor remunerados. El capitán grande tiene asignada la mayor retribución, El 'capitán grande, sin embargo, no trabaja un solo día y la proposición de que lo hiciese signficaria una ofensa. Es el gran señor de los indios y el que, al finalizar la zafra, recibe los mejores regalos. En esta forma la' empresa gana su buena voluntad y lo tiene de su lado para la contratación del año próximo. El 'cacique menor tiene una retribución mayor que la del simple indio. En ,el' mejor de los casos apenas trabaja tanto como él. Es otro personaje con el que es menester traneig.r a cada ·momento. No hay que olvidar, en efecto, que los caciques menores son los jefes de cada grupo de diez indios y que influyen directamente en que estos se presenten atl.trabajo. El mayor número de los trabajadores está constituido por los simples indios o 'Soldados 'que son, como hemos visto, los que miás trabajan y los que en realidad' están peor pagos. La china o mujer del 'indio gana menos que éste. Realiza, sin embargo, una tarea idéntica a la del indio. Como se ve, el contrato colectivo celebrado en el kiló.:rnetro 612 fOja, por simples razones' de jerarquía o categoría, :un escalafón de salarios en virtud del cual aparece como mejor remunerados los que menor tarea realizan, El lenguaraz, por ejemplo, gana tanto como el capitán grande, a pesar de locual,en el tiempo de la zafra, no derriba una sola 'caña si tal en su voluntad. Que este régimen es, absurdo, es indiscutible. Menester es respetarlo, sin embargo, como imposición de antiquísimas costumbres invariables en el ingen:o y como' consecuen-cia de la organíeación social de estas tribus. Esta misma anomalía ha quedado . de pie en el nuevo contrato, en el que no se modifican los montos de Ias retribuciones .anteriormente fijadas sino su forma de pago; suprimiendo el ahorro de dnero o pago al finalzar la cosecha, unánimemente resistido por razones de desconfianza y de incapacidad mental. Los sueldos.ven el nuevo contrato, quedan así: Pri mera categoría: por mes trabajado se pagará 128 $ en mercaderías, más 42 $ en efectivo, dstribuidos así : para ración diaria, en efectivo, 1 $; estimulo; 'por eada seis días trabajados en cada' seis consecutivos, $ 1:50.; bonjñcacón por treinta días trabajados, 5 $;

lIIODIFICAClÓN

DEL CONTRATO

87

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categoría segunda: ganarán $ 73.40. en mercaderías, y $ 26 en efectivo, distribuidos así: racionamiento diario, $ 0..60.; por seis días trabajados en cada semana, $ 1.2.0 y gratificación de $ 5 por treinta días trabajados; tercera categoría ganarán $ 37.80. en mercaderías y $ 19 en efectivo, distribuidos así: $ 0..40.por ración diaria, estímulo 1 $ por cada 6 días trabajados y $ 2 .por cada tre:ill.ta días; (marta categoría: ganarán $ 28.60. en mercaderías y $ 19 en efectivo distri'bnidos en la misma forma que la categoría anterior; quinta categoría: quedaría igual que la 'cuarta; sexta categoría: ganarían en mercaderías $ 13 Y $,8.50 en efectivo. Las categorías 7 y 8 quedarían en iguales condiciones a las categorías primera y segunda, . Sin duda alguna, las retribuciones fijadas en el nuevo contrato de trabajo son inferiores a las que marcaba el contrato anterior. Esta d.ferencia queda íntegramente compensada con el derecho concedido a los indios para comer caña si.n que ella. les sea descontada. 'I'ampoco se les descontará el valor de la ropa entregada antes de su ingreso al ingenio ni los gastos hechos para su trasporte y reclutamiento. Como se sabe, todo esto se descontaba antes con mermas bastante considerables para los salarios fijados. Por caña, 15 $ mensuales; por tabaco 10; 'por anticipo de ropa 6 $ mensuales. Una de las omisiones más graves del contrato anterior' era la referente al precio en que las .mercaderias serían entregadas al indígena. Establecer 'que el mdio gana $ 31.80. en mercaderías y omitir el detalle del precio de éstas, significaba dejar abierta una puerta para una merma considerable sobre el valor real de dicho sueldo en mer-caderías. Esta omisión ha sido subsanada en el nuevo contrato. Uno de los artículos establece el precio unitario a ¡que cada clase de mercadería será vendda a los indios. La lista es, exactamente, la que en un capítulo anterior se transcribe. Son precios sumamente equitativos que no difieren mucho de los corrientes en la ciudad 'de Buenos Aires. Disponía el contrato 'anterior que las eumas ahorradas se entregasen al indio el mismo día de su partida al Chaco. La modificación establece 'que el ingenio abonará los dos primeros meses en dinero y .mercaderias al finalizar cada mes. En los últimos tres meses se les abonará el salario en dinero, pero e les retendrá la mercadería a fin de que vayan bien provistcs a los toldos. Otra de las modificaciones es la que se refiere al licenciamiento de los indígenas. En lo sucesivo el ingenio los condlucirá por Pichanal hasta Las Varas y por Embarcación a Tres Pozos, racionándolos hasta allí y despid.endo con 5 $ en efectivo a cada cacique, soldado


88

BOLETíN DEL DEPARTAMENTO

NACIONAL DEL TRABAJO

MODIFICA ¡ÓN DEL CO:-lTRA'l'O

y lenguaraz que haya trabajado 100 días de los 150 de la cosecha. Haeta llegar al sitio del licenciamiento, cada indígena será racionado con 10 kilogramos de carne por cada 20 leguas de marcha. Introdújose también un nuevo artículo en virtud del 'Cual el ingenio se compromete a no vender a los indígenas armas de precisión o alcohol, debiendo vigilar las ventas que los comerciantes partículares realicen dentro del ingen'o. Finalmente, el Departamento Nacional del Trabajo queda encargado de hacer cumplir y fiscalizar el nuevo contrato. Como conclusiones siguientes :

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defin'tivas

de esta inspección

presento

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. P Los ingenios de Jujuy pueden prescindir del trabajo de los indígenas, como han prescindido ya los ,de la provincia de 'I'ueumán. El trabajo de los indígenas puede ser reerrnplazado por el de los o'breros eriollosde las localidades del Norte. En el peor de los casosy suponiendo que la zafra azucarera fuese superior a los brazos disponible en la región,-pueden llevarse desde Buenos Aires bracenos extranjeros, pues, en la época en que la zafra e inicia, la desocupación .se acentúa en la Capital Federal. Los ensayos de aclimatación de europeos en aquella zona, no deben tomarse como definjtivos. Como dificultad mayor para el trasporte de peonadas hay que reconocer la .que deriva del exce ivo costo de los pasajes. 2.° En el ingenio el indio es bien tratado. Es incierto que se le venda alcohol y baratijas innecesarias. El precio de venta de las mercadería" no difiere mayormente del precio corr-iente en la Capital Federal. E.l salario del indígena es más 'bajo que el de los obreros criollos. El indigena, sin embargo, no es un trabajador tan barato COIDIO genera1mente se cree. Al salario real que recibe hay que agregar el elevado consumo de caña que hace y los gastos que su reclutamiento y trasporte originan. Son dobles: ¿¡el Chaco al ingenio y del ingenio al Chaco. 3.° El indígena es trabajador malo e inseguro. Los ingenios traen mayor número de 'indígenas que los necesarios para las tareas descontando de antemano las ,bajas diarias de los que no se presentan a trabajar. Los que .no trabajan viven del dngenio. El primer contrato, lo mismo que el seg:undo (ipequeñas modificaciones al primero) SOJ;l de todo punto insuficientes ,para tutelar debidamente los intereses ole los indios. Incapaces de hecho, están a merced de, los dueños de los ingenios" quienes encuentran interés en tratarlos bien a fin de asegurarse su venida para la zafra próxima. Es posible que el mayor beneficio para el ingenio esté representado

89

por la economía que significa el alojamiento del indio. En caso contrario, verían se obligados a emplear un capital en la construcción de viviendas. 4.° El indio no se eividiza en el ingenio. Regresa a los toldos sin haber aprendido nada. En el ingenio viven sujetos a una clase de trabajo que les permite, con escasa diferencia,' mantener la vida de los toldos. Si el indio trabajase en la fábrica y trapiches, y no en el surco, se civilizaría acaso rápidamente. 5.· Si el¡ el futuro se desea tutelar en una forma eficaz los inter eses de los indígenas bajo el punto de vista del trabajo, será menester apartarse por completo de los puntos de mira que se han tenido en cuenta al redactar los contratos colectivos actualmente en vi gen- cia. La remuneración deberá fijarse en atención al trabajo efectuado, y no, como ahora, ¡bajo el punto de v'sta de categorías que, si consultan la organización de la tribu, no tienen en cuenta la producción de trabajo que cada individuo r.nde. El cacique, el indio y la china deben ganar igual porque producen cantidades iguales. El contrato debe establecer, para ser .jmple, un precio por una tarea, es" decir, debe indicar cuanto pagará el ingenio por derribar y pelar la caña de cada surco de cien metros, sienóo indiferente que esta tarea la realice un indio, una china o un menor o un indio ayudado por la china y sus hijos. El establecimiento del precio único en esta forma simplificaría notablemente el problema actual. En lo que respecta al pago podría establecerse que un 75 .% fuera en efectivo y un 25 % en mercaderías. El pago sería mensual e íntegro, proporcionado para cada individuo con el número de tareas realizadas durante el mes. Como punto de partióa para la fijación de este salario, habría que tomar el que el ingenio paga por igual tarea a los obreros no indios y deducir proporcionalmente los gastos que importa el trasporte y reclutamiento del indio. Pienso además, que la merma no debe ser excesiva porque, en parte, está compensada con la economía de viviendas que realiza el ingenio con los indios. Si un criollo gana dos pesos por cada cien metros de caña 'que trabaja, estimo que el indio no debe percibir, por igual tarea, una suma inferior a $ 1.70. 6." Bajo el punto de vista de la conveniencia general, creo que no existe ninguna para justificar este éxodo anual de indígenas del territorio del Chaco. Los más inteligentes me han manifestado que no irían a los ingenios si en el Chaco se les diese tierra para cultivar o se les procurase ocupación. Saluda a usted atte. ALEJANDRO M. UNSAIN. Jefe de Inspección.


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