Historia de pitcairn

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ABRIL DE 1940

}\ño VI -Vol. XIII

PRINCIPALES ARTlCULOS DE ESTE NUMERO Hacia

los

ventisqueros Imagen

de

australes la costa

del

Tupungato

peruana

Máscaras chiriguanas Viajando por América (V) Historia

La totora y los indios - Uru de Pitcairn: la isla de los amotinados Las termas

EL SUMARIO

DETALLADO

de

ESTA

Cauquenes EN

EL INTERIOR

DE LA TAPA

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SAN JUAN 738, BUENOS

AIRES

Número

suelto

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1'%

en roda la Rep, Argentina


ESTE

NUMERO

CONTIENE

Notas y Noticias Hacla.Ics ventisqueros australes del Tupungato, con 1 mai>a y 16 ilustraciones

Prol. Dr. CRISTOFREDO

Imagen de i~'costa peruana, Con 8 ilustraciones Máscaras chiriguanas, con 5 ilustraciones Prol. Viajando por América: Washington. Nuev.a Orleans • Leredo, con 20 ilustraciones

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La totora y los indios Uru, con 7 ilustraciones Historia. de Pilcairn: la isla de los amotinados;

R. de ANESI

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con 1 mapa y 8 ilu~traciones

Las t·urnas de Ceuquenes,

JAKOB

Dr. J. IMBELLONI

DANIEL con 8 ilustraciones

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Dra. JOSEFINA

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G. de PELAEZ

EL MUNDO Y LAS REVISTAS Impresiones sobre Bolivia, por Mario J. Busclliazzo -.: Desciframiento de los signos cuneiformes, Capri/e - la prehistoria de Colombia, por J. W. Sehottelius.

por Enrico

EL MUNDO Y LOS LIBROS Inhoduction to Argentina, por A/exander Wilbourne ociedad de Acuarelistas y Grabadores (250 aniversario) Colección cronológica de vistas de Buenos Aires. Catálo~o razonado, por Guillermo H. Moores Entre los Vilelas de Salta, por Guillermo Fur/on9, S. J. - Stieler Grand Atlas de Géographie Moderne, por Hermen» Haak - L' Indochine, por Mauriee Perchero n y M. R. Percher~n reston - Ameghino, por U.aro F/ury Historia de Costa Rica, por Ú6n Fernánde. Guardia - Entre .1 Aconquija y el San Bernardo (Notas de Viaje), por Reyna/do A. Pastor - Geografía elemental d. Guatemala, por J. José Aré.a/o - Geografía de Costa Rica, física, política y económica, por J. Francisco rrejol ---: La ciudad de Esperanza, por el P. Pedro Gren6n - Bolívar internacionalista, por J. Pérez Concita.

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UN CUADRO A TODO COLOR de Cesáreo Bernaldo de Quirós: "El homóre eJe los arreos"

85 ilustraciones Propiedad

Artística

y Literaria - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual y dibujo de la tapa registrados bajo el No 161.245.

Año VI - Vol. XIII

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Núm. 79

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HISTORIA DE PITCAIRN: LA ISLA DE LOS AMOTINÁDOS Breve reseña histórica de la isla que escondió a los amotinados de la corbeta Bounty y que hoy alberga a sus descendientes en una comunidad singularmente feliz. Curioso ensayo de mestización de las razas blanca y polinésica que, después de abarcar el período de un siglo y medio, viene a descalificar las teorías racistas de Gobineau y a demostrar la realidad de las leyes de la herencia biológica descubiertas por Mendel.

por DANIEL HAMMERLY DUPUY

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compensa su extremado aislamiento en los Mares del Sur, mediante sus bellezas excepcionales. La masa volcánica de sus rocas colosales, que surgen del océano, semeja las ruinas de un castillo ciclópeo que hubiese sido construido por titanes del mar. Las olas azotan brutalmente los flancos de la isla, rodeada casi siempre de espuma cuya blancura contrasta con el color de las rocas y con las diversas tonalidades de la vegetación lujuriante, que se escalona en los valles y acantilados, dejando al descubierto la cumbre de un peñón de 1.109 pies de altura. Al noreste de la isla se levanta otro pico semejante en cuya ladera los árboles umbrosos ocultan una gruta que fué la primera morada de sus pobladores. Al sudeste está uno de los lugares más pintorescos, al que los isleños denominan "la soga" por haber sido este el único medio de acceso. Allí existe una bahía con su hermosa playa de arena, escondida tras de los arrecifes que la protegen de los fuertes embates del mar. Actualmente se puede llegar a este sitio de inolvidable belleza, zigzagueando por las talladuras practicadas en el acantilado, entre cuyas rocas de diversos colores, donde se descubren curiosas pictografías, están arraigadas las plantas hirsutas y los árboles frondosos que disimulan el inmenso precipicio que desciende casi perpendicularmente hasta el mar. Desde el pico del extremo noreste de Pitcairn se contempla un valle donde las palmeras [p andanus y coco nucifora] yerguen su forma esbelta por encima de todos los árboles, como disputando un luga'r abierto al sol. Desde allí se divisa la pequeña bahía Bounty, o del desembarco, en cuyo extremo ITCAIRN

más elevado existe una roca que semeja un rostro humano que mira benevolente hacia el lugar donde Christian, el oficial amotinado, hiciera anclar a la corbeta "Bouniy" ... Los relatos del capitán Bligh, después de su famosa hazaña realizada con su travesía de 6.000 kilómetros llevando a 18 hombres en una chalupa abierta, había hecho de Christian un personaje temible al cual llamaban "el archi-amotinado". El fracaso de todas las tentativas para descubrir al rebelde' y a sus compañeros daba lugar a corijeturas contradictorias. Algunos suponían que habrían sido víctimas de los antropófagos, otros admitían un naufragio a raíz de ciertos vestigios descubiertos en el mar, por sus perseguidores, al par que otros aventuraban que los amotinados estarían sumidos en una vida de orgías en alguna isla relegada del gran océano. Mientras tanto, hacia el año 1808, corría la voz entre la parentela de Christian, en Cumberland, que éste había regresado a las playas europeas. El otrora subalterno de Christian, el guardiamarina Heywood, quien después de haber sido sentenciado a la pena capital recibiera el' indulto del rey, cierto día, mientras andaba pOr las calles de Plymouth, a su regreso. del combate con la flota francesa como comandante del Nereus, en 1809, se encontró tras de un hombre que le hizo recordar vivamente al antiguo oficial de la "Bounty"; apresuró el paso, el hombre perseguido hizo lo propio y volviendo su rostro echó a correr. Heywood creyó reconocer a Christian. Sin haberlo podido alcanzar inició algunas averiguaciones que abandonó temeroso de descubrir a un amigo que sólo podría 1>


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pan. A pesar de la desigualdad en el reparto de la tierra, los aborígenes trabajaron con alegría en los cultivos y en La tragedia del jefe de la rebelión la crianza de animales de corral. Antes de los diez meses del desemLos recursos de· los escritores suelen ser prodigiosos. Lord Byron, mientras barco, fué festejado con grandes regoestaba junto al golfo de Génova, Italia, cijos el nacimiento del hijo primogénito se inspiró frente al Mediterráneo para del jefe del motín, que recibía el nomcomponer un poema que tituló "La Isbre de Thursday October Christian la 'de Christian y sus Compañeros". (Jueves Octubre: para recordar el día Esto ocurría en 1813 o sea varios años y mes del natalicio del primer vástago antes que se difundieran las noticias en quien se fusionaban la sangre inglesa y la polinésica). que se referían al paradero de los amotinados. El primer canto del poema , La recolección de huevos de aves made Byron recuerda el viaje de la "Bounrinas fué una de las ocupaciones predity", su apacible estadía en Tahití, el 'lectas de 'las ágiles isleñas, hasta que estallido del motín y el subsiguiente una de ellas perdió la vida al caer desde abandono del capitán en alta mar. El un escarpado acantilado. El marino segundo, canto contiene el diálogo idíque había perdido así a su esposa no se lico de un compañero, de Christian con resignó a su suerte, pretendiendo escouna nativa de Tabuai. Las canciones ger otra entre las de los nativos. Este acto de Wil'liams fué apoyado por sus de este idilio se inspiraron en algunos poemas de la isla de Tonga, dadas a compatriotas: siendo que éste, q¿e era conocer por Mariner. carpintero, amenazaba abandonar la Volvamos a los hechos que constiisla en un bote. El incidente provocó tuyen la historia de la isla de Pitcairn. una violenta ruptura de las pacíficas Era el 23 de enero de 1790 cuando Chrisrelaciones de los pobladores de ese petian ordenó el desembarco en la gema queño mundo. Los polinesios planeadel Pacífico, descubierta 33 años antes ron la masacre de los hombres blancos. por el joven Pitcairn, que navegaba Una de las mujeres descubrió el comen el "Swallow", comandado por el caplot, y Christian salió al encuentro de pitán Carteret. El jefe de los amotilos conspiradores. Trató de intimidar nados deseaba aprovechar cada tabla al' primer nativo que encontró, haciendo de la corbeta de su gran aventura, pero una descarga al aire, pero corno éste uno de los marineros, temeroso de que creyera que Christian no había tenido la presencia de la nave pudiera acusar puntería, huyó al bosque riéndose a la existencia de tan agradable refugio, carcajadas, ejemplo que fué imitado le prendió fuego cuando apenas habían por su compañero. Cuatro aborígenes comenzado a desmantelarla. imploraron perdón, y como garantía El velamen ~rrancado a la Bounty de su arrepentimiento prometieron mapoco antes del incendio, fué transfortar a los dos fugitivos, acto que consumado en carpas que, además de la gruta, maron en la brevedad posible. sirvieron de albergue a Christian, a sus La vida de los insulares parecía haocho compañeros de rebelión, a los seis ber llegado a un perfecto equilibrio. indígenas varones .Y a las doce mujeres, La dicha se prolongó durante dos años. una de las cuales llevaba una criatura Las pocas horas de trabajo alternaban de diez meses. con diversos juegos entre los que ocuPitcairn, pequeño oasis del Pacífico, paba un lugar de preferencia el que ofrecía en abundancia sus frutos óptillamaban ihara, que consistía en golpear mos. Su territorio fué repartido en calabazas con bastones, semejando al nueve partes donde cada amotinado golf. Las mujeres trataban de lucirse, podía cultivar esa tierra fertilísima y cubiertas de flores, en la danza tahitiana cosechar a su arbitrio las bananas, co- uri. Mientras los británicos aprendían cos, ñames, taros, y frutos del árbol de el idioma nativo, sus mujeres hacían librarse de la horca mientras tencia fu~ra ignorada.

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Mapa de la isla Pitcairn, que sirvió de refugio a los amotinados de la Bounly (en 1789). Es una pequeña isla de 3,2 Kms. de largo por 1,5 Kms. de ancho, aislada en la inmensidad del océano Pacifico, a 500 Kms. de la isla más cercana. Su población actual pasa de 200 habitantes

visibles progresos en el inglés desde el momento en que los niños comenzaron a hablar. La familia Christian llegó a contar con tres hijos, cuya madre, llamada. respetuosamente por todos Isabela, era cariñosamente apodada "Mainmast" por su esposo, quien hacía las veces de jefe de la comunidad. Después del tiempo de bonanza transcurrido desde la primera tentativa de rebelión, los cuatro nativos se pusieron de acuerdo para eliminar a los marinos británicos, entre los cuales Quintal y Mac Coy se caracterizaban por sus temperamentos violentos. Después de sustraer algunas armas, esperaron hasta el momento en que los blancos estarían esparcidos en sus-. respectivas plantaciones, para poder eliminarlos sucesivamente. Williams, que había sido la

causa del primer conflicto, fué la primera víctima. La detonación fué oída por los que estaban más próximos, pero pensaron que alguno de sus compañeros estaría dando caza a los muchos cerdos que ya hacían vida salvaje. Los revoltosos llegaron sigilosamente a la plantación de Fletcher Christian, a quien hallaron ocupado en su quinta, y le dieron muerte antes que tuviera tiempo de ir en busca de sus armas. De los nueve marineros desembarcados de la Bounty, sólo quedaron cuatro sobrevivientes. . Esto fué posible gracias a la alarma transmitida por una tahitiana. Mientras el joven aspirante y oung era escondido por su esposa, los otros tres marinos huían hacia el bosque. En tales circunstancias, Adams fué alcanzado por una bala que, entrando por


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la espalda le salió por la garganta. Los :aborígenes' "se precipitaron sobre él y ~.trataron de matarlo a culatazos; sin lograr su objeto. Impresionados ellos mismos por este hecho, le pusieron condiciones y lo llevaron a la casa de Christian, donde fué objeto de los mayores cuidados.

El clan 'de las mujeres Los dos blancos más violentos, Quintal y Mac Coy, permanecieron exilados e inermes en la selva. .El propósito de los nativos de tomar por compañeras a las esposas de los blancos eliminados, dió lugar a una lucha en la cual un tahitiano asesinó a otro de sus conraciales, huyendo a esconderse en la maleza. Las mujeres enviaron a Adams para parlamentar con los prófugos: se permitía regresar a los dos ingleses si daban muerte al criminal nativo. Habiendo llevado a ejecución esta orden, los fugitivos, exigieron que dieran muerte a los dos aborígenes que sobrevivían en el villorrio, si deseaban que ellos regresaran. Las mujeres nativas, desesperadas por la pérdida de los marinos asesinados, quisieron vengarse ellas mismas en sus hermanos de raza. Tantos actos de traición habían instilado un grado extremo de desconfianza en los exilados, quienes no quisieron regresar al poblado hasta que Adams les presentara los cráneos de los dos nativos. Sólo habían transcurrido treinticuatro meses desde que los amotinados se albergaran en la isla, y ya .habían perecido trágicamente diez de sus habitantes. ¿Habrían de extinguirse totalmente y en breve plazo los pobladores de Pitcairn? Esta idea casi obsesionante provocó serias reflexiones en Adams y Young. Este último comenzó un diario de la isla en el cual iniciaba su historia con los acontecimientos más notables ocurridos hasta diciembre de 1793. Por estas anotaciones se sabe que la primera disputa entre los hombres y las mujeres, ocurrió sólo tres meses más tarde. Young había sorprendido ~ un grupo de mujeres realizando una ceremonia con el cráneo de Williams, y como él exigiera que se lo entregaran

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para restituir-lo a su sepultura, éstas protestaron alegando que les asistían los mismos derechos de rendir homenaje a los restos de todos los ingleses, ya que no se les había impedido tales actos cuando realizaban ceremonias semejantes con los restos de los seis ~ativos. Al verse contrariadas en la celebración de sus ritos tahitianos, la amargura desbordó entre las viudas. Una de ellas destruyó su casa para iniciar la cons. trucción de una embarcación. Este ejemplo fué imitado errtusiastamente por las otras mujeres; y cinco meses después zarpaban con el propósito de trasponer las 1.200 millas que las separaban de Tahití, pero naufragaron a la vista de Pitcairn, según fuera previsto, por los hombres. Después de este contratiempo, el clan de las mujeres aceptó la paz, previa realización de una ceremonia fúnebre en memoria de los muertos. El diario de Young refiere cómo, en 1795, construyeron embarcaciones para la pesca, que era tan abundante que las mujeres debían colaborar activamente para la salazón. El 27 de diciembre de ese año quedó señalado como un día memorable por la gran angustia que se adueñó de todos al descubrir la aparición de .una nave de alto bordo hacia el Sud-Este. Para gran alegría de los insulares, el océano estaba terriblemente agitado y el barco tuvo que alejarse sin intentar aproximarse a la isla del refugio. Mac Coy se había criado en una destilería escocesa y, en 1798, se ingenió para obtener un -brebaje alcohólico de la planta ti (dracoena terminalis}. Después de tantos años de inevitable vida abstemia, él y su compañero Quintal, se entregaron a orgías cotidianas. Horrorizadas por sus desmanes, las mujeres huyeron a un extremo de la isla donde construyeron una especie de fortín. En ese lugar cuatro de las mujeres recibieron a sus respectivos maridos en visitas espaciadas y no sin antes cerciorarse de que no portaban armas. El inventor de la bebida embriagante, preso de un ataque de delirium tremens, se arrojó desde un precipicio: El sucesor en la


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Una vista en el pequeño poblado de Adarnstovn, única aldea de la isla Pitcairn. Debe su nombre a John Adams, uno de los amotinados, que llegó a ser jefe, legislador y patriarca de la minúscula colonia

funesta industria, después de la muerte de su esposa, que cayó en un abismo mientras se hallaba recolectando huevos, se volvió loco furioso, y, como amenazara la vida de los demás, fué eliminado por sus compatriotas.' Esta tragedia dió fin al año 1799, cuando los dos únicos hombres de la isla tuvieron que afrontar la responsabilidad de la dirección de la colectividad. La educación del aspirante Young hacía de él un maestro ideal, 'pero su gran afición al mar y a la pesca mayor le enfermó, y un año después moría de asma, dejando seis hijos. Juan Adams, que así se hizo llamar desde el motín el marinero Alejandro Smith, tuvo que hacerse cargo de la protección de 10 mujeres y de la educación de 23 hijos de los amotinados ingleses además de las atenciones que requerían las criaturas de los nativos. Mientras Adams leía una vieja Biblia procedente de la "B ountu " , se sintió .•... , penetra d o d e un profundo arrepentimiento y, regenerado,

decidió crear una comunidad en armonía con los preceptos de las Sagradas Escrituras. En ese antiguo libro los hijos de las polinesias aprendieron a leer y hablar un inglés clásico.

El redescubrimiento de la gema del Pacífico Accidentalmente, el 6 de febrero de 1808, el capitán Mayhew Folger halló en su ruta una isla que supuso que fuera la de Pitcairn, aun cuando su posición distaba 180 millas de la que le fuera atr-ibuida por Carteret en 1767. El capitán Folger hizo echar dos botes almar para explorar los contornos de la isla que suponía deshabitada, con el objeto de comprobar si existían focas, para darles caza. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando apareció una embarcación tripulada por tres jóvenes musculosos que, a pesar de su tez obscura, le dirigieron la palabra en perfecto inglés! El capitán del "Topaz", de Boston, desembarcó con la ayuda de sus nuevos amigos


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que lo condujeron ante Adams, quien como único superviviente del famoso ; motín; pudo contarles todo lo acaecido . desde aquel evento. El regocijo de los insulares había sido inmenso desde que habían distinguido que la nave visitante enarbolaba el pabellón estadunidense,. en lugar del británico. Después de haber sido objeto de muchas atenciones, el capitán Folger zarpó para la isla Más Afuera. El marino norteamericano se propuso ocultar su descubrimiento del refugio ae los amotinados de la Bounty. Llevaba a bordo un valioso recuerdo de Adams: el cronómetro que Christian había salvado de la Bounty, objeto embarcado por el capitán Bligh, que a su vez lo había tomado del Resolution, donde el célebre capitán Cook se había valido de tal instrumento en sus afamados descubrimientos. El cronómetro en cuestión le fué quitado al capitán Folger por el gobernador de las islas Juan Fernández. Parece que el diario de a bordo, donde se hacía alusión a la isla Pitcairn y a sus habitantes, fué confiscado en Valparaiso. El caso es que, el 14 de mayo de 1809, el Almirantazgo Británico recibía un comunicado de Río de Janeiro, procedente de Valparaíso, donde había sido despachado siete meses antes por el teniente W. Fitzmaurice, en el cual se informaba de la existencia de uno de los amotinados de la corbeta Bounty. La denuncia era autenticada por la existencia del histórico cronómetro de Cook. El ALmirantazgo estaba demasiado preocupado por los problemas europeos y no dejó trascender la noticia que pocos años antes hubiera tenido un carácter sensacional. Parece que el redescubrimiento de la isla Pitcairn y la noticia de que tenía pobladores, no había sido difundida ni entre los marinos que frecuentaban el Océano Pacífico. Esto es lo que per- . mite suponer la sorpresa experimentada por Sir Thomas Staines, al descubrir en su ruta entre las islas Marquesas y Valparaiso una isla que supuso que fuera la de Pitcairn por su extraordinario aislamiento. Era el 17

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de setiembre de 1814 cuando las fragatas "Briton" y "Tagu'/' trataron de reconocer la isla, que les pareció habitada por el alineamiento de algunos. árboles. Pronto salieron· de dudas: luchando con suma destreza entre la resaca apareció una embarcación indigena que al llegar junto a la fragata que comandaba Staines, fué abandonada por dos de sus ocupantes que, con notable agilidad, escalaron hasta el puente de la Briton y se expresaron en un inglés puro pero con cierto tono original. El mayor de los jóvenes tenía la cabeza cubierta por un curioso sombrero de paja adornado con plumas de gallo. Dijo ser el primogénito de la isla, hijo del amotinado Christian y de una tahitiana. El otro era hijo del aspirante Young, otro de los rebeldes. Los jóvenes insulares quedaron maravillados ante el tamaño de la fragata, de sus grandes cañones y de una vaca, que les parecía una chiva descomunal. El comandante Staines y el capitán Pipon fueron conducidos en la ligera piragua hasta la ribera donde los esperaban Adams y su esposa. Por primera vez desde el motín flameaba la bandera británica en aguas de la isla de Pitcairn. Adarn"s manifestó a los marinos visitantes que estaba dispuesto a regresar a Inglaterra si es que así se lo exigían. Estas palabras fueron conocidas de todos los isleños entre los cuales cundió la alarma que ~fué expresada en todos. los tonos de la desesperación y del dolor. Sir Staines fué movido a la clemencia, y la comunidad volvió a la tranquilidad cuando las dos fragatas desaparecieron tras del horizonte. Once años iban a transcurrir todavía hasta que apareciera una nave británica de guerra. ¿Cuál sería la suerte del último superviviente de los amotinados? J ohn Adams: el amo-

tinado

y patriarca

Nacido en Londres, pero siendo hijo de un marinero de cabotaje, J ohn Adams no había recibido otra educación que la que recibiera en su vida callejera de la infancia. Contaba 22 años de edad


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Una típica casa de Pitcairn, reconstruída con elementos modernos, por ejemplo, el techo de zinc ondulado en substitución de la antigua techumbre de paja

cuando se había embarcado en la cor- Dios por la educación de los isleños, beta "Bounty", que comandaba el ca- hizo él mismo visibles progresos intelectuales y morales. pitán Bligh, donde se había alistado bajo el nombre Alexander Smith, ¿Cuál Adams había llegado a ser consideera su verdadero nombre y apellido? rado como un padre, más que como un En los Estados Unidos de América del maestro, para la nueva generación pitEl peso de la enseñanza se Norte, [ohn Adams había llegado a ser. cairniana. un nombre famoso desde la elección hacía cada vez más gravoso para el padel segundo presidente de esa joven triarca que tanto se afanaba para exnación en 1797, pero los secuaces de poner los más altos principios morales, Christian nada pudieron saber del mun- ya que no podía improvisar muchos codo desde mediados de 1788 cuando la nocimientos de los cuales sólo tenía "Bounty" había abandonado la pobla- nociones intui tivas. Deseaba poder ción del .Cabo. Esto hace suponer que ofrecer a los jóvenes insulares conocimientos superiores a los que él mismo se había embarcado con un nombre falso y que readaptara el suyo propio poseía. Abrigaba la esperanza de que llegaría el día en que alguna persona a partir del motín. Se ha comprobado que cuando Adams más capaz podría proseguir con la obra desembarcó en Pitcairn no sabía escri- que él había cimentado con tanto amor. En 1817 arribó a la isla Pitcairn el bir, lo cual había aprendido de Young después de la masacre de Christian y barco "Sultán", pero Adams no se atrevió a insinuar sus deseos, temeroso de de los demás compañeros. No obstante su poca preparación, Adams estaba do- que lo que los jóvenes pudieran ganar en instrucción lo perdieran en educación. tado de una buena medida de sentido común y, desde que asumiera la tre- Dos años después llegaba el "Hércule./', de la Compañía de las Indias Orientales, menda responsabilidad que sentía ante


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del cual pudo conseguir algunas herramientas. Finalmente, cuando en oc;tubre de r'823 llegó el "Cvrus", intimó 'con el capitán Hall; a quien expuso sus preocupaciones. En el barco ballenero había un joven de principios, John Buffett, carpintero de oficio y oriundo de Btistol, que aceptó el llamado de transformarse en maestro de tan extraña colonia. Un joven amigo de éste se escondió en el tronco ahuecado de un árbol gigantesco hasta que zarpó la nave, y de este modo Pitcairn contó con dos nuevos habitantes. Adams había consagrado varias uniones matrimoniales. El hijo primogénito de Christian se había casado con la joven nativa que en el momento del desembarco era una criatura de brazos. Un hijo de Young había desposado a una hija de Adams. El nuevo maestro contrajo enlace con una hija de Young, mientras que su compañero contraía matrimonio con otra hija de Adams. A considerable distancia de la costa se hallaba una roca que denominaban Táné Jl1á-i-e ("El lugar del pacto de los hombres") donde se concertaban muchas de las uniones entre los miembros de este pueblo de bravos nadadores . . En 1825 fué avistada una nave de guerra. ¿ Venía para llevárselo a Adams? El patriarca se vistió su antiguo pantalón .Y blusa marinera y, acompañado por diez jóvenes, izó una vela en la mayor de las embarcaciones, y salió con ellos al encuentro de la "Blossom": Por primera vez desde hacia 25 años el antiguo amotinado se halló sobre el puente de un navío de guerra. El comandante Beechy, que realizaba un viaje por el Pacífico en su ruta hacia el estrecho de Behring para colaborar en una expedición polar, escribió una detallada descripción del motín y de todos los incidentes ocurridos con ulterioridad según las referencias de Adams. Mientras esto ocurría a bordo, los insulares esperaban con creciente . ansiedad el retorno de su patriarca, quien descendió a tierra acompañado d~ la plana mayor de la nave expedicionarra.

Cuando

los

visitantes

llegaron

al

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poblado se les ofreció un banquete cuyo menú llamaba la atención por la variedad de frutas. Otros alimentos habían sido preparados bajo piedras calentadas, a la usanza tahitiana. Las mujeres. que entonces seguían la costumbre nativa de no comer con los hombres, tenían sus cabezas cubiertas de flores. Cada madrugada las jóvenes decoraban primorosamente las habitaciones con vistosas y fragantes flóres de nono (mo-

rinda citrifolia.). Después de 16 días de estadía entre los pitcairnianos, durante los cuales realizaron un valioso acopio de datos sobre la flora y fauna de la isla, y tomado algunos apuntes de las costumbres de sus habitantes, los británicos pudieron testificar que los hombres eran muy honrados y laboriosos y las mujeres virtuosas a -toda prueba. Además, en ese pequeño mundo donde se desconocía el uso del dinero, se ignoraba el sentido de la ironía~ Todos los días, al levantarse el sol,· se iniciaba la jornada con canciones y plegarias al Creador y a la puesta del mismo astro se procedía a la despedida del día de idéntica manera. N o fué sino con cierta nostalgia que los visitantes recibieron las ofrendas de despedida de los' habitantes de ese mundo dichoso, que' parecía coincidir con las utopías de Tomás Moro. La figura de Adams, rodeado por los descendientes de los amotinados, parecía un patriarca arrancado de las primeras páginas de la Biblia ...

El problema de la superpoblación La .notoriedad que las publicaciones del capitán Beechy dieron a la isla de Pitcairn y a sus habitantes, hizo que muchos se interesaran no sólo en su novelesco pasado sino en el probable futuro. Un sólo dato parecía obscurecer las bellas descripciones de la vida en esa gema del Pacífico que era presentada con tanta luminosidad: con el correr del tiempo la isla sería insuficiente para contener a sus descendientes. Esta era una de las preocupaciones que Adams no había podido ocultar a sus visitantes. Por Stl parte había establecido reglamentos que no permitían las uniones


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DE PITCAIRN:

LA ISLA DE LOS AMOTINADOS

La casa de Young, en Adarnstown, del estilo típico, rodeada de vegetación. carretilla y los niños pitcairnianos sentados sobre ella

matrimoniales sino después de una edad que había creído conveniente. Los amotinados habían poblado la isla con 30 personas en 1790, esa cifra se había elevado a 66 en 1825. El deceso de Adams, el 5 de marzo de 1828, conocido dos años después por· la llegada del comodoro Waldegrave, actualizó el problema del futuro de la isla, acerca de la cual se había interesado el Almirantazgo. En 1831 se presentó ante Pitcairn la nave "Comet", fletada en Sidney con la misión de transportar a Tahití a todos sus moradores. El nombre de aquella isla, que sus madres habían descripto como la perla del Pacífico, decidió a los pitcairnianos a abandonar el refugio elegido por Christian y sus compañeros. Llegados a Tahití, fueron objeto de las mayores atenciones por la joven reina Pomaré, quien, aunque terminaba de perder a su padre, les dió la bienvenida en presencia de todos los jefes de la isla, El pueblo los recibió con júbilo. Les ayudaron a construir viviendas en Papaoa, uno de los distritos m.-i~,fédiles de Tahití. Pero bastaron unas pocas horas para que los pitcairnianos, que tenían un profundo amor por la virtud, fueran doloe

Obsérvese

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la rústica

rosarnente escandalizados por las prácticas lascivas y libertinas de los tahitianos. Los descendientes de los amotinados decidieron regresar a Pitcairn, y ofrecer, mientras tanto, una resistencia tenaz a los embates de la vida poco ejemplar de los aborígenes. La situación de los pitcairnianos en Tahití se tornaba cada día más difícil. Mientras las enfermedades tropicales hacían 14 víctimas entre ellos, la reina Pomaré se había enamorado locamente de un nieto de Christian, que era hijo de Nobbs, inglés, que había sido acogido como jefe de la comunidad poco antes del deceso de J ohn Adams. La huida, que parecía además casi imposible por falta de medios para equipar una nave, fué facilitada por Moerenhout, el ballenero a quien tantas veces habían tratado en sus días más dichosos. Poco después del retorno a Pitcairn, vieron desembarcar a un extraño personaje, el aventurero J oshua Hill, quien, a pesar de sus sesenta años de edad, habiendo oído descripciones de la vida dichosa de los moradores de la isla de los amotinados, se había propuesto realizar su última aventura en ese lugar tan apartado del resto del mundo.


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~mponiéndose <:omo jefe de esa miñúscula patria oceánica, rigió sus destinos en una forma tan extremadamente despótica, que hasta llegó a imponer la pena de muerte. La oportuna intervención de algunas naves de guerra, alejó finalmente al tirano que durante siete años había querido transformar la gema del Pacífico en' una mazmorra. Los acontecimientos de esa época agitada por la presencia de Hill, inspiraron a Mark Twain su novela "La Gran Revolución de Pitcairn'". La isla de los amotinados de la "Bounty" fué soñada por Lord Byron en 1813, y llevada al teatro en 1816, pero la verdadera historia de la isla Pitcairn y de sus pobladores fué dada a conocer por el teniente de la "Brilon", en 1818, luego por el comodoro Waldegrave, en 1830, y un año después por una publicación oficial del Almirantazgo, donde se exponían los datos obtenidos por el explorador Beechy, cinco años antes. Otro libro, publicado en 1853, llamaba nuevamente la atención del mundo sobre la novelesca hist~ria: de la isla. Esta obra, debida a la pluma de Boyle Murray, y que alcanzó numerosas ediciones, se titula "Pitcairn, la Isla, el Pueblo y el Pastor". Presentaba la triste experiencia de los pitcairnianos en Tahití, el regreso a Pitcairn y cómo el buen rebaño, dominado por el mal pastor, no se había dejado desviar del buen camino. Un apéndice añadido a esta obra insinuaba las ventajas que experimentarían esos isleños si fueran ,trasladados a Norfolk, isla que era tres veces más extensa que la de Pitcairn, ya que la población de ésta había aumentado de 73 al retorno de Tahití, en 1831, a 106 en 1839, a 127 en 1845 y a 156 en 1850, cuando celebraron con grandes regocijos el sexagésimo aniversario del desembarco de Christian y sus compañeros de rebelión. ' En 1838 el capitán R. Elliot enarboló - _la bandera de su patria tomando posesión de Pitcairn en nombre de Gran Bretaña. De este modo, los descendientes de los amotinados quedaban bajo el amparo de la corona. El capitán del "Fly" propuso entonces la elección

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de un primer magistrado, elección que recayó sobre un descendiente de Quintal. Los pitcairnianos enviaron a Londres su primer delegado en 1852. La reina Victoria concedió audiencia a Nobbs, que venía de un lugar tan aislado del Imperio. Nobbs recibió, en consecuencia, el título de capellán de la isla de Pitcairn. El jefe de la escuadra británica del Pacífico, contra-almirante Moresby, visitó los felices isleños en 1852 e inició las, gestiones para un traslado de sus habitantes. El gobernador de Nueva Gales del Sur recibió la orden de Londres para hacer trasladar los pitcairnianos a la isla de N orfolk. Fueron necesarios todos los recursos de la dialéctica para decidir a la colonia ~ adoptar como patria una isla distinta a la que había sido la morada de sus padres. El 8 de junio de 1856, ante la vista de los 194 transmigrados decepcionados, aparecía la isla de Norfolk, cuya chatura hacía más doloroso el abandono de las inolvidables colinas y picachos de Pitcairn. La cesión de la isla N orfolk tenía ciertas reservas e imponía condiciones que habían sido ignoradas por sus inmigrantes hasta el momento del desembarco. Los nuevos colonos se encontraron con un muelle, calles pavimentadas. Ocuparon a su arbitrio los edificios del célebre presidio abandonado. Aún cuando tuvieron mayores comodidades y tierras más extensas, no pudieron habituarse a las condiciones que se les imponía. Algunos optaron por dedicarse-a la caza de la ballena, que entonces pululaba en torno de la isla N orfolk. El uso del dinero chocaba con sus costumbres. Todos añoraban los días de libertad que habían disfrutado otrora en el extremo oriental de Polinesia.

El retorno a la' isla de Pitcairn La nostalgia hizo presa de los corazones de los pitcairnianos, y en diciembre de 1858 dieciséis descendientes del guardia marina Young y del marinero Mac •.Coy abandonaron la isla N orfolk en busca del antiguo hogar. La recepció~ no fué tan agradable como se la habían imaginado. Los cerdos se ha-


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Un desembarcadero

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de canoas en las costas de Pitcairn , La pesca es una de las actividades portantes de los pobladores de la isla

bían multiplicado enormemente y mu-chos árboles descortezados habían desaparecido por sus desmanes y, en -consecuencia, buena parte de la tierra vegetal había sido llevada al océano por la lluvias torrenciales. Pero ésta no era la única sorpresa. Las casas estaban caprichosamente destruidas. ¿La .isla había sido barrida por un tifón semejante al que habían sufrido trece años antes? El aula de la escuelita les dió la clave. Sobre el pizarrón aparecían algunos nombres de - personas que habían tenido su asilo en ese lugar. Años después, gracias a los informes -dados por algunos marinos, pudieron -conocer la historia de lo ocurrido. El barco "Wildwave", comandado desde San Francisco por el capitán Kowles, había naufragado en los arrecifes que circundan una isla baja, de coral, llamada Oeno, al noroeste de Pitcairn. Dejando los pasajeros y parte de la tripulación, el capitán se hizo - acompañar por siete marineros para trasponer las 80 millas que los separaban de la isla Pitcairn, donde pensaban re-cibir auxilio. En cuanto desembar-caron en esta isla, donde los naranjos -exhibian sus frutos en todo su esplendor, .soltaron las aves marinas que habían :sacado de sobre sus nidos en Oeno,

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más irn-

y de este modo los náufragos llegaron a saber que el capitán había llegado a su destino. Después de haber recorrido toda la isla comprobaron, consternados, que ésta estaba sin moradores ... Cuando se disponían a regresar, sólo encontraron algunos trozos del bote al que el oleaje había despedazado. Trabajaron ansiosamente durante varios meses utilizando el maderamen de las casas y hasta quemándolas a veces para extraer los clavos. Finalmente, botaron la nave que llamaron J ohn Adams. Los vientos contrarios les impidieron regresar a Oeno, y navegaron a Tahití, desde donde salió un barco de guerra que libró a los náufragos de su angustioso aislamiento. Con relativa frecuencia los barcos balleneros hacían una breve escala para aprovisionarse de cabras, ovejas, cerdos y frutas, todo lo cual superabundaba en Pitcairn desde la emigración de sus pobladores. En 1863 las dos familias radicadas en la isla presenciaron una escena que jamás pudieron olvidar. Un barco peruano descendió un bote en busca de provisiones. El capitán pidió caña de azúcar en abundancia, y luego, con extrema amabilidad, rogó a todos los pitcairnianos que le acompañaran a bordo. Los modales del visitante,


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Adamstown, la población de los isleños felices

Restableciéronse todas las leyes de Adams, entre las cuales había una que sólo permitía contraer matrimonio al hombre que hubiera entregado al cultivo una extensión de terrenos suficiente . como para abastecer a la futura familia. Los productos de la tierra eran repartidos en partes iguales entre los pobladores, teniendo en cuenta el número de sus hijos. El tráfico con los extranjeros se realizaba mediante el trueque. Al cumplirse el octogésimo quinto Interior de la pequeña escuela donde se imparaniversario del desembarco de los amotió la enseñanza elemental a los niños de Pitcairn, tinados, el capitán del "Corruoallis", y a varios de los amótinados mismos, que ignode Liverpool, recaló en Pitcairn cumraban las primeras letras pliendo un antiguo deseo. Todos los esfuerzos realizados no impidieron que mientras bogaban hacia la nave, puel oleaje arrojara a la nave contra ,los sieron a los isleños sobre aviso. Cuando acantilados. Los isleños' ayudaron en pudieron ver la cubierta del barco huel salvamento. Toda la tripulación yeron horrorizados. La nave corsaria pudo ser salvada mientras el mar se estaba repleta de infelices, hombres, mujeres y niños encadenados y casi tragaba a un jovencito pitcarniano que tuvo la mala suerte de caer sobre unos totalmente desnudos. Ese triste cargamento, que procedía de la isla de arrecifes desde un precipicio. En ese mismo año naufragó en la isla de Oeno Pascua y de otras del Océano Pacífico, iba destinado al mercado de Lima, des- el barco "Khandei.rh", cuya tripulación fué auxiliada por los isleños de Pitcairn. 'de donde eran enviados a extraer guano Estos salvamentos motivaron el extenso en la isla Chincha. Evidentemente, el corsario había querido llevarse a los e interesante informe que el contraalmirante De Horsey elevó al Almiranpitcairnianos después de haber visto tazgo en 1878. Como resultado, al algunos de piel obscura, pero habría desistido al ver luego que entre ellos año siguiente recibían un órgano sobre el que existe una placa de plata que había muchas personas rubias de aspecto pondera las virtudes de los pitcarnianos: netamente extranjero. Este incidente ilustra cómo fueron despobladas algu- era un obsequio de la Reina Victoria. Además de otros regalos recibidos, ennas islas, inclusive la de Pascua, donde tre los que' figuraban libros de estudio, los monumentos de grandes dimensiones ejemplares de la Biblia, géneros y heexceden al número de sus habitantes. En 1860 los descendientes de los rramientas de diversas clases, fueron amotinados que vivían en Norfolk su- obsequiados con dos buenos botes salvavidas. maban ya 300 personas. Cuatro años En varias ocasiones los pitcairnianos después, despedían a 27, que regresaban a la isla de Pitcairn para grande rego- recibieron visitas de sus parientes de N orfolk, pero éstos retornaban sin estacijo de sus precursores. El nuevo gru. po, que era encabezado por el hijo ma- blecerse en el refugio escogido por sus antepasados amotinados. Los náuyor de Christian, estaba formado por fragos siempre abandonaban la isla, descendientes de todos los amotinados. De este modo, la nueva comunidad generalmente antes de un mes, al paso contaba con 47 pobladores que se sen- de la- primera nave. Sólo hubo una tían dichosos de las bellezas y de la excepción: En ocasión del naufragio del "/lcadia", perdido en los arrecifes libertad que les brindaba su isla.


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La distribución de los alimentos.sen Adamstown, se hace en forma perfectamente equitativa y como en familia. Todo lo que la colectividad produce es propiedad común, y se reparte sin privilegios

de la isla Ducie, la tripulación buscó auxilio en Pitcairn, y tres marinos resolvieron quedar entre sus protectores. Pero aún en este caso no implicó un aumento de la población, dado que uno de los dos que contrajeron matri~onio llevó a su esposa a Inglaterra. En cuanto al tercero, como pretendiera hacer quebrar la promesa de matrimonio de una joven con un isleño, este problema, sin precedente en la isla, fué presentado al capitán del barco de guerra que arribó en 1882, y el nuevo pretendiente fué desembarcado en Honolulu. Al año siguiente participaban en el salvamento del barco "Oregón", que realizaba una travesía a Chile llevando a bordo muchas personas del país nombrado, entre los cuales estaba una dama de Lota a quien los pitcairnianos enviaron posteriormente el cofre de joyas que había quedado entre los restos de la nave. Con la llegada del misionero J. 1. Tay y su esposa a Adamstown, como se llamó el Poblado de Pitcairn, después de un detenido estudio de la Biblia, con la cual estaban familiarizados desde los días de J ohn Adams, todos los isleños se hicieron miembros de la Iglesia Adverrtista, en 1886." Poco antes que fuera celebrado el primer centenario del desembarco de los amotinados de la "Boun-

ty", la organización mundial de los adveritistas fletó el velero "Pitca irn " , que

iba a comunicar diversos puntos del orbe con la isla epónima, hasta que fuera sustituída por la embarcación a motor "Polinesia", Algún tiempo antes de la muerte del misionero adventista J. Tay en Suva, Fidji, fué enviada a Pitcairn la maestra Hattie Andre, quien tuvo a su cargo la educación de la nueva generación pitcairniana que entonces, febrero de 1893, era formada por veinte niños de 7 a 13 años y cuarenta y dos personas entre los 14 y 39 años, además del jardín de infantes integrado por catorce criaturas. La organización democrática de Pitcairn data del año 1892. Es el primer lugar del Imperio Británico que haya acordado el voto a las mujeres. Adamstown cuenta con el siguiente sistema de gobierno: La cámara alta o concilio integrado por el jefe-magistrado con dos asesores y un secretario; la cámara baja o comité que cuenta. con un presidente, dos miembros y un secretario. Todos los magistrados son elegidos por sufragio uni versa], con excepción de los dos miembros de comité. Las leyes en vigor son pocas. Cuando fueron revisadas en 1904 fué recordada la recomendación de Adams según la cual no debían proclamarse nuevas leyes a


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desde el naufragio del "dcadia", no se permitió a las pitcairnianas el casarse con extranjeros que tuvieran el propósito de radicarse en la isla. Esta ley, que contempla primordialmente la cuestión del aumento de la población, es, por otra parte, una salvaguardia para lo que podríamos denominar la "tradición racial anglo-polinésica" de los descendientes de las tahitianas y de los británicos amotinados. Cuantos han visitado la isla de Pitcairn pueden testificar en favor de la excepcional hospitalidad que brindan sus habitantes a todos los que quieren conocer la gema del Pacífico, mientras que sus leyes, tocante a los extranjeros, son una verdadera garantía para el pacífico usufructo de la isla, máxime cuando se recuerda que desde 1914, cuando fué terminado el canal interocéanico, esta isla está en la ruta marítima tan frecuentada que une a Sidney con el canal de Panamá. El crecimiento de Una muchacha pitcairniana tejiendo una cala población de Pitcairn todavía no nasta sobre un molde de madera plantea el .problema que preocupaba menos que fueran requeridas por la a su patriarca Adams. En 1878 el contra-almirante Horsey había contado realidad. La isla de Pitcairn goza de hecho de 16 hombres, 19 mujeres, 25 niños y 30 una independencia administrativa casi niñas; en 1921 la población era de 176 habitantes y en la actualidad pasa de absoluta. Su Parlamento tiene responlos 200. sabilidades y privilegios que alcanzan hasta las pocas islas británicas de esa El aspecto de Adamstown es realzona tan alejada ... Aunque esta isla mente singular. Desde la bahía Bounty esté puesta bajo la jurisdicción del Cón- se escala por una senda rocosa semiessul Británico de Tahití y por otros asun- condida entre árboles umbrosos de muy tos deben referirse a la alta Comisión variados follajes. Marchando en direcde las islas Fidji, los pitcairnianos tie- ción a la gruta que sirvió de refugio a nen sus propias leyes que retroceden Christian, aparece un valle rodeado de los días de Adams: Prohibición de cocoteros y naranjos, con plantaciones introducir bebidas .alcohólicas, del ta- de taros, ñames, caña de azúcar, banabaco, de grabar inscripciones en las nales, ananales, etc., más allá de los cortezas de los árboles (probablemente cuales el poblado está semioculto entre este reglamento se deba ¿J conocimiento la avenida de palmeras, los árboles del de las tahitianas quienes no debían pan y los gigantescos banyanes (ficur ignorar lo que las incisiones pueden benoalensis} de cuyas ramas penden nusignificar para los cocoteros). Una ley, . merosas raíces columnares que semejan que se refiere al uso de la fragua, se los troncos de otros tantos árboles. Las remonta a los días de Christian, cuando viviendas están construídas con la matodos. tenían derecho de hacer uso de dera mas resistente que produce la isla la fragua salvada del incendio de la y se caracterizan por la amplitud de sus "Bounfy". Otra ley prohibía a las ventánas que permiten oír las canciones mujeres el subir solas a bordo de cual- de sus felices habitantes. Los edificios quier nave que no fuera de la isla y, principales son: la escuela, la capilla

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Cinco generaciones de isleños pitcairnianos: a la derecha, Parkins Christian, tataranieto de Fletcher Christian, cabecilla del motin de la Bouniy; su esposa, a la izquierda; su madre, al centro; su hija y su yerno, de pie, y su nieto, en sus faldas

adventista y el correo, Desde 1933, se exhibe el timón de la corbeta "Bounty" hallado. en el lugar del desembarco. a seis brazas de pro.fundidad.

De las ideas de Gobineau a las teorías de Mendel El interés por la isla de Pitcairn, cuyo. exiguo. territorio. es de 4 Y2 millas de largo. y de sólo. 1 Y2milla de anchura, no.se limita a su novelesca historia y a los vestigios de su civilización, semejant~ la de Pascua, sino. que se dilata po.r el campo. moderno de la genética. En realidad, el siglo. y medio. transcurrido. desde la fusión de dos razas, la blanca y la polinésica, ofrece un campo. de observación excepcional para. el estudio. de las leyes de" la herencia. El problema del racismo, que está cobrando. tanta actualidad en el panorama político muridial, fué planteado. en 1853 po.r el conde de Go.bineau en su "Ensayo. sobre la Desigualdad de las

Razas Humanas". Uno. de los postulados de Gobineau que más esgrimen los partidarios de la politica racista es el siguiente: el mestizaje de una raza "superior" con otra "inferior" implica una pérdida definitiva de las mejores cualidades de ambas razas y un daño. irreparable para la raza superior. ¿Cuál ha sido, pues, el caso. de los insulares de Pitcairn? ¿Se ha formado realmente una raza degradada? Los marinos Staines y Pipon, que vieron la primera "generación pitcarniana, comprobaron que la estatura de los hombres promediaba en 5 pies y diez pulgadas pero. que eran numerosos los que pasaban los 6 pies de altura. Los ho.mbresy las mujeres eran bien proporcionados, musculosos y nadaban co.n sumo. placer el agitado. \ contorno de la isla. Los dientes eran blancos y excepcionalmente fuertes; Ios ojos de una vivacidad notable y de diversos colores. El sabio. Quatrefages, refutando. las


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ideas de Gobineau acerca del mestizaje, • '; presentaba" como prueba de sus argu. mentas un interesante estudio sobre los habitantes de Pitcairn, que le hacía llegar a la siguiente conclusión: "El mestizaje, por lo tanto, no corrompe por sí mismo las facultades morales. Si en la mayor parte de nuestras ~olonias los mestizos parecen justificar algunas de las 'afirmaciones que combato, no es a la mezcla de razas que debe inculpársele. Es, ante todo, el medio moral en el cual son generalmente colocados 10s hijos del vicio y de la perversión, es a la posición social que les crean frecuentemente sus padres y madres, es al desprecio que pesa sobre ellos por lo alto, alodio del cual son objeto por lo bajo, es por el ejemplo y a veces por las leyes de los mismos que los acusan". "Le.r Hommes Fosriles el les Hommes Sauvage.r", página 242 (Parf.r, 1884). Mientras regresaban de la isla de Pascua, los esposos Scoresby Routledge visitaron a Adamstown en 1915. Hallaron una raza fuerte que se alimentaba casi exclusivamente de frutas y vegetales. Los dientes de los isleños ya no llamaban la atención como en el siglo precedente, debido a la escasez de calcio. en la isla. Con los británicos ·Routledge se embarcaron dos jóvenes pitcairnianos, Carlos y Edwin Young, quienes "dieron pruebas, durante toda la travesía, de mucha destreza y de una notable inteligencia". Gregario Mendel hizo algunos descubrimientos interesantes acerca de las leyes de la herencia biológica. Aunque esto ocurría hacia 1868, cuando escribió su monografía, estas leyes fueron ignoradas hasta después de 1900, cuando Correns, en Alemania, Van Tschlrmak, en Austria y De Vries, en Holanda, llegaron independientemente a las mismas conclusiones. Pues bien: descubrimientos posteriores han comproba- . do la famosa "Ley del retorno" según la cual los productos del mestizaje vuelven al tipo original de sus padres al cabo de algunas generaciones. Esta ley biológica debiera ser considerada como el punto científicamente más débil de las teorías racistas.

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El caso de los descendientes de los amotinados ingleses y de las tahitianas, ofrecía un buen campo de experimentación. Varias circunstancias garantizaban la pureza del "experimento" que comprendía una sucesión ininterrumpida de generaciones en el curso de un siglo y medio de historia. Esa pureza quedaba autenticada no solamente pbr el aislamiento y extremada insularidad de los pitcairnianos, sino por las leyes que impedían cualquier clase de relación de las isleñas con los navegantes. Por otra parte, los principios religiosos concienzudamente adoptados como norma de vida constituían por sí solos una prueba fehaciente. El adulterio era tenido por un acto tan horroroso entre los pitcairnianos, que cuando ocurrió un caso los anales de la isla lo registraron; añadiendo que la joven huyó avergonzada en .la primera nave para desembarcar en la isla Rurutu, donde se casó con el jefe nativo llegando a ser una madre ejemplar. La castidad de las pitcairnianas era tan proverbial que los rústicos marineros de los barcos balleneros que frecuentaban la isla en busca de víveres frescos, se cuidaban de tratar a las isleñas con sumo respeto, recordando además el dicho que corría por todos los mares del Sud: "El hombre que se porte indebidamente con una pitcairniana, no quedará mucho tiempo entre los vivientes después de su regreso a bordo". Durante los años 1923 y 1924 el doctor norteamericano H. L. Schapira yisitó las islas Norfolk y Pitcairn para estudiar los resultados del cruzamiento de ingleses y polinesios, pudiendo comprobar la existencia palmaria de caracteres mendelianos. Generalmente los pitcairnianos, y sus parientes emigrados a N orfolk, tienen una contextura física espléndida, cabellos negros, con ojos de color castaño y con la piel ligeramente pigmentada como los europ~os. meridionales, pero a-lgunas mujeres son de cutis naturalmente blanco, con ojos celestes y cabellos rubios. La ley deI retorno enunciada por Mendel, tomando el ejemplo de las plantas, repetida porel Dr. T. H. Morgan y otros de sus con-


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amigos isleños, de pie en su barca, eletinuadores, refiriéndose a los animales. quedaba ejemplificada por la especie vaban sus cánticos a Dios para honhumana.' rarnos y agradecer al Señor." t" Viaje En 1936 el velero belga "J!1ercalor", a la Lsla de los Santo.}"", por A. Médespués de cumplir con una misión traux, en "La Prensa" de Buenos Aires, del 14 de junio de 1936, sección científica llevada a cabo por sus tripulantes en la isla de Pascua, arribó a tercera). Hace algunos meses la goleta "Yanla isla Pitcairn con el propósito de acopor piar datos de interés para la ciencia. kiee of GlouceJ"fer", capitaneada He aquí algo de lo que escribió Alfredo Irving J ohnson y su esposa, y tripulada norteamericanos, Métraux, miembro de dicha expedición por 18 estudiantes llegó a Pitcairn en su viaje en torno del científica, después de haber estudiado mundo. A raíz de una publicación hea sus habitantes: "Al desembarcar, parécerne que todo cha por una revista de radiotelefonía el antiguo drama vuelve a revivir; en la que colaboraba el estudiante que veo una niña, entre muchachos rubios hacía de telegrafista en el yate estadunidense, varias compañías se interey robustos, que se distingue por su piel bronceada, sus ojos rasgados y su cabe- saron en obsequiar a los pitcairnianos llo ondulado. La naturaleza, de acuer-- con una buena estación radiodifusora. do con las leyes de Mendel, había hecho Una carta, fechada en Pitcairn el 19 resucitar la imagen de una de las bellas de mayo de 1938, refiere con alegría hijas de Tahití que hace siglo y medio cómo cuentan ahora con una buena habían desembarcado allí con nueve planta eléctrica, informa cómo fué instalado el primer teléfono en Adamstown amotinados ... "De aquellos años de luchas, de amo- y expresa cuán inmensa fué la alegría de los isleños al poder recibir por radio res sangrientos, de orgías. desenfrenadas, sólo quedan ya, como únicos re- los mensajes de una expedición en el Polo Norte. La misma misiva añade cuerdos vivos, ciertos rasgos tahitianos que se observan mezclados con el tipo que, gracias a su estación VR6A Y, podrán hacerse oír, al menos algunos miinglés, la vieja fragua de la "Bounfy", que tantos servicios había prestado. a nutos cada día, por todos los habitantes del mundo que quieran escucharlos. aquellos aventureros, y los nombres, Esperemos que el mensaje de los dessiempre los mismos, de sus descendientes. La disciplina y la devoción que cendientes de los amotinados de la "Bounty" sea de confraternidad y paz. aquel marino convertido había impuesNota de redaccián, Los habitantes to a ese pueblo incipiente - a su puede la isla Pitcairn, que habían llegado a blo - hicieron desaparecer los instintos atávicos, La isla de Pitcairn se transdisfrutar de una vida casi paradisíaca, deben estar ahora pasando, en cambio, formó en una comunidad de santos, momentos muy penosos a consecuencia en una verdadera Islá de los Santos ... En " ¿ Son felices esos ind ígenas? . . . Yo de la guerra estallada en Europa. .creo que sí, y profundamente. Ignoran efecto, desde que aquélla estalló. hace todo de nuestro mundo; nadie va a vi- ya ocho meses, ningún barco ha hecho sitarlos, y además, no se dejan tentar escala en Pitcairn, lo que priva a sus por nada: parecen incorrupti,bles. Ha- habitantes del reabastecimiento indisblan a Dios y están satisfechos con su pensable, toda vez que la isla no proisla fértil y bella. ¡Señor - me decía duce lo necesario a su subsistencia. el tataranieto del jefe de los amotinaPor otra ~rte, su estación de radio dos -, esta es una buena isla, [es ~n no funciona, debiendo haber sufrido desperfectos que no pueden allí repaparaíso 1 . .. y tenía razón ... partimos de allí, como si hubiéramos sido expul- rar. Ni siquiera sabrán que es lo que ocurre en el mundo, y por qué se los sados, nosotros, europeos pecadores, Tampoco el de aquel paraíso de paz, de calma y de ha relegado al olvido. belleza. . . y al alejamos, nuestros mundo sabe qué ocurre en Pitcairn. (Fotos A. MétTaux,

cortesía del B. P. Bishop .Museum,

Honolulü,

y del "N!JlUTal History",

Enero 1938)


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