Investigacion sobre las condiciones de vida y trabajo del Alto Paraná segunda parte

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LAS DOS GRANDES FORMAS :,

EN LOS TRABAJOS DEL ALTO PARANA EL OBRAJE


Tipo de obmjcs.-Con las dos excepciones que se han señalado, todos los obrajes son iguales. Iguales en recursos, sistemas de trabajo y de vida, reglamentación, etc. Visitar, pues, uno, es verlos a todos. Desde el puerto con su correspondiente «planchada» (1) y casas y depósitos de la Administración, parte hacia el interior la «picada maestra», la gran arteria del obraje y desde ella, irradian, en dirección a los parajes de la selva más ricos en buenas maderas, las «picadas maestrillas» y hasta las mismas piezas de la brama, los «gajos» de aquellas y los «piques» secundarios. División y clasificación clel tmbajo.~La población obrera de los obrajes se clasifica por grupos o cuadrillas, según sean las tareas a que los individuos se dediquen. Existen, así, cuadrillas de «peones de puerto», que preparan la madera trabajada, para el embalse; de «jangaderos», que realizan esa difícil operación; de «carrerías» que la transportan al lugar de la expedición; de «volteadores», que derriban los gigantescos árboles; de «labradores», los admirables obreros que trabajan como a serrucho y cepillo, con el hacha tan sólo, las vigas , de «picaderos», los fuertes, constructores de picadas; de ecarpinteros» que hacen y reparan, en los mismos establecimientos, todo el material de transporte en ellos usado; de «herreros» para los trabajos que complementan la obra de los anteriores; de erozaderos», los agricultores del obraje, los que lo proveen del grano necesario a.Ia alimentación de sus hombres; de «leñadores», que hacen la leña para el consumo de los obrajes, y la que estos venden a los vapores de la carrera, que no emplean otro combustible; y de «pindoceros», los encargados de suministrar el forraje para los animales de trabajo, generalmente mulas' y burros. En el capítulo de salarios, ya me he ocupado de la duración de la jornada de estos obreros, y las condiciones de S11 remuneración.

(1) Plano inclinado, de rápida pendiente, para el err.balse y la expedición. Los puertos dos a alturas de ] 20, ] 40 Y 150 metros.

por donde se precipitan las vigas obrajeros y yerbateros, están situa-

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BOLETíN

Veamos, tareas.

pues,

DEL

ahora,

DEP.\R'l'.~ME"TO

por

orden,

~ACJOXAL

como

DEL 'J'R.~BAJO

cumplen

sus

EL

diferentes

Administración.-El orden de enumeracion, llévame a dar el primer término a la administración del obraje y a su ,personal. Apartando dos de ellas, la de Puerto Segundo y, según creo, la de Puerto León, completas y dignas del mejor establecimiento industrial, todas las otras de los obrajes de Misiones, son pequeñas oficinas sin organización y con sistemas de contabilidad y control primitivos. En las empresas citadas, un numeroso personal de Administración, competente y perfectamente pago, desempeña los trabajos propios de esos negociados, y en las restantes, con escasos empleados y exiguos sueldos, se atienden los asuntos en la forma que es de suponer. Los «1nensús», peones de puerto.-Los peones de puerto, «mensús», todos ellos, trabajan desde la salida a la puesta del sol, como los demás del obraje. Si los carros de «alza-prima» (1) dejan la madera sobre la «planchada», los «mensús» son los encargados de eonducirla de tumbo en tumbo, auxiliados por fuertes varales .que les sirven a manera de palancas, en la total extensión del plano inclinado, hasta entregarlas a los «jangaderos»; y si aquellos, valiéndose de aparejos especiales, las trasladan como en puerto Can alejas, a la parte inferior de la «planchada», quedan obligados el facilitar el peligroso descenso de los carros. y, luego, desde la parte esa, al lugar del embalse. Tienen, asimismo, el deber, de transportar las mercaderias 'que llevan al obraje los vapores de la carrera. desde el puerto al depósito, y el de ingresar temporariamente, como suplentes, a la cuadrilla o grupo obrero que les ordene el patrón. El trabajo de los peones de puerto, si bien es fuerte, no es del todo fatigoso en tiempo de labor normal, Los capataces les permiten «tanguear» (2) a cada rato, y ellos, lo he observado frecuentemen te, saben aprovechar el perrni o (3).

Los «men5ús» de los puertos y los «jangaderos» son los más alegres trabajadores de la región. Mantienen siempre en alto un espíritu amablemente chacotón, lo que es extraño entre esas gentes, y u trabajo lo ejecutan entre gritos (1) y bromas dirigidas a los compañeros y a los que aciertan a pasar bajo su vista. Un día que con dos peones obrajeros viajaba en canoa desde Pampa Paran ay, los «mensús» de Haak, Caraguatay y Avellaneda:-obrajes intermedios,-nos gritaban eu guaraní, el idioma de la región, desde la costa, augurándonos buen viaje y preguntándonos cuál era el anticipo con que nos fugábamos! Jangaderos o embalsaclo·re.s.-El trabajo más atrayente, por la habilidad singular y por la extraordinaria destreza que en él se demuestra, momento por momento, es el de los «jangaderos» o «embalsadores». Es una cuadrilla de hombres anfibios que hacen en el agua altas pruebas de equilibrio y de educación de fuerzas. .En obrajes donde la. «planchada» presenta violenta inclinación, la viga se desprende de la altura, y con la, potencia de un torpedo, cae al río, levantando columnas de agua. Los «jangaderos» que ya tienen preparado el «catre»,-la ar-mazóu de la balsa==de maderas livianas, insumergible, apenas tranquilizada el agua y la viga a flote, Ie tienden un cabezal y van a. ella nadando, para colocárselo. Los peones se arrojan al río vestidos, no se sacan ni el sombrero ni el infaltable pañuelo del cuello. Al ve r'Ios sumergidos, dirigiéndose con asombrosa serenidad a la pieza. clan la ilusión de sombrero,~ que arrastrara la corriente. Salen del agua y se trepan a la viga, generalmente en número de tres, y desde ese momento, al parece!' en absoluta despreocupación, la gobiernan con los pies. La

el Alto

Paraná

buenos,

en el obraje ruedas,

unidas

por un eje guarnecido

en el centro

por sólidos

maderos que sirven a la vez para un ir el pértigo y para sostener la carga, forll.'an este carro, típico y único elemento de transporte de maderas en los obrajes, SI se exceptúa el de Puerto Segundo, que cuenta genern.lmente usados en los obrajes del Ohaco. (2) Descansar.

(3) siones

con algunos

I~I capataz de obraje es un tipo que creo haber que tan fácilmente circulan sobre las atrocidades

canos

«cach~é»,

estudiado ben. Las vercometidas por ellos en

impresionándome

harían creer un I1lalos capataces, hombres

(1) Dos enormes

Jl5

OBR.\.JE

sencillos sincera.

T'.'ás a .los trabajadores B'l1lpatías y confidencias los conceptos

y mansos.

y en sus relaciones

e&timan y ayudan,

antes

de realizar

mi vinj e a la rogiou,

me lo

brutal y odioso inquisidor de infelices peones. Quizás existan peno los que yo conocí, no fueron así, sino por el contrario, Examiuándolos

con los peones,

y decididamente.

que a los patrones. amistosas, y estoy

que me considero

en el deber

Esos

de toelas maneras rue be podido capataces

Supe intimar en condiciones de expresar.

en su vida"

convencer

les pertenecen

que los mucho

con ellos y mover sus de afirmar y garantir .

(1) Los trabajadores regionales 'lanzan con frecuencia un prolong'ado que Ilarr.an «bm-co». Es un grito raro e inimita.ble, (k OI'g'lll1osa valentía y algo también ele lastimoso desahogo.

. grito que

salvaje y tiene algo


1lo

BOLE1'íx

DEL DEPAR'l'AME~'rO

~AClOXAL

viga no se mantiene quieta, continuamente gira sobre sus faces, pero 10,s peones no caen ni resbalan, la acompañan en todas sus vueltas, de pie, enhiestos, sobre sus lados, y aún sobre sus arista. El extremo del cabezal se tiende hasta la balsa en formación, y desde allí se atrae Ia pieza al lugar definitivo que debe ocupar, gobernada en la forma expresada. El circo, no ofrece, seguramente, ejercicios de equilibrio, como los de estos hombres de las «jangadas». Yo creo que sienten placer al echarse al río y calar de agua sus vestimentas, pues, muchas veces que la balsa en situación diagonal presenta en la extremidad cercana a la costa un buen punto para saltar a tierra sin mojar e, ellos prefieren hacerlo por la otra, a nado. Completado un «catre», se da comienzo a la construcción de otro, y así sucesivamente, hasta formar las grandes balsas de 800, 1000 Y 1.200 vigas, que entre la gritería de sus tripulantes, remolcadas por pequeños vapores, se ven surcar el Alto Paraná, aguas abajo, Los peones. tripulantes de las balsas, levantan carpas en ellas, para guarecerse de la intemperie, durante los largos días del viaje. En el trayecto cuidan las vigas, las mantienen unidas, y, llegando la noche, o en mal tiempo, las amarran a la costa. Ca1T81·ías.-Es ruda, pesadísima la tarea de los hombres y niños alistados en los servicios de las «carrerías». El horario de sus jornadas varía con el estado del tiempo y con las necesidades del trabajo. Este empieza a veces a las dos de la tarde, cuando las noc:hes son lindas y claras, y, con el intervalo de la comida, termina a la madrugada del día siguiente: De acuerdo a la importancia de la explotación de maderas, las empresas tienen dos, tres y más carrerías estratégicamente situadas ,a los largo de las grandes picadas, Los labradores tienen la obligación de poner las vigas en «franquía», es decir, en condiciones de poder ser trasportadas al puerto. Hasta ellas llegan, pues, los carros para que sus conductor~s las carguen ¡" conduzcan al punto de destino. La operación de la carga es difícil y fatigosa. Las grandes ruedas de los carros de «alzaprima» penetran, dejando la pieza al medio, a la distancia que permita sujetada al aparato apoyado en el eje, por medio de gruesas cadenas. Asegurada la carga, se la suspende con el esfuerzo del carrero ¡" del cuarteador y con el contrapeso de las mulas, euyas cinchas sostienen las correas. que pendientes del pértigo, sirven al recogerlas para bajar a esta parte del carro,-que juega un rol de

1)7'

EL OBRAJE

DEL TRAB.\JO

palanca,-a

, hcri la 1mea rorizon t a 1 d e su posición,

cuando

dicho carro

se pone o va en marcha. . . ". Los carreros- de los obrajes son tipos espeCIalmente pre~alados para los trabajos que deb~~ cumplir. verdadel~os,profeslOn~les, , t la delicada operación de la carga con VIgoroso esfuerzo" eJecu an . . . 1 . d da pero con una facilidad que sorprende. Su reemp azo se SIn u , fi Ot hari efectúa siempre con individuos del mismo o ICIO: ~·os no iarian en una semana lo que ellos hacen, sin detenerse 111 fatigarse mayormente, en pocas horas. , da carro es arrastrado por ocho mulas y la marcha a traves los :stablecimientos que no cuidan sus picadas, es accidentada

e

de y

penosa. . ' Los «cuarteadores», niños casi todos, pero no tan ChICOScomo los «madrineros» de las tropas de mulas, rivalizan con los hombres en habilidad

y resistencia para el trabajo. «volteadores», «empleiteros» (1) siempre trabajan en «yuntas», de dos en dos. Descubiertos y marcados los árboles que han de' caer bajo el imperio de la explotación, p~r los exploradores o «descubierteros» del establecimiento, la pareja de «volteadores» concurre, hacha al hombro, al derr-ibo. Tienen como los demás trabajadores del obraje, razonable práctica en la tarea y de una sola ojeada miden el árbol y se dan cuenta del esfuerzo que demandará su derribo, de la forma en que ha de caer. y del lado que la operación ofrece mayores ventajas de tiempo y segu-

VoUeado1'es,-Los

ridad. La jornada de los «volteadores» es larga, cual la de todos los obreros que en el 4lto Paraná, trabajan por su propia cuenta. Abarca, por regla general, mayores horas que la de de los «mensús». Al alba el imponente silencio de la selva se interrumpe con el golpe seco de las hachas, repetido con mecánica regularidad, y el grito también regular, del «burco» de los «volteadores», Los . seculares árbo-les, heridos en la ,base, se derrumban, y en su magestnosa caída arrastran las tupidas ramas de los árboles próximos. Los «volteadores» sudurosos y satisfechos, los ven caer, apoyados en 'sus 'hachas y previa una pausa reparadora, se vuelven a ellos para ultimarlos, c1ejándolos en condiciones de recibir la obra

(l)

Creo

haber

Obl'ero que trabaja

ya d icho, que en el lenguaje por su cuenta,

por un tanto.

regional

se dice

«empleitero»

al


Jl~

BOLE'l'íx

DEI,

U.EP.lll'I'.I:IIEXTO X.\CLOX.\L

DE,L 'l'R.\D.\;;O

complementaria y definiti va de los «labradores», riores del obraje.

El,

los obreros supe-

Lab1·adm'es.-En una mañana canicular de enero, acompañado pOI' el capataz y algunos peones del obraje, marcho por la picada, saturada de vahos de invernáculo, al encuentro de los primero' «labradores» que debía ver. entregados a su curiosa labor, en lUl visita de inspección a los esta blecimientos argentinos. Al internarnos en los «gajos», picadas menores que parten de la principal, y de estos en los «piques» (1), el capataz y los peones, precediéndome, despojan a los árboles de las ramas que cierran el paso en la parte de camino todavía no recorr-ido a caballo, y deteniéndose a prudentes distancias lanzan un. grito y esperan se les responda. Nadie contesta y proseguimos el avance, hostilizados por las dificultades que arrecian a cada instante. Por fin, en una e~crucijada se obtiene la ansiada respuesta. Se ha oído un grito distante, y el capataz, seguro de 'Su dirección, nos conduce a presencia de una «yunta» de «labradores» . . 'Los hombres están allí, aislados en el bosque, sobre el gigante veneido, y continúan imperturbables su empeñoso trabajo. . Tienen la obligación, según rezan las «Condiciones de Trabajo». Impresas en sus libr.etas.-de labrar las maderas con esmero de ocho hilos, bien contrahiladas. bien aplomadas y alienadas,' sin barrigas, sin cucharas, sin pica duras de hacha, completamente libres de moro y otras podredumbres, sin contravneltas, cantos vivos, etc. Y la cumplen en todos los casos con pericia suma. [nician el trabajo despojando el 1 tronco de sus brazos inútiles y de su altura, luego, examinándolo atentamente, tiendan las hilo, io marcan. escuadrándolo dentro de los «dientes» (2), que, dado el espesor, debe presentar, y comienzan a labrarlo, lado por lado con seguridad y perfección de maestro. ' .Es raro el con traste q IIe fo rman las vigas tan bien cortadas y alisadas, COn la rudeza del paisaje circundante y con la zran cantidad de madera que el atraso de la industria misioner; permite que ;se pierda, abandonad» en la selva. Una tercera o cuarta parte del arbol queda, en efecto, perdida, debido a los actuales sistemas de trabajo.

(1)

Camino

de uno o (los metros

(2) unión.

Forman

los «dientes»

<le ancho

los distintos

que llegan

espesores

basta

de la pieza,

la pieza

en obra.

en el pu nt o de

OBR.AJE

119

El cedro y el incienso, bajo la acción de las hachas de los «labradores», despiden un aroma delicioso. Embalsama el ambiente. La jornada de los labradores" jornada que ellos mismos se imponen para cubrir el anticipo lo más pronto posible, es larga; suele alcanzar a diez horas. Viven independientes, en cuanto ello es compatible con los compromisos contraídos en el acto del conchabo, y no se sienten

descontentos de su suerte. . _ Artaza y Santa Elena, en el Brasil, Nacundav. en el Paraguay, y Puerto Segundo, en la Argentina, tienen m~gníficas picadas que se cuidan con esmero. Se asemejan, y en ciertos parajes superan a 13JS avenidas de los grandes parques. Las picadas van al fondo de los establecimientos, siguiendo el trazado a que las obliga la topografía de las zonas que cruzan, siempre accidentadas. Se construyen, pues, por necesidad utilizando los mejores planos del terreno, y por economía, dirigiéndolas.,,--sin perder de vista el objetivo principal,-sobre los lugares en que la población vegetal es menos' densa. Son así tortuosas pero muy bellas, llenas de imprevistas y elegantes curvas y de bonitas perspectivas. En primavera, los lapachos florecidos suavizan sus contornos con delicada tonalidades roseas , en verano, las copas de 103 macizos «ubirapitás» cubiertas de un brillante amarillo de oro, interrumpen a trechos, graciosamente, la obscura uniformidad de sus flancos, y en todo tiempo, las trepadoras las enguirnaldan con fragantes y multicolores flores. Transitando por ellas, tendidas y serpenteantes a través de considerables extensiones, se comprueba la impenetrabilidad de los lugares que recorren, y se admira la valentía y la fuerza de los infelices «picaderos», que a hacha y machete supieron abrirlos. Los «picaderos», ya trabajen por un tanto, o como «mensús» de las empresas, lo hacen siempre en «yuntas», y sus labores que se asemejan a las de los «volteadores», son no obstante más pesadas, complicándolas la limpieza de los espacios abiertos, limpieza que con un pequeño aumento en la remu-neración obrera, llega hasta el destronque de los árboles derribados. Valientes e incansables en el trabajo, arremeten contra' la masa de la selva, compacta de troncos. de ramas, de «isipó» y de cañas, y horadándola, alcanzan en breves días increibles distancias. De tiempo en tiempo, las picadas mayores y menores requieren Una limpieza y arreglo general, y son también los «picaderos», pagados de acuerdo a tarifas especiales, los que deben «barbearlas», valo decir, desbrozadas, en el lenguaje regional.

Picade1"os.-Puerto


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BULETfx

DEI_

DEP.\R'I'A~IE¡';TO

:\iACJO:\iAL

DEL

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'fRARIJO

Ccrpinieros y 11CJ'/'Cl'os.-'l'ocloel material de transporte de los obrajes y de los establecimientos yerbateros, se fabrican en ellos mismos. Tienen, pues, algunos importantes talleres de carpintería y de herrería, que trabajan permanentemente en la construcción y compostura de carros. En la Argentina, los talleres de Puerto Segundo y de Puerto León, son notables. En los mejores obrajes, el personal de talleres se paga bien. y se les estimula de diversas maneras; en los demás, se les mantienen dentro de las formas generales, de tratamiento y remuneración. Rozade1·os.-Los «rozados», únicos espacios abiertos y dilata.los a lo largo y a lo ancho en figuras geornétricas, en medio de la selva, sirven para realizar en ellos los pocos cultivos de los obrajes de la región: maíz, porotos, mandioca, tabaco y. a veces, caña de azúcar. En el maciso de la selva, de tediosa monotonía, los «rozados» resultán como oasis para la vista, que en ellos se expande al adquirir la libertad de más anchos horizontes. Sobre los mismos puertos o al interior, escalonados a lo largo de las picadas, presentan un agradable y baja nota verde. En «7 de Agosto», obraje paraguayo, han dejado ya al descubierto, en apreciable extensión, la ondulante belleza de sus barrancas, altas cual cerros, y en Puerto Segundo, donde el «pindó» escasea, los «rozados» cubiertos de caña de azúcar,que empieza a ser utilizada como forraje en reemplazo de aquel,son grandes y numerosos. .La obra primera del «rozado» es la difícil y pesada: derribar los árboles, batir la maleza y quemarlo todo. Lo que viene después es fácil: se reduce a efectuar la siembra con el palo en punta de los guaraníes, y esperar luego, pacientemente, el fruto y la cosecha. Todos los años se hacen nuevos «rozados», pues, según lo he dicho. la creencia de que la fecundísima tierra del bosque no produce sino una sola vez, es creencia general en la región. De los cultivos que he enumerado, el del tabaco, exclusivamente, reclama conocimientos y aptitudes especiales. Los otros están al alcance de cualqniera, aún de los más inexpertos. De ahí 'que en muchos establecimientos yerbateros, a los «tariferos» que no han conseguido ponerse al día en sus cuentas con el establecimiento, al término de la zafra, se les envía a los «rozados» o a las «picadas». De los artículos que forman los platos de la cocina obrera, sólo dos. el charquii y la grasa, no se producen en los mismos lugares del trabajo. El maíz, el poroto y la mandioca, como se ha visto, se producen ~llí.

Pindoceros.-El

«pindó», la elegante palr~1el'a que bal'bal:amente id desde la base ha venido satisfaCIendo hasta aqui la nedestrUl a , . , -, , cesidad de forraje de los obrajes, empieza a e~caseaI. Cuesta ahora encontrarlas, aisladas en la selva, para dernbarl.as y arrancarles su plumacho de diez o doce' palmas. Los .~PlUdoceros». hacen ese trabajo en las condiciones de remuneraClOn que expresa el capítulo referente a los sa:larios. ¡...¡ o caben, pues, a esta nota, ma yores comentarios.

. . . . mismo capítulo anterior, citado, dice la 1ecompensa concedida por el capital a los «leñadores», obre.ros que tra bajan por un tanto, y da a entender la fatig~ de sus Jornadas. ~~ leña se hace en algunos obrajes de «Guatambu», «Caroba~, «Guaribá» -maderas blandas,-y también de incienso, y se envia para el ~on~umo de Posadas y de otros centros de población, o se vende a los vapores de la carrera, que la utilizan como único y ,excelente

Leñadores.-El

combustible. Ambiente del tmbajo.-Inadaptabilidad de los extmnjeros.-En el curso de este informe se 'ha negado la inadaptabilidad del. elemento extranjero a las labores del obraje y del yerbal, y c?nvIene, al tratar del primero, exponer los fundamentos de la negatIva. Los tres departamentos de las bajas Misiones, los que lindan ~o~ la provincia de Corrientes, Posadas, Apóstoles y Azara,-los U~ICOS campos del territorio,-son los departamentos en que el ~rabaJador extranjero puede aclimatarse fácilmente y encontrarse bien, e:1 las .faenas agrícolas a que ellos están consagrados. E,n los del:1as de las Altas Misiones, la zona de la selva" no es para ellos. El clima de esa zona, en particular durante los largos meses del verano, es ~~ntrario a la salud y al bienestar de 10s hombres extraños a la r,eglOn. Caluroso, pesado; esos estados de quietud, de absoluta paralización atmosférica, que en otras zonas del país se producen po~ alguna~ horas, en la inminencia de las grandes lluvias, se mantIenen aEI 'por días enteros, ocasionando extl1aordinarios desgastes al organismo. Las noches, agradables y frescas por lo general, reparan un tanto esos desgastes, pero no ]0 suficiente para restituir a su habitual energía, al individuo sometido a su acción. Además del clima, la «sabandija»,-los insectos de que la selva está llena.lo atacan , de tal manera , que se la hacen intolerable. La alimentación no responde tampoco al sistema, costumbres y gustos de 10'8 extranjeros, y la falta de alcohol, de vino sobre todo, lo rechazan. La vida en el obraje. y en el yerbalno tiene, por lo demás atrae-


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BOLETíN

DEL DEP.\Rél'AlIIEK1'O .'i.\ClONAL

DEL l'R"\B.\JO

tivos de ningún género. Se abre en ellos, sobre inmutables y sombríos lwrizontes de trabajo y de fatiga. N~ la población próxima, ni la reunión de amigos del café o del almacén, ni el pasatiempo del juego y de las diversiones moderadas. Nada, nada más que tra-' bajo y siempre trabajo en un completo aislamiento social. De ahí que 'el meritorio ensayo realizado por la «Compañía de tierras y maderas del Iguazú», para ocupar extranjeros en los trabajos de su obraje,-ensayo que a triunfar hubiera producido una benéfica revolución en las viejas prácticas del Alto Paraná, -fracasó desgraciada y ruidosamente, según se verá más adelante, en capítulo especial. Ya el ingeniero Pedro J. Issouribehere, en un excelente informe agrícola, preseutado al ministerio del ramo, en julio de .1904, exponía las resistencias de diverso orden que la zona de la selva misionera oponía a la aclimatación de los extranjeros e indicaba la forma prudente de poblara nuestro rico y expoliado territorio. Es oportuno el recuerdo de la obra de dicho funcionario , ahora que al estudiarse el problema obrero de la región, se ha de pensar, quizás, seriamente en todo cuanto con él se relaciona. \ Los trabajadores actuales de esos establecimientos, no se sienten molestos ante lo que haría la desesperación de los extranjeros. Casi desnudos en los días de verano, soportan serenos, inmunes, creo, los ataques d 1 «bariguí», del «polvorín», del «ñati», y de otros rabiosos y endemoniados insectos. Los mismos «piques» y «bitú», tan perversos y peligroso para los extraños a la región, no significan nada para ellos. El clima, las jornadas y formas de trabajo y remuneración de éste, hacen, pues, por el momento, la vida en los obrajes y yerbales., solamente soportable para el trabajador regional. Asistencia a los enfe1'nv.os.-Botiq1lin.es.-Punto importantísimo y que no obstante, en muy pocos establecimientos se le concede la debida atención. El trabajador enfermo o se atiende él mismo, curándose con cortezas o yerbas, que considera medicinales. o va en busca de la asistencia del encargado o del capataz del obraje, quienes, cuando más, le recetan un purgante y le prescriben. dieta. Sus conocimientos en el arte de curar no pasan por lo general de allí. En Misiones no he visto sino dos botiquines completos: el de Puerto Segundo, obraje, y el de Puerto Pampa Piray, explotación de verbales, Existen obrajes donde el botiquín se reduce a las píldoras Brandet, generalizadas en toda la región. Para casos de ae-

Ef, OBEUJE

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cidentes, muy posibles. dada la naturaleza especial del trabajo, no cuentan ni siquiera con vendajes, algodones o soluciones antisépticas. Enfermedades simples, curables si se las atacara a tiempo, se convierten en ese medio en graves e incurables, tanto Huís, cuanto que el trabajador que llega al obraje con anticipos, d.i1icilll18l.1~(, se le deja salir sin cubrirlo, aunque se encuentre enfermo J' manifieste deseos de bajar a hospitalizarse en Posadas. He ahí, otra consecuencia fatal de la forma de conchabo; imperante en Alto Paraná. Yo creo que la ley debiera obligar el botiquín y la enfermedad con relación a la importancia de los obrajes, y marcar su tipo, como creo asimismo, q ue podría disponer una inspección médica pcriódica a los establecimientos de la zona, y ordenar la forma en que ha de efectuarse la conducción de trabajadores enfermos a los hospitales de Posadas, cuando casos especiales impongan sn traslación desde los lugares del trabajo, pues los vapores actuales de la carrera no ofrecen la más pequeña comodidad en eS0 sentido. P1'ovee(ltwías.~El capítulo «Coste de Vida», me exime de oeuparme aquí, nuevamente, de las proveedurías de los obrajes, malas en cuanto a la calidad de los artículos que suministran al trabajador, y excesivamente' costosas por lo general. Entrego, con el presente informe, a la División Inspección y Vigilancia del Departamento Nacional del Trabajo, un buen número de libretas obreras, libretas que por sí sólas constituyen la mejor exposición de las proveedurías en los establecimientos del Alto Paraná y también el mejor comentario que cabe a sus procedimientos, análogos, con ligeras .excepciones, en los ohrajes argentinos, paraguayos y brasileños. E7 criterio de las explotaciones f01'estales.-El doctor Juan Bialet Massé, en su magistral «Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la República» presentado al Ministerio del Interior hace diez años, dijo, refiriéndose a los obrajes del Chaco: «El obraje no es una industria; como 'en la agricultura, se trata como negocio paosajero»... «En ellos se paga poco el tr abajo, se estruja al obrero y no se piensa sino en el lucro presente» ... y la mayoría de los obrajes del Alto Paraná, argentinos, paraguayos o. brasileños, son por desgracia, en la actualidad, lo que eran dos lustras atrás, los que ,el"doctor Bialet Mssé, viera asombrado en el Chaco. En los establecimientos de Misiones, salvo los progresistas, que intimamente complacido en mis sentimientos de argentino, he procurado remarcarlos, no existe el industrialismo inteligente, preví-


12+

ROLE'l'L,

DEL DEPAR'l'.\:MEN'l'O NACIONAL DEL 'IBARAJO

sor y honesto. Es la salvaje explotación del bosque llevada a una forma de negocio lucrativo y nada más. Se derriba a hachazos el árbol; se aprovecha de su madera lo que pueda ser aprovechado con el menor coste posible, y lo restante se deja abandonado, perdido en la selva. Las máquinas facilitarían el trabajo del hombre y aumentarían las ganancias de las empresas, pero hay que estudiar los diversos sistemas para adoptar los más convenientes, y, sobre todo, hay que compradas y son caras ... y no se quiere gastar sino ganar, ganar torpemente, pero al fin ganar, sin cálculos, sin preocupación, sin esfuerzo mental. La destrucción de la parte rica del bosque, va en victoriosa marcha hacia el interior. Partió, hace algo más de treinta años desde la misma orilla del río y hoy se encuentra a cuatro, cinco y siete leguas de la costa. Sería fácil repoblar, allí donde un gajo de cedro que se entierre,-como en el delta del Paraná se entierran los de sauce,-arraiga y se convierte en árbol, pero,-¡' para quéSi los cedros que ahora se aprovechan tienen setenta,cien y más años! ... La previsión" la preocupación del futuro no son, seguramente, para los que tienen por único objetivo en la vida, la riqueza apresurada y en lo posible abundante, cueste lo que cueste 1 Vienen bien al término de este capítulo en que se detallan las labores e ideales de los obrajes del Alto Paraná, las frases que el ya citado doctor Bialet Massé, colocó al finalizar el suyo sobre los similares establecimientos del Chaco: «Tal es la explotación del bosque, explotación que labra gruesas fortunas y que deja, como forzosa y. triste consecuencia, una masa de hombres extenuados y envejecidos por un trabajo tan malamente recompensado».

,

EL TRABAJADOR DEL ALTO PARANA


No he encontrado obreros en el AHo Paraná que no fueran paraguayos de nacionalidad o argentinos de Corrientes o Misiones. Son, por lo general, hombres de mediana estatura, de escaso desarrollo muscular y adiposo, pero de sólida y abultada ensambladura ósea. Blancos o cobrizos de origen, su tez presenta casi siempre, opacos y fríos tonos cetrinos, acentuados, las más de las veces, por manchas de sombra lívida, debajo de los ojos. El mirar de estos es apagado, y, cuando no inexpresivo, nostálgico. Muy temprano, las carie' destruyen sus dientes, lo cual amengua con ingrata nota, la simpática expresión de sus rostros habitualmente serenos y humildes. Y así como es débil el sistema dentario, es fuerte el piloso, que los corona con exhuberantes y enmarañadas cabelleras. Jóvenes, apenas salidos de la pubertad,-debe entenderse según el concepto legal-sus cuerpos adquieren el aspecto desgarbado )' flojo de los hombres ya maduros, fatigados por largos años de esfuerzos musculares. Bien es cierto, que la región imprime en ellos, espontáneamente, hondos carácteres de laxitud, de enervamiento físico, pero también lo es que el trabajo inmodera do, emprendido desde la niñez (1), ayuda la obra del clima. Entre estos trabajadore abundan los hijos de alcoholistas, que además de las tachas físicas inherentes al origen. presentan estigmas de heredo- ífilis (2), y los que exteriorizan «un deficiente estado de nutrición y tór-ax hereditarios de ancestres trabajados por factores morbosos de naturaleza específica; tabaco, alcohol, ~ I

(1) En el mes de septiembre del año pasado, el gobernador de Misiones, sati~faciendo un pedido del ministerio del interior, se dirigió a los comisarios de )loliría ordenándoles levantaran el censo obrero de sus respectivos departan.entos. El corn isario de Santa Ana, preguntado po·r el número de obrero menores de ] 6" años con que contaba el departamento, contestó: «~o existen; todos los nranore se couehaban para los trabajos del Alto Paranás, (2) Doctores IIéctor Barreyro y .Iua n .J osé Claverí : informe al inspector que Ru~rl'ibe.


1:28

HOLETfx

DEL

DEPAR'l'.\J\lE)lTO

XACIOXAL

DEL

etcétera , pero cuyo rendimiento en el trabajo las exigencias de los patrones» (1).

TRABAJO

satisface

en general

y en efecto, según podrá verse en las páginas

descriptivas de las labores regionales, todos sin excepción, revelan en el trabajo que realizan, al parecer alegremente, el mi mo esfuerzo, potente y continuado, la misma energía, sostenida y admirable. La observación personal y la autorizada opinión de los médicos que he consultado sobre todo cuanto se relaciona con la naturaleza estructura, salud, sistema de vida. etc., del trabajador del Alt~ Paraná, se afirman en la creencia de que se trata de un tipo perfectamente adaptable y adaptado al clima de la región. Y mientras los trabajos no modifiquen su primitiva y aniquiladora forma actual, mientras no se reglamenten racionalmente, humanizándolos será el tipo único, irrempLazable para ese género de tareas. ' Hechos a las peculiaridades de un clima que siempre se demuestra ho~til,en los primeros tiempos, para los hombres de otra procedencia, poseen una rara inmunidad natural hacia las afecciones gastro-intestinales,-destinadas allí, en los lugares de trabajo, por razones de clima y sistema de alimentación, a combatir la salud de, los individuos de distinto temperamento, no aclimata~os,- y al c.ontinuo ataque de la infinidad de insectos que pueblan ra selva haciéudola difícil, casi imposible para los mismos. La ~ífilis y la tuberculosis son sus enfermedades más comunes. ~a. prImera, ~ando no hace temprano, espontáneament'e, su apallClO~, cumphendose una 'ley de herencia, se adquiere después en la VIda desordenada, abierta a todos los excesos de los centros de conch~bo; yla segunda, lógica derivación 'de aquella o censecuenc.Ia natural del profundo debilitamiento a que los conduce el tra?~Jo rudo y penoso de la selva (2), unido al sistema de alirnen taeión en uso «fisiológicamente insuficiente para uue el obrero repon?,3 los grandes desgastes orgánicos a que está sometido» (3).

Es grave, difícil sin duda, el problema de la salud del obrero en una región donde aparece indefensa ante al carga combinad e diversas fuerzas destructivas, de acción formal y continua. Avanzando en el estudio del trabajador regional,-de este hombre que se le ve cruzar por la vida con la inconsciencia, con el deseperante abandono del sonámbulo,-encontraremos a su asombrosa indifereneia por cuanto le atañe y rodea, con el principal factor de sus propias desgracias. No conoce el peligro, y se entrega" sin la menor precaución, sin el más pequeñocuidado,-a cuerpo descubierto,a 1 contagio y a las enfermedades, aún a las más dolorosas. Ignorante y por atavismo de raza, indolente, llega débil y enfermizo al pueblo en que se contrató, para darse 311 vicio, a la satisfacción de los más bajos placere-s, durante breve estadía, oon repugnante desenfreno. ----:Los casos de traumatismo de tórax, frecuentes en la ejecución de los trabajos regionales, no les preocupan, y aún así muy superficialmente, hasta que no caen en la' tuberculosis y con esta terrible enfermedad, en incurable estado de reblandecimiento (1), van a morir al hospital de Posádas, cuando no sucumben, faltos de asistencia, privados de atenciones que alivien o conforten, en los mismos lugares de trabajo en que han consumido, disipado inicuamente, su corta y triste vida (2). Ocurre lo mismo en los casos de enfermedades 'venéreas, adquirida~ en el enorme foco de corrupción del barrio obrero de Posadas, enfermedades que siempre revisten un carácter agudo y que si "11 los comienzos se ponen bajo la atención del médico y por ende bajo un tratamiento racional, se abandonan después, al violento avance morboso, en la vida del obraje y del yerbal,

(1)

«.,.,

de posteriores qúe regresa

f

.

(l)

Doctor .

asistencia

".

,Guillern;o

publica

nacional

Villafañe

director

'

del territorio

de la .

.

de Misiones.

Adm in i t" I IS rac'on Informe'.

(2) yor

«Los sstemas o formas primitivas como se realizan . . ~ ~al'~e de los obrajes, no dejan de tener su influellcia

~sta u lb.ma clase de enfermedades,-( 1 e,s af'eciones pulu~onares incurables) exigen un ]'endulllento muscular Dr. Guilterrno Villafañe.-Informe. (3)

Doctor

Réctor

Barreyro

casos de trauu;atismos, ,-desde que lógicamente

elevado y Juan

en sujetos

Claverí.

Informe.

" sanitaria

motivos de posteripor su naturaleza, físico

.sucediendo

med iano».

n.atismo

igual

operaciones

de tórax,

cosa con los casos de traumatsmo

pulmonares

del Alto Paraná

cuyos antecedentes y

las fa enas en 1a maen la generac.ón de

de capital

129

EL TRABAJADOR DE,L ALTO I?ARAXÁ

incurables -. Es muy

con una tuberculosis

responden,

en un terreno

que determina

las primeras

das) en verdadero estado de consunción para Dr. Gu illerrno Villafuñe.c=Iuforms ya citado. (2)

«La

tuberculosis

progresando

y sin defensa, pon« un punto treinta años».

en período

debilitado

rápidamente

final y el sujeto

muere

ver un mensú

de reblandecimiento,

y preparado,

hemoptisis, terminar

que son motivo

común

llegando

a un traua esta

(Posa-

sus clías en el hosptal».

sobre antes

un

organismo

de haber

«Los que no se tuberculizau, Sil retiran de Este trabajo tan penoso de la selva ) entre treinta y treinta y cinco años, faltos de energía», tal' Barreyro y Juan Cla verí. Iuforme de referencia.

agotado

llegado

a los

(el trabajo Dres. Héc-


.. ]30

l'

BOLETÍ}I DEL DEPAR'.rAMEN'.rO NACIOXAlJ

DEL TR.\.BAJ'O

La despreocupación natural y el abandono inconcebible del trabajador, se agravan con la carencia de sentimientos humanitarios que ponen a veces de relieve algunos patrones y encargados de establecimientos, de igual modo que su, avaricia sórdida. Los peones enfermos, rendidos por la fiebre o la debilidad propia, de los .stados de perturbación material y orgánica, son atendidos por aquellos incapaces en el arte de curar, aún en los casos que.j eclaman con imperio el médico o la hospitalización, porque dichos peones no están al día con sus cuentas, porque deben al establecimien,.0, y temen a un alejamiento que puede producirles el cierre def:nitivo y en descubierto de esas cuentas! Descendiente directo de aquellos indios guaraníes que se entregaron tan fácilmente a la fuerza y al gobierno de las dos conquistas, el trabajador del Alto Paraná se entrega al patrón o a su representante, con la mansedumbre de un cordero. Parece hecho para la sumisión, para la obediencia. Reconocen y acatan la superioridad o autoridad de los demás en toda forma y de todas ma, neras. En el puerto de Posadas, en días de embarque de peones, se ve a los conchabadores manejarlos no como a hombres sino como a cosas, insignificantes y despreciables. Y sin embargo, sometidos el. la disciplina del ejército y al empuje de sus jefes, esos mismos hombres culminaron en la gloria militar. La explotación de que viene siendo víctima, desde hace años, el trabajador regional, ha modificado su carácter en el sentido de dotarlo de recursos que antes no conocía y que hoy, en su invariable torpeza, aplica, a cada paso, como medios de defensa. Los viejos empresarios de trabajos en Xlisiones, cuentan la noble adhesión y la extremada honradez de los peones en tiempos pasados. Cuidaban al patrón, le amparaban y defendían en la selva y no había para ellos mayor satisfacción que Ia de pagar sus deudas religiosamente. No supieron comprenderlo y apreeiarlo, y, con los tiempos, el peón cambió. El tipo primitivo presenta hoy muchas excepciones. Ya no es una recta sentencia la que al tratar de expresar, en breve trazo gráfico, su temperamento moral, podría significado. La avaricia, el abuso inveterado, la sub:straen por el momento y en no pocos casos a esa forma de expresión. El peón sabe confusamente que produce, que trabaja sin descanso y a pesar de eso jamás se siente libre de su deuda con el patrón. Se va entonces, huye del obraje o del yerbal en dirección a otro centro de conchabo, de donde con nuevo anticipo, vuelve al trabajo dispuesto a repetir la operación si la suerte le ayuda.

] 3]

Los intermediarios entre la oferta y la demanda de brazos, los conchabadores, han contribuido y contribuyen a la modificación del carácter del peón y a la producción de hechos que cual los referidos de fuga, contribuyen a aumentar sus pingües ganancias, como se notará más adelante. Es de creer que el superior-e-patrón, jefe o caudillo-es el destinado a polarizar los cariños o afectos-si fuera capaz de tenerlosde este singular, rarísimo hombre de trabajo. La familia, las dulces v fuertes atracciones del hogar le son desconocidas, salvo muy raras ~xcepciones. La mujer, si mueve sus apetitos no le inspira apasionados sentimientos. Pasan por su pobre vida en silencio, sin dejar huella. Las uniones en el compañerismo mar-ital de la selva, nunca se prolongan. Son breves, fugaces. Un peón seduce la mujer de otro, «se la quita», y nada; la amistad entre ellos, si existe, no se interrumpe, continúa como antes. Observándolos, he llegado a pensar en lo ridículo que resultaría en aquellas alturas un estallido de celos. Sería algo estupendamente cómico. Encontrándome en Ñacunday, un encargado de trabajos en el interior, denunció al administrador general, que el peón A se había adueñado de la mujer del peón B. La denuncia vibraba de santa indignación. El administrador intervino ordenando la inmediata devolución de la mujer. La orden no pudo cumplirse: el damnificado suplicó por carta al que la diera, 'que la dejara sin efecto, que no lo pusiera en el duro trance de sostener dos mujeres, pues el mismo día del incidente se había «vuelto a casar»-textuales términos-con la hasta entonces compañera de otro peón. La vida de familia no existe, pues, entre ellos, como no existió entre los individuos de la raza a que pertenecen; sino aparentemente y cuando circunstancias ajenas a su voluntad los forzaron a aceptarla, ~ Cecilia Báez, publicista y hombre público paraguayo, en un bri llanto estudio sobre los indios guaraníes, dice: «eran tristes y taci turnos. No se hablaban sino por necesidad. Nunca se reían ni mostra ban su alegría en ninguna forma.... Los sufrimientos no les arranca ban el menor quejido. Moralmente insensibles como los anim8Jles, no conocían la dignidad personal, ni nutrían en su alma as. piración alguna. Indolentes, eran sin embargo ágiles para trepar a los árboles y capaces de soportar 'grandes fatigas y de llevar a cabo trabajos pesados, impulsados por la necesidad» (1). (1) La República

del Paraguay

en su prunsr

centenario.


El, 'fR.\B_\J_~DOR DEL ALTO P.\R.\xA

,1 " ,11

y bien; el tipo ese, tan bien expuesto en síntesis, ha perdurado. con leves modificaciones determinadas por influencias posteriores, en el trabajador del Alto Paraná , se ha mantenido en todo, en concep to y modo de vida, casi en integridad física .r moral completas. Hoy mismo, el largo y puntiagudo varal de los guaranies-i-únieo instru. mento de labranza-continúa haciendo los hoyos para la siembra en los rozados de la región, como trescientos años atrás, y es creencia general la opinión de aquellos tiempos que suponía exhausta a la riquísima tierra del bosque después de la primera cosecha. El obrero regional, ignora el valor del dinero y no tiene noción de la economía. Mientras permanece en el trabajo, se anotan sus ganancias y su gastos sin su control o fiscalización. Para saber lo que .ha producido o consumido, lo pregunta, y recibe sin objeciones el cálculo de la administraeón, En los centros de conchabo gasta en pocos días de desequilibrio y de orgía, el valor del anticipo que penosamente ha de cubrir en seis, ocho y más meses de trabajo. j y en qué forma lo gasta t Su libreta de peón admite cualquier anotación, aun las más inauditas. De ahí que el anticipo venga a ser, la mayor parte de las veces, en' gran parte nominal. Los artículos de su preferencia, perfumes, pañuelos y géneros de seda de vivos colores, armas, etc., se le cargan en cuenta a un precio exhorbitante. ALgunos comerciantes pretenden justificarse (t) asegurando 'que las modalidades del peón imponen los precios. Según éstas, el artículo es bueno o malo por el valor de venta, no por la calidad. Un frasco de loción que se rechaza por tres pesos se acepta sin titubear por diez. La suma de dinero que recibe en real'dad de la anotada en el anticipo, de su libreta, la invierte apresuradamente antes de embarcarse de nuevo para el punto en que ha de trabajar, en las pulperías y prostíbulos de la Bajada Vieja en Posadas, y en coche; pues, ellos 'que transitan incansables a través de leguas por los eaminós accidentados y pedregosos de Misiones, Brasil y Paraguay, en la ciudad no se trasladan a pie de una casa a otra. y el coche aunque no lo ocnpen sino un momento, lo 'pagan de la mañana a la noche. Las iniciativas producidas hasta ahora en el sentido de mejorar las condiciones generales de la vida de esos infelices peones, que aun en medio de su crasa ignorancia o insemibilidad moral, de su evidente degeneración física, presentan caractere3 de raza muy, apreciables, han sido inseguras, débiles, poco prácticas. Se ha descrito a veces, con más o menos acierto, su situación de inferioridad, de des-

l33

yentaja ante el trabajo y el capital; se ha.n puntualizado, .en otros tiempoS, algunos abusos o atropellos cometidos en los obrajes, pel'~ afrontado resueltamente el planteamiento del problema III no se 11a e • , la obra dirigida a solucionarlo satisfactoriam:nte, ~ormahzando ~Sl esa situación de manera definitiva. E deber ineludible de las SOCIedades Y países a que los trabajadores del Alto Para.ná pertenecen, l'uidarlos, ampararlos, dignificarlos. La tutela ,:;uperlo~' d~l estad.o, dentro de lo permitido, está indicada y es menester ejercitarla sin pérdida de tiempo. Cura~o~, instr,uíd~s y vigorizados en todo sentido, serán hombres muy útiles a 31 mismos y al progreso de la zona de su procedencia.


,

,l路 , 11

ALfMEKTACION


El sistema de alimentación en uso en todo el Alto Paraná, desde el primer establecimiento argentino o paraguayo, hasta el último del Brasil, es único y en honor de la verdad se debe decir que él. si no repara los desgastes orgánicos, satisface al menos el gusto de los trabajadores de la región, tal vez porque no conocen otros. Dos platos exclusivamente, constituyen la cocina regional, por más que existan otros de origen paraguayo o brasileño, tales como el baipii (1), el socou' (2), y la feijoada (3), que no son extraños, pero que sólo se sirven, en grandes días, en la mesa de los encargados o capataces de trabajo. Esos dos platos exclusivos e inmutables de la cocina obrera regional son el revirado y el yopará. El revirado, que ,se toma como desayuno en obrajes y yerbales a la salida del sol, .se hace de tasajo, harina, grasa y sal. Los cocineros de las cuadrillas o los trabajadores cuando ellos en persona han de preparado, se levantan con ese objeto a las tres de la mañana y dan comienzo a la preparación, que no termina hasta el instante en que apresuradamente se come, para marchar al trabajo. La primera operación del reoirado es la de cortar el tasajo en pequeños trozos, mientras se derr ite en la olla abundante cantidad de grasa. Luego se fríen éstos y una vez fritos, se les cubre, dentro de dicho recipiente. con una doble porción de harina batida, en agua ligeramente salada. En el fondo hirviente de la olla, la harina y el tasajo forman una sola masa que de continuo el' cocinero la vuelve de ambos lados, con una espátula de madera. Consumida la grasa en la prolongada cocción se agita y revuelve hasta que queda reducida a granos más o menos gruesos. No siempre el ,evimdo se prepara con la proligidad que acaba de expresarse y se lleva al punto resultante de esa proligidad. A veces, el tiempo urge, los trabajos no admiten dilación y el obrero come un revirado crudo, grasiento, con aspecto de polenta, repugnante e indigesto. He comido el recirtulo con los trabajadores del Alto Paraná y aun-

(1) Especie de pastel (2) Cha tasca. (il) Gus o de porotos

de maíz y tocino.

tierno.


J 38

BOLETfx

DEI" DEP.\RT.\lIE::\'rO

::\.\( 10::\.\1" DEL '['RABA,O

que de ninguna man sra y en ningún establecimiento me satisfizo, confieso que siempre lo vi saborear por aquellos con manifiesta fru.. ción, aun en circunstancias en que el tasajo empleado en su preparación despedía intolerable hediondez. Es posible, que 'el mal tasajo que se consume en muchos obrajes y yerbales o la grasa de que en todo se abusa, sea la causa de los efectos que produce la alimentacón regional en la salud de los trabajadores. El color de éstos, al cabo de pocas semanas de residencia en las zonas de trabajo, se vuelve lívido, cadavérico. Sus fisonomías aparecen a todas horas y bajo cualquier luz, como si las destacara un proyector de reflejos amarillos. Los médicos de Posadas, consideran insuficiente a las necesidades de la nutrición, el sistema alimenticio de que me ocupo, pero quizás merezca más la clasificación de nocivo, que la de insuficiente. El yopaTá es un lacro más chirle y grasoso que el criollo, predilecto de nuestros paisanos. Contiene tasajo, maíz pisado, porotos y a veces, mandioca o zapallos. Se sirve a medio día y un poco después de la puesta del sol. Si el tasajo y la grasa son buenos, el yopadh resulta apetitoso. Los trabajadores comen el revirado y el yopaTá sin acompañarlos con nada. El pan fresco es desconocido, en todos los establecimientos, lo mismo que el vino, y la galleta se vende a tales precios en la mayor parte de ellos, que la convierten en artículo de lujo. La galleta, chica y redonda en forma de bollo, es de pésima calidad y de una dureza digna de dientes de acero. Los pobres peones, las compran .los domingos al hacer sus provistas y l.a comen con azúcar, a manera de delicado manjar. Hoy por hoy, la comida no se mezquina, según he podido inforrnarme, en ninguno de los establecimientos de la región. Es más bien abundante pero de inferior calidad y pobre en su mal combinada composición, de substancias sanas y perfectamente nutritivas. En parte, los mismos trabajadores imponen la proporción de su pesado condimento. Creen, en. efecto, entre otras cosas, que la grasa regenera y tonifica el organismo, que le comunica potentes vigores e invencibles resistencias en la labor, y abusan de esa materia al extremo de comerla cruda, cual si fuera manteca, en grandes cantidades. Los establecimientos calculan la ración diaria de los obreros a jornal-ración completa para el revirado y el yopa1'á-en 250 gramos de harina, 200 de maíz pisado, 150 de grasa, 150 de tasajo y 150 de porotos.

HABITá.crON

OBRERA


Es hasta ahora la frágil choza de los primeros pastores, no obstante cierto precario movimiento de reacción favorable a la gente de trabajo, recién iniciado en los pocos establecimientos progresistas de la 'región. Los barracones levantados en lo" puertos para alojamiento de los mensualeros que en ellos trabajan, de madera y. zinc o de estante o (1) y paja-insuficientes en todo sentido-s-son de una mezquindad espantosa, lo cual por otra parte no debe extrañar, si se tiene en cuenta que en algunos obrajes existen ranchos destinados . a viviendas del personal de administración, inferiores al más pobre tugurio suburbano de cualquiera de nuestros grandes centros obreros. Los peones viven en esos barracones casi a la intemperie, por las numerosas rendijas de la construcción y en medio de la inmundicia y promiscuidad más completas. La cama o el modesto catre no se -onocen en ellos; se duerme en el suelo, sobre sucios jergones. Dije que se inicia cierto precario movimiento de reacción y ha llegado el momento de consignar la agradable impresión que recibiera en Puerto Artaza, Brasil, en el establecimiento de .Julio T. Alliea, argentino, al visitar una buena sala de baños para peones, con servicio de aguas corrientes, convenientemente dispuesta debajo del magnífico tanque que .urte de agua a la población del puerto, como asimismo las camas que Jorge Barthe ofrece a los trabajadores de Santa Elena, también en el Brasil y las nuevas construcciones que por orden del mismo joven-e-justamente apreciado por los proletarios del Alto Paraná-y para albergue de obreros, se Isvantaban apresuradamente en Ñacunday, durante mi estadía en el importante establecimiento paraguayo. Pero todo esto significa poco, como .,... se comprenderá, ante el general atraso regional, ante la afligente incuria de los que no se preocupan, al frente de importantes núcleos de población obrera, sino de enriquecerse.

(1) LJámase de estanteo a la construcción y cañas.

w

de barro, sobre armazón de troncos


BOLE'ríx

DEL DEP.\R'f.UIEXTO

NAClOX.-\L DEL TRMl.\JO HAB1T.\ClÓX

, I1I

Hacia el interior de los obraje, o yerbalss, impera la choza de cañas y hojas de 'palmeras, diminutas, bajas, sucias. La indolencia de los hombres de trabajo, hace que la mayor parte de estas chozas casi siempre sin paredes, se levanten y amontonen en el fondo ds las más fuertes depresiones del terreno, al lado de las corrientes de agua, en lugares insalubres, cerrados a la fácil circulación del aire. No las construyen en mejores parajes para no molestarse demasiado al buscar el agua para las necesidades diarias. La, he visto en todas partes lo mismo, endebles y míseras, tanto, qne no se nota diferencia entre las habitadas y las abandonadas, pues, sin ninguna .exeepción, presentan invariables aspectos de viviendas en ruinas de olvidadas taperas. Al penetrar en las chozas, que, repito, muy rara vez tienen paredes de taeuapí, "emejantes a gruesas esteras de esparto, se recibe. en unas y en otras, igual impresión de abandono y soledad. Cuatro ~staeas con horquetas, que a una altura de 50 o 60 centímetros del suelo sostienen a lo largo media docena de cañas alineadas, formando algo así como banco rústico, constituyen las camas de los trabajadores. Sobre ellas, angostas y duras, se recuestan de noche para descansar de las largas y duras jornadas, los pobres obreros. Ellos no necesitan ni piden más, lo dicen a quien quiera oirlos. Y se comprende; un poco de deseo, de voluntad de su parte para vivir mejor, y lo conseguirían fácilm.ente, con pequeño esfuerzo. Se alega, sosteniendo las prácticas actuales,que la naturaleza especial de los trabajos de la región imponen ese género de viviendas, pero se olvida que las construcciones pasajeras de campaña, pueden ser también higiénicas confortables. Lo que se requiere para obtenerlas, es menos espíritu de lucro en los patronas, y algo más de actividad, de buen sentido de las propias conveniencias, en los obreros. Tienen ambos a la mano, todo cuanto se puede necesitar, para hacer casas económicas y dotadas de elementosql1e contribuirían efi. cazmeIfte al mejoramiento de la vida y salud de las gentes de trabajo, pero no se hacen por las razones .apuntadas y no se harán, quizás, mientras no haya una ley que las declare obligatorias. y esa ley, es menester, que determine hasta la ubicación de las viviendas, que no deben alzarse en lugares inadecuados, por más cómodas que parezcan a los hombres de aquello, lugares. Yo he encontrado, en mis jiras por los obrajes y yerbales dca Alto Paraná, numerosos enfermos de fiebres, que he considerado de la naturaleza de las palúdicas y atribuído a la situación evidente-

OBRERA

143

men te ir-racional de las chozas obreras. En el mes de enero, vi alSegungunos de esos ~ - enfermos en el interior del obraje de Puerto . do, en el paraje llamado 'I'upí-Cuá, y en el de Canalejas, a cuatro leO'uas del puerto. La fiebre, según declaración de capataces y peoo nes, -<e mantiene 'por breves días en el sujeto, pero postra, extenúa a los atacados. . La cama ya mencionada, un baúl del menor tamaño, un candil o farolillo Y dos o tres trebejos más, completan el ajuar. de la ha?!tación obrera. Cuando el humilde techo da abrigo a mujeres y nmos, el ajuar inventariado suele aumentarse con algunas hamacas de vieja y mugrienta arpillera, que penden de los aleros, y se balancean en las horas de la siesta, envueltas en gruesas nubes de moscas. Dentro de la tendencia general a la choza chica, su tamaño varía sin embargo, de acuerdo a la actividad y diligencia de sus moradores, quienes las construyen en todos los casos por su propia cuenta, pues de lo contrario vivirían sin ellas. Las empresas no ofrecen techo sino a los mensualeros de los puertos. Hay chozas de ms, 3 X 3, de 3 X 4, de 4X 6, pero el tipo más común, no al~anza ~ las primera~_ dimensiones. Son tan pequeñitas que parecen improvisadas por nmos, para casas de muñecas.


LOS SALARIOS

lO


Las causas que los economistas encuentran como generadoras de la tasa del salario, no han intervenido para nada en la fijación de los que se pagan en el Alto Paraná. Puede decirse que si el trabajo ha producido allí utilidades extraordinarias al capital, no ha retribuído jamás, en forma equitativa, el esfuerzo obrero. El salario se ha establecido, consultando tan solo las conveniencias de los p'atron€s y empresas. Ha sido y es arbitrario, anormal. La clase obrera no puede, en evidente desnivel económico, satisfacer las necesidades de una vida sana y fuerte, apta para el desarrollo de la acción fácil y amplia que podría ejercitar en beneficio propio y en beneficio social, si se tratara por todos los medios de impulsarla hacia el progreso y perfeccionamiento general. Y el salario es uno de esos medios, de reconocida eficacia. Limitados a expresiones inverosímiles, y aún así rebajados de diversas maneras, los salarios corrientes en el Alto Paraná no retribuyen, como lo he dicho, ninguna forma de trabajo, mucho menos el especial y penosisimo que los hombres de la región realizan con insuperables energías. Resultaria inútil la tarea. de buscar paralelismos entre el esfuerzo y la recompensa y entre ésta y las necesidades a que debiera subvenir para encontrarles alguna lógica. No la tienen D presentan bajo cualquier punto de vista que se les considere. Al consultar las cifras que consignan y detalla u los salarios, se les verá tendidos en la línera, casi uniforme de un nivel bajo. Los teahajos del obraje y del yerbal, las dos grandes formas de la industria regional, no S~)l1 iguales, y dentro de esas mismas especialiZ~tciones, las diferencias de las labores obreras en cuanto al tiempo, psfueTZo y ha,bilidad que ellas demandan, son manifestas , sin ernhar'go la retribución no varía sino en casos aislados. La antigüedad en el servicio del establecimiento, con buena nota de conducta, es acreedora a la confianza del patrón, pero no al premio efectivo de la elevación gradual del salario. En el sistema de retribución del trabajo irnperante en el Alto Paraná el estímulo no existe y el porvenir del obrero no entra en 'el espíritu que lo alienta, en la flébil trabazón que la sostiene.


]48

BOLETí:\

DEL DEPARTAME:\TO

KAClO)lAL

DEL 'l'RABAJO

El trabajador produce con relación a lo que recibe en proporción injusta. Y si los salarios no fueran obra de los patrones sino imposiciones de los precios del mercado, habría que modificar éstos para llegar a la justicia de la retribución. . La lect ura de los capítulos siguientes justificará y afirmará los conceptos' del presente.

149

LOS S.I 1~.\RlOS

Capataces, $ 40.- 50. Y manutención. Auxiliares o peones $ ·28 - 30. Y manutención. En un establecimiento, en Ñacunday, se paga $ 0.,20. por cada pieza descubierta y marcada a peones que trabajan por su cuenta bajo la dirección de un capataz a sueldo. .

•• Picadas Obrajes La retribución del trabajo en estos establecimientos sólo ofrece variaciones sensibles en lo que respecta al pago del personal 'admiilistrativo. 'I'anto en el Brasil como en el Paraguay y Misiones, he encontrado ,administradores o «encargados», según la designación local, con sueldos que oscilan entre $ 75 Y $ 30.0.mensuales, debiendo advertirse que los comprendidos entre $ 75 Y $ 120. son \f:73 más frecuentes. Los contadores, auxiliares y dependientes ganan sueldos de $ 40. a $ 150. y la comida. Téngase presente que los sueldos mencionados corresponden al personal de las empresas radicadas en los lugares del trabajo. El personal

obrero se remunera

así:

Dirección y vigilancia en los trabajos en el centro del obraje

i Encargados Recibidores

$

Con manutención

Sin manutención

80 .50- 60

80

Exploración o descubierta Los exploradores o «descubierteros» abren un pique de metros 1 hasta las piezas, lo desbrozan, marcan y efectúan el recuento de los árboles que han de trabajarse.

Por administración -Persona] Capataces prin.eros , . '.' . . » segundos. Peones .. Cocineros. . . . . . . . . .

a salario fijo

45·50 Y manutención »30 » » » 22·25» » » 25·30» » $

A un tanto, según ancho y extensión

Picadas maestras 10 a 12 metros ancho

Picadas maestriJJ as 4, .5,6, 8 metros anchu

Picadas laterales o gajos; 3, 4 metros ancho

$ 8 - 10 cada 100 mtrs, $ 4, 5, 6, 8 - cada En algunos establecimien~os en 100 mtrs. sin des- que se reduce en lo posible el En Nacunday, Santa Elena troncar. ancho de estas picadas se paga y otros pocos establecíhasta $ 1 la pieza. cualquiera mientas donde se hacen sea su extensión. Esta va por picadas especiales, sepalo general de 50 a 100 metros. ga por las comprendidas En aquellos donde se las hace en esta columna (12 m.) de m. 5 de ancho, se paga $ 4 $ 18 efectuándose el despor cada 100 m. de largo, sin tranque, y $16 sin él. destroncar.

Limpieza de Picadas.-«Barbeadas» ----." -------Picadas maestras

$ 6 por cada 100 metros

Picadas maestrillas

$

4 por cada 100 metros


150

BOL};Tix

DEI,

DEP.\R1'AMEX'l'O

XACIOXAL

DEI,

~'R.ABAJO

Derribo de árboles.-« Volteo»

Varas

Se paga por cada. árbol, según clase y espesor de la madera, precios siguientes:

los

-

Cedro

$ 0.60 »

La pacho

$ 1.20

Loro

I Canafístola

$ 0.80

l.;

I

I

Incienso

$ 1.-

$ 1.20

(Puerto

Segundo).

Cedro

Lapacho

Loro

I Canafístola I

Incienso

Lbi rapiré

$ 0.25

$ 0.40

$ 0.25

I

I

$ 0.30

$ 0.30

Ibirapil'é

Obrajes argentinos

I

--~

---~--

-,----~--- ----

Cortadores de madera blanda para obras que se construyen establecimientos.

Carrerías

en los n.isrnos

Aserradores. de ] O pulgadas.

Labranza

Capataces »

45·50·55 » 35·50 » 25 » ] 2 . ] 8 . 22 . 25 » 25 » 2'/·30

$

] O~. 21}!;.

Carreros

Cuarteado res Apuntadores Cocineros

Embalse.-J

de vigas

El trabajo se paga por un tanto de acuerdo a los precios que van a continuación. Los labradores tienen la obligación de poner las vigas en franquía, una vez terminada la obra de Iabrarlas, La madera se mide por yardas o varas, para liquidar, según su extensión, las ganancias de los obreros.

$ O.tlO

$ 1.20

Loro

$ 0.60

I I

Canafístola

$ 1. 20

Capataces

O. :2;j

Iabrnnxa ún icament s

manutención

s 45 - 60

I

Peones.

I

I

Sin manutención

»

25 - 30

»

30

$ 80 »

;;2 - ;)0

Por tarea

I I

Puerto

Segundo, d'a a un smpresar.o

$ ] .50 por cada viga. La manutención.,

cornn es natural,

el embalse de sus maderas.-Paga . les de los trabajadores y Joma

corre,

por cuenta del emipresario.

0.60 »

manutención » » » » »

Y

----------

Yardas Lapacho

» » » » »

angaderos

I Con

Por administración

Cocineros

Cedro

$ 0.40

de Núñez y Gibaja.

.

Se paga $ 0.20 Y 0.30 por el metro corrido de madera de ] O o más ceutímetros de diámetro.

$ ·15 por cada 72 metros de madera

I

$1.-

0.80 l. ;jO

]51

LOS SALARIOS

Carpintería Obrajes

paraguayos

de Domingo Barthe. Los carpinteros trabajan compostura de carros:

generalmente

en la. construcción

Y


J52

BOLETÍX

DEL DEPARTAME~'IO

NACIONAL

DEL

1'RABAJO

I

Con manutención Capataces Oficiales.

$ 45

Aserradores

Sembrar o plantar en «capoeras» $ 50 el .alque/'. Cuando se entrega el monte para que .los trabajadores hagan por cuenta propias los rozados y sementeras, se compran sus productos en los mismos establecin,ientos a los siguientes precios:

Sin manutención

$

120

»

55, 60, - 80, !:lO

»

50 - 60

$ 0.30 cada «mano» (62 espigas) puesto en noque.

Leñadores Leña para los establecimientos

153

LOS S.I L.\RlOS

y vapores de la carrera:

Poroto

Poroto esp.

$ 1.25 los 10 kilos

$ 1.50, los 10 kilos

I

Mandioca

$ 0.2 12 el kilo puesto en bolsas suministradas por el estable! cimiento.

I

Tabaco

1$ 9 los

10 kilos en hoja

$ 10 los 10 kilos torcido

$ ] 5 el m illar de astillas de metros 1 de largo.

Cortadores de Pindó o «Pindocernss

..

Los «pindoceros» buscan la palmera en la selva , la derriban cortan sus hojas y las conducen al corral o entregan sobre las picadas. Estas palmeras tienen por 1'0 general de 10 a 12 hojas.

_______________ Por cada 100 hojas.

I

I;-C_O_n_TI_l_a_nutención Sin man utención

I

$ 0.80 -

Se hace por 10 general una cosecha de maíz por año. Cuando el establecimiento decide desgranar y embolsar el maíz, se paga .1' 0.15 los 10 kilos. La mandioca se planta en «capoeras» a distancia de un metro unas de otras. Desde la plantación a la cosecha transcurren ocho meses: de julio a febrero. El cultivo del tabaco demanda permanentes y muy sólidos cuidados. Su elaboración es asimismo delicada y larga, sobre todo 1:1 del tabaco «negro» torcido, el de mayor consumo en la región.

1.-

Zorras de transporte

I

I s 0.60

(Ñacunday)

En algunos establecimientos, los «pindoceros» ganan el sueldo mensual de $ ~5.00 y manutenc:ón., Esto." están obligados a entregar 200 hojas diarias, pOI lo menos. El piudó constItuye casi exclusivamente el fOlTaje empleado en el Alto Paraná. En los obrajes donde existen gramI'nea . s y se u t ili I Izan como tal, se paga $ 0.30 por cada ](), kilos entregados en el corral.

I Con Capataz.

Rozados Llámase rozado el espacio abierto por el hombra 'en la selva para hacer sementeras o planta'ciones de cualquier género. Al rozado antiguo, cubierto de maleza, se le da el nombre de ecapoera». Rozado en n;onté virgen, (derribar y quemar los arboles ' y sembrar o $ 65 el «alquer» algo más de 2 lh hectáreas.

plantar)

manutención

I Sin

manutención

$ 7Q

Peone¡:;..

$ 50 - 52

Cuarteadol'es.

»

12

Alambrad:lres Capataces. . Peones. . . .

$ »

70 sin manutención 52» »


.. ]54

BOLE'l'íN

DEL DEPAR.'l'AMEN'l'O NACIONAL DEL TRABAJO

LOS S.\LARlOS

Herrerías

Maestros

Verbales silvestres

.

$

Ayudantes.

120

$ 30

Peones de Puerto $ 20 - 25 eon manutención.

El trabajo de explotación en estos yerbales se hace geuaralmente por medio de «habilitados» a quienes las empresas pagan un tanto porcada arroba de yerba canchada puesta en «noque». Los «ha:bilitados» pagan los sal/arios de los obreros de acuerdo a la siguiente tarifa, muy generalizada en el Alto Paraná, que se expresará un poco más abajo. Las empresas pagan al habilitado $ 1.20 Y $ 1.30 por cada arroba de yerba canchada puesta en noque. Personal a sueldo directo de las empresas.-(Puertos de embarque, centros de recepción de yerbas y de provisión de «comitivas»).

ESTABLECIMIENTOS YERBATEROS

Verbales de cultivo.-Viveros

Encargados

$ 200 - 100 - 80

Auxiliares.

»

100 - 60 - 45

Capataces

»

30

Peones ..

22 - 25

Cocineros Capataces.- directores.

. . . . . .

. 120

(Dirigen la siembra y el crecimiento de la planta en su primera época. Los cuidados son permanentes y prolijos). Peones ayudantes.

Eucargados

de «Comisarías»

cenes de proveedurías) Dependientes.

. . . . . . . .

»

trasplantan

de malezas

la yerba

los grandes

el lugar

del vivero

árboles

y de cuidar

iento liquida PO?'

definitivo.

de la selva. Tienen

de la plantación

al cabo del cual, el establecim pagándoles a razón de $ 12

al lugar

«romaueo-

<Descubiei+en»

Plantadores Estos

. . . .

Capataces de «rancho»

50

»

se hacen bajo

]55

Las plautac.ones

la obligación

la planta

las ganancias

cada. puuita viva.

de

de limpiar

durante 108

un año,

plantadores,

....

»

25 - 30

»

150 - 130

»

60 - 40

»

60

»

(i0

»

60

(alma-


156

¡;OI~ETj>: DEI~ DEP,IRT.ülE:-iTO

Personal

K.ICJOXAL

DEL

'IRAIl.~JO

LOS S.ll,ARlOS

de «Oo~tivas»

Con manutención

TRANSPORTE DE YERBA

$ 60 - 70 - 90

«Guaynos»

»

del urú ...

50

«'J'ariferos" «Mineros" o' «l\1achete1'0s".-EfectúanliL zafra de la yero ba y la zapecan o chamuscan para conducirla al «barbacuá ». En casi todos los establecimientos del del Alto Paraná se les paga a razón de $ 30, por cada 100 aa-robas de yerba zapecada puesta en «1'0maneo » o «barbacuá», sin mantitención. Los tariferos secan por lo general 200 arrobas mensuales. Algunos, en yerbales de excepción, llegan a producir hasta 300 arrobas. En los yerbales argentinos que no tienen cilindros para el «canchado», es obligación de los «tariferos" canchal' la yerba tostada en el «barbacuá». El trabajo s.e hace con enorm.es y pesados machetes de madera, y dura. regularmente dos horas. «Cilindreros» Cocineros ..

.

Tropas de mulas

./ Sin manutención

«Urú".-El urú dirige, permanentemente sobre el «barbacuá.» la torretacción de la yerba, operación a la vez pesada y delicada, por cuanto ella contribuye en gran parte a la mayor bondad del producto . ayudantes

157

El serVICIO de transporte por medio de tropas de mulas se luce siempre a través de grandes distancias, sobre todo en Misiones, por cuyos puertos tienen salida los productos de sus propios yerbales y los de Campoaré y Popirí, en el Brasil. Las tropas, como ya he dicho en otra parte de este informe, realizan jornadas de tres leguas, regularmente. Los trabajos del trapero son penosísimos y mal remunerados, lo mismo que todos los otros de la región. Hay tropas de propiedad de las empresas y rle individuos que trabajan por cuenta propia en ese exclusivo ramo. Cada tropa se compone de 20. a 30 cargueros y su, personal invariablemente es de tres hombres: capataz, peón y madrinero. , Con manutención Capataces

$ 45 - 50

Peones ..

»

25 - 30

»

12 - l5

Madrineros.

$ 30 »

25 - 30

Se calcula 'en un 30 % el número de trabajadores de yerbales, que después de terminado el tiempo del contmto,-8 o 9 mesesse retiran con algunos haberes acreditados en su libreta. Pocos saldan sus cuentas con el establecimiento; los más vénse ohligados a permanecer en ellos por mayor tiempo para saldarlas.

'.

En el Puerto Pampa Piray, donde encontré algunas tropas de propiedad de los mismos troperos. averigüe su tarifa de transporte. Se les paga a razón de $ 0.80 por arroba (11 kilos y medio) desde la zona de San Pedro al puerto, 16 a 17 leguas. Quedan, pues, expresados los salarios corrientes en el Alto Paraná, Es mareada, 'evidente, la tendencia del obrero regional al trabajo por un tanto, por más que se demuestran las relativas ''Ventajas económicas del obrero a salario fijo, dentro de la mala situación general. Fundan la tendencia que día a día aumenta el número de las eempleiteross-c-los que trabajan por su cuenta,la mayor libertad de que disfrutan en el desempeño de sus tareas, y más que eso, cierto infantil orgullo que los eleva sobre los «mensu»-los sometidos a sueldo mensual-a quienes miran con olímpico desdén.


• I J.38

BOLE'l'ix

DEI, DEPAR'l'A~U;XTO :\'.\CJO)/AL

En la clase trabajadora, aristocracia.

DEL TRABAJO

los primeros" forman

algo así como una

Entre los que trabajan por su cuenta, existen hombres verdaderamente diestros y 'hábiles, tales como los elabradores» que realizan con el hacha una labor de asombrosa perfección. La,s grandes vigas que parecen escuadradas y cepilladas a máquina, son labradas por ellos y exponen una pericia excepcional a todas luces. Sin embargo, liquidadas sus ganancias por la medida del trabajo efectuado, no obtienen jornales mayores de $ 2 o 2.50" «sin manutención». Algo parecido ocurre con los «volteadores» y los «picaderos», cuyas utilidades se calculan en $ 20 mensuales. El «mensú», dejará tal vez toda su remuneración en los gastos que realizan en el obraje o en el yerbal, pero, si no es desordenado, ~l término de su contrato alcanza la independencia de su persona y de sus actos, siquiera sea transitoriamente, felicidad de que no goza el «ernpleitero» sino a períodos irregulares y largos.

*

COSTE DE LA VIDA


I

r

I

La vida en los establecimientos del Alto Paraná es excesivamente cara. El trabajador está obligado a proveerse en ellos, pues el alejamiento de todos los centros de población hace imposible sus compras en otro lugar donde la afluencia comercial modere los precios.· El sistema comercial de las empresas en cuanto a sus proveedurías es simple. Los trabajadores concurren los domingos a los almacenes o «comisarías» de los obrajes y yerbales, y efectúan su «provista» para las necesidades de la semana, tratándose de víveres, y de ropas y herrsmientas en determinados casos. Las ventas son a crédito y se anotan por orden de f.echasen el «debe» de las libretas obreras, depositadas, por lo general, en la Administración local de los establecimientos. Algunas veces la compra se detalla artículo por artículo con 'sus correspondientes precios, y otras, se engloban estos en una cantidad que se expresa. Las libretas en que figuran anotaciones como las siguientes, son muchas: Mercaderias : s/cuenta $ 6.40. Sus compras $ 7.65. S/provista, $ 9.10, etc. Está demás advertir que la inmensa mayoría de los trabajadores de la región no saben sumar y que no se interesan por las anotaciones de sus libretas. Y aún en 103 casos en que los artícnlos se detallan, es difícil la verificación de la proporcionalidad de sus precios, por cuanto el detalle no es completo ni aporta suficiente claridad a la. cuenta. En la libreta de un peón perteneciente a uno de los establecimientos más pobres en drogas y artículos de farmacia, encontré así que se le cargaba en cuenta la cantidad de $ 6 por un frasco de remedio, y en las de otros, cuyos mezquinos surtidos en f.erretería y tienda había yo visto y examinado prolijament.e, hallé renglones como estos: un pañuelo seda, $ 12; nn hacha, $ 11.30. La calidad inferior de los artículos en general, es casi uniforme. pero no así sus precios de venta que experimentan en ciertos establecimientos notables ..oscilaciones. Los zapatones de trabajo, ordinarios exactamente iguales en todas partes, valen en algunos obrajes, $ 3.50 y en otros hasta $ 6.50, diferencia que en semejante proporción no la, justifican ni el flete a mayores distancias, ni los derechos ~T

11\


]62

BOLETíN

DEL DEPAR1'AMEXTO NAClOXAL

DEL

TRABAJO

163

COSTE DE LA VlD""

aduaneros, cuando los establecimientos quedan fuera del territorio de ::\fisiones, del comercio de cuya capital se proveen, según se ha dicho.

Medicamentos Pildoras

Las planillas de precios, que' se agregan, demuestran el valor de los artículos de consumo o uso de los trabaj,aélores. Una inve». tigación minuciosa realizada en los libros de las empresas y en las libretas de los peones, dá en lo posible, la medida del gasto mensual de los obreros en los lugares del trabajo. El obrero solo, gasta de $ 18 a $ 25 mensuales, y el obrero con mujer, de $ 30 a 35.

Precio de los artículos de consumo o uso obrero en los establecimientos del Alto Paraná PUERTO ESPERANZA

(ARGE)/TINA) .-NÚÑEZ

y

$

» » » » » » » » » » » » » » » » » » » » metro » »

Ropa de trabajo Can.isetas de punto. Pantalones. . . . . Bombachas. . . Calzoncillos: . . Pañuelos. Zapa tones . Zapatillas. Alpargatas. . . .

c/u. » » » » par » »

1.00 1. 00 0.40 0.40 0.50 0.80 1.00 0.60 0.50 0.30 0.20 0.70 1.50

Maíz. Tasajo o charqui .. Grasa. Forotos. Harina. Sal. . . . . . . . Jabón. . . . . . . Galleta. . . . . . . Arroz '" Tabaco negro torcido. Cigarros .

Tasajo o charqui. Grasa .. Maíz .. Porotos. Harina. 'Galleta. Azúcar. Arroz. Yerba. . . . ISal . Tabaco negro torci do. . . . . . Oigarros . . . . . .'. . . . . .

$ » » » » » » »

2.50 3.50 4.00 2.:)0 0.80 5.GO 1.50 1.20

. . . . , .......

atado

BARTIIE

kilo $ » » » » » » » » » » » » » » » » n,etro» (10 cig.)>>

0.30 1. 00 1. 00 0.50 0.55 0.15 0.80 0.70 0.60 ].60 0.25

J[ ed.icamcnios

Amargo sulfuroso. y

(BRASIL) .-DOMI)/GO

.

otros artículos.

(ARGENTINA).-::\TÚÑEZ

$ ].20

de 48 píldoras.

GIBAJA

kilo »

no existen

PUERTO CA)/ALEJAS

Caja

PUERTO SANTA ELE)/A

Tasajo o charqui. Grasa. Maíz. Porotos Harina. Galleta. Azúcar. Arroz. Fariña. Yerba. Sal. Jabón. Tabaco negro torcido.

En el establecimiento

Brandleth.

GIBAJA

kilo $ » » » » » » » » » » », » » » » » »: » metro» ciento »

. .

Hamamellis , . . . Alquitrán Guyot ....

0.80 1.00 0.12 0.30 0.35 0.60 1.00 0.60

0.60 0,15 1.00 2.00

.

Zarr aparrilla

Ayer. . . Am.ca . . . . . , Tintura de Iodo. . Píldoras Taurina. . » Brandreth . Quinina

frasco » » » pequeño env. » » » » » »

. PUERTO ADELA (PARAGUAY).-ALLICA

Tasajo o charqui. Maíz. Poroto,.

J sello

$ » » » » » » »

5.00 3.50 5.00 5.00 2.50 ::l.50 1.50 2.50 0.50

$ » »

0.60 0.30 0.30

»

y VEDOYA

kilo » »


]64

BOLETíN

DEL

DEPARTAME~TO

NACIONAL

Grasa ... Galleta. Sal .... Azúcar .. Yerba .. Harina .. .Jabón. . Kerosene. Cigarros. Fósforos.

Blusas.

DEL

TRABAJO

»

» » » » » » » , »

»-

» » » • » » litro ciento» caja »

. .

c/u. » » » par »

Pautalonss ,

Calzoncillos. Camisetas .. Medias. . . Alpargatas. . . . . . . . . PUERTO Y.\GU.\RAZAPi\,

PARAGGAY.-PRDRO

Tasajo o charqu i. Grasa .. Galleta. Sal. .. Yerba. Azúcar. Harina. .Iabón . Kerosene . Tabaco negro torcido. .

c.

1 .00 0.80 0.20 L 20 0.40 0.50 0.60 0.60 2.00 0.20

S 5.00 » » » » »

4.50 3.00 3.00 L 30 1.20

L.\BAT

kilo $ » » » » » » » » » » » » » » litro » mEtro»

LAS ENFER~IEDADES 0.60 LOO 0.70 0.20 0.70 1.00 0.45 0.60 O.GIl 1 .00

Herramientas Machete . Hacha media labor. » tumba ....

» »

e/u. » »

4.00 5.00 6.00


Cuando se visitan los obrajes y los establecimientos yerbateros del Alto Paraná, se adquiere la convicción de la fa'lta absoluta, en general, de cuidados y medidas preeaucionales destinados a proteger la vida y la salud de los obreros, En buena parte-s-justo es reconocerlo-el mismo peón contribuye a lapérsistencia de los factores que contra su vida conspiran. La ignorancia completa en que vive respecto de los principios más elementales de la higiene, no divulgados allí por ninguna cartilla, le impiden resguardar y precaver su organismo. Un cambio del sistema actual de alimentación, la adopción de principios de higiene especialmente en lo que se refiere a la construcción de la vivienda y la adopción de métodos más racionales para la ejecución del trabajo, conducirían, sin duda, a convertir la vida del obraje, en una de las profesiones más sanas de todo el país. Los elementos nocivos que en una fábrica o taller cerrados producen los desgastes del organismo del' obrero son desconocidos en el obraje. La selva amplia y llena de oxígeno aparece como propicia para la salud. Hay que agregar, todavía, que la absoluta prohibición del uso de alcohol-inclusiv-e en la forma de vino-constituye otro apreciable factor favorable. Entre los adversos, además _de los citados, menester es tener en cuenta uno de carácter capital, l\~e refiero al estado en que el trabajador se presenta en los obrajes 'después de su estadía en los bajos fondos de Posadas, íntegramente dedicada a Venus y a Baco. Por lo demás, bu~noes recordar que si en los lugares de trabajo los medios preventivos faltan, ocurre otro tanto con los curativos. La existencia de botiquines de campaña es una, excepción. El curanderismo en su forma más primitiva" suple la ausencia' de conocimientos pertenecientes a la ciencia de curar. Sin mayores üonocimientos científic~s sobre la materia, he recurrido, para informarme, a fuentes autorizadas. Los doctores Héctor Barreiro y Juan Antonio Claverie, médicos de Posadas,. me dirigieron el informe -que a continuación transcribo : «E~ contestación a su cart~ en que nos solicitaba informes sobre la salud de los obreros del Alto Paraná, accedemos complacidos a su pedido y pasamos a contestarle. ' '.


168

BOLETíx

DEL DEP.\RT.UIEXTO

X"\CIOXAL DEL TRABAJO LAS E)/FER)lED.WES

«Los obreros del Alto Paraná son sujetos en general hijos de alcoholistas, ·presentando además algunos, estigmas de heredo sífilis. <~Se som~ten a este trabajo rudo y penoso en edad temprana que OSCIla entre los quines y los veinte años de edad. Trabajo que exige grandes energía.s muscular-s, . «Reciben una alimentación abundante pero fisiológicamente insuficiente con que el obrero debe recuperar los grandes desgastes j)rgánicos a que está sometido. «Resisten bien las inclemencia:; del clima. Poseen una inmunidad natural hacia las afecciones gastro-intestinales, lo mismo que los ataques de una infinidad de insectos que pueblan la selva y que la hacen inhabitable para todo el que no sea natural de estas regiones. <~Las dos enfermedades más comunes entre sta gente, son; la sífilis, en primer término y en segundo, la tuberculo;;is. «Con raras excepciones son todos grandes alcoholistas. En los viajes periódicos a los centros poblados viven constantemente alco. holizados, se entregan a toda clase de excesos; adquiriendo las enfermedade.:; venéreas que ya no los abandonarán. «La mayoría de ellos no siguen tratamiento alguno y los que acuden a los consultorios médicos abandonan toda prescripción al llegar a los obrajes, ya por imposibilidad material de hacerlo, ya por una dejadez muy común en esa clase de gente. «La tuberculosis progresando rápidamente sobre un organismo agotado y sin defensa pone un punto final yel sujeto muere antes de haber llegado a los treinta años. «Los que no se tuberculizan se retiran de este trabajo entre treinta y treinta y cinco años, faltos de energías. «Los soluta tr~bajo miento

grandes de toda rudo y que les

tan penoso

traumatismos a que están expuestos, la carencia abasistencia médica, la alimentación defi-ciente y un no reglamentado, producen en el obrero un agotainutiliza prematuramente.

«Saludamos a Vd. con nuestra consideración más distinguida.Juasi Antonio Claverie.-H. Bar1·eY1·o.-Posadas, enero 6 de 1914.» El director: de la asisteneis, pública d'e Posadas, doctor Guillermo Villafañe, evacuó en la forma 'que sigue el pedido informativo que le formulé; «Señor inspector del Departamento Nacioual del Trabajo, en comisión en la goberna-ción de ilIisione.s, don José E. Niklison, Presente.-En contestación a su nota de fecha 16 de enero ppdo., solicitando informes, acerca de las caracterÍ3ticas físicas, adaptabilidad

169

al clima, etc., del peón criollo que en los obrajes de maderas y yerbales en explotación en el Alto Paraná, debo manifestar a Vd. que e:;ta repartición no tiene realizada aun una investigación eficial sobre los tópicos indicados, en aquellos parajes, para poder responder a las preguntas de su mencionada nota. El corto tiempo que lle~a de existencia sólo le ha permitido desarrollar su acción en el radio de esta capital y pueblos muy cercanos. Sin embargo con las ~bserv~ciones que tengo hechas en los servicios de consultorio de la asistencia pública, servicios del hospital y en mi práctica civil, podré satisfacer ese cuestionario. «La mayor parte de los obreros que se ocupan en las faenas de explotación de maderas y yerbas eri el Aílto Paraná, es~á formada por el habitante de e.sta zona, Misiones, Norte de Corrientes, Sud del Paraguay y Brasil, siendo este un tipo por lo general de mediana estatura, por supuesto con sus excepciones, con escaso .desarrollo muscular y adiposo, exhuberante sistema piloso en el cuero cabelludo con caries dentarias muy generalizadas; exteriorizando no pocas veces un deficiente estado de nutrición y torax hereditarios de ancestros, trabajados por factores morboso de naturaleza. 'espe~ífica, tabaco alcohol etc.· sin embargo el rendimiento de trabajo satisface en ge~eral las "exig~ncias de los patrones. Su adaptabilida~ al clima la considero suficiente por lo meno en los obrajes argentinos ~ en los establecimientos paraguayos próximos a la costa del Paraná, a pesar del tipo primitivo de viviendas de los. ~breros, las cuales no obedecen a ningún sistema que consulte su higiene y confort. . «Los patrones o sus capataces atienden las' epidemi~ de diarreas disenteriformes o disenteria franca; que ocurren lo m~mo que los casos de paludismo; remitiéndoseles sólo en circunstanCIas. muy e:eepcionales a los centros donde pueden recibir un tratamiento medico racional,y generalmente en un estado de caquexia lamentab~es, sucediendo igual cosa con los casos de traumatismo que son :notIvo de posteriores afecciones pulmonares incurables. Es muy comu~ ver un «mensn» .que regresa del Alto Paraná con una tuberculosis en. psr íodo de reblandecimiento, cuyos anteceden.tes responden, en un terreno debilitado y preparado, a un traumatismo de tórax, que determina los primeros hemoptises, llegando a ésta en u~ verdadero estado de consunción para terminar sus días en el hospJtal: «,Sobre 'estos tópicos no existen datos precisos que permitan formar un criterio sobre la morbimortalidad de aquellos centros de trabajo.


170

BOLETix

DEL DEP.\RT.U1EXTO X.\CIOXAL DEL TR.\BAJO

«Los sistemas o formas primiti "as como se realizan las faenas en, la mayor parte de los obrajes no dejan de tener influencia en la ge-neración de esta última clase de 'enfermedades, desde que lógica'mente por su naturaleza exigen un rendimiento muscular elevado de ujetos con capital físico mediano. . , «Desconozco en detalle 'el sistema de alimentación en uso en aquellos parajes, pero sí, puede afirmarse, que el sacrificio de animales para la provisión de carne fresca, así como el cultivo de verduras, 'hortalizas, etc., son allí desconocidos, haciéndose entonces una alimentación a base de víveres secos con todas sus consecuencias en un clima tropical. «Saluda a Vd.atte.-G. llillafMie.-Febr3ro 25 de 1914.» Después de lo expuesto, creo innecesario comentarios de mi parte. Pienso, sin embargo, que lo menos que puede exigirse a los dueños de' obrajes y establecimientos yerbateros, es la existencia de botiquines completos para atender, -con primera intención. los casos de enfermedades y de accidentes en 'el trabajo.

REGLAMENTOS

DE TRABAJO


He creído conveniente consignar en el informe algunos de los reglamentos que fijan las condiciones de trabajo en los establecimientos obrajeros y yerbateros del Alto Paraná. Estos reglamentos Si' encuentran impresos en las primeras páginas de las libretas que se entregan a los peones. La lectura de las cláusulas-mejor que ningún comentario-:-concurre a aclarar la situación de hecho y de derecho en que los obreros se encuentran frente a los derechos que los patrones se reservan. Los reglamentos de la referencia, son los siguientes:

Compañía de tierras y maderas del Iguazú (Sociedad Anónima), Misiones (Argentina) ._1.° Los peones deben ser sanos J' fuertes para el trabajo. 2.° Si ha trabajado en el Alto Paraná, debe exhibir su libreta debidamente sellada, pues la compañía no desea hacerse cargo de deudas anteriores del personal, así como no acepi peones que se compruebe se hayan fugado de otros puertos. 3.° Debe hacerse constar en sUf5libretas que la administración prohibe terminantemente se introduzcan bebidas alcohólicas, 'revisándose los baules al llegar al Puerto y decomisándose cualquier can!ldad que se lleve de bebida que 3010 será devuelta al bajar nuevamente el peón, después de cumplido su compromiso. 4.° El pasaje y comisión, tanto de subida como de bajada, corre por cuenta del peón, salvo el caso que éste permanezca ocho mese conti-nuados en el trabajo, en cuyo caso la: administración carga con dichos gastos. 5.° El peón no tendrá derecho a expedir órdenes con cargo a su cuenta, hasta que ésta no sea menor a la suma de SETENTA pesos ~. cjl. 6.° La administración no expide al personal pasaje de L." en ningún caso, debiendo éste, cuando lo desee, abonarlo de su cuenta particular,entendiéndose directamente con los capitanes de los vapores. 7.° Solo se permite llevar mujer a los trabajadores que toman trabajo por tanto. 8.° Los conchabadores deben detallar el anticipo que entregan a


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BOLETÍN

DEL

DEPARTAMEXTO

XAClOXAL

DEL

TRABAJO

cada peón, esto es, las cantidades parciales entregadas en efectivo y el detalle de la mercadería entregada, con los precios de cada artículo. Este requisito es indispensable, no admitiéndose en ningún caso S€ omita esta disposición. 9.° Todo mensualero cuyo peso no exceda de sesenta kilos estará obligado a senil' como cuarteador, toda vez que las necesidades del trabajo lo exijan, percibiendo el mismo sueldo de mensualero. 10.° Finalmente, el peón puede tener la seguridad que toda ¡;eclamación que sea justa, la administración se complace siempre en atenderla, pero que a su vez exije del personal el más absoluto respeto a todas las disposiciones establecidas. Reglamento y condiciones de trabajo, Alfonso Guerdile y Cía, Misiones (Argentina). Explotaciones de yerbales.--I.o Todo tarifero está obligado a entregar diariamente 6 arrobas de 11 Yz kilos c/u, de yerba en hoja, bien sapecada, limpia, fina de palo y sin horquetas, y se le pagará a razón de $ 0.30 ~ la arroba, o sea los 11 Yz kilos. 2,° El tarifero que no entregase la cantidad mencionada, pagará la diferencia hasta completar la cantidad reglamentaria, a razón de $ 0.15 la arroba. 3.° Es obligación del tarifero de canchal', hacer campamento y picada que conduzca al mi mo, sin remuneración alguna (1). 4:.0 Cualquier otro servicio después de haberse instalado el campamento, se abonará el importe de la tarifa. 5,° Ningún tarifero u otro personal de comitiva tiene derecho de retirarse antes del fin de la zafra. 6.° Los pasajes de ida y vuelta serán de cuenta del patrón, siempre que el peón cumpla con las condiciones establecidas. 7.° Al tarifero se le entr.egará la libreta en la que se anota el anticipo y demás compras, teniendo la obligación de conservarla, y si la pierde no tiene derecho a reclamo, quedando obligado a reconocer la cuenta que figura en el libro. S.o Ningún tarifero u otro empleado puede mento, sin permiso del capataz de comitiva. 'Empresa Domingo Barthe, Paraguay bajo. Obligaciones del minero.-Art.

(J)

Este

artículo

y el anterior

están

retirarse

del campa-

- Brasil. Condiciones de tra1.0 Tiene que extraer seis

en desuso.

REGLAMEXTOS

DE TRABAJO

J75i

arrobas yerba mate en hoja al día, la que entregará bien chamuscada. Si no sacase la cantidad expresada, sólo se le pagará a razón de diez centavos por cada arroba extraída. Art. 2.0-AI pesar la yerba, deberá abrir el raidoy sacará todas las hojas y ramas que no estén en condiciones de recibo, lo cual verificará el capataz o un encargado para el efecto. Art. 3.0_Si. al entregar la yerba se encontrasen hojas mal chamuscadas, y que no estuviesen en condiciones de recibo, se tirarán aquellas y pagará su equivalente en mboreviré o sea a razón de $ 1.20 ~ por arroba. Art. 4.0---,Le queda terminantemente prohibido voltear ningún árbol de yerba por pequeño que sea, y el que 10 hiciera, pagará por primera vez una multa de $ 20 ~ por cada árbol, y el doble por cada reincidencia, sin perjuicio de la acción correspondiente. Art. 5.0-Está obligado a cortar todos los «isipó» o cualquier otras ramas que estén entrelazadas con los árboles de yerba. Art. 6.0-En caso de lluvia deberá efectuar diariamente la mitad de la tarea que tiene señalada y si solamente garuase, queda obligado a la tarea completa. , Art. 7.0-Tendrá que hacer las picadas laterales, barbacuá, rancho, cancha, y todo lo que sea necesario para el establecimiento del campamento, sin cobrar nada por ello (1). Art. S.o-No podrá retirarse de los trabajos antes de fin de septiembre, y esto en caso de saldar su deuda, salvo caso que el patrón o capataz les de el correspondiente permiso por escrito para ausentarse. Si faltase a esta condición pagará el importe de su pasaje además los perjuicios que puede irrogar la falta de su trabajo. Art. 9.0-Si el patrón o capataz precisasen efectuar cualquier trabajo, o descubiertas que sean en beneficio del establecimiento, estará el minero en la obligación de efectuar dichos trabajos, no pudiendo cobrar más que 0.80 centavos por cada día (2). Art. 10.-Si fuese a los yerbales en que se le destine, padeciendo de venereo u otras enfermedades graves, y no pudiese trabajar, pagará por su manutención 0,.60 cts. diarios. Art. 11.~Si por cualquier causa llegase a faltar víveres en los campamentos, el minero está obligado a no abandonar el trabajo,

(J) Modificado. Mientras duran estos trabajos se les abona un peso moneda argentina, por día, y la comida, (2) En la actualidad se les paga ~tn peso moneda arqeniino. po')' día.


176

BOLETÍ:\"

DEL

DEPART.\ME:\"TO

K.\ClOX.\L

DEL

RE:GLAlIlF.XTOS DE 1'RABAJO

TRAB.\JO

hasta cinco días, pero s: la falta fuese de uno o dos artículos, que continuar trabajando.

tendrá

Art. 12.-Todas las herramientas que precise serán de su cuenta. Art. 13.-Todo anticipo que reciba, es entendido que debe pa. garla con su trabajo, y en caso de que durante ei tiempo de la faena. no pague su deuda, tendrá que aceptar el trabajo que le indique el patrón o encargado, señalándole un sueldo según los precios corrientes arreglados a su tarea. Art.. 14.-Nunca podrá trasladarse permiso escrito del patrón o capataz.

de un campamento

a otro , in

Art. 15.-Es de su obligación canchal' la yerba extraída y cbedecer estrictamente las órdenes del capataz o encargado. . Art. 16.-Si llegase a faltar en su trabajo, sin permiso o autorización del patrón o capataz, pagará 1.00 por día de manutención. ·Art. 17.-En caso de abandonar el trabajo definitivamente, sin la autonizaeión antes dicha, o que pierda la libreta 'que debe dársele, bien sea por descuido o intencionalmente, el patrón podrá hacer castigar a los culpables de acuerdo con las leyes respectivas.

s

Explotaciones de maderas. Empresa «Portalis y Oía». Puerto Sáenz Peña (Paraguay).-Condiciones a las que se sujetan obreros y patrones. Al entregarse las tendidas a los labradores, ~e les entregarán las maderas volteadas, cimiento por cimiento, para labrarlas, cargándoselas en la libreta de cuenta.

]77

serán rechazadas por el recibidor, quedando por lo tanto, obligados los labradores a dejarlas en condiciones de recibo, evitando pérdidas de maderas. Las herramientas, útiles y manutención, serán de cuenta de los labradores. 'I'odo personal que trabaja por su cuenta tiene la obligación de costearse todos los útiles y herramientas, y la casa no recibe de ninguno de los que trabajan en estas condiciones, herramientas y útiles usados. La casa se obliga a darle «gratis» a todo el personal que cumpla ocho meses de trabajo, y haya pagado su cuenta, pasajes de ida y vuelta desde Posadas hasta el Puerto Sáenz Peña. Ningún peón mensualero tiene derecho a exigir trabajo a su costo, quedando sujeto a cumplir de acuerdo con las condiciones establecidas en esta lbreta, en la que figurará su anticipo y ,la obligación de permanecer igual tiempo que los demás, comprometiéndose empezar a trabajar desde el día de su llegada al puerto, siempre que lo requiera el encargado del mismo. A todo personal que acepta anticipas, se le entregará la correspondiente libreta en la que van impresas las arriba expresadas eondieiones, las que se obliga a cumplir estrietamente, aceptándolas en toda: sus partes.

Una vez labradas y recibidas las maderas, se les acreditará en la misma libreta, en la que figurarán con toda claridad la entrega de cimientos' y el recibo de maderas labradas. Las maderas serán labradas con esmero, de ocho hilos, bien contrahiladas, bien aplomadas y alineadas; sin barrigas, sin cucharas, sin picaduras de hacha, completamente libres de moro y otras podredumbres, sin contravueltas, cantos vivos , las rajaduras serán todas descontadas; las maderas deben tener dientes de tres en tres yardas, como mínimo; si tienen menos, no serán recibidas, salvo sea el último diente en la parte delgada, en cuyo caso se recibirán de dos yardas y doce pulgadas. Se les pagará a los labradores $ 0.25 la yarda cúbica, de 36 pulgadas, de 10X10 pulgadas inglesas. La madera dura que requiera el establecimiento, se las pagará a $ 0.35 el metro cúbico, también de 10Xl0 pulgadas inglesas. Todas las maderas serán bien descabezadas, y las que no estén de acuerdo con las condiciones mencionadas. 1~


DBSCA~SO

nOM1N lCAL


Hasta hace pocos afios, el trabajo era continuo en los establecimientos del Alto Paraná, pero hoy, con pocas excepciones-la de algunos yerbales-se descansa en tonos ellos el día domingo. Tengo enfendido que uno de los establecimientos marcados por la excepción, es el de la Compañía Larangeyra y Méndez, en el Estado de Matto Grosso. Los peones consagran las horas de 1a mañana del domingo a la visita que hacen regularmente a los almacenes de la" empresas, para efectuar la «provista» de la semana, y las de la tarde, a los bailes que se organizan. en los ranchos, previo permiso de las administra«iones respectivas. Se les ha negado a los guaraníes, no sé con que fundamento, aficienes musicales, por cuanto sus descendientes, los trabajadores de las zonas que he visitado, son músicos, casi en su totalidad. La pasión por la música que esos hombres sienten, es tan marcada y- evidente. que ellos mismos se fabrican, desprovistos de utensilios y herramientas adecuadas, muy buenos instrumentos. Un joven amigo, empleado de Puerto Segundo, Héctor H\ernández, posee un maravilloso violín fabricado a machet por un ex labrador del obraje, y en Paranay Núñez, tuve ocasión de admirar otro, hecho por un joven Cabrera, hijo de un capataz del establecimiento. y cuando la habilidad no da para la fabricación complicada de un violín, alcanza y sobra para la obra simple de una flauta, pues basta para ello un trozo de etacuapi», agujereado a fuego. LR música preferida por 100 trabajadores de la región, es la paraguaya, melancólica y monótona. En las reuniones de los domingos se ejecutan, con acordeones, violines y flautas y entre los aplausos de la concurrencia, el «Raido tereré», el «Mamá cumandá» y el clásico ~- guerrero «Campamento Cerro León». Jamás ocurre el menor desorden. No llega a esas reuniones una gota de alcohol, desterrado de todas partes. Los asistentes toman mate y comen galleta con «rapadura»

(1)

(12 o azúcar cruda . TALavuca-pé

COlTiente~.

o chancaca

de' los paraguayos

Y' argelltinos

de la pro'Vincia

de


182

BOLE'l'f?-: DEL DEPAR'l'.\l\iE::-i'l'OX.\CiONAL DEL 1'ltAB"IJO

Los domingos la población de los obrajes, hombres y mujeres, (ie emperejila, se «empaqueta», aunque unos y otros no hayan de salir de sus chozas. Los primeros calzan bota corta y visten pantalones sujeto a la cintura por anchas fajas de colores enteros y vivos, blusa generalmente azul, pañuelo de seda al cuello, también de colores chillones, y sombrero de alas rectas y planchadas, sombrero que cuidan como a objeto sagrado. La suprema elegancia de los hombres es pañueleta de tejido de crochet, que la extienden sobre la espalda, pendiente del hombro izquierdo y la anudan en los extremos, debajo del brazo derecho. Esta pañueleta, era de uso exclusivo de los marineros del Alto Paraná, pero ahora se ha generalizado entre todo el elemento obrero de la región. Las mujeres lucen trajes de seda de tono celeste o rosa fuerte, de formas anticuadas .Y difíciles. El tocado d~ sus cabelleras lustrosas y empap·adas de esencias, no dice de la proligidad y de la limpieza de las damas. Calzan generalmente zapatos de charol. Los domingos terminan en los obrajes y verbales Como terminan los dí.as de labor, a la puesta del sol, tristemente. Ooncluído el baile, la cQncurrencia se retira silenciosa al descanso de las chozas, con la visión de las jornadas siguientes, jornadas sin alientos ni recornpenBaK

TR;~BAJO DE ~iUJERES y NIÑOS


En el capítulo referente a los verbales, se m nciona el trabajo que realizan las mujeres de los «tarifcros», ayudándole s como «guaynos» en sus fatigosas tareas. E, el único trabajo, aparte de los quehaceres domésticos~por razones de forma de vida más livianos allí que en tualquier otra parte-que ejecutan las mujeres. Estas aumentan, pues, la producción y la recompensa de sus compañeros, pero no perciben remuneración directa de los «habilitados» o encargados de trabajos. La mujer del Alto Paraná es fuerte, y en la práctica de las labores del yerbal demuestra una resistencia no inferior a la de los hombres. Su organización responde más a los trabajos varoniles qUE' a las ocupaciones propias de su sexo. Interesadas, casi codiciosas, le iruponen a los hombres el mayor rendimiento posible en el trabajo, lo estimulan de todas maneras en ese sentido y lo amenazan, en sus naturales decaimientos, con el abandono, si la producción no alcanza la medida de sus deseos. Y la amenaza no es vana, la cumplen en la primera oportunidad, yéndose con los más resistentes, con los que producen más. En el yerbal hacen la misma vida semisalvaje de los hombres. El J sentimiento de la maternidad reviste en ellas formas peculiares y raras. Quieren a sus hijos, pero los quieren a su manera, sin mayores preocupaciones, dcjándolos indefensos desde la más tierna edad al embate de las enfermedades y de todos los peligros. Es interesada, casi codiciosa, como lo he dicho, pero no es económica ni ahorrativa. En Posadas, al regreso de las largas ausencias, gasta en poco" días, con la misma facilidad de su compañero, en artículos de relumbrón, en sedas y perendengues, una buena parte del anticipo obtenido por I1CJuel,ya que pocas veces son portadores de alguna pequeña can tidad de dinero acumulada a duras penas en el trabajo. A los niños se les utiliza desde muy temprano. Ya he anotado el caso sugerente de Santa Ana, donde el comisario de la localidad, al levantar el censo de la población obrera, no encontró varones menores di> 16 años «porque todos se contrataban para los trabajos del Alto Paraná».

&


J.'l(j

BOLETf¡.; DEI, DEPART.I.1E.'('l'O .'(.1ClO.'(.\ 1, DEL TR.\H.IJO

La despreocupación de los padres y la naturaleza de su vida nómade, favorecen la leva de niños que los conchabadores hacen periódicamente en las campañas de Misiones y del Paraguay, Como años atrás se hacía en las de Corrientes. Lo niños salen de sus pueblos para regresar, muchas veces hombres, prematuramente debilitados y envejecidos. Se cita el caso de un hom'bre de veintitrés años de edad, que se presentó a las autoridades militares de Posadas a objeto de cumplir con la ley de enrolamiento, que había salido de su pueblo, Mercedes, provincia de Corrientss, a los nueve años, contratado para el Alto Paraná, Lamentode vera" no me fuera dado obtener algunos informes sobre el particular, empeñosamente solicitados del señor cónsul argentino en Encarnación, don Emilio Arigós, a quien fuí presentado, en mi carácter de funcionario nacional, por el señor gobernador de Misiones, coronel López, y a quien también exhibí, en justificación de mis empeños, el pliego de instrucciones r servadas del Departamento a que pertenezco, pues el gobierno hubiera llegado a obtener importante "J' reveladores datos sobre un asunto, que cual el de la situación militú de los trabajadores del Alto Paraná debe merecerle preferente atención. La primera ocupación 'que e les da a los niños en obrajes y yerbales es la de «madrineros» o «cuarteadores» y desde el momento en que en calidad de tales sientan plaza quedan sometidos a las mismas jornadas y al mismo régimen disciplinario de los hombres. Para «madrineros» se buscan y prefieren los más chicos, por ser los de menor peso. A más de los deberes que 10s niños contraen para con las empresas que les pagan. de acuerdo a la tasa del capítulo de salarios. los horn bres de las cuadrillas y de las tropas, abusan desconsiderada mente de ellos, utilizándolos y haciéndolos servir a la satisfacción de sus necesidades personalas. De las carrerías y de las tropas de mula, pasan a los otros trahajos del obraje y dE'1 yerbal y animados por las imbéciles incitaciones de los hombres, se lanzan a esfuerzos superiores a las energías de su edad, lo cual les quebranta y aniquila muy pronto. Los niños que han tenido la desgracia de nacer en los obrajes y yerbalss, alejados de Ios centros de población, no reciben instrucción. La pl'i mera escuela elemental que funcionará en los establecimientos de la región será la de Ñacunday, creada con el concurso dE'1 gobierno pa raguavo. fl iniciativa de Jorge Barths .

Hl~CHOS D]~LTCT[()SOS

1


Pienso que en torno del tratamiento que el obrero recibe en los obrajes o yerbales se ha forjado una leyenda. Los que hablan de cepos, barras y látigos, ignoran en absoluto 10 que dicen. Los que afirman la existencia de capataces repartiendo garrotazos a los obreros, dan prueba de una imaginación contraria a la lógica más simple. Ya he retratado sumariamante al trabajador del Alto Paraná en la forma que lo he visto. Es ante el patrón y el conchabador humilde, dócil, manejable. Otro hombre, con mayor conciencia de la dignidad humana, no soportaría por cierto lo que él, con imponderable estoicismo, soporta. Pero de ahí .a que permita sin protesta y sin defensa que se le castigue, que se le hiera y que se le mate, hay mucha distancia. Es valiente, temerariamente vailiente y la vida ajena le inspira tanto desprecio como la propia. Armado siempre de machete y revólver, no lleva sus armas para ruantenerlas inactivas. Cuando Ilega la oportunidad sabe aprovecharlas. El machete obrero se ha hundido alguna vez en la carne de los patrones y hay quienes conocen 'las represalias y rebeldías de los peones. Sospechar que uno, dos o tres capataces pueden apalear impunemente a cien, doscien tos trescien tos hombres de esa clase. valientes y bien armados, significa ·ignorar por completo la forma en que se desarrollan las relaciones entre patrones, capataces ~,obreros. Expuestas estas ideas, parece innecesario detenerse a demostrar el sentimiento de estupor que en el territorio de Misiones produjo la noticia aparecida en un diario de ;1013 Estados Unidos, en el «NewYork Snnd», y desde allí trasmitida :a otros de Buenos Aires, afirmando que el propietario de un yerbal del Brasil, había dado muertn a treinta peones, COn el agregado de que era el suscripto quien denunciaba tales crímenes. La investigación de hechos delietuosos no caía, naturalmente, dentro del objetivo de mi viaje. Cuando un territorio nacional tiene .organiza elo un sistema de policía y un régimen de justicia; cuando en una palabra, tiene comisarios :r agentes, jueces y ñsca-


J90

BOI.ETíl\

DEI. DEP.IK'l'.IMEXl'O

N.~ClON.\L

DEL 'l'R,I13.\JO

les, es imposilrle sospechar, siquiera, que los más horrorosos atentados a la vida y al derecho puedan constituir, como algunos pretenden, la normalidad en la vida de los obrajes y yerbales, Cierto es que en la selva, alejados peones y patrones, de policía y de justicia, podría resultar que el imperio de la fuerza sustituyese al del derecho; pero no menos cierto es que, si así ocurriera, la fuerza estaría del lado de los doscientos o trescientos obreros y no del lado de los patrones y de sus encargados o capataces. Afortunadamente, otros argumentos que los de la lógica nos permiten rechazar, hasta. donde ello, es posible, 'la leyenda de los malos tratos. Llevada mi investigación en este sentido, fuera de su propia órbita y a sus últimos extremos, he inquirido personalmente, de muchos obreros, datos al respecto. Y si es que aquellos no han celebrado un magno acuerdo para mentir, puedo afirmar que los malos tratos, de la manera como se les presenta, no existen. A uno por uno, fuera 'del alcance de patrones y capataces, les expresé mi deseo y resolución de propender por todos los medios, al castigo inmediato de cual quier ma 1 trato que me fuera denunciado. El resultado de tales esfuerzos resultó negativo. Solo un peón de Paranay, formnló la denuncia qne textualmente trascribo y dice así:

«En Puerto Paranay, Obraje de los señores ~úiíez y Gibaja, a diez y ocho días del mes de febrero de mil novecientos catorce, compareció ante mí el inspector del Departamento ~acional del Trabajo, que suscribe, - Santiago .Melgarejo, - paraguayo. de veinte años de edad, soltero, peón del establecimiento vecino del señor Carlos Escalada, a objeto de dejar constancia escrita de la denuncia que poco antes formulara verbalmente, en presencia de dicho funcionario, en la visita de inspección que éste hiciera al establecimiento de la referencia, La denuncia del peón Santiago Melgarejo, es la siguiente: «Que hace un año, en el mes de febrero de mil novecientos trece, fué contratado en F'acrán, por don Claudio Amor-es, administrador de la casa que el señor Escalada posee en esa localidad, para trabajar en calidad de peón de patio en el nombrado establccimiento estipuiándoss que debía gana)' el sueldo mensual de veinte pesos; que desde entonces a la fecha, no se ha hecho efectivo el pago de sus haberes, por más que lo ha reclamado repetidas veces. Que recibe malos tratamientos y es coutinuamenta amenazado, de pala-

HECHOS DELICTUOSOS

] 91,

bra y de obra, por el encargado o administrador del puerto de la empresa, don Narciso Martos Suárez, quien hace algunas semanas, -disgustado porque faltaba cierto condimento a la comida que el peón .:\Ielgarejo preparaba, ya en calidad de cocinero del puerto, -pretendió ahorcarlo. Que de este hecho no han quedado testigos. oculares, pues, para consumarlo, lo encerró en un cuarto. Que asiinismo hace presente que don Claudio Amores, le retiene indebidamente, con su libreta de peón, la cantidad de sesenta pesos. importe del último sueldo que percibiera como agente del destacamento policial de F'racrán, donde prestó servicios,-antes de ingresar a la empresa Escalada,-por espacio de 'seis meses. Leída que le fué la presente exposición se ratifica en ella, y no sabiendo firmar, firma el su ruego el cabo José Leite, del destacamento policial de Paranay y los testigos que van a continuación.Firmado: José Elio« .ViklíSOIl, inspector del Departamento Nacional del Trabajo. «A ruego de Santiago Melgarejo por no saber firmar.-Firmado ~ .J osé Leite.-Firmado: Mignel P. López, testigo.c=F'irmado : Engenio Cabrera, testigo.»

En materia de malos tratos, tos entendidos en estos asuntos con. quienes me ha sido dado conversar, formulan unánimemente do opiniones: La, en territorio argentino no existen malos tratos; y 2.", es posible que ellos ocurran lejos, en territorio del Brasil, con peones contratados en los centros de conchabo de }¡¡isiones o llevados del Paraguay. Precisamente esta última circunstancia hace que los conchabadores engañen continuamente a los obreros, cuando, han de enviados a establecimientos brasileños del Alto Paraná. Sobre el particular me he referido ya en otras partes del informe, pero como necesario complemento, cabe aquí y la transcribo a continuación, la nota, que el señor cónsul del Paraguay en Posadas, don Elías Baldovino, deferiendo a especial pedido mío, me dirigiera a propósito de un atropello que en la primera quincena de noviemb"e del año pasado pretendió cometerse contra. varios trabajadores de su nacionalidad. Dice así: «Consulado

de la República

del Paraguny.

Posadas,

«Distinguido señor y amigo: «El incidente de que Vd. me hace referencia,

dirielllbre

]9 de ]9]3.

en su atenta

carta


HI2

EOLETix

DEI, DEPART.\MEXTO

X.IClOY.\L

DEI. l'[!..\J:LIJO HECHOS

de fecha 12 del próximo a relatarlo.

pasado,

tuvo lugar

en la forma

]93

DELICTUOSOS

que paso

«Once ciudadanos paraguayos fueron contratados en Formo-a par~ l~s trabajos del Alto Paraná, donde según datos que les fueron sumlllIstrado por los conchabadores, podrían mejorar de situación económica, en la mitad del tiempo que en cualquier otro punto o establecimiento.

«Fracasados todos los planes, los peones resolvieron embarcarse nuevamente para Posadas, donde tratarían de buscar otro patrón, que haciéndose responsable de STh'> deudas, les diera trabajo hasta cubrir estas. «Efectivamente, puerto, se vieron

se embarcaron para Posadas. detenidos en la subprefactura

Apenas llegados al en virtud de orden

«Engañados en esta forma, desembarcaron en Posadas, donde acosados por los eonchabador'es, eligieron al señor Jorge Simón contratarse para la explotación de los bosques del litoral del Alto' Paraná en puerto Bosetti. '

da da de parte de sus mismos conchabadores. «De la detención de estos peones sólo pude tener conocimiento unas diez horas después, gracias a algunas mujeres, compañeras J" esposas, que vinieron a pedirme protección e intervención en el

:<'Comoestos peones tenían cuentas atrasadas que arreglar con el .seI~or Pedro Labat, manifestaron sus deudas al señor Jorge Simón, quien :n el ~ct~ las pagó y les ofreció darles por adelantado algu110S objetos llldlSpensables de que carecían.

asunto. «Presentéme

«Pocas h~ras antes de la salida del vapor, que les condujera al Alto Parana, estos peones fueron llevados en' grupo a la casa comercial del señor Jorge Simón, para recibir alznnos objetos que habían solicitado. '" «Antes de abandonar la casa, pidieron se les entregara la libreta con la c~lenta detallada de sus deudas, a lo que se les respondió que las Iibretas ya estaban a bordo y que únicamente se les podría en'tregar una vez embarcados. . «Hasta aquí, sefior, nada de extraño había pasado a la vista de estos obreros acostumbrados a sufrir las impertinencias .Y vejámenes. de los que al darles el pan, se creen sus dueños. . «De la casa, pues, fueron llevados a bordo del vapor «España», donde toda reclamación para ser-les entregadas las libretas fué inútil. «Interrogados por algunos pasajeros, llegaron a saber que los -c~~chabadores los destinaban a Pontón (Brasil), de donde di. fícilrnente podrían volver y donde el trato, decían, era excesivamente malo, sin descanso los domingos y sin ninguna garantía en 'Sus haberes. «En vista de no habérseles entregado la libreta, conducidos a otro puerto que el indicado, resolvieron desembarcar en uno de los puertos de la costa argentina, no sin tropezar, sin ernbar zo. con mil dificultades opuestas por parte de sus conchabadores. >:> • «Pero. los cOl:chabadores, yn incapaces de impedir el desembarquno per dier on tiempo ni medios. y en el siguiente vapor intentaron reembarcarlos en cualquier forma .que fuera.

a la suprefectura,

y una vez entrevistado.

con ellos .

medícuenta exacta de lo que voy relatando. «P.edí fueran puestos en libertad y me contestaron que estaban acusados de estafa. Pedí fueran 'puestos a disposición del señor Jllez letrado y me participaron que se instruía el 'sumario del caso. «A pedido del señor Iturrieta, suprefecto interino, intervine nuevamente para obtener de los peones se embarcaran para otro punto, y por lo tanto

el cambio de patrón. «Pasó todo un día y apenas en el siguiente (ya que el sumario no terminaba y el plazo de veinticuatro horas de detención se había cumplido con ~xceso, sin que se comunicara a ninguna otra autoridad competente), conseguí que los peones eligieran otro puerto para sus trabajos. De común acuerdo y bajo mi garantía, como asimismo la del señor Iturrieta. resolvieron embarcarse para Puerto Segundo, en virtud de conocer por cartas y' otras informaciones el buen trato

recibido

en este estl:l!blecimiento.

«Preguntados de la cantidad de sus deudas, no supieron dar cuenta, alegando que no se les había manifestado aún. Efectivamente, las libretas y Ios resguardos consulares estaban en la subprefaetura, donde habían sido entregados por los conchabadores. «Leídas que fueron sus cuentas sin detalle alguno, como usted podrá enterarse por los ejemplares que le adjunto, nuevamente se negaron a embarc'arse, pues decían no haber solicitado sino al¡Nnas cositas indispensables Y que por lo tanto no debían 10 que en la libreta se les hacía figurar. «El señor Jorge Simón, prometió hacerles una rebaja y así, peones que .debíal). 300 pesos, no quedaban sino debiendo 200 o menos. «También .adjunto, distinguido señor' y amigo, la copia exacta 13


J94

BOLETf~

DEL

DEPARTAMENTO

NACTOKAL

DEL

TRABAJO

HECHOS

de las diferencias de cuentas para que usted, con su sano criterio se forme juicio cabal de lo que pasa can estos pobres peones. ' «AJsí arreglados, el señor Jorge Simón contrajo con el suscritoen representación de lGS ciudadanos paraguayos.-c-el compromiso por escrito de llevar los a Puerto Segundo. «Este señor manifestóme haber entrado en tratos con el señor Pastoriza, administrador de la empresa Franklin Herrera y Cía. para que se hiciera cargo de las deudas de los peones y que corno base de arreglo, figuraba desembarearlos en Puerto Sezundo de . '" , propiedad de la compañía citada. «Del hecho que vaya relata:rte podrá usted, señor, darse cuenta exacta de la pasta de uno de los conchabadores y que por cierto no creo sea el peor. «Embarcados nuevamente, los peones fueron puestos en lista como pasajeros, con destino a Pontón (Brasil). «Convencidos de la mala fe y no hallando garantías,a pesar del contrato firmado por el suscrito, uno de ellos se tiró al agua en el Puerto de Encarnación, donde, recogido por los marineros. fué puesto a di posición del señor administrador de Aduana de ese puerto. «Intervino este señor y dió orden a dos guardas paraguayos hacer efectiva la disposición por escrito, que con anticipación capitán del barco recibiera del suscrito, para desembarearlos Puerto Segundo.

de el en

.«Solo por la fuerza pude conseguir Be hiciera efectivo 'el cumplímiento del contrato, como usted ,habrá podido dar-se cuenta, como se habrá dado cuenta también de la mala fe de estos señores conc~labadores, que llegan al punto de abrogarse facultades. y derechos ajenos, como el caso de intentar 'comprometer al señor Pastoriza en el incidente relatado, y por cuyo motivo este señor está resuelto a recurrir a las autoridades judiciales, acusando al señor 'J orge Simón. «E'ste es el motivo por el cual no le adjunto el citado contrato y una carta del mismo señor, probatorias de lo que dejo eonsignado. «y de estos casos se presentan todos los días, sin que ha ta el presente se puedan impedir. «Millares son los obreros que anualmente se embarcan engañados para 'Un puerto y c¡u,e por la fuerza son llevados a otro', in que , e pueda saber el lugar en que se encuentran. ' , «De ciertos puntos, generalmente, no vuelven. De Monyoli (Bra-

sil)

difícilmente

DELICTUOSOS

se oyen relatos.

decir de los peones. «Adjúntole señor una carta

195

De este punto

de un ciudadano

no se vuelve, paraguayo

que le

permitirá creer en la verdad de lo relatado. «En espera de sus gratas órdenes, me complazco en saludarle mis más distinguidas consideraciones. «Soy de usted, amigo y S. S.-Firmado.-Elías

a

con

Baldovino.

«iÚ señor clan José Elías XtikZison.-Posadas.»

Que en los obrajes y yorbales ocurren hechos de sangre, es indiscutible, e indiscutible es también, que ocurrirían en mayor proporción si el uso del alcohol se tolerase. 'I'ales peleas e incidentes sangrientos suelen nacer de causas ajenas al trabajo, o de discusiones, que originadas por el trabajo, degeneran en cuestiones personales. Son propias y comunes, pues, lo mismo' 'a dichos lejanos establecímientosque a los talleres y fábricas de las ciudades. De estos hechos puedo narrar

los siguientes:

El 14 de enero del corriente año, ocurrió en Paranay, Escalada, el incidente y hecho de sangre a que se hace referencia en la nota XIV,-territorio argerrtino.e=del Capítulo «Puertos y Establecimientos Industriales del Alto Paraná» . El 26 del mismo mes y año, en «Santa Elena»,-Brasil,-establecimiento de Domingo Barthe, ocurrió otro hecho análogo .. Un encargado de trabajos en el «centro», reprendió a un «mensú» de apellido Cantero.ipor su inconducta en el yerhal, ordenándole el inmediato cambio de cuadrilla. El peón, dicen las xeferencias, insultó al encargado y lo agredió machete en mano. Este quiso detenerlo, intimándolo con su revólver. N o lo consiguió; el peón, enceguecido, continuó avanzando, hasta que el encargado lo derribó de un balazo en el pecho. El hecho tuvo lugar en el lugar denominado Barro Preto, a 14 leguas de la costa, en la fecha indicada, pero el herido falleció .tres días después en el puerto de Santa Elena, donde fuera trasladado con el fin de asistírsele mejor. El obraje o el yerbal no dan lugar a malos tratos propios de ellos mismos, sino en un caso : el de la busca del peón prófugo, entendiéndose por tal que abandonaba el trabajo «alzándose» con el anticipo no saldado. Frecuentes o no estos casos, es evidente que en


HECHOS DELlCTUOSOS

homenaje a la libertad humana, debían prohibirse en absoluto. Esta busca del peón fugado tiene su explicación en el deseo de evitar deserciones en masa, implantando un principio de dura disciplina, que a estar a las manifestaciones de ciertos patrones, es indisp'EllllSable para la convivencia de centenares de hombres alejados de policías y de magistrados de justicia. Pienso también que los cadáveres que algunas veces se han visto flotar en el río, no han sido quizás, el resultado de un crimen, sino de «fugas». impru. dentemente llevadas a cabo y epilogadas con la muerte del peón. Unas veces por exceso de confianza en sus aptitudes para la nataeión , otras por haberse dado vuelta el madero, la «guabiroa» o la pequeña. balsa. de tacuara, .a las que con temeridad se entregaron. Si esos cadáveres fuesen el resultado de crímenes, tan misteriosamente perpetrados que nadie ha tenido noticia de ellos, se les hubiera. abandonado en la selva y no confiados al agua, ya quela selva, impenetrable y solitaria, es por demás propicia a' la ocultación y a la impunidad del crimen. En cada caso, las autoridades policiales y judiciales del territorio han cumplido su deber de investigación y de aplicación de penas, agotando los medios informativos a fin de que ningún hecho, prima faciedelictuoso, quedase en la penumbra. Prueba de ello está dada en las notas que a continuación transcribo y Con las cuales cierro el presente capítulo.-Al derribar un árbol, cayó el tronco sobre el peón, dejándole muerto. Pasados los antecedentes por la policía al juzgado, el señor juez letrado me dirigió la comunicación que sigue:

Dicha nota fué contestada

del Depcwtamellto

de Tmbajo,

don J. Elías

. . «Al séior juez leirado del territorio,

En mi visita a Puerto Segundo, realizada en los últimos días de « -óximo pasado el enc:argado del centro, señor Héctor enero proxl, . 1 DHer" dez me informó sobre la muerte del peón obrajero Pec 1'0 uarnan , . 1 dí d del mismo mes te ocurrida por accidente en el trabajo, e la ~ce, .. . '«La información de dicho señor Hernández,. fue analoga, ab.sol~tamente idéntica a la declaración que produjo en ~lsumano mstruído por la autoridad competente, según he podido c~n~tatarlo después al investigar, como debía hacerlo, sobre la d.ectlvldad de la ü1Ve~tigación de esa autoridad en el asunto anterior. E~ to~o nrant . dado informar a V. S. en contestación a su estimab e cuan o me es e nota. de hoy. . . d J ' o: . ose «ISaludo a V .. ,S . con l·a m ás alta consideración.c-F'irma Elía.~ JiTiklison, inspector del Departamento Nacional del 'I'rabajo.»

lYi-

Presente.

<Saluda

a usted atte.-Firmado:

Severo González,

juez titular.»

d.oe t 01' S e ver() González.

«Señor juez:

klieon;

«Hallándose en trámite ante el juzgado, un sumario que se instruye por muerte del peón cbrajero Pedro Duarte, ocurrida en el obraje corespondiente a la jurisdicción de «Puerto Segundo», departamento de La Frontera, tengo el agrado de dirigirme a usted solicitándole los informes que tuviese sobre la causa o forma en que se produjo la muerte y que haya adquirido en su gira de inspección en el Alto Paraná.

así: «Posadas, febrero 28 de 1914.

«Posadas, febrero 28 de 1914.

«Señor Inspector

197

,.


1

EL CASO DE PUERTO SEGUNDO


Este caso-un simple caso de trabajadores que se alejan descontentos y por su propia voluntad de sus tareas-adquirió en la fecha en que se produjo y durante algunas semanas después, inusitadas proporciones de escándalo público, debido a la ligereza con que algunos órganos de publicidad acogieron ciertas versiones evidentemente exageradas. Esa injustificable resonancia adquirida por el asunto, ha determinado la voluntad del Departamento Nacional del 'I'rabajo, de que él figure en capítulo especial y expuesto ,en todos sus antecedentes, en el presente informe. EllO de noviembre del año pasado, encontrándome en Posadas, llegaron a la ciudad los primeros peones italianos y españoles retirados del establecimiento de Puerto Segundo, e inmediatamente me puse en contacto con alguno de ellos para averiguar los motivos de su alejamiento de dicho obraje. Noté en ellos, ya en esa oportunidad, propicia cual ninguna otra para alcanzar, hasta donde fuera posible, el conocimiento de la verdad, una falta absoluta de unidad, de coherencia y de firmeza en sus declaraciones, o mejor, en sus confidencias, inseguridad que produjo en mí el concepto claro de la cuestión, concepto que trasmití entonces telegráficamente al Departamento Nacional del Trabajo, y que tuve la satisfacción de ver confirmado en su plenitud, por todos los acontecimientos e informaciones subsiguientes.

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Los hombres esos me hablaron de la ansiedad con que desde Buenos Aires emprendieron un viaje que les parecía interminable-una "emana a Posadas y cinco días a Puerto Segundo-luego, por separado, uno me manifestó que el sistema de alimentación en uso les repugnaba, no por su mezquindad, por cuanto la comida siempre fué ahundante, sino por su forma especial; otro~que aceptaba la comida considerándolabuena, como consideraba injusto al compañero que la rechazaba-me aseguró la hostilidad de un clima extraño, cruelmente enervante y de los insectos que no les daban paz; otro "e lamentó de la falta de vino y de distracciones en el obraje, del alejamiento social en que en él se vivía y de la dureza de la disciplina establecida en los trabajos; y todos a la vez. dE' la asp iración


202

BOLETÍ::\ DEL llEPART.\i\IEXTO

X.IClO::\AI" DEL ~'R.IBAJO EL

que habían alentado por espacio de dos meses, deslumbrados 1)01' la visión de los trigales del litoral, de los ricos trigales argentinos. donde el trabajo se paga en espléndidas recompensas... ::\luc11os de ellos habían mantenido correspondencia a través de ese tiempo, con amigos de las provincias de Santa Fe y Entre Rí~s. Las impresiones que quedan consignadas dicen el verdadero, el innegable motivo que tuvieron los trabajadores al retirarse de Puerto Segundo. El natural deseo o la natural aspiración de mejorar de situación, de prosperar con rapidez en el trabajo, sacó a esos hombres de las zonas en que aplicaban sus actividades y energías, para llevados a otras más en armonía con su temperamento , costumbres ' y ambiciones, y al marcharse, surgieron las también naturales dificultades de carácter administrativo, dificultades que como yo lo expuse en oportuni~ad al Depa:c.tamento a que pertenezco, jamás pudieron exteriorizarse en la forma en que entonces se las presentó, por individuos extraños a la empresa y al elemento obrero. «Una simple razón de lógica elemental-dije al Departamento_' bastará para que serena y justamente podamos colocar en' sus respectivos planos a la Compañía de Tierras y :;\laderas del Iguazú y a los trabajadores 'que de ella acaban de retirarse»... «He ahondado en los antecedentes de la empresa y puedo afirmar que se trata, según el concepto general, de una empresa seria, dirigida y administrada por hombres inteligentes y cultos». «Concibo que las empresas, por buenas que sean, vayan en contra de la salud , del bienestar y de la economía de sus obreros, pero no concibo la insensatez de que se lancen contra sus propios intereses». «y la empresa de Tierras :r ::\laderas del Iguazú que ha realizado un ensayo, cuyo mérito desgraciadamente no le ha sido reconocido en el país, de llevar hombres de trabajo, que debió suponer con ideas de libertad y de moral que no ' habían llegado hasta entonces a la región, pagándolos y alimentándolos como tampoco hasta entonces se les había pagado ni alimentado, no podía, pues, lógica y razonablemente declarar e enemiga de su propia obra, destruyéndola torpe, inicuamente». «No se debe olvidar que el ingeniero señor Luis Pastoriza,administrador del es" tablecimiento de Puerto Segundo, pudiendo conseguir trabajadores en cualquier parte, fué al Departamento Nacional del Trabajo a buscar-los y celebró con él el contrato que se conoce, docurnentn que si garante a la empresa, garante también a los trabajadores .... » Tomé en el asunto de Puerto Segundo, destacado en Misiones! la intervención que debí tomar de acuerdo al propio concepto del dt:-

.

cxso

DE PUERTO SEGUXPO

203

ber y a las instrucciones que constantemente, a través de muchos días, recibiera por telégrafo y correo desde Buenos Aires. Observé, consideré y traté el asunto, puedo y debo declararlo, con permanente serenidad, con insospechable imparcialidad. Oí a los trabajadores; visité la administración de la empresa, y en ella, el ingeniero señor Pastoriza y el empleado superior señor Garararcino pusieron a mi di posición, amable y gentilmente, libros, libretas de peones y otros vario documentos, entre los cuales encontré y examiné con detenimiento el contrato celebrado con el Departamento Nacional del Trabajo, merced al cual obtuvo el concurso de los ciento cincuenta obreros que más tarde dieron origen al conflicto. La empresa había cumplido fielmente con todas y cada una de las cláusulas de ese contrato. Jorna1es, vivienda, alimentación, formas de pago y de trabajo, todo, en fin, lo que el contrato estipulaba fué satisfecho por ella como puede probarse. E~ más, en algunos puntos superó lo convenido, pues estando estipulado que pagaría jornales de $ 1.50 a $ 2:00, sin fijan e las circunstancias y condiciones que habían de determinar 'la aplicación de uno u otro tipo de jornal, estableció el más alto, al cabo del segundo mes, para remunerar a la mayor parte de los obreros, según se desprende del examen de las propias libretas. Pero antes de avanzar en la exposición y a fin de hacerla suficientemente clara, conviene el conocimiento del contrato a que he aludido. Relo aquí: «En Buenos Ares, a 28 de agosto de 1913; el señor don Luis Pastoriza, en su carácter de administrador de la Compañía de 'I'ierras .Y Xladeras del Iguazú y en presencia del .eñor jefe del Registro Nacional de Colocaciones, firmó el siguiente contrato de trabajo, compuesto de las 'cláusulas enumeradas a continuación: Primero: El Registro Nacional de Colocaciones proporcionará a la Compañía 'de Tierras y Maderas del Iguazú 150 hombres para trabajos ferroviarios, desmontes de bosques, movimientos de tierras, trabajos agrícolas y conducción de' carros, en su propiedad situada en el Territorio de Misiones, Puerto Segundo. S equsuio : Esos 150 hombres ganarán de un peso y cincuenta centavos a dos pesos moneda nacional por día de trabajo, poniendo la compañía carpas de primera para su alojamiento y alimentación abunda ,.que consistirá en desayuno, almuerzo ~. comida CODl-


BOLETfx

DEL

DEP.IRTAMEKTO

K.ICJOXAL

DEL

'fRAKIJO

EL C.ISO DE PUERTO SEG XDO

puesta de carne, tasajo, arroz y fideos, porotos, etc, Los hombres que acepten estas condiciones deberán ser robusto.

Tercero: Los 150 pasajes desde Buenos Aires al punto de destino serán por cuenta de la Compañía de Tierras y Madera, del Iguazú. Los obreros que trabajen por lo menos 6 meses en las propiedades de la Compañía tendrán derecho al pasaje de regreso. . Cuarto: No se permitirá propiedades

a los trabajadores beber alcohol mi las de la Compañía de Tierras y :\Iaderas del Iguazú.

Quinto: Durante

los tres primeros meses la Compañía retendrá un quince por ciento de sus haberes para garantir el reembolso del viaje de ida, en caso que antes de ese tiempo se retirara el obrero de la Compañía.

Sexto i El articulo anterior se ha establecido porque la Compañía desde el momento que los hombr,es llegan a bordo se obliza a correr con su ~limentación hasta el puerto de destino, te> Séptimo: La 'Compañía consecuente con sus procederes de estricta justicia y honradez de procedimientos, asegura al.personai que, se contrate que en ningún momento faltará a los compromisos COlltraídos y sabrá alentar a los que se distingan por su contracción al trabajo y buena conducta. Octavo -- Los salarios se abonarán de curso legal.»

únicamente

en moneda nacional

iLos trabaja~lores no .se encontraban bien en el obraje por las cau- ' sas que han sido expuestas, y al resolver alejar,3e, quis'ierol1' hacerla en, las mejores condiciones posibles, dentro del incompleto conocinuento que evidenciaban tener del contrato transcripto, por lo 'menos en lo que respecta a la segunda parte de la cláusula tereera : «Los obreros que ~~abajen ~or 10 menos seis meses en las propiedades de l~ Compan,la tendrán derecho al pasaje de regresos . .y a ~~da la cláusula qumta: «Durante los tres primeros meses la Compania ret~ndrá un quince por ciento de sus haberes (los haber abre"0,) para ga~antir el re~mbolso del viaje de ida, en caso 'de ql'le antes de ese tiempo Se retirara el obrero de la Compañía». '",' , Llegados descontentos y desanimados a Puerto Segundo-lo, cual es muy razonable dadas las condiciones en que los trabajadores del Alto Paraná efectúan sus viajes (J )-el 11 de septiembre, el, 12.comenzaron a trabajar, cierto número de ello, en la, obl:as"de¡ 'ferro,., (1 \ Véase

el capítulo

«Conduerión

de obreros

hacia

los lugares

de trabajos.

205

carril, pues la, Compañía, según declaración de los obrero, no había reunido en e a fecha suficiente material de trabajo para ocuparlos a todos. El trabajo .se desarrollo sin tropiezos ni mayores inconvenientes hasta el 2 de octubre, en que los obreros se presentan a la administración reclamando el mate cocido de la tar.de-no estipulado en el contrato-y pidiendo se les pagaran sus jornales por quincenas. Atendidos en la forma que dice la declaración de los españoles, fecha ]5 de noviembre, declaración que autenticada por el juzgado de paz de Posadas, se publica, reanudan el trabajo el día 3, eontinuándolo egún parece hasta el 29 del mismo mes, en que al 'negarse' la Compañía a concederles pasaj de regreso, sin el descuento del 45 % a que la autorizaba el contrato, lo abandonan definitivamente, Dentro de las fechas mencionadas ocurrieron los incidentes que la empresa y los trabajadores refieren, como es natural, de distintas maneras, Un diario de Posadas, La Tarde, diario que tengo entendido, ha asumido siempre 'Con nuble valentía la defensa de las aspiraciones y derechos de los trabajadores, trató al asunto de Puerto -Segundo en forma prudente y serena, Ese diario, reflejó en dos artículos sucesivos, las impresiones de la Compañía y la de algunos obreros -de los cuarenta y tres que negaron a dieha ciudad ellO de nov{embre-en los precisos momentos del conflicto. Conviene la inserción de los artículos de refer·encia, ya que al funcionario que subscribe, ausente necesariamnete del lugar de los su-cesos, no le es dado traducir otras impresiones que esas, exactas, en absoluto, en cuanto al origen de fueron tomadas, Dice La Tarde del 11 de noviembre, núm. 284: «Dgl Alto Pamná,-En la mañana de ayer nos llamó la atención un grupo de gente 'que vociferaba y con el deseo de 'i.nformarnos, acudimos. <~Setrataba de 43 extranjero que regresaban. de Puerto Segnndo del Alto Paraná, Dicen haber venido contratados para trabajar en los obrajes de Franklin, Herrara y Cía., y así lo justifican con las libretas de -esta compañía que llevan impresos en la tapa el reglamento que transcribimos: (Se tran cribe el contrat~ celebrado ~l 28 de azosto entre el señor Luis Pastoriza y el señor Jefe del Registro

"

~:ácional de Colocaciones). «Interrogando a 1os peones nos han manifestado haberse venido por los malo tratos recibidos, Quéjanse de que allá se les hace trabajar co exceso y se les somete a duros castigo.


206

BOLETÍX

DEL DEP cr-, \RT.DIE~TO

)¡.\C10~.\L

«Dicen que. ~l,n '. t omo . S trizzy . que 1. " conseguir que .,e le mand'u:a ~l ha ~~ urio en una pierna, no pude l;.... ranciseo Díaz. herido e~ 1 SPIJal y de e to e quejan tambi·§n a cara y osé Fernánd . « E n virtud de ese trato di 1t . e ez en una pierna. e , ICen e e errmnaron . vesando toda la elva. ' venirse a pie atra. «La chata <dlisionera», de los señores • úfiez ,.. . . Pablo .A!ltamirano los ha r '1 1 Y Gibaja, que diriga ,;:, , eme o evantando por 1 . mas de estar a la . f' 1 e eammo y si hes m ormaClOne.s suministrad' , P . za (1) subieron 13 K" e as, en uerto Esperan. . ,en rreger 6, (,2) en Bati T' , 6 Delicia 8, e:esembarcándolos en Candel~ria (¡) 1- igue 1 , (3) Y en «Juan • Lopez vJ ..c.,nt Ofl IO . '\,r l' . "uane lOca vinieron en lan multitud de denuncias' pero las más' una viga. Formu. «1 o A t . F .' gr aves son: '. noma ederico dicen cast: 1 Hemos examinado su c le' .' igac o en el monte a machete. 1 rpo y encontrado 12 . tri . damos determinar nada . , CIca rices, sin que po, O' ' pues no somos médicos «2. AleJO J ordá (catalán) llevado al . cabecilla de una intentona de bl .~ monte por considerárselo .. e u evacion ocurrida el 2 d sm haber podido consezuir e octubre, '" 1I que aparezca. «3.0 Complicidad del sargento ::\rarcos Lezcano de P t E ranza en los malos tratos E .....•. o 1 . uer o ; spe. "L es o 'que ellos dice b b mente lo que denunciaría el cónsul italiano ~'F n, ~ pro a leque la policía levanta activamente el sumar; senor erm:ola, desde «N? otros omitimos abrir juicio alguno has-:a ~:~teSpondlente: que intervienen no'd o las autoridades . se expi an v hacemos notar al 'bl' informaciones que anticipa mas .nos 11' an SIdo s .. put dICO que las obreros de ,. . umims ra as por los , manera que no seria extraño 1 bi parcialidad. que lU iera en ellas mucha ~~s difícil creer que una cesa semejante' ueda ' pama, pero nos hemos visto en la necesidad d p. t ha:er una eomto a causa de tratarse de lm grupo numel:oso edlll ebrvemr en el asun~S ' d d e o reros K erra e esear que la opinión públi c .... por la gravedad de las denuncias hasta ~::~o se dejara impresionar dad. no se establezca la ver«Por nuestra parte haremos lo posible nor co tril " formar • n rI)U1l a ello e inernos a menudo al público sobre la marcha de este asunto.

(1) A. menos de una legua de Puerto Seg el (9) A ' uu o. - - igual distancia de Puerto Esperanza. r:!) El nombre cle este punto debe estar e uívoca . (4) A. un poco más cle tres leg el P q . do. El inspector no lo conoce. uas e osadas. Excelente camino carretero.

~07

EL C.\SO DE Pl'ERTO .'EGUXDO

DEI. TR"\B.\JO

«Mañana

puhlicareuios

lo que hoy se nos informó

en la adminis-

tración, a este respecto.» En el número siguiente, del 12 de noviembre, dice: «Del Alto Pa1'aná.-En la adnvinist1'ación de la C01npafiía de Tierras del Iguazú.-Lo que nos luui cZicho.-Como prometimos ayer, damos a continuación, lo que en la administración de esta empresa nos han informado con respecto a los 43 peones llegados de Puerto Segundo, y cuyos datos damos en nuestra edición de ayer. «Esto como aquello, es lo que dicen las dos partes. sin que nosotros agreguemos nada por ahora, hasta ver lo que resulta del sumario que las autoridade locales levantan. «En la administración de la Compañía e nos informa que las denuncias de los obreros son infundadas. Que a cau a del clima al que no están acostumbrados. varios contrajeron ligeras enfermedades; enfermedades que el criollo expulsa con un purgante y un día de descanso. Con ese motivo los obreros pidieron se les arreglara SUE cuentas a lo que accedió la adminstración, pero manifestándoles que se les descontaría el 45 por ciento de sus haberes por el pasaje, de acuerdo a lo que estipula el contrato de la Compañía, con el Departamento ~ acional del Tra:bajo. «Esto no iué aceptado por

ellos y determinaron

abandonar

el

obraje, viniendo en la forma que hemos explicado. «Que el obrero Jordá fué trasladado a Puerto Primero, donde está dedicado a la plantación de pasto, encontrándose umamente satisfecho y que la administración lo presentará a la autoridad así que ella lo exija. «Que la complicidad de que ellos acusan al sargento de E,speranza e debe a que un obrero apellidada, Andeazzi fué conducido por dicho sargento hasta el mencionado puerto, a pedido de .la administración, porque el referido Andreazzi produjo una sublevación que comprometía la seguridad del resto de la gente y de los intereses de la Compañía. «En resumen, se nos informa que el abandono del obraje se debe a la falta de resistencia de los obreros para esta clase de trabajos. «La administración, por otra parte, está dispuesta a abonar. como es natural, los haberes de cada uno, pero con el descuento del 45 % correspondiente al 15 % mensual que ella detiene por el pasaje de regreso. '\ «Esto es todo lo que tros lectores».

abemos por hoy que damos a conocer de nues-


El, (',\SO

208

BOLETix

DEL DEP,\RT,LUEX'l'O

Influencias extrañas J' perturbadoras gravitaron eficazmente en el ánimo de los primeros trabajadores que regresaron a Posadas ellO de noviembre, Esas influencias lleváronlos a declaraciones exagerada; y a actitudes que quizas perjudicaron el éxito de una. inve rtiga eión ordenada, seria y provechosa para los interese" generales de la clase. El mismo día lO,-antes de realizar ciertas diligencias de orientación, de comprobación que yo creo se imponían, dada la gravedad atribuida al asunto,-el señor agente consular de Italia en Posada', don Carlos Fernícola (1), asumiendo la representación d~ catorce obreros,-trece italianos y un español,-se presentó a la jefatura de policía, e hizo la formal denuncia que reproduzco del libro respectivo y va a continuación: En Posadas, capital del territorio nacional de ::\Iisiones, Hoy lunes, diez de noviembre del año mil novecientos trece y siendo las nueve. antes meridiano, compareció ante el que suscribe. comisario titular de policía al servicio de este departamento, una persona que prestó juramento en forma, al solo objeto de constatar su identidad personal, a quien después de haberle hecho conocer . las penas con que la ley castiga a los que se producen con falsedad, juró decir verdad en la presente exposición y manifestó llamarse: Carlos F'ernícola, italiano, de cuarenta y dos años de edad, casado, agente consular de Italia y con domicilio en esta capital, de quien recibí la siguiente denuncia: que en la iecha se le presentaron los súbditos italianos Mario Andreazzi, ::\Lario 'I'omasini, Cirilo Belloni, José Glicenti, Luis Maza, Carlos Caselli, Luis Pinazzani, Vietorio Rossi, Dante Rovini, Luis Paro, Antonio Strizzi, Antonio Federico, Nicolás Ispano y Marin Garsés, este último de nacionalidad española, quienes le manifestaron que venían de Puerto Segundo de este territorio, adonde habían sido remitidos por intermedio del Departamento Nacional (le Trabajo, desde Buenos Aires y acompañados del ingeniero don Luis Pa: toriza, para que trabajasen en los obrajes que en dicho punto existen; que después de permanecer tres meses (2) en Puerto Segundo, dedicados, a sus ocupaciones decidieron venirse en virtud de

ponerse

a c1isposición

en ningún caso (2) Inexacto, septiembre

en calidad en el Alto del señor

de miembro del Departamento Nacional del Paraná, hubiera tenido el mayor ,gu~'tO' ~n

agente

consular

(le Italia,

ni en ningún momento por él. Pormanece ron en el obraje apenas

al 29 de octubre==Nota

209

SEGUXDO

lo" malos tratamientos de que fueron víctimas, algunos de los cuales fueron atados y maltratados, hasta el punto de no darles de comer; otros eran amenazados y llevados al monte de' noche, por cuatro indi viduos de la administración Pastoriza, entre los cuales se eucontraba el súbdito Mario Andreazzi ; que los mencionados han tenido C1U,efugarse de los obraje porque no los dejaban salir en ninguna forma ni les daban de comer que tuvo conocimiento también por el súbdito español Marín Garsés de que había d aparecido de allí un compañero (1) y al inquirir del mismo eñor Pastor-iza su p~radero, le fué informado de que se encontraba bien la persona de quien prezuntaba y que no pree: aba ropas, por cuanto se encontraban allí sus baúles; que deja a criterio de la pol.icia la intervención que coresponda, Con lo que "e dió por terminado el acto y leída que le fué. se ratificó y firmó por ante de que certifico.-Firmado: Carlos J. Pnppio.-Firmado: Ca1'Zos Ferníco"la.-Es copia fiel, de su o~iginal que obra a folios treseientos catorce y trescientos qUl~~e del hbr~ respecti\'o de lo que certifico,-Fil'mado: León F, GlIt~erl'ez, corm'ano, , Desde ese momento, el asunto se éntregaba a la policía y a la J us: ticia, v se suprimía en parte, eualquer otra intervención. Así lo creí y lo tl'asmití al Departamento Nacional del Trabajo, pensando que ~ra la justicia del territorio la encargada de pronunciarse sobre los delitos denunciados. Por otra parte, el Departamento estaba en posesión de todos los datos que él debía conocer exacta y directamente, ~o por eso abandoné la observación del asun~o, que iba tomando en su accidentac1a y rara gestión, nuevas Y CUrIOSOSaspectos, , ~\.l .,iguiente día, alojados lo trabajadores en la fonda de ~Jose Farrini concurrió el señor Fernícola, acompañado por los, senores Erne."t~ Xlonzani, corresponsal de La Patria rlegli Iia.unn, de .Buenos Aire, y Antonio De Negri, agente viajero d : la compañía nacional de ,. J a objeto de tornarles dec:larai'eO'uros (Le "\,'1 le: a La S"ld-"\uler;Calla e s: ., , ción, acto que realizaban,

(1) (J) El que suscribe, Tr abajo, en comisión

DE PCERTO

X,\C LOX,\L DEL TR"\B,\~O

del inspector.

pero mes

y

no fu~ r~gueri(lo u.edo,

-del 12 de

La

dem1l1cia se refiere

según pública

a Alijo· .l orda,

manifestación

de quien

que en opor-

Fe (lió a entender,

en e~~:

Iias que había sido muerto en Puerto S¡·gulldo, El umario que a ba e de ( ., .. ia 1 con encomia' ble ,.. a"tl\'ldad'J -c altura , . 1 -antó la autoridad pol ic ] presente l enunc la €' . ti • . . .t . c1 AleJ'o J'i}l'da en el obraje, Dicho clUc1adano con IOUO comprobó la EXJ~ encia e ,. b 'al' a por algún tiempo a I servicio de la empresa Y al retl~·.arse ,le e,l1a) a; D", Posada-s se ob tuvo por medio de la policía la fotogra ña que eXIste en e . e partamento

::'\acional

del

Trabajo,

traída

por

el snsr r itn.


. I 210

nOLETí~

tunida.j hicieron, res (1).

DEI, DEP.\RT.\Mg~TO

por cuenta

de la

K.\ClONAL

prensa

DEL 1'RAB.\JO

italiana

de Buenos

EL CISO DE Pl'ElnO

Ai ,

Las declaraciones 'tomadas por los -" ron a publicar.,e en la «Sección NI¡ t ~lenoles lIombrados, COlllenza_ p 1 1 en rai» de otro d 1 di . osar as que se mantuvo durante la ., ,e os rarios de situación de prudente r~s ' e gestión del asunto, en discreta el va, Como lo prueba 1 tí 1 publicado ellO de n . b e al' ICUo ed:torial oviem re núm ' 23~7 sólo porque él demuestnl esa' it el~ ~,que transcribo, no tan . , e e SI uac'on SIno tambi rioriza el modo de ver d " '. ' , e nen porque extee un antIguo diario mision .. . . mentos, le. a opinión pública d T), d er o, y en tale . , mo, e e I-o,a as DIce El Pueblo: ' «La peona,da extrallje?Yl eu 7ns obra 'es di) , en los obrajes de madera el 1 _ J. el A to 1amna,-Cnando _, . e e e os senore3 F'ranklin H " C ma se resolvieron a vutiliz. , . err el a)' ornpa. , Izar peones extranjsr " ." , numero de ciento cincuenta d 1, "Hb Y virueron estos en , e a capital federal no' t di " que de esa prueba dependerí';t 1" " ,,,,o ros IJ:ll1(], mento extranjero en e'e' tr: 1 e , a ullt~llzaclOu o prefereneia del ele, " rauajo, a a dentro de la s 1 T d d creencia general que sólo el bra i e \ a, on e es S' o rajero criollo puede resistir « e nos dics ahora que toda esa peonada 8xtr,ollJ'el'a 11.:' rezresar deci n e "vuelto a " e, es ecrr, que se han r -etirado de lo s onrajns 1 ' . «T.JR, causas del abandono del traba io d ::S,_ luntad de los peones dIe eJebe ser exüana el la vo"y e a empresa pues de trato de locación d _ , . , •. -r suponer es que el conser menos d ',_ e "el VICIOSa q,ue han de habers: sujetado no puede esos peones, e seis meses y ese tiempo no hace que, e fueran arriba «¿ Se habrán acobardado los obreros u ohra i , ' empresa los habrá rechazado por ' t JelOS extranJeros o la e t-e mcomps ente" 1 medio de la sel va misionera, . " para e tra bajo en

(1) Entresaco de un documento que suscrit .• " de Puerto Segundo obra en poder d l. D o pOI ,aIJOS (,X obreros españoles , , ,le epartamsm N . siguientes pálrrafo,s:", «el día 1] o 1 aClonal del Trabajo, los . que . egamos a Puerto Se& d en una carpa de un compatriota al ·1 1 1 ., ",un o, nos hospedamos . . t ras 1ae1amos a vivir en la fon la ' L Dac o e',' e la estaeio» ,a y 1 díla siguIente nos e «a I!.oCO'llonllca» de d J' , , Banco de la Nación yal día '. ' .. , on -rose F'am in i, frente al , . I siguiente de vIvir e11 11 to Monzan¡ don Antonio' D N . _ e 8, se presentaron don Ernes, e epl, acampanados 1 1 . , Fe1'l1 icola, tomándo,nos declaración 1 . ' e e vrcecónsuj, señal' Carlos ,ell a misma fonda t 1 presentes, tanto italianos como espa _ 1 ' _' a oe os los peones allí . no es».,. «el senor Mo i Ji ' 1'10 del señor vicecónsul y o' dec¡ uzam acia de secreta, , 1111 os ec n' a los COI11 -, ' , grueso que se llama Negri haci I paneros Itallauos que el señor , ' ,a as veces de c ' . señor vicecónsul nos manifesto' l' 01l!tsano de policía»,., «El que poc la 111 os sesuir 1 f que cuan do arreglara el as t a 1 . . b 11 en a o.nda y conier allí, sun o oe os ItHll3nos a" 1 " " españoles»", . rregtarrn tHmb'en el (le- los e

211

SEGUKDO

«Cualquiera que resultasen las causas, el hecho constituye, cuando menos un preludio de fracaso o un fracaso mismo, respecto de la utilización del obrero o peón extranjero en los obrajes o explotaciones de yerba o madera dentro del territorio, «Averiguaremos mejor y diremos más sobre el asunto que tiene interés de carácter general, ya que es realmente un problema que presenta diferentes fases esta cuestión peonada del Alto Paraná.» Las declaraciones a que alude el párrafo anterior a la transcripción, aparecieron en el citado diario desde el 14 de noviembre en adelante, en varios números, en la prensa italiana, y algún tiempo después, en La 11cmguarclia de la capital federal, cuyo corresponsal y agente en Posadas, don Jacinto Cosa, le envió una de las copias múltiples que los señores Monzani y N egri hicieron circular profusamente, (1) junto con un retrato del señor Fernícola, encargado con urgencia al fotógrafo Dorrego. Llenas de frases incultas y de términos inconvenientes, la publicación de origen las estampó manteniendo la integridad del concepto, ligeramente modificadas en la forma, exigiendo al mismo tiempo. la responsabilización previa de los que afirmaban haberlas tomado, • Su publicación es necesaria, Ellas se alejan de las primeras impresiones exteriorizadas por los obreros al llegar, marcan el carácter perturbador de influencias extrañas a las partes en conflicto de intereses, y establecen profundas y muy significativas diferencias de concepto y de forma-no obstante el notorio fantasismo que en ellas • campea-con las declaraciones e,gpontáneamente hechas por un grupo de obreros españoles, procedentes de Ias mismas cuadrillas y zonas de trabajo de los primeros, y entregadas, en el documento que también se publica, al activo corresponsal de La .YaciÓn en Posadas, don Raymundo Fernández (2), Van, pues, las declaracionc,;; de referencia, sin más comentarios que los indispensables para guiar al conocimiento de la verdad : «Hjabiendo publicado en uno de nuestros números anteriores una carta del ingeniero señor Pastoriza relacionada con el asunto de la

(1)

Una

de estas

copias

múltiples

.queda

archivada

en el Departamento

Na-

cional del Trabajo, (2) Dos de los seis firmnntes de las declaraciones que se citan y han de in' sertarse más adelante, Ramón López y Francisco Cabaleiro, suscriben también las que se tomaron por cuenta de la prensa italiana, y todos vivían en el mismo

hospedaje

y estaban

sujetos

a iguales

influencias,


BOLETÍX

DEL DEP-IRl'AMEXTO

S_ICIOX.IL

DEL

TR.IB_\JO EL c.vso

peonada extranjera fugada de los obrajes a cargo de dicho señor, hallamos justo acceder a la publicación que se solicita en la siguion. te carta bajo la responsabilidad de los autores:

«Señor dú'ecto1' de El Pueblo, don Antonio «:J[uy señor nuestro:

Rocha.-Presente ,.

«En vista de la publicación hecha en su ilustrado diario el día 11 del corriente por el señor Luis Pastoriza, administrador de la Compañía de Tierras y Maderas Franklín Herrera Limitada, le quedaríamos agradecidos quisiera dar cabida en las columnas de El Pueblo a la siguiente información sumaria, tomada por nosotros y por cuenta de la prensa italiana de Buenos Aires, a los peones fugádos de. Puerto Segundo, advirÍiéndole que una copia debidamente firmada la hemos deposítado en esta regia agencia consular italiana. «Saludamo a Vd. atte.-Dr. AntoniJo D. Negri.-Ernesto Monzani. corresponsal de La Patria degli Italiana, del Giornale de Ita7ia y Iioma,» «Ma1'io Andreazzi,

italiano,

de 25 años, declara:

,«Que el 30 de agosto del corriente año, fué contratado con 149 peones más, por intBrmedio del Departamento Nacional del Trabajo en Buenos Aires, y por cuenta del señor Luis Pastoriza, administrador de la Compañía de Tierras del Iguazú, para trabajar en los obraje,> de la compañía en Puerto Segundo (Mlisiones}, Alto Paraná (1). «Llegados a Posada con el vapor «Ituzaingó», fueron transbordados en una chata, sin tener en cuenta las protestas de los peones, 'que TIa querían embarcarse por carecer la chata de un toldo que los protegiera de la intemperie. 'Consintieron al fin, habiéndoles asegurado Pastoriza que emplearían sólo cinco horas en llegar; mientras tanto, el viaje duró cinco días. siendo tratados a bordo como bestias. <~Después de un mes y medio de trabajo, a causa de haberse enfer-

(l) En la fecha que se rr;arca, la situación de los trabajadores en Buenos . Aires no podía ser más desventajosa. La desacupación obrera, llegó a constituir un difícil y serio problema. El Registro 1 acional de Colocaciones comprobó entoncesel deseo manifestado por los o'breros,-para salvar las dificultades del momento,-.,de obtener trabajo en cua,lquier parte, sin imponer para ella las con. diciones de lugar y err.pleo que antes se imponía». En tales circuustancias se produjo el pedido de ciento cincuenta obreros, hecho por la Compañía de Tierras y Maderas del Iguazú, a la oficina mencionada, pedido que ofrecía a los obreros la apreciable facilidad de ser transportados al lugar del trabajo, sin desembolso inmediato. La Compañía para cout1ucidos de Buenos Aires a p.o adas, fletó eXipresamente un vapor.

DE PI.:ERTO SEG~XDO

213

inado el declarante, pidió al mismo Pastor iza el pasaje de regreso, presentando la libreta de conchabo, con un haber de $ 70. Pastor-iza se lo negó, quitándole al mismo tiempo la libreta (1). <~Lamisma noche, al saber que un sargento y do. soldados estaban huseándolo por orden de Pastoriza, se presentó espontá~eamente pcn:a inquirir la causa. Este señor se negó a darle explicaciones, y al día siguiente lo mandó atado codo con codo a Puerto E.sper~nza (~), asiento de una comisaría, donde lo mantuvieron detenido ClllCOehas; viviendo de las pocas galletas que le daban los soldados. El sexto fue conducido a presencia del señor Pastoriza, y éste le intimó fuese a trabajar al monte, a 15 leguas de la costa. Al ne.garse, fn~ nuev~mente enviado a Puerto Esperanza, donde permaneció Otl'OS SIete días, dehienda, para poder alimentarse, vender al soldado Juan Escobar, por el importe de $ 15, todas sus ropas, que valúa en más de $ 80. Al octavo día fué otra vez conducido ante el capataz general,. ~lberto Danito (3) oriental, encontrándose ausente Pastoriza. 1-~1exigirle e: declarante la devolución de la libreta de conchabo, ~a:llto lo agarro de un brazo, diciéndole : «Los italianos son todos cl'lmlllale~ y anarquistas ; le devolveremos-la libreta con el pasaje», y lo echo con pala bras indecentes.

("1) Aridrazz i, como los compañeros que lo siguieron, se. colocó fuera de. 10>\ términos del contrato al pretender el pasaje de regreso' antes del tiempo eSbp,u' lado y la liquidación de sus haberes sin el obligado descuento c1el 45 %, se~u: el mismo contrato. La gestión realizada posteriormenta en Posadas por el seno F'erníeola en representación de un gmpo' de trabajadores en qu~ figuraba Andrazz i, para obtener de la Compañía la liquidación de jornales Stn descuento, 10 den.uestra bien a las claras. , (") No fué' llevado en esas condiciones. Léanse las ilpcl:uac:ones y s~ \'~ra que -en ninguna de ellas aparecen los hombres del destacal~lento,-no cormsarra, -de Puerto Esperanza, como' individuos capaces de semejantes a.tropellos. ~os conocí personalmente durante mi gira de inspección por esos parajesy me creo . d o para dar " autoriza a lo anterior el valor de una afirmación. " Por otra, , parte, d todas las comisarías y destacamentos de policía del territorio tJe~en 01' enes expresas emanadas del gobernador, coronel López 3' del jefe de policía comandante Cordero, de proceder con impecable corrección en l~~ asuntos. obreros,. ~ . t e, cree, un.a sola nota que desmienta dicha correccion. Detenido Andra no eXIS .... . d . en el destacamento, del administra, or1 ZZI pOI..,oruen y bajo . la responsabilidad de Puerto Segundo quien lo acusaba de perturbador .lel orden de~tlo de .. obraje los soldados , de Puerto Esperanza lo condujeron a Il 1i y 1e ofrecieron _' en , . q u e a los companeros su humildad, todo cuanto pudieron ofrecer 1e, 1o nnsmo que acamparou en sus proximidades. (3) Alberto Dagnino.


214

DOLE~'fx

x.vcrox

DEL DEP,IR'.r,l~l E~TO

,ID DEI,

EL C,ISO DE PlJER'l'O SEGU~DO

~'R,I[LIJO

«Al regresar ton el soldado Victoruio Escobar a Puerto Esperanza, donde desde hacía tres días lo esperaban los demás peones italiano. que habían ya dejado el trabajo, hizo notar al gendarme que a lo lado,' del camino, en el monte, echado; en el suelo y armados Con wí¡nchester, 11 ía diez o doce negros al servicio de Pastoriza (1), 1

;<Después (le otros dos días d'e permanencia en Puerto Esperanza, donde por orden de Pastoriza se le negó todo alimento (2), junto con otros catorce italianos, veintiún españoles. cuatro rusos, un chileno, tres argentino, y un austriaeo; emprendieron el viaje de regreso a Posadas, a pie, a través del monte, sin comer, hasta que Ilegados a Puerto Krieger, les fueron suministrados algunos alimentos. Después de cinco días de viaje, viendo navegar una chata aguas abajo, hicieron señales de auxilio, siendo recogidos por el capitán que, en vista de las deplorablE\s condiciones en que los encontró, socorrióles en todo lo que le fué posible, llevándolos hasta Candelaria, desde cuyo punto llegaron a Posadas a pie (3). «Agrega Andreazzi, que durante su entrevista con Pastoriza, fué amenazado, revólver en mano, por cierto Jlaura, que se dice hijo de Antonio Maura, ex presidente del consejo de ministros en España; que el :1 de octubre, uno de sus compañeros, Alejo .J orda, español, llevado a la administración, fué embarcado a la fuerza por tres negros, en una canoa, y que desde entonces no se supo más nada de él, contestando invariablemente el señor Pastoriza a las repetidas pre-

(l) Esto de los negl'Os qur- aparec-en arnenazarlns por todas part es, debe ser una obsesión. En enero del cOl'l'iente año, "¡sité el Obraje y no encontré sino un hombre

de color:

exceJente músico de la costa.

un brasileño,

y cocinero

(2) El ;Jlgeniero no e1'3 suyo. Puerto

Pastoriza Esperanza

la chata «La M lsionera», cuyo a los trabajadores deponentes. (3) Puerto sitna<lo

desertor

de la marina

de la sl1h~(lmil1istra(lión

no pudo ordenar nada pel'tenece precisamente capitán

condujo

Se exajera al parecer, del iberada mente. Esperanza y Puerto Kriegel'. Ya he dicho una

legua

escasa

del Obraje

de guerra

del centro,

legnas

en un establecimiento a la misma propiedad

generosamente Los obreros en otra nota

de la Compaíiía

de su país,

a cuatro

hasta

que de

Can dclnr ia,

se embarcaron que el primero

en está

(le 'I'ierra s y Maderas

del

Iguazú, y el segundo, más o menos a igual distancia (le aquel, casi frente a Ñacunrlny. El trayecto a pie desde Cruldelaria a Posadas, algo más de tres leguas, lo hicieron en una tarde, sin apresurarse demasiado.

215

O'unÜ1:;de sus connacionales que se encuentra muy lejos (1); que una ~oche, al llegar el declarante al almacén del obraje, :rió en un cuarto interior, atados -Ios codos a las rodillas, a un correntmo cuyo nombre ignora; que el capataz Danito, lo castigab.a .con rebenque, ,redoblando los golpes cuando la víctima imploraba piedad ; que la misma noehs, atado y amordazado, fué llevado al monte sobre un caballo, ro~~ado de cuatro negros también a caballo y que desde entonces no supieron más nada de él. «Antonio Federico, italiano, de 20 años, soltero, declara: «Que fué como Andreazzi, conchabado en Bu~nos Aires por cuenta del señor Pastor-iza. Después de un mes y medio de su permanencia en el Obraje se encontró imposibilitado de trabajar debido a una llaga que tenía en una pierna, llaga que se l~ ~1abía. ~gusanado por falta de cura. Pidió medicamentos en la administración y le fueron negados. Un empleado lo apostrofó con las siguientes palabr~s: «Us, zrineo'" de m ' , , , , hij o de , .. , Váyase al ted me VIene a macanear, '" .... , , », y el ingeniero Weilmen (2) norteamericano, inspector ~e los trabajos, le dijo: «Algún día te voy a pegar un balazo». La 111ISma tarde fué obligado a ir al monte, a tres leguas de la costa, siendo , . t e obli '" zado a trabaj al' , N o pudiendo absolutamente a 1 (1,la SlgUlen e . hacerlo, fué atropellado por un capataz negro, del que Ignora el furiosamente con el machete , en las. espaldas. nom 1)l'e. ~'oolpeado '" ~ De nada sirvió que el declarante le pidiera de rodillas piedad. Esto no hizo más que enfurecer al negro, que siguió ~olpeándol~ hasta que el declarante disparó hasta donde estaban varros cornpaueros, siendo alcanzado por el capataz, que le dijo: «Si te encontraras solo y un poco más adentro, yo te hada ganar la gra~de» .. " _ «Extenuado v herido, fué llevado a la admll1lstraélO~, ~~nde que rían obligarlo a trabaja r en el monte, más l-jos. Consiguió por fin, ser aerezado a la cuadrilla de españoles. l ('" e» -. 1 3«Antonio Federico, presenta señales en las, es~~ 11' (as, y de una " ga en la pierna, todavía no cicatrizada, de un diámetro de ~lete milímetros. . «Luis Pianazzi italiano, de 28 años de edad, fué cOll,tratad? bC01~0 ' 1'0' l)asaJe para aJar. lo 1 : s Debido, a los malos tratanuen, t os pie I S l erna '. . . ., d Mnrio Andreazzi. y le fué negado. Confirma en todo la declaración e f .

(1) El raso

(lE

este

obrero.

que se le daba

como

muerto,

o u pa una

t erior

(~)

Debe

referirse

al ;11gel1iel'o a len.ám , señor

Walter

Rastoffo.

nota

an-


2J(j

BOLETfN •

DEL DE ·P.\RT.\~lE:\TO

X.\ClOXAL

DEL

TR·\I3.\:O

Se encontraba presenta cuando el' . de los codos con f . lllgel11ero Pastoriza lo hizo atar , una aja colorada. Vió a An toni '. llego al campamento después d lb' ~ amo Fedenco. cuando " 1 ' ~ s ue la el' SIdo ea stiga 1 1 y VIO as heridas todavíasanO'r;enta (Opore capataz, Danito, mandó embarcar a l~ f' ,: s. 10 tamb,en cuando el capataz . a uelza en una cano' a Al ejo J arda el día 3 l. b a, por tres negros , e (e octu re Vió al' .' un cuarto interior del al ' 1 . . peon correntmo en . macen (e la administ ., ' piernas, y lo vió pasar cuand 1 11 racion, atado por las . o .o evaban al mont. cuate" negros armados.. e e, acampanado de

V.,

~.,

«Ca1'los CaselLi, italiano de 25 ,,- , O ., 1 ,o,no~ onfirma en t d 1 ración (e Andreazzi Lo " .. o o a decla" . 1 . VIO con una faja colorad . . " e sargento de policía M.. . L '., e a, y sintió cuando , "arlO ezeano dijo . L . un chancho» Vió al C t' ' . « o quiero matar como orren 1110atado en un presenció cuando Danit l' cuarto del almacén y ~ o o castIgaba Con h llevaron al monte lo' cuat un mac ete y cuando lo . ~ . 1'0 negros. AgreO'a 1 d' el lllD'eniero Wil _ " que e la 29 de octubre " mer, acampanado de cuatro n U'" chester, deshicieron las ca egros armados de wín. rpas en que estab lo i d que formaba parte gritand . S' ' a a aJa a la cuadrilla de . ,o. « 1 ustedes se van 1 R morir de hambre' de tod d por e monte. van , ,o os mo os los vamo t El día 29 de' octubre fué d 1 s a ma al' a balazos». ue cuan o os 'peones se bajando a causa de los 1 . . negaron a seguir tra. , ma os tratanllentos. «J OSe Batalla, español de 18 años V·' con rodillas y vió cuand~ 1 t'D 1~ al correntino atado, codos e capa az aníto lo casti b O' rrentino pedir auxilios grit dA" 19a a. ,YO al co, rtan o· « yudenme he ,~ gan sufrir así . péD'uenm ti S . rmanos .. \0 me ha, <:>. e un Ira» e encontró t una carpa el día 2.9 cuando 11 " "n:'l o con o ros españoles en , ego vvu rner y 'la dó d tanda: «Si no salen ense uida 1 . man o eshacer, gri. . u" • g ,es voy a pegar unos tiros» . «Loreneo m.'/,?'. de 36 años O f . lla por lo que se' refiere al co· °t~ rmpi:ltoda la declaración de Bata. rren 1110 rezuntó po ' 1 . Y le contestó un capataz' Q , . b r que o casÍJgaban e o. « ueria escaparse 1 bi d .. tración y ahora paga la t (e ren o a la adminis. , c' euen a». «Jua« Morata Calmón, español de 4 de fiebre desde varios días f " d O anos. Declara que: Enfermo , ue saca o de la carpa 1. . Welbsr quien le qUI'tO'tod 1 .. e por e mgemsro , as as provisio dici d monte a comer yuyos» Pidi t nes, IClCn ole: «Anda te al . ". 1 10 en onces pasa' Li . y éste le quiso cobrar $ 53 S . je a lllgel11ero Pastoriza, al m .: . upo que J arda fué llevado a la fuerza e • ante, y cuando pidió sus noticias, Pastoriza le contestó que estaba mejor que él.' .

e

«Francisco Gil , espanoi, - 1 de A 9' anos declara' El ?O 1 t J presentó al ingeniero Welber, teniend'o una ll.a·ga el~lla(e oc u )re se pierna, con ~c

e

EL C.\SO DE pr;ERTO

SEGUKDO

2)7

gu~ano~, pidiendo medicamentos; y el ingeniero, después de llamarlos despectivamente «gallegos y tunantes», lo mandó con un papel a Pastoriza, diciéndole: «Póngale aguarrás».' «Declara que llegado 'Pastor;za, éste, con una orquilla de mujer, le sacó los gusanos y le lavó con sublimato. Que ésta fué toda la cura que le hicieron, teniendo que recurrir a un criollo para conseguir mil" remedios. Supo que habían llevado a J arda. Preguntó varias veces por él, pero nunca pudo tener noticias. «Antonio 8magluk, ruso, de 19 años, declara que: Juntamente con otros 40 y tantos rusos pidieron una tarde al ingeniero Welber algo que comer, pues se encontraban exhaustos por el trabajo penoso y por el excesivo calor. El ingeniero, por toda contestación, les intimó se fueran inmediatamente, y golpeó con la culata del revólver en la espalda a Pedro Korrnoski, gritando: «Si no se van enseguida a trabajar todos, los mato a tiros». Cuando el declarante fugó del obraje, dejó a Korrnoski enfermo y a los demás rusos en condiciones deplorables. Declara que son manejados por negros que los amenazan continuamente y leS obligan a efectuar los más rudos trabajos. «Antonio lVab'oski, ruso, de 26 años: Confirma en todo la declaración de Smagluk. Llamado a Buenos Aires por la familia, se presentó a la administración pidiendo pasaje. El señor Pastor-iza le contestó : «Váyase a la m ..... ». En seguida fué obligado a ir al monte él trabajar, y lo dejaron dos días sin comer. Al cabo de los dos días, se dirigió a pie a Puerto Esperanza, siendo atacado en el camino por seis negros armados de wínchester que Ie ordenaron volverse, c1iciéndole que en caso contrario lo iban a matar. Consiguió, por fin. llegar a Puerto Esperanza y juntarse con los otros compañeros. «Adolfo Roche. español, de 19 años. Dice que estaba presente cuando la cuadrilla de turcos se presentó a la administración pidiendo pasaje de regreso y fué despedida con amenazas y malas palabras; que él y otros dos compañeros más, tres de ellos enfermos, pidieron a su vez pasaje para bajar, y que le fueron negados. «Ramun» López, español, de 26 años: Declara que era capataz en el obraje y se encontraba en el campamento de los españoles cuando el ingeniero Welber mandó echar abajo las carpas y llevar' todos los comestibles. Estaba presente cuando el ingeniero dijo: «Gallegos de m ..... ; vayan a trabajar, pues de lo contrario no tendrán nada que comer, y si no mueren de hambre, morirán a balazos». Vió cuando el ca-pataz Danito, llevaba con el machete en la mano a Jorda, de quien no tu va más noticias. 'I'iene conocimiento de los malos tratamientos infligidos a los italianos y a los rusos.


BOI,E1'íN

DEI~

DEPAR'l'.I:IIE)/'l'O

l\.\CIO)/.\L

DEL

El,

'l'R.\13.\JCJ

«/t')'Ctllcisco Uabaleiro español (le 2' L'" 1 ".1 -:t anos Estaba p t <.1o .l' ec crico Ilezó del rnont 11' d " resen e cuan. o e 01 an o, herido y ovó 1 ' 1 ma 1os tratan11entos sufrid Vió '.' e le ato de los " ". 1 os. lO a AndreazzI atado. <dI al ~o 1 omasuu; Italiano de 28 afios c' fi ción de Amdreazzi Vi' t. 'b" s. o~ rma: en todo la decla. .' o arn ien al correntino ato d ti malos tratamientos inflizido t d e a o. on r111a los . o s a o os los peones «A nac! Rossi, italiano de 23 año V" . . a la presencia de Pa;;to".., S. I~ que Andreazzl, fué llevado e 1IZa, y cuando este y ~I 1 -con los '}JUllos en la cara N . '1 .aura o amenazaron e • o oyo as palabras (lU . encontrarse lejos V·' ,l . i e pronuncIaron, por . 10 cuando lo ataron por 1 l ~ -en el bote.» os COCtOsy lo llevaron

e

Á

He anotado ligeramente a la . términ os de todas las demá e prnnera . decla~'aciól1 porque los puedo dar fe de' s, como se ha VIsto, giran sobre elia. No e , escenas que no he presenci d " . 'que en el obraje haj o un t d la o y me inclino a creer .. " es a o anormal de cosas 1 .cido algunos hechos desag -ad bl . . , se rayan produ. es pero lo que no puedo adm~tir a a , propios de esas situaciones; .asunto, en razonamientos ló 'i~os poyado. en la. documentación del que el incidente no fué prov~cado y o:~ lImpresIO~:s personales, es 'estrictamente su contrato con los p , a Compal1la,-que cumplió meter los des d ob1eros,-que ella no pudo comanes e que se la acusaba y f' 1 repetido, que el enojoso caso fué Ii ' ma mente, vuelvo a intervención extraña y por 1 co~p icado y agravado por una H 1. 1 . 1 o menos, inexperta e informal. ec la a denuncia en la policía y encaminado el as . ma que queda expresado el _. unto en la for, senor agente consular Ferni 1 ' a tratar con la administración de la Com añía P mco a, ~n:ro con lo~ respetos y atenciones dignos de ~u cal~nO os~das .. RecI~I~o .Pastor-iza, manifestó, desconocedor tal vez d 1 g , :01 el mgeniero lla y los trabajadores estaban obligados e ~ont~ato a que aquecuen to del 45 '1c .' ' su extraneza por el des. o que se queria hacer a los obrero" it li 1 ceder a ]a liquidación definitiva de sus jornales ~ a ~an,os a ?rotr~dor, le respondió e:x.hibi'éndole el contrato . ,11senor adminiscláusula quinta, le afirmó s~ propósito de C~ñ; a rema,rcarle la ción de 1 _, rse, en representaa con~pama, a su rigurosa observ,ancia, Después d . t de una narración completa que Li '_ e es o y .d e lo di d' e ingeniero senor Pastor-iza le hizo suce 1 o en Puerto Segundo" el señor Fernícola insinuó el {l.e~e: (le levantar una suscripción entre los miembros de la coleetividad, para costear los pasajes a los obrero t .: Rosar-io de S. t F B ' s compa riotas hasta el e an a e o uenos AIres El . . 1, Iii _ , . mgel1lero señor Pastoriza e (lJO entonces, que el verra con agrado su desesti miento por cuan-

C.\SO

DE PUERTO

219

SEGUNDO

to se ocasionarían mol-estias que el quería evitar, rogándole aceptara, como espontánea oblación de la Compañía a una obra de caridad, el valor íntegro de los pasajes. Alceptado el ofrecimiento por el señor Fernícola, y comunicado el valor a que ascendían aquellos, le fué enviado un cheque a su nombre,' contra el Banco de la Nación Argentina, por cantidad de doscientos ochenta y tantos pesos (1). Resuelta así la situación de los obreros italianos, quedaba aún pendiente la apremiante de los españoles. El corresponsal de «La N ación», don Raimundo :B"'ernández,~que con el de «La Prensa», señor Suárez, habían informado minuciosamente )r extensamente a sus respectivos diarios sobre las incidencias del asunto, exponiéndolo en su verdadero carácter,~(2) fué en ayuda de sus compatriotas ya abandonados por los .que le habían prometido atenderlos, e inició, entre un corto número de amigos, una suscripción con objeto de costear los pasajes de todos 'ellos hasta Corrientes.-Gubierta en breves momentos la cantidad necesaria y satisfechos los gastos de hospedaje, algunos se embarcaron para Corrientes, como lo tenían proyectado, y otros se enuplearon en las obras del puerto de la vecina ciudad paraguaya de Encarnación. El señor Raimundo F'ernández consideró prudente pedir a los obreros españoles una exposición escrita de todo cuanto les hubiera ocurrido, dejándolos en absoluta libertad,-en lo que a el se refería,-para hacerlo en la forma que creyeran conveniente. -La exposición de los españoles, producida bajo las influencias de ambiente y personas ya r·eferidas, es Ia iguiente: «Posadas (3), noviembre 15 de 19l3.---,El día 1.° de septiem.brf' del año corriente cuando Buenos Aires estaba en una situación muy cr itica por causa de trabajo, fueron pedidos a la Administración de 1'1'ahajo que el gobierno por aquel entonces tenía establecida en di-

(1) Lamento das

que la pérd ida (le una pieza

al Departamento

Nacional

exposición

la carta

la anterior

del administrador

(2)

Los grandes

que acompañó

de Puerto

sales

en Posadas,

parte

de ella. Las .eornun lcaciones

sus

archivos. (:1) Se respeta

rava dcs, conceptos,

han

sido

información,

la redacción hechos

textual

posteriormente

exp'licando

referidos,

por más

racibiero»

a la. presen'te como

llamar

asimismo

el ruidoso

asunto .

de sus correspon-

que no se publicó

que la contenían

y gramatical para

por mí lIesde posaagregar

de la empresa,

SegulHlo,

telegráficas

enviada

me impida

al donativo

dia.r':os metropo~ita.nos copiosa

postal

del Trabajo,

sino pequeña

deben

de la exposicióu. la atención

figurar

en

Los .sub-í

Fobl'e

ciNtos


1,

I1

HOLETí:\ DEl. DEP.\R'l'.\ME:\TO

:\.\C'lON.\L

221

C.\SO DI!: PCERTO SEGl!)fDO

El,

2:20

DEL TR.IIl,IJO

Cl~~ ea pital, ~30 hombres, de varias nacionalidades, figurando 50 espanales en dicho pedido ' p"ar a tr1a baajos i f erroviarros, .. , . desmonte de tie. Ira~ et?, para Puerto Segundo: Nadie de los peones que veníamos ~bla .Sl Puerto S,egund~ estaba muy lejos o cerca; tratamos (le e averiguar cuan~os días temamos de navegación por el personal del vapor en que íbamos, más tan sólo hemos sentido varias interpretaciones: uno nos decía una semana, otro cuatro días ,e.otro quinc o' quc , üs¡ ya empezo antes de lleqas: a Posadas muclia anguS'tria a reinar entre nosotros y niuclui más cuando ell Posadas a¿ trasborda l' a nna e 7w t a . ~ rehusaron ,11WClIOSsalir del vapor, 11wnos que con certeza se 1/0S dije~ m c:onde ¿br¡,nw~ cuantos ,días teníamos de navegación, y que para ~ue",tra conducción fuera puesta otra chata G vapor, por estar la que íbamos '. 11ena el .'a transbordar .. en pésimas condiciones ' llevar una bod ega e comestibles, la tripulación de la misma chata y más de 150 hombres, y nos pa:re~~a que tanta gente no permitiría la ley que fuéramos :mbarcado: en ~1,cha3 con~icione" y en el mismo Posadas queríamos . aber~o, mas S~blO don LUIS Pastoriza y con sus palabras persuasivas que tiene medio nos . convenció por el., momento y el senor . . Ingemero que con no-otros hIZO el viaje, viendo el descontento que reinaba entre nosotros, ~nandó a pedir varias cajas de cigarrillos, algunas bolsas de naranjas y las repartió entre nosotros, con lo que por un momento ha;ta que llegó la hora de acostarse cesaron un poco las protest~s, mas al acostarse volvieron a renacer por ser casi imposible que toda .la gente pudiera dormir en tan corto espacio, y además por es:ar mojada toda la cubierta de la chata. Protestamos, llamamos, mas nuestras protestas no fueron escuchadas por nadie sino que cuando n:)s cans~¡~os tuvimos que callamos, nos cubrimos por completo de inmundicia, además del cuidado que teníamos diariamente de cam biar hervir la ropa. Las noches siguientes las pasamos un poco ~nás tranquilos, por la chata atracar a tierra y damos permiso para ir a dormir a tierra. «El día once llegamos a Puerto Segundo, a la media tarde próximamente, y el doce empezamos el trabajo tan sólo una parte del perso~al por no tener aun la Compañia las herramientas precisas. Siendo muy larga" las tardes y el trabajo pesado, acudimos a nuestros eapatac~s para que intervieran con la administración a fin de que se nos diera mate a la tarde. Ellos nos dijeron que se presentaron a la administración y que ella contestó que por el momento no podía acc~cler a nuestras súplicas, por causa de no tener bastantes preparativos : pero que para el primero de octubre se nos daría. Espera-

y

(e

mos dicha fecha y no se nos dió. El día 2, a las 12, durante el desC(L)180, bajam.os la mayO?' parte de los ciento cincuenta a ICt admvn-istración a pedir se nos diera el. (bicho maie (1). En medio de nosotros se presentó el ingeniero y nos requirió qué deseábamo' y Alejo J arda, compañero nuestro, tomando la palabra, dijo que pedíamos se no' concediera el mate a la tarde y que por quincenas se nos pagara o por mes, contestándonos el ingeniero que faltaba el administrador, que no podía acceder a nuestras súplicas sin él estar. ;yosOtTOS al ?/O sCJ'I/OS lo que, pedíarnos concedido detenninamos a la tarde dejar el trabajo (2) con orden completo entre nosotros, y los capataces acudieron a dar cuenta de nuestro proceder, presentándose al poco rato el ingeniero, acompañado del apuntador para apuntar la comida de la tarde o el tacho como ellos dicen. A la caída de la tarde se presentó el señor Pastoriza en medio del campamento y llamándonos y quedando nosotros en silencio en su presencia, n03 dijo que el más lenguado tomara la palabra, y la tomó el español Juan López y dijo pedíamos el mate y se nos abonara nuestro haber por quincena o mensualmente en Puerto Segun9.o. El señor PastoTiza ¡¡OS contos'tó que el haber se nos abonovia p01' quincena o mensnalrnente como qlli$iéJ'Q.lnos, que' los ?'espectivos capataces avisaTía?t con anticipación pam sabe?' quien era quien quería la plata en mano, que él no respondía el!' aquel que la tnioiero, si algún día amanecía Si11 cabeza (3). Tocante al niaie que la administmción sabía mejoT qlle la peonada lo (jllc le convenía, que ya tenía la costu.mb?'e de da1·1.0desde' elLo de Soz;iemb1'e y no diciéndonos si o no, nos TlTcguntó si ctl elía siguiente sl'glliría11ws' trabc¿jando Y le conte~a11'iOS que sí. El día 3 se presentó el ingeniero en la cuadrilla en la que trabajaba Jorda y le dió orden de bajar al- escritorio a recojer las Iihretas que

~T

(1) Ya se ha dicho que la empr.esa no estaba obligada a dárselo. (2) Se producía el estado de huelga, estado especialísimo all i donde los obre'ros vivían, tración

en el mismo .e.stablecilI;iento,

acusó a Andreazzi

en el Obraje abanr1ouarlo

y llamándolos,-según o alejarse

dice la empresa, vos

,

deten

i.]

temporal'iamente

o. A Jonla,

exigió

de las cuachillas

cosas y continuando

a'l destacamento

policial

de Puerto

que aceptó

el alejamiento

el robo son así inevitables.

que

del orden optaran

obreras.

de las cuadrillas,

por

Andreazzi,

sus trabajos Esperauza

a una plantación de pasto clentro del mismo establecimiento. (el) Dentro de los obrajes no E",',sten servicios permal1entes ratería,

La adminis-

de perturbadores

su veTsión,-les

se negó a ambas

fué enviado

siendo por el alimentados.

Y a J orda de agitadores,

c~nvulsi.

en cahd:;.d

.de,

se le destino de pol ie.ia. La


222

BOI,ETlx

DEL DEP.\RT.\MEXTO

~M:101\.\L

DEI,

'j'R.\/l.\JO

estaban para ser sumados los dato del mes en el mismo, ~. de.-pué (~e estar mucho tiempo esperando, el apuntador le mandó que Sl' retirara a, la carpa sin llevar tales libretas y pasado por junto 11 la carpa. numero ~9 en la que se encontraban Eduardo ~ago. (quien trabaja en la misma Compañía agujereando durmientes, hov creemo. en, Puerto Primero), y Francisco Abad, tomando en bom billa mate, allí S2 detuvo él también, y al poco tiem:po . e presentó uno que se llama mayordomo del monte J' otro indi viduo con machete en mano y ,d~ciénd,~le y l~evándole en medio que le siguiera junto de la admmu,traclOn, quien mandó fuera llevado en una canoa con cuatro h,o;llhres río a,rriba, sin saber nosotros adonde, sin saco .lJ sPfflÍJI t'el'SLOlI de trabajadores del pais alado de pies y ¡nano..; (1). Por causa de, esta noticia, e~ ,la cu~?r'illa de Jorda dejaron algunos el trabajo, haJ~,ndo a la administraeirin el capataz Felipe (hoy en Buenos Aires) ,y E~uardo Lago, J' le;; contestó el señor Pastoriza que siguieran si quenan el trabajo, que para cada español tenía quince correntinos y para 150 que éramos él tenía 400, cuya orden, al ernos comunicada por Eduardo Lago, le saltaban las lágrimas de los ojos, Soliei, taro,n en día ,festi vo ir a ver a Alejo J orda, Juan Salas, Lorenzo Xlír, l\Larmo ?arses y Juan Roselli, y se les contestó que estaban muy lejos, que se Iban a cansar, que si hacía mucho tiempo que no lo habían visto, también el señor Pastor-iza hacía cierto tiempo que no había visto a su esposa e hijo'. Le enviaron dos cartas por el capataz Ranito (2) ,v no tuvieron de. ellas contestación, Estos acontecimiento, y otros (po/' pjmnplo ¡LOmal/dar a C/(1'CU' los enfermos que allí e,ústian, sino que el que se marcltabo se le, usurpaba toda la plata que tenía ganada (3), cohrándole p rimero 30 , , más adelante $ 3 v después $ 40, Y cuando de allí alimos, 53 que era a lo que ascendía lo que teníamos ganado, y n-:J fijándose en nada al reg:am nto que todo Posadas conoce pOI' los diarios} /lOS l! enaron de terror y espanto (4), El día 29 a las 12 y % hemos visto como bajaban casi todos los turcos ron In lingera al hombro, tratamos de indagar que querían y han dicho que si no les pagaban el halle]' que tenían se marchahnn' todo,

( 1) En el su mario instruido por el CO'l11 isarlo de Puerto Agu irre, señor Leandro Arrechea, se demuestra por el mismo Jorda la inexactitud de esa versión. (2) 6Dagnino~ (3)

Como se ha visto,

(el) Si la empresa cepto de sus enemigos,

es fácil

la demostración

de lo contrario,

Puerto Segundo pecó, pecó precisa msnts, por reñil'se dema iado a ese contrato.

('.\SO DE PL:ER'l'O SEGliXDO

El,

en

el

con-

. a reclamar a donde les hicieran justicia, que uno de ellos tenía la plata suficiente para embarcarse todos y el primer vapor los llevaria. y cerca de la noche les hemos vuelto a ver, d.eiendo q ue les pagaron. algo de lo que les debían, ::\10,;otr03 dejamos también el trabajo diciéndole a la administración que también se nos pagara, que a los. que el clima no le fuera saludable se les dejara marchar, 110 cobrándoles la plata que teulan ganada por e! pa 'aje, sino qlle· se CUIIlp'iera el reqlamenio. Nuestrtu súplicas no [ueron. atendidas y I/OSotros tampoco [uinio« al trabajo el 30. ::\[ás el 30 C01110a las 7 de la mañana se presentó el ingeniero con winchester en mano, el apuntador y seis hombres, y clió esta orden: que se ret.rara n todas las carpas y comestible" mel/O!; para ocho personas, cuya. orden fné cumplida con tal prontitud que a muchos nos tiraron encima. la carpa, no dándonos tiempo para retirar nuestras cosas, 'j' dirigiéndose a nosotros nos dió 'esta orden: que moriruimos de luunbre y cuando estuviéramos muriendo que nos pasarían a balazos, que no bajáramos a la administración más de uno, porque si bajábamos más no llegaríamos allá. Entonces alguno solicitó pedir la cuenta y marcharse y no le fué concedida, vistas todas estas cosas nos retiramos a PuertoEsperanza encontrando varios individuos armados de winche ster y machete, fuimos a pedÍ¡' auxilios a la policía y durante dos días estuvo el sargento seg ún él decía mirando si I!O.~podio. a¡')'('glaJ' cosa que él elijo era invposible. Al tercer día dijo mandaba avisar al comisa rio a quien esperamos ocho días, hasta. que en contra mos '~luien no; comprara ropa para con esa plata comer. Entonces careciendo de todo recurso. pic1iéndole al sargento se nos diera un pase, cosa que no fué concedida, determinamos marchamos a or-illas del río pidiendo auxilios en los puertos verbateros, cru zanda arenales. bos. qu cs. rio« COll el aqua pOI' el cuello y la I1ULyOl'parte descalzos y cllando ya careciamos d» provisiones y el luimbre empezaba a tlominarnos liemos, visto 'venir la cluüa «Misionera», (L quien pedimos aurilio y nos ('ondlljo hasta Caaulelaria, de donde hemos venido otra vpz camil1CLUdo luisia Posadas (J), En Puerto Espe-ranza quisimos nuuular 1('l/{~ caria para pl vicpcón~nl de Espafía U ningún capor a;.f1'(Lcaba a1?,í, decian. que Lenuui m'den, do Pastoriza de l/O atracar (2), En el ,

.

(1) Se han expuesto COl1claridad las conr1iciones en que los obreros hicieron el viaje de regreso a Posadas, No caben, pues, en esta n ot.a, otros e ome n tarios. (2) La compañía de 'I'ierras y La de ras <1e1'1guazú es una de las pocas empresas misioneras que no cuenta con servicio de -vapores de su prop ieda d., tCómo entónces había ,le or deuar semejante rlespropó it.o ?


BOLETí:\

11

DEL DEP.\RT.\:.\lE:\TO :\.\(10:\.\1,

EL CASO DE PUERTO SEGU~DO

DEL ~·R.\B.\~O

Puerto Krieger quedaron -:1: de nosotros, dos que pagaban el pasajr, por ellos y dos que se los pagaba el patrón de dicho puerto para venir a Posadas a dar parte de lo que nos pasaba. Desde que llegamos aquí no encontramos ni cónsul, ni quien. nos apoucra (1). Una persona dijo nos atendería, más a los tres días se lavó las mano', entonces medio pensamos volver a marchar caminando hasta Corrientes, más como un italiano fondero nos había fiado la comida, para pagarle determinamos arreglamos como la administración quiso. Y hoy algun03 que quedamos estamos casi sin plata, después de pagar la fonda y sin trabajo.-Firmado: Marino GaTsés.-Firmado: Alfonso F61'lIández.-Firmado: Francisco AbaeZ.-Firmado: José F81'llández.Firmado: llamón López.-Firmado: Eramcisco CaV:;alei1'o.»' «El juez de paz que uscribe certifica que las firmas que anteceden y dicen: Marino Garsés, Alfonso F'ernández, Francisco Abad, Jorge Fernández, Ramón López y Francisco Cabaleiro, son auténticas v han sido subscriptas en mi presencia.-Anto?lio Vúias.,~P. Rafael Alegre, secretario.» Los obreros que se embarcaron con destino a Corrientes, decididamente perturbados por el ambiente y las otra influencias bajo las cuales habían vivido en Po adas, produjeron ante el señor vicecónsul de España en aquella ciudad una declaración tan exajerada y distinta de la primera, que motivó un pedido directo de informes hecho apresuradamente por dicho funcionario al señor gobernador de ~Iisiones. El pedido del señor vicecónsul, fué atendido de inmediato, cual correspondía. y la nota que lo expresaba, la contestación de la gobernación y otros documentos relacionados con el asunto se remitieron a Buenos Aires, al ministerio del Iute1'101'.

Los que fuer~n a trabajar al puerto de Encarnación, abandonaron de nuevo sus tareas al cabo de pocos días y reg-resaron a Posadas. para pedirle al gobernador los enviara con pasajes oficiales a Concordia, provincia de Entre Ríos, en CU~7acampaña, decían, de 'eaban trabajar. El señor gobernador, coronel López, los recibió cariñosamente, y no pudiendo complacerlos, porque el presupuesto no le daba recursos para eso, los envió recomendados al secretario o encar-

(1) fueron

Más

adelante

atendidos,

el particular.

se

verá

el human itario

si ~'a ello no se ha visto

por

interés

que

inspiraron

lo que queda

expresado

y como sobre

gado de la orieiua de inmigración, señal' Fernando W ybert. E te señal' les exphcó el error eil '1üe estauan, la nación no pocha costear el pasaje de los obreros de un punto a otro del país, donde ellos pensaran en ¡;ontnu',,,e lllejor. El trans?orte p'e~.iódi(;o cle ~randes masas de trabajadores descontentos, Importanan erogacmnes superiores 11 los recursos del estado. Perouo pud.iéndole dar ~as¡ijes, les proporcionaría trabajo, sin pérdida de tl:JllPO.: ~se l~llSlllO día. Los trabajadores,-que ninguno de ellos tema Of~,ClOm. profesión -rechazaron el ofrecimiento por considerar bajo el Jornal de cZo~pesos, que es el tipo corriente de jornal en Posadas, pan) los peones o simples braceros. _ En esas circunstancias llegaron a mí. acompañados por el senor Wybert, quien quería presentanne el curia 'o caso. '~r~tbajé en el ánimo de los obreros, pacientemente, a fin de decldulos a. una aceptación que consideré conveniente y n~ce~aria desde él prllne~' momento, y no pudiéndolo obtener, e lllslstIendo ellos en su pnmitivo pedido de pasajes Y a, fin de dejar debidame~t~ documentado el caso, por demás sugerente,. al formular la sO~lCItud de pasajes les indiqué la oportunidad de la exposición esc:Ita, ~:le labrada ante el juez de paz de Posadas, se agrega a eon tmuacion : , «Los que snscr iben. Nicolás Gil Helmonte, Juan }Iorata, José Batallo, José Gil, Juan Cayuela, Francisco Gil y Juan. Acevedo, de nacionalidad españoles, jornaleros, declaramos por el presente ~ocumento, que habiendo sido conchabados, en el Departamen~o :::\a,eional del Trabajo, en Buenos Aires, por la empresa Frankh:l Herrera, Limitada, nos han llevado a los trabajos del ferrocarnl q:le construyen en el Alto Paraná, en Puerto Segundo,. donde trabajamos durante unos cincuenta días. De allí nos rebramos voluntariamente en busca de trabajo más remunerativo, regresando a 'esta capital el día 11 del corriente. «Hemos encontrado trabajo a los pocos días de llegar a esta, en las obras del puerto de Encarnación, Paragl1aJ~, donde, estuvimos hasta el día 24 que se nos acabó el trabajo. El dla ,2-? pasamos a esta ciudad presentánc1ol1os al señal: goberna~or pidilen dole. nos suministrase pasajes e medios de vida. . El .,seuor -gobernador nos envió al jefe de la oficina de inmlgraclOn senor Fernado vV'Vbert Este señor nos atendió deferentemente: pro~etiéndonos h;cer cuanto le fuera posible en favor nuestro. ofr-eciéndonos más tarde colocarnos de peones de albañil. ganando dos pesos por día: ofe ta que no le aceptflol11os por considerar p~~o el


EL C..\.SO DE PCERTO

¡Ij¡ t,

jornal para atender nuestras necesidades. En esta situación, nos presentamos al señor inspector del Departamento X acional del 'l'rabajo don J. E. Xikli ion, solicitando gestione ante quien corres_ ponda, pasajes para los subscriptos a fin de trasladarnos a Concordia, provincia de Entre Ríos, o a Rosario de S~nta Fe, donde esperamos encontrar trabajo más remunerador con motivo de las próximas cosechas. «En prueba de la verdad de todo lo expuesto en el presente documento, firmamos en Posadas a 26 de noviembre de 1913.-Firmado:

Fmncisco Gil Belnwnte'.-Firmado: A ruego

F'ernánde«.

de Juan

Cayuela

A ruego de Nicolás

Lanús.

José Batallo.

Gil por no saber firmar.-Firmado:

A ruego de Juan Mbrate por no saber firmar.-Firmado:

ciani,

A ruego de José Gil por no saber firmar.-Firmado:

Moraiz.-Juan

R.

por no saber firmar.-Firmado:

Aceuedo.

L. V. G. FronIsidoro de

«El juez de paz que suscribe certifica: Que las firmas que anteceden y dicen: Francisco Gil Belmonte, José Batallo, R. Fernández, L. V. Lanús, G. Fronciani, Isidoro de :Jloraiz y Juan Acevedo, on auténticas y han sido suscriptas en mi presencia, así Como que los señores Juan Cayuela, Nicolás Gil, Juan Morata y José Gil, han autorizado re 'pectivamente, a los señores R. Fernández, L. V. Lanús, G. F'ron. ciani e Isidoro de :Jloraiz, para que firmasen a su ruego, por no saber hacerlo.-Antonio Viña«, juez de paz.» Felizmente para los obreros y para nosotros, que no hubiéramos sin duda obtenido pasajes, se reanudaron pocos días después las obras del puerto en Posadas y allí se les pudo conseguir jornales de $ 2.50 con los cuales quedaron satisfechos. El señor ministro plenipotenciario de España en la Argentina, se dirigió al señor ministro de Relaciones Exteriores solicitándole informaciones sobre el asunto de Puerto Segundo; la nota correspondiente fué pasada al ministro del Interior, y éste la pasó a su vez en vista al gobernador de Misiones. Encontrándome aún en Posadas, el señor gobernador solicitó mi impresión, la cual se expreso así en el expediente de referencia:

«Señor gobernado¡': La intervención Nacional .¡

del Trabajo

en el asunto

tomada por el D.epartamento que motiva este informe, se ha

SEGCC\'DO

mantenido dentro de la e fera de su propia aCClOnespecial. Puedo asegurar ~ V. S., basándome en serios e irrefutables el~mentos de juicio, que la Compañía de Tierras y :Jladeras del Iguazu, ha. cumplido estrictamente -en lo que se refiere a jornales, formas y tiempo de pago, manutención etc., con todas y cada una de las cláusulas del contrato celebrado con el Departamento a que pertenezco, y merced al cual obtuvo el concurso de los ciento cincuenta obreros extranjeros a que pertenecieron los trabajadores últimamente retirados de las obras de Puerto Segundo. Respecto a los malos tratamientos que se dice han recibido. dichos obreros de parte de la empresa que lo contratara, V. S. sabe la formal denuncia hecha ante la autoridad competente por ciertas personas que en esta ciudad asumieron su r:presentaeión, y es a esa autoridad a la que le corresponde pronunciarse sobre el particular. «No obstante lo expresado, debo hacer presente a V. S. que el DBpartamento Nacional del Trabajo estará en cond~cio~·es .de satisfacer cualquier pedido de informes que en el sentido indicado se le hiciera, apenas regrese el que suscribe a la capital fed~~al y h~ga entrega a su presidencia de la abundante documentación reunida al efecto. Saluda respetuosamente a V. S.-José Elías Niklison, inspector del Departamento Nacional del Tra:bajo.-Posadas, diciembre de 1913.» Tales son, señor jefe, los detalles relacionados con ~l caso de .Puerto Segundo, que tanta repercusión adquirió por la importancia excepcional que ciertos diarios le prestaron.


CONC1USION


·'.~.

>

,:it· ', .•, •

Tales son, eñor jefe de inspección, las conclusiones a que he llegado en mi gira de inspección y estudio a los obrajes y establecimientos yerbateros del Alto Paraná. Insisto en afirmar que he procurado ver todo, y que sin ninguna reserva he trasladado a este informe todo lo que he visto, acompañado siempre. de la impresión . personal-exacta o no, pero sincera siempre-que los hechos observados me han merecido. Problema vasto y complejo el que los obrajes y yerbales del Alto Paraná presentan, pienso que es susceptible por lo menos de una solución parcial. Para buscar esta última conviene tener en cuenta una serie de circuustancias que traducen,a mi juicio, los términos simples y aislados que concurren' a formar el problema. Los factores primos sobre los que, en mi concepto, habrá de apoyarse toda la elaboración de la ley de reglamentación y protección, son los siguientes: 1.° El tm1)a.iador. Una buena parte del mal reside en el trabajador 'mismo. Su falta de instrucción y de moral, sus hábitos hereditarios, la inflexibilidad de sus costumbres ajenas a toda evolución y su absoluta falta de resistencia para reaccionar contra el medio, lo convierten en un factor propicio para el mantenimiento indefinido del actual orden de cosas. El peón es una víetima del obraje y, sin embargo, parece que no encuentra, en los horizontes de su vida. nada más que el obraje. Cuando después de muchos 'meses de permanencia en el obraje vuelve a Posadas', no tiene otro pensamiento, ni otra idea que la de regresar al sitio de trabajo momentáneamente abandonado. Esta atracción, que parece inexplicable, se traduce en casos prácticos más inexplicables aún. Un peón de obraje abandona su trabajo y se hace gendarme de policía, con excelente sueldo y cómodas condiciones de vida. Pero, al poco tiempo, solicita la baja para volver de nuevo a la selva a trabajar como peón. . , De todos los factores que concurren a plantear el problema. es 'este uno de los de más difícil solución. Con peones argentinos llevados desde otras localidades o con peones extranjeros, las condiciones de vida y de trabajo de los obrajes hubieran evolucionado y acaso


232

BOLETí-,

DEI,

DEPARTAME-,TO

-,AClOXAL

DEL

TRAB.\JO

c~lUbiado radicah~ente,. sin necesidad de preceptos legales, por propia y natural resIstenCIa de la nueva rnass, obrera que no pudiendo adaptarse a los regímenes y hábitos del obraje hubieran conseo-uido 1 ' :::> , a p azo mas o menos largo, que las costumbres del obraje se arnol. dara.n a sus hábitos de "ida. Pero el peón del obraje es un peón excepcíonal que contribuye a que la situación excepcional e mantenga. Tan excepcional es, que ni siquiera come pan.

2.° La naturaleza de la indllst¡·ia.--Si la teoría no lo indicase.

la p~'~ctica ad,qu~rida en el desempeño de mis funci~ne., de inspector. visitando fábr icaj, y talleres me habría enseñado la notable diferen. c~a que las. industrias presentan, bajo el punto de vista de sus propras modalIdades, a los efectos de una reglamentación. En unas, la il'eglal11'entación aparece Como fácil. En otras, preséntase difícil. Creo no equivocarme al decir que los obrajes y establecimientos yerhateros del Alto Paraná, caen dentro de esta última clasificación. ~o sólo los establecimientos se encuentran dispersados en una extensa zona geográfica desprovista de medios fáciles para el trans. porta, sino 'que, dentro de cada establecináento, el mismo personal obrero se encuentra disperso en los diversos sitios de trabajo. Exagerando un poco el contenido de la frase, podría decirse que, cada obrero, es el propio patrón de sí mismo. En su interés está alargar la jornada, para percibir mayor salario; y para comeguir esto último alarga la primera en forma gravosa para su salud. Pienso que una reglamentación legal sobre la forma de ejecución del trabajo (jornada, descansos intermedios, prevención de accidente o de enf'ermedades del trabajo. etc), sería sumamente difícil de alcanzar, por oponerse a ello la propia naturaleza o la naturaleza especial de esta industria. En mi concepto habría que ensayar una legislación progresiva que partiendo de principios fáciles de cumplir llegase a solucionar, dentro de un determinado plazo de tiempo, todas las dlfieu ltades e inconveni-entes que la presta ción del tra bajo presenta en su forma actual.

Los inte1'medía1'ios.-En este factor reside una buena parte de la cuestión. Suprimir el intermediario o conchabador equivale a alejar una fuente rica en disturbios continuos. El conehabador significa el anticipo, el engaño y el empleo de medios deshonestos. Afortunadamente, este grave mal, parece ser de no difícil eliminación, afirmación esta que se corrobora tomando en cuenta lo que el Departa, mento Nacional del Trabajo ha hecho en Bueno" Aires, con los dueños de agencias partic ..ulares,

CQXCLUS¡ÓK

233

Finalmente, creo que sin una ley especial, sobre la cual sea posible reglamentar el trabajo de la región, resultará inútil, después de las ya efectuadas, toda inspección informativa que se ordene sobre los establecimientos industriales de ~Iisiones. Las especialísimas condiciones en que se realiza el trabajo en aquel territorio, sus formas, sus modalidades y recompensas, ya son conocidas, porque se ha puesto el mayor empeño en evidenciadas por completo. Lo que era dado hacer, ha sido, pues, hecho. Falta ahora que una ley previsora corrija prudentemente los defectos y los males que surgen claros y precisos de la situación actual expuesta, y entonces habrá llegado recién el momento de vigilar su cumplimiento. Pienso que al establecer la inspección de los establecimientos argentinos del Alto Paraná, debe proveérsela de todos los elementos necesarios para que pueda satisfacer su cometido, sin tener que recurrir en ningún caso, al menor auxilio de las empresas. La hospitalidad de éstas o los elementos que puedan prestar para el desempeño de cualquier comisión, producen' en el ánimo del _funcionario sentimientos de carácter personal e Íntimo, incompatibles, hasta cierto punto, con los sentimientos impersonales más altos, por cierto, que inspira el deber de los servicios del Estado y de la comunidad. Y la hospitalidad y los servicios de las empresas, que a veces adquieren ligeras y nobles formas, otras e presentan bajo aspectos molestos para el empleado educado y decente. Las comisarías y destacamentos policiales del territorio, bien :scalonadas a lo largo del río, podrían constituir, previamente provistas de los elementos más indispenasbles, los centros de recursos y de operaciones del inspector o de lo inpectores del trabajo. Algunos montados y una pequeña carpa para los viajes largos, bastarían por • el momento, ya que los agentes de las comisarías o destacamentos podrían acompañados en sus viajes de inspección. Saludo atte. al señor jefe/-José Elías Niklison, inspector.


APENDICE

t

t


Cuestionario pasado por el inspector Nik1ison a la jefatura. de policía de Misiones

A su llegada a Posadas, el inspector Niklison pasó a la jefatura de policía de Misiones con asiento en Posadas, el pedido de los datos que se consignan en el siguiente interrogatorio: Informaciones detalladas sobre las condiciones en que se efectúa el conchabo o colocación de obreros argentinos para enviarlos a los establecimientos industriales de los 'Paises limítrofes. a) Nómina completa de las agencias o personas que los contratan, expresando en el segundo de los casos la nacionalidad, antecedentes y domicilio de dichas personas. b) Formas de propaganda empleadas por los agencieros o intermediarios. Comisiones ¡que en tal caso perciben. e) Contratos o compromisos de trabajo. Procedimientos usuales y corrientes en lo que respecta a su forma. Libretas o documentos de contrato (si existieran se procurará obtener originales o copias debidamente autentieadas). el) Salarios que se estipulen o empleen en realidad. Períodos convenidos para el estipendio. Anticipes. Condiciones bajo las cuales se conceden. e) & Es permanente o periódico en el Territorio de l\1isiones los contratos de trabajadores argentinos con el destino ya indicado? Si lo segundo ¿ en qué épocas salen y regresan por lo general? f) Los mencionados obreros se dirigen a esos países solos o acompañados por sus familias t ¡, A qué cantidad aproximada asciende su número por año? g) ¿ En qué forma y circunstancias se realiza el transporte hasta los lugares del trabajo'? Nómina de las empresas de navegación que lo efectúan, manifestando las relaciones comerciales que ellas mantengan con los contratantes o destinatarios de las peonadas, 71) Se asegura que la policía ha debido intervenir reptidas veces en casos de desórdenes producidos en el puerto de Posadas, por con-


238

BOLETÍ~

DEL

DEPARTAME~TÓ'

NACIONAL

DEL

~hab~dor:~ y conchabados. Casos, caracteres y circunstancias de esa llltervenCl~n. Detalle de los antecedentes que al respecto se tengan (convendría una nota memorial independiente, breve y sintética sobre el punto indicado). i) ¿ Qu~ datos ~e .tienen, o, en caso negativo, qué pe;sona o personas pO~Ian suministrarlos precisos y exactos sobre el tratamiento que reciben lo trabajadores argentinos de parte de las empresas o patrone para lo cuales han sido contratados ~ j) & Qué noticias se tienen asimismo sobre el costo de la vida obrera en los lugares en que dichos trabajadores ejercitan su acción? k) .¿ En qué puntos del Paraguay y del Brasil se hallan ubicados los establecimientos industriales hacia los cuales son dirigidas por lo general las peonadas contratadas en misiones 1 l ) Jornada de trabajo. Costumbres. Género de vida. Zonas a que se les dedica. Reglamentos y disciplina internos.

TEMPERAMENTO

l'>fORAL

Concepto que merece a la policía el tipo moral más común entre los hombres q~e se contratan. Detalle minucioso sobre sus hábitos y costumbres bajo el doble punto de vista de la moralidad v . • del t ra _ bajo.

Contestación de la jefatura de policía El interrogatorio

que antecede fué contcstado así por la jefatura

de policía de l\Esiones: Señor inspector del Departamento Elías Niklis·on.-Posadas. Evacuando el cuestionario de imponer a usted:

APÉNDICE

TRABAJO

Nacional del Trabajo, don José

que se sirvió remitirme

tengo el grado

l.a Los peones son conchabados en Posadas para talo cual puerto del Alto Paraná indistintamente del Paraguay o Brasil, recibiendo del conchabador un anticipo consistente en dinero efectivo y mercaderías cuyo importe deberá descontar el peón con su trabajo sin especificarse condiciones, el peón parte a su destino sabiendo que va con una deuda de doscientos a trescientos pesos.

a) Conchabadores: Félix Chilavert, paraguayo. .Á¡lfredo Fariña, español. Floriano Rozales, argentino. Floriano Rozales, paraguayo. Jorge Simón, turco. Antonio Julián, turco. Felipe Chemes, turco. Lázaro Chemes, turco. Antonio Faischi, turco. Luis Guainchi, turco. Arturo Nin, argentino. Juan Núñez, paraguayo. • Eusebio Sánchez, argentino. Francio Castillo, argentino. Manuel Sánchez, argentino. Moisés Urbieta, argentino. Manuel Vera, argentino. Francisco Castañar, argentino. Fr-ancisco }I¡edina, paraguayo. b) No se efectúa ningún género de propaganda, el conchabador por lo general anda por los sitios concurridos por los peones sin tra bajo (alrededores del puerto) y ofrece anticipo o por lo general el mismo peón busca al conchabador, a quien solicita dinero, quedando desde este momento tácitamente el peón obligado a aceptar conchabo, pues no es con otra intención que el conchabador le da dinero. Los conchabadores eJ?-concepto de comisión perciben de tres a cinco pesos por persona, más la ganancia que les deja la mercadería que le entregan al peón. c) Los contratos o compromisos de trabajo son verbales. En una libreta cualquiera se abre una cuenta debe y haber, y se pone el nombre del peón y la del dueño de obraje o puerto donde va a trabajar, especificándose a veces Ia clase de trabajo, peón, tarifero, aserrador, carrero, etc. d) Los salarios no se estipulan en las libretas, ni tampoco se establece tiempo. El peón recibe .del conchabador doscientos o más pesos como anticipo, todo lo que se le anota en la libreta y llegado a su puerto de destino es dedicado a talo cual trabajo, el que más agra. de al patrón, habiendo casos de que un peón permanezca dos y tres año para poder pagar con su trabájo una insignificante deuda.


2-!O

HOLETí;-.: DEL DEPAR~'.'~IE~TO

X.\ClOX.\L

DEL TRABAJO

e) La contrata de peones es permanente, aun cuando por diciembre regresan muchos 'ele ellos. (Los yerbateros por haberse terminado la zafra). f) Los peones por lo general se dirigen solos a su destino habiendo algunos que se acompañan de su mujer. El número ex~cto ;uede proporcionarlo la subprefectura. [1) Los peones son embarcados en los vapores que hacen la carrera por el Alto Paraná y son desembarcados en el mismo puerto de su destino o en el más próximo al lugar donde deba ir. Una vez desembarcado el peón llega a su destino a pie. Las empresas de navegación que lo efectúan son: Domingo Barthe, Núfiez y Gibaja, Juan B. Mola. Las tres pertenecen a las casas de comercio más fuertes de esta plaza y por lo tanto son los proveedores de los contratantes o destinatarios, cuando no los llevan a sus propios puertos los dos primeros. h) Una vez en el puerto y embarcados en los vapores los desórdenes producidos no son de incumbencia de esta policía, tocándole intervenir a la policía fluvial o sea la subprefectura. Rara es la vez que al embarcarse a la policía le ha tocado intervenir, pero ello antes de embarcarse y siempre en hecho" y casos desprovistos de toda importancia, debido a que el peón profiere gritos y exclamaciones en guaraní de uso y costumbre entre ellos cuando están algo ebrios, pero que nunca pasa de allí. i) Los trabajadores son conducidos por los vapores hasta su destino, sin proporcionárseles comodidades de ninguna especie. pues ningún vapor posee ni una sola cucheta destinada a pasajero.'; de tercera, durmiendo éstos en cubierta o sobre la carga que conduce el mismo buque, hacinados todos, mezclados hombres, niños y mujeres. En cuanto a los tratos que reciben de sus patrones esta policía los ignora, conociéndose solo rumores que no han sido comprobados y cuya misma autenticidad es de ponerla en duda. En cuanto a la persona que pueda proporcionados son muchos pero tampoco pueden hacerse solidarios de su exactitud y sinceridad por la razón de que en todos los casos existen intereses y pasiones encontradas. j) El costo de la vida del obrero en los lugares donde va a trabajar es caro por la razón de que al patrón le conviene que el peón siempre tenga deuda, abligándolo así a permanecer allí, pues de lo contrario el peón inmediatamente pide bajar a' Posadas. Para ohtener esto el patrón vende ropas, azúcar, yerba, o cualquier otro artículo a precios fabulosos que carga en cuenta del obrero, por ejf'lll-

,\P8~'¡)ICE

plo un pantalón de cambrona de dos pesos lo acredita en quince, U11 kilo de galleta que le cuesta a lo sumo veinte o treinta centa vos un peso, y en esa forma todos los artículos. k) En el Paraguay, a lo largo de toda la CO,Ü1 del Alto Paraná ~' en el Brasil, también sobre la costa del Alto Paraná y del otro lado de :JIisiones hacia el Uruguay, es decir del otro lado del Pepirí, yendo a los yerbales de Pcpiri y de Campuaré, el peón para ir a estos puntos camina alrededor de sesenta leguas a pie. l) El peón trabaja entre doce o catorce horas diarias, .se hacen campamentos de veinte o más peones improvisándoss ranchos o carpas en medio del monte, dedicándose a cortar yerba o aserrar madera, según la clase de trabajos. Estos peones están bajo las órdenes de un capataz, quien ,ordena los trabajos, cuida de los peones y evita sus evasiones, manteniendo sobre ellos constante vigilancia y es tam bién el que acredita en las libretas el jornal de trabajo. En general, el peón una vez en Posadas busca sólo divertirse, no tiene familia, es decir, el hogar para él no existe, pues no cuida de su madre, hermanos, importándole poco que sus hermanas mujeres lleven una vida separada. Su único afán es divertirse, para cuyo fin pic1e anticipo en dinero, cien o doscientos pesos, dinero 'que cuando mucho le dura dos o tres días a lo sumo, gastándolo en carruaje con mujeres y bebidas y rara vez se compra ropas con ese dinero, encontrándose a los dÜ'3o tres días con una deuda que tiene que pagar con su trabajo. Esta jefatura puede asegurar que los maltratos no existen en este territorio, pues en ningún caso han podido ser comprobados por esta policía y los obreros después de permanecer unos días regresan a sus destinos; ahora en lo .que se refiere a los puertos y obrajes del Paraguay y Brasil supone que, de existir son exageradas, por la sencilla razón de que los peones una vez 'que gastan el dinero que traen o consiguen como anticipo en ésta, vuelven a los puertos de una y otra república, lo que hace suponer que el trato J10 debe ser tan malo, pues de ser así no vol verían, Saluda a Vd. atte.-Alfrcdo Cordero, jefe de policía.

1(;


242

BULE;Tí:\

DEI.

DEP.\R'1'.\1I1E~'l'O

S.\CIO~.\L

DEl,

'l'R.\B.\JO

Nota de la Suprefectura de Posadas dando cuenta de la aparición de cadáveres Posadas,

Señor

Gobernador

del territorio,

ab¡:il l." de Hl1·L

coronel don Greqorio López.

'l'engo el agrado de dirigirme al señor gobernador haciendo presente que en el corto tiempo de tres meses se han recogido en esta Subprefectura y sus Ayudantías diez y seis cadáveres, los cuales estaban completamente descompuestos. Por esta causa ha sido imposible su identificación, lo que pongo en conocimiento del señor gobernador para los fines que creyere conveniente. Dios guarde a S. E.-L. Sacou,

gitalo., y demás datos nccesarios, a todo peón que :-lea contratado para Jo uhrajes del Alto Paraná, a cuyo efecto los concha badores antes de embarcarlos, deban conducirlos a la oficina de referencia a lo s fines propuestos; pero como una disposición de esta índole por más que su aplicación es de utilidad general. puede ser destacada por los dueños, gerentes o administradoras de obrajes, fundados en razones que escapan toda previsión, conviene que esta disposición emane del P. E. Nacional, para que en ella se consigne a la vez la pena en que incurren aquellos que no le den cumplimiento, si fuese posible. Con esta medida habrá más facilidad para la identificación de todo cadáver que se encuentre en el río y que su estado permita sacar la impresión digital de 'uno o más dedos, lo que munido a los datos que obren en la oficina respectiva, facilitará en mucho la tarea que hoy se hace difícil o imposible. Saludo a V. S. atentamente.-Gl·ego1'io López.~G. Bia/nqui.

Nota del gobernador de Misiones al Ministerio del Interior Posadas,

Señor director qenerai de Territorios

abril

2 de ]914.

Esta nota fué pasada de la capital.

por. el. ministerio

del Interior

a la policía

Xacionoles.

Nota de la Presidencia del Departamento al Ministerio del Interior Buenos

Aire'. Buenos

Por la nota del Subprefecto del puerto de esta capital IIL1eadj unt.i, se impondrá V. S., del número de cadáveres recogidos en el corto tiempo de tres meses, por esa repartición y sus ayudantias. Es verdaderamente alarmante la cifra que arroja el parte de referencia y que acusa un estado de cosas anormal, con la circunstancia especial de no poderse, en ningún caso, identificar las personas ahogadas o asesinadas por el estado avanzado de descomposición de algunos cadáveres y de otros porque tan sólo se recoge el esqueleto. Sin embargo, actualmente se practican investigaciones, con esperanzas de éxito, para identificar el último encontrado, el cual según todos los indicios parece que ha sido Asesinado, pues tenía atado A sus pies una parrilla de hierro de fogón de caldera a vapor, lo que ya constituye un dato que coloca A las autoridades en condiciones propicias para arribar a un feliz resultado. Como consecuencia de estos hechos, creo muy necesario que la oficina daetiloscópica adscripta a la jefatura. tOl111'las impresiones di-

A S,

E.

Aires,

el seiior nunietro del 1uierior doctor

5 de mayo

j}1 iguel

de 1914

S. Ortiz

Tengo el honor de dirigirme a V. E., acompañando la nota de la Inspección de este Departamento a propósito de la ampliación que podría darse a la misión co'úfiada al funcionario de policía 'que será enviadoa Misiones. Esta misión consiste en esclarecer la procedencia de los cadáveres recogidos en las aguas del Paraná por la Suprefectura de Posadas; y como seguramente tendrá que visitar algunos obrajes del litoral argentino, interesaría a este Departamento una investigación que le permita conocer la exactitud sobre el mal tratamiento de que se dice son víctima los trabajadores. La información que tiene el Departamento procedente de sus propios inspectores, d-esautoriza tales versiones, pero le sería satisfactorio poderla confirmar con datos y observaciones de extraña procedencia o rectificada sin hay algo que en ella no se ajuste a la verdad de los hechos. En tal virtud, me permito solicitar de V. E" quiera ordenar que


IlULI,Tíx

DEI,

DEl'.\RT.\~IEX'1'O

X.\CJOX.\L

DEL

TR.\B.\.'()

.\PÉKDICE

la misión del mencionado empleado se haga extensiva a la averiguación del tratamiento que se dá el lo, peones que trabajan en lo. ohrajes del Alto Paraná. Sin otro motivo, saludo atte. a V. K-Firmado: Julio B. Lezana.

Nota de la inspeción ofreciendo algunos datos a la policía de la capital Seiio» presidente lio B. Lezana:

dol Deptulnmenio

.Yaciol/al del Troboio.

doctor Ju-

Por los diarios de la fecha he tenido conocimiento del envío de empleados d.~ la policía de la capital al Alto Paraná, a los efectos de investigar hechos que, prima .facie, aparecen como delietuosos. Pienso que sería útil que dichos empleados conversasen con el inspector Niklison, quien, por su estadía de cinco meses en estudio en aquella región, podrá proporcionar datos de interés, inclusive el único mapa que con la precisa ubicación de los obrajes y establecímientos yerbateros, existe en esta inspeccióll.-Aleja1ld¡·o JI. Un.ain, jefe de inspección.

Nota de la inspección solicitando que se amplie la comisión dada. a la comisaría de investigaciones de la capital Señor presidente del Departamento lio B. Lezana :

.Yacíonal del Trabaio. doctor Ju-

La inspección realizada por el inspector don José Elías Niklison a los obrajes y establecimientos yerbateros del Alto Paraná no abarcaba, naturalmente, el punto relacionado con la investigación de crímenes u otros hechos delictuosos, materia esta propia de la policía o de la justicia de instrucción y ajena a las actividades de este Departamento. A pesar de ello, el inspector Niklison dedica un capítulo de su informe a «Los hechos delietuosos», mencionando algunos de los hechos de que ha tenido conocimiento, pero sin referirse a ninguna investigación practicada por él, para esclarecerlos o eomprobarlos. 'Por los diarios de esta mañana he tenido conocimiento del envío

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de personal especial de la comisaría de investigaciones de esta capital al territorio de Misiones, a objeto de investigar hecho.' que, prima facie, se presentan con el carácter de delictuosos. Pienso que esta circunstancia debe ser aprovechada con proporciones más vastas que de la averiguación de la procedencia de los cadáveres: y en tal sentido solicito del señor presidente que, si lo tiene a bien, gestione de quien corresponda se encargue a dichos empleados policiases, sin perjuicio de la misión concreta antes referida, quieran practicar, en los obrajes que recorran, una investigación que permita conocer si es cierto que en dichos lugares de trabajo se hace víctima al peón de malos tratos o de hechos de naturaleza semejante, reprimidos por el Código Penal. Sobre este particular, el subscripto tiene ya la opinión del inspector Niklison, contraria a la existencia de tales malos tratos, por lo menos en territorio • argentino; pero es posible que los empleados de investigaciones, más prácticos en tales asuntos, puedan demostrar la base de una opinión contraria, . En uno u otro caso , el informe de la referencia será de gran utili. dad y demostrará la existencia del deseo de una amplia y completa investigación sobre la materia.-Aiejand1"o M. Unsaín. jefe de inspección.


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