Neuquen hammerly

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MENSUAL Núm. 82

JULIO DE 1940

Año VI-Vol. XIV

PRINCIPALES ARTlCULOS DE ESTE NUMERO La Reserva Nacional de Copahue El bosque riberefio bonaerense .del Plata La búsqueda de la ciudad de los Césares Vegetales de América que han conquistado el mundo La vida y el alma indigenas Las Indias Orientales Holandesas Triple visión de Puebla El. SUMARIO

DETAllADO

ESTA

EN El

INTERIOR

DE LA TAPA

Número SAN JUAN 738, BUENOS

AIRES

suelto

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en toda la Rep. Argenrína


. Notas

CONTIENE

NUMERO

ESTE y Noticias

La reserva 'nadon.al veintitrés

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El bosque

de Copahue

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Dr. JULIO

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JOSE

descubrimiento

con seis ilustraciones

A

los vegetales

de América

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Orientales

visión

B.ILONI

HAMMERLY

DUPUY

el mundo Ing, LORENZO

y el alma indíg"nas con cinco ilustraciones

Las Indias

PELLETAN

SANTOS

de Neuquén DANIEL

La vida

Triple

DE KINKELlN

con ocho ilustraciones

Dr. GERMAN

Holandesas,

de Puebla,

PARODI

vista por un. pintor con catorce

ilustraciones

GABRIEL

y un mapa

OROSCO DEROLLE

con seis ilustraciones

EL MUNDO Y LAS REVISTAS Los primeros descubridores de América, por el Pbro. Ricardo Struve - El amor entre: los pigmeos, Gatti - Trabajos lilológicos en Indias durante los siglos XVI, XVII y XVIII, por Angel Rubio

por Atilio

EL MUNDO Y LOS LIBROS La Préhistoire:, por A. Vayson de Praclenne - Historia de los Italianos en la Arg~ntina, por Jo~e F. Serg; Les vrais cheF de I'emplre , por Robe,t De/avignete - Suez, Panema el les routes mer!times mondiales, por André Sieg(ried

UN CUADRO A TODO COLOR "Peyed«

en

una

pulpería",

óleo

de Carlos

Morel

66 ilustraciones: Propiedad

Artistica

y Li teraria - Registro Nacional de la Propiedad In telectual y dibujo de la tapa registrados bajo el No 161.245.

Año VI - Vol. XIV

JULIO 1940

MODERNOS

2074 -2076

DE

BUENOS AIRES

N o 064.004 -

Marca

Núm. 82

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FOTOGRABAD

I tLEFONOS

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LA BUSQUEDA DE LA CIUDAD DE LOS CESARES y EL DESCUBRIMIENTO DE NEUQUEN El poder mágico de la leyenda y los descubrimientos

por DANIEL

HAMMERLY

... Nombre de grata sonoridad indígena que domina a un trozo casi virgen de tierra americana. ¿El origen de ese nombre aborigen? "Un río", se nos dirá, pero el río actualmente homónimo era llamado SauqueL Leuoú por los autóctonos, debido a los cañaverales que bordeaban una parte de sus orillas. El único cronista hispánico que registra otro nombre parecido nos habla de la tierra de nenquén, palabra que carece de significado en el vocabulario chilidungu o araucano. ¿Hubo un error tipográfico que transformó la palabra neuquén en nenquén por el cambio de posición de un solo tipo de imprenta? Don Félix San Martín, el más versado de nuestros contemporáneos en todo lo que concierne a Neuquén, antiguo residente de hermosos lugares del territorio, escribe lo siguiente, tratando de esclarecer el problema que nos interesa: "Inútiles han sido nuestros esfuerzos por encontrar esta palabra (neuquén) en el araucano.. Hemos hecho una busca porfiada en léxicos, gramáticas, discursos y exposiciones en esta lengua; y nada. En cambio, hemos encontrado ñedquén; "atrevido, arrogante, audaz;' cuya correcta pronunciación, en la que la d suena suavemente entreabriendo los labios, se acerca mucho a la común de Neuquén". ("Neuquén", pág. 35, la. edicián ), Después de esta explicación nos quedamos pensando si todos los sinónimos castellanos que podemos extraer de ñedquéri no corresponden más bien a las características de los aguerridos pobladores de la región quienes, después de haber transmontado la cordillera de los Andes, fueron llamados aucá ("alzados") por sus propios hermanos de raza.

N

EUQUÉN

geográficos

DUPUY

Estos pobladores de los confines de la provincia "Pire-Jf1apu" (o "tierras de la cordillera") de la Araucania, recibieron, además, de los invasores incásicos el título de parum auca (o "enemigos no vencidos") al par que ellos mismos se llamaban rnolucher (o "gente de guerra"). Durante la conquista de Chile por los conquistadores españoles, los habitantes de la tierra de ñedquén. enviaron sus fuertes contingentes a defender la independencia de la antigua patria de los mapuches, Admitida la posibilidad de un cambio de letras en el nombre del territorio, podría arriesgarse también la hipótesis de que el nombre de Neuquén pudo provenir de la nomenclatura aborigen del lugar por donde entrara primeramente el hombre blanco en esa región que es según parece, el paso trascordillerano que está en las inmediaciones del lago que los cronistas llaman Epu-Lauquén ("dos lagos"). Si el nombre Neuquén procediera de Lauguén llevaría en sí el sentido de "País de los Lagos", nombre que sería ciertamente adecuado cuando se recuerda que sólo en la región argentina que corresponde al parque del volcán Lanin existen veinticinco lagos.

El descubrimiento

de Neuquén

Los araucanos se daban a ellos mismos el nombre de mapuches o "gente de la tierra", en un sentido casi exclusivo, como si creyeran ser los únicos hombres cabales del planeta. Es fácil imaginarse la oposición que este pueblo habrá ofrecido al conquistador hispánico cuando se recuerda que ante sus avances a esas tierras sureñas habían hecho replegar a otras tribus de reco-


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GEOGRAFICA

El torrcntoso rio Limay que fué uno de los obstáculos que tuvieron que vericer los conquistadores y descubridores de Neuquén

nocida fiereza. La fuerza hercúlea de este pueblo pudo ser vencida por el hombre blanco mediante la superioridad indiscutible de las armas de fuego. Los mapuches se sometieron, pues, de mala gana, dejando que el invasor se adentrara en sus cuatro provincias {vúlhan } mientras urdían los planes de la revancha. Entre los años 1550-1552 Jerónimo de Alderete pasó a este lado de los Andes apoyado por sus 200 hombres perfectamente pertrechados. De los informes enviados al rey de España, acerca de esta expedición militar del lugarteniente de Don Pedro de Valdivia, el historiador Vicuña infiere que el cruce de los Andes fué practicado por el paso de Villarrica, vale decir, que entraron forzosamente en el país neuquino, (Véase la obra de Carlos M. Vicuña "Estudios Históricos Sobre el Descubrimiento y

AMERICANA

Conquista de la Patagonia y Tierra del Fuego", págs. 182 y 183). Los españoles descubrieron en la costa del Pacífico una entrada natural para internarse en el territorio de los araucanos. La desembocadura de un río navegable, el Calle-Calle, les ofreció su extraordinario amparo para dominar toda la Araucania. Valdivia creó allí una población que lleva su nombre y que fué el punto de partida de diversas expediciones descubridoras y conquistadoras. Uno de sus capitanes, Don Francisco de Villagrán, salió de allí en 1553 para explorar con mayor amplitud el país neuquino. Los expedicionarios hallaron serias dificultades en su avance debido a la enorme crecida de los ríos. Tal es así que se hallaban acampados junto a un río bravío, el Collón-Curá o el Limay que son los más caudalosos de la región, cuando les llegó la noticia de la trágica muerte de Valdivia en manos de los aborígenes." El inmediato regreso de Villagrán a la población de Valdivia lo transformó de hecho en sucesor del conquistador de Chile. Desde antes del Descubrimiento existía un gran intercambio de productos entre los araucanos de la costa, los de la llanura central de Chile y los de la cordillera. La sal era uno de los soli.citados productos que aportaban a otras regiones de Araucania los habitantes de Neuquén. Los araucanos tenían mucho aprecio por la sal (chadi}. Llamábanla chadipeum, cuando la obtenían del mar, y lilcochadi, cuando era sal gema. Esta última la extraían con unos azadones especiales: el muichlhué, Los conquistadores españoles siguieron las huelllas de estos indígenas que denominaron "salineros", organizando una famosa expedición que es conocida al través de numerosas crónicas como la "Jornada de la Sal". Esta campaña la llevó a cabo el capitán Pedro Villagra, primo hermano del gobernador de Chile, partiendo de la población fortificada que lleva el nombre de la Imperial. Esto ocurría en diciembre de 1553. El violento alzaroiento de todos los araucanos desalojó a los que intentaban consumar la conquista y Neuquén vió tra nscu-


LA BUSQUEDA DE LA CIUDAD DE LOS CESARES

rrir sesenta y. ocho años de olvido. Interesa saber, con certeza, tanto desde el punto de vista histórico como de! geográfico, cuál fué, precisamente, e! paso de la cordillera por donde entraban en Neuquenia los descubridores que iban a ser seguidos por las falanges conquistadoras. Se sabe positivamente que los Villagras entraron por e! "boquete de Villarrica ". Supónese que Alderete, e! descubridor de Neuquén, quien también llegó a ser gobernador de Chile, entró precisamente por la misma ruta que habrá sido e! verdadero corredor de tránsito de los indígenas en sus tras trueques de mercancías. El escritor Félix San Martín dedica al asunto varias páginas de su obra "Neuquén.", donde dice que "el boquete desde entonces llamado por los cronistas de Chile de Villarrica, y que a este lado de la cordillera pudo haber sido e! de Paimun, Quillen o Reigoil. Estos tres pasos y los boquetes del Thomen, Huirinlil, Rilul, Malalco y Coloco están situados enÚe e! 39° de latitud sud al 39°36', y todos convergen de! lado Chileno a Villarrica. Es decir, a la fundación más avanzada hacia el SE. de la Araucania". El mismo comentarista, recordando que Villagrán tenía por propósito reconocer e! estrecho de Magallanes, y basándose en la narración que de ese fracasado viaje hiciera Fray Diego de Rosales en su "Historia General de! Reyno de Chile", llega, como conocedor de! terreno, a la conclusión de que aquel militar entró en Neuquén por e! paso de Paimún, por ser e! más meridional. El mismo autor sostiene su tesis de que e! hombre blanco entró en Neuquén trasponiendo e! paso de Paimún, brazo del lago Huechu-Lauquén, en su obra más reciente, (Félix San Martín: "S{nopsis Histórica de! Huechu-Lauquén", Buenos Aires, 1936), donde dice: "A más de la prueba lingüística que nos autoriza en suponerlo así, ya que es un contrasentido llamarle a un brazo "Dos Lagos", "Epu-Lauquén", existe e! antecedente histórico de la expedición del capitán Die~o Ponce de León (año 1649), al comentar la cual el historiador jesuita Fray Diego de Rosales dice

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Aspecto encantador del lago Nahuel Huapí, descubierto en 1621 por el capitán Diego Flores de León, mientras buscaba la Ciudad de los Césares

que Ponce de León encontró a los puelches atrincherados en un islote del Epu-Lauquén. Igualmente, e! jesuita Guillermo Frick, contemporáneo con de Rosales de aquellos sucesos, trae la siguiente referencia: "Este lago (EpuLauquén) deriva su nombre de su forma algo rara que aparenta una alforja, es decir, dos sacos unidos por dos fajas, de modo que consta de dos cuerpos de lagos casi separados por uria isla al medio". Esta isla al medio ¿no será la península de Cantala que, precisamente, entra como una cuña gigantesca en e! extremo occidental de! lago separándolo en dos brazos, los llamados hoy EpuLauquén y Paimún?", (El lector podrá consultar con provecho e! mapa de esa región lacustre, que acompaña al artículo de! Ing. Domingo Cánter publicado en la REVISTA GEOGRÁFICA AMERICANA, vol. IX pág. 105).


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La leyenda que hizo descu.brir al Lago Nahuel Huapí

Una extraordinaria leyenda, la que se refería a la maravillosa Ciudad de los Césares, iba a inspirar e incrementar las exploraciones del territorio de Neuquén. El origen de la leyenda de la ciudad encantada es, en síntesis, el siguiente: Cuando el capitán Francisco César salió del fuerte de Sancti Spiritu, en 1528, al frente de los hombres que le diera Don Sebastián Gáboto para explorar el interior del país, llegó hasta los confines de la pampa de Mendoza y San Luis entre cuyos indígenas se hablaba de la existencia de una ciudad grandiosa por cuyas calles empedradas andaban las gentes vestidas con todo esplendor. Los "césares", como se llamó a los soldados del capitán Francisco César, se hicieron lenguas para contar maravillas de las magnificencias de la ciudad que sólo conocían de oídas. Es indudable que, los indios se referían a la ciudad del Cuzco, que aún estaba por ser descubierta por los españoles. Con el correr del tiempo las informaciones de los "césares" fueron tomando un desarrollo exorbitante. En España se decía que Francisco César y su gente habían estado cerca de la extraordinaria ciudad. Esta noticia se cristalizó luego en una verdadera paradoja: los españoles del Cuzco ya sojuzgado se lanzaron a la búsqueda de la grandiosa ciudad. Decíase que los incas huidos del Perú se habían refugiado con incontables riquezas en la Ciudad de los Césares donde llevaban una existencia fastuosa ... En el año 1541 se perdían, en' los mares del sur, el obispo de Plascencia y sus numerosos acompañantes. La prolongada espera de esos probables náufragos trocóse en una búsqueda incesante desde que cundiera "la hipótesis de que habrianse refugiado en la ciudad gloriosa. Esta idea cobró los visos de una realidad cuando se comprobó otro hecho inexplicable que fué interpretado como sintomático. En efecto, los habitantes de las dos ciudades fundadas por Don Pedro Sarmiento de Gamboa,

AMERICANA

en el estrecho de Magallanes, para obstaculizar el paso de los piratas entre los dos grandes océanos, habían sido totalmente abandonadas por sus habitantes. Esta extraña comprobación de los marinos .que fueron a llevarles alimentos, impuso la idea de que todos habían emigrado a la ciudad de los Césares, sin sospechar siquiera que habrían tratado de huir de esas regiones inhospitalarias para tratar de llegar hacia el norte al través de la Patagonia. Las inclemencias o las hostilidades indígenas habrán segado sin duda las vidas de los que trataron de llevar a su realización un plan tan imprudente. Suponían los españoles que en la perdida Ciudad de los" Césares convivían los Incas, los clérigos, las tripulaciones y los pasajeros de los navíos enigmáticamerrte desaparecidos y hasta los piratas de la más diversa nacionalidad. El problema que había que resolver sin demora era el de la ubicación de ese rincón olvidado del mundo. La brújula de las suposiciones colectivas sindicó el legendario oasis, donde tanta gente llevaba una vida regalada, en la vasta extensión de la Patagonia: era necesario, pues, explorarla sistemáticamente, así lo exigía no sólo la opinión pública sino el deseo insaciable de penetrar ese deleitoso mundo de misterios. Fué precisamente la búsqueda de la ciudad patagónica de los Césares, la que abrió un nuevo capítulo de exploraciones en el territorio neuquino. Sólo habían transcurrido algo más de tres décadas; desde que las colonias de San Felipe y Jesús fueran abandonadas en el estrecho cuando se llegó a la vía de los hechos, pensando que muchos de los prófugos sobrevivían. Tal esperanza impulsó a Don Diego Flores de León a iniciar una búsqueda de los ingratos compañeros cuya actitud revelaba a las claras que se habían olvidado de la madre patria y de su rey. Este capitán, descendiente de los reyes de Francia y de León, dejó atrás la población de Calvuco para adentrarse en lo que habría de ser territorio argentino. Optó por entra'r en la Patagonia por el paso cordillerano que es tan familiar al turista


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LA BUSQUEDA

DE LA CIUDAD

DE LOS CESARES

•...

Una hermosísima vista del lago Nahuel Huapi

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El volcán LanÍn, cuyo "nombre araucano, lalin, significa que está apagado después de una gran erupción o "muer-to de un atracón" .

que recorre la región argentino-chilena de los lagos: el llamado paso de Pérez Rosales. Así fué como, en febrero del año 1621, descubrióse el magnífico lago Nahuel-Huapí. La legendaria Ciudad de los Césares no _se dejó ver pero su espejismo mental iba a mover a otros expedicionarios a tributar sus energías en favor de una búsqueda denodada.

En pos de la Ciudad de los Césares Fray Nicolás Mascardi, después de haber fundado una misión, al noreste del lago Nahuel Huapí(1670), emprendió diversos viajes en busca de la huidiza ciudad. Deseoso de ponerse de una vez por todas en relación con los ciudadanos de la ciudad encantada, Mascardi repartió muchas cartas entre los indígenas de las márgenes del lago para que las hicieran llegar hasta aquella gente olvidadiza que a lo mejor ni recordaban su propio idioma. aunque tal vez recordaran los nom bres del Papa y del

Rey. Por este motivo Mascardi tradujo .las cartas al latín, griego, italiano, araucano, poya. As; andaban las cosas cuando se le presentó cierto cacique trayendo una carta procedente de una ciudad remota. La extraordinaria emoción de Mascardi se transformó en una dolorosa decepción: tratábase, simplemente, de un certificado de buena conducta que el gobernador de Buenos Aires, Don José Martínez de Sala zar, había- extendido el 15 de agosto de 1673 en favor del cacique Melicurá... Mascardi recibió el apoyo económico del virrey para proseguir sus ahincadas expediciones. Fué en una de tales búsquedas cuando recorrió totalmente, según parece, las márgenes del río Limay. Mientras llevaba a cabo su cuarta expedición Mascardi fué muerto por los indígenas patagónicos. Casi en los albores del siglo XVIII se seguía buscando todavía la legendaria Ciudad de los Césares que aparecía más tentadora que nunca porque no faltaba quien asegurara que sus habitantes eran


LA BUSQUEDA

DE LA CIUDAD

DE LOS CESARES

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Mapa de América del Sur, de Clemens de Jonghe, conservado en la Biblioteca Nacional de Geografia de París. En la escena central se. ve al inca Atahualpa llevado en una litera y rodeado por guerreros; hacia el fondo, se divisa la ciudad de Cuzco que, por rara inversión de datos, se transformó en la famosa Ciudad de los Césares. Más abajo el no menos legendario Cerro de Potosí o Montaña de Plata, magnificado por la imaginación vivisirna de los indígenas y de los primeros conquistadores del territorio americano

realmente inmortales. En 1707, Silvestre Antonio Rojas entregaba a la Corte de Madrid todos los informes que había obtenido acerca de la Ciudad de los Césares, durante sus doce años de cautiverio entre los pehuenches. En 1790 el virrey, Francisco Gil y Lernus, fué interesado por Fray Francisco Menéndez en las expediciones tendientes a encontrar la peregrina ciudad de cuya existencia nadie quería dudar, pero de la .cual todos. querían salir de dudas. El 13 de enero de 1792 llegaba a Nahuel Huapí y un año después, acompañado por los caciques de la zona explorada, llegó a la desembocadura del río CollónCurá en el Limay. Algunos indígenas juraban allí haber visto una importante población blanca hacia el Atlán tico ... Hablaban de las casas, de las campanas, de las ropas que las personas llevaban puesta, y de la que tenían tendida y hasta describiaq la forma como aquellos extranjeros amasaban el pan. Como si todos estos datos fueran pocos, los in-

dios afirmaban que el cacique de aquellos hombres blancos se llamaba Basilio ... Tales informaciones motivaron la entusiasta búsqueda del año 1794, búsqueda impaciente, febril. Fray Menéndez murió en la creencia de que la auténtica ciudad de los Césares realmente existía: ignoraba los avances que los españoles habían hecho desde el Atlántico durante la década precedente. El cacique blanco, Basilio, era en realidad el piloto Don Basilio Villagrán y Bermúdez, quien habiendo partido de Patagones navegó con cuatro embarcaciones que remontaron el río Negro, el Limay y el Co!lón Curá hasta la desembocadura del Chimehuín. Era el 26 de marzo de 1783 cuando oyeron de los indígenas de ese lugar la descripción de ciudades bien trazadas, que también hicieron pensar a los españoles que se trataba de la Ciudad de los Césares. Pero entre el lujo de detalles señalados, el perspicaz navegante descubrió algunos datos que le permitieron ubicar esas


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GEOGRAFICA

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(foto D. Par.

Nac.)

Puerto Pañuelo, Nahuel Huapí. El lugar no puede ser más encantador ni ofrecer más motivos de inspiración. Al lado de las tranquilas aguas surge la espesa maraña mientras en el fondo, muy cercano, la Cordillera se muestra con sus picos suavizados por el resplandeciente manto de nieve. Hay aquí belleza y quietud, rincón neuquino de inolvidable recuerdo para todos los que lo han conocido

descripciones en un sistema de coordenadas': tratábase en este caso, de la ciudad de Mendoza. La afamada expedición del capitán Basilio de Villagrán fué una repercusión de la obra que Falkner publicara en Inglaterra, en 1774, bajo el título "Descripción de la Patagonia", Dicha descripción hacía eco a la opinión de que los Césares eran indios. Esta idea ya había sido enunciada por Juan Ramirez de Velazco en la carta que había escrito al Rey de España, en 1586, informándole que existía una importante provincia que "corre de Norte a Sur desde Córdoba al Estrecho de Magallanes", a la que "llaman los Césares". Quirós había puntualizado más la misma idea en un mapa del año 1618 en el que al Este de los Andes, se lee: "Provincia de los Césares", para dar a su mapa los visos de una mayor realidad, Quirós puso la siguiente leyenda junto a (Fotos

un lago: "Alrededor destas lagunas hay muchas poblaciones de Indios que se llaman césares", Antes de que el territorio de Neuquén recibiera tan fantásticas denominaciones, era conocido por los españoles como la "Provincia de la Sal", debido a las salinas explotadas por los indígenas, que fueron visitadas en 1553 por Villagrán. Neuquenia había llegado a ser un laberinto donde repercutían los ecos distantes de la existencia de diversas ciudades hispánicas que verdaderamente existían y de cuya realidad daban fe los informes indígenas, desconcertando a los más avezados exploradores, fascinados por la leyenda ... En cuanto a la verdadera Ciudad de los Césares, nadie sospechaba por entonces que fuera el Cuzco. He aquí como una leyenda resultó fecunda en descubrimientos geográficos y en la exploración de la encantadora región de Neuquén .. H. Lishre)


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