AÑO II
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21
BUENOS
AIRES
JUNTO 1935
REVIST~t\. GEOGRAFICA AMERICANA JOSE
SAN JUAN 738 U. T. 23-0487
ANESI Director
NOTAS SOBRE LA RELIGION DE LOS INDIOS DEL CHACO El Ciclo de creencias
y prácticas
por el Prof. ENRIQUE La" obseroaciones y dato" aquí consiqnados fueron Formosa y Chaco Salieño realizado por disposicián. del la Comisián. Honoraria de Reduccianes de Indio"
veces fuera de las muertes acaecidas en los combates o en las peleas, el fallecimiento de un indio se considera un hecho fatal e inevitable, como término normal de la vida. Casi siempre, por no decir siempre, un fallecimiento es achacado a un maleficio causado por un médico, o, simplemente por una mujer u hombre mal dispuestos hacia el muerto, su familia o su tribu. Así por ejemplo los familiares de un viejo cacique Mataco, Wo Pelaj, a cuya toldería llegué pocos días después de su muerte, consideraban culpable del deceso a un médico llamado Tayijuej, de una toldería vecina situada a unas 10 leguas del lugar de los "Awutsaj " que es el nombre gentilicio de la tribu de Wo Pelaj, y que fué llamado para asistir al enfermo por falta de "Aiawe" o médico local. Sastian, hijo mayor de Wo Pelaj y heredero del cacicato, me dijo que el enfermo, después de una cura de una noche, comunicó a su familia que había empeorado, que parecía "que le habían hecho operación de más gravedad" y que a los tres días moriría y así ocurrió. Pensaba Sastian que el
P
OCAS
relativas
a la muerte
PALAVECINO recogido" por el autor durante un (,laje a /lluseo /1rgenlino de Ciencias Naturales y
origen de la malquerencia del brujo era la inclinación de su padre a vincularse amistosamente a los misioneros anglicanos. Un Tackshik de Bartolomé de Las Casas, llamado Lázaro Fernández, me comunicó la arraigada sospecha de que su hija, fallecida de tuberculosis, había sido hechizada por una vieja Lañaga- . shik llamada Parikná a causa de haberse él negado, tiempo atrás, a con~idar a la bruja un día de pago. Just~mente en los días últimos de mi permanencia en la zona cayó enferma con un serio trastorno cardíaco por agotamiento la mujer de un pariente de Lázara; comentando conmigo el caso, el indio me dijo textualm~nte: No ve, así nos va a matar a todos esa vieja y nosotros no podemos matarla a ella porque ustedes no permiten, si no fuera por eso, si yo la encuentro en el monte le doy una puñalada". Es fama que los médicos-hechiceros poco pueden hacer contra .Ios maleficios causados por mujeres y, generalmente, se limitan a indicar a la familia del enfermo cuál es la persona que lo hechizó. Entre los Lañagashik y Tackshik esta
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por SUCClOn mostrando, CO~10 remate dé la cura, el coleóptero o su larva extraída del cuerpo enfermo. Pero ocurre a veces que el enfermo fallece, entonces se rompen con un palo o con un hacha los huesos del cadáver para que muera el Kiakaik que está dentro y para que, al mismo tiempo, enferme, muera o enloquezca el médico que causó el maleficio. A este hábito se debe el hecho de que en los sepulcros excavados en Bartolorné de Las Casas en búsqueda de esqueletos, la mayor parte de las veces los DTAGRAMAS QUE ,vIUESTRAN DISTINTAS FORMAS DE ENTERRAhuesos aparecen rotos en peMIENTO PRACTICADAS POR LOS INDIOS DEL CHACO dazos muy pequeños. Los rlrriba, izquierda: Entierro de los Ta kshik y Lañagashik. Matako o Wichi, también suerlrriba, derecha: Entierro antiguo de los Mataco del Alga rro.bal. Abajo: Formas de entierro de los Matacos del Pilcolen pensar que la enfermedad mayo. Las distintas formas empleadas por los Matacos no es causada por cuerpos exson exclusivas de determinadas tribus; en cada grupo tribal traños introducidos en el se practican casi todas las Formas pero; casi siempre, sujeto, pero éstos no siempre predomina una son animales,. sino que más clase de damnificación tiene gran des- frecuentemente son trozos de madera arrollo y es practicada generalmente que, invisiblemente, como en los Takshik, por mujeres, sean o no hechiceras, pro- entraron en el cuerpo del enfermo; son cediendo para ello de la siguiente malas "flechas de la peste", dicen ellos, nera: se procura obtener clandestinaenviadas por gente mala. Los médicos mente un trozo de prenda de vestir de operan como entre los Takshik. la víctima, o una colilla de su cigarro, Otro género de muerte puede proveo restos de su comida, o una cebadura nir del enojo de un animal o planta de yc;rba, o bien algunos de sus pelos; considerada mala. Así por ejemplo el cualquiera de estos vestigios personales cacique Antés me refirió que hacía poco tiempo un hijo de él, cosechando que se recojan sirven para el caso y son quemados o enterrados en la tierra tabaco en su chacra, se acercó a un nido de, Wik-Wik (pájaro colorado de de un sepulcro, a partir de ese momento pico encorvado) y éste lo mató. "Si la vida del sujeto comienza a extinguirse; los indios -iderrtifican generalmente la se mata al Wik Wik para vengarse es tuberculosis como resultado de esa ope- peor todavía", agregó. Fuera de este género de muerte tanto los Wichi coración, y con harta razón, se considera .irreparable el daño sin que ningún he- mo los Takshik y Lañagashik reconocen chicero pueda nada contra el mismo, otro que proviene de .la malevolencia personal de seres miticos como el arco Los mismos T akshik y Lañagashik iris (Lewoó en Wichi y Mogonaló en 'estiman que existen maleficios curables . que 'son causados por hechiceros y con- Takshik), el rayo y los Ahat y los sisten en la introducción invisible en el Payak que son espíritus puros que cuerpo del enfermo, del "kiagaik" o obran tanto por propia y personal delarva de la carcoma del quebracho, pero cisión como por orden o pedido de un . a esta enfermedad la puede curar otro hechicero . hechicero sacando la causa del mal mePróducida la muerte, todos los indios del Chaco sin excepción creen que el diante cantos, soplos y especialmente
NOTAS SOBRE LA RELlGION
CHOZA
DE
DE LOS 1 DIOS DEL CHACO
LOS
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AwUTSA]
Esta forma de habitación es la más elemental que pude hallar en mi viaje. Está cubierta colorada (iloj) y alberga un grupo de cinco personas
GR.UPO
Los Takshilc
DE
han adoptado
RANCHOS
DE
LOS
TAKSHIK
EN
BARTOLOMÉ
DE
LAS
CASAS
la forma de rancho con techo a dos aguas abandonando hemisférico y el oval propio de su cultura
."
con paJa
el tipo cupular
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tuo-movirniento que se juntan y se separan continuamente, si el hombre es bueno pasa, si no lo es, queda prendido en las espinas. Para pasar hay que volverse picaflor, Takuaj, que es un personaje místico perverso, se cambió en paloma y quedó agarrado entre las pencas. Otro mito establece que el mundo de los muertos es "aquí nomás", sólo que es invisible, y cierta vez un hombre pudo vedo por la noche y vivió en el pueblo con la gente fallecida que al amanecer se desvaneció dejándolo solo. La historia del hombre que estuvo muerto y volvió es corriente entre Takshik y Lañagashik. En tanto que entre los Mataco recogí varias versiones del mito del viaje al país de los muertos hechos por personajes heroicos. Todos los indios coinciden en que las almas de los difuntos suelen volver a la tierra en forma de nubes o de personas y andan silbando por la noche. En Algarrobal Martín me mostró un árbol cuya fruta EL FA.\IOSO CACIQUE GARCETE es la "fruta que comen los Disfrut6 hasta hace muy poco tiempo de singular prestigio muertos". en la tribu Pilagá; ahora con el resto de su gente se ha refugiado en la Reducción Bmé. de Las Casas donde conserva, No pude presenciar ninguna como resto de su poderío, un porte arrogante y voz imperioceremonia de enterramiento, sa. Este atlético Pilagá fué también acusado de ser el instipero tu ve la suerte de pogador del asalto al Fortín Yunká en el año 1919, en que der ver y fotografiar la semUI·i6 degollada toda la guarnición pultura aérea de Wo Pelaj espíritu pasa a otro mundo conside(cogote blanco) anciano cacique de los rado siempre igual a éste. Predomina Awutsaj, fallecido unos veinte días antes en general la creencia de que el mundo de mi llegada a su aldea. N o fué, ciertade los muertos está debajo del nuestro mente, tarea fácil conseguir que los iny allí viven cazando, pescando, "hadios me llevasen al lugar donde se haciendo changas para los pobladores cris- llaba el muerto, esto requirió más de tianos que allí también debe haber", cuarenta y ocho horas de gestiones dime decía el indio Pochié. Algunos plomáticas en los que mis acompañanTakshik piensan que el alma del muerto tes indios Martín (Ahlohtajtó) y Nitiva al Piguém (cielo). En tanto que payis tuvieron la parte principal. Sasun mito por mí recogido permite intian, hijo mayor de Wo Pelaj y hereferir que también existe la creencia en dero del cacicato accedía a mostrarme un país de los muertos que está en el la tumba pero la viuda y los dos herconfín del nuestro separado por una valla manos menores se oponían; después d" de "ucles" (grandes cactáceas) en perpevarias consultas Sastian bajo su respon-
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;\OTAS
SOBRE
LA RELIGION
DE LOS INDIOS
DEL CHACO
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i.
TU~lBA
Es la del cacique
\Yo Pelaj
AÉREA
de la tribu de los Awu tsa], y es esta la primera obtiene de ese curioso sistema funerario
fotografía
que aquí se
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I~DTA
REVISTA
PILACÁ USADA
CON PARA
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PALA
CAVAR
DE LA
GEOGRAFrCA
IICARAND.'\"
TIERRA
La robustez y alta talla de las mujeres es muestra en este magnífico ejemplar raza en todo su desarrollo
Pilagá de la
sabilidad personal me llevó al lugar. Nos acompañaban Martín, un pariente viejo y, a regañadientes, la viuda. Entramos en el bosque por senderos angostos hacia el S. Sastian caminaba delante de mí cortando las ramas que podían estorbar mi paso, a los veinte minutos de marcha salimos a un lugar descubierto, lo cruzamos y volvimos a entrar al monte en dirección S.O. Caminamos pocos minutos por el bosque hasta que llegamos a un guayacán. Sostenido por sus ramas, y por horquetas adicionales a unos tres metros del 'suelo, había una especie de urna hecha con troncos, medía más o menos un metro por cada lado y tenía una cubierta terminada en cúpula, como una choza, con paja colorada (iloj). Allí estaba el cadáver de Wo Pelaj. El sutil y penetrante olor "sui géneris" revelaba el contenido del paquete. La viuda pronunció algunas palabras de saluta-
Ai"lERICAKA
ción mientras Sastian, el viejo y Martín miraban respetuosamente el bulto. Aproveché el momento para tomar fotografías, temeroso de perder una oportunidad como esa para documentar un detalle tan interesante; hice catorce exposiciones con distintos tiempos y diafragmas. En seguida tomé un croquis y decidí el regreso. Al retiramos la viuda pronunció un discurso de despedida. Una vez en la toldería completé los datos. Supe que el cuerpo de Wo Pelaj fué plegado y fuertemente atado poco antes 'de expirar a fin de que la rigidez ,cadavérica no estorbase después la operación de plegamiento; el cuerpo así doblado se colocó dentro de una bolsa de caraguatá grande de las que emplean las mujeres para guardar los frutos silvestres que recogen en el monte. Luego una vieja cargó el cadáver y lo llevó al sitio preparado para recibir el cuerpo. En señal de duelo los hijos de Wo Pelaj y la viuda se cortaron el cabello. El nombre del difunto era interdicto; en todas las conversacione¿ se le mencionaba por una frase que significaba "el que ya no está más" o bien "el que se fué". Preguntado Sastian sobre el destino de la casa del muerto me dijo': "Quemaremos la casa que está en la toldería vieja y ésta, la que está aquí, la desarmaremos y la cambiaremos de sitio". Porque los Awutsaj tenían dos aldeas a cierta distancia una de otra en las que residen alternativamente y .sólo por el momento estaban donde yo los hallé. El cadáver no siempre queda en el árbol permanentemente; cuando por el natural proceso de descomposición restan sólo los huesos, éstos se reunen en un haz y se llevan a enterrar lejos, a un sitio recóndito, donde están los restos de los padres, abuelos y antepasados. Al regresar de los Awutsaj mis acompañantes indios me mostraron a un lado del camino otro guayacán donde había estado colocado el cadáver de un hermano de Wo Pelaj cuyos huesos habían sido llevados al sepulcro familiar: El tronco ennegrecido y restos de horquetas y ramas podridas mostraban todavía la huella del fúnebre depósito.
~OTAS
SOBRE
LA RELIGION
DE LOS r;:-JDIOS DEL CHACO
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"
II
IlN
HECHICERO
P1LAGÁ
Sentado sobre un recipiente excavado en un tronco de yuchán para hacer aloja. Este viejo, desde el punto de vista an tropológico, no representa bien el tipo Pilagá que es alto ,Y bien musculado. Pocos días después de tomada esta foto el viejo falleció
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ALDEA
DE
LOS
AWUTSAJ
EN
EL
BOSQUE
Awutsaj significa "chanchos de monte", son una tribu mataco o \Vichi que recibe ese nombre porque su vida transcurre en medio del bosque
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GEOGRAFICA
BAÑÁNDOSE
Contrariamente
a la creencia
divulgada,
Según pude establecer el sepulcro aéreo entre los mataco no es general; casi siempre el moribundo pide que se le ponga en un árbol. o bien que se le inhume directamente. A veces también los huesos se dejan en el árbol hasta' que el tiempo destruye todo. Interrogado por mí un mataco del Pilcomayo llamado Siyotés sobre las costumbres funerarias de los Wichi de esa zona me dijo que los colocan en árboles o bien extendidos en fosas pero no los tapan hasta que quedan los huesos limpios; cuando esto ocurre en una de las paredes del foso, al nivel del fondo, cavan una especie de hornacina, la revisten interiormente con palos, forman una como barbacoa baja y aHí ponen los .huesos, tapan la. abertura y llenan cori tierra .el foso. También a veces, en el momento de la inhumación socavan. uno de los costados a todo lo largo formando una especie de ataúd en la misma tierra, .depositan el cadáver y tapan la boca de la abertura con troncos y ramas dispuestos verticalmente. Idéntica costumbre tenían, según testimonio de Martín y otros viejos, los Tachojnai de ·Algarrobal. A veces se pliega el cadáver y se irihurna. en hoyo lateral. (F':J!QS d:/
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A,vlER[CA~A
EL RlO
son muy limpios y amigos
del agua
. Los Tackshik y Lañagashik no usan, dentro de lo que yo pude averiguar el sepulcro aéreo. Pero, mi compañero de viaje en 1929, Julio Miyoya, vió en Fontana -en un árbol un paquete funerario envuelto en esteras de totora. Los Takshik y Lañagashik usan generalmente la inhumación difecta. Cavan 'una fosa alargada de 1 a 1.50 mts. de profundidad, ponen en el fondo una capa de pastos y encima, extendido, acuestan el cadáver, sobre él a unos treinta centímetros ponen troncos apoyados en las paredes, muy juntos, luego una capa de pastos y encima tierra hasta llenar la fosa. Sobre la tierra de la tumba se queman objetos de pertenencia personal del difunto y, a veces, se deposita un cantarito con agua y algo que comer. Las tareas de la inhumación están a cargo de los viejos que cobran su trabajo tomando bienes deJ difunto, sus animales y a veces, hasta el poncho y armas, cuyo rescate del fuego se justifica en concepto de "lachigüé" o salario de los enterradores. La cremación del cadáver se practica en casós muy especiales; por ejemplo . cuando el muerto era una mala pers0!la, temible y malhumorada, de cuyo espí.ritu s610 pueden esperarse cosas malas. autor]