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CONTROL Y APRECIACIÓN DEL CUERPO
CONTROL Y APRECIACIÓN
POR: SAID VÁZQUEZ
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DEL CUERPO
Los primeros teóricos de lo social estudiaron y explicaron los profundos cambios estructurales del tránsito de comunidad a sociedad durante el largo periodo de transición del feudalismo a la consolidación del capitalismo durante la conformación de los estados europeos
Durante ese período la iglesia católica, con el propósito de consolidarse y volverse hegemónica, luchó contra las antiguas creencias que mezclaban supersticiones, folclore, prácticas y rituales mágicos.
Estás religiones cimentadas en la organización comunal eran esencialmente cultos asociados a elementos prácticos de la vida cotidiana campesina como la fertilidad para la iglesia fue señalada como la religión de las brujas, en esencia demoniaca y pagana.
En el sentido cristiano, los antiguos dioses se convirtieron en demonios: Afrodita, Apolo, El dios de Pan, el culto al macho cabrío (símbolo de la potencia sexual) se trasformaron en malos genios.
La conversión al catolicismo trajo consigo nuevos valores: bueno vs malo. Esta nueva visión del mundo se centraba en el control del cuerpo, es decir, sobre la sexualidad. El capitalismo a su vez también mantiene control sobre la sexualidad, sobre la mujer como objeto de deseo.
Es en este sentido, que la satanización de la mujer ideológicamente transmutada en bruja está atravesada por la regulación de la sexualidad.
El control económico, político se sustenta en la malévola triada: sexualidad-mujer-bruja. Es en el contexto del largo proceso de cambio entre el feudalismo y el capitalismo la familia comenzó a separarse de la esfera pública, dándole al patriarcado la posibilidad de consolidarse.
La familia se asocia al Estado, identificándose como un micro-Estado o una micro-iglesia, poniendo énfasis en el hecho de que el marido se convierte en representante del Estado encargado de disciplinar y supervisar a las nuevas clases subordinadas; la esposa y los hijos.
En la familia surgió el período de acumulación originaria, económicamente la familia es la institución más importante para la apropiación y ocultamiento del trabajo femenino.
El culto al diablo reservado a las brujas, no tiene nada de extraño en el que la brujería está íntimamente ligada a la sexualidad. La mujer en efecto tiene el temible poder de dar vida; la maternidad tiene el aterrador poder de dar vida. La maternidad hace a las mujeres creadoras de seres de carne y hueso. Gracias a la alquimia milagrosa y secreta a la que los hombres jamás podrán acceder.
Este poder femenino sobre la vida tenia para el hombre algo fascinante y espantoso; aquello que no se conoce siempre da miedo. Una mujer embarazada o de parto adquiere una dimensión sagrada, oculta, mágica.
Las mujeres hechizadas se convirtieron en aliadas del diablo se decía en siglo XVIII ¿Acaso la iglesia católica no ha enseñado durante mucho tiempo que las mujeres eran criaturas demoniacas, mentirosas, infieles y tentadoras? En el concilio de Nicea (325) incluso se les negó el derecho a tener almas. El celibato de los sacerdotes puede entenderse como la antigua desconfianza de la religión con respecto a las mujeres.
Eva incitó a Adán a cometer el irreparable pecado original, ya que era más débil y más crédula que el hombre; Rebeca engaño a su esposo con la primogenitura de Esaú y Jacob.
La acusación de adoración al demonio fue traída al Nuevo Mundo, por los misioneros y conquistadores como herramienta para la subyugación de las poblaciones locales.
El hecho de que las victimas en Europa hayan sido fundamentalmente mujeres campesinas da cuenta, tal vez de la trasnochada indiferencia de los historiadores hacia este genocidio.
La caza de brujas constituye uno de los acontecimientos más importantes en el desarrollo
de la sociedad capitalista, ahondó las divisiones entre hombres y mujeres, desintegrando la comunidad campesina, al promover la privatización de la tierra, el aumento de los impuestos y la extensión del control estatal en todos aspectos de la vida social, destruyó el universo de prácticas, creencias de los sujetos sociales incompatibles con la disciplina de trabajo capitalista.
El movimiento feminista ha logrado que la caza de brujas saliera de la clandestinidad en la que se había confinado. Gracias a la identificación de las feministas con las brujas, adoptadas pronto como símbolo de revolución, reconocieron rápidamente que cientos de miles de mujeres no podrían haber sido masacradas y sometidas a las torturas más crueles de no haber sido porque planteaban un desafío a la estructura de poder.
