Primer Número

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Parum Dit

Catea num

Re et qubus

Aximagnis ut

Cerorium ipsam

Lauris que ominis

icatum sinis


Revista Quinqué no. 1 Enero de 2011 Publicaciòn trimestral Consejo Editorial: Félix García, Yaiza Rodríguez, Pablo Romo y Jave Villanueva info@razonyraiz.com Se autoriza la reproducción de los textos siempre y cuando se cite la fuente.


c o m b u s t i b l e Luces Presentación 4 Luces invitadas Homenaje 5 Dostoyevsky on Bush. John Prigge 8 trad. Luz a la Ponzoña

15

Literatura Poesía. Marcelo Texeira 22 Narración. Alejandro Piña 24

Don Sam el hombre de la palabra. Pablo Romo 25 Escucha la gran exclamación silenciosa. Martha Elena Welsh 29 Tom Waits del otro lado del espejo. Waitszappa 32 Himalaya 1999. Toache 34 Para el honor. Pablo Romo 37

Ilustración Alejandro Aranda 41 Las mechas de este Quinqué 61


Hay suficientes y hasta demasiadas publicaciones de todo tipo. Hay tanto que leer cada día que apenas nos da tiempo de vivir. La pregunta inmediata es ¿a cuento de qué, más textos publicados, y en una revista?. Bueno, digamos que queremos celebrar la vida a nuestro modo, es decir, leyendo y escribiendo. Como aquel “que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada” y que a los cincuenta años “era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza”, éstos, entrenados en el arte de las letras y los textos, Félix García, Yaiza Rodríguez, Pablo Romo y Javier Villanueva, quieren también salir al campo a buscar las batallas, los príncipes, las doncellas y los dragones, para liberar a los cautivos y desfacer los entuertos que son siempre tan comunes y cotidianos. Nuestra revista, quiere proyectar una suave luz como la del quinqué. Pequeña flama amarillenta que deja apenas ver las manos de quien la sostiene y parte del rostro de quien la lleva consigo para iluminarse; es una luz pálida y parpadeante, apenas suficiente para encontrar a otro, como intentaba Diógenes el cínico en la antigua Grecia, o para encontrarse con uno mismo, en el caso de hallar un espejo. La luz del quinqué no es deslumbrante y el espacio que ilumina, de corta distancia, permite la concentración y la intimidad, bajo una luz cálida y sigilosa. Quinqué quiere ofrecer este claror en tiempos de excesiva luz cegadora. Tiempos en que la oscuridad ha sido confinada, como si nos diera miedo imaginarnos sin cuerpo, sin límites, sin espacio. Salú...


J T ero Ca om me A rl as D Fr li C os El av C ie h M oy id Jo arl dri um ons M Sa C se os ch ac iv ar lin Sa arl A Le Ka ero ais tiín ge J m os Álv nk tz , A ez, r, ce Ga ose uel Mo are er , ve s z Ge br Sa G nt I do s rm iel ra ar em ca rf , c z an V ma iía ay a a , or M De rga go, A ane he s ce r sa Be ve o, . rn s, al ,

r, ge , s lin ez ve Sa iín e c d rt A o, vi Ma is er s, Da y va an ve e lo si o, f, m E on er , or M ce ro s M c tz d a A a z a s Je m os m Ka er ca or To arl Chu ich nk z I ay l, C li dr Le are tem , na A ie os Álv n ciía , er Fr rl A Mo ar ago B Ca se s G m as a. o g r, Jo arl uel ara ar hes ge , s C m S V e lin ez ve Sa se iel D Sa iín e c Jo br an d rt A o, vi Ma is Ga rm er s, Da y va Ge an ve e lo si o, f, m E on er , or M ce ro s M c tz d a A a z a s Je m os m Ka er ca or To arl Chu ich nk z I ay l, r Le re em , C i na l A ried os Álva ont ciía o, er F rl A M ar ag B Ca ose os l G am gas a. J rl ue r ar es Ca am Sa l V Deh S ose rie n J b a Ga erm G

Todos los años nos despedimos de alguien que no volveremos a ver y con esto cada año nos vamos convirtiendo, de manera más convincente cada vez, en ciudadanos del mundo, porque uno es de donde nace, es cierto, pero se es más de donde están sus muertos, y nuestros muertos han ido quedando regados en la tierra, en todas partes: en el mundo.

H O M E N A J E


El año 2010 fue un año especialmente significativo en pérdidas, porque nos despedimos de amigos entrañables dada la convivencia que pudimos establecer con algunos de ellos o la intimidad lograda al leer sus textos. Desde la antigüedad, que se remonta 40,000 años atrás en el enterramiento de la cueva de Shanidar, al norte de Irak, los humanos hemos puesto señales con ajuares funerarios y flores para indicar el lugar en el que están nuestros muertos, que se convierten así en lugares sagrados, en puntos de referencia que nos permiten seguir orientados en el mundo, y que nos prometen, también, la vida más allá de la muerte… Jerome David Salinger (1919-27 de enero de 2010), nació en Nueva York y es reconocido principalmente por su novela El guardián entre el centeno que es un clásico de la literatura moderna. Escribió también Nueve cuentos y Franny y Zooey. Tomás Eloy Martínez (1934-31 de enero de 2010), escritor y periodista argentino, guionista de cine y ensayista. Estudió en la Universidad Nacional de Tucumán y en la Universidad de París. Vivió el exilio en Venezuela y México y escribió: La pasión según Trelew, Los testigos de afuera, La mano del amo, Santa Evita y El vuelo de la reina. Carlos Montemayor Aceves (1947-28 de febrero de 2010), nació en Parral, Chihuahua, escritor y traductor, activista en defensa de los derechos humanos de los indígenas y de grupos vulnerables, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y cantante de ópera. Escribió: Tarahumara, Guerra en el paraíso, La tormenta y otras historias, La fuga, Las armas del alba, Minas del retorno, etc. Gabriel Vargas Bernal (1915-25 de mayo de 2010), historietista mexicano creador de la Familia Burrón que se publicó desde 1948 hasta 2009.

En 1983 le fue concedido el Premio Nacional de Periodismo de México. José Saramago (1922-18 de junio de 2010), novelista, poeta, dramaturgo y periodista portugués. Premio Nobel de literatura en 1998. Hijo de campesinos, trabajador de una editorial y comunista. Comenzó a publicar a partir de 1980: Levantado del polvo, Memorial del convento, El evangelio según Jesucristo, El año de la muerte de Ricardo Reis, El cerco de Lisboa, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, y Las intermitencias de la muerte, entre otros. Carlos Monsiváis Aceves (1938-19 de junio de 2010), es uno de los escritores más reconocidos del México contemporáneo. Su gran capacidad crítica y altura intelectual lo convierten en una voz reconocida. Trabajó como articulista de fondo para varios periódicos y revistas y escribió: Días de guardar, Amor perdido, Escenas de pudor y liviandad, Por mi madre, bohemios, Los mil y un velorios, crónica de la nota roja, Que se abra esa puerta, y más. Germán Dehesa (1944-2 de septiembre de 2010), profesor de la UNAM, dramaturgo y promotor cultural. La gaceta del ángel, su columna periodística de muchos años, le sirvió como foro abierto para influir en la opinión pública de manera incisiva. Escribió: Adiós a las trampas, La familia (y otras demoliciones), ¡Qué modos!, usos y costumbres tenochcas, Fallaste corazón. Friedrich Katz (1927-16 de octubre de 2010), historiador y antropólogo austriaco, hijo de padre judío y comunista que había participado en la Huelga General de Viena de 1918. Toda la familia llegó a México en 1940 gracias al asilo que el gobierno de Cárdenas había brindado a la República Española. Se formó en México y su segundo doctorado en la Universidad de Berlín fue luego su obra principal: La guerra secreta en México. También escribió Pancho Villa que fue el primer trabajo serio y el


más reconocido hasta ahora para sacar al personaje de la leyenda que siempre arropó al revolucionario. Alí Chumacero (1918-22 de octubre de 2010), poeta, editor y director de varias publicaciones. Becario de El Colegio de México y del Centro Mexicano de Escritores. Figura clave para el desarrollo del Fondo de Cultura Económica, famoso además de su obra, por haber sido el corrector de Pedro Páramo de Juan Rulfo cuando el Fondo lo publicó en 1955. Como poeta recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1984, el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1986 y el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 1987. Escribió: Páramo de sueños, Imágenes desterradas, Palabras en reposo, y mucho más aún. Carlos Lenkersdorf (1926-23 de noviembre de 2010), nació en Alemania y llegó a México en 1957. En 1973 abandonó las aulas para ir a vivir a Chiapas donde trabajó en la zona tojolabal, llegó allí con el espíritu de quien quiere aprender y no del que dice qué hacer. La inculturación comienza y crece a partir de la lengua. Escribió: Aprender a escuchar, Los hombre verdaderos, voces y testimonios tojolabales, Filosofar en clave tojolabal. José Álvarez Icaza Manero (1921-26 de noviembre de 2010), fundó el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) en 1964 cuando todavía era parte del Movimiento Familiar Cristiano, del cual se separó en 1968 en reclamo por el silencio de la Iglesia Católica frente a los acontecimientos de ese año. A través de Cencos apoyó el proceso de pacificación en el estado de Chiapas a partir del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Recibió muchos reconocimientos, entre ellos el Premio Sergio Méndez Arceo en 1996.


Luz a la Ponzoña

Dostoyevsky on

h s u B

John Prigge

W

ith the recent publication of his memoirs relating events from a demented, parallel universe, the world has once again been exposed to the toxic Bush. In a slightly more sane world no attention whatsoever would have been given to this, or at least the book would be shelved as pulp fiction in the crime section, with a 70% discount and a warning that the contents could burn brain cells. However, in the face of such banality, maybe it would be worthwhile to turn to a writer who, through the course of several masterpieces, had a few things to say about men like Bush. I would never belittle Fyodor Dostoyevsky by calling him a prophet. He was so much more than that. Dostoyevsky was a genius. In his relentless search for truth he laid bare the complexities of human nature. And, paradoxically, that included insights into what he invariable called the “ordinary man,” the man of “naïve arrogance.” The very nature of certain ordinary persons consists precisely of their perpetual and unvarying ordinariness, or, better still, when in spite of their most strenuous efforts to lift themselves out of the rut of ordinariness and routine, they still end forever in the identical and unvarying routine, then such persons acquire a certain character of their own-the typical character of mediocrity which refuses to remain what it is and desires at all costs to become original and independent, without having the lightest capacity for independence.


And Dostoyevsky gets more specific, though, with Bush in mind, we’ll have to give him the benefit of the doubt regarding some descriptive adjectives: There is, indeed, nothing more vexing than to be, for example, rich, of good family, of decent appearance, fairly well educated… and at the same time to possess no talent, no special quality, no eccentricity even, not a single idea of one’s own…

No one in recent years has better personified those words written in 1868 than George W. Bush. And, Dostoyevsky goes on to warn: for the ordinary person of limited intelligence nothing is easier than to imagine himself an exceptional and original person and to take delight in this delusion with no misgivings. It is enough for a man to feel in his heart a droplet of humanitarian and benevolent emotion to be immediately persuaded that no one feels so deeply as he and that he stands at the very vanguard of civilization. Naïve arrogance-if one may so express it-reaches extraordinary proportions in such cases.

If Bush didn’t suffer from this naïve arrogance and had any personal integrity at all, he would have told the billionaires that offered to buy him the presidency that he was unworthy. “Well, boys,” he could have said, “much obliged, it’s one thing, though, to be the governor of Texas, but the president? Come on, I love our country. I couldn’t do that to her!” And in the following quote from Dostoyevsky it requires no great leap of imagination to substitute Bush’s name for Pirogov’s: This naïve arrogance, this perfect confidence of the stupid man in himself and his own talent is superbly portrayed by Gogol in his marvelous character Lieutenant Pirogov. Pirogov has no doubt that he is a genius, and even superior to all other geniuses; in fact, he is so certain of it that he never once questions himself on the matter; indeed, for him questions do not exist…I have always regretted that Gogol gave the great Pirogov such a humble rank, for Pirogov is so self-satisfied that nothing could

be easier for him than to imagine himself-as his epaulettes grew thicker and more tangled with the years and promotionsan extraordinary military leader; or rather not imagine it, but simply fail to doubt it: he was made a general, so he must be a great military leader! How many such warriors have afterward perpetrated fiascoes on the field of battle?

And so Bush, the self-proclaimed war president, with the “perfect confidence of the stupid man in himself,” throws millions of souls into harm’s way in Iraq for a lucrative business deal. “Just look around,” Dostoyevsky writes, Blood is flowing in torrents, and in such a cheerful way, too, just like champagne. This sums up this nineteenth century of ours. There is Napoleon for you-both the great one and the present one. There is North America for you-Union Forever. Civilization produces in man only a multiplicity of sensations and…and absolutely nothing more. And through the development of this multiplicity, man will, I dare say, eventually reach the point where he finds pleasure in blood. Actually this has already happened to him. Have you noticed that the most refined blood-letters were almost without exception the most civilized gentlemen; all these various Attilas and Stenka Razins couldn’t hold a candle to them, and if they don’t stand out as strikingly as Attila and Stenka Razin, that’s precisely because we encounter them far too often, they are too common, they have become familiar. Anyway, because of civilization man has become if not more bloodthirsty, then surely bloodthirsty in a worse, more repulsive way than before. In the old days he saw justice in the bloodshed and with a clear conscience he exterminated whomever he thought fit; nowadays, although we consider bloodshed an abomination, we practice this abomination just the same, and even more than before. You decide for yourselves which is worse.

So says the narrator of Notes from the Underground, and he had yet to see the twentieth century! However, here Bush is the exception among the blood-letters. He is neither civilized nor a gentleman. I will cite just one example, as it would take a book thicker than The Brothers Karamazov to list all the examples of his staggering vulgarity, treachery and dishonesty, including, but not limited to,


corporate, stock, and real estate fraud, war crimes, and insulting the Queen of England. To wit, when Sheriff Bush announced that Saddam had forty-eight hours to get out of town to avoid war, he carelessly remarked soon after that Iraq had to be invaded regardless of his presence or not. But that’s not the end of the story. The cruise missile that took out the restaurant where intelligence had placed Saddam was launched before the forty-eight hours had elapsed. What a scumbag! Even James Bond villains respect their ultimatums!

For Dostoyevsky, words were sacred, and he is one of the masters in the art of words. But no art is safe from being cheapened and corrupted. And there is no respect to the art of words in the mouth of the man of naïve arrogance, the stupid man. After 9/11 Bush stood before the world, which generously offered its sympathy for the events of that day, and proceeded to reduce language into meaninglessness. Only a stupid man like Bush could succeed in turning the word freedom into a cliche.

Except for the quote from Notes from the Underground, all the other quotes above come from The Idiot. However, Prince Myshkin is not an idiot in the current sense of the word. Dostoyevsky was referring to one of the classical Greek definitions; that of the individual living apart from society and often associated with hermits, vagabonds, and shepherds. In Greek society idiots were frequently considered unreliable, selfish, and ignorant because they avoided citizenship and political participation. And, over the centuries, the term began to apply to people who were lacking in intelligence, so that now, a book entitled The Idiot would most likely be a biography of George W. Bush.

-On Sept. 11th- he said, -enemies of freedom committed an act of war against our country…Freedom is under attack. Americans are asking, why do they hate us? They hate our freedom…They stand against us because we stand in their way…Every nation now has a decision to make. Either you are with us, or you are with the terrorists…This is the fight of all who believe in pluralism, tolerance, and freedom…This country will define our times…As long as the United States of America is determined and strong, this will not be an age of terror; this will be an age of liberty here and across the world…In our grief and anger we have found our mission and our moment. Freedom and fear are at war. The advance of human freedom now depends on us. We will rally the world to this cause…Freedom and fear, justice and cruelty, have always been at war, and we know that God is not neutral between them. We’ll meet violence with patient justice-assured of the rightness of our cause and confident in the victories to come…In all that lies before us, may God grant us wisdom and may he watch over the United States of America.

Until recently there was a clause in the state constitution of Arkansas that read “No idiot or insane person shall be entitled to the privileges of an elector.” Imagine if, after the Supreme Court of the U.S. usurped the election process and gave the presidency to Bush, if they could have gone back to court and annulled the Arkansas electoral vote on the grounds of that clause. There would have been no difficulty in proving Bush’s guilt, as many of his own supporters knew he was an idiot; albeit their idiot. (Just as cia director Dulles admitted that Somoza was a bastard, “But, he’s our bastard.”)

I apologize if you just lost a few brain cells. How very appropriate an example of naïve arrogance! And from that shameless show of ignorance and conceit, out of all the blatant hypocrisies, all the meaningless,


useless platitudes and clichés, came the Bush Doctrine. (Now there’s an oxymoron for you; linking the name of Bush to a word that implies a set of principles!) And one of its initial acts was to bring democracy to the Middle East. Funny, though, how their propaganda never put Saudi Arabia, Kuwait, or Egypt, to mention just three, on the list to be democratized. But, of course, that wasn’t really what they meant. When have they meant what they say? The intent of the Clear Skies Initiative actually allowed coal plants to emit more pollution. The Healthy Forest Initiative meant a give-away of over 2.5 million acres of national forests to logging companies. And, of course, the Bush Doctrine isn’t about democracy; it’s about exporting unfettered capitalism and kleptocracy. So, in short, the Bush Doctrine, with its very own interpretation of freedom and democracy, decided what would be most advantageous for the rest of the world. Advantage! -the narrator of Notes from the Underground criesWhat is this thing called advantage? And would you really be willing to take it upon yourself to define with absolute precision exactly what constitutes man’s advantage? You say the advantages are well-being, wealth, freedom, tranquility, well, and so on, and so on; so that a man who would, for instance, overtly and knowingly go against this whole list, would be, in your opinion…an obscurantist or an absolute madman, right? But one thing is strange: why does it happen that when all these statisticians, sages, and lovers of mankind enumerate man’s advantages, they invariably omit one advantage? Think about it, gentlemen -Dostoyevsky continues- isn’t there always, in fact, some such thing that is dearer to almost every man than his best advantage, that is more paramount and more advantageous than all the other advantages and for which a man is ready to go against all the laws, that is, against reason, honor, tranquility, well-being-in a word, against all those beautiful and useful things-all for the sake of attaining that fundamental, most advantageous advantage that is dearer to him than anything else?” And he goes on to say that it is “...namely, that man in every place and time, no matter who he was, liked to do what he wanted and absolutely not what reason and his own advantage indicated, and one can want something opposed to one’s own advantage, and sometimes one even

positively must. Your very own unrestricted and free wanting, your very own fancy, no matter how wild, your own fantasy, even if sometimes excited almost to the verge of madnessall these things make up that aforementioned, omitted, most advantageous advantage, the one which does not fit into any classification and because of which all systems and theories are constantly shattered to hell. Man needs only and exclusively an independent wanting, whatever this independence may cost or wherever it may lead.

Now, if we can resuscitate the word freedom, if we can cleanse it of the foul toxins that Bush has exposed the word to, we can see that this word exemplifies most perfectly what the Notes from the Underground narrator is saying. The word is from the old Anglo-Saxon. The Germanic tribes, rather than submit to the advantages of the Roman Empire, preferred to remain free, “whatever this independence may cost,” even if it meant freedom; that is, free to go to their doom. Several insiders of the Bush regime have described Bush’s decision making process. A summary includes such descriptions as “impatient,” “intolerant of lengthy briefings and long debates,” avoiding “getting bogged down in trivial details,” “sheer, steadfast determination,” “pulls together groups that confirm his decisions,” “goes by hunch and intuition,” has “no doubts that he’s getting good advice and an adequate range of opinion,” is “action-oriented,” etc. So, we get the gist of it, the good ol’ gut-feeling. For crying out loud, we already knew he wasn’t using his brain; except that part where greed registers as the cash kept clunking in. Once again we hear from the Notes from the Underground narrator: …all those matter-of-fact people and men of action act because they are dull and narrow. How can that be explained? Here’s how: as a consequence of that narrowness they take immediate and secondary causes as primary ones, and in that way they are convinced sooner and more easily than other people that they have found an unimpeachable basis for their actions; it puts


their minds at rest, and that’s the important thing. After all, to act, you have to have your mind completely at rest beforehand and have absolutely no doubts left.

How often during those frightening and frustrating eight years did we hear Bush gloat over his state of wellbeing and his peace of mind? “I must tell you,” he told an interviewer, “I’m sleeping a lot better than people would assume.” And while the thousands of deaths, lies, and billions of dollars of fraud accumulated about him, he was fond of saying that he and Laura were having the best time of their lives, that no regrets troubled him, and now, with the memoirs, we learn that the worst moment of his presidency was when a black musician called him a racist over the mishandling of the Katrina disaster. (I pity the poor ghost writer who apparently found Bush so dull and witless that in desperation to deliver something for publication, and more millions to the Bush coffers, it now appears had to resort to plagiarizing from other sources.) To provide contrast for Bush’s breathtaking complacency the hyperconscious narrator of Notes from Notes from the Underground appeals for a richer, fuller existence. After all, perhaps well-being is not the only thing man likes? Perhaps he likes suffering just as much? Perhaps suffering is just as advantageous to him as well-being? Yet man sometimes likes suffering terribly, to the point of passion, and that is a fact. There isn’t any need here to look at world history; ask yourself if only you’re a man and have lived a little. As far as my personal opinion is concerned, to like nothing but wellbeing is somehow even indecent…Suffering-why, after all, it is the sole cause of consciousness.

As for the attribute of steadfast determination that Bush apologists often point to, the suffering narrator had a succinct observation on that. “The worthy ants began with the anthill and, most likely, will end with

the anthill, which pays great tribute to their constancy and steadfastness.” The character of Ivan, one of the brothers in Dostoyevsky’s last novel The Brothers Karazamov, is first described sympathetically in Notes from the Underground as the wretched mouse who has succeeded in erecting around itself so much more in the form of doubts and questions; to the one question it brings so many unresolved questions that it unavoidably collects all around itself some kind of fatal glop, some kind of stinking muck made up of it’s doubts, worries and, finally, the spittle showered on it by the matter-of-fact men who stand around grandly in the guise of judges and dictators and laugh heartily at the mouse with all the power of their robust throats.

And the precursor of Ivan wonders how he can put his mind to rest: Where are the primary causes to sustain me, where are the foundations? Where will I lay my hands on them? Thinking is my preoccupation, consequently every primary cause of mine drags along right behind it another one, still more primary, and so on into infinity. That -he proclaims- is precisely the essence of all consciousness and thinking.

But Ivan’s torments over his existential doubts and moral responsibility take him to the breaking point, and he begins to envy the man of action, the man of naïve arrogance, and finally he explains the paradox to his brother, the monk Alyosha, “The stupider one is,” he says, “the clearer one is. Stupidity is brief and artless, while intelligence wriggles and hides itself. Intelligence is a knave, but stupidity is straightforward.” Well, I guess that is about the best that can be said for a stupid man like George W. Bush. But, unlike him, I sure have regrets, and one is that that idiot was ever president of the United States.


Before I conclude by remarking on a few instances illustrating the radically different essences of Dostoyevsky the genius and dreamer, and Bush the close-minded mediocrity, allow me to dare mention that they did have one thing in common…both their fathers were petty tyrants. Dostoyevsky’s father was such a brutal despot, apparently even practicing droit du seigneur, the feudal lord’s supposed right to violate the vassal’s bride on her wedding night, that the serfs of his estate rose up and murdered him. It’s a pity that the victims of Bush, Sr., those from around the world while he was director of the cia, from Central America and Grenada while vice-president, and Apartheid South Africa and Panama while president, never had the chance to get their hands around his throat. Any comparisons between Dostoyevsky and Bush abruptly end here. As a young man Dostoyevsky was literally before the raised rifles of a firing squad for reading Belinsky’s Letter to Gogol to a radical, clandestine group when a last minute reprieve from Czar Nicholas I came through. Instead, he was sent for several years to a Siberian prison camp. Being a writer, he was forbidden to write. Bush was able to avoid the Vietnam War by family connections which put him at the top of the list for the Texas National Guard. Being a partier, Bush was allowed to keep partying. And on a pertinent subject, that of Bush’s alcoholism, in describing the roguish Captain Lebyatkin in The Possessed, Dostoyevsky writes: Although he had stopped drinking, Lebyatkin still didn’t seem to be quite sober mentally. Habitual drunkards often tend to become permanently incoherent-dazed as it were-although they can still lie, cheat, and deceive…

There is a galling anecdote apropos to Bush tucking himself safely into the National Guard, never in their

history called to go overseas until he himself sent them to die in Iraq, but I’m sure it won’t be found in the toxic memoirs. (At least I would assume that the poor ghost writer was paid to cuddle Bush and avoid inappropriate irony.) In a videoconference in 2008 with soldiers in Afghanistan, Bush said, “I must say, I’m a little envious. If I were slightly younger and not employed here, I think it would be a fantastic experience to be on the front lines of helping this young democracy to succeed.” As if this wasn’t already painful enough, he added insult to injury. “It must be exciting for you…in some ways romantic, in some ways, you know, confronting danger.” Excuse me for a moment, I’m feeling sick… Anyone who has read Dostoyevsky knows what a terrific sense of humor he had, both ironic and empathetic. One sheds genuine tears of laughter and sorrow, of joy and compassion while immersed in his masterpieces. Those who have been subjected to Bush’s brand of humor know it to be hostile, noxious, callous, and bitter. One repugnant sample will suffice. In March 2004 Bush stepped before the Radio and Television Correspondents Dinner to perform a skit. With thousands already dead in Iraq and hundreds more dying daily, he proceeded to show pictures of himself looking under a table in the Oval Office for the nonexistent weapons of mass destruction. As the dutiful journalists chuckled over the prevailing deception used to invade Iraq, the smirk of the eternally self-satisfied man of naïve arrogance was on full display. For those who can stomach it, see the youtube video titled Bush Joke Video: DC Humor in Bad Taste. One can also spot the professional male prostitute Joe Lieberman giggling away at Bush’s antics. But, kudos to Nancy Pelosi, who doesn’t appear to join in the hilarity.


Dostoyevsky relentlessly searched for truth all his life. He never spared himself with his brutal honesty. “Suffering... why, after all, it is the sole cause of consciousness.” He strove to reveal the truth from as many different points of view as he could imagine. He was so convincing that some have suspected him of being guilty himself of certain of the crimes of his tortured protagonists. All the beautiful and repulsive, brilliant and ignorant, exalted and suffering souls that he created live before our very eyes as we read his masterpieces. Fyodor Dostoyevsky aimed for truth.

George W. Bush’s search for truth never went further than looking under tables for wmd’s. But, he also had goals. One was to not have sex in the Oval Office. The other was to “replenish the ol’ coffers.” Actually, this was said in response to what he would be doing after his term expired, though it does describe perfectly his actions while in office. On the other hand, now that he is out of office and the entire world heaves a collective sigh of relief, I believe he must have one other overriding aim in life…to stay out of jail.


Dostoyevsky on Bush

C

L uz a

on la reciente publicación de sus memorias, relatando los incidentes de un universo paralelo enfermo, el mundo ha sido expuesto, otra vez, a la ponzoña de Bush. En un mundo un poco más sano, no se le habría dado ninguna atención o, por lo menos, el libro se hubiera dejado, por su propia naturaleza, en la sección de crímenes, con un descuento del 70% y la advertencia de que el contenido podría dañar las células del cerebro. Sin embargo, frente a la banalidad, tal vez sería conveniente recurrir a un escritor que, en el lapso de varias obras maestras, tendría algunas cosas que decir sobre hombres como Bush.

la a ñ o z n o p John Prigge

Nunca podría menospreciar a Fyodor Dostoyevsky llamándolo profeta. Él era mucho más que eso. Dostoyevsky era un genio. En su incansable búsqueda de la verdad, puso al descubierto la complejidad de la naturaleza humana. Y, paradójicamente, esto incluye la intuición de lo que llamaba invariablemente “hombre mediocre”, como el hombre de “arrogancia ingenua”. La naturaleza misma de ciertas personas ordinarias consiste precisamente en su perpetua e invariable rudeza o, todavía más, cuando a pesar de sus esfuerzos más vigorosos para salir de la rutina y la cotidianidad, terminan siempre en idéntica e invariable rutina; estas son las personas que tienen el típico carácter de la mediocridad que se niega a seguir siendo lo que es y quiere a toda costa ser original e independiente, sin tener la mínima capacidad de independencia.


Dostoyevsky es todavía más específico, pero, con Bush en la cabeza, tendremos que darle el beneficio de la duda con respecto a algunos adjetivos descriptivos: De hecho, no existe nada más molesto que ser, por ejemplo, rico, de buena familia, de aspecto decente y bien educado… y al mismo tiempo no tener ningún talento, ninguna cualidad especial, incluso sin excentricidad, y sin ideas propias.

En los últimos años, nadie ha personificado mejor estas palabras escritas en 1868 que George W. Bush. Dostoyevsky continúa: para la persona ordinaria de inteligencia limitada no es difícil imaginarse a sí misma como una persona excepcional y original, deleitándose con este engaño, sin dudas. Es suficiente con que un hombre sienta en su corazón una gota de emoción humanitaria y benevolente para que inmediatamente esté convencido de que nadie siente más que él y que se sitúa en la vanguardia de la civilización. La arrogancia ingenua, si así puede expresarse, alcanza proporciones extraordinarias en estos casos.

Si Bush no sufre de esta arrogancia ingenua y tiene integridad personal en todo, tendría que haber dicho a los multimillonarios que se ofrecieron para comprarle la presidencia y tomar un puesto del que no era digno: “Bueno, muchachos, estoy muy agradecido, sin embargo, una cosa es ser gobernador de Texas, pero ¿Presidente? Vamos, amo nuestro país. No podría hacerle esto”. En la siguiente cita de Dostoyevsky no se requiere de un gran salto de la imaginación para substituir el nombre de Bush por el de Pirogov: Esta arrogancia ingenua, esta perfecta confianza del hombre estúpido en sí mismo y en su propio talento, está magníficamente retratado por Gogol en su maravilloso personaje Lieutenant Pirogov. Pirogov no duda de que es un genio, incluso es superior a otros genios; está tan seguro que nunca se pregunta a sí mismo sobre la cuestión, de hecho, para él no existen preguntas… Siempre he lamentado que Gogol diera a Pirogov un humilde

rango, Pirogov está tan satisfecho de sí mismo que nada podría ser más fácil para él que imaginarse con su traje militar y con el paso de los años verse convertido en un extraordinario líder militar, no lo imagina, pero simplemente no lo duda, fue nombrado general y por lo tanto debe ser un gran líder militar. ¿Cuántos guerreros así han consumado fiascos en el campo de batalla?

Así Bush, el autoproclamado “presidente guerrero” con “la perfecta confianza del hombre estúpido en sí mismo” arroja a millones de almas al sacrificio en Irak a cambio de un negocio lucrativo. “¡Miren a su alrededor!”, escribe Dostoyevsky, En el mundo corre mucha sangre, incluso alegremente, como champaña. ¡Miren nuestro siglo XIX! ¡Miren a Napoleón, al grande, y al de hoy! ¡Miren a América del Norte y su unión, fundada para siempre! La civilización sólo aumenta el número de nuestras sensaciones, nada más. Por ello, es muy probable que el hombre logre descubrir cierta voluptuosidad en el correr de la sangre. Es más, ya se dan algunos casos. ¿Saben acaso que los asesinos más temibles fueron siempre los caballeros más civilizados, y que junto a ellos los Atila y los Stegnka Razin parecen casi inofensivos? Que esos señores sean menos célebres se debe a que los vemos más frecuentemente y ya nos hemos acostumbrado a ellos. No digo que la civilización hace al hombre más sanguinario, pero sí mucho más perverso, más cobardemente sanguinario. Mucho tiempo atrás, el hombre se consideraba con derecho a matar, y, con la conciencia tranquila, mataba de acuerdo a su conveniencia. Hoy, aún cuando creemos que el derramamiento de sangre es algo repudiable, seguimos matando, y matamos con más frecuencia que antes. ¿Esto es lo mejor? Decídanlo ustedes.

Eso dice el narrador de Memorias del subsuelo, que aún no había visto el siglo XX. Sin embargo, aquí Bush es la excepción entre los “asesinos”. Él no es ni civilizado ni caballero. Citaré sólo un ejemplo porque habría que escribir un libro más grueso que Los hermanos Karamazov para enlistar todos los ejemplos de su asombrosa vulgaridad incluyendo, aunque no limitando, el fraude estatal, el fraude empresarial, el de los bienes raíces,


los crímenes de guerra y sus metidas de pata. A saber, poco después de que el “jefe” Bush anunció que Saddam tenía cuarenta y ocho horas para salir del país y evitar la guerra, dijo sin ningún cuidado, que Irak tenía que ser invadido sin importar su presencia o no. Y eso no es el final de la historia. El misil de crucero que se lanzó al restaurante donde la “inteligencia” suponía que Saddam estaba comiendo, fue activado antes de las cuarenta y ocho horas. ¡Qué desgraciado! Hasta los villanos de James Bond respetan un ultimátum.

Para Dostoyevsky las palabras son sagradas y fue un maestro en el arte de la palabra. Pero ningún arte está a salvo de la corrupción y la devaluación. Y no hay respeto al arte de las palabras en la boca del hombre de arrogancia ingenua, el hombre estúpido. Después del 11 de septiembre Bush se paró ante el mundo, que generosamente ofreció su simpatía por los acontecimientos de ese día, y procedió a reducir el lenguaje a la falta de sentido. Sólo un hombre estúpido como Bush podría transformar la libertad en un cliché.

Excepto la cita de Memorias del subsuelo, todas las otras citas anteriores son de El idiota. Pero, el príncipe Myshkin no es un idiota en el sentido usual de la palabra. Dostoyevsky está haciendo referencia a una clásica definición griega: aquella persona que vive apartada de la sociedad, a menudo asociada a ermitaños, vagabundos o pastores. En la sociedad griega los idiotas eran frecuentemente considerados poco confiables, egoístas e ignorantes porque evitaban la participación social y política. A lo largo de los siglos, el término comenzó a aplicarse a personas que carecen de inteligencia, actualmente, un libro titulado El idiota, sería, sin duda, una biografía de George W. Bush.

-El 11 de septiembre- dijo, -los enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país… La libertad está bajo ataque. Los estadunidenses se preguntan, ¿por qué nos odian? Porque odian nuestra libertad… Están contra nosotros porque estamos en el camino correcto… Ahora, cada nación debe tomar una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas… Esta es la batalla de todos los que creen en el pluralismo, la tolerancia y la libertad… Este país definirá nuestra época… Mientras los Estados Unidos de América esté determinada y fuerte, no habrá una era de terror, habrá una era de libertad, aquí y en todo el mundo… En nuestro dolor e ira, hemos encontrado nuestra misión y nuestra oportunidad. La libertad y el miedo están en guerra. El avance de la libertad humana depende ahora de nosotros. Vamos a unir al mundo en esta causa… La libertad y el miedo, la justicia y la crueldad, siempre han estado bajo ataque, y sabemos que Dios no es neutral ante eso. Nos uniremos en espera de la justicia con la seguridad en nuestra causa y con la confianza en la victoria por venir… En todo lo que tenemos por delante, que Dios nos conceda sabiduría y que vele por los Estados Unidos de América-.

Hasta hace poco había una cláusula en la Constitución Estatal de Arkansas que decía: “Ninguna persona idiota o demente gozará de los derechos de un elector”. Imagínate, si después de que la Suprema Corte de los Estados Unidos usurpó el proceso electoral y dio la presidencia a Bush, hubiera tenido que regresar para anular la votación de Arkansas sobre la base de esta cláusula. No habría habido ninguna dificultad en demostrar la culpabilidad de Bush, sobre todo si sus propios partidarios sabían que era un idiota, pero, claro, era “su idiota” (así como Dulles, el director de la cia, admitió que Somoza era un cabrón, “pero, él es nuestro cabrón”).

Perdón por si acabas de perder algunas células cerebrales.


¡Qué mejor ejemplo de la arrogancia ingenua! Y desde este vergonzoso espectáculo de ignorancia y vanidad, con tanta evidente hipocresía, todo sin sentido, con tópicos inútiles y clichés, llega la Doctrina Bush (y aquí viene una contradicción: el nombre de Bush unido a una palabra que implica un conjunto de principios). Uno de sus propósitos iniciales era llevar la democracia a Medio Oriente. Es curioso, su propaganda nunca habló de Arabia Saudita, Kuwait o Egipto, por mencionar sólo tres, como países a democratizar. Pero, por supuesto, eso no era lo que querían decir. ¿Cuándo han dicho lo que quieren decir? La intención de Clear Skies Initiative (Iniciativa cielos claros) es permitir que las centrales de carbón emitan más contaminación. El Healthy Forest Initiative (Iniciativa bosques sanos) significó regalar a la compañías taladoras 2.5 millones de acres de parques nacionales. Y, por supuesto, la Doctrina Bush no es sobre la democracia, se trata de exportar el capitalismo y la cleptocracia. Así que, en definitiva, la Doctrina Bush, con su propia interpretación de la libertad y la democracia, decidió qué sería la ganancia para el resto del mundo. ¡Ganancia! -grita el narrador de Memorias del subsuelo- ¿Qué es la ganancia? ¿Pueden ustedes definirme con exactitud en qué consiste la ganancia del hombre? Las ganancias humanas son, entonces, según ustedes, la riqueza, la comodidad, la tranquilidad, la libertad, etcétera. Tanto es así que el hombre que rechace categóricamente ese catálogo debe ser considerado, en su opinión...como un oscurantista y como loco. ¿No es verdad? Pero sucede algo muy extraño. ¿Cómo puede ser que esos estadistas, esos filántropos, esos sabios, dejen de lado cierto elemento importante en sus cálculos? ¿Acaso no hay algo más querido para cada uno de nosotros que nuestras ganancias? -continua Dostoyevsky- ¿No existe para nosotros una ganancia más propia, más secreta, más interesante que todas las otras ganancias, más alta que todas ellas, una ganancia por la que los hombres están dispuesto a obrar, si es necesario, en contra de todas las reglas, en contra de la razón, sacrificando, si es necesario, el honor, la paz, la felicidad, todas las cosas bellas y convenientes, sólo por obtener algo que le es más querido que todo lo demás, algo en lo que ve su única ganancia?

-y continua diciendo- esa causa es que el hombre, sea el que sea, aspira siempre a obrar según su voluntad y no según las prescripciones de la razón y de la ganancia. Ahora bien, yo creo que la voluntad de uno puede, y a veces incluso debe, oponerse a sus ganancias. Mi voluntad; mi libre albedrío; mis caprichos, por insensatos que sean; mi imaginación sobreexcitada hasta la demencia... Esto es lo que no se tiene en cuenta, esta es la preciosa ganancia que ignoran todas esas clasificaciones de ustedes y que hace estallar todos los sistemas, todas las teorías. El hombre sólo quiere una voluntad independiente, cueste lo que cueste la independencia.

Ahora, si somos capaces de reavivar la palabra “libertad”, si podemos limpiarla de la ponzoña que Bush ha puesto de manifiesto en ella, podemos ver lo que esta palabra significa más exactamente en el discurso del narrador de Memorias del subsuelo. La palabra viene del antiguo anglosajón. Las tribus germánicas, antes que aceptar las “ganancias” del Imperio Romano, prefirieron permanecer libres, “cueste lo que cueste la independencia”, aunque eso signifique la ruina (Freedom viene de free, libre, y doom, ruina). Varios conocedores del gobierno de Bush han descrito el proceso de su toma de decisiones. En resumen, incluyen descripciones como: “impaciente”; “intolerante a reuniones de información y largos debates”; evita “perderse en los detalles”; prefiere “determinaciones rápidas y fáciles” con “grupos que confirman sus decisiones”; “nunca duda de que cuenta con consejeros calificados y un buen rango de opiniones”, y está siempre “orientado a la acción” siguiendo medidas “que son puras ‘buenas’ corazonadas y sospechas”, etcétera. Okey, ya nos cayó el veinte, claro, ya sabíamos que no estaba usando el cerebro, excepto la parte donde se registra la avaricia y donde se cuenta el dinero. Una vez más escuchamos al narrador de Memorias del subsuelo: ...los hombres de acción son activos porque son lerdos y mediocres. ¿Cómo puede ser esto? He aquí la explicación:


debido a la estrechez de su espíritu, toman las causas secundarias, inmediatas, por las principales; y fácilmente, mucho mas fácilmente que los no obtusos, creen haber encontrado las razones firmes, fundamentales, de su accionar. Y así se tranquilizan, eso es lo principal. Porque para poder obrar hay que conseguir de antemano una perfecta tranquilidad y no tener el menor indicio de duda.

¿Con qué frecuencia oímos, durante aterradores y frustrantes ocho años, a Bush hablar de su estado de bienestar y su tranquilidad mental? “Debo decirle”, dijo a un reportero, “estoy durmiendo mucho mejor de lo que las personas piensan”. Y mientras había miles de muertos, mentiras y fraudes de millones de dólares acumulados sobre él, le gustaba decir que él y Laura estaban teniendo el mejor momento de su vida, que no tenía de qué arrepentirse ni remordimientos. Y ahora, en sus memorias, nos enteramos de que el peor momento de su presidencia fue cuando un músico negro le llamó racista por el mal manejo del desastre Katrina. (Compadezco al pobre redactor por tener que tratar con alguien tan torpe y hueco que, en su desesperación por publicar este libro y llevar más dólares a las arcas de los Bush, ahora parece que tuvo que plagiar de aquí y allá). Para proporcionar un contraste impresionante ante la complacencia de Bush, el narrador hiperconsciente de Memorias del subsuelo habla de los recursos para una vida más delicada y plena. ¿Acaso el sufrimiento no puede ser para él tan ventajoso como el bienestar? El hombre, a veces, desea apasionadamente sufrir: está comprobado. No hay necesidad de revisar la historia universal. Preguntémonos a nosotros mismos; bastará que seamos hombres para responder, por poco que hayamos sufrido. Si quieren conocer mi opinión sobre este asunto, les diré que es incluso un error grave desear únicamente el bienestar... El sufrimiento... pero, si es justamente la única causa de la conciencia.

En cuanto al atributo de “firme” determinación que los apologistas de Bush señalan, el narrador de Memorias

del subsuelo tiene una breve observación: “Las dignas hormigas empezaron construyendo hormigueros y, muy probablemente, los seguirán construyendo eternamente, dada su constancia y su firmeza”. Iván, uno de los hermanos de la última novela de Dostoyevsky, Los hermanos Karamazov, está descrito por primera vez con simpatía en Memorias del subsuelo, el pobre ratoncito …está ahora rodeado, en forma de dudas y vacilaciones, ha sumado a la primera pregunta tantas otras sin respuesta, que, haga lo que haga, se crea alrededor de su persona un lodazal hediondo, un pantano pestilente y cenagoso, formado por todas sus vacilaciones, todas sus sospechas, las inquietudes y los salivazos que le arrojan los hombres de acción que lo rodean, lo juzgan, lo aconsejan y se ríen de él a mandíbula batiente.

Y el precursor de Iván se pregunta cómo puede tranquilizar su mente: ¿Dónde puedo encontrar los principios fundamentales sobre los que levantar mi vida? ¿Dónde está mi columna, adónde puedo ir a buscarla? Me entrego al pensamiento. Dicho de otro modo, en mí, las ideas llaman a las ideas, y así hasta el infinito. Ésa -proclama- es la esencia del pensamiento, de la conciencia.

Pero los tormentos de Iván con respecto a sus dudas existenciales y su responsabilidad moral lo llevan al punto de ruptura, y comienza a envidiar a los hombres de acción, al hombre de “arrogancia ingenua” y, por último explica a su hermano, el monje Aloysha, esta paradoja: “Mientras más estúpido se es”, dice, “menos dudas se tienen. La estupidez es temporal y no tiene chiste, mientras que la inteligencia se retuerce y se esconde”. Bueno, supongo que es lo mejor que se puede decir acerca de un hombre estúpido como George W. Bush. Pero, a diferencia de él, yo tengo remordimientos, porque este idiota nunca debió ser presidente de los Estados Unidos.


Antes de concluir quiero remarcar algunos casos que ilustran las esencias radicalmente distintas de Dostoyevsky, el genio y soñador, y Bush, el mediocre de mente cerrada, aunque tenían una cosa en común: sus padres eran pequeños tiranos. El padre de Dostoyevsky era un déspota brutal, tomaba incluso el “derecho de pernada” y violaba a las esposas de sus vasallos en la noche de bodas, hasta que sus siervos se levantaron y lo asesinaron. Es una lástima que las víctimas de Bush padre, los de todo el mundo, mientras fue director de la cia; los de América Central y Granada, cuando era vice-presidente; los del apartheid en Sudáfrica y Panamá, mientras era presidente, nunca tuvieron la oportunidad de poner sus manos alrededor de su garganta. Cualquier otra comparación entre Dostoyevsky y Bush es imposible. Cuando Dostoyevsky era joven, estuvo frente a un pelotón de fusilamiento por haber leído en un grupo clandestino radical la carta de Belinsky a Gogol, pero a última hora llegó una orden de aplazamiento del Zar Nicolás I. A cambio, fue enviado por varios años a un campo de prisioneros en Siberia. Siendo un escritor, se le prohibió escribir. Bush en cambio fue capaz de escapar a la guerra de Vietnam gracias a las conexiones de su familia que lo puso en la lista de la Texas National Guard. Siendo un fiestero, le permitieron seguir en la fiesta. Sobre este tema, el alcoholismo de Bush, al describir al pícaro Capitán Lebyatkin en Los demonios, Dostoyevsky escribe: A pesar de que había dejado de beber, Lebyatkin no parecía estar sobrio mentalmente. Los borrachos habituales tienden a convertirse en incoherentes permanentes, acostumbrados a mentir, engañar y robar…

Existe una historia asquerosa que advierte sobre el comportamiento de Bush quien, para salvarse de la guerra, se escondió en la Guardia Nacional que nunca en

la historia había salido a misiones en el extranjero hasta que él los envió a morir a Irak, pero estoy seguro que eso no está en las ponzoñosas memorias. (Por lo menos, supongo que el pobre redactor estuvo bien pagado para evitar esta ironía). En una video conferencia de 2008 con soldados en Afganistán, Bush dijo: “Debo confesar que tengo un poco de envidia. Si yo fuera más joven y no tuviera este trabajo, pienso que sería una experiencia fantástica estar en el frente para ayudar a que esta joven democracia tenga éxito”. Y como si esto no fuera bastante doloroso, puso más leña en el fuego: “Debe ser emocionante para ustedes… en cierto modo romántico, de alguna manera, ya saben, enfrentar el peligro”. Perdón, un momento, por favor, voy a vomitar… Cualquiera que haya leído a Dostoyevsky conoce su gran sentido del humor, irónico y con empatía. Uno llora de risa o tristeza, de alegría o compasión mientras lee cualquiera de sus obras maestras. En cambio, quienes han conocido el humor de Bush saben que es hostil, nocivo, amargo y cruel. Una muestra será suficiente. En marzo de 2004 en la cena de corresponsales de radio y televisión, Bush hizo una broma. Con miles de muertos en Irak y cientos que mueren diariamente, procedió a mostrar imágenes de sí mismo mirando debajo de la mesa de la Oficina Oval en busca de armas de destrucción masiva. Los periodistas “chayoteros” se rieron del engaño utilizado para invadir Irak, y la sonrisa satisfecha del hombre de “arrogancia ingenua” pagado de sí mismo, se exhibe para el mundo entero. Aquellos que puedan soportarlo, vean el video de youtube titulado: Bush Joke Video: DC Humor in Bad Taste. También se puede ver al miserable senador Joe Lieberman riéndose de las payasadas de Bush. Pero, felicitaciones a la senadora Nancy Pelosi, que no parece unirse al coro.


Dostoyevsky buscó la verdad durante toda su vida. Con una honestidad brutal, nunca se perdonó. “El sufrimiento... pero, si es justamente la única causa de la conciencia”. Se esforzó por revelar la verdad desde tantos puntos diferentes como pudo imaginar. Fue tan convincente, que algunos han sospechado que fue el culpable de algunos de los crímenes de sus torturados protagonistas. Todas las almas bellas y repulsivas, brillantes e ignorantes, exaltadas y sufrientes que él creó, viven ante nuestros ojos al leer sus obras maestras. Fyodor Dostoyevsky estaba regido por la verdad.

La búsqueda de la verdad de George W. Bush nunca fue más allá de ver debajo de la mesa investigando las armas de destrucción masiva. Pero, él también tenía objetivos. Uno de ellos era no tener relaciones sexuales en la Oficina Oval. Otro era “rellenar todos mis cofres”. En realidad esto fue dicho en respuesta a lo que iba a hacer después, pero describe perfectamente sus acciones durante su mandato. Por otro lado, ahora que está fuera de su mandato y el mundo entero puede dar un suspiro de alivio, creo que él tiene otro objetivo primordial en la vida… evitar la cárcel. Traducción: Félix García


Tal vez poema Marcelo Teixeira

N

o es tanto un poema, tal vez enero en el ritual de prender viejas ruinas tierra pagana en el camino de la capilla una blusa de color incierto. No es tanto un poema, tal vez un frío que se olvida al final del día una mesa ya sin dátiles un telegrama por abrir. No es tanto un poema, tal vez decirte que todavía eres la dueña de esta calle que estos árboles aún te pertenecen pedirte que me enciendas el verano. No es tanto la memoria, tal vez poema.

Não é bem memória, talvez poema. Não é bem um poema, talvez dizer-te que ainda és dona desta rua que tuas permanecem estas árvores pedir-te que me acendas o Verão. Não é bem um poema, talvez um frio esquecido ao fim do dia uma mesa já sem tâmaras um telegrama por abrir. ão é bem um poema, talvez Janeiro em ritual de aquecer velhas ruínas terreiro pagão no caminho da capela uma blusa de cor incerta.

N

Talvez poema


[Por cierto algún pudor en tierras]

P Traducción: Terumi Moriyama

E mesmo assim resistes, sem saber que há muito estão maduros os teus lábios. ecerto algum pudor em terras ímpias, mas quero ser perfeito e anuncio-me a um reino onde as mãos pedem cansaço e os dias nos preparam para o fim. Assim te iludo e me simulo, com obscuras intenções sei de cor que a neve é branca ou que chove no Inverno em vales sombrios planto urze como ninguém e não me tens por insolente se te visto de metáforas. E atiro pedras aos corvos sei-me valente, até me achas destemido quando falo de outros mares ou te digo que do silêncio conheço as alegorias mais remotas.

or cierto algún pudor en tierras impías, pero quiero ser perfecto y me anuncio a un reino donde las manos piden cansancio y los días nos preparan para el fin. Así te engaño y me finjo, con oscuras intenciones sé de memoria que la nieve es blanca o que llueve en el invierno planto brezo en valles sombríos como nadie y no me tomas por insolente si te visto de metáforas. Y tiro piedras a los cuervos me sé valiente, hasta crees que soy temerario cuando hablo de otros mares o te digo que del silencio conozco las alegorías más remotas.

Y aún así te resistes, sin saber que hace mucho están maduros tus lábios.

D

[Decerto algum pudor em terras]


Por Velázquez y sus meninas

N

adie toma un libro. Ha observado la portada y lee la contraportada (un buen lector hojearía el libro. Nadie quizás lo hace). De alguna forma, el libro le interesa y se lo lleva. Abre el libro con parsimonia, quizás con ansiedad. Poco a poco el libro se interesa en él también, mientras su mirada recorre el cuerpo entintado. Ambos se preguntaban qué tan real era la ficción y qué tan ficticia o maleable era la realidad, en ese preciso momento, en esa precisa contemplación de sí mismos.

al eel y adatrop al odav resbo aH .orb eidaN .orbil le aíraejoh rotcel neub n aseretni el orbil le ,am rof anugla eD noc sáziuq ,ainomisrap noc orbil le e ,néibmat lé ne aseretni es orbil le ocop sobmA .odatnitne opreuc le errocer a aicitcfi nat éuq y nóiccfi al are laer nat é ne ,otnemom osicerp ese ne ,dadilaer .somsim ís ed nóicalp

saninem sus y zeuqzáleV roP

al odav resbo aH .orbil nu amot eidaN rotcel neub nu( adatropartnoc al eel y f anugla eD .)ecah ol sáziuq eidaN p noc orbil le erbA .avell ol es y aseretni orbil le ocop a ocoP .dadeisna noc le errocer adarim us sartneim ,néibmat re laer nat éuq nabatnugerp es sobmA adilaer al are elbaelam o aicitcfi nat óicalpmetnoc asicerp ase ne ,otnemom

Nadie se siente observado. Levanta la vista y mira a su alrededor: sólo están ellos. Sosegadamente, in crescendo, empieza a descubrir en cada “o” y “e” de “Tu reflejo” una pupila. Conforme pasan las palabras, esa mirada se intensifica, se tensa, fija en un centro. Nadie tiene un ligero escalofrío, como el escritor siempre teme a la córnea en blanco. Nadie sabe qué sucede.

us a arim y atsiv al atnaveL .odav resbo ,odnecserc ni ,etnemadagesoS .solle nát ”ojefler uT“ ed ”e“ y ”o“ adac ne rir es adarim ase ,sarbalap sal nasap em ro nu eneit eidaN .ortnec nu ne ajfi ,as al a emet erpmeis rotircse le omoc .edecus éuq ebas eidaN .

iduani ogla acreca es lé ed sárteD leuc es oicnelis oiporp us nE .etimíl n al ne sojo areivut is omoc ,odomócni forp sám ol ne odnartenep ,ortned rop u omoc ortned rop rameuq etneis oL D .azetrec adilég anu omoc sáziuq o i nózar al odnauc ,rednetne a azeipme …odnauc otsuj se orep ,lanfi le acsub

Detrás de él se acerca algo inaudito, peligroso, un límite. En su propio silencio se cuela algo extraño e incómodo, como si tuviera ojos en la nuca que lo vieran por dentro, penetrando en lo más profundo del abismo. Lo siente quemar por dentro como una ferviente duda o quizás como una gélida certeza. De pronto cuando empieza a entender, cuando la razón ilumina la página, busca el final, pero es justo cuando…

nu ,osorgilep ,otiduani ogla acreca e e oñartxe ogla aleuc es oicnelis oipo nareiv ol euq acun al ne sojo areivut is .omsiba led odnuforp sám ol ne odnar adud etneiv ref anu omoc ortned rop odnauc otnorp eD .azetrec adilég an ,anigáp al animuli nózar al odnauc ,re …odnauc otsuj se o

Alejandro Piña

l atnaveL .odav resbo etneis es eidaN emadagesoS .solle nátse olós :rodederla e“ y ”o“ adac ne rirbucsed a azeipme balap sal nasap em rofnoC .alipup anu rtnec nu ne ajfi ,asnet es ,acfiisnetni is rotircse le omoc ,oírfolacse oregil ecus éuq ebas eidaN .ocnalb ne aenróc

Tu reflejo e

sobma sarbalap sal ed ougibma ot sol is omoc ,socitnédi naíbircsed e .sartel y enrac ed sohceh nareivutse s otneuc nU .ecidní le ne ”ojefler uT“ arutaretil al euq ,sodot omoc ,riced aí ecudorper ,allis anu atimI .laer ol aerc eel eS .eerc ol eidaN .orbil nu aerce nu yah lé nE .”ojefler uT“ eel sartn .lanfi nu enopus es

fler uT“ reel ed anim ret eidaN

Nadie termina de leer “Tu reflejo”, eterno.

ojelfer uT

Entre el manto ambiguo de las palabras ambos se descubrían, se describían idénticos, como si los verdaderos espejos estuvieran hechos de carne y letras. Nadie descubre “Tu reflejo” en el índice. Un cuento más, quizá. Podría decir, como todos, que la literatura emula y, a la vez, crea lo real. Imita una silla, reproduce a una persona, recrea un libro. Nadie lo cree. Se lee consternado mientras lee “Tu reflejo”. En él hay un clímax, un inicio; se supone un final.

añiP ordnajelA

sal ed ougibma otnam le ertnE citnédi naíbircsed es ,naírbucsed es sohceh nareivutse sojepse soredadrev í le ne ”ojefler uT“ erbucsed eidaN ,sodot omoc ,riced aírdoP .áziuq ,sám nu atimI .laer ol aerc ,zev al a ,y alume idaN .orbil nu aercer ,anosrep anu a ojefler uT“ eel sartneim odanretsnoc .lanfi nu enopus es ;oicini nu ,xamílc

.onrete ,”ojefler uT“ reel ed anim


Don Sam

El hombre de la Palabra Pablo Romo

E

l 23 de enero pasado don Samuel Ruiz García murió en la Ciudad de México. Con su muerte, el país pierde a uno de los hombres más grandes de la historia reciente. Su personalidad y obra es multifacética: hombre al servicio del pueblo, profeta, hombre que trabajó por la justicia, hombre de fe, radioaficionado, caminante, mediador…

escucharlo. A veces eran muy difíciles las conferencias de prensa, no siempre su relación con los reporteros era tersa y cordial pues éstos procuraban que don Sam tropezara con sus palabras, sobre todo cuando las preguntas eran amañadas o necias. Cuando un periodista hacía preguntas inteligentes o que tocaran las fibras de la historia diocesana, don Sam se dejaba llevar por sus relatos.

La Palabra

Casi siempre empezaba sus presentaciones con alguna anécdota que ilustrara el tema a tratar. Por eso creo pertinente imitar su estilo:

Quiero aquí acentuar al “hombre de la palabra”. En su camino, don Sam, fue convirtiéndose en un artesano de la palabra. Lo acompañé por muchos años en muy diversas circunstancias, en conferencias de prensa, celebraciones, reuniones, conferencias, charlas, sesiones de trabajo, giras pastorales y un sinfín de encuentros diversos donde le pedían su palabra. En muchos momentos delicados del proceso de paz, en su labor mediadora, daba gusto

“Al llegar a la Diócesis decidí empezar a visitar los lugares que más lejanamente habían sido visitados por el anterior obispo Lucio Torre Blanca y empecé por la zona tseltal. Estando en Bachajón, pronuncié una homilía de la cual me sentí a gusto porque pensé que había transmitido un pensamiento interesante y cuando traté de continuar la


celebración Eucarística el superior de la comunidad jesuita me dijo ‘puede sentarse’. Yo le pregunté si él continuaría con el Ofertorio y me respondió que ‘sí, pero aquí no le ha entendido nadie porque no hablan español’. Entonces tuve que sentarme para que hubiera un traductor indígena que habiendo hablado yo unos 20 minutos él habló unos 30 ó 40, traduciendo lo que yo había dicho. Después me di cuenta, más tarde, que yo hablaba en un lenguaje preferentemente abstracto mientras que las lenguas indígenas tienen una manera de expresarse propiamente concreta, así en lugar de vida en abstracto había que decir vida de quién, del hombre o vida de la mujer’. La palabra concreta En sus estudios lingüísticos, Carlos Lenkersdorf explica lo concreto del idioma tojolabaj y cómo las referencias se hacen a hechos o cosas específicas. De igual manera, Antonio Paoli en su libro Lekil Kuxlejal nos refiere lo concreto que es la lengua indígena en general y en particular el tseltal. Por ejemplo, nos dice Paoli, “lekil kuxlejal es la vida buena por antonomasia. No es una utopía porque no se refiere a un sueño inexistente. No, el lekil kuxlejal existió, se ha degradado pero no se ha extinguido y es posible recuperarlo. No sólo pertenece a este mundo, también al más allá”. Cuando don Sam va aprendiendo las lenguas de la región —llegó a hablar fluidamente el tseltal y el tsotzil— fue re-estructurando no sólo el discurso en una traducción lineal de lo que pensaba a lo que decía, sino de su concepción profunda de las cosas a las que hacía referencia. Es decir, el conocimiento de las lenguas indígenas le permitió reconfigurar su pensamiento en función de aquellos a quienes servía y amaba. Me parece entonces, que don Samuel, por su amor a la gente, que fue creciendo en forma espiral, se esforzó por hablar la palabra de los otros y así los amó más y las

comprendió mejor, al tiempo que cambió en mucho su estructura mental que le permitió seguir en esta espiral ascendente. La lengua fue, no sólo un instrumento, sino conformador del jTatik que se hacía indio con los indios. Las muchas palabras No era la primera vez que don Sam sufría esta transformación, pero sí fue la más definitiva. En su juventud había aprendido el latín, siendo un destacado alumno. Su apetito por conocer, en esa época, lo hizo adentrarse con profundidad en las Sagradas Escrituras, lo que le exigió acercarse a las lenguas griega y hebrea. Más tarde, en Roma, aprendió el italiano y perfeccionó su francés e inglés que ya había iniciado en León. En su afán por conocer y acercarse a los otros pulió mucho esas lenguas europeas, y con el tiempo disfrutaba hablar fluidamente en las lenguas de los otros. De igual forma, se esforzaba por seguir conversaciones en alemán y en portugués. Yo lo oí muchas veces hablar a grupos de personas que venían de diversas partes del mundo, largos ratos en las lenguas de los visitantes. Así, don Samuel al hablar la palabra de los otros, que la había hecho suya, hacía vasto el horizonte y podía moverse cómodamente de un mundo a otro.


El tijuanej, la palabra recuperada En el equipo tseltal, conformado por agentes de pastoral de los municipios de Ocosingo, Oxchuc, Altamirano (hoy en día esos viejos municipios se dividieron y formaron nuevos como Cancuc, Marqués de Comillas, etc.) después de muchos años de caminar con los tseltales de la región y combinando la experiencia con aquello de la mayéutica y de la palabra generadora de Paulo Freire, se consolidó un método muy local de crear conocimiento y sabiduría que la propia gente tseltal llamó tijuanej (que significa algo así como aguijón). El método era re-estructurar, siguiendo como don Sam, el aprendizaje que los propios pueblos indios tienen de la vida y de su medio, reconocer que la propia gente ya tiene un conocimiento y que es importante que lo “saque”, que lo ponga en común y que eso a su vez genere socialización y un nuevo nivel de saber actualizado y enriquecido por la propia comunidad. De esa forma, el método fue adoptado en muchas regiones y equipos pastorales impulsado por don Samuel, se recupera la palabra tanto ancestral como común de los propios pueblos. Este método consagrado a finales de los años 70 se convirtió en la manera de construir juntos saberes. La palabra se ponía en común tanto en las Asambleas diocesanas como en los cursos

de catequesis o pre-sacramentales. La palabra puesta en común se convirtió en actitud que siempre don Sam ejerció. Difícilmente tomaba solo decisiones relevantes, difícilmente en la diócesis una sola persona dirigía el camino: se aprendió y reconoció que era el conjunto de las palabras recuperadas lo que hacía el caminar de la diócesis. Recuerdo que ante los ataques de la iglesia romana contra la diócesis se echó a andar un Sínodo Diocesanos para consolidar el camino hecho. Cuando se formaron las comisiones no había niños ni niñas en ellas y al poco se descubrió esta falta, corrigiéndose con el desarrollo de todo un sínodo diocesano de niñas y niños en el territorio que abarcaba la diócesis. Ese era el espíritu construido con el reconocimiento de don Sam y la participación de todos los que formamos ese caminar. Los Diálogos de Paz Cuando se llevaron a cabo los Diálogos de Paz entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) y el Gobierno Federal, don Samuel y Gonzalo Ituarte fungían como mediadores y también como intérpretes, no sólo de las frases pronunciadas, sino del significado de las palabras en dos contextos radicalmente diferentes. Los diálogos eran un lugar de mensajes equívocos, con señales que no tenían interpretación única y por ello requerían de palabras con sentido, palabras para cada quien adecuadas y verdaderas. Don Sam ejerció con gran maestría ese difícil arte de la palabra en medio de la guerra. Sus años previos de aprendizaje de las palabras le permitían ir más allá de las letras conformadas en las oraciones, a veces agresivas, a veces vacilantes, a veces soberbias, que imposibilitaban el encuentro. En el trabajo mediador, así como de un funámbulo, sabíamos que si rompían los diálogos habría


guerra, la palabra de cordura, serenidad y visión de futuro fueron las que condujeron a los primeros acuerdos de paz, firmados en San Andrés. En los Acuerdos de San Andrés se empeñó la palabra de las partes en conflicto, particularmente del Gobierno Federal de cumplirlas y llevarlas, tal cual, a las instancias para que se hicieran también ley. Sin embargo, como sabemos el Gobierno Federal no cumplió su palabra. El valor de la palabra Don Samuel confiaba en la gente, creía en la palabra de la gente que acudía a él. Por eso fundó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas; porque a pesar de la versión oficial que presentaba una verdad, cuando la gente llegaba a dar su versión le creía, tenía valor y la defendía. Con ello don Sam construía

confianza y seguridad, sobre todo en los pobres, en los indígenas, en las mujeres: su palabra era escuchada. Los sin voz recuperaban la voz. Don Sam “no era la voz de los sin voz”, daba el micrófono a la voz que no se oía. En una ocasión, contaba don Sam, llegó a una comunidad y pidió que las personas se reunieran en corrillos para discutir lo que se haría como celebración; después de un largo rato de discusión de la comunidad en pleno, en pequeños grupos de mujeres, niños y hombres, y de regresar todos juntos al plenario; se le acercó uno de los ancianos de la comunidad con lágrimas en los ojos. Don Samuel se preocupó y le preguntó si algo estaba mal o había él cometido un error y el anciano le dijo, “No, no. Lloro porque es la primera vez que alguien que viene de fuera de la comunidad nos pregunta lo que queremos hacer. Siempre llegan a dar su palabra y a decir lo que debemos hacer”. La palabra sagrada El tema de la oración en don Samuel es difícil, me parece que amerita todo un nuevo texto. Ahora sólo quiero apuntar que las palabras que don Sam usaba para impartir los siete sacramentos de la iglesia eran los universales, los de todos en los misales, pero su palabra se transformaba cuando consolaba: convertía a los otros de sujetos a actores, de víctimas a protagonistas, de irrelevantes a importantes; cuando don Sam trazaba caminos con sus palabras, devenían todas estas en palabras sagradas, palabras que se hacían hechos para la vida del pueblo. Don Samuel fue maestro, pero fundamentalmente fue mi amigo: extrañaré su Palabra. Santa Úrsula Xitla Invierno 2011


Escucha la gran exclamación silenciosa Martha Elena Welsh

H

e oído, por casualidad, en la radio que se presentaría una compañía de danza en un gran teatro de la ciudad. Cosa rara escuchar difusión de este arte en nuestro país, México, pero eventualmente sucede. Busqué en el periódico sin éxito. Esperé el noticiero cultural de la televisión, pero nada. Así que lo mejor fue buscar en Internet. Parece mentira que en una cultura de tradición dancística milenaria, el arte de la danza esté tan discriminado. Finalmente compré mi entrada y aquí estoy: “Tercera llamada”. La expectación se respira en el ambiente. Tras el telón cerrado, el nerviosismo y el pálpito acelerado de los corazones cargan el ambiente de una energía que empieza a fluir por cada poro de los bailarines que no dejan de moverse para mantener el cuerpo, y

cada músculo, preparado. Concentración. Respiración. A punto de emprender un viaje por la transparencia de su ser, el protagonista de la danza abrirá pupilas y traspasará conciencias para instalarse en la mente y, tal vez, en algún corazón de quienes presenciarán este fenómeno, el de la danza. Al entrar a un teatro y sentarnos en nuestra butaca, ya algo empieza a vibrar. Formamos parte de lo que está a punto de acontecer. No sabemos si nos va a gustar o no, pero será un instante, irrepetible, fenómeno único del que seré testigo y cómplice. Y ahí sentada, expectante me pregunto, ¿qué espero de todo esto? Este arte tan diverso y a veces tan incomprendido, acaso ¿aportará algo a mi humanidad?. Cualquiera que fuera su forma de expresión, ¿qué necesitamos


como espectadores, para quedar atrapados en el discurso dinámico de quien danza ante nuestra mirada? La danza es, como todo arte, una forma de expresión. Sin embargo este lenguaje debe ser la abstracción del sentido que se descifra en movimientos y gestos corporales, por tanto, las interpretaciones que demos a un mismo mensaje son en realidad bastante subjetivas. Recordemos la reflexión que hace Alberto Dallal en El aura del cuerpo (1990): La danza es una gran exclamación silenciosa: expresa con los cuerpos, en el espacio, lo que no puede decirse con la lengua. En los textos, el hombre conjetura; en los ejercicios de la danza el hombre y la mujer desean y son, comprueban su existencia. La inmediatez como un signo, como una revelación. La danza conmueve y asimismo comprueba todo en una secuencia, un lapso, un instante. El razonamiento se desempeña por la expresión del cuerpo. Toma y otorga fuerzas, conocimiento, vida.

Se habla con el cuerpo, “instrumento” de quien danza, elemento por sí mismo complejo, ya que dependerán de la naturaleza del mismo las formas, imágenes, intensiones que se proyecten para ser percibidos por los expectantes ojos que reciben ese lenguaje en movimiento. Nos encontramos entonces con el dilema de

la percepción. ¿Estamos entendiendo lo mismo tú y yo? ¿Qué es lo que el coreógrafo quiere decirnos? ¿Me atrapa el discurso dinámico del bailarín o es su estética figura en movimientos virtuosos que sorprenden mis sentidos? Hay muchos aspectos que pueden influir para que eso que estamos percibiendo, “nos mueva”, nos genere una sensación placentera o cause una reacción en el interior de nuestros pensamientos, de nuestro sentir. ¿Cómo entender formas corporales en transición, movimientos a veces con ritmos extraños y sin ton ni son? ¿Qué es lo que pueden decirme cuerpos en el espacio, sin palabras, expresiones de seres que cantan con sus cuerpos? ¿O gritan? ¿O lloran? ¿O ríen? En el siglo XVIII, Jean Georges Noverre estableció en sus Lettres sur La Danse et Les Ballets (1760), que la danza debía hacerse evidente sin necesidad de explicación verbal. Definía que la danza “es el arte de transmitir nuestros sentimientos y nuestras pasiones al espectador, mediante la sincera expresión de nuestros movimientos, gestos y fisonomía”. Un siglo después, Miguel Fokin, con una propuesta innovadora en su visión, hacía una danza moderna, más expresiva, y aún así, en cierta forma, continuaba coincidiendo con Noverre cuando en sus preceptos estipulaba que el cuerpo debía ser expresivo en su totalidad. Hoy por hoy la historia se sigue repitiendo y el debate continúa; los protagonistas de la danza deambulan entre el exacerbamiento de la técnica y la fuerza de la expresión corporal. Vemos actos realmente impresionantes de virtuosismo circense en contraste con representaciones muy apegadas a la teatralidad en donde el desarrollo del movimiento está marcado por una finalidad más expresiva y contundente en el mensaje simbólico que trascenderá al movimiento en sí mismo. Pero al final, ¿qué nos acerca a la danza?


La plenitud del ser humano se traduce en expresión en movimiento, trascendiendo las dimensiones que delimitan su �������������������������������������������������������� realidad tangible. La danza es poesía en el espacio (Dallal, 1990). El espíritu del ser aflora con su dramatismo oculto cuando el bailarín danza. La danza no debe explicarse, debe sentirse. Al ver cuerpos en el escenario que se mueven, dentro de una cascada de luces que sin duda influirán en una percepción tonal, ¿debemos tratar de entender un mensaje preciso? Yo creo que no… más bien habría que dejarse llevar como cuando entramos al mar y el movimiento de las olas nos mueve. Y si dejamos que esa marea nos envuelva y capture nuestros sentidos, al salir, el vaivén del mar aún estará en nosotros, embriagando nuestra mente e incorporándonos al son del espacio marino. Una vez fuera de las aguas que inundaron los sentidos, se cierra el telón, rompe el aplauso…-¿o no? – y… ¿Qué sensación te queda? ¿Qué idea penetró tu pensamiento? ¿Ese oleaje te llevó a algún lado o no hay nada que decir? ¿Te cautivó alguna de esas figuras danzantes? ¿O te has quedado atrapado en tratar de encontrar el sustento al argumento del programa de mano? Estar preparados para recibir el caudal de formas expresivas en movimiento no es exclusivo del experto en el tema de la danza. El espectador tiene por sí mismo un valor interpretativo que enriquecerá la obra coreográfica. Al ser re-interpretada, la danza crece, adquiere nuevos valores y otros matices que tal vez, ni siquiera el propio coreógrafo imaginó lograr. Muchas veces nos sorprende escuchar lo que los asistentes a una función de danza han percibido. Esto sin duda puede ser un alimento nutriente para la obra, para el creador y para el intérprete. Entrar en contexto siempre será de gran ayuda para ir ambientándonos en el discurso. Estar dispuestos y abrir los sentidos al instante pasajero que nos dejará un sin fin de formas de las cuales alguna seguramente quedará grabada en nuestra memoria, sembrando un soplo de algo que puede transformar ese momento.

El telón se cierra. Revelaciones de pensamientos mágicos, sentires coincidentes o perturbadores. Revoluciones. Conmociones. Amores... Sin fin de efectos que, tal vez, puedan ser la causa de nuevas inspiraciones, de nuevos artes que emergen desde el arte.


s t i a W m To o j e p s e l e d o d a l o r Waitszappa del ot

Y

o soy “Waitszappa”, en homenaje a dos de los músicos que compusieron -como algunos dicen- el soundtrack de mi vida: Tom Waits y… otro. Por lo que consideré prudente empezar con el primero, ya habrá más Quinqués para que conozcan al segundo, esa otra mitad que me forma. Para quienes prefieren caminar las calles bajo la lluvia y esperar la noche madura con un “Bloddy Mary” en la mano o la luna llena en la boca, para quienes saben que en la calle hasta las rosas rojas son tristes y el rincón oscuro del baño de un bar puede ser un buen lugar para reencarnar: Tom Waits. Él no es sólo el tipo con voz de tijera en la garganta, ni el lugar común de música de circo, cabaret, bar oscuro o motel de Santa Mónica, todo lo que puedas pensar acerca de... es verdad.

Nació en 1949 en Pomona California, dicen las leyendas que su madre lo parió una noche fría de diciembre en la parte trasera de un taxi, cierto o no, la vida y música de Thomas Alan Waits siempre tendrán ese toque subterráneo, sucio y citadino. A finales de los sesenta, ya trabajaba en diversos bares y clubes nocturnos, fascinado con la poesía de la generación beatnik y en particular con William Burroughs y Charles Bukowski, se sumergió en un mundo oscuro y sórdido, gestando poco a poco la personalidad que hasta hoy lo caracteriza. Sin grandes mercadotecnias, perteneciendo siempre a disqueras independientes y dando contados conciertos, fue creciendo la popularidad y el mito de este cantautor.


Se dice que un día le preguntaron a Keith Richards (The Rolling Stones) -¿Conoces alguien que beba más alcohol que tú?- y él respondió -Sólo Tom Waits.

“Voz de monstruo del desagüe”, “El hombre de la voz de trueno”, “Voz de Pedro Picapiedra”, “La gran voz de California”, “La voz rota de los perdidos”…

Ya alcanzada la fama, con varios discos, una producción incontable de piezas, participaciones en diversas películas y una personalidad única, llamó la atención de reconocidas marcas que quisieron vincularse con su imagen, hasta la fecha, Thomas sigue incorruptible, como él mismo dijo en alguna ocasión, “no quiero que alguien oiga una canción mía y piense en hamburguesas”.

O bien, puedo referirme a la primera vez que lo escuché: Estando en casa de un amigo discutiendo sobre música con la soberbia propia de la adolescencia, de pronto Rain Dogs, del disco homónimo, y desde el primer momento sabía que era algo para amar o para odiar, como vísceras y piel, sentí como si pudiese oír el lamento de una ballena encallada, el testamento de un hombre, un viaje sin regreso, un barco en el fondo del mar, ¡una marea de sangre y su resaca!... Desde entonces no ha parado mi pasión por este cínico californiano.

Creativo incansable y multidisciplinario, a la fecha ha grabado casi treinta discos, compuesto música para cine y teatro, ha participado como actor en diversas películas de Jim Jarmusch y en algunas más conocidas como la versión de Drácula de Coppola o The Imaginarium of Doctor Parnassus de Terry Gilliam; por si fuera poco, el año pasado publicó su primer libro de poesía Hard Ground ilustrado magistralmente con fotografías de su amigo Michael O’Brien. En fin, hace mucho que este viejo músico dejó de ser portero de un club nocturno. Hasta ahora no he dicho nada sobre su música, pero no me gustaría caer en categorizaciones fallidas de seudo experto, encasillando su obra en cosas como jazz, blues, rock o incluso folk, lo cual a mi gusto, sería errado. Tom Waits va más allá de esos clichés inevitables que provocan sus sonidos. Su música es una finísima y esquizoide manifestación de lo que podrían ser imagen y reflejo, él y su “gemelo diabólico”, pero para qué decir más, lo mejor siempre será escucharlo, pero mientras ustedes se deciden en youtubearlo o en comprar uno de sus discos, nos quedan las imágenes que muchas personas han usado para describir su voz: “Voz de ogro de Mississippi”,

¿Y los músicos que lo acompañan? A lo largo de todos sus discos han circulado virtuosos como Marc Ribot (Guitarra), Greg Cohen (Contrabajo), Stewart Copeland (Batería) o Colin Stetson (Sax) por mencionar sólo algunos. Hoy en día Tom Waits vive alejado de “la bohemia”, al norte de San Francisco con su esposa, también escritora y productora de varios de sus discos, Kathleen Brennan y sus tres hijos. Sin embargo, a pesar de su actual vida distante del viejo Tom decadente, sus últimos discos siguen siendo como los primeros, un boleto de viaje sencillo a las profundidades: La música es como una línea de autobuses. Como un océano de sangre. Arte contra comercio. Ideas contra retórica. A veces un desfile de monstruos, a veces una sala de urgencias. Tom Waits Para consultar su discografía, ver videos o más información: http://www.tomwaits.com/


Himalaya 1999 Toache

Y

a llegamos… por lo menos eso parece… creo que nuestras almas aún están rezagadas. El viaje fue intenso; para ser más preciso debiera decir, los viajes. No tuvimos tiempo para pensar qué nos estaba pasando, la demanda de las experiencias exigió tiempo completo… Ahora hay que empezar a armar el rompecabezas para saber qué fue lo que sucedió. Leí en un libro de Time-Life una frase que rechacé inmediatamente por lo sensacionalista —así lo sentí en ese momento—, decía que El Himalaya exige superlativos, ahora sé de cierto que al hablar de los Himales hay que hablar de majestuosidad en el sentido más estricto posible. Por primera vez en mi vida tomé conciencia de qué significa un adjetivo como éste. En Tyangboche durante una entrevista con el LamaAbad, Elia hizo un acertado comentario: señaló que estábamos muy impresionados por la belleza y la majestuosidad de las montañas, pero más aún por la

belleza y la majestuosidad de las almas de sus habitantes. Estos son los dos aspectos fundamentales de toda la experiencia: la naturaleza y los hombres de Nepal. En un punto de nuestro viaje, llegando a Namche Bazaar, experimenté una impresión dramática al empezar a dimensionar el tamaño del Himalaya. Era un día nublado en el que habíamos pasado ya la garganta del Río Dudh Kosi y la pendiente se levantaba con determinación, así subíamos vertiginosamente hacia las nubes. Ya muy próximos a Namche, el cielo se abría y permitía ver unos picos muy altos que estimulaban nuestro entusiasmo al ver que estábamos entrando a las verdaderas montañas. Las nubes volvían a cubrir todo y de pronto se abrían y se veían otras aún más altas… y a los pocos minutos otras más, parecía que las montañas brotaban en las alturas. Me estoy refiriendo al macizo que está formado por el Nupla de 5,855m y el Kwangde de 6,187m. Al tomar el mapa para ubicar qué es lo que teníamos enfrente y ver qué altura tenían


esas montañas, comprendí que desde los 3,400m en que estábamos, aún había más de 5,000m de montañas hacia arriba. Apenas nos asomábamos a la región más alta del mundo.

la admiración que en mí provocaron con su estar sencillo y su disposición. Con actitud positiva constante, como la pendiente de sus maravillosos Himales. Sencillamente Son, lo digo en el profundo sentido de ser.

Maurice Herzog dijo que el Himalaya comienza donde las demás montañas del mundo acaban, y esto es simplemente cierto. El pico más alto en Norte América es el Monte Mackinley de 6,194m; en México, el Pico de Orizaba con 5,750m; en los Andes, el Aconcagua de 6,960m; en África, el Kilimanjaro con 5,894m; en Europa, el Mont Blanc de 4,810m. En el Himalaya existen 14 picos de más de 8,000m y más de 300 que superan los 7,000m. Es aquí donde el Everest, la montaña deidad, La Diosa Madre de la Tierra, el Chomolungma, como se le nombra en el Tibet o el Sagarmatha, en Nepal, se eleva a 8,850m.

Los pendientes

El Himalaya, en el que se distingue una gran variedad de climas, vegetación y fauna salvaje, está formado por tres cordilleras principales. Típicamente himalayas son la cordillera en la que se encuentra el Everest y la del Karakorum con valles tropicales. La cordillera del Hindu Kush, con sus laderas peladas, se halla en el extremo occidental. Este conjunto cubre una longitud de 2,750km a través de ocho países: India, Bután, Sikkim, Nepal, Pakistán, China, Tíbet y Afganistán.

Ya en 1991 nos habíamos propuesto ir al Everest en una expedición francesa que lo intentó en el otoño de 1992. Diversos obstáculos lo impidieron pero sirvió para hacerse planteamientos muy serios sobre lo que representa un reto de esta índole; aceptación de riesgos, lograr el mejor acondicionamiento físico posible y ejercitar la voluntad diariamente mediante la disciplina, la meditación y la reflexión. Fue un año y medio de trabajo muy intenso y, sin duda, no fue en vano.

En cuanto a los hombres de Nepal quisiera señalar en pocas palabras la grandeza que vi en ellos. La vida en los Himalayas es dura en el sentido más estricto, estos hombres trabajan incansablemente, no conocen la autocompasión y tienen siempre una sonrisa que compartir, la alegría les es natural. Junto a su rústico y enérgico hacer cotidiano, cantan y bailan con finura y delicadeza, tienen un exquisito sentido del humor, se pertenecen a sí mismos, son generosos, humildes y fuertes. Me es difícil transcribir en palabras el respeto y

A mediados de septiembre del 98 me visitaron un grupo de amigos en El Sereno, agradable lugar donde tocaba cada viernes por la noche —soy músico, guitarrista— y me felicitaron por el viaje al Himalaya.... Me sorprendieron, yo no tenía todavía noticias sobre ello… ¿Qué? Si es todavía un proyecto ¿de qué hablan? Lico ya nos dijo que están inscritos en un grupo que sale en abril de 1999. La plática de la noche dio vueltas en torno al tema, los esfuerzos, el frío, las condiciones, la comida, la altura, en fin, nos fuimos hasta los Himales

En Julio de 1998, porque el destino así lo quiso, me encontré tomando una taza de exquisito café árabe en Villahermosa, con Lico, mi compañero de montaña durante más de 30 años. Al calor de la conversación, del café y del trópico, estuvimos recordando viejos tiempos y saltó a la plática una deuda con la vida: el Everest. Era una excelente idea retomar el tema y un buen momento para intentarlo. Así que en principio investigamos sobre las ofertas de las expediciones y consideramos algún objetivo razonable para poder dimensionar los Himales.


y desde la comodidad de un buen restaurante con exquisita comida y buen vino, enfrentamos todos los inconvenientes que cabían en nuestra imaginación, que era mucha. No sabía si alegrarme o asustarme, la noticia me sobrepasó, aún no estaba preparado para ello. El entrenamiento lo había empezado desde el primero de agosto, de manera que aún tenía siete meses más para prepararme, un tiempo excelente. Ahora sólo faltaba lo más importante; saber a dónde iba a ir, a qué me enfrentaría, qué debía saber, qué equipamiento debía elegir. Los objetivos del viaje: El campamento base del Everest, el Kalapatar y el Imja-Tse. No dicen gran cosa. Así que me pasé dos meses entre literatura de montaña, sueños, mapas, insomnio y catálogos. A finales de noviembre viajé a Vancouver por mis pertrechos aún con algunas dudas. Así que para evitar errores, adquirí lo mejor que encontré. Exageré, pero esto ayudó a poner la primera sensación de seguridad y realidad en el proyecto. El destino es más grande que el mundo La lectura de Más allá del Himalaya de Javier Millán me dio otro respiro de tranquilidad, gracias a él empecé a disfrutar enormemente todos mis acercamientos al tema, también me quedó muy claro, que ahí, en ese lugar había una clase de hombres muy singulares, herederos de una antigua y rica cultura. Fue un alivio considerar que además del reto de la montaña, había espacios donde los hombres caminan, hablan, comercian, ríen, trabajan, aman, oran… en una palabra, viven. Era algo que el sensacionalismo de nuestra cultura había ocultado. Sólo imaginaba luchas tenaces contra las inclemencias y mis propios temores. Esto hacía que se me escapara la parte amable y humana que encontré al estar en el mundo Sherpa.

El siguiente evento que le dio un giro radical a la percepción de nuestra aventura, fue conocer a Juan Manuel, quien estaba promoviendo un viaje similar, casi en la misma fecha al que nos habíamos ya inscrito, pero con un valor agregado: un interés subrayado en lo humano. Vi su audiovisual y descubrí de inmediato un mundo amplísimo, así que hice un llamado a la sensibilidad de Lico para que consideráramos cambiar de grupo. No fue fácil, pero tampoco imposible. Era verdad que la organización contratada nos garantizaba una logística impecable. En la nueva alternativa, que nos proponía la parte humana, no teníamos referencias en los aspectos técnicos. Habría que aceptar el riesgo. Algunos argumentos sobre mi inquietud paralela al aspecto deportivo de la montaña y la consideración de otros factores circunstanciales, permitieron el cambio. Este nuevo rumbo me dio una visión muy clara de qué era lo que íbamos a hacer, cuáles eran los retos a enfrentar, lo que disfrutaríamos. Esto atrajo también la atención de Lander, que había estado entrenando en paralelo con nosotros y que finalmente se involucró hasta el cuello, no sin un par de elementos no tan circunstanciales, que platicaré en otro momento para la diversión de todos y para que conste en los “anales de la historia de amigos y de familia”. Esta nueva visión también permitió a Elia considerar la posibilidad de ir. En una palabra se cayó el telón del mito. Me di cuenta que el Himalaya está al alcance de muchos y que habíamos escogido acertadamente el objetivo, el grupo y que este primer viaje nos permitiría dimensionar qué son los Himalayas. Para después poder hacer futuros planteamientos. Ahora con la experiencia vivida y adquirida les diré que, irremediablemente, hay que volver. Mayo 1999


Para el Honor

Pablo Romo

Que mueran en nuestro nombre, que ya no se burlen. Al menos que ya no se rían de nosotros.

Ácido. Ácido en sus caras. Ácido. Ácido en su risa, mueca de mi vergüenza.

L

a sala está llena, las mujeres hablan, hablan, hablan de las mujeres. Las mujeres lloran por las mujeres de Congo, por las mujeres de Chiapas, por las mujeres de Amsterdam, por las mujeres de Afganistán. Nos dicen que las mujeres sufren y que no tienen espacio. Todos escuchamos embebidos. Aprovechamos el tiempo de la comida para escuchar su presentación. En un breve momento de las mujeres de Pakistán denuncian cómo son desfiguradas, con ácido, sus caras cuando se niegan a los deseos de los hombres.

Me insultó, es una bruja con poder indecible. Que no me vea, no me quizo. Que se muera. Es una bruja. Ácido. Ácido. Córtenle la cabeza, las manos, su clítoris. No me quiere. Por mi nombre, que muera. Por lo más valioso aquí en la tierra, allá en el cielo: ¡Cuánta sed!

Mi honor.


Las mujeres ocultan a los niños, los cubren con sus manos. Manos abiertas que dicen diez. Los ponen a los niños y a las niñas atrás de sí. Ya nadie los ve.

Ya nadie las ve

Las mujeres tienen poderes hacer a los niños y a las niñas

invisibles.

Los soldados se acercan. Ya vienen los hombres, todos hombres. Los soldados se vienen en las mujeres. No ven a los niños, no ven a las niñas. Las mujeres lloran y sus lágrimas hacen invisibles

a los niños, a las niñas.

Los soldados se van. Los niños crecen como rosas pegados a la pared, las niñas crecen como enredaderas trenzando la tierra vertical; meten los deditos en las grietas abiertas.

siguen

inv i s i

b

Este es uno de los cientos de casos que se presentan al año en Pakistán y de los miles que se dan en ciertas regiones de India, Bangladesh y Afganistán. A esto se añaden 266 crímenes —asesinatos— por “honor”, como los llaman en Pakistán. Los “crímenes de honor” casi no son perseguidos por la justicia del país, pues se refieren a problemas, según la policía, estrictamente familiares. Se refieren a crímenes por celos. Las cifras continúan, se precipitan los números cuando tocan la helada injustica, las víctimas, el dolor va llenando la sala, que parece que se estrecha. El aire es escaso, asfixia. Asma Jahangir, Relatora Especial de las Naciones Unidas, habla con fuerza, con independencia, con lucidez. A una mujer en un rincón espeso se le escapa una lágrima, que oculta en un pañuelo, como si la quisiera conservar. La lágrima clarea el ambiente y limpia como lluvia ese pesar de los hombros. Ya termina la presentación. Nos despabilamos como podemos y la puerta nos invita a correr. Yo me quedo delante de mis notas y veo que los papeles están cansados, como si hubieran llorado todo el tiempo.

Las niñas y los niños también lloran y no saben porqué. Y así,

-Cuatro jóvenes quemaron la cara de Sumaira con ácido, una jóven de 20 años, por no aceptar casarse con uno de ellos. Sumaira dormía en su hogar cuando los jóvenes la asaltaron. La muchacha sufrió la desfiguración del 80% de su rostro. Hoy convalece aún en el hospital.

l

e

s.


La sesión de la Asamblea continúa. Hoy hablan de Colombia. Ayer de Chechenia. Mary Robinson, otra mujer valiente y clara, voceó los horrores de la guerra: sin autocensura, sin ilusiones que hagan tropezar las denuncias. Sin medias verdades que permitan a Putin hacer negocio con su conciencia. Sin dejar que la duda se fugue en medio de las grandes potencias y voten algún veto, recurran a un estado de “no-resolución”. Hoy Colombia derrama no sólo su sangre en sus cordilleras y selvas, sino con sus mejores hijos e hijas a todo el mundo. -El año pasado, el Defensor del Pueblo de Colombia registró más de 400 masacres* cometidas en su mayoría por paramilitares que operaban con la aquiescencia tácita o el apoyo abierto del Ejército de Colombia. Es el primer párrafo de la presentación de Human Rights Watch sobre el tema. En su momento, Carolina leerá la presentación que varias organizaciones apoyan, entre ellas la oficina nuestra: -Fueron asesinados 69 sindicalistas en 1999, otros 33 fueron desaparecidos y 676 amenazados de muerte. (…) En los nueve primeros meses de 1999, se estima que más de 225,000 personas fueron desplazadas, incrementándose así la cifra de desplazados internos a 1,700,000 personas desde 1985. (…) Desde mediados de 1996, más de 36 defensores han sido asesinados mientras que más de un centenar han sido amenazados y por lo menos 30 han tenido que abandonar el país. -En los últimos 12 años de guerra en Colombia han sido asesinados por lo menos 2,500 sindicalistas. Luego nos preguntaremos por qué la nueva generación no sabe cómo defender sus derechos. * Mi diccionario registra que debo decir “carnicería” en lugar de “masacre”, pues argulle que “se prefiere como expresión ‘carnicería’”. Yo no sé bien si sabe más de esto que HRW y el Defensor del Pueblo.

Los señores embajadores y las señoras delegadas se mueven de un lado al otro. Cualquiera diría que no atienden lo que pasa. Hablan en los pasillos. Se mueven. Toman nota de otras cosas. Salen a la serpiente a concertar. Se topan en la puerta unos con otros. Se saludan, se odian, se ven de reojo. Unos y otros saben bien qué pasa en Colombia, qué pasa en Irak. Todos saben o pretenden saber qué piensan los otros, pero pagarían fortunas por estar seguros. Nadie está seguro. Todos fingen estarlo. Sus corbatas son tan seguras como las marcas que las producen. Oyen vagamente, como en off, la voz de quien tiene la palabra (o como dicen en inglés: Madam, you have the floor). La voz sonora de la denuncia que espera un eco, recorre los hilos casi invisibles de la sala y de más allá. Llega a las microondas del Departamento de Estado, a la Casa Rosada, a los Pinos, al departamento preciso de los “asuntos extranjeros”, que son más propios que los “asuntos internos”. La voz de Carolina recorre los minutos que en rojo nos dicen cuánto nos queda de voz: un minuto, treinta segundos, cinco: “Gracias, madame”. Los idiomas se confunden y el ruso que es vecino del árabe en el canal cuatro y cinco, se pierden por segundos cuando el siguiente orador toma la palabra. Así los días. Irak es nuestro punto de atención. Hoy Arlene habla de los niños que sufren las consecuencias del bloqueo y de los bombardeos de ingleses y gringos. -Lo hacemos para salvar el mundo —dijo con voz queda la subencargada de la suboficina que atiende el caso— los bombardeos no existen: son simplemente propaganda de guerra.


Arlene se indigna de tanta mentira. Ella viene de Irak, ella vió a los niños y ella sabe cómo están los niños y las niñas. Ella tiene una lista de más de un bombardeo diario desde hace diez años. Ella visitó a las hermanas dominicas allá en Bagdad, allá en Mosul. -Cierto, nosotros también estamos contra el embargo, pero no podemos hacer mucho— dice claramente la interlocutora de la misión francesa. Ningún país sostiene el embargo, salvo Estados Unidos y el Reino Unido. Para todos es claro que no ofrece ninguna ventaja para su economía, ni para su política, ni para nadie. Pero… los niños y las niñas en Irak ya no tienen servicio médico gratuito como antes, no tienen escuelas, la mayoría; no tienen alimentos —aquellos desayunos populistas que daban antes— las tiendas están vacías. No hay quién pague en los trabajos. La inflación es tema solamente pronunciable por contadores de experiencia. La vida se marchita en Irak y el petróleo mantiene su precio accesible en el mercado.

—¿A qué horas presenta su reclamo Arleen? —No sabemos. —Hay que calcular el número de oradores y los cinco minutos que tienen. —Hay mucho interés. —El New York Times pidió una copia de su presentación. —Hay que difundirla en las redes. —Mi avión parte —dijo con dolor Soulu. —Esperemos tomando un café en la serpiente. —Yo no he comido. —Yo tampoco. Los días pasan así. Ginebra, sin primavera en eso que dicen que es el nuevo milenio, marzo, 2000


A

subcomandante Marcos ratificó el Plan de Ayala y firmó El encuentro (una carpeta de grabados de Aranda que luego se reprodujeron en miles de carteles y volantes).

lejandro Aranda nació en el estado de Guerrero en 1956, ahora vive en Cuernavaca, Morelos, desde el 68. En los años 70 se sumó como activista ilustrador a los movimientos sociales independientes en diferentes partes del país. El surgimiento del EZLN en 1994, le dio ánimo para continuar su producción gráfica. El alzamiento campesino de Emiliano Zapata de principios del siglo pasado tiene su continuación en el movimiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que actualiza la voz de los sintierra en el mundo contemporáneo.

En 2006 realiza el grabado La patria atada donde propone una síntesis gráfica de su visión del movimiento indigenista. El subcomandante Marcos, Delegado Zero, que en ese año encabezó La Otra Campaña, recibió un original y firmó dos reproducciones del grabado, una de ellas donada al Museo Comunitario Rubén Jaramillo donde se exhibe, y otra se usó para difusión del movimiento indígena.

Este pasado y presente se encuentran en su obra: Los Zapatistas, 1995, Pensamiento Zapatista y Jaramillista, 1995, y en el mural Historias de lucha, 2004, Aranda hace un repaso histórico de la Conquista, el mestizaje y los movimientos rebeldes más importantes del siglo pasado. A mediados de 1994 participa en los comités de dialogo, en 1996 realiza tres obras: Esperanza, El encuentro e Intergaláctica contra el neoliberalismo para la primera reunión internacional contra el capitalismo salvaje y en favor del reconocimiento de los pueblos indios de todo el orbe en Chiapas, asistieron comisiones de más de 30 países. A principios del 2001 el EZLN realiza la Marcha del Color de la Tierra para la aprobación de la Ley Cocopa de derechos de los pueblos indios de México. La marcha inicia en Chiapas, y a su paso por Tlaltizapán el

Neoliberalismo (2007) Grabado en linóleo

Alejandro Aranda

Sus obras sobre el capitalismo salvaje muestran preocupación e impotencia ante el hecho de la conciencia vendida; se depreda el medio ambiente mientras los ricos y poderosos disfrutan del “progreso”. Todo ello está ejemplificado en los grabados Neoliberalismo 1, Neoliberalismo 2 y Neoliberalismo 3. Se considera a sí mismo, un cronista gráfico del tiempo que le ha sido dado para vivir; un observador curioso que contempla la belleza de iglesias, acueductos y chacuacos; un testigo de la permanencia, resistencia y entereza del pueblo alegre y digno que engendra y nutre a personas como Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo, Félix Serdán y cientos de mujeres y hombres con quienes Aranda comparte la esperanza.


EZLN en Cuernavaca (2001) Aranda. Apunte a lรกpiz


Mujer Neozapatista (1999) Aranda. Boceto a tinta


! ยกCorre! (2001) Aranda. Tinta china


En un claro en la selva (2001) Aranda. Grabado en lin贸leo


Indígena (2006) Aranda. Apunte a lápiz


Neozapatista (1999) Aranda. Boceto a tinta 2


Pensamiento Zapatista Jaramillista (1995) Aranda. Grabado en lin贸leo


El Encuentro (1996) Aranda. Tinta china


Foto de Pedro Valtierra (1997) Aranda. Apunte a tinta china 4


El Sitio (1997) Aranda. Apunte a tinta china 5


La Patria atada (2006) Aranda. Grabado en lin贸leo


El Sitio (1997) Aranda. Ilustraci贸n digital


El Encuentro (2001) Aranda. Grabado en lin贸leo


Neoliberalismo 2 (1999) Aranda. Grabado en lin贸leo


Zapatistas (1995) Aranda. Grabado en lin贸leo


Intergal谩ctica contra el Neoliberalismo 2 (1996) Aranda. Grabado en lin贸leo


Los esp铆ritus zapatistas. No al club (1997) Aranda. Grabado en lin贸leo


No a la paz de los sepulcros (1997) Aranda. Grabado en lin贸leo


Esperanza (1996) Aranda. Grabado en lin贸leo


Las mechas de este

Alejandro Aranda, grabador de cepa pura nacido en Guerrero. Ha dedicado su vida a la estampa... Félix García, autodidacta y, a estas alturas, un costal de mañas. Eso explica porqué todos los días mete la pata, sin culpas... Raúl Gasca, por sobrenombre Toache, es Aries y Dragón, por tanto… un poco más de cincuenta. Sociólogo sin ejercicio y estudiante viajero adicto a la música. Solitario, no es que ande solo, sino sólo anda en buena compañía... Lorena Fortolís "Waitszappa" se ha dedicado profesionalmente a la promotoría cultural, participando en la programación de proyectos como “La calle es de todos” en la Ciudad de México, así como en la programación del Festival Internacional Cervantino... Terumi Moriyama estudió medicina en la unam y luego en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”... Alejandro Piña, Guadalajara, 1986. Editor y diseñador editorial, traductor de tres poemarios de William Blake al español, guionista, jugador empedernido de scrabble y ajedrez (las tomó como profesiones). Académico en ciernes, cuentista por petición y poeta por accidente...

John Prigge trabaja en el Centro Cultural Museo La Casona Spencer en Cuernavaca, Morelos, y es un vago que disfruta de la música y la literatura... Marcelo Teixeira nació en el norte de Portugal, en el campo; estudió historia y arqueología y trabaja como editor, pero su verdadera vocación es de poeta... Yaiza Ariana Rodríguez es una jalisquilla caída al estrellado y lúdico mundo de , estudiante de letras a penas propias, practicante de las artes pictóricas, en realidad de muchas cosas. Tómese nota, es Aries y Tigre... Pablo Romo nació en la Ciudad de México y se ha dedicado a dar la vuelta al día en ochenta mundos... Jave Villanueva es de oficio un vagabundo literario que se dedica a posar frente a las iglesias con un cartel que reza “se leen libros $10” en espera de que alguien requiera de sus servicios... Martha Elena Welsh, bailarina de danza clásica, contemporánea y barroca, ha sido integrante del Ballet de la Ciudad de México, La Forlana y otras más. Autora del Manual de Acondicionamiento Dancístico publicado en 2006 por itesm - conaculta - inba, imparte clases para nivel avanzado a diversas compañías dancísticas e instituciones como el itesm y la unam...


tiD mura mun aeta subuq te e tu singamix maspi muirore sinimo euq sirua sinis mutac


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