Call Me by Your Name es la última película del director italiano Luca Gaudagnino (A Bigger Splash), sobre el amor, las relaciones y otros demonios (muy al estilo Before Sunset). La cinta nos habla principalmente sobre el amor que florecen en los momentos más inesperados de la vida, como la pubertad. También es una historia sobre la aceptación en uno mismo y en las máscaras que usamos todos los días en la sociedad. Los protagonistas son dos personajes masculinos y los sentimientos de amor que nacen en ellos, todo con el contexto de la belleza oculta en una Italia muy vintage del 1983. La historia comienza con la llegada de Oliver, el asistente de turno para una excavación arqueológica cerca de la zona, interpretado por Armie Hammer (The Social Network), el personaje llega a irrumpir en la vida de Elio, interpretado por el nuevo actor Timothée Chalamet (Interstellar), un joven de 17 años y único hijo de Mr. Perlman (Michael Stuhlbarg), el jefe de Oliver, con quien tendrá que compartir la casa durante seis semanas en lo que se termina el verano.
El personaje de Oliver es de carácter extrovertido, emana camaradería y confianza a donde quiera que va y en poco tiempo se gana el corazón de sus anfitriones, salvo de Elio, quien siente una misteriosa atracción que intenta descifrar desesperadamente. Por otro lado, Elio es que es un chico reservado y callado, que pasa la mayor parte del tiempo sumergido componiendo música y leyendo libros antiguos. La llegada de Oliver a su vida va la par con su despertar sexual y emocional, que lo desequilibran y lo fuerzan a reconocer sus sentimientos y su lugar en la vida. Ambos personajes se conocen y entablan una amistad genuina y progresivamente van descifrando los sentimientos que sienten el uno por el otro, lentamente van revelando sus verdaderas emociones y cada uno alcanza un desarrollo increíble para el final del filme.
Aunque Call Me by Your Name puede remitirnos a películas como Brockeback Mountain (2005) y a la francesa Young and Beautiful (2013), es gracias a los elementos como el montaje poético y la impresionante maestría en los detalles (las miradas de los personajes de fondo y los reflejos en los espejos) lo que vuelve a esta cinta una de las mejores de este año.
Hay una escena donde el personaje de Elio experimenta una tristeza y una impaciencia profunda que el cineasta representa alterando el celuloide, algo que poco había visto desde filmes de JeanLuc Goddard o en Fight Club (1999). Los personajes interactuan con el espacio de forma constante, cada ángulo y corte se sienten fríamente calculados para transmitir una historia con el menor número de palabras posibles. Ver este filme me recordó las antiguas clases de la universidad donde veíamos películas clásicas como Los 400 golpes o el cine de Bresson. Es el tono íntimo y lo reconfortante del ritmo lo que hace que los 133 minutos de película se pasen volando. Apenas inicia la película nos sentimos huéspedes en la gigantesca casa de campo y turistas en la acogedora villa que parece sacada de alguna película de Roberto Fellinni. Tal vez es su naturaleza atemporal, ya que la película toma lugar en 1983. Las historias más memorables pueden se adaptan a cualquier época, porque toda historia de amor termina siendo un recuerdo de tiempos mejores. A pesar de ser una historia de amor que aborda los temas sobre la homosexualidad con un mayor apego a las emociones, es la honestidad de las actuaciones y los temas que aborda los que dejarán una marca en el público después de verla, independientemente de tus gustos, si eres una persona asquerosamente cursi y fan del cine clásico europeo, no te puedes perder Call Me by Your Name.