Radio Maria Ecuador - Revista

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Santo Via Crucis

Preparaci—nÊparaÊlaÊCuaresma


No. 12 A–o 2

Revista

Once años sirviendo a Nuestra Madre

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Es una publicación católica dedicada a la nueva evangelización, con temas doctrinales, de oración, formativos, y de información y difusión. Para sugerencias, comentarios y publicidad, favor comunicarse al teléfono: (04) 2390295 de Fundación Radio María o al correo electrónico: radmaria@gye.satnet.net ó revistasalveregina@hotmail.com

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Presidenta Sra. Mayra Ribadeneira de Casares Director General Ing. Marcelo Muñoz S. Editor Sr. José Vera Donoso

Gerente de Ventas Sra. Patricia Ramos R. Ejecutiva de Ventas Sra. Roxana Gamboa Gerente de Difusión Sr. Cristóbal Flores Coordinadora Sra. Elsy Espinoza Valarezo

Queridos hermanos: En sus manos tienen la edición N° 12 de la revista “Salve Regina”. Entre otros temas de interés, queremos resaltar la entrega de la oración del Via Crucis como parte de la preparación de la Cuaresma: tiempo de espera, penitencia, renovación y cambio espiritual. Esperamos que lo mediten junto a su familia para que reciban la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo. El 2 de febrero, Día de la Presentación del Señor, Nuestra Señora de El Buen Suceso, de la Purificación o de la Candelaria, cumplimos once años en el aire, transmitiendo desde Guayaquil, el mensaje de la Buena Nueva de Dios. Los radioescuchas de la Perla del Pacífico nos acogieron con mucho amor y devoción a Jesús y María. Son once años de labor intensa, pero gratificante. Sentimos mucha alegría de ser un medio que permite ayudar a cientos de personas que nos llaman a contarnos sus necesidades, pedirnos oración y Eucaristías. Asimismo, nos sentimos gozosos de conocer los testimonios de aquellas almas agradecidas por la transformación en sus corazones y vidas. Esto nos alienta y compromete a seguir adelante junto a ustedes en este caminar. Además, no dejaremos de agradecer a nuestros hermanos oyentes por la solidaridad que mostraron al responder de forma inmediata y efectiva al llamado de colaboración, para cubrir el costo de la renovación del contrato de uso de la frecuencia, por diez años más. Confiamos en su permanente oración por esta obra y pedimos a Nuestra Santísima Madre la Virgen María, su protección para seguir la misión encomendada: “que el manto de María cubra todo el Ecuador”. ¡Qué viva Jesús! ¡Qué viva María! ¡Qué viva Radio María!


APÓYENOS EN ESTA OBRA, Deposita siempre a nombre de: FUNDACIÓN RADIO MARÍA

Fundación Radio María Una Voz Católica siempre junto a Ti

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Celebración 2 de febrero

Nuestra Señora de El Buen Suceso de la Purificación o de Candelaria En el año 1634 a las 3 en punto de la madrugada del 2 de febrero, la Madre Mariana de Jesús Torres, abadesa del convento Concepcionista en Quito, vio que la lámpara que ardía en el santuario cerca del Santísimo Sacramento, parpadeaba y se apagaba, dejando la iglesia en total oscuridad. Sus sentidos se entumecieron, y vio una luz celestial que iluminaba toda la iglesia. Era la Reina del Cielo y le dijo: “Amada hija de mi corazón, yo soy María del Buen Suceso, su madre y protectora”. Tras profetizar sobre la muerte de la vidente y el futuro del monasterio, Nuestra Señora del Buen Suceso, empezó a explicar a la madre los varios significados de que se hubiese apagado la lámpara. “Hacia el final del siglo diecinueve, y a través de la mayor parte del siglo veinte, muchas herejías abundarán en esta tierra, que será entonces una república libre. La preciosa luz de la Fe se extinguirá en las almas, debido a la casi total corrupción de las costumbres. Para entonces habrán grandes calamidades, físicas y morales, públicas y privadas. Las pocas almas que preservarán la devoción a la Fe y muchos de ellos, irán a la tumba debido a la violencia del sufrimiento y serán considerados mártires que se sacrificaron a sí mismos por la Iglesia y la Nación”. “Recen con insistencia, pidiendo a nuestro Padre Celestial que ponga fin a tan malvados tiempos, por el amor del Corazón Eucarístico de mi Santísimo Hijo, y para enviar a esta Iglesia al prelado, a quien mi Santísimo Hijo y yo amamos con amor de predilección, quien existe para revivir el espíritu de los sacerdotes, por lo que lo dotaremos con habilidades, humildad de corazón, fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y un tierno y compasivo corazón para que, como otro Cristo, pueda asistir al grande y al pequeño sin desdén

por los más desgraciados que vengan, con dudas y amargura, a buscar la luz de su consejo; y así, con divina suavidad, él podrá guiar a las almas consagradas al servicio divino en los claustros, sin hacer el yugo del Señor pesado para ellos”. Nuestra Señora ordena la fabricación de su estatua En 1610 la Virgen le dijo a la abadesa: “Te pido y te ordeno que tengas una estatua mía hecha para la consolación y soporte de mi monasterio y la fe de aquel tiempo (el siglo veinte). El obispo debe darle el nombre de María de El Buen Suceso de la Purificación o de Candelaria. Yo tomaré completa posesión de esta, mi casa, y pondré sobre mí la responsabilidad de mantenerla a salvo y libre de todo daño, hasta el fin de los tiempos. “Gabriel, Miguel y Rafael, junto con todo el coro angélico, se harán cargo secretamente de la creación de mi estatua. Para este propósito, tú debes llamar a Francisco del Castillo, que es un hábil escultor, y darle una breve descripción de mis medidas tal como me has visto hoy y siempre”. El 16 de enero de 1611, “temprano en la mañana, las monjas se levantaron para rezar el Pequeño Oficio. Una vez en el coro escucharon melodiosas armonías, se apresuraron a entrar y mirar. ¡Oh Prodigio! El coro brilló con una luz celestial y escuchó voces angelicales cantando la Salve Sancta Parens en una suave y encantadora armonía; y vieron que los arcángeles ya habían terminado la imagen sagrada, cuyo bello semblante envió brillantes rayos de luz al coro y a toda la iglesia. El rostro, en medio de esa luz brillante que emanaba, no era severo, sino majestuoso, sereno, dulce, amable. El Divino Niño era perfecto por sí mismo, y su expresión era de amor y ternura”. http://ultimostiempos.tripod.com/buen_suceso.htm

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Radio María

En Guayaquil cumple 11 años de compromiso evangelizador

88.1 a losRadioconventos María lleva la luz y la vida de la Iglesia a los hogares familiares, de vida activa o contemplativa a veces insuficientemente a los que viajan, a los enfermos, a los presos, a los ancianos, F.M. atendidos, a los que viven solos, a los que trabajan o descansan. Llega a pueblecitos

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Fundación Radio María cumple once años llevando la Palabra de Dios a todos los rincones de la Provincia del Guayas. El padre Livio Fanzaga, director de Radio María Italia, asegura con toda verdad: “Esta emisora no es un proyecto nacido por la voluntad de los hombres, sino que es un don que nos llega del Cielo. Se trata de una gracia extraordinaria que el corazón materno de María ha hecho a la Iglesia”. Esta misma gracia se encendió en nuestra ciudad un dos de febrero del 2001. Desde aquel entonces, la Radio ha llenado los corazones de los oyentes, inundándolos con la Palabra de Dios en todo momento de la vida, en especial aquellos de dificultad. En este día que nuestra Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor y la fiesta en honor a Nuestra Señora de El Buen Suceso, de la Purificación o de Candelaria; la Madre Santísima alumbraba para sus hijos a Cristo Luz del Mundo a través de las benditas ondas radiales, día en que se inauguraba, la segunda frecuencia en nuestro suelo patrio, Fundación Radio María en Guayaquil 88.1 FM, con una celebración eucarística en la Catedral de Guayaquil presidida por el Excelentísimo Mons. Juan Larrea Holguín (+) y la presencia de muchos fieles guayaquileños, que se unieron para agradecer este gran regalo, que significaría luego el cambio espiritual de muchas familias. Sin temor a equivocarnos, Radio María se ha convertido ya en parte de la familia ecuatoriana, llevando a la Iglesia a nuestros hogares; recuerdo palabras del Papa S. S. Benedicto XVI: “Radio María es la Iglesia en casa” (21 de abril de 2006).

alejados, que quizá solo tienen una Misa al mes, y ningún otro estímulo exterior cristiano en el resto de los días; llega a barrios periféricos de grandes ciudades, que apenas reciben de tarde en tarde la visita de un sacerdote o de un catequista. Radio María lleva a todas partes, y a cualquier hora del día o de la noche, la Palabra Divina, la Misa, la Catequesis de niños, de adultos, de novios, la Liturgia de las Horas, la oración meditativa, las lecturas cristianas, el Santo del día, las respuestas a consultas, la vida eclesial diocesana y universal, entre otros. Radio María no tiene, ni puede tener, por su estatuto fundacional, ni ha tenido nunca, una línea propia. La línea de Radio María es la línea de la Iglesia Católica. Radio María, quiere expresar nuestro sincero agradecimiento a todos los voluntarios y hormiguitas que en estos once años nos han apoyado en la labor evangelizadora, son los voluntarios, laicos y sacerdotes, los que realizan gratuitamente los diversos programas. Son voluntarios los que, en cada provincia, hacen las transmisiones, y ayudan para dar a conocer Radio María en parroquias, hospitales, colegios, cárceles, pueblos alejados, etc. Son voluntarios los que sostienen Radio María económicamente y los que procuran suscitar los donativos de otras personas. En una palabra, con la Gracia de Dios y de la Virgen, son los voluntarios los que hacen Radio María. Gracias Señor Jesús, gracias Madre, por este don de sus corazones, que es RADIO MARÍA.

Eucaristías en Radio María, Capilla Espíritu Santo EUCARISTÍAS EN RADIO MARÍA Lunes 17:00, celebra P. Ángel Miglio Todos los primeros viernes de cada mes: Sagrado Corazón de Jesús Martes 12:00, celebra P. Julián Ballesta Todos los jueves: “Jueves Eucarísticos” desde las 10:00 exposición del SantíMiércoles 15:00, celebra P. Juan Alcaráz simo Sacramento del Altar. Jueves 17:00, celebra P. Manuel Valero Grupo de Oración “Diálogos de amor con María” Viernes 17:00, celebra P. Ángel Miglio Los miércoles a las 16:00. Reunión de voluntarios: Todos los segundos sábados de cada mes, a las 9:00. Informes: Telf.: 096350323 Cdla. Bolivariana Calle Andrés Bello y Av. El Libertador Mz. A Villa 9 Telf: 2390295 - Guayaquil


Compendio

CAPÍTULO VI

Catecismo de la Iglesia Católica “Cree para comprender y comprende para creer”

CREEMOS

30. ¿Por qué la fe es un acto personal y al mismo tiempo eclesial? 166-169-181 La fe es un acto personal en cuanto es respuesta libre del hombre a Dios que se revela. Pero, al mismo tiempo, es un acto eclesial, que se manifiesta en la expresión «creemos», porque, efectivamente, es la Iglesia quien cree, de tal modo que Ella, con la gracia del Espíritu Santo, precede, engendra y alimenta la fe de cada uno: por esto la Iglesia es Madre y Maestra. “Nadie puede tener a Dios por Padre, si no tiene a la Iglesia por Madre” (San Cipriano). 31. ¿Por qué son importantes las fórmulas de la fe? 170-171 Las fórmulas de la fe son importantes porque nos permiten expresar, asimilar, celebrar y compartir con los demás, las verdades de la fe, utilizando un lenguaje común. 32. ¿En qué sentido la fe de la Iglesia es una sola? 172-175-182 La Iglesia, aunque formada por personas diversas por razón de lengua, cultura y ritos, profesa con voz unánime la única fe, recibida de un solo Señor y transmitida por la única Tradición Apostólica. Profesa un solo Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– e indica un solo camino de salvación. Por tanto, creemos, con un solo corazón y una sola alma, todo aquello que se contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida y es propuesto por la Iglesia para ser creído como divinamente revelado.

Colecciona estas páginas y forma tu catecismo

(San Agustín)

SEGUNDA SECCIÓN LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA EL CREDO, SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Fuente: http://www.aciprensa.com

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P. Miguel Ángel Pardillo Arranz. P. Pasionista

Desde 22 de febrero hasta el sábado 31 de marzo

La Cuaresma

Tiempo de preparación para la Pascua

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La Cuaresma es considerada como un tiempo fuerte en la Liturgia, comienza con el miércoles de Ceniza y culmina con la Semana Santa. La Historia de la Cuaresma nos recuerda, que en sus inicios solo se celebraba el Triduo Pascual como preparación para

Es el tiempo de preparación para la Pascua, por eso lo más importante no es la Cuaresma sino la Pascua. Es un tiempo de oración, penitencia y de conversión.


la Vigilia del Sábado. Después se estableció como fecha de inicio el domingo anterior y así surgió la Semana Santa, que daba comienzo con el Domingo de Ramos. En la época que se ingresaba a la Iglesia mediante una preparación a través de Catecumenado, se intensificaban la preparación de los catecúmenos durante las tres últimas semanas previas a la Pascua, con la lectura del Evangelio de la Samaritana (el agua); del Evangelio del ciego de nacimiento (la luz) y la resurrección de Lázaro (la vida). Posteriormente cuando empezaron a tener mayor importancia los penitentes, se añadieron las dos semanas previas como catequesis y así se leía el Evangelio de las Tentaciones y de la Transfiguración. Así pues, en la Iglesia había tres grupos: los fieles, que vivían con gran testimonio la vida cristiana; los catecúmenos, que se preparaban al Bautismo y los penitentes que deseaban reconciliarse con la Iglesia, después de haberse separado de ella por haber cometido algún pecado grave. La cuaresma nos recuerda también los 40 días de Jesús en el desierto (Mt 4,2), además los 40 años del pueblo hebreo en el desierto (Ex. 16,35), los 40 días que Elías caminó por el desierto (1 Re 19, 8) y también cuando Jonás anunció que Nínive en 40 días sería destruida (Jon. 3,4). El Concilio Vaticano II nos recuerda: “Puesto que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la Palabra de Dios y a la oración, para que celebren el misterio pascual, sobre todo por medio del recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la penitencia, dése particular relieve en la liturgia y en la catequesis litúrgica el doble carácter de dicho tiempo.” SC. 109. La cuaresma es por tanto un tiempo de oración, intensificando la lectura de la Palabra de Dios, que debe guiar nuestra vida. La oración es sobre todo para escuchar a Dios que ilumine nuestra vida y para pedirle fuerza para hacer su voluntad.

Por otro lado, la cuaresma es tiempo de conversión, es una nueva oportunidad para el cambio de mentalidad y de vida por lo que se nos invita a que acudamos a la confesión: “al menos una vez al año”. En este tiempo se nos invita a realizar actos de mortificación: El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, son días de ayuno y de abstinencia y todos los viernes también recordamos que son días de abstinencia, pero que se pueden cambiar realizando actos de piedad o de solidaridad. Otro aspecto que se debe resaltar es que la Cuaresma es tiempo especial para intensificar los actos de meditación de la Pasión del Señor: como es el Via Crucis, la lectura del Evangelio de la Pasión, el Rosario de la Cinco Llagas, el Reloj de la Pasión y otras devociones similares, pero no olvidemos

que la mejor forma de hacer memoria de la Pasión, siempre será la participación en la Eucaristía. Para concluir hay que recordar lo que decía San Pablo de la Cruz, fundador de los Pasionistas: “la Pasión de Cristo es la obra más grande del amor de Dios” y en otro lugar: “el medio mejor para desarraigar los vicios e implantar la verdadera piedad, es la meditación de las penas amarguísimas de Nuestro Señor Jesucristo”.

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Via Crucis Con las debidas disposiciones y con la Meditación de esta oración, se obtienen Indulgencias Plenarias para ti o un Alma del Purgatorio.

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REFLEXIÓN En la muerte de Cristo descubrimos la prueba definitiva del amor infinito del Padre hacia el mundo. Por medio de la Pasión del Hijo de Dios, hemos alcanzado la Salvación. Meditemos con recogimiento y piedad los misterios de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. ORACIÓN INICIAL Dios y Padre nuestro: haz que la luz de tu gracia, ilumine nuestra contemplación y oración al recorrer las estaciones del Camino de la Cruz de tu Hijo. Y concédenos fortaleza para saber avanzar siempre tras las huellas de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

I Estación

Jesús sentenciado a muerte Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos. Todos: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y Él calla... Nosotros huimos de ser reprochados y nos justificamos inmediatamente... Concédeme Señor la gracia de imitarte, uniéndome a Ti por el silencio cuando alguien me haga sufrir. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

II Estación

III Estación

Jesús carga con la cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la Cruz, el de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad, y los problemas de mi trabajo y los que sufre mi familia. Convierte mi cruz de cada día en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

Jesús cae, por primera vez, bajo el peso de la cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudar a levantarme en mis caídas diarias por mis debilidades, cuando después de haberme propuesto serte fiel, vuelvo a tropezar con mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame Jesús a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria


IV Estación

Jesús se encuentra con su Madre G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Santa Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome con su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! a tener tu fortaleza y a mantener unido mi corazón al de tu hijo Jesús. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

VEstación

El Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Aquellos que por amor a Dios padecen trabajos, enfermedades, persecuciones y desprecios, ayudan a Jesucristo a llevar la cruz, y si perseveran, participarán en el cielo de su gloria. Señor, ayúdame a entender mi misión de servicio, a renunciar a mi mismo y ser un Cirineo para los demás. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

VIEstación

VIIEstación

La Verónica enjuga el rostro de Jesús G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, que se acerca a Ti, cuando todos te abandonan, contra todo respeto humano. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el “qué dirán”, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no defiendo mi fe. Concédeme como a la Verónica la fortaleza para seguirte. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

Segunda caída en el camino de la Cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. R: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Vía Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación? ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? ¡Levántame Señor! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

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VIIIEstación

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Jesús consuela a las hijas de Jerusalén G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares y de mis preocupaciones. Tal vez, hay en ellas un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia. Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios que me manifiestas día a día. ¡Señor, cuánto me amas! Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

IX Estación

X Estación

Jesús cae por tercera vez G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor. Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Concédeme Señor, la gracia de imitarte en esta tercera caída, de volver a levantarme, haz que mi desfallecimiento y limitaciones ofrecidos a Ti, sean en beneficio del prójimo y sirvan para su santificación. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

Jesús despojado de sus vestiduras G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí, por la pérdida de mis seres queridos. Señor, que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, olvidando mi propio dolor y egoísmo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

XI Estación

Jesús es clavado en la Cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. No debemos gloriarnos de otra cosa que en estar crucificado con Jesús, y en llevar sus llagas en nuestro cuerpo, desligándonos de las criaturas para unirnos solamente al Creador, sobrellevando los diversos dolores de la vida en silencio y con paciencia por amor a Dios. Señor, concédeme por amor, aceptar los sacrificios que exige el deber de cada día y crucificarme contigo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria


XIIEstación

XIII Estación

XIVEstación

Jesús muere en la Cruz G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. ¡Gracias, Señor, gracias! Haz muerto en la Cruz para salvarme y para salvarnos. Te adoro, mi Señor y beso tus llagas, las heridas causadas por los clavos y por la lanza en tu costado. Derrama Señor tu preciosísima sangre sobre el mundo entero. Concédeme corresponder a tu amor, cumplir tu voluntad, trabajar por mi salvación, siempre ayudado de tu gracia, y luchar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

Jesús en brazos de su madre G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Subiendo al Calvario, nos encontramos con la Virgen Dolorosa, porque donde está el Hijo está la Madre. ¡Oh Madre querida qué gran dolor fue el tuyo al contemplar a tu hijo muerto en tu regazo! Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable, te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

El cadáver de Jesús puesto en el Sepulcro G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. La devoción a la Pasión de Jesús es el camino más fácil para salvarse. El Crucifijo es un libro donde se aprende toda virtud, donde se enseña la ciencia de los Santos, donde se encuentra todo. Señor Dios, concédeme un sincero arrepentimiento de mis culpas, para que pasando con Cristo, a través de la muerte, renazcamos todos, en las alegrías de una Vida Nueva. ¡Oh Cruz tu nos salvarás! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

XVEstación

Jesús Resucita G: Te adoramos Cristo y te bendecimos. T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24,5-6). Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro de Jesús muy temprano. El anuncio de la resurrección convierte su tristeza en alegría. Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él para siempre. La resurrección de Cristo inaugura una renovada primavera de esperanza. Jesús, enséñame a mantener siempre viva la fe, la esperanza y la caridad. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Padre nuestro, Ave María y Gloria

Al concluir el Vía Crucis, rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria, por las intenciones del Santo Padre para alcanzar la indulgencia plenaria.

ORACIÓN FINAL Señor y Padre Nuestro: haz que tu bendición, descienda con abundancia sobre nosotros que hemos contemplado el camino de la Cruz de tu Hijo con la esperanza de su santa resurrección. Venga sobre nosotros tu perdón, concédenos tu consuelo, acrecienta nuestra fe y consolida en nosotros la redención eterna. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo

La Iglesia tiene una tarea esencial:

Curar los corazones desgarrados

El Papa Benedicto XVI en su mensaje por la 20º Jornada Mundial del Enfermo, titulada “¡Levántate, vete; tu fe te ha salvado!”, expresa en primer lugar su cercanía “a todos los enfermos que están hospitalizados o son atendidos por las familias, y expresó a cada uno la solicitud y el afecto de toda la Iglesia”.

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En el texto para la celebración de la Jornada prevista para el 11 de febrero, Fiesta de la Virgen de Lourdes, el Papa señala que “en la acogida generosa y afectuosa de cada vida humana, sobre todo la débil y enferma, el cristiano expresa un aspecto importante de su testimonio evangélico siguiendo el ejemplo de Cristo, que se ha inclinado ante los sufrimientos materiales y espirituales del hombre para curarlos”. S. S. Benedicto XVI recuerda que este año es preparación para la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en Alemania el 11 de febrero de 2013, la misma que se centrará en la emblemática figura evangélica del Samaritano, por lo que dedica el mensaje a los


“Sacramentos de Curación”, es decir, “en el Sacramento de la Penitencia o de la Reconciliación, y en el de la Unción de los Enfermos, que culminan de manera natural en la Comunión Eucarística”. El Papa indica luego que “el encuentro de Jesús con los diez leprosos, descrito en el Evangelio de San Lucas, y en particular las palabras que el Señor dirige a uno de ellos: ¡Levántate, vete; tu fe te ha salvado!, ayudan a tomar conciencia de la importancia de la fe para quienes, agobiados por el sufrimiento y la enfermedad, se acercan al Señor”. “En el encuentro con Él, pueden experimentar realmente que ¡quien cree, no está nunca solo! En efecto, Dios por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo”. El Santo Padre destaca además que “quien invoca al Señor en su sufrimiento y enfermedad, está seguro de que su amor no le abandona nunca, y de que el amor de la Iglesia, que continúa en el tiempo su obra de salvación, nunca le faltará. La curación física, expresión de la salvación más profunda, revela así la importancia que el hombre, en su integridad de alma y cuerpo, tiene para el Señor”. “Cada uno de los Sacramentos, además, expresa y actúa la proximidad a Dios mismo, el cual, de manera absolutamente gratuita, “nos toca por medio de realidades materiales, que Él toma a su servicio y las convierte en instrumentos del encuentro entre nosotros y Él mismo”. “La unidad entre creación y redención se hace visible. Los Sacramentos son expresión de la corporeidad de nuestra fe, que abraza cuerpo y alma, al hombre entero”. El Papa señala también que “la tarea principal de la Iglesia es, ciertamente, el anuncio del Reino de Dios, “pero precisamente este mismo anuncio debe ser un proceso de curación”, para sanar los corazones desgarrados, según la misión que Jesús confió a sus discípulos. El binomio entre salud física y renovación del alma lacerada, nos ayuda, pues, a comprender mejor los “Sacramentos de Curación”. Sobre el Sacramento de la Reconciliación o Penitencia, el Santo Padre afirma que muestra el amor infinito y la misericordia de Dios para con los hombres que pueden y deben confiar en el

La atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos, por un lado es señal de la ternura de Dios con los que sufren, y por otro beneficia también espiritualmente a los sacerdotes y a toda la comunidad.

Señor: “el momento del sufrimiento, en el cual podría surgir la tentación de abandonarse al desa-liento y a la desesperación, puede transformarse en tiempo de gracia para recapacitar, y tal como el hijo pródigo de la parábola, reflexionar sobre la propia vida, reconociendo los errores y faltas, sentir la nostalgia del abrazo del Padre y recorrer el camino de regreso a casa”. Tras resaltar la preferencia del Señor por los enfermos, el Papa se refiere al Sacramento de la Unción que “nos lleva a contemplar el doble misterio del monte de los Olivos, donde Jesús dramáticamente encuentra, aceptándola, la vía que le indicaba el Padre, la de la Pasión, la del supremo acto de amor”. En la Unción de los Enfermos, subraya el Papa “la materia sacramental del óleo se nos ofrece, por decirlo así, “como medicina de Dios que ahora nos da la certeza de su bondad, que nos debe fortalecer y consolar, pero que, al mismo tiempo, y más allá de la enfermedad, remite a la curación definitiva, a la Resurrección”. El Papa advirtió también que “la Unción de los Enfermos no debe ser considerada como “un sacramento menor” respecto a los otros. La atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos, por un lado es señal de la ternura de Dios con los que sufren, y por otro lado, beneficia también espiritualmente a los sacerdotes y a toda la comunidad, sabiendo que todo lo que se hace con el más pequeño, se hace con el mismo Jesús”. Luego de agradecer a todos los que trabajan en el mundo de la salud, el Santo Padre dijo finalmente que “a María, Madre de Misericordia y Salud de los Enfermos, dirigimos nuestra mirada confiada y nuestra oración; su materna compasión, vivida junto al Hijo agonizante en la Cruz, acompañe y sostenga la fe y la esperanza de cada persona enferma, que sufre en el camino de curación de las heridas del cuerpo y del espíritu”.

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Celebración 11 de febrero

Nuestra Señora de Lourdes

y su mensaje desde la gruta

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El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, el viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenía una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario. Estas apariciones se repetirían 18 veces. El mensaje de la Virgen El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lour-des, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos: 1. Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud. 2. Es una exaltación a las virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje. 3. Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la Cruz. 4. Importancia de la oración, del rosario,

ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA

Alma de María, santifícame. Cuerpo de María, purifícame. Corazón de María, inflámame. Dolores de María, confórtenme. Llanto de María, consuélame. Oh dulce María, atiéndeme. Con benignos ojos, mírame. En mis clamores, óyeme. Por tus santos pasos, dirígeme. A tu Hijo Divino, ruega por mí. El perdón de mis culpas, alcánzame. Devoción a tu sacro Rosario, infúndeme. Amor a Dios y al prójimo, concédeme. No permitas apartarme nunca de ti. En la hora de mi muerte, ampárame. De mis enemigos, defiéndeme. Tras el escudo de tu santo nombre, escóndeme. Con tu real manto, cúbreme. En el instante fatal de mi agonía, asísteme. De morir en pecado, líbrame. En manos de Jesús, entrégame. A la Mansión Eterna, llévame, para que con los ángeles y santos te ame por todos los siglos de los siglos. Amén.

de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.


Hermanos de las Escuelas Cristianas – La Salle

Celebración 9 de febrero

Santo Hermano Miguel Febres Cordero

Dejó todo por seguir a Jesús Francisco Febres Cordero nace en una familia que siempre ha tenido mucha relevancia en la vida política del Ecuador. Francisco debe superar la oposición de su familia para realizar su vocación de religioso laico, es el primer ecuatoriano admitido en el Instituto. El Hermano Miguel es un enseñante capacitado y un estudiante aplicado. No ha cumplido todavía los 20 años cuando publica la primera de sus numerosas obras, una gramática española que se transforma rápidamente en un clásico. En el transcurso de los años, sus investigaciones y sus publicaciones en el ámbito de la literatura y de la lingüística, le ponen en contacto con expertos del mundo entero y es nombrado miembro de las Academias nacionales de Ecuador y de España. A pesar de sus distinciones académicas, la enseñanza es para él lo prioritario, en particular las clases de religión y la preparación de los chicos a la primera comunión. Sus alumnos admiran su sencillez, su franqueza, la atención que les presta y la intensidad de su devoción al Sagrado Corazón y a la Virgen María. En 1907, se le destina a Bélgica para trabajar en la traducción al español de textos usados por los Hermanos Lasallanos recientemente exiliados de Francia. Su salud, siempre delicada, tiene dificultades para adaptarse a los rigores del clima europeo. Transferido al Noviciado menor de Premià de Mar, en España, se ocupa de evacuar por mar, hacia Barcelona, a los jóvenes que están bajo su responsabilidad, durante los desórdenes revolucionarios de 1909. Poco tiempo después tendrán la posibilidad de volver a Premià de Mar. Pasado esto, contrae una neumonía y fallece, dejando tras él fama de sabio, de enseñante y de santo. Nacido en Cuenca, Ecuador, el 7 de noviembre de 1854 Entrado en el Noviciado el 24 de marzo de 1868 Fallecido el 9 de febrero de 1910 Beatificado el 30 de octubre de 1977 Canonizado el 21 de octubre de 1984

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Tomado de la intervención de S.S. Benedicto XVI en la audiencia general de la fiesta de la Cátedra de San Pedro en el Vaticano

Celebración 22 de febrero

La Cátedra de San Pedro

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La liturgia latina celebra la fiesta de la cátedra de San Pedro. Se trata de una tradición muy antigua, testimoniada en Roma desde finales del siglo IV, con la que se da gracias a Dios por la misión confiada al apóstol Pedro y a sus sucesores. La “cátedra”, literalmente, quiere decir la sede fija del obispo, colocada en la iglesia madre de una diócesis, que por este motivo es llamada “catedral”, y es el símbolo de la autoridad del obispo y, en particular de su “magisterio”, es decir, de la enseñanza evangélica que él, en cuanto sucesor de los apóstoles, está llamado a custodiar y transmitir a la comunidad cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha sido confiada, con la mitra y el báculo, se sienta en su Cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles, en la fe, en la esperanza y en la caridad. ¿Cuál fue, entonces, la “Cátedra” de San Pedro? Él, escogido por Cristo como “roca” sobre la cual edificar la Iglesia (Cf. Mateo 16, 18), comenzó su ministerio en Jerusalén, después de la Ascensión del Señor y de Pentecostés. La primera “sede” de la Iglesia fue el Cenáculo, y es probable que en aquella sala, donde también María, la Madre de Jesús, rezó junto a los discípulos, se reservara un puesto especial a Simón Pedro. Sucesivamente, la sede de Pedro fue Antioquía, ciudad situada en el río Oronte, en Siria, hoy en Turquía, en aquellos tiempos la tercera ciudad del imperio romano después de Roma y de Alejandría de Egipto. De aquella ciudad, evangelizada por Bernabé y Pablo, en la que “por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de “cristianos” (Hechos 11, 26), Pedro fue el primer obispo. De hecho, el Martirologio Romano, antes de la reforma del calendario, preveía también una celebración específica de la Cátedra de Pedro en Antioquía. Desde allí la Providencia llevó a Pedro a Roma. Por tanto, nos encontramos con el camino que va de Jerusalén, Iglesia naciente, a Antioquía, primer centro de la Iglesia, que agrupaba a paganos, y todavía unida también a la Iglesia proveniente de los judíos. Después, Pedro se dirigió a


Roma, centro del Imperio, símbolo del `Orbis´ –la `Urbs´ que expresa el `Orbis´, la “tierra” donde concluyó con el martirio, su carrera al servicio del Evangelio. Por este motivo, la sede de Roma, que había recibido el mayor honor, recibió también la tarea confiada por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la edificación y la unidad de todo el Pueblo de Dios. La sede de Roma, después de estas migraciones del santo, fue reconocida como la del sucesor de Pedro, y la “cátedra” de su obispo representó la del apóstol encargado por Cristo de apacentar a todo su rebaño. Lo atestiguan los más antiguos padres de la Iglesia, como por ejemplo, san Ireneo, obispo de Lyon; quien en su tratado “Contra las herejías” describe a la Iglesia de Roma como la “más grande y más antigua conocida por todos, fundada y constituida en Roma por los dos gloriosos apóstoles Pedro y Pablo”. Poco después, Tertuliano, por su parte, afirma: “¡Esta Iglesia de Roma es bienaventurada! Los apóstoles le derramaron, con su sangre, toda la doctrina”. La Cátedra del Obispo de Roma representa, no solo su servicio a la comunidad romana, sino también su misión de guía de todo el Pueblo de Dios. Celebrar la “Cátedra” de Pedro, significa, por tanto, atribuir a esta, un fuerte significado espiritual y reconocer en ella un signo

privilegiado del amor de Dios, que quiere reunir a toda su Iglesia y guiarla por el camino de la salvación. Entre los numerosos testimonios de los Padres, quisiera ofrecer el de san Jerónimo, tomado de una carta suya escrita al obispo de Roma, que menciona explícitamente la “Cátedra” de Pedro, presentándola como puerto seguro de verdad y de paz. Así escribe Jerónimo: “He decidido consultar a la Cátedra de Pedro, donde se encuentra esa fe que la boca de un apóstol ha ensalzado; vengo ahora a pedir alimento para mi alma allí, donde recibí el vestido de Cristo. No sigo otro primado sino el de Cristo; por esto me pongo en comunión con tu beatitud, es decir, con la Cátedra de Pedro. Sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia” (“Las cartas” I, 15, 1-2). Queridos hermanos y hermanas, en el ábside de la Basílica de San Pedro, como sabéis, se encuentra el monumento a la Cátedra del Apóstol, os invito a deteneros ante esta obra sugerente, a rezar particularmente por el ministerio que Dios me ha confiado. Al elevar la mirada ante el vitral de alabastro que se encuentra precisamente ante la Cátedra, invocad al Espíritu Santo para que sostenga siempre con su luz y su fuerza mi servicio cotidiano a toda la Iglesia. Por esto y por vuestra deferente atención, os doy las gracias de corazón.

Fogón de Nazaret

Filete de Pescado al horno Para el pescado Para la ensalada 4 papas medianas Sal y pimienta Lechuga fresca 2 Tomates rojos

Preparación

800g de filete de corvina o dorado Perejil al gusto 2 cucharadas de crema de leche 2 cucharadas de leche ½ cucharadita de maicena (revuelta en la leche) 200g de queso rallado Sal y pimienta al gusto

Precaliente el horno a 220ºC y engrase un molde Sazone el pescado con sal y pimienta por ambos lados, espolvoree el perejil cortado finamente, vierta la crema de leche y la leche en un recipiente, vierta los líquidos sobre el pescado y espolvoree el queso rallado, coloque el molde sobre una bandeja en la ranura inferior del horno y hornee durante 30 minutos. Saque y sirva acompañado de papas y una ensalada de tomates y lechuga fresca. Rinde 4 porciones.

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P. Marco Bayas O .C.M. Director Editorial Radio María Ecuador

Celebración 19 de marzo

San José

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En la historia de la Salvación, San José tuvo un papel esencial: Dios le encomendó la gran responsabilidad y privilegio, de ser el padre adoptivo del Niño Jesús y de ser el casto esposo de la Virgen María. El custodio de la Sagrada Familia, es el santo más cercano a Jesús y a la Santísima Virgen. Los teólogos han tardado muchos siglos en poner de manifiesto la dignidad y el papel excepcional que desempeñó el humilde carpintero de Nazaret. El pueblo cristiano, en cambio, intuyó desde siempre, con sobrenatural sentido la grandeza de San José: “Nunca las intuiciones cordiales han llevado tanta delantera a la teología como en el caso de San José. La especulación teológica entretenida con graves cuestiones tardó mucho en consi­derar al Santo Patriarca… Cierta ocasión una viejecita para dar razón de su gran devoción a San José contestó: ¿No ve usted que lleva al Niño en sus brazos?”. Toda la grandeza de San José se desprende de ese hecho al parecer tan natural y sencillo: llevar al Niño Jesús en sus brazos. Lo demás es consecuencia que se des­prende espontáneamente como fruta madura del árbol. San Mateo (1,16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3,23) su padre era Helí. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Antes de la Anunciación, San José vivía en Nazaret. Según San Mateo 13,55 y San Marcos 6,3, San José era un “tekton”; es decir un carpintero o albañil. San Justino lo confirma, y la tradición así lo acepta. Jesús fue llamado “Hijo de José”, “el carpintero” (Jn 1,45; 6,42; Lc 4,22). Jesús fue engendrado en el vientre de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, José lo adoptó amorosamente y Jesús se sometió a él como un buen hijo ante su padre. El Magisterio enseña, como principios fundamentales de la teología sobre San José, estos dos: Ser el Esposo de María y Padre Castísimo de Jesús.

Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte


San José es modelo incomparable, después de Jesús, de la santificación del trabajo corporal. La Iglesia instituyó la fiesta de San José Obrero, el 1 de mayo, presentándole como modelo sublime de los trabajadores manuales. Modelo de silencio y de humildad San José es llamado el “Santo del silencio” Es un caso excepcional en la Biblia: un santo al que no se le escucha ni una sola palabra; conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su esposa y de su Hijo. José fue “santo” desde antes de los desposorios. Un “escogido” de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor (Mateo 2,13.22). Las principales fuentes de información sobre su vida son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. José fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta antiguo: “sean pocas tus palabras” (Eclesiastés 5,2). Su vida sencilla y humilde se entrecruzaba con su silencio integral para mantener todo su ser encauzado a cumplir el Plan de Dios. San José, patrono de la vida interior, enseña con su propia vida a orar, a amar, a sufrir, a actuar rectamente y a dar gloria a Dios con toda nuestra existencia. Vida santa y virtuosa La santidad de San José está muy por encima de los Patriarcas y Profetas del Antiguo Testamento, de los Apóstoles, de los Mártires, de los Confesores, de las Vírgenes y aun de los mismos Ángeles. a) Razones teológicas: 1. La establece Santo Tomás de Aquino: “Cuanto alguna cosa recibida se aproxima más a la causa que la ha producido, tanto más participa de la influencia de esa causa”. La causa única de donde procede toda santidad es el mismo Dios. Nadie como San José - después de Jesús y de María - se ha acercado tanto a Dios; hay que concluir que su santidad excede a cualquier criatura humana o angélica. 2. Lo mismo se afirma en virtud de los siguientes principios ciertos en teología: a) Dios da a cada uno la gracia según aquello para lo que es elegido, b) Una misión divina excepcional requiere una santidad proporcionada.

San José recibió de Dios la gracia necesaria para ser digno esposo de María y digno padre de Jesús. Su misión fue única e irrepetible en la Historia de la Salvación. La misma Escritura lo llama hombre justo (Mt. 1,19), su santidad excede a todos, sin excepción alguna. El culto que la Iglesia le rinde, ha movido a los teólogos a aplicarle el título de suma dulía, que expresa su inferioridad frente al culto a María de hiperdulía y, su superioridad respecto al de los santos, de simple dulía. b) Las virtudes de San José: “Brillan en él, sobre todo, las virtudes de la vida oculta, en un grado proporcionado al de la gracia santificante: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad, que no puede ser quebrantada por ningún peligro; la sencillez, la fe, esclarecida por los dones del Espíritu Santo; la confianza en Dios y la más perfecta caridad. Guardó el depósito que se le confiara con una fidelidad proporcionada al valor de este tesoro inestimable” (Garrigou-Lagrange, R., San José, Buenos Aires, 1947, p.301). “¿Qué era la vida de San José sino una comunión continua con Jesús y con la plenitud de la santidad que habitaba en Él: por los ojos, que con tanta frecuencia descansaban en Jesús; por la boca, cuando San José besaba con tanto amor al Divino Niño; por el contacto, cuando Jesús descansaba entre sus brazos; por el pensamiento, que se volvía sin cesar a Jesús y a María; por toda pena, por toda prueba, por toda alegría, por todo trabajo, por todo movimiento? … Pues nada existía en su vida que, por el sacrificio, la abnegación, el amor, no pusiese en contacto su alma con el alma de Jesús” (Sauvé, C., San José, Barcelona, 1915, p.361). El Evangelio llama a San José hombre justo (Mt. 1,19). “Una alabanza más rica de virtud y más alta en méritos no podría aplicarse a un hombre… Un hombre… que tiene una insondable vida interior, de la cual le llegan órdenes y consuelos singulares, y la lógica y la fuerza, propia de las almas sencillas y limpias, de las grandes decisiones, como la de poner en seguida, a disposición de los planes divinos, su libertad…” (Pablo VI, Homilía, 19-111-1969).

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Trab

al

El hip enguas opóta mo Hipo está c o hipo, n q quita uién le e hipop l hipo al ótamo Hipo

Adivinanzas No es sacerdote de pueblo aunque su su nombre lo diga, es una banda adherente que las heridas alivia (El curita) Va solo, va solo, de vidrio ha de ser, y estando con agua te quita la sed (El vaso) Yo-yo te quiero decir, yo-yo te quiero explicar que si lo lanzas pa’abajo pa’arriba ahí su nombre sabrás (El yo-yo)

SOPA DE LETRAS P U C A C U A R E S

M A C

A O U A N A E L I A

I N A

I I A C R U N U S N A O T V I A C R U C I S J

R S E

E R E C R V N O O O V I D R I S S S I N D Z S

I Ñ R

S A M U V N A E E E

E A A

P X L O U R D E S T

N A S

CU A

Cuaresma, San José, Lourdes, Via Crucis y Cátedra

MA S RE

¡A limpiar nuestro Corazón para Jesús!

Chistes ¿Saben cuál es el chiste más malo? Es el que le pega a los chistecitos Mamá, mamá: ¿los alfajores tienen hilitos? No. Entonces creo que me comí el yo-yo

Curiosidades ¿Por qué las cebollas nos hacen llorar? Es una reacción enzimática la que hace funcionar los conductos lagrimales. Se puede evitar cortando las cebollas debajo del agua.

Sigue divirtiéndote todos los días en “La Hora Feliz de la Abuela que Vuela” de 4 a 5pm. en el dial 88.1 FM Radio María.


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