Asesinatos contra periodistas Nuestra Palabra | 16 JULIO 2011
Con mucha tristeza, impotencia e indignación recibimos la noticia sobre el asesinato de Nery Jeremías Orellana, un joven comunicador social, director de Radio Joconguera, una radio comunitaria del municipio de Candelaria en el empobrecido y olvidado departamento de Lempira, y corresponsal de nuestra Radio Progreso. Nery ya había recibido amenazas por el trabajo comunicativo que desde su radio desarrollaban con apertura a la iglesia católica, al pueblo pobre y a los sectores en resistencia. El Comité por la libre expresión, C-Libre, también informa que hay otro comunicador con serias amenazas de muerte, se trata de Hernán Castro, comunicador social de Radio Joconguera, al mismo tiempo están amenazados de muerte el padre José Amílcar Lara, párroco de Candelaria Lempira y su alcalde, el señor Manuel Bonilla. La muerte de Nery Jeremías Orellana se suma al asesinato de 13 periodistas más desde marzo del 2010, según los datos de C-Libre, organismo que a su vez documenta 45 violaciones a la libertad de expresión en el primer semestre del año, y el blanco de las persecuciones siguen siendo las radios comunitarias, alternativas e independientes. Este nuevo asesinato nos confirma que las persecuciones, amenazas y asesinatos contra los periodistas continúan sin que el gobierno que dirige Porfirio Lobo Sosa “mueva un dedo” para detener dichas acciones. Estos hechos de violencia confirman también que más allá de los acuerdos entre cúpulas, del regreso de Honduras a la Organización de Estados Americanos y del mal llamado gobierno de la unidad y reconciliación nacional, lo que sigue imperando en el país es la intolerancia, la sed de venganza y “la ley del más fuerte”. Desde Radio Progreso convertimos en una demanda y exigencia nacional la recomendación que hizo la Comisión de la Verdad al gobierno de Porfirio Lobo Sosa: investigar, lo más pronto posible, y castigar a los responsables por las amenazas, persecuciones y asesinatos contra los comunicadores sociales. Si esto no ocurre, se seguirá derramando la sangre de valientes personas que se atreven a poner “el dedo en la llaga” de los graves problemas que sufre nuestro país.