Cerco Mediático

Cerco mediático Nuestra Palabra | 23 MAYO 2011 La libertad de expresión es un valor fundamental. Sin este valor y sin este derecho no hay democracia que valga, y cuando este derecho se ejerce plenamente, la ciudadanía adquiere la capacidad para ser escuchada y para derrumbar funcionarios y gobiernos por muy sólidos que parezcan. Nadie puede hablar de Estado de derecho sin la libertad de expresión, y la misma está estrictamente asociada a la democratización de los medios de comunicación.

En Honduras se dice que hay libertad de expresión, ¿puede existir libertad de expresión si los medios de alcance nacional son propiedad de unas poquísimas personas, y las mismas vinculadas a grandes empresas y a la dirección de partidos políticos?

A casi dos años del golpe de Estado, algo se ha avanzado en la conciencia sobre qué medios y qué información escuchar. Sin embargo, el cerco mediático sigue siendo espectacular, y los medios siguen siendo de exclusiva propiedad de tres o cuatro familias. Aunque muchísima gente sigue atrapada y siendo víctima del control mediático, se han dado pasos en desconfianza hacia lo que informan los medios, y algo se comienza a sospechar sobre los temas y el enfoque que ciertos medios radiales, escritos y televisivos dan a determinadas noticias y acontecimientos.

Dar rodeo al mismo programa que siempre se ha escuchado y poner dudas hacia el periódico que siempre se ha comprado, comienza a ser parte de los comentarios que se extienden entre un sector de la sociedad que progresivamente va creciendo en conciencia y cuestionando el cerco mediático. La libertad de escoger en qué medios se informa y a qué medios informa, contribuye a romper un cerco mediático que a lo largo de muchos años nos ha impuesto una sola mirada, un solo análisis, una sola verdad de los diversos acontecimientos nacionales e internacionales, desde los intereses de pequeños grupos. Y nos ha hecho creer que los absurdos comentarios y los mediocres analistas de ciertos medios, representan el pensamiento ilustrado y profesional acreditado de la sociedad.

Frente a esta realidad abrumante de cerco mediático, no basta crecer en conciencia.

Hay que tocar los medios de comunicación. Y en este sentido, una hermosa noticia de contar con una veintena de radios comunitarias comienza un proceso de ofrecer reales alternativas a la sociedad hondureña para que no solo cuestione lo que escucha en las emisoras y periódicos tradicionales, sino que cuente con una oferta distinta para informarse y para construir su propia opinión.

Esta red de radios tiene un desafío gigantesco y una tierna labor. Ha de abrirse paso entre un muro de control y de impunidad ejercido por el cerco de unos medios que son implacables frente a todo lo que surja como competencia. Y asimismo, esta red ha de caminar humildemente echando la mano a otras redes que van surgiendo, desde la verdad, y ofrecerla como ofrenda a la sociedad hondureña para que juntos abramos camino a la libertad de expresión, la cual jamás será posible sin la democratización de los medios, como jamás será posible la democracia y el Estado de derecho sin libertad de expresión.