Comunidades y soberanía: tarea pendiente de los patronatos

Comunidades y soberanía: tarea pendiente de los patronatos Nuestra Palabra | 10 marzo 2011 En teoría el patronato es la autoridad máxima de la comunidad. Dentro de sus objetivos está buscar el desarrollo de la comunidad, crear ambientes de armonía, proteger los intereses y los recursos de la comunidad. Es la instancia que representa a la comunidad ante autoridades públicas o en la articulación con otras instituciones o comunidades.

La realidad nos dice otra cosa. Los patronatos han servido como la primera estructura de base para el partido político que ejerce el poder en el municipio. Para alcaldes y diputados, los patronatos no son jamás la instancia local desde donde se implementan las políticas públicas municipales o nacionales, sino el espacio donde se aseguran votos para el partido, o socios fieles al cacique aunque ello signifique el uso perverso de los recursos locales.

Las comunidades están dando signos de no querer seguir haciendo el juego a los políticos. Un alcalde no perdonará nunca que un patronato se le escape de su esfera de control. Si eso ocurre, el alcalde con sus activistas hará uso de todos los medios formales e informales, legales y paralegales, para mandar al carajo a los vecinos de una comunicad que osaron conducir un patronato sin ser correa de transmisión del alcalde y sus activistas políticos.

Ejemplos como estos los encontramos en todos los puntos cardinales del país. Desde Choluteca hasta Trujillo, desde El Progreso hasta Ocotepeque. Si un presidente, varón o mujer, de un patronato se le salió del guión servil montado por el alcalde y su partido, que se prepare porque este alcalde y sus secuaces montará una agresiva campaña hasta arrasar con ese patronato, y conformar uno con miembros que garanticen que serán mamparas de las leperadas que se impulsan desde el gobierno municipal.

El alcalde y los regidos municipales, en su afán por controlar y ejercer control en las comunidades, muchas veces llegan a extremos de prohibir a los patronatos hablar o abordar ciertos temas políticos, lo que manifiesta una evidente intervención y atentado a la libre circulación de las ideas y a la libertad de expresión. Los alcaldes y sus regidores incluso logran imponer en los patronatos que dentro de los mismos sólo se puede hablar de aquellos temas que elevan el perfil del acalde o de los temas políticos que favorecen la campaña política del partido al que pertenece el alcalde.

En estos tiempos agitados en la búsqueda de definir qué es el poder desde las bases y cómo construirlo y ejercerlo desde las comunidades, uno de los grandes desafíos es cómo apoyar a las comunidades para que desarrollen su capacidad soberana de decidir sobre su presente, su futuro y sus recursos desde su territorio. Es muy difícil que hablemos de refundar el país y de construir y ejercer poder desde las bases, si no acompañamos a las comunidades para que desde su realidad local se liberen de los caudillos politiqueros incrustados en el bipartidismo. Sería una hermosa tarea de soberanía si en cada municipio, se desarrolla un proceso organizativo para lograr la liberación de los patronatos de los partidos políticos y de los alcaldes envilecidos de corrupción.