Error de origen

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Error de origen

Nuestra Palabra | 06 ABRIL 2011 En el marco de una feroz medición de fuerzas, los sectores oficialistas se esfuerzan por presentarse como triunfadores una vez que los gremios magisteriales decidieron un retorno a las aulas escolares. Una lectura de perdedores y triunfadores es la actitud que más daño le puede ocasionar a una verdadera búsqueda de solución a un conflicto magisterial que sin duda capta con mayor precisión la profundidad de la crisis hondureña puesto que cruza a todos los sectores de la sociedad hondureña. Sin embargo, así como los sectores oficialistas no ocultan que están derrotando a los gremios magisteriales y con euforia confirman que seguirán profundizando la implementación de su propuesta educativa, dirigentes magisteriales y sectores populares afines están enfrascados en estériles debates, sobre si el llamado “repliegue táctico” es una derrota o un cálculo político. Más allá de ganadores y perdedores, lo que está en cuestión en la crisis hondureña es si apostamos por una propuesta educativa con la cual todos los sectores de la sociedad se sienten identificados, o si la misma abona o atiza a la polarización que nos hunde todavía más en el proceso de confrontación e ingobernabilidad. Ya lo hemos dicho en nuestra palabra: en la actual conflictividad política y social y en la inestabilidad sistémica que nos abate, ninguna propuesta que provenga de un único sector puede constituirse en propuesta nacional, puesto que cuando todos los tejidos sociales, políticos e institucionales están rotos, como en el caso hondureño, lo que necesitamos son consensos mínimos que recojan demandas e intereses nacionales. Aquí no estamos ni siquiera calificando si la propuesta educativa que impulsa el sector oficialista es válida o inválida. Lo que aquí cuestionamos es el error de origen de dicha propuesta: creyendo que tienen la verdad, y la única verdad, y aprovechando las ventajas de su posición de fuerza, los sectores oficialistas la implementan como si en Honduras estuviésemos insertos en una realidad democrática estable y bajo condiciones de políticas públicas consensuadas. Y con ese error de origen, los sectores oficialistas proceden siguiendo la misma lógica de aquellos sectores que promovieron y sostuvieron el golpe de Estado: imponen su visión y concepción de la sociedad como si fuesen nacionales, y se sienten eufóricos por haber derrotado a quienes, según sus convencimientos, estaban llevando al país por caminos equivocados. Curiosamente, en esta fase de la crisis hondureña, los sectores que impulsan la actual propuesta educativa coinciden casi irremediablemente con aquellos mismos que proceden de un golpe de Estado triunfante. En este error de origen, ni el triunfalismo del sector oficialista ni el llamar “repliegue táctico” al retorno a clases por parte de los gremios magisteriales pueden ser contribuciones a una búsqueda de salida a la crisis educativa. Sólo un diálogo honrado en torno a la educación nacional hasta alcanzar una negociación en torno a consensos mínimos, es la única ruta hacia una salida al actual conflicto. Y en este punto, los gremios magisteriales han retornado a las clases. Ya no existe excusa para no dialogar. La pelota ha quedado muy bien establecida: se encuentra en el campo del señor Don Porfirio Lobo Sosa. Es tiempo para el diálogo, no desperdiciemos la ocasión.


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