Atacar los hilos de la impunidad
Nuestra Palabra | 13 Enero 2014
Cuatro años han pasado desde que asesinaron a Elsa Mariana Cantarero, una mujer originaria de la zona de Intibucá. Todo este tiempo su caso se suma a la interminable lista de muertes de mujeres que siguen en impunidad en el país. Fue en el año 2010 que le arrebataron la vida dentro de su casa de habitación, junto a su pequeño de apenas 11 años de edad. En estos cuatro años su familia no ha descansado en la exigencia para que se investigue y castigue a los criminales. Pero como sucede en miles de casos, la justicia hondureña se muestra sorda ante tales clamores. Desde el dolor de la ausencia, sus familiares no descansarán hasta encontrar justicia en esta muerte que desnuda la desprotección e indefensión en que viven las mujeres. La dura realidad se refleja en las diversas investigaciones realizadas por las organizaciones de mujeres, donde se da cuenta del aumento en los casos de muertes violentas. En menos de dos años pasamos de un asesinato cada 24 horas, a un crimen cada 14 horas. A las muertes se añade el ensañamiento ejercido contra las víctimas, que van desde violación sexual, tortura y, en algunos casos, mutilaciones. En tales asesinatos, la investigación es el “talón de Aquiles”, ya que hay ausencia de una policía técnica judicial y de una policía técnica de investigación que trabaje coordinadamente con la entidad acusadora. Al no haber investigación, no hay acceso real a la justicia. Otro elemento clave es el interés de la persona destinada a la investigación, su motivación y la conciencia del papel que está desempeñando. Para hacerle frente al grave problema de violencia contra las mujeres es necesario una serie de acciones que van desde consultar a las mismas mujeres qué tipo de seguridad quieren. Si se sienten seguras con calles repletas de policías y militares. Otra acción es la impostergable tarea de avanzar en políticas efectivas para el control de tenencia y uso de armas de fuego. Sin descuidar la presión social para exigir la despolitización del Poder Judicial, haciendo que la figura feminicidio recientemente agregada al Código Procesal Penal ataque y prevenga cualquier agresión que se comenta con una mujer. A nivel local se requiere la instalación de centros de refugio en los diferentes municipios y la creación de políticas públicas que respondan a salvaguardar la vida de las mujeres. Iniciando este 2014 se convierte en reto atacar los hilos de la impunidad que están en estas muertes y otros crímenes. Pero sin duda todo recae en la lucha por la recuperación de la institucionalidad. Únicamente si tenemos oficinas públicas libres de politización y corrupción podremos tener la convicción que se dará respuestas a las verdaderas necesidades e inseguridades de nuestras mujeres.