Retorno a la OEA Nuestra Palabra | 01 JUNIO 2011
Después de casi dos años fuera, este día Honduras retornaría a la OEA, como parte del paquete negociado en los acuerdos de Cartagena de Indias, que supuso además el retorno al país de Zelaya Rosales. El caso de Honduras ha significado una reunión extraordinaria del organismo continental, con el fin de dirimir un tema que no atrase los contenidos propuestos para la Asamblea a celebrarse la siguiente semana en San Salvador. Recordemos que el país fue suspendido de la organización el 4 de julio de 2009, días después del golpe de Estado. Ante el anuncio de la reincorporación por parte del Secretario general del organismo, Miguel Insulza, y tras las celebraciones de los diferentes sectores a nivel nacional e internacional, nos saltan muchas interrogantes. ¿Fue la firma del acuerdo Cartagena de Indias la varita mágica para lograr el borrón y cuenta nueva?, ¿Es con este acuerdo y la llegada de Zelaya Rosales que se pondrán en marcha procesos para hacer frente a los verdaderos problemas que enfrenta el país? En estas negociaciones, ¿quiénes son los máximos ganadores y los perdedores?, ¿Dónde queda la justicia para las víctimas a violaciones de Derechos Humanos? El retorno de Honduras a la Organización de Estados Americanos en medio de la situación de represión, violencia e impunidad sólo confirma que este acuerdo de compadre hablado entre cúpulas, jamás podría ser un paso firme para que el país avance a una verdadera reconciliación. Sin un proceso que garantice, justicia, dignificación y resarcimiento de las víctimas, es muy difícil que se pueda abrir un nuevo período en el cual no se repitan las violaciones a los derechos humanos. Pese a los múltiples informes de violaciones a derechos humanos de organismos nacionales e internacionales, esto no fue punto central de los Acuerdos de Cartagena de Indias. Las víctimas fueron una vez más sacrificadas en función de acuerdos estrictamente políticos, de repartos de cuotas de poder, y el pase de Honduras a la OEA significa una apuesta a seguir bajo la égida de un marco político que se sostiene sobre el impenetrable muro de la impunidad. La conveniencia del retorno de Honduras a la OEA nadie la pone en duda. Sin embargo, como lo ha recalcado el gobierno de El Ecuador, resulta inadmisible que este retorno se haga realidad mientras altos oficiales del ejército responsables directos del golpe de Estado están empleados por Lobo Sosa con altos puestos en la administración pública, y mientras la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público y el Comisionado de Derechos Humanos siga cobijando a los mismos funcionarios confabulados en el primer golpe de Estado exitoso de América latina. Un retorno de Honduras a la OEA en estas condiciones es una enclenque salida política a un golpe de Estado que deja abiertas las condiciones para que se repita aquí mismo en Honduras o en cualquiera de los países latinoamericanos.