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Arte de Quinto 1 Algo de la historia de la penĂ­nsula de La Mola en el puerto de MaĂł con las pintadas y escritos en sus paredes como hilo conductor

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Este libro está dedicado a mi mujer Magdalena y a mi hija María. También a mis perros: Mola, Lluna y Rufo.

A todas las personas que merecen tener ese calificativo –persona- porque se sobreentiende que son o han sido buenas personas y se decantan de los miserables.

A Francisco Grau quien tanto me enseño de los entresijos de ese paisaje. A todos los que me contaron historias que recogí y ahora y en futuros tomos contaré.

A la parra que nos daba sombra en verano, al viento del norte que sacudía nuestra choza. Al olor a manzanilla y al canto de las pardelas.

Si bien no es costumbre literaria, quisiera transgredir eso y dedicar también mi desprecio a todos aquellos que se dejaron y siguen dejándose guiar por su ego y no sienten el alma del lugar porque ellos no poseen ese don; sólo ven el lucro personal.

Las lágrimas de María aquel día en que dijimos adiós me guían.

Prรณlogo

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Prólogo Todas las fotografías de grafiti que aparecen en este trabajo están tomadas en los muros de la fortaleza de Isabel II en La Mola.

Algunas que no pertenecen al lugar serán debidamente señaladas.

Muchas de ellas han desaparecido por la degradación de algunos edificios.

Otras siguen ahí, pero su ubicación sólo será señalada en casos puntuales.

Fotografías (excepto las debidamente señaladas) y textos son de la propiedad del autor de este trabajo. Él -el trabajo- es una humilde aportación a la historia de este territorio que abarcará hasta el día de hoy; recogiendo vivencias y ofreciendo datos que puedan destapar algunos comportamientos faltos de ética y sólo dirigidos al enriquecimiento personal a costa de un Bien de Interés Cultural, por lo tanto Público.

Decir que las fotografías están tomadas con cámaras de primera generación. En aquella época no estaba al alcance de cualquiera las primeras digitales que salieron al mercado.

Decir también que algunas me son remitidas por personas que, a cambio de ensañarles algunos rincones que no eran visitables, me las ofrecieron de regalo.

Toda la recopilación de fotografías es un trabajo de diez años. Muchas las perdí en una avería del disco duro de mi PC; pero esto no impide que, con el material que conservo, este particular sueño vea la luz.

A pesar de la estrechez de miras de algunos gestores que impide ver o comprender el Arte más allá de la contemplación de si mismos.

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Prólogo

Desde que el Hombre es consciente de su propia muerte, de que el sentido de la vida se escapa a su entendimiento, es cuando algo en su interior se rebela y el miedo a lo desconocido condiciona su existencia.

Busca refugio en sus dioses -en aquellos dioses que inventaron sus antepasadose intenta perpetuar el recuerdo de su paso por la vida.

Con los elementos que tiene a su alcance, trata de retratar en las paredes, como único lienzo, escenas de su vida; a sabiendas que ellas se perpetuarán a su muerte.

Si leemos esta pintada en dos secciones verticales, podremos ver que en la primera nos dice: "MUEREN” y en la de la derecha; “TODOS LOS FA”. Estando fechada en 1935 (Aunque repintada encima por alguien de Albacete en los años 80) podríamos deducir que la “FA” se completaría con “fascistas” o “falangistas”. También tiene como curiosidad, la silueta de un cañón tipo Munaiz que pareciera que está disparando.

Más arriba, junto a la palabra “ALBACETE” aparece otro escondido entre los garabatos de la segunda pintada

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De esta manera nace el arte.

Más tarde, construye templos, palacios, pinta sobre tablas, lienzos o paredes escenas de su cotidianidad con las mas expertas técnicas; el Arte se sofistica.

Sólo se reconoce como grandes artistas a los genios como Miguel Ángel, Leonardo, Picasso..

Pero hay otros, los anónimos, los que han intentado abrazar la inmortalidad con sus dibujos o simplemente dejando su nombre en una pared.

Ellos también son artistas, pues han dejado un mensaje que no será expuesto en museos ni subastado en galerías de arte; pero forma parte indisoluble de la historia del lugar donde fueron hechos; de la historia no contada, de la cotidiana.

Porque sin ésta, sólo nos quedaría la oficial, la que escriben los que vencen.

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El grafiti a travĂŠs de la Historia

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El grafiti a través de la Historia

¿Quién no tuvo alguna vez la tentación de escribir su nombre en una pared ?

Algunos piensan que es algo que degrada el entorno, que lo ensucia. Será casualidad, pero son los mismos que no ponen obstáculo alguno a la hora de llenar de cemento nuestro paisaje.

Claro está que todo tiene un límite, como ejemplo diré que las recientes pintadas aparecidas en una de las galerías de la fortaleza son del todo inaceptables. En la Mola, la historia ya esta escrita, esos grafiti no son mas que una gamberrada de mal gusto, del paso de un turista cuya historia se convierte en banal comparada con la de los muros de lo que visita.

Pero aquellos otros que nos permiten adivinar cuales fueron los sentimientos de los que aquí habitaron, son parte misma por mérito propio, del lugar; ya que fueron realizados en otra coyuntura, en otro tiempo, en otra España distinta a la nuestra. Con su contemplación nos acercamos un poco más a esas personas que los hicieron y de alguna manera, los recordamos.

Al fin y al cabo, es lo que todos pretendemos cuando pintamos las paredes: que alguien, después de muchos años nos recuerde, ser inmortales en otra pared distinta a la asignada en el cementerio. arte de quinto

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Grafitis encontrados en las pirรกmides de Egipto, Pompeya y grafiti urbano del metro de Nueva York

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El grafiti a través de la Historia

Cuando en 1798 los soldados de Napoleón conquistaron Egipto dejaron la huella de su paso dibujada en la piedra de las pirámides. Hoy, lejos de ser un atentado al patrimonio de una civilización, esos nombres y esas fechas grabadas sobre tumbas de faraones son también testigos del paso de un General que, por su genio militar, ha escrito las más importantes páginas de la historia de Francia.

Jovellanos, figura principal del movimiento de la Ilustración en España, fue desterrado en 1801 al castillo de Bellver en Palma. Allí, pasaría largas horas de cautiverio. Su falta de medios para ejercer su pasión por la literatura, no le impidieron que ésta se reflejara en las paredes de su alcoba.

Hoy esos escritos se conservan, algunos incluso enmarcados, en las paredes del castillo.

Cuando los soldados de las tropas Aliadas conquistaron París en la 2ª Guerra Mundial, muchos de ellos, al subir a lo más alto de la Torre Eiffel, dejaron sus nombres sobre el hierro del símbolo más emblemático de Francia y, en aquellos días, del Mundo.

Cuenta el Coronel Fornals en su libro “La Fortaleza de Isabel II en La Mola del puerto de Mahón" que en las paredes de la Penitenciaria de la Fortaleza de La Mola se podían leer, hasta hace poco, algunos escritos de aquellas personas que por ella pasaron. Entre otros el General Moncada, héroe de la resistencia cubana en la llamada aquí Guerra de Cuba.

Moncada, firmó un armisticio con el Estado español, por el cual se le desterraba a él y a varios de sus camaradas junto a sus familias a la isla de Jamaica. La verdad es que acabaron en el Penal de La Mola, donde, según cuenta la Historia, pasaron seis largos y penosos años de cautiverio.

Fornals nos reseña en su libro uno de esos escritos grafiti de Moncada...

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Cara pintada en las paredes del antiguo cuartel de ingenieros

Quédate con Dios, prisión de seis años menos meses que me marcho para Cuba y no quisiera ya más verte Sin duda, de existir todavía, seria un curioso documento que daría fe de la estancia en La Mola de este importante personaje, protagonista indiscutible de la Historia, tanto de Cuba como de España.

Es del todo imposible contabilizar el número de personas que habitaron este lugar desde que fue fortaleza hasta el día de hoy. Soldados de todas las procedencias, sus mandos y familias, presos militares y políticos... todos ellos vivieron y, de alguna manera, sufrieron aquí los avatares de nuestros más recientes acontecimientos históricos.

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El grafiti a travĂŠs de la Historia

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El grafiti a travĂŠs de la Historia

El conflicto catalĂĄn viene de lejos

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Posiblemente, quienes firmaron esta pintada estudiaron tan sólo la lengua castellana. En 1964, en los colegios de regiones de parla catalana no se enseñaba catalán ni en catalán; la lengua del imperio era en la que se aprendía la historia del imperio, la gramática del imperio y la religión del imperio.

Sin embargo, en los hogares sobrevivía el idioma como hecho distintivo de una comunidad que cuidaba de sus raíces y costumbres para marcar la distancia con quienes todo lo prohibían. Ese es el motivo de que los firmantes acabaran su pintada con un ¡Viva Cataluña! en lugar de hacerlo en la forma que seguramente usaban coloquialmente.

Pero, lo que llama la atención de la pintada es que encima de ella aparece la palabra “puta”.

Esto es reflejo de la puta intolerancia de mentes obtusas que a base de siglos de siembra de ignorancia en lugar de educación han conseguido que el nacionalismo español se tenga que combatir con el nacionalismo catalán; creando, de esta manera, un monstruo de dos cabezas que se retroalimenta de mutuo odio y sólo conduce a radicalizar posturas y construir fanatismos que entorpecen el desarrollo social de cualquier comunidad que adopte esta defensa y crea monstruos patriotas en la que ataca.

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La pequeĂąa otra Historia, la de los anĂłnimos

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La pequeña otra Historia, la de los anónimos

No andaría muy equivocado si me atreviera a definir a los historiadores como cultos chismosos.

En realidad, todos contamos historias, todos somos parte de la Historia y chismosos, y a la vez la construimos con nuestras aptitudes, opiniones, miserias, motivos…

No podemos historiarlo todo, ni adentrarnos en el devenir de cada persona y analizar su influencia en la marcha de una sociedad; pero la Historiografía o quienes tienen el privilegio de escribirla, andan demasiado preocupados por generalizar los hechos en base a las repercusiones sociales de un determinado reinado o a la actitud heroica de algún temerario general.

Según ellos, las sociedades se trasforman dependiendo de quien las gobierne; aunque, está por ver si son esos gobernantes quienes empujan el cambio o aquellos anónimos ciudadanos que nunca salen en los libros de Historia.

Esos aburridos libros, repletos de fechas, cifras, batallas y laureados generales, no reflejan nunca el pensamiento de aquellos que delante, en primera línea, participaron en esos acontecimientos que determinaron que lo ocurrido fuera calificado de histórico.

Son anónimos a los ojos de nuestra sociedad, sus historias se cuentan en pequeños corros, en alguna reunión familiar o entre copa y copa.

A la Historia, la oficial, le interesa más destacar otras ideas de pomposos uniformes o la potencia militar de determinada época en determinado país.

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Dibujo en una pared de los pabellones del cuartel de infantería que titulo “la trinchera”

Detrás están los otros, hombres y mujeres que sufrieron la megalomanía de los que se creyeron llamados a ser dioses.

Creo justo y merecido traerlos a estas paginas, sacarlos del anonimato y humildemente enseñar aquello que, sin querer, los ha perpetuado: sus pintadas en las paredes.

Con ellas buscaron que alguien los recordara, firmar su paso por determinado lugar en determinada coyuntura y esperar a que llegara un loco como yo para trasmitirlo En esta pintada se aprecia un soldado muerto en una trinchera; otro asalta la posición; quizás quien mató al otro soldado.

Las botas del asaltante se confunden con una especie de botella que parece sostener un cirio ya sin llama. Como si el autor quisiera expresar una metáfora menos heroica de la que le ordenaron para adornar el pabellón. Una bota se aprecia en el lado derecho, lleva algo parecido a un arma blanca clavada: no se enseña, pero es otro soldado muerto.

Todos los personajes son víctimas que luchan y se matan entre ellos bajo el paraguas de una falsa idea de patriotismo. Idea que mueve muchos intereses económicos y posiciones sociales de quienes utilizan esas vidas para su provecho. Sin vergüenza alguna, creyéndose su propio cuento en el que la muerte da sentido a la vida, cuando lo que verdaderamente significa para estos soldados es el adiós a la miseria.

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Grados de quinto, humillaciones y desenlaces

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Grados de quinto, humillaciones y desenlaces Si ya entre los mandos del Ejército se establecen grados y estos se dividen en sub-grados; entre los soldados ocurría lo mismo, pero de forma oficiosa.

Esto era así, tanto entre mandos como tropa, para asegurar la disciplina a través del miedo.

Digamos que, el organigrama de los llamados superiores se divide entre sub-oficialdad, oficialidad y jefes.

Entre estas divisiones se establecen otras que aseguran tener siempre a alguien por debajo para recibir una orden y sujetar una potencial indisciplina.

Entre la Tropa existen también grados oficiales, como por ejemplo el soldado de primera, el cabo, el cabo primera, este con funciones de suboficial en determinados casos.

Pero, y consentido por el Mando, los propios soldados establecían sus escalas tomando como base el tiempo que llevaban en el cuartel y, por lo tanto, los días que faltaban para su libertad.

La taquilla lleva marcados en números romanos hasta el nueve (IX).

Son los meses que le quedan al soldado no para su licencia sino para la llegada del último reemplazo que el verá en el cuartel y le convertirá en veterano.

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Así pues, el recién llegado era llamado “recluta” o “bicho” y el que estaba a punto de cumplir “abuelo” o “wisa”.

Los veteranos se encargaban de mantener el miedo entre los reclutas para, de esta manera, mantener el orden y la disciplina. Este miedo era impuesto en forma de novatada; teóricamente prohibida, pero consentida por tradición y efecto.

No fueron pocos los suicidios silenciados de soldados que no pudieron aguantar la, en algunos casos, terrible práctica de estas, las cuales consistían en un acoso continuo y una humillación que rozaba el límite del sadismo.

La España que todavía elogia aquellas prácticas y se ríe con ellas, olvida que si las hizo fue porque primero las sufrió en una cadena de vergüenza que dio buen resultado a la disciplina que se imponía, pero traumatizó a muchos que luego no pudieron contarlo.

Aquí deja un recuerdo el artillero…Rafael Vaño? Natural de Muro de Alcoy? …faltan 8 epístolas que cumplido estoy

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Grados de quinto, humillaciones y desenlaces Escuche en varias ocasiones el relato de uno de esos suicidios en La Mola.

Se produjeron muchos durante la larga etapa de nuestra historia en que el Servicio Militar fue obligatorio. Se silenciaban.

Se enviaba el féretro a la familia, acompañado de algún mando militar y se cerraban las vivencias de un muchacho de 20 años que servía a la Patria.

En los relatos de los que hablo, unos sitúan el lugar del suicidio en la Puerta de la Reina y otros en el cuartel de Artillería.

Doy por más creíble la segunda ubicación por haberme sido contada por uno de los principales oficiales al mando. Esto ocurrió en los 90, a poco de desmantelar el Regimiento de Artillería de Menorca.

Típica taquilla de soldado en la que se pueden leer mensajes de ánimo. Recordar que en La Mola hubo un pequeño destacamento de la Base Naval que residía en la Vigía

La Mola a 18 de octubre de 1927 A Dios quintos de mi alma

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¿Por qué un soldado era llamado “quinto”?

Cuando el Servicio Militar era una obligatorio en nuestro país; los jóvenes que habían de incorporarse a filas eran llamados “quintos”.

El quinto era aquel pre soldado que se convertiría en soldado novato, recluta, y seguiría siendo un quinto hasta finalizar su llamado “Servicio a la Patria”.

Esto último, la mentira más grande jamás contada.

La costumbre de esta denominación surge el siglo XV cuando el Rey Juan II de Castilla, ante la necesidad de proveer de hombres a su ejército, mandó que una quinta parte de los jóvenes de cada pueblo de los que componían su Reino sirviera a su Rey como soldado.

De ahí la denominación: los quintos, de cada 5 uno empuñaría las armas y los cuatro que no, se ocuparían de las tareas propias de los pueblos para mantenerlos económica y demográficamente.

Mientras tanto, el rey y sus vasallos acaparaban territorios y las riquezas de estos a costa de la vida de una quinta parte de la juventud de su reino. Con suerte, el quinto volvía a casa, con toda seguridad a pasar hambre. El bucle de la Historia seguía y la costumbre se convertía en ceremonia que formaba a un hombre.

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Grados de quinto, humillaciones y desenlaces

Pintadas sobre los muros de una tronera.

Hoy, ese lugar ha sido convertido en mirador y la huella de este interesante detalle ha sido borrada. Se trata de la firma de “LA WISA”.

Esto puede deberse a dos cosas, o la firma pertenece a un transexual (es conocido que entre ellos usan el artículo femenino) o es la firma de una mujer que ya es veterana en el Ejército.

Desde 1988 y de forma voluntaria, esta misógina institución, para dar un toque de modernidad a nivel europeo, permite la entrada de mujeres en sus filas. No son pocas las que han sufrido acoso o desprecio. Incluso hoy, en nuestros días, aparecen casos en los que ahondando en los comportamientos de los funcionarios militares se aprecia lo poca aceptada que es esta medida. arte de quinto

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Grados de quinto, humillaciones y desenlaces

La

pintada

dice:

“Temblad ¿ ?

Que agosto del 86 os va a dar caña por un tubo” “Agosto del 86” iba a dar “caña por un tubo” a los recién llegados reclutas, seguramente porque nueves meses atrás, ellos recibieron esa “caña” en un bucle diseñado para crear disciplina usando el miedo como instrumento.

La

pintada

dice:

“Bichos, aguantar lo que el abuelo a aguantado, un jitano de Córdoba que os desea la bienvenida, 28.3.92ªCIA (SIC)

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El motivo emotivo

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E l

m o t i v o

e m o t i v o

*

Me llamo Rafael, desde hace ocho años, junto a mi esposa Magdalena y a mi hija María, habito y trabajo en la península de La Mola del puerto de Maó Mis "mujeres" no me perdonarían si, en esta reseña, no citara también a nuestros perros; compañeros inseparables y fieles en esta aventura que es nuestra vida en ese lugar Como la gran mayoría de mahoneses, conocía este paraje desde lejos. No era tan solo una lejanía física, sino que se añadía aquella que marcaba lo prohibido.

Cuando el Ejercito abandonó estas instalaciones, la gestión de La Mola paso a manos del Consorcio del Museo Militar de Menorca; es entonces cuando se decide que la vigilancia del recinto se llevará a cabo por un guarda. Por concurso, gané la plaza. El contrato exigía que se habitara dentro de la Fortaleza y aquí me mude.

Llegue en la primavera de 1999. *Primer texto escrito sobre este trabajo hace ya algunos años

A día de hoy…

Escribí estos textos de arriba al principio de esta idea que muchos años después ve la luz. Lo hice porque después de ingenuamente enseñar a una persona todos los rincones que conocía, todas las pintadas que tenía localizadas y mi intención, supe que ésta trasmitió su propósito de hacer lo mismo, sólo que sin citarme y como si saliera de su propia inspiración y “genialidad”. La persona en cuestión tenía buenos contactos a nivel político y buen material fotográfico y de iluminación; lo demás se lo había enseñado yo; ya digo, ingenuamente. Mis contactos me avisaron de tal cosa; así pues no se me ocurrió nada más sencillo que abrir un blog –que todavía vive en La Red- y tener con ello cierta seguridad en el caso de pleitear por plagio.

Hubiera sido algo decepcionante para mí; más incluso que otras cosas que esta despreciable persona hizo para apropiarse de lo que era mío. Como una psicopatía, como una obsesión por chupar el modo de vida que yo había construido y que él no tenía la suficiente inteligencia de crear; fue como un parásito, pero no logró apropiarse de Arte de Quinto. No le guardo rencor; más bien siento lástima.

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No negaré que durante los primeros días, y sobre todo durante las primeras noches, sentí miedo del silencio, de ese silencio que envolvía un paisaje de antiguos cuarteles abandonados, del silencio de una ciudad muerta, tan sólo roto, en ocasiones, por el canto de algún búho o el sonido aterrador de las pardelas.

Con el tiempo mi familia y yo fuimos descubriendo las primaveras con olor a manzanilla; los veranos de calor sofocante, sólo calmado por la alegría del mar en la cala Teulera; el lluvioso otoño que tiñe de tristeza, aún más si cabe, la silueta de los cuarteles al privarlos de las hojas de los árboles que adornan su exterior y el inevitable invierno, acompañado del viento del norte que peina las matas de santolina (la conocía como manzanilla de La Mola) de este desolado paisaje.

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El motivo emotivo Breve historia de la casa del Vigía de La Mola

Torre de señale marítimas llamada de San Jorge

Aunque la cartografía deja mucho que desear, podemos apreciar en este mapa ilustrado el asedio de las fuerzas españolas, al mando del Duque de Crillón, al castillo de San Felipe, año 1781.

Señalamos especialmente la torre de San Jorge que, como se puede apreciar, se encontraba en la península de La Mola.

Dicha torre fue un faro que comunicaba a los barcos y a Mahón con banderolas u objetos de diferentes geometrías y colores, todos con un significado específico.

En los años 20, se escogió su ubicación –a 80 metros de altura sobre el nivel del mar, - lugar más alto de la península de La Mola- para la colocación de una de las dos piezas de cañones Vickers 38,1 que habrían de defender nuestras costas.

Es así que la torre fue derruida y trasladada a su actual ubicación, naturalmente con otro diseño, que es hoy la llamada Vigía de La Mola; edificio que se aprecia, en su parte más alta, desde cualquier lugar desde el que se divise La Mola.

Entre el derribo de la vieja torre y la construcción de la nueva se levantó un edificio provisional para el alojamiento del llamado “vigía” y su familia; si habláramos de un faro, diríamos el farero.

La pequeña casita tuvo el honor de ser el lugar habitado más oriental de territorio español.

En la actualidad, su nuevo concesionario no se ha atrevido a dormir un solo día en ella.

Quizás tendrá algo que ver un conjuro que personalmente hice con la Condesa de Rocamari -de la que hablaremos más adelante- cuyo espectro habita junto a la casa y a la que yo invoqué por justicia para que esto pasara. arte de quinto

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Casita provisional para alojar al vigía

Vigía de La Mola

La torre del Vigía o, también llamada “la Vigía” no fue propiamente un faro sino una torre de señales marítimas.

Los barcos que pretendían entrar en nuestro puerto señalaban su estado a bordo y su intención a la torre, esta devolvía la respuesta mediante una serie de distintivos geométricos o banderolas, todo previa consulta con la máxima autoridad del puerto situada en la Base Naval.

Tras la invención de la radio los canales de comunicación cambiaron; aunque, durante mucho tiempo, siguieron usándose banderines con distintos distintivos y las formas geométricas que se guardaron en el último piso de la Vigía y allí continúan.

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El motivo emotivo

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La fortaleza de Isabel II después de una inusual nevada caída en el año 2003

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La

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Mola y…

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La

Mola y…

LA LEY DE PATRIMONIO

La Mola y todas sus construcciones y montajes artilleros están declarados Bien de Interés Cultural (BIC), por lo tanto protegidos al amparo de la Ley de Patrimonio Histórico. Ley 16/1985 de 25 de junio. En cuyo preámbulo podemos leer...

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“El Patrimonio histórico Español es el principal testigo de la contribución histórica de los españoles a la civilización universal y de su capacidad creativa contemporánea. La protección y enriquecimiento de los bienes que lo integran constituyen obligaciones fundamentales que vinculan a todos los poderes públicos, según mandato que a los mismos dirige el artículo 46 de la norma constitucional.”

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La

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LOS MAHONESES Desde Maó se ve a La Mola como algo lejano, impenetrable, casi tabú.

Un peñasco en el horizonte que marca la frontera de la salida del puerto; después de La Mola, alta mar, y al llegar , divisarla es estar de nuevo en casa.

La presencia militar, determinados acontecimientos en nuestra Guerra Civil y la Penitenciaria allí ubicada, han hecho que los mahoneses miren con recelo e incluso con miedo este paraje.

Los que tenían acceso a él contaban lo visto e historias que se convertían rápidamente en exageraciones o leyendas sin fundamento alguno a causa del aura de misterio creada a su alrededor; misterio que desprenden todos aquellos territorios inaccesibles.

La Mola era, y aún es, como un cuarto trasero cerrado a cal y canto. Cuarto que nos despierta una enorme curiosidad, pero también aquel miedo a lo desconocido.

Esta particular situación ha hecho que, por un lado este territorio se mantenga al margen de la especulación urbanística; pero por el otro no ha permitido a los mahoneses llegar a apreciar como suyo todo este espectacular monumento. .

Los mahoneses debemos reconocer a La Mola como algo que pertenece a nuestra historia y forma parte de nuestro paisaje tanto físico como emocional .

Sentir orgullo y emoción al contemplarla; la misma que sienten todos aquellos que venidos de fuera nos visitan. Admirar la inteligencia de los ingenieros que la trazaron, la maestría de los canteros que la construyeron y descubrir las vivencias de quienes la habitaron; para, de esta manera, sentirla más nuestra. Sólo así lograremos conservar un pasado que tiene etapas gloriosas y vergonzosas; pero que es, en definitiva, nuestro pasado como pueblo, como sociedad.

Pasado que dibujan unas piedras que de alguna misteriosa manera nos hablan; pasado que debemos pretender que sirva para divulgar, piedras que son algo más que un simple decorado para una fiesta.

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histรณrico de una isla y sus defensas

GRAN BRETAÑA

FRANCIA

MENORCA

GIBRALTAR

ARGELIA

CANAL DE SUEZ

Observando este mapa nos daremos cuenta del porqué de la importancia de la isla de Menorca en el contexto Mediterráneo y, en especial, durante los siglos XVIII y XIX.

Cruce de caminos de las mas importantes rutas comerciales en este Mar. Parada y fonda de aquellos barcos que buscaban en el puerto de Mahón refugio de los temporales y una base para repostar El desarrollo social, económico y cultural de Menorca va unido a la actividad comercial de este puerto ; siendo además, puerta de entrada de nuevas ideas procedentes de Europa que darán a los mahoneses un carácter liberal y abierto.

Cartagineses, romanos, bizantinos, fenicios, griegos, británicos, franceses, españoles e incluso rusos e italianos la cortejaron en distintas etapas de la Historia, con más o menos éxito, pero dejando huella en una isla con un devenir siempre distinto al de sus hermanas baleares y que vio pasar de manera flemática todo aquello que cambiaba los mapas de nuestro Mundo. arte de quinto

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

LA CULTURA TALAIÓTICA

Los talaiots son atalayas de piedra que formaban parte esencial de los primitivos poblados menorquines.

Fueron, sin duda, las primeras defensas de una Isla que, por su orografía, era presa fácil.

La Civilización Romana acabó con esta , ya considerada, Cultura; pero sus atalayas han sobrevivido al paso del tiempo y junto a las taulas (enigmáticas losas en forma de “T”) forman parte indisoluble del paisaje menorquín. arte de quinto

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histรณrico de una isla y sus defensas

EL ISLAM

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El Islam llega a nuestra Isla en 902.

Apenas quedan restos de su paso; pero la estructura de la más importante obra militar construida durante su periodo, se puede ver todavía en la cima de la montaña de Santa Águeda Ilustración que nos muestra la montaña de santa Águeda con el castillo del mimo nombre en su cima.

Pequeñas ciudades amuralladas en Maó y Ciuitadella; esta última residencia del Almojarife y por lo tanto capital, cedían la defensa de Menorca a las murallas del castillo de Santa Águeda.

Conquistado en 1287 por el rey Alfonso III, finaliza una época que ha dejado pocos vestigios arquitectónicos, pero numerosas huellas en la toponimia que aún se conserva en los predios y playas denominados, muchos de ellos con el prefijo “Bini” que significa en árabe: "hijo de”.

Catedral de Ciutadella en la que podemos apreciar como se conservan entre sus torres los antiguos minaretes de lo que fue la mezquita de la, en aquellos tiempos, capital de Menorca: Medina Minurka

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

DE BARBARROJA

AL CASTILLO DE SAN FELIPE

En 1535 Barbarroja arrasa la ciudad de Maó.

En 1554, Ciutadella sufre la misma suerte a manos del pirata berberisco Piali.

Las murallas de Ciutadella son derribadas en el XIX; hoy, las avenidas que son llamadas “sa Contramurada” nos recuerdan su trazado.

En Maó, queda todavía en pie el llamado Portal de San Roque (es Pont de Sant Roc) testigo de aquel tiempo y resto de aquella muralla que por su fragilidad no pudo resistir a la artillería del pirata.

En el intervalo anterior a la llegada del Islam, no debemos olvidar que Maó tuvo un asentamiento cartaginés que convivió con los habitantes del poblado talaiótico denominado Trepucó.

Fenicios, griegos, romanos y bizantinos, de alguna u otra manera habitaron también Menorca en distintas épocas de la Historia.

Consciente de la necesidad de defender la isla, Carlos III manda levantar un castillo que cambiará el paisaje de nuestro puerto y estará llamado a ser la más importante fortaleza de nuestro Mediterráneo.

Arriba. Plano de la antigua Maó amurallada, S-XVI Abajo. Portal de San Roque, único vestigio en pie de aquella muralla

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SAN FELIPE La defensa de la ciudad se traslada a la orilla sur de la bocana del puerto. Maó se mantendrá a salvo de los ataques piratas y su puerto ganará fuerza como enclave estratégico. Así pues, a principios del XVIII, los británicos empezaran una dominación que se verá interrumpida y reiniciada en lo que será una continua contienda por la posesión de la fortaleza que asegura el más importante puerto del Mediterráneo

PENÍNSULA DE LA MOLA

BOCANA DEL PUERTO

MAÓ CASTILLO DE SAN FELIPE ES CASTELL

Simulación de la defensa de San Felipe por tropas británicas

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El XVIII en Menorca, un siglo de banderas

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Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

SAN FELIPE

Mapa que describe el asedio al castillo de San Felipe por tropas franco-españolas en 1781 Se puede apreciar como el contingente –que llegó a ser de 15000 hombres y abundante artillería- desembarca en la llamada cala Mezquida y se dirigen al castillo (pasando por la todavía amurallada Mahón) para llegar a la entonces George Town –hoy Es Castell- y sitiar San Felipe.

El desembarco se produjo en agosto; pero no fue hasta febrero de 1782 cuando los británicos se rindieron a la tropas, comandadas por el Duque de Crillón, a las órdenes del rey Carlos III.

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Pintura que representa el desembarco de las tropas franco-espaĂąolas en cala Mezquida

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

SAN FELIPE

La imponente figura del castillo, sus nuevos baluartes construidos durante las dominaciones británicas, el consiguiente apogeo comercial derivado de aquella coyuntura, toda una etapa que consigue colocar a nuestra isla como centro del Mediterráneo, finaliza cuando, después de la conquista española en 1782, el rey Carlos III manda derruir aquella construcción so pretexto de que con ello nuestro puerto perdería importancia estratégica y la isla continuaría siendo territorio español.

La decisión del Rey no parece muy acertada cuando, apenas unos años después, los británicos vuelven y no encuentran resistencia amurallada alguna. El general Stuart toma la isla en 1798 y las tropas españolas se acuartelan tras las vetustas murallas de Ciutadella que no son obstáculo alguno para las casacas rojas británicas. arte de quinto

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El XVIII menorquín, transformación y caída El XVIII ha quedado grabado en el inconsciente colectivo de la sociedad menorquina como una etapa de prosperidad. La llegada de los británicos significó, de muchas y variadas maneras, un notable avance en una comunidad aislada por su propia condición geográfica, y retenido socialmente en una especie de feudalismo en el que el Noble ya no ofrecía protección al pueblo, pero las tierras eran suyas, al igual que sus vidas.

Las distintas dominaciones (véase que la historiografía no denomina estos periodos como “conquistas o invasiones) británicas, con los pequeños incisos francés y español, trajeron consigo reformas en la obra civil y militar, respeto a la religión, respeto al habla propia y una importante actividad comercial que como centro tenía al puerto de Mahón.

Sólo la rancia aristocracia afincada en Ciutadella se oponía a esta nueva y especial situación administrativa; más si cabe cuando en 1722 se trasladó la capitalidad de la isla de esa ciudad a la de Mahón.

Los distintos Gobernadores británicos dejaron su huella en nuevas formas de relación, respetando la antigua forma de gobierno municipal y mejorando vías de comunicación, cultivos y, curiosamente, regulando la piratería; esto último ofreciendo la llamada patente de corso, lo cual permitía que muchos menorquines practicaran esta actividad lucrativa de forma legal.

Ambas partes ganaban: los británicos se llevaban una parte y mantenían sus costas libres del peligro militar español o francés, y los menorquines mejoraron notablemente su estatus social convirtiendo lo que antes era bandolerismo en algo absolutamente legal y hasta documentado notarialmente de manera que todo estaba puntualmente detallado en su reparto.

Con el Tratado de Amiens, en el 1802, Menorca torna a manos de la Corona Española. Se prohíbe la lengua catalano-menorquina y se burocratiza la Administración. Se derriba definitivamente San Felipe y el puerto pierde importancia comercial con las consiguientes consecuencias.

El nuevo Gobernador, conde de Cifuentes, diseña una alameda para sus personales s paseros junto al mar; muy cerca, los británicos en su día secaron las ciénagas de Sant Joan y crearon los vergeles que todavía nutren de vegetales y fruta a nuestra ciudad. Dos formas de actuar que desvelan dos caracteres de los que el menorquín no tiene dudas en el momento de elegir.

Maó padeció una importante crisis hasta que comenzaron las obras de la fortaleza de Isabel II. Una vez más, España salvaba de la miseria a nuestra ciudad de la única manera que sabia y siempre ha sabido: la obra pública, en este caso militar.

Sin duda, en esto también abundaron los piratas; aunque esta vez de otro tipo y de forma más española: prohibida, pero tolerada. arte de quinto

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Del talaiot a la fortaleza de Isabel II

Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

Dos imágenes de un mismo paisaje Estas dos imágenes son de un mismo paisaje, pero –evidentemente- en distinta época.

Arriba, la escena nos muestra a la esposa de uno de los gobernadores británicos de la isla paseando a lomos de una mula.

La acompaña un casaca roja; éste a lomos de un asno. Completan el retrato, oficiales y soldados en relajada charla.

Todo transcurre en terrenos de La Mola. Detrás de las figuras se aprecia la bocana del puerto, un velero, el fuerte de San Felipet y al fondo la figura de San Felipe se alza majestuosa permitiendo que imaginemos aquel desaparecido paisaje.

Abajo, el mismo lugar hoy que retrata la pintura sólo que Sant Felipet y San Felipe fueron derruidos y de aquello nos queda el lienzo marítimo del castillo y la torre circular construida durante la última dominación británica, también llamada de Sant Felipet.

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EL GRIS XIX Lazareto, muros para detener contagios

En 1802, tras la firma del Tratado de Amiens, Menorca retorna a la Corona española. Atrás queda un siglo de importante actividad portuaria, de flemáticos casacas rojas, de emperifollados franceses siempre a la moda, de españoles resistentes a la modernidad, y de un castillo que es volado definitivamente por Carlos IV, siguiendo la decisión de su padre.

Imagen aérea del Lazareto

El XIX se cierne sobre nuestro puerto como una tiniebla. arte de quinto

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Breve apunte histórico de una isla y sus defensas

EL GRIS XIX Lazareto, muros para detener contagios

Con la sillería del derruido castillo se construye el Lazareto.

Mahón, aquel puerto deseado por su refugio, se convierte en pesadilla de marineros que pasan aquí cuarentena en caso de contraer enfermedades contagiosas en sus singladuras.

La mortandad en el Lazareto es alta, dado el desconocimiento que la Medicina tiene en esa época de los tratamientos de tales enfermedades, lo cual contribuye al comienzo de la leyenda negra que convertirá a nuestro puerto en un lugar poco deseado, de un gris triste y nada amable.

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EL GRIS XIX

Imagen del puerto de Mahón en la que se puede apreciar un edificio rojo situado en la población de Es Castell y que servía de residencia al médico del Lazareto.

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EL GRIS XIX Lazareto, muros para detener contagios

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Una curiosidad a modo de anécdota sobre el Lazareto La pala del capellán para la sagrada ostia

El Lazareto de Maó poseía todos los servicios necesarios para la estancia de unos marineros que eran literalmente encerrados para evitar contagios.

Servicios que para la época eran de lo más adelantado; todo y si tenemos en cuenta que en pasadas épocas, tripulaciones enteras eran dejadas en islotes y abandonadas a su suerte.

No faltaba en nuestro Lazareto la misa dominical o en fiestas de guardar.

Así pues, un valiente sacerdote desembarcaba allí para ofrecer a aquellos hombres la liturgia de la misa como consuelo y esperanza de curación.

En la plaza circular que se aprecia en la foto se llevaba a cabo tal acto.

El problema surgía en el momento de la comunión.

Los enfermos permanecían en las celdas que se pueden apreciar, y que el capellán se acercase a ellos traía cierto peligro de contagio consigo.

Así pues, se ideó una pala –parecida a la de los panaderos de antaño- en la que se colocaba la Sagrada Forma y se repartía a una distancia prudencial.

El problema surgía cuando dicha pala, al ser demasiado larga, cimbreaba. Así pues, alguien tenía que sujetarla desde la parte más cercana al enfermo. Se cuenta que esta tarea correspondía al monaguillo que ayudaba en la misa. Se cuenta también que fueron muchos de estos jóvenes los contagiados; no tengo certeza de cura alguno.

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EL GRIS XIX ENTRE SAN FELIPE Y LA MOLA LA FRÁGIL DEFENSA DE LAS TORRES MARTELLO

El puerto se arma contra las enfermedades; el Lazareto es el escudo que las detiene para impedir su propagación.

Pero, por otro lado, la defensa militar es escasa, una nueva conquista por parte de alguna potencia extranjera seria relativamente fácil.

Tal defensa del puerto descansaría en algunas viejas baterías y en las torres Martello construidas por los británicos en su última dominación.

Princesa, San Felipet, Penjat, y Teulera

permanecen todavía vigilantes, resistentes al paso del tiempo, como si se negaran a no servir para aquello que fueron levantadas. arte de quinto

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LOCALIZACIÓN DE LAS TORRES MARTELLO EN LA BOCANA DEL PUERTO DE MAHÓN

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EL GRIS XIX La leyenda negra En la burguesa Mahón del XIX... ... en la esperanzada de preguerra y en la decadente de posguerra, se vivía ajeno a aquello que cruzado el Mediterráneo nos hacia conocidos, populares: La Mola de Mahón, el Penal. Ahora destino turístico de primer orden, antes destino indeseable y castigo divino.

Seria casi imposible calcular la cantidad de españoles que por aquí pasaron; desde 1848, año en que comienzan las obras, hasta 1999, año en que abandona la Fortaleza el ultimo reten de la guardia.

Entre todos crearon una leyenda negra, marcada por la lejanía, el misterio la soledad y la penuria de unos tiempos adversos. Se llevaron de aquí un mal o buen recuerdo que trasmitieron y en esa base fueron construyendo el mito.

Lagrimas, añoranzas, odio y sangre, algún recuerdo bonito, alguna novia olvidada, alguna amistad para siempre, la bofetada de algún sargento insatisfecho de su vida sexual, el aroma a manzanilla y el viento... esta es la mercancía para el recuerdo que ofrecía La Mola. arte de quinto

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La fortaleza de Isabel II en la península de La Mola del puerto de Maó En 1830, la Francia post napoleónica conquista la ciudad de Argel.

Se establece entonces una ruta comercial que unirá la ciudad de Tolon con la conquistada.

Menorca, a medio camino entre estos puertos, vuelve a ser un importante enclave para Francia.

Pero, no es España la nación más preocupada por una hipotética invasión francesa.

Gran Bretaña sigue siendo la dueña del Mediterráneo y ve con temor ese supuesto; así pues, insta a España a defender la Isla con la decisión de que, en el caso de no hacerlo, "se tomaran cartas en el

asunto".

A lo que es una sutil amenaza británica, la corona española responde con la construcción de una -en un principioimprovisada fortaleza que estará llamada a ser la heredera de San Felipe

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En 1848 se inician los trabajos de una sencilla fortaleza que servirá para acallar las quejas británicas sobre la escasa defensa del puerto de Maó

Se aprovecha el trazado del antiguo fuerte inglés de la Reina Ana y se cierra la península de La Mola hasta el lugar llamado “Clot de La Mola”.

Antiguo fuerte inglés llamado de la Reina Ana, hoy el Hornabeque

Península de La Mola

Ensenada denominada “Es Clot de La Mola

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La fortaleza de Isabel II en la penĂ­nsula de La Mola del puerto de MaĂł

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La construcción de la fortaleza de Isabel II es, desde su comienzo, un alivio para la débil economía de la Maó de mitades de aquel siglo.

La devolución de Menorca a la Corona española tras el Tratado de Amiens en 1802, hace que la actividad comercial del puerto decaiga de manera notable, con ello, la economía mahonesa sufre una acusada recesión.

Esta colosal obra, necesitó desde su comienzo una ingente aportación de capital humano; así pues, empleó, no tan solo a obreros menorquines sino a otros venidos de Mallorca, Ibiza, Cataluña y Valencia.

Podíamos afirmar, sin ningún genero de dudas, que gracias a esta construcción, y a la aportación de capital humano y monetario que trae consigo, aparecen por primera vez industrias en una Isla cuya principal actividad económica, hasta ese momento, recaía en el sector primario.

Última gran construcción defensiva, la fortaleza de Isabel II acaba el periplo de una historia, la de nuestra Isla, plagada de invasiones y luchas por su posesión.

Su particular singladura está marcada por un tiempo de rápidos avances tecnológicos, luchas sociales y guerras fratricidas.

Todo ello hace de esta singular obra un monumento a nuestra historia contemporánea y un valor a salvaguardar para el conocimiento y estudio de futuras generaciones.

Estudio éste de sus glorias y sus vergüenzas; porque de esta manera se aprende a discernir.

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La fortaleza de Isabel II en la penĂ­nsula de La Mola del puerto de MaĂł

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Portal de entrada a la construcción conocida como Reducto del Entrante 5.

Se conserva todavía la parte superior en la que se puede ver, trabajado en la madera: 1863 P A E 5.

Su significado es : Plaza de Armas del Entrante Cinco.

En estas construcciones, las Plazas de Armas eran lugares de reunión de la tropa en el caso de abandonar una posición para fortalecer otra y continuar la defensa

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EL 38, EL ร LTIMO HONDERO

Debajo del dibujo se puede leer: Pieza 11? 38 con 1

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El hondero balear pasó a la Historia por su eficacia en el combate con una honda y piedras como única arma.

Estos guerreros menorquines hicieron frente a los romanos en una desigual batalla que trascurrió en el puerto de Maó; las naves romanas fueron detenidas por la lluvia de piedras que, como defensa, se arrojaron contra ellas y obligadas a proteger sus cubiertas con parapetos de cuero.

El 38 es el ultimo hondero, sustituye los primitivos proyectiles de piedra por 1000 ks de hierro que son lanzados por la fuerza de 200 ks de pólvora a una distancia de 35 km.

Del hondero al 38 pasaron mas de dos milenios; pero en el fondo, nuestras costas se defendían de la misma manera: encima de los acantilados y lanzando proyectiles, tan solo cambia la forma de propulsarlos y el material del que se fabrican.

Sus 17 m de tubo cuyo peso es de 88 tn, sus 225 tn de peso total y su sofisticada -para la época- maquinaria, nunca entraron en combate a pesar de que su montaje estaba listo en agosto de 1936, recién comenzada la guerra civil española.

Hoy descansan orgullosos de ser testigos del final de una época, permitiendo a los niños que suban a su tubo para una foto y, sobre todo, están en paz consigo mismos.

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EL 38, EL ĂšLTIMO HONDERO La epopeya del transporte y el olvido de los ineptos

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A principios de los años 30, Menorca recibía 6 cañones del tipo Vickers 38,1 que serían artillados en La Mola (2), Llucalari (2) y Favarixt (2).

La decisión de montar en Menorca seis piezas de las 18 que fueron adquiridas a la empresa Vickers Amstrong da muestra la importancia estratégica que conservaba todavía nuestra isla en aquella época.

Esas seis piezas con sus cañones 15/24 de refuerzo hacían casi imposible un desembarco enemigo. Todos los siglos de obras en la construcción de San Felipe, La Mola o torres Martello, quedaban obsoletos, al igual que la propia fortaleza y, paradójicamente, con el desarrollo y avance de la aviación militar, también los 38,1 se convertirían muy pronto en blanco fácil; sin embargo, todavía hoy en día. su capacidad de perforación de cualquier buque de guerra, incluidos los desaparecidos acorazados, es letal casi un siglo después.

Actualmente se conservan para su visita tan sólo los de La Mola. Los de Llucalari mantienen su casamata y departamentos inferiores; aunque totalmente expoliados. Distinta suerte correrían los de Favarixt que fueron trasladados a una batería de costa cercana al peñón de Gibraltar. Hoy en día están intactos y hasta hace bien poco operativos.

La llegada al puerto de Maó de estas piezas de 220 tn, con un tubo de 17m y 88 tn de peso, fue todo un acontecimiento.

Su traslado se planeó con secciones de raíl móviles; de esta manera, cuando se cubría un tramo, se desmontaba el que quedaba atrás, se montaba delante y se procedía a recorrer otro tramo más. Todo ello empujado por una locomotora.

Los ingenieros que supervisaron este traslado se toparon con múltiples problemas como un giro en la mahonesa calle del Cos de Gracia que obligó a recortar una fachada, un descarrilamiento en la cala Figuera y la apertura de nuevos caminos que más tarde fueron calles; es el caso de la calle San Manuel.

En la fotografía podemos apreciar piezas curvas de rail. Algunas de ellas estaban a resguardo en la entrada superior del llamado Entrante 5 en La Mola.

Se desconocía que era aquello. También se guardaron allí piezas que parecían haber sido usadas como andamios o grúas en la construcción. Con la llegada de la empresa concesionaria de las visitas en 2006, todo ese material fue trasladado a un patio de los cuarteles de infantería. Allí se pudre la madera.

Porque eso es lo que ven los encargados de nuestro patrimonio: madera.

Me parece triste el final de estos tramos de vía. Aquí, en Menorca, la ineptitud se tapa con loa mediática; aunque no deja de ser ineptitud.

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La construcciรณn

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La construcción

Con 12 m de anchura en algunas zonas y los mismos de altura, estos fosos eran el principal obstáculo a salvar por el hipotético enemigo.

Al contrario de lo que mucha gente cree, no eran inundados como en las fortalezas de la Edad Media; si así fuera, la defensa a ras de foso quedaría anulada.

Se construyeron cubetas, con arte y esmero, en casi la totalidad de sus 2 Km de longitud.

Esta cubeta recogía el agua de lluvia expulsada por las gárgolas de los muros y la conducía hacia el exterior, en algunos tramos, y hacia el mar en otros

Canales para la evacuación de aguas de lluvia. Llamados cubetas.

Gárgola

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El porqué de estos números y señales en los muros de la fortaleza es incierto para mí. Hay quien asegura que son marcas de cantero: utilizadas como una especie de firma del maestro que dirigía la obra en determinado tramo.

Otros las ven simplemente como marcas de cotas o longitudes.

De todas formas, la dedicación con la que están esculpidas, nos habla de la manera de proceder de los capataces y obreros, y nos muestra como el trabajo se realizaba con escrupulosa excelencia, hasta en estos pequeños detalles.

Este pavimento fue echo por los alvañiles FRANco Navarro FRAco Torregosa del 47 (SIC)

Pero, en La Mola las obras, aunque no tan refinadas, siguieron. Restauraciones o pequeños arreglos que llevaban a cabo los soldados. Algunos, orgullosos de su trabajo, imitaron a los antiguos maestros y firmaron su obra.

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La construcción

La puerta de hierro situada en el lugar llamado Puerta Falsa se conserva original; no así la Puerta de la Reina que fue sustituida recientemente por una imitación

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En un principio , esta pintada con este nombre y apellido, “Emilio Vila”, nos puede parecer la de un soldado cualquiera que hubiera servido en La Mola.

Posiblemente sea así; como también, muy posiblemente, la procedencia de este soldado fuera el vecino pueblo de Es Castell por ser un apellido común en esa villa.

Pero hay un dato que la distingue. Como dijimos, fueron muchos los canteros venidos de otros lares para trabajar en la construcción, entre ellos, hubo un numeroso grupo de ibicencos que después se afincaron en la citada villa de Es Castell.

Es muy posible que Emilio Vila fuera un descendiente de aquellos obreros que desde Ibiza emigraron a Menorca para trabajar en La Mola; después de algunas generaciones, un Vila vuelve a la fortaleza que construyeron algunos de sus antepasados y horada con su nombre una piedra, como firmando la obra.

No sólo trabajaron en la construcción canteros procedentes de la vecina Ibiza, sino que también de Mallorca, Cataluña, Valencia y otras regiones españolas. Se calcula hubo etapas, durante el largo periodo que duraron las obras, en que fueron empleadas hasta 3000 personas.

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La construcción

Si hay una marca misteriosa y enigmática en los muros de la Fortaleza es ésta, la de la fotografía superior.

Se encuentra en el ala frontal del Hornabeque, y se aprecia claramente una A, un número pi, algo más separada un G y sobre el pi un círculo.

Se podrían sacar mil teorías, puede ser una fórmula matemática, unas simples iniciales, cualquier cosa; pero ese pi, la G que tanto aparece en todos los símbolos de la masonería y el círculo misteriosamente colocado encima del pi nos sugieren una especie de mensaje jeroglífico que nos invita al misterio.

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Interesante grabado en la piedra de uno de los muros de la fortaleza.

A priori son dos años cualquiera del pasado siglo XX. Pero dos años en los que concurren acontecimientos muy importantes en la Historia de España.

En 1923, El general Primo de Rivera, con la anuencia de Alfonso XIII, suspendía la legitimidad constitucional y declaraba la Dictadura Militar.

En 1931 se proclama la II República.

Esta vez, el Rey no tiene el apoyo del Ejército y huye de un país que no lo quiere. No lo quiere el Pueblo porque la miseria es un mal endémico y el Ejército porque, tras los desastres de las Guerras de África, no obtienen de él el plácet pata seguir mandando españoles a morir por unas medallas o ascensos que, años después, conseguirán montando su propia guerra en su propio terreno y contra un enemigo que molestaba sólo por sus ideas.

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MahĂłn no existĂ­a, era La Mola, y La Mola era un penal

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Cuando empezaba mi introducción en la visita guiada, solía preguntar cuántos madrileños había entre el público. Era curioso, los meses de verano era muy frecuente la visita de personas de la capital.

Entonces, a estas personas les preguntaba: ¿Qué es Carabanchel?

-Una cárcel, respondían la mayoría de veces.

-No, decía yo.

Después, todo el grupo insistía en que sí era una cárcel que estaba en Madrid.

-Sí, pero no es del todo correcto, replicaba yo.

En realidad, Carabanchel es un barrio de Madrid y, concretando más, son dos: Carabanchel alto y Carabanchel bajo.

En ese barrio se construyó una cárcel que llevaba el nombre del lugar; pero eso no quita que Carabanchel, en esencia, sea una barriada. Cierto es que la “fama” se la da la cárcel, pero tendrá mucha más historia que un edificio dedicado a albergar presos.

Con este ejemplo pretendía borrar la idea preconcebida de muchos de nuestros visitantes. Ellos pensaban que toda Menorca era un peñasco que se llamaba La Mola y esa La Mola era una enorme cárcel y, en su imaginario, todo eran mazmorras y hombres colgados de grilletes.

Tanto es así que, aún después de intentar al principio borrar esta idea y centrar a la visita en que estaban visitando una fortaleza, al bajar a lo que llamamos “la mina”, algunos preguntaban si en ese lugar era donde estuvieron los presos.

Esas naves abovedadas, húmedas, con raíces de higuera que buscaban esa humedad para subsistir; el silencio y ese aire espeso de subsuelo convencían de que aquel lugar era el ideal para dejar volar su imaginación y no despegarse de la idea preconcebida que traían; por otro lado, idea con más aliciente teatral que la realidad de unos almacenes de material de artillería, que es lo que realmente son.

Las bóvedas en arco de esos almacenes no son de sillería sino esculpidas.

En ese lugar aprovechaba yo para explicar lo duro del trabajo del cantero que “con sus manos” esculpió cada una de las habitaciones de esa galería.

Aquel “con sus manos” hizo exclamar a una señora ¡qué barbaridad, que trato tan

inhumano”.

Bueno –contesté yo- en aquellos tiempos no había trabajo y de esto comieron muchas familias mahonesas y de otros lugares de Las Islas.

Ella continuo con su asombro y compadeciéndose de las manos de los presos que se quedaban sin uñas en una tortura sin límite.

Al estar las paredes rayadas por el efecto de la picoleta de cantero, la señora al decir yo “con sus manos”, creyó que los presos (porque traía la idea de que aquello era todo obra de los presos) habían rascado a pelo la piedra, con las manos. Ciertamente, el error es mío por la construcción de la frase que se prestaba a equívoco pero no alcanzo a imaginar que pueda crearse esa confusión. En sus manos les ponían un cincel y una picoleta; cosa que era ya suficiente castigo.

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H a s t a

l o

c o j o n e s

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d e l

t e n i e n t e ‌

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Pintada fechada en el 1987 Nos cuenta: “Soy uno de Algeciras de Mayo que esta hasta los cojones de la mili y del Teniente Segi Pos que está como una cabra con el enemigo”

Es fácil adivinar que el mentado teniente se llamaba en realidad “Sergi” o “Sergio” y su apellido era Pons, muy común en la isla, pero difícil de pronunciar para un algecireño.

La mención al enemigo viene dada por la obsesión de los instructores militares en hacer creer a la tropa que “el enemigo” no era persona ni buena persona, sino una especie de espectro nacido del estiércol.

Por suerte, este “uno de Algeciras” supo entender que “el enemigo” tenía también madre, familia y era y es, al fin y al cabo, una víctima, antes incluso de exponerse a la muerte.

Es conocida la aleccionadora frase, construida para conducir la mentalidad de la Tropa, que reza: “Al enemigo ni agua”. Esto choca con la tradición católica, doctrina incrustada en el Ejército, que habla sobre dar de beber al sediento. Nada dice que, si éste es el enemigo, no debes auxiliarlo.

Coincido plenamente con “uno de Algeciras”, el teniente Sergi Pons y muchos otros están como cabras y que me perdonen las aludidas.

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El marĂŠs, la piedra

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Al costado de la batería llamada Punta Fuera encontramos esta cantera que parece que el mar quiere ganar.

Curioso lugar en el que se pueden apreciar las pequeñas oscilaciones de las leves mareas de nuestro puerto y que con vientos de levante se inunda tapando todo el esfuerzo de los canteros que allí pasaron días de extremo frío o calor agobiante, mientras tanto, los barcos iban y venían con la mercancía humana que habría de habitar aquellos muros.

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El marés, la piedra

La isla de Menorca posee dos zonas geológicamente distintas: el norte, de pizarra, abrupto, negro, desolador; el sur de piedra arenisca, con playas de arena fina, vivo y amable.

Desde lo mas remoto, el menorquín ha escrutado la tierra para extraer de ella su piedra, “es marès “; con la cual construirá su refugio, su templo o sus defensas.

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El cantero, de oficio pobre y solitario, escrutaba el suelo para extraer de él, el mejor material, el mejor marès. Con escasas y primitivas herramientas y como único recurso para su supervivencia.

En un principio, el marès nos iguala, se construye con el mismo material la casa del rico como la del pobre.

Es el Hombre quien pone la diferencia. La piedra es débil y la cubre de un manto blanco de cal, procedente de la fundición de esa misma piedra. Capa tras capa, la cal escupe la humedad y retrasa la erosión, dando a nuestras casas ese color blanco que caracteriza nuestros pueblos; dándonos carácter de gente abierta, pacifica y receptora.

El rico adorna la piedra, la esculpe, la convierte en ostentosa y la aparta de su humildad dibujando barrocas formas en sus fachadas, cubriendo de estuco sus interiores; adorna las iglesias que adoran a un Dios pobre, con las más barrocas columnas, las mas difíciles bóvedas y los mas hermosos frescos.

Pero el marès es el mismo, a todos nos refugia por igual.

La Fortaleza emplea este material en sus muros; él la protegerá del impacto de los proyectiles enemigos. Una piedra tan frágil para tan alta misión.

Los canteros horadaron La Mola por todas partes, eligieron la mejor piedra y levantaron con esmero, con paciencia y sorprendente precisión, unas defensa que llevan hoy incrustada la poesía de la piedra, de nuestro marès. arte de quinto

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Epílogo anecdótico La pintada de las novias El cocherito leré , Franco Los Viernes Santos y mi desnudo

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Epílogo anecdótico

José Seguí-María / José Salord-Anita Pons Antoni González- Antonia ?

Mahón 24-10-38

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No parece que la fecha haya sido pintada por las tres personas que firman más arriba.

Es posible que el momento de esas firmas sea incluso anterior a la fecha que aparece.

Nótese que la grafía es gótica, los nombres y apellidos aparecen acentuados y el mensaje nos envía a las prometidas, novias o mujeres amadas de cada uno de ellos. Todo indica que fueron tres soldados con estudios y, por lo tanto, de familia acomodada si tenemos en cuenta lo restringido de la Educación en aquella época.

No puedo evitar, cada vez que veo esta pintada, preguntarme qué habrá sido de ellos, de sus vidas, de aquellas mujeres cuyos nombres quedaron en esas paredes, siempre tan masculinas y normalmente llenas de palabras malsonantes y podo educadas.

La vida de un hombre, durante muchas generaciones, se componía de una infancia, adolescencia, el servicio militar como paso o ritual de iniciación a la madurez y encontrar una buena mujer; siempre una “mujer de su casa” que le diera hijos para continuar un ciclo vital en el que aquellos niños servirían para mantener a otros con mejor cuna o ser preparados como carne de cañón en ese ritual anterior al de su boda.

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Epílogo anecdótico

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El “cocherito leré” –así llamo a la pintada- se encontraba en el baluarte 9 antes de que fuera restaurado. Al lugar se le conocía como “casamatas” y es la primera explanada a la izquierda, una vez pasada la Puerta de la Reina.

Unas enormes puertas de madera tapaban los arcos de las casamatas y aquel lugar había servido de almacén de artilugios de artillería.

Los obreros que lijaban la piedra me preguntaron: ¿qué hacemos con esto?, señalando “el cocherito”.

-Dejadlo, les dije ingenuamente.

Cierto día aparecieron el coronel Riva y el comandante Gomila – presidente y secretario del Consorcio- para inspeccionar los trabajos; yo, como hacía siempre, les acompañaba.

Al llegar a la pintada me di cuenta de que no podían verla y me puse delante, disimulando, para que no lo hicieran.

Al día siguiente comuniqué a los trabajadores que el comandante había mandado lijarla. Siempre nos quedará la foto.

Franco. Esta pintada no podía faltar en un lugar como La Mola.

También fue borrada en aquella restauración.

Los Viernes Santos me hicieron y me siguen haciendo mucha gracia.

Es curioso pensar que en los años 1948, 1949 y 1950 pasaran por allí unos quintos y dejaran su huella y no tocaron las precedentes.

Las firmas se reanudan en 1971 y no es hasta 1984 en que finaliza este especial grafiti con una curiosa -y adaptado a los tiempos que corrían- firma que dice: “quinta del porro”.

36 años de la primera a la última firma. Toda una dictadura.

Era verano y hacia calor, mucho calor. Beatriz Burgos fue enviada por el Museo Militar para realizar un reportaje fotográfico de la fortaleza.

Beatriz es pelirroja, delgada…una jovencita atractiva con rastas. De vestir no siguiendo moda alguna y de trato agradable y gracioso.

Le enseñé lo que me pidió y la lleva a mis lugares secretos. En uno de ellos, la Puerta Falsa, entre las pintadas de soldados republicanos me quite la camiseta empapada de sudor. Ella captó el momento con su cámara.

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Hasta aquí este primer tomo de Arte de Quinto.

Pero este no es el final del trabajo; queda más.

En la siguiente parte hablaremos de la reina Isabel II, la Penitenciaria, el avance de la artillería y su influencia en la fortaleza, la pintada del 8, la conmovedora historia de la galería de las 7 vueltas…

También del presente de este lugar y sus acontecimientos; como fue la fiesta “Flower Power”. La falta de rigor en lo ecológico como denuncia y analizaremos también curiosas pintadas.

ARTE DE QUINTO es un trabajo de Rafael Meliá López

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