Entre el olvido y el esplendor

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ENTRE EL OLVIDO Y EL ESPLENDOR Rafael Serrano Esguerra



ENTRE EL OLVIDO Y EL ESPLENDOR Un viaje por el río Magdalena



ENTRE EL OLVIDO Y EL ESPLENDOR Un viaje por el río Magdalena

RAFAEL SERRANO ESGUERRA


ENTRE EL OLVIDO Y EL ESPLENDOR Rafael Serrano Esguerra Bogotá D.C., Colombia. © Del contenido e imágenes RAFAEL SERRANO ESGUERRA © De la edición RAFAEL SERRANO ESGUERRA 2.014 - 2.015 www.rafaelse.com rafasees@gmail.com


“La ascensión del río les iba llevando lentamente, remontaban el Brazo de Loba, iban profundizando en las tierras a la vez que el verano tórrido empezaba a sentirse, tenían que navegar con precaución para no encallar en los bancos de arena, los días pasaban, las noches de la selva despedían el vaho violento del verano.” (Gómez Valderrama, Pedro.La otra raya del tigre. Bogotá, Biblioteca Ayacucho, 1977, pp. 164)



El río Magdalena el mayor afluente del territorio colombiano fue uno de los principales medios de comunicación y comercio desde la época precolombina hasta mediados del siglo XX entre la costa y el interior del país. Sin embargo, su importancia se vio notoriamente reducida con el auge de los ferrocarriles y posteriormente del trasporte automotriz y construcción de vías y carreteras. Al sur de su recorrido en plena Depresión Momposina, en la región de la ciudad de El Banco, se presenta la desviación de este afluente, dando nombre así al Brazo de Loba al occidente con un mayor cauce y el Brazo de Mompox al oriente con un cauce menor. No obstante, en ambos brazos del río, es predominante un paisaje conformado por playones, ciénagas y caños. Además en las orillas encontramos un gran número de asentamientos cuya subsistencia se basa en la pesca, comercio y ganadería rudimentaria, a merced de las sequías y crecidas del río, en las diferentes épocas del año. A través de las imágenes de este trabajo, se podrán observar los paisajes naturales, la fauna y vegetación, así como la interacción del hombre con el río.


El Banco Antiguo puerto de la ciudad de El Banco, donde atracaban los barcos en su viaje hacia el interior del paĂ­s.



De camino Embarcaciones que recorren el trayecto de El Banco a Magangué, deteniéndose en los diversos poblados a la orilla del río.



Hogar en el río Caserío a la orilla del río Magdalena.



Extendiendo la red (#1) Pescadores instalando su red de lado a lado del rĂ­o.



DĂ­a de trabajo Baquiano, empezando su dĂ­a de trabajo.



Firmamento Brazos del río que se forman en los terrenos bajos a la orilla del río. Al fondo, joven buscando “galápagos” .



Continuando el camino En épocas de lluvia, la única forma de cruzar entre los diversos caños que se forman es a través de pequeñas chalupas.



Asecho Gavilรกn cangrejero colorado o Buteogallus Meridionalis.



Galopando en el agua Botes “Johnson”, llamados así por su motor, prestan el servicio para cruzar a los pobladores de un lado al otro del río Magdalena.



Retozando Caballos tomando un baĂąo de tierra luego de haberse refrescado en uno de los caĂąos en una tarde calurosa. Las temperaturas ascienden a 43 grados centĂ­grados a la sombra en verano, obligando a los habitantes de esta zona a adaptarse para sobrevivir.



Pastando en la llanura En ĂŠpocas secas, el ganado puede pastar en tierras altas que ha ido perdiendo el rĂ­o.



El Playón En verano los habitantes de Barranco de Loba, municipio a orillas del río, salen a tomar un baño y a pasar la tarde en una pequeña playa que se forma con el retroceso del agua.



Empezando la jornada Pescadores de Barranco de Loba al amanecer, alistando sus enseres para salir de pesca.



Cruzando el río (#1) En verano, la única forma de cruzar el ganado a través del río es a nado, con el fin de buscar tierras más altas donde pastar.



Cruzando el rĂ­o (#2)



Entre el descanso y el trabajo (#1) Las curvas del r铆o se prestan tanto para la pesca con red artesanal, como para el descanso de los pescadores a la sombra de la vegetaci贸n.



Entre el descanso y el trabajo (#2) A orillas del rĂ­o Magdalena es frecuente encontrar pequeĂąas casetas usadas por los pescadores para refugiarse del sol intenso del mediodĂ­a y poder preparar los pescados obtenidos.



Extendiendo la red (#2) Pescador en una chalupa por el rĂ­o Magdalena extendiende su red.



Navegando al trabajo Baquiano en su bote Jhonson, por uno de los caĂąos del rĂ­o Magdalena.



Fin de la jornada Botes listos en el puerto, antes de caer el sol, para iniciar su labor al siguiente dĂ­a.



De pesca MartĂ­n Pescador a orillas del rĂ­o Magdalena, haciendo honor a su nombre.



El verano (#1) Llegando el verano, a 40 grados centĂ­grados a la sombra, empiezan a secarse los manglares y caĂąos, trasformando el paisaje.



El verano (#2) DĂ­as antes lo que era un caĂąo que tocaba cruzar navegando en botes, se va secando rĂĄpidamente, anunciando la entrada del verano.



Pastando en el agua Al igual que en el verano, la temporada de lluvias obliga a sus habitantes a adaptarse para subsistir.



Garza blanca o Ardea Alba Las garzas son aves comunes en ambos brazos del rĂ­o Magdalena, embelleciendo sus paisajes con sus poses y vuelo.



Guaraguaco o Caracara cheriway El Guaraguaco es un ave difícil de ver, pero posee un canto característico que nos permite saber que está presente.



Alistando vuelo Garzón azulado o Ardea Cocoi junto a un Cormoran a orillas de uno de los caños del río Magdalena por el Brazo de Loba, listos para emprender el vuelo.



Muelle y antiguo mercado de Mompox A la llegada a la Villa de Santa Cruz de Mompox, por el brazo del río que conduce hacia ésta desde El Banco, podemos observar los vestigios y maravillas arquitectónicas que perduran. Dejando ver los contrastes del paisaje que nos ofrece el río Magdalena.



Camino a Mompox Embarcaciones cruzan el brazo que conduce hacia la Villa de Santa Cruz de Mompox, trayendo consigo pobladores, turistas y mercancĂ­a.



Templo de Santa Barbara Sus paredes y torre guardan la leyenda de una amor prohibido que une dos grandes culturas, la ĂĄrabe y la cristiana las cuales llegaron a esta tierra en ĂŠpocas de la colonia.



La Albarrada La Calle de la Albarrada, bordea el rĂ­o que pasa por la Villa de Santa Cruz de Mompox.



Garza blanca Sobrevolando la ciénaga de Pijiño.



En los juncos Garza blanca sobre un junco flotando en la ciĂŠnaga de PijiĂąo.



Extendiendo la red (#3) Pescador en la ciénaga de Pijiño extendiendo su red. En ambos brazos del río sus pobladores viven de la pesca y la ganadería incipiente que les permite el río. *Foto portada.



Regreso a casa Pescadores finalizando sus labores en la ciĂŠnaga de PijiĂąo.



Mujer pescadora Mujer pescadora aprovecha las últimas horas de sol en la ciénaga de Pijiño.



El barco estĂĄ cargado de... Barco cargado de piĂąas, para abastecer a la Villa de Santa Cruz de Mompox.



Planeando (#1) Garza Azulada planeando en las alturas.



Planeando (#2) Garza blanca planeando a poca altura sobre el rĂ­o Magdalena.



Magestuosidad Garza blanca sobrevolando el rĂ­o Magdadalena.



Contemplando el atardecer Poblador de la ciĂŠnaga de PijiĂąo contemplando la caida del sol.



Atardecer en la ciénaga (#1) Cae el sol en la ciénaga de Pijiño.



Atardecer en la ciĂŠnaga (#2)



Arreboles junto al rĂ­o Joven en la ciudad de El Banco pescando con hilo, aprovechando las Ăşltimas horas de sol. * Foto contraportada.




Las fotografĂ­as que componen ĂŠste libro, fueron tomadas entre enero de 2014 y junio de 2015.



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