Coplas a la muerte de su padre (trabajo 3º ESO)

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Coplas a la muerte de su padre, Jorge Manrique. Jorge Manrique nació en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1440. Hombre de armas y letras, defendió la causa de Isabel la Católica frente a la Beltraneja. Murió en al asalto al castillo de Garcimuñoz en 1479. De Jorge Manrique se conservan unas cincuenta composiciones, la mayoría de las cuales –exceptuadas las coplas y tres pequeños poemas burlescos- son poesías amorosas al gusto trovadoresco y cortesano de la época; sin embargo, la fama la consiguió con un poema elegíaco, las coplas, formado por 40 coplas en las que Jorge Manrique reflexiona sobre la vida y la muerte de su padre, Jorge Manrique. Cada copla contiene dos sextillas de pie quebrado, estrofa que se conoce como copla manriqueña, de rima consonante, arte menor donde se mezclan el octosílabo y el tetrasílabo. En las coplas se reconocen tres partes: - En las catorce primeras coplas, el autor reflexiona sobre la fugacidad de la vida, la igualdad de todos los grupos sociales ante la muerte, el mundo perecedero como lugar de paso hacia la eternidad y lo efímero de lo material. - Desde la copla XV hasta la XXIV utiliza tópicos literarios: Aparecen los tópicos literarios:”Homo viator”(la vida como camino hacia la muerte), la muerte iguala a todos, Vanitas Vanitatum(El hombre sólo se mueve por vanidad y no se da cuenta de que todos los bienes de este mundo no valen nada), Fortuna mutabile, Tempus irreparabilefugit (El tiempo huye irreparablemente: la fugacidad de la vida y la inevitable llegada de la muerte) Late anguis in herba” (Late la serpiente entre la hierba: El peligro, a veces en forma de placer, acecha en cualquier parte) y el tradicional ubisunt?; con ejemplos cercanos a su tiempo refuerza sus reflexiones anteriores: del rey Don Juan o los infantes de Aragón sólo queda el recuerdo. - A partir de la copla XXV, Jorge Manrique ensalza a su padre, del que señala virtudes y hazañas. LA muerte le ha llegado en el momento justo, como una amiga, para rogarle que le acompañe, pues con su vida ejemplar y su esfuerzo cotidiano ha logrado “las tres vidas”. Don


Rodrigo acepta la muerte con cristiana resignaci贸n; pide a Jesucristo que le perdone sus culpas y fallece rodeado de parientes y criados. Por esta sencilla y sentida composici贸n, Jorge Manrique ha sido tomado como un cl谩sico en toda 茅poca.


CUESTIONARIO Copla I. Enseñar deleitando. Las Coplas tienen una intención didáctica. Manrique quiere despertar al alma de su sueño. Está anestesiada por los placeres cortesanos. Frente a este sueño, el poeta avisa del paso del tiempo, de la rápida conversión del placer en dolor y de la nostalgia por el pasado. Copla II. El tiempo vuela. En esa copla, Manrique subraya la fugacidad del tiempo, la imposibilidad de retener el presente: el ser humano, nos dice, vive engañado con esperanzas de futuro. Frente a ello, se sitúa lo único valioso: la eternidad no terrenal. Copla III. El río de la vida. Los dos primeros versos constituyen una de las metáforas más perdurables de la literatura universal: la vida es un río, un camino hacia la muerte (mar), ante la que todos, ricos y pobres, somos iguales. 1. Lee la primera y tercera estrofas de Las coplas, de Jorge Manrique, que contienen algunos de los versos más célebres del autor. Mide los versos de la primera copla. ¿Cómo se llama esta estrofa? Señala su estructura métrica. 2. ¿Qué intención persigue el autor con el empleo del posesivo nuestro en la copla I? Explica qué motivo se desarrolla en esos versos. 3. Explica el significado de las metáforas que aparecen incluidas en la copla III. 4. En esta misma copla, la muerte se presenta como igualatoria. Indica cómo se expresa esta idea. 5. Señala otros recursos expresivos en las coplas I y III. 6. ¿A quién invoca el autor en la copla IV? 7. ¿Qué haríamos a toda prisa si tuviésemos poder para ello según la copla VII? 8. Atiende ahora a la copla IX. ¿A qué aspectos de la vida hacen referencia estos doce versos. Explícalos en relación con el contenido general de la obra.


9. Explica el contenido de las coplas XI y XII. 10. ¿A quiénes se compara en la copla XIV? ¿Por qué? 11.Escribe el nombre de los protagonistas y las costumbres que se enumeran en las coplas XVI y XVII. Señala en el texto palabras que se relacionen con la superficialidad y las apariencias. ¿Hay alguna crítica a la sociedad de su tiempo? ¿Y a la Literatura? Busca ejemplos para justificar tu respuesta. 12.¿Qué metáfora aparece en la copla XIX? 13.Investiga qué gran condestable se alude en la copla XXI. 14.¿Con quién habla el autor en la copla XXIII? ¿Qué le pide? 15.¿De quién habla el autor en la copla XXV? 16.Explica quiénes son los personajes que aparecen en la copla XXVII. 17. Explica el contenido de la copla XXXIII. 18.¿Quién habla en la copla XXXV? ¿A quién se dirige? ¿Qué le dice? 19.¿Por qué razón podrá don Rodrigo alcanzar la vida eterna? (Coplas XXXVI y XXXVII)


COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE POR LA MUERTE DE SU PADRE III

I Recuerde1 el alma dormida, avive el seso2 e despierte contemplando cómo se passa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el plazer, cómo, después de acordado3, da dolor; cómo, a nuestro parescer, cualquiere tiempo passado fue mejor.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, qu'es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar e consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos, allegados, son iguales los que viven por sus manos e los ricos. INVOCACIÓN

1despierte. 2sentido. 3 vuelto en sí (el seso)

II Pues si vemos lo presente cómo en un punto4 se es ido e acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo non venido por passado. Non se engañe nadi, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio, pues que todo ha de passar por tal manera5. 4 en un momento 5 de tal modo.

IV Dexo las invocaciones de los famosos poetas y oradores; non curo6 de sus ficciones, que traen yerbas secretas sus sabores; a Aquél sólo m'encomiendo, Aquél sólo invoco yo de verdad, que en este mundo viviendo, el mundo non conoció su deidad. 6 no me cuido.


VIII

V Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nascemos, andamos mientras vivimos, e llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos, descansamos.

Decidme: La hermosura, la gentil frescura y tez de la cara, la color e la blancura, cuando viene la vejez, ¿cuál se para? 13 Las mañas e ligereza e la fuerça corporal de juventud, todo se torna graveza cuando llega el arrabal de senectud. 14 13 ¿en qué paran? 14 a las proximidades de la vejez.

VI X Este mundo bueno fue si bien usásemos dél como debemos, porque, según nuestra fe, es para ganar aquél que atendemos10. Aun aquel fijo de Dios para sobirnos al cielo descendió a nascer acá entre nos, y a vivir en este suelo do murió.

Pues la sangre de los godos, y el linaje e la nobleza tan crescida, ¡por cuántas vías e modos se pierde su grand alteza en esta vida! Unos, por poco valer, por cuán baxos e abatidos que los tienen; otros que, por non tener, con oficios non debidos se mantienen.

10 esperamos.

VII XI Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos, que, en este mundo traidor, aun primero11 que muramos las perdemos; dellas12 deshace la edad, dellas casos desastrados que acaescen, dellas, por su calidad, en los más altos estados desfallescen.

Los estados15 e riqueza, que nos dejen a deshora ¿quién lo duda?, non les pidamos firmeza. pues que son d'una señora; que se muda, que bienes son de Fortuna que revuelven con su rueda presurosa, la cual non puede ser una16 ni estar estable ni queda en una cosa.

11 primero. 12 una parte de ellas.

15 la sociedad medieval está jerarquizada en estados o niveles sociales muy diferenciados. 16 una, constante.


XI XIV Pero digo que acompañen e lleguen fasta la fuessa16 con su dueño: por esso non nos engañen, pues se va la vida apriessa como sueño, e los deleites de acá son, en que nos deleitamos, temporales, e los tormentos d'allá, que por ellos esperamos, eternales.

Esos reyes poderosos que vemos por escripturas ya pasadas, con casos tristes, llorosos, fueron sus buenas venturas trastornadas; assí, que no hay cosa fuerte, que a papas y emperadores e perlados, assí los trata la muerte como a los pobres pastores de ganados.

17 tumba.

XII XV Los plazeres e dulzores desta vida trabajada que tenemos, non son sino corredores18, e la muerte, la celada en que caemos. Non mirando a nuestro daño, corremos a rienda suelta sin parar; desque vemos el engaño e queremos dar la vuelta no hay lugar. 18 guardas que preparan una emboscada.

Dejemos a los troyanos, que sus males non los vimos, ni sus glorias; dejemos a los romanos, aunque oímos e leímos sus hestorias; non curemos de saber lo de aquel siglo pasado qué fue dello; vengamos a lo de ayer, que también es olvidado como aquello.

XIII Si fuese en nuestro poder hacer la cara hermosa corporal, como podemos hacer el alma tan glorïosa angelical, ¡qué diligencia tan viva toviéramos toda hora e tan presta, en componer la cativa19, dejándonos la señora 20 descompuesta! 19 el rostro. 20 el alma.

XVI ¿Qué se hizo el rey don Joan? Los infantes d'Aragón ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán, qué de tanta invinción como trujeron? ¿Fueron sino devaneos, qué fueron sino verduras de las eras, las justas e los torneos, paramentos, bordaduras e cimeras?


XVII XX ¿ 21 Qué se hicieron las damas, sus tocados e vestidos, sus olores? ¿Qué se hicieron las llamas de los fuegos encendidos de amadores? ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían? ¿Qué se hizo aquel danzar, aquellas ropas chapadas que traían? 21 Tópico del ubi sunt?

XVIII Pues el otro, su heredero, don Enrique, ¡qué poderes alcanzaba! ¡Cuán blando, cuán halaguero el mundo con sus placeres se le daba! Mas verás cuánd enemigo, cuánd contrario, cuán cruel se le mostró; habiéndole sido amigo, ¡cuánd poco duró con él lo que le dio!

XIX Las dávidas desmedidas, los edificios reales llenos de oro, las vajillas tan fabridas22 los enriques23 e reales del tesoro, los jaeces, los caballos de sus gentes e atavíos tan sobrados ¿dónde iremos a buscallos?; ¿qué fueron sino rocíos de los prados? 22 labradas. 23 monedas de oro acuñadas por Enrique IV.

Pues su hermano24 el innocente que en su vida sucesor le ficieron ¡qué corte tan excellente tuvo e cuánto gran señor le siguió! Mas, como fuesse mortal, metióle la Muerte luego en su fragua. ¡Oh jüicio divinal, cuando más ardía el fuego, echaste agua! 24 alude al príncipe don Alfonso, que murió a los catorce años.

XXI Pues aquel grand Condestable, maestre que conoscimos tan privado, non cumple que dél se hable, mas sólo como lo vimos degollado. Sus infinitos tesoros, sus villas e sus lugares, su mandar, ¿qué le fueron sino lloros? ¿qué fueron sino pesares al dexar? 25 Don Álvaro de Luna.

XXII E los otros dos hermanos, maestres tan prosperados como reyes, que a los grandes e medianos trujieron tan sojuzgados a sus leyes; aquella prosperidad que en tan alto fue subida y ensalzada, ¿qué fue sino claridad que cuando más encendida fue amatada? 26 Don Juan Pacheco, marqués de Villena, y don Beltrán de la Cueva, favoritos de Enrique IV


XXIII Tantos duques excelentes, tantos marqueses e condes e varones como vimos tan potentes, di, Muerte, ¿dó los escondes, e traspones? E las sus claras hazañas que hizieron en las guerras y en las paces, cuando tú, cruda, t'ensañas, con tu fuerza, las atierras27 e desfaces.

XXVI Amigo de sus amigos, ¡qué señor para criados e parientes! ¡Qué enemigo de enemigos! ¡Qué maestro de esforzados e valientes! ¡Qué seso para discretos! ¡Qué gracia para donosos! ¡Qué razón! ¡Qué benigno a los sujetos! ¡A los bravos e dañosos, qué león!

27 echas por tierra.

XXVII XXIV Las huestes inumerables, los pendones, estandartes e banderas, los castillos impugnables, los muros e balüartes e barreras, la cava honda, chapada, o cualquier otro reparo, ¿qué aprovecha? Cuando tú vienes airada, todo lo passas de claro con tu flecha.

En ventura, Octavïano; Julio César en vencer e batallar; en la virtud, Africano29; Aníbal en el saber e trabajar; en la bondad, un Trajano; Tito en liberalidad con alegría; en su brazo, Aureliano; Marco Atilio en la verdad que prometía. 29 Escipión.

28 Aparecen elementos referentes al pueblo llano y defensas contra la muerte.

XXVIII XXV Aquel de buenos abrigo, amado por virtuoso de la gente, el maestre don Rodrigo Manrique, tanto famoso e tan valiente; sus hechos grandes e claros non cumple que los alabe, pues los vieron; ni los quiero hacer caros, pues que el mundo todo sabe cuáles fueron.

Antonio Pío en clemencia; Marco Aurelio en igualdad del semblante; Adriano en la elocuencia; Teodosio en humanidad e buen talante. Aurelio Alexandre fue en disciplina e rigor de la guerra; un Constantino, en la fe; Camilo, en el grand amor de su tierra.


XXIX XXXII Non dejó grandes tesoros, ni alcanzó muchas riquezas ni vajillas; mas fizo guerra a los moros ganando sus fortalezas e sus villas; y en las lides que venció, cuántos moros e caballos se perdieron; y en este oficio ganó las rentas e los vasallos que le dieron. XXX Pues por su honra y estado, en otros tiempos pasados 30 ¿cómo se hubo? Quedando desamparado, con hermanos e criados se sostuvo. Después que fechos famosos fizo en esta misma guerra que hacía, fizo tratos tan honrosos que le dieron aun más tierra que tenía. 30 ¿cómo se mantuvo?

XXXI Estas sus viejas hestorias que con su braço pintó en joventud, con otras nuevas victorias agora las renovó en senectud. Por su gran habilidad, por méritos e ancianía bien gastada, alcanzó la dignidad de la grand Caballería dell Espada.

E sus villas e sus tierras, ocupadas de tiranos las halló; mas por cercos e por guerras e por fuerza de sus manos las cobró. Pues nuestro rey natural, si de las obras que obró fue servido, 31 dígalo el de Portugal , y, en Castilla, quien siguió su partido. 31 Alfonso V, rey de Portugal.

XXXIII 32

Después de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero; después de tan bien servida la corona de su rey verdadero; después de tanta hazaña a que non puede bastar cuenta cierta, en la su villa d'Ocaña vino la Muerte a llamar a su puerta, 32 Este verso y los dos siguientes significan: “después de haberse jugado tantas veces la vida”.

XXXIV diziendo: "Buen caballero, dexad el mundo engañoso e su halago; vuestro corazón d'azero muestre su esfuerço famoso en este trago; e pues de vida e salud fezistes tan poca cuenta por la fama; esfuércese la virtud para sofrir esta afruenta que vos llama."


XXXV Non se vos haga tan amarga la batalla temerosa qu'esperáis, pues otra vida más larga de la fama glorïosa acá dexáis. Aunqu'esta vida d'honor tampoco no es eternal ni verdadera; mas, con todo, es muy mejor que la otra temporal, peresçedera. XXXVI El vivir qu'es perdurable non se gana con estados mundanales, ni con vida delectable donde moran los pecados infernales; mas los buenos religiosos gánanlo con oraciones e con lloros; los caballeros famosos, con trabajos e aflicciones contra moros. XXXVII E pues vos, claro varón, tanta sangre derramaste de paganos, esperad el galardón que en este mundo ganaste por las manos; e con esta confianza e con la fe tan entera que tenéis, partid con buena esperança, qu'estotra vida tercera ganaréis."


[Responde el Maestre:]

XXXVIII Non tengamos tiempo ya en esta vida mesquina por tal modo, que mi voluntad está conforme con la divina para todo; e consiento en mi morir con voluntad placentera, clara e pura, que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera, es locura."

[Del maestre a Jesús] XXXIX "Tú que, por nuestra maldad, tomaste forma servil e baxo nombre; tú, que a tu divinidad juntaste cosa tan vil como es el hombre; tú, que tan grandes tormentos sofriste sin resistencia en tu persona, non por mis merescimientos, mas por tu sola clemencia me perdona" FIN XL Assí, con tal entender, todos sentidos humanos conservados, cercado de su mujer y de sus hijos e hermanos e criados, dio el alma a quien se la dio -el Cual la dio en el cielo en su gloria-, que aunque la vida perdió, dejónos harto consuelo su memoria. Jorge Manrique, 1477


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