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Necesidad del Ritual
from Identidades 26
J.P. Biosca
Una de las necesidades más profundas del ser humano es la de llevar a cabo ciertos rituales con la finalidad de propiciar cosas favorables a la vida. El exceso de rituales, la obsesión por ellos define al tipo de carácter conocido como esquizofrénico.
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Y aún en los caracteres más sanos, la necesidad de seguir ciertas secuencias simbólicas está presente. En la condición del ser humano como animal de símbolos, los rituales son la manera simbólica de alcanzar la realidad. Es así que podemos entender que la ritualidad es inherente a la condición humana.
Rituales prehispánicos
Continúa presente en la sociedad mexicana una gran cantidad de rituales originados en la época prehispánica, pero inmersos y reinterpretados por todas las culturas en el México actual, lo que hace que algunos rituales tengan variaciones según la región donde son realizados. Los rituales prehispánicos, a los que la Iglesia llamó “hechicería” por estar relacionados con las fuerzas cósmicas de la naturaleza, continúan presentes en la sociedad mexicana, principalmente en aquellos poblados rurales que tienen vinculación con el cultivo de la tierra, señaló el historiador Antonio Rubial, de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
Al participar en el ciclo de conferencias: El hombre y lo sagrado, religión, magia y hechicería, organizado por la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), sostuvo que este tipo de rituales obedece a que la supervivencia de las sociedades rurales aún depende de lo que les pueda proporcionar la tierra y la naturaleza. Por ello, constantemente, o al menos en cada cambio de temporada veneran a las fuerzas que les dan alimento, tal y como lo hacían sus antepasados. “Desde la prehistoria los campesinos rendían culto a las fuerzas naturales, cósmicas, espirituales y los principios celestes, pues ellas les proporcionaban comida y les protegían de los fenómenos meteorológicos, además de que les defendían de las enfermedades”, apuntó. Este tipo de prácticas “mágicas” están vinculadas con las sociedades tradicionales, sociedades que tienen lenguas aborígenes y que transmiten sus creencias de generación en generación mediante la oralidad utilizando cuentos, narraciones y leyendas.
“Los pueblos indígenas y agrícolas viven una fusión entre el hombre y la naturaleza, por esta razón, el ritual para ellos es muy importante, ya que creen que lo que tienen lo consiguen a través de la magia y los rituales de hechicería. La gente está convencida de que obtiene salud, amor, buena fortuna, alivio en sus necesidades, y adivinación del futuro, mediante la veneración a las fuerzas cósmicas”, explicó. Como ejemplo de este tipo de rituales está la ceremonia que cada año, el 28 de septiembre, realizan los campesinos del centro de México, en especial los del estado de Morelos, quienes colocan una cruz hecha con una planta silvestre de flores amarillas —el yauhtli— en sus campos de cultivo, hogares, comercios y hasta vehículos para protegerse de los malos aires y demonios. Dicha práctica tuvo su origen en la petición de la buena lluvia al dios Tláloc, y en la época virreinal, al asimilarse la religión católica, Tláloc fue sustituido por san Miguel Arcángel, también asociado al rayo, el trueno y a la vida.
Además de la vigencia de este tipo de rituales, fenómenos como el de la migración, han contribuído también al nacimiento de nuevas prácticas de veneración a otro tipo de fuerzas, como el caso del culto a la Santa Muerte.
Para el investigador, el nacimiento de estos nuevos rituales en las ciudades donde llega la gente que
emigra de sus localidades, se debe a las necesidades propias de las sociedades urbanas. Hay nuevos simbolismos asociados a los nuevos rituales. Simbolismos vinculados a elementos que nuevamente mueven los significados de eros y tánatos, en el lenguaje freudiano, a ser protectores a la vez que destructores. Tal vez convenga profundizar en los contenidos simbólicos de la muerte en el contexto cristiano y, también, en el contexto prehispánico. La muerte es definida en los textos cristianos como derivada del pecado. El Salvador es dador de vida y el pecado es muerte. Sin entrar al tema de la muerte del alma, que fue un tópico de interés para algunos pitagóricos, el cristianismo considera que el alma en sí está libre de todo pecado es inmortal. Por esta razón, la muerte como tal no es posible designarla como santa. Por otro lado, la muerte para los antiguos mexicanos era considerada como algo grato para los que habían vivido con plenitud. Pero para los que dejaban cosas pendientes, era vista como algo triste, porque quedaba incompleta la misión de esta alma en la vida. La llamada “santa muerte” tampoco corresponde con la percepción cultural prehispánica, sino más parece ser una mezcla del desconocimiento, el miedo a la muerte y cierta dosis de satanismo que predica con la muerte.
También en las áreas urbanas y entre los diversos gremios hay muchos rituales se hacen para propiciar negocios, protección de la empresa o del empleo actual y para propiciar o conservar el bienestar, necesidad común a toda la humanidad, incluso en la actualidad.
Estos nuevos rituales, de acuerdo con el investigador, tienen que ver con la nueva visión de la religión que es la de unir elementos de otras creencias para formar “religiones new age”, así pues la gente toma elementos del cristianismo, islam u otras religiones ancestrales y las adapta a sus necesidades. Resulta peculiar cómo, habiendo admitido que hay elementos muy arraigados en los rituales new age, el tema de la muerte es paradigmático, al ser asociada a la transgresión de las leyes de Dios, se convierta en “santa”, lo que entraña una contradicción asociada más a los rituales satánicos que a los cultor propiciatorios. “La tendencia actual es un sincretismo de elementos de todo tipo que cada persona adapta a sus necesidades económicas y espirituales”. Lo cierto es que los rituales cumplen más una necesidad práctica que un vínculo espiritual, que sí lo hay en algunas comunidades arraigadas a lo ancestral. Por esta razón es que la gente acude con las yerberas a curarse de espanto, o a “limpiarse” para conseguir la salud, el amor o el trabajo. Pero, al ser una necesidad práctica la que busca satisfacerse, se apela a las mixturas, poco comprendidas por sus adeptos, como lo son los seguidores de la Santa Muerte, que si comprendieran el fondo espiritual de sus adhesiones tal vez seguirían otro símbolo.