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La Unificación de Zama

Fluvio Ruíz Alarcón

La Ronda Cero fue el primer acto mate rial de la reforma energética. Confor me a la reforma constitucional de diciembre de 2013, Pemex tuvo noventa días para presentar ante la Secretaría de Energía, la solicitud de áreas para operar mediante asignaciones. Nunca existió legislación secundaria, ni de ningún tipo, que regulara a la Ronda Cero. En esas condiciones, la decisión que tomó, en votación de nueve contra uno, el Consejo de Administración de Pemex, de delegar la solicitud de áreas al Comité de Estrategia e Inversiones (CEI), transformó en un mero trámite administrativo, lo que en realidad era el inicio de un proceso de transformación radical del sector petrolero mexicano. Dada la composición del CEI (cuatro consejeros del gobierno y un consejero profesional), representó también, una forma indirecta y apenas velada de tener el control de una decisión clave para el futuro de Pemex, por parte del Gobierno Federal.

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La Secretaría de Energía resolvió, en agosto de 2014, que adjudicaría a Pemex el 83% de las reservas 2P y el 21% de los recursos prospectivos del país. Dentro de lo que Pemex solicitó y la Secretaría de Energía decidió no otorgarle, se encontraba el área de Zama, licitada en septiembre de 2015; y cuyo contrato de producción compartida fue obtenido por el consorcio Talos (35% de participación)–Sierra Oil (40%)–Premier Oil (25%). Tiempo después, Sierra Oil fue vendida a la empresa alemana Wintershall Dea. La empresa Talos, designada como operador del consorcio privado, reporta una producción de alrededor de 55,000 barriles diarios en campos estadouni4

denses. Muy lejos de los cerca de 1.7 millones de barriles diarios que produce Pemex en México.

En julio de 2017, los trabajos exploratorios de Talos, confirmaron las interpretaciones sísmicas preliminares de Pemex, obtenidas antes de la Ronda Cero: el bloque Zama tenía un importante potencial productivo y, muy probablemente, formaba parte de un solo yacimiento con el adyacente bloque Uchukil, asignado a Pemex. Tras el dictamen respectivo de la CNH, la negociación entre Pemex y Talos arrancó desde mediados de 2018. Al no alcanzarse un acuerdo, luego de más de un año de pláticas, el gobierno resolvió que Pemex sea el operador responsable ante el Estado, del yacimiento unificado. La Sener dio como uno de sus argumentos, un estudio que estima una división del 50.4% para Pemex y del 49.6% para el consorcio privado. Talos consideró que estos resultados “subestimaban informaciones relevantes” y que otra evaluación había concluido que el consorcio, tenía el 60% frente al 40% de Pemex. Incluso en este escenario, considerando a las cuatro empresas con interés económico en Zama visto como un todo, Pemex tendría la mayor participación: 40%; frente al 24% de Wintershall Dea, 21% de Talos y 15% de Premier. El intrincado procedimiento establecido en la normatividad, hace necesario repensar el papel de actores como la Sener y la SHCP, en un proceso que por su naturaleza primordialmente técnica, operativa y económica; tendría que ser conducido fundamentalmente por la CNH. Tal y como ocurre a nivel internacional.

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