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La Iguana

ductos agrícolas, la ceremonia de pago para poder recoger los elotes, la ceremonia de la cosecha, entre otros, que varía de acuerdo a las condiciones de cada una de las regiones en que habitan.

El sitio más adecuado para hacer las invocaciones, será siempre la cima de una montaña a cuya falda circule un río, procurando que en sus contornos no haya otra más elevada. Si esto no pudiera ser, se buscará un lugar próximo a un río. Donde se crucen dos caminos formando cuatro sendas que vayan en opuestas direcciones; estas sendas representarán los cuatro puntos cardinales del universo, en cualquiera de los cuales pueda hallarse en aquella hora el espíritu con quien se quiere tratar.

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Es de absoluta necesidad que el río esté muy próximo al punto de la invocación, por ser el agua y el aire los elementos más apropiados a la transmisión del pensamiento, y juegan éstos, en unión de los metales, un gran papel en el ejercicio de las «Artes Mágicas».

Gatos negros y rituales de difuntos

Los gatos negros han estado unidos al misterio en la cultura occidental. Adorados, pero fatalmente sacrificados y maltratados. Pero ¿Qué origina tantas leyendas?

Desde el antiguo Egipto, los gatos negros eran considerados animales mágicos y sagrados.

Una leyenda que llega por tradición oral cuenta que en el Arca de Noé había una sobrepoblación de ratones que preocupaba enormemente a Noé por el riesgo de peligrar las provisiones de la embarcación.

Entonces Noé pidió ayuda a Dios, quien le ordenó acariciar tres veces la cabeza del león. Noé obedeció y el león estornudó surgiendo de sus fosas nasales una pareja de gatos que restablecieron de inmediato el equilibrio en el arca.

El gran valor del gato como cazador de ratones hizo que los egipcios lo domesticaran, pero el gato conservó su estatus divino. La religión del antiguo Egipto incluyó al gato entre sus símbolos sagrados y estaba considerado como la reencarnación de los dioses, quienes querían comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad. Para los egipcios el color negro significaba lo desconocido y lo que Dios aún no manifestaba. Simbolizaba la muerte y el más allá.

Matar a un gato era un crimen capital, y cuando el gato de una familia moría, era momificado y la familia entraba en luto e incluso se afeitaban las cejas en señal de duelo.

La belleza del animal hizo que la diosa Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, fuese representada con cabeza de gato.

Para los antiguos griegos, el origen del gato se remontaba a Artemisa, diosa de la caza, que había dado vida al gato para poner en ridículo a su hermano Apolo, que previamente había creado al león para asustarla.

En la tradición Celta, se relata que las brujas consideraban como sus mejores amigos a los gatos erizados, en especial los de color negro. La bruja utilizaba a su gato como su sirviente, mensajero o secretario y también se decía que era alguna persona transformada por un conjuro. Por otra parte, los celtas creían que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas.

Se dice que si un gato negro se cruza en el camino de una persona (especialmente en la noche de Halloween) de derecha a izquierda o viceversa es un vaticinio negativo, y que pierde este perfil de maldad si tiene una mancha blanca en alguna parte del cuerpo, ya que se creía que

ésta era la lágrima de Dios. La suposición dice que al cruzarse el gato en el camino, ayudaba a la bruja a perjudicarlo e interrumpir sus proyectos; también se creía que podía ser la bruja misma, que convertida en gato podía descargar todos sus conjuros contra el infortunado mortal que había osado cruzarse en su camino.

El antídoto para contrarrestar la mala suerte cuando esto sucede consiste en dar siete pasos o saltos hacia atrás, de espaldas.

Estas creencias relacionadas a las actividades nocturnas de los gatos, sirvieron para considerarlos una encarnación diabólica, resultando en que las personas relacionadas con la brujería y los gatos fueran igualmente perseguidas.

Los gatos llevaron una existencia placentera hasta que la Iglesia intervino hacia mediados del siglo XIII, cuando comenzó una terrible persecución contra ellos, porque los consideraban símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas.

La Iglesia alentó de tal forma el exterminio de los gatos que incluso se mostraba como espectáculo la quema de estos inocentes animalitos en las hogueras de la noche de San Juan.

Pero como todo tiene sus consecuencias, fue tanto el aniquilamiento de los gatos que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, murieron más de veinticinco millones de personas, ya que apenas quedaban gatos para luchar contra la plaga de ratas, principales propagadores de la enfermedad.

Afortunadamente, a partir del siglo XVIII el gato logra recuperar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores, sino que su belleza lo hace protagonista de diversas obras de arte, especialmente esculturas y cuadros de la escuela inglesa.

La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca, dio lugar a que en las supersticiones relacionadas se le considere representante de la mala o la buena suerte, según la circunstancia o lugar en donde se encuentren.

En Gran Bretaña e Irlanda, los gatos negros conservaron su imagen de buena suerte. En Escocia, un gato negro extraño en la entrada de la casa es símbolo de prosperidad. En Italia, desde hace cientos de años se cree que si un gato negro se pone en la cama de una persona enferma, esa persona morirá. Hace muchos años en Inglaterra, las esposas de los pescadores mantenían gatos negros en sus hogares mientras sus maridos salían al mar en sus barcos de pesca, creyendo que evitarían que ocurriera algún peligro a sus maridos durante el viaje. En otras culturas como la checa, la rumana y la india, una de las supersticiones más extendidas es que los gatos negros que cruzan la trayectoria de una persona, representen mala suerte, a pesar del hecho de que estas regiones nunca fueron afectadas por cazas de brujas. En algunas regiones del sur de Estados Unidos todavía se piensa que, si se permite a un gato acercarse a un cadáver humano, una horrible desgracia caerá sobre la familia del difunto.

Finalmente, la presencia de gatos en casa da varios grandes goces a los humanos, sin importar el color de piel de los animales o su sexo. Por lo general las gatas son grandes cazadoras, siendo que los machos resultan más territoriales. La empatía que los humanos puedan sentir por ellos también beneficia a las personas humanas, además de que los gatos mantienen libre de plagas el entorno, generan una intimidad casera que ningún otro animal doméstico logra dar tan bien como el gato.

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