Diciembre 2016 AĂąo 5 ejemplar n o. 29
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FALTA ALGO Alejandra Inclán Veracruz, México Un abrazo nunca es suficiente en cada despedida. Una se queda con un dejo de que falta algo. Y tal vez no sea más que ese amor que nunca se puede expresar con suficiente fuerza, o con palabras intensas. Siempre en cada despedida, faltará algo. Quizás sean unos minutos más, quizás dejar pasar el bus y rezar porque surja en siguiente, que dudosamente aparecerá. A veces vale la pena el riesgo, aunque esa parte vacía permanecería aun cuando me quedase a dormir en tu casa y me despertaras de madrugada, para correr al trabajo que me distrae, pero que no llena la sensación de que algo siempre falta. Te diría "créelo", mas qué caso tiene, si a ti te pasa eso, aunque te distraigas, también cargas el mismo dejo.
Así es el amor cuando los corazones se intercambian partes y no saben vivir con tranquilidad si esa persona no está, o sabes que se separarán, por horas, a veces por días. Lo cierto es que te extraño, y sólo se extraña lo que amamos, lo que disfrutamos. Eso nos pasa, nos extrañamos al estar lejos y al estar cerca, al darnos la bienvenida y al decir la despedida. ¿Por qué crees que nos ocurra esto? Si lo digo parece que limito el sentimiento con las palabras, aunque sólo con ellas podemos acercamos a darle forma a lo inexplicable, a lo que de manera sencilla, le damos el nombre, de amor.
OTOÑALIDADES América Guerrero González México Ave noctívaga desorientada en oscura calle… angustia. Destempla los sentidos acompasada melodía, habla de amores extraviados orgullo, soberbia, odio e incomprensión. Mis pies y alma desnudos sobre arena; el mar me ciñe. Mi piel reclama tu piel, tu sangre. Musito cabizbaja la cadencia musical. Luna y polvo de estrellas se cuelan por la ventana, luna de otoño; luna gigante. Espero al ave noctámbula. Me posee la melancolía… soy rosa con espinas; ya no funciona mi ritual de amor… Siento que no respiro y un dolor incontrolado.
Me arranco la piel ante la necesidad de abrazarte. Insomne llegas y te marchas, pasajero del mundo. El viento mece mi sueño; la lluvia traspasa el deseo y brota la palabra terca en este poema sin destino. Monótono ritmo procaz de vibración sonora… lejana; lo trae el viento otoñal. En este tiempo sepulturero.
INDIGNACIÓN América Guerrero González México El viento remolinea tierra y basura, se agitan las frondas de los árboles sin compás, de un lado a otro, caen gruesas gotas de lluvia, de un momento a otro se trasforma la noche, la noche cálida desaparece, viene un remedo de tormenta y cesa. Son los efectos del “Niño” dice la gente, el “Niño”, la canícula, como la canción “verano peligroso…”, los pequeños con popocha, las mujeres embarazados cuidándose del zika, los zancudos reproduciéndose al mil, cuantas calamidades vienen en estos días, las plantas están trastornadas muchas han floreado en julio, se les retrasó la primavera. Despunta el día, muy temprano sube el vapor de la tierra y potencia el calor. Fue en una parada de autobuses cuando lo vi, voltee varias veces pese a ir manejando, parecía como si le hubieran caído cien años encima, pero sí, era él, sumergido en su vastedad, esculcando su vacío, bajo su apariencia de anciano. Sobre sus hombros caídos pesa la conciencia de guerras perdidas, deseos de subsanar su pretérito imperfecto. Deambula en solitario cual papel en remolino de viento. Hace 15 años lo conocí, era joven, vivía con su madre en la primera calle del fraccionamiento, en ese tiempo yo tenía el cargo de Delegada de la colonia, así que hacia visitas a los vecinos pidiendo apoyo para cualquier actividad que tuviera en puerta.
Su madre era una mujer menudita, madura, muy agradable, ella me atendía cuando tocaba a su puerta, su hijo tenía que trabajar. Pasó el tiempo, terminó mi cargo y dejé e visitar a los vecinos, la recordaba y pensaba que ahora era muy feliz, su hijo se había casado y ya tenía nietos que le alegraban la vida después de vivir tan solita. No hace mucho pregunté por su salud a otra vecina, me dijo: que atrasada está usted de noticias, no sabe que la Sra., murió hace muchos años _ no lo sabía, por eso pregunto por ella, cuénteme, no supe del velorio, _pues como iba a saber si se murió en la casa de su hija, fue todo tan rápido, dicen que la pobre murió de tristeza, se casó el hijo, la nuera no quería que ella viviera con ellos, prácticamente la echó de la casa, a la semana murió y poco tiempo después la hija.Con razón ese hombre tiene aspecto de anciano, camina encorvado, con la cabeza completamente blanca, denota amargura, infelicidad, cansancio, agotamiento, se ve exhausto, es el pago por haber empujado a su madre a la muerte. Hoy tal vez quiera volver al ayer, lleva intrínseco el miedo al tiempo, a la muerte, tristes son sus días, lo atormenta no tener salvación por sus pecados. ¿Quién define el final?, estoy lejos de verlo, ¿saldará sus cuentas con el dolor que reflejada su rostro? Camina por las calles llenas y él se encuentra vacío. Vivimos dentro de un reloj, el tiempo vuela sin darnos cuenta, a pesar de estar conscientes de ello, no le damos importancia.No sé si seré condenada al reloj de lamentaciones por husmear en la vida de otros. Pero me indignan acciones como ésta.
DESDE LA HOGUERA Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México Encienden la tea y admiro el humo, disperso y disuelto, observo su escape. Puedo visualizarlo colorido y sólido, cristalizado como un arcoíris distante. El humo está vacío, se eleva en espiral y va perdiendo consistencia, como miles de espíritus sufriendo, queriendo permanecer constantes, eternos, emitiendo gritos huecos, estrellando sus rostros en paredes y creando relieves perturbadores. El humo es engañoso, miente, cuando abraza asfixia, te ahoga, provoca alucinaciones pero te ciega, el aire sabe a fuego y la garganta arde. Escucho lamentos y voces átonas, invocando a presencias celestiales, ángeles que rescaten mi alma pecadora. Ya no escucho mas que brazas, mi cuerpo ha quedado inmóvil. aún no lo sé, pero en unos años, seré mártir y estandarte.
DESEOS DE PERDERLA Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México Al pie de los silencios permanezco atento, Cuido las raíces que brotan del suelo, Hojas secas se vuelven brújula etérea, Forman espirales que se esfuman Invadiendo la calma, poseyéndola, Para posteriormente raptarla. Los puntos cardinales la seducen Desorientando su cadencia. La arrullan silbándole al oído, Confundiendo las memorias, Queriendo rastrear espectros Que no desean ser recordados. La calma vacila extasiada, mareada, Después de ingerir un elíxir vibrante, Capaz de hacer aflorar la verborrea, Incoherencia mística que se desvive Y que entumece la lengua, Pero que despierta las historias. La serenidad sigue siendo atractiva, Coquetea con los labios y la mirada, Viaja entre voces coloridas Y se estrella en curvas emocionales Permeables y deseosas de atención, Vehementes y abiertas para perderse, Y perderla a ella... A la calma.
LETRAS VULNERABLES Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México Ella recibió mis letras en una libreta roja con portada plastificada en la que mis palabras quedaron sin voz pero superaron a mis temores. Ella conoce mis primeras líneas carentes de coherencia, dominadas por un pulso vacilante y tal vez queriendo mimetizarse con los versos de idilios ya impresos y palpitantes que deambulan antes de que amanezca. Ella desconoce que yo cerraba los ojos y comenzaba a mecer mi mano derecha como si llevara la batuta al frente de una sinfónica, así me inspiraba a momentos para después arrastrar la pluma sobre el papel sediento de tinta y hambriento de desvelos. Ella dormía mientras yo apagaba la luz de mi rutina para imaginar que su cabellera y su sonrisa viajaban emocionadas hasta colocarse tras una flama que proyectaba su aura y acercaba su boca a mis ojos... Quietos, que no sabían aun como desnudar a una mujer pero que acariciaban deseosos sus manos, sus oídos, su piel aún inocente. Posee mis palabras, las que quise pronunciar con mayor osadía y que encerré entre renglones que aprisionan emociones. Quise ser bohemio e ilusioné a la musa, provoqué ansiedad en ella y quizá reaccionó cansada de esperar, respondió con una breve mirada y una sonrisa difusa de gratitud irónica. Resentimientos, dudas se conjugan en algunas noches en las que el vino me acompaña y me siento desprotegido, desnudo ante su recuerdo, sabiendo
que conoce lo que sentí por ella, y me descubro vulnerable cuando lee o recuerda a ese ingenuo que rozó su hombro mientras trataba de explicarle fórmulas numéricas, a ese torpe que convirtió cinco segundos en eternidad para decidirse a besar su mejilla y que lo mas que logró fue llevarla de la mano una noche de música en la que ni si quiera se atrevió a bailar con ella.
EL REGALO DE ESTELA Antonio Fco. Rodríguez Alvarado Veracruz, México Esa mañana recibí el telegrama de mí tío Augusto, en el que me informaba que me dejaría todos sus bienes al morir, con la condición de que mi hijo se pareciera físicamente a mí. La fausta noticia, me era por demás… infausta. Mi anciano tío, nunca se enteró de que yo era estéril de nacimiento. Él siempre me prefirió a mí, despreciando a mis dos hermanos por ser un consumado ateo y homofóbico. Pedro, mí hermano mayor, había elegido ser sacerdote, y Ricardo, el menor, fue corrido vergonzosamente de la casa de mis padres por ser un homosexual. Mis pensamientos entraron en conflicto, por un lado, anhelaba el sentirme dueño de tan grande fortuna, y por otro lado, estaba consciente de que era algo imposible para mí. Me fui a dormir, sin lograr pegar los ojos toda esa larga noche. Soñaba despierto visualizándome como todo un magnate. El reconocer que no tenía la condición requerida, fue como una gran pesadilla. Temprano, en el desayuno, Estela, se preocupó al ver mí semblante. Le leí el telegrama. Me sugirió que le respondiera la verdad a mí tío. Le expliqué que lo conocía muy bien y que él no daría marcha atrás. Ella trató de consolarme diciendo que realmente no necesitábamos más de lo que ya teníamos. En parte tenía razón. Recuerdo muy bien cuando ella y yo nos conocimos. Sus padres habían comprado un rancho
pegado al nuestro y, muy pronto nuestras familias hicieron una gran amistad. Desde el primer momento ella y yo nos gustamos. Salíamos a pasear, a algún baile del pueblo, o simplemente platicábamos. Yo construí, del otro lado del turbulento río que atravesaba nuestros ranchos, una pequeña casa de madera, adornada de hermosos rosales que le gustaban a ella. El día que mis padres corrieron de la casa a mi hermano Ricardo, sentí que se rompió la armonía familiar. Pedí la mano de Estela a sus padres, y ella y yo nos fuimos a vivir a mí propia casa. Regresé del viaje de mis recuerdos, le di las gracias a mí mujer y, proseguimos nuestras vidas. Algo en mí… había cambiado. Pasaron más de dos semanas y, aún no había contestado el telegrama de mi tío Augusto. Yo enfermé de nervios, de hiporexia y disomnios, se me dificultaba concentrarme en la rutina de mi trabajo. Estela se daba cuenta de ello, y se afligía por mí salud. Una de esas noches no aguanté más y le dije: -¡Y si te embarazaras! ¿Cómo? si sabes bien que eres estéril. Fue su respuesta. Insistí: No sería de mí, sería de uno de mis hermanos. ¡Qué… estás loco!, ¡No…! volví a insistir. Piensa que no tenemos hijos. Que infinidad de veces hablamos y soñamos en tenerlos sin saber que yo estaba imposibilitado para ello. Ahora, que si tú te embarazas, será tú hijo, y será de mí misma sangre. Ya no estaremos solos, tendremos un hijo al cual querer y que nos haga compañía.
Estela, pareció ceder ante tal razonamiento. Empero, preguntó: ¿Y cómo piensas realizar esto? Te lo diré después. Días después, le entregué dos cartas y le dije que eran para cada uno de mis hermanos, que en ellas yo les rogaba que nos apoyaran en la dicha de tener un hijo. La acompañé al tren y hechos un mar de lágrimas nos despedimos. Un mes después, la fui a recoger a la estación. Ella ya no era la misma. Portaba un semblante lívido, había perdido la sonrisa y, el brillo de sus ojos. Nunca comentamos lo que había sucedido. En ese momento entendí que yo le había partido el alma. Qué todo ese sacrificio lo hizo por amor a mí. Ya nunca más tuve el valor de verla a los ojos. Se volvió primeramente taciturna, y después entró en una severa depresión. Varias veces la sorprendí llorando y ella trataba de disimular su pena y su dolor aduciendo que le ardía la mirada. Nunca le dije que se me quebraba el alma al verla sufrir. Estaba arrepentido de mi maldad y de mi avaricia, del dolor que le provoqué a ella. Me sentí más sórdido y desgraciado que nunca. Ya todo era inevitable. Un día, la vi en el puente con la mirada perdida, intentando lanzarse a las aguas del turbulento río. Me vio, y al acercarme reaccionó y siguió su camino. Finalmente, presentó sus dolores de parto. Fui por un amigo médico. La atención se dificultó por el gran tamaño del producto, el que finalmente nació llorando a todo lo que daban sus pequeños pulmones. Me acerqué a Estela, la cubrí de caricias y
besos, le presenté a la criatura. Ella viéndola con una triste sonrisa, le musitó: ¡Perdóname! ¡No pude más!, abrazando a ella y al bebé les pedí perdón a los dos. Estela estaba débil por toda la sangre que había perdido. Cuatros días después, dejó de existir. Cada aniversario de mí hijo, llegaba un regalo, con una carta de felicitación, de parte de mí hermano Pedro. Pasaron los años, los cuales me entregué en cuerpo y alma a mí hijo. Él era inocente de todo. Él era la razón, que me mantenía vivo, era el regalo que me entregó Estela. En ocasiones, cuando sentía sobre la cabeza el peso de la enorme lápida de mi maldad, lloraba y me insultaba a mí mismo. Otras veces, cuando mi depresión me empujaba casi al suicidio, iba río abajo, hasta un recodo del mismo, en donde sus peligrosas aguas formaban un remolino, cuya vista me hipnotizaba, y cerrando los ojos me acordaba de mi hijo, para evitar lanzarme al abismo. Ya de mayor edad, mi hijo me preguntaba el porqué seguido estaba yo triste. Inventé que tenía un mal incurable, que en efecto, sí era cierto…tenía el alma deshecha. De la fortuna heredada, nunca tomé nada para mí. Pedí que se la entregaran a mi hijo una vez que yo estuviera muerto. Tuve la enorme felicidad de verlo graduado con todos los honores. Físicamente se parecía mucho a mí, pero lo más maravilloso es que tenía un corazón igual al de su madre. Le pedí que fuéramos al cementerio a
compartir esta dicha con nuestra amada Estela. En lo que él buscaba agua para el ramo de rosas que tanto le gustaban a ella. Le dije a Estela que yo sentía que mi misión con nuestro hijo, había llegado a su fin y, que ahora, iría a alcanzarla a ella. Era una fría mañana, me levanté antes de que mi hijo se despertara, corté la más hermosa rosa del jardín, me puse un grueso abrigo y camino al río lo fui llenando de piedras...
INOCENCIA INTERRUMPIDA Bernarda Navarrete Argentina ¿Qué haremos con Matías?... ¡Diez añito apenas!... Su niñez interrumpida inhalando por las calles con la bolsita escondida, arrebatando enojado lo que no le dio la vida. ¡Pobre niño sin caricias! sin manta cuando hace frio sin juguetes… y para su hambre solo pan amargo y miedo indiferencia y de todos… comentarios despiadados. ¡Qué culpa tiene el chiquillo fue hecho de nueve lunas como tú, como yo, como todos, a él no lo alumbro ninguna y solo tiene diez añitos y carita de hombre viejo pero su llanto es de un niño de inocencia interrumpida.
Qué hacemos con los Matías que emergen día tras día, van creciendo como pueden en un mundo de rencores. Pero estamos los mayores ocupados, o ausentes ¡Es que ya los argentinos no nos sentimos hermanos? ¿No se les enseña a los niños nuestros valores humanos? Parte de una generación… vaga como perdida ¡Por favor! Que alguien despierte… Avísenle, que nuestros niños van hacia la muerte… ¡Por Favor! ¡Que alguien despierte!
LETRAS AL VIENTO Bernarda Navarrete Argentina Hoy quiero escribir al viento… no al viento feroz y oscuro a ese que tanto le temo… Sino, a ese viento liviano que vuela… por los caminos por esos campos tranquilos en busca de otros paisajes. Quiero pedirle su vuelo quiero pedirle la magia de su invisible mensaje. Hoy quiero escribir al viento… el que vuela adormecido acompañando a las almas que viajan hacia el olvido. Quiero que le ponga música con ese silbo bajito a las letras que le escribo nacidas del corazón… Quisiera que tu las lleves por los campos en silencio Así… como una oración. Llévalas amigo viento en tu armónico violín prendidas al diapasón Llévalas amigo viento porque en esas simples letras también va mi corazón
“el arte de la vida es un ensayo que mucho se ensaya y poco se aprende” Alfonsina Estorni
MI AMADO MAR Bernarda Navarrete Argentina Me llevo de tu playa, amado mar un poco de tu sol, arena y sal prendidas a mi piel y en el recuerdo… en tus aguas la luna reflejada. Me llevo el murmullo de tus olas guardadas muy adentro de mi alma y toda la belleza de esta calma donde con migo misma puedo estar. Me llevo el infinito de tu espacio… inmensidad de esmeraldas destellantes donde onduladas olas, estiras y contraes donde mar y cielo… se funden por instante. Llevo el sabor salobre de tus aguas… prendidas en el alma y en la boca será mi piel un ramo de arrebol como las nubes tenidas por tu sol. Dejo para vos… aquí gravado mis versos que he escrito tan serena se que vendrás muy pronto… ¡en su búsqueda! me dejaras besos de espuma y sal en la tibieza de la arena
OLVIDASTE QUERERME Deorinda Vallecillo Guerra España Valladolid Para el día internacional contra de la violencia degenero,
Me ha preguntado mil veces por que me haces tanto daño, donde están tus promesas y tus juramentos falsos. No te quiero y yo te quería, miedo me da de pensarlo, tus voces, tu mano alzada tiempo costara olvidarlo. Cuando pases por la iglesia allí está el Crucificado, si tienes valor, cobarde, dile, si te ha perdonado. Yo perdonarte no puedo, mis ojos tristes del llanto que me sentido paloma, teniendo un buitre a mi lado.
Ahora, que ya vuelo sola fuera de tus toscas manos, y me siento otra vez mujer, que triste, no recordarlo. Los hombres que no valoran el cariĂąo y los abrazos y lo devuelven a golpes como a las reses marcarlos. Que lo lleven en la frente, y que nadie vuelva amarlos.
Coatza también es Caribe Guadalupe Martínez Bernal Veracruz, México Coatza también es Caribe porque el mar es uno porque los peces nos unen Coatza también es Caribe porque la gente sonríe al bailar porque el sol comparte su bondad Coatza también es Caribe porque el verde tropical hermana los litorales porque las seis letras de ambos son evidencia del origen de las olas y la vida Coatza Caribe Caribe Coatza Coatza Caribe
MIENTRAS DURE GUILLERMO A. GHENO HEREDIA VERACRUZ, MÉXICO Te dejo los pulsos de mi asombro sobre tu cuerpo de soles vestido tardes de carbón que llevan al hombro trazos de un monte oscurecido Te dejo escondido mi aliento en las aguas donde nubes reposan en los rizos húmedos que el viento de esmeralda la sonrisa mojan Te dejo mis pasos de peregrino esos que de pradera salpicados emulan de los vencejos el trino y en cantera blanca son guardados Te dejo cavilaciones perdidas
en el oleaje verde que circunda por esas montaĂąas tan encendidas y noches donde la ausencia cunda Te dejo en roca mi voz cautiva en donde nadie perturbe tu gloria te llevarĂŠ conmigo tan altiva mientras dure lĂşcida la memoria
ORFANDAD Isidoro A. Gómez Montenegro. México Quedan ruinas… albas, auroras. “Dulcia inquina aura” Jardines negros de lluvia… La noche abstracta, aúlla tu nombre… ¡GUERRA! Por cada huérfano en el mundo… no se despliega la luz de la mañana; no hay casas, bosques, tampoco pájaros… Sólo lágrimas, días impredecibles llenos de sombra. Reacción irascible del hombre en guerra; niños muertos en las calles. No existen árboles, ni luz “La violencia impera” Se bebe la soledad en las calles… más los recuerdos. Duerme agotado el sol, exhausto camina detrás del horizonte. Se esconde un niño, lleva un caramelo… ¡Cuántas madres vestidas de luto y cicatrices de piedra en el rostro! Padecen antiguas guerras del cielo y silenciosas batallas de ocasos. ¡DIOS! A Ti clamamos… Evita… la pólvora encendida, la caída de nidos,
el dolor de cada madre, las alas de costumbre de detentadores del poder. No seáis esclavos del rencor, odio y contienda. No compartamos cálices ni ostias. Nuestro Cristo llora por la sangre derramada en siglos. Que la luz del rostro del hacedor del Universo se encienda, para los hombres de buena voluntad. Éste poema causó antología en el libro “Los niños de Siria” en Isla Negra compilado por Alfred Asís.
Es de ti y es de mí. José Flores. Larkspur, California. Es de ti y es de mí, dos lenguas unidas en un alma aneja que se reencuentra. Es de ti y es de mí, caricias furtivas arrinconadas en el lecho eterno. Es de ti y es de mí, besos insólitos acompasados con el andar sereno. Es de ti y es de mí, mirar el horizonte pensando en los dos y suspirando tu nombre. Es de ti y es de mí, risas a bocanadas escuchando simplezas mientras vamos de la mano.
Es de ti y es de mí, tomarnos de la mano y caminar sin entre calles empedradas. Es de ti y es de mí, escuchar nuestras voces por las mañanas llenas de somnolencia. Es de ti y es de mí, mirarnos a los ojos y decir te amo en el silencio nuestro. Es de ti y es de mí, escribir sentimientos y recuerdos infinitos de noches perpetuas. Es de ti y es de mí, colectar canciones que hablan de ti y que hablan de mí. Es de ti y es de mí amarnos hasta el tiempo se detenga en nuestros pechos.
Devolución del Tiempo José Flores. Larkspur, California. He sabido por los rumores de estas paredes añejas que tus pasos han retornado, tu risa acariciando los cuadros y recuerdos colgados como arena en el reloj de tiempo y destino. ¿Cuántos años han pasado? En esta tu ausencia frívola, en este sotavento que carcome y mi memoria senil te atrapa entre los telones de esta carpa donde nuestra historia se contaba. Éramos niños del tiempo amorfo, jóvenes aventureros de jeans con sus sueños amotinados, entre los gritos de libertad y un mundo frente a sus ojos que reían sus disparates. Esos fuimos Tú y Yo, jóvenes viejos de mirar profundo, acariciando a la hermana blanca sin preocupación a molestarla, riendo al futuro incierto pero con la esperanza de abrazarnos.
Hoy después del tiempo; después de tormentas y revoluciones, nuestros pasados se amotinan recopilando uno a uno los besos y abrazos encallados, guardados, en estos labios y brazos abiertos. Seamos los ladrones del tiempo, aquellos que lleven el botín arrendado en el segundero colgado de este arenal que se revela para tomarnos de la mano y continuar nuestro camino al cielo.
Arribo a tu Memoria José Flores Larksur, California USA “Arribo a tu memoria” Con la suavidad de un beso, Depositando en tu frente Mi aliento de bohemio”…
Toma Mi Mano. Autor: José Flores. Larkspur, California. Toma mi mano y aminemos juntos, dejemos el pasado y presente atado en un compendio de letras arrumbadas en el umbral del tiempo y la soledad. Viajemos juntos a ese mundo donde tú y yo somos felices, allí donde cubres mi desnudez con tus labios tiernos y dulces. Ven amor eterno, esculpe con tus manos de mármol esta áspera corteza que me envuelve esta roída coraza de tiempo y polvo. Ven amada amazona, arrebata el corazón de mi pecho y úngelo con tus besos que derrotan mis guerras. Ven amada azucena, ven y acaricia mi vehemencia que sepulta los libros escritos con retoricas frases.
Ven y da cordura a esta demencia que escribe sus letras hablando de ti de tus labios, de tu cuerpo. Heme aquĂ bella sirena postrado en esta playa esperando tu arribo y viajar a la profundidad. De este mar atormentado, donde dejas la calma y mis carnes apaciguan su trementina austera. Ven amada mĂa toma mi mano y caminemos al horizonte para perdernos en el viento. Fin de la conversaciĂłn
A MI MADRE AUSENTE. José Luis Yépez Sosa Veracruz, México Mamá, y cómo es por allá? Encontraste a Mirna? A mis tíos y a mis abuelos? cómo están los primos? Perdona tantas preguntas, abonadas por el triste sentir de no tenerte En este lánguido camino de oscuridades, al final de la vereda de tu vida diáfana, te veo tan hermosa y feliz, que temo que mi voz ansiosa te despierte de tu eterno sueño. Sé que no puedo ver lo que tú miras, más puedo sentir lo que me dices, en la callada manera que en mi cotidianidad te manifiestas, con esa flama luminosa que en mi corazón arde por siempre.
“CLARIDAD” José Manuel Ambrocio Veracruz, México Existe una luz en mi interior, poderosa, fuerte, deslumbrante, que se vierte a través de mis ojos haciendo un viaje maravilloso, recorriendo mis nervios, recogiendo trozos de mi alma, sacando los sentimientos más puros, llegando después de su viaje, a mis manos, para escribir, para expresarse de la manera que me gusta, la palabra escrita. La poesía nacida de esta luz es necesaria, necesaria para acabar con el acíbar de la vida diaria, dejar a un lado el tedio, al menos por el momento, ese espacio breve, fugaz, que dura la lectura de la misma, y que puede llegar a ser tan satisfactoria, para endulzar nuestros momentos, solo lo justo, para darnos ánimo y continuar con nuestra carga. Será este intento de poesía el adalid que necesitamos, para combatir el denuesto de personas non gratas, de lo que de diario somos mudos testigos, la degradación del hombre, la pérdida de valores, de la unión familiar inestable o el impío embate de la falsa información, falsos valores.
Sea pues la poesía el único vehículo que conduzca esa esperanza en nosotros mismos, la que transporte ese aliento fresco que nos hace falta, demos a la poesía el valor que tiene, arrópala, cultívala en la medida posible, que no falte, que no muera, pues el día que eso pase, no habrá vuelta atrás, seremos gente sin alma, seres vacíos, una envoltura sin sentimientos…
SILENCIO María Luz Olivares Aldana Veracruz, México ¿Dónde estás? Silencio, solo silencio espirales de humo; si soy murmullo de agua en roca indiferente. ¡Dime! … ¿Por qué hoy no estás en mi presente?. Busco en la cartera la foto que no encuentro solo esta en la mente desvanecida por el tiempo. ¡Dime! … ¿Dónde estás? Silencio, solo silencio porque no te encuentro…
RASTROS DE RECUERDOS. Maruca Rodini Argentina Sólo queda en el silencio la infancia que ya fue, fueron momentos bellos donde rastros quedaron. Son huellas de los recuerdos de una niña con trenzas amarronados sus ojos y cabellos castaños claros, en el espejo parece verla coqueteando su arreglo. En la señal de la remembranza hay un signo del pasado, volando va el tiempo o con pasos agigantados, su imagen permanece con la esencia de su cuerpo. La niñez y la juventud todo resta en la memoria quedando en el corazón mientras la vida sigue arrastrando los recuerdos, lo medito en el silencio sobre un lienzo de imaginación dejándolo en poesía .
VESTIDA DE PLATA. Maruca Rodini Argentina Se ve tan cercana, -pero está lejosen su órbita azulada mientras gira en silencio. Me apasiona el alma donde refleja belleza reinando la bóveda llena de estrellas, sobre el circulo en la noche serena. Bailan las sombras cubriendo las grietas dormidas, mientras el aire tibio la mima a la luna .vestida de plata-. Se desplaza humedad atravesando el umbral con la ventana entreabierta donde baila la luz en el ambiente con ilusión de alcanzarla y tomarla en mis manos, sólo –para acariciarla-
VOLVERAS Miguel salvador Rodríguez Azueta Veracruz, México Solo en un día, solo un segundo para marcharte, gritando que lo nuestro nunca debió ser. Maldiciendo la hora de nuestra unión. Te vas sin decir adiós, lo siento por ti porque solo yo sé: Que volverás a tocar la puerta de mi amor y sabrás que la última abierta tu egoísmo la cerró. Decías que fue lo nuestro una equivocación, que ya no fui lo que tu mente imaginó. Demasiado tarde para el olvido, de esa unión la semilla brotó. Te vas , pero yo solo sé que: Volverás a tocar la puerta de mi amor y sabrás que la última abierta tu egoísmo la cerró. Solo un día, solo un segundo para encontrar mil defectos que antaño de virtudes me vestías. Solo un día para decidir tu destino y saber que lo nuestro no era tu camino. Como hacerte entender que este juego no es mi juego, que no soy tu peón ni tu alfil. Que de mi vida ya no eres dueña, que me da pena, cerraste las puertas que un día estuvieron abiertas, para ti.
EPÍGRAFE DEL VIENTO Nilda Acosta Argentina Embrión creciendo con absoluto misterio en una matriz de letras. Hijo parido de voces. Dorso tallado en la huella digital de la memoria. Epígrafe del viento. Génesis de la vertiente en la preñez de la eternidad. Coraje y renovación del águila en dolorosa victoria. Apretadura filosa en la garganta de la libertad. Y en el epílogo de tus hojas en blanco el milagro de mi nombre germina en tu espalda. Huele a libro. Los árboles se vuelven pájaros abrazando en polen y semilla el surco de los sueños. SENTENCIA DEL TIEMPO Nilda Acosta Argentina Anoche bebí de su recuerdo y embriagada de nostalgia fui al encuentro del destino. Una predicción mágica nos encendió la piel. Un silencio de semillas rojas nos desgranó el corazón. Nuestro amor, fuente sagrada no concedió la eternidad
ni el vaticinio de su adiós. Mi pena es un laberinto de cristal un aleteo de mariposa una estocada de ternura un sembradío de estrellas. Tal vez me demore en aquellos ojos y entre versos interprete el presagio de sus sueños. La memoria del mañana marcó las cartas. Los harapos del pasado dictaron la sentencia. EL GRITO Nilda Acosta Argentina Llevo conmigo un quejido arisco en la espalda una cruz de abrazos, aliados habitantes de la noche. Llevo en la garganta un grito dormido de azahares un follaje de ruegos silenciosos una identidad alborotada entre el halcón y la paloma. Llevo miradas que balbucean un pacto con mi sombra un tatuaje indomable de estrellas quejosas. Llevo conmigo la palabra un coloquio de pájaros que atraviesan la tarde. Llevo un gruñido ronco una protesta, un griterío de sueños el ruego de una ciruela madurando bajo el sol un clamor de piedra con sabor a pan y el crujido de una rosa adormecida entre los libros.
FUEGO Y HUMO Ramón de Jesús Hernández olivares Veracruz, México Hoy por la mañana el sol ha besado mi espalda, y mis sueños envueltos en maraña cobijan tu imagen dañada. Esos fuertes dolores en mi pecho son amor y desamor al mismo tiempo uno ríe, otro llora. ¡Cuando cantan los cuervos! Trato delinear con frases bellas tu nombre, en el diario oculto que gime en su escondite elegido por mí al caer la noche. Soy el intruso de tu pasión aroma de tus besos autistas, calor en venas de torrentes ocultos en las mañanas ausentes. Soy fuego en tus danzas y humo… ¡Cuando callas!