Febrero 2017 AĂąo 5 Ejemplar No. 31
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FRAGMENTOS Alejandra del Valle Abraham Argentina Quedó solo entre notas agudas de un llanto desesperado. Quedó solo negando la ausencia de unos dedos que lo acariciaban cada mañana. El polvo es su nuevo vestido de gala. Tristeza de unas notas blancas, enojo de unas notas negras, soledad, impaciencia... silencio... solo se escucha el rumor del vacío y la negación del viento. (A.A.) Voy hacia ti descalza y con mi pelo suelto. Voy caminando lento a paso seguro. Sé que esperas. Llegaré vestida de otoño y al cruzar tu puente verás mis ojos de agua hablar. Me internaré en tu bosque para renacer en un claro cuando la luna haya llegado al punto justo de la exacta noche. Y entonces seremos. Seremos los dos: uno en el otro. Una sombra vestida de estrellas, un grito que será eco, y el universo sabrá que llegó nuestro tiempo. Entre las hojas inacabadas de mi libro te encontré. Estabas ahí, a la espera, entre letras amontonadas en el silencio de una página no escrita aún. Cada espacio va cobrando sentido a medida que la tinta se desplaza queriendo significar un momento. Cada signo empieza a decir y a ser interpretado. Cada línea llena el tiempo que vamos construyendo, un tiempo infinito como la posibilidad de las palabras por decir que todavía no se han dicho...
Ángeles de fuego enredándose en un beso. Manos que arden y gritan un te quiero. Ojos que nublados centellean la emoción. Ángeles de fuego enredándose y desenredándose, confundiéndose, haciéndose una llama sola, un brasa breve en el espacio del encuentro. Ángeles de fuego en un día de viento recio que queman el alma en un incendio perpetuo... Dejaste olvidado tu perfume entre mis manos. Ese aroma borracho de ti, que podría reconocer entre todos los aromas del tiempo. Te quedaste en cada fibra, en cada milímetro de aire que respiro. Dejaste olvidado tu perfume entre los pliegues de mi sombra. Huelen a ti mis pensamientos y mis sueños. Dejaste olvidado tu perfume, pero ¿fue olvido o acaso lo hiciste a propósito?.. Ven me gritaste extendiendo tu mano rugosa. Ven repetiste y tus ojos se apoderaron de mi alma. Ven susurraste envolviéndote en mi ser. Atrapándome con tus ramas y raíces. Llenaste mi regazo con tus semillas, y un huracán de pasiones se internó en mí. Estalló en mil destellos la luz y de mi interior en un remolino de crepitantes llamas crecieron hojas y raíces extendiéndose por todo mi universo: poco a poco nació un capullo y, cuando cayó la primera gota del rocío, una flor amarilla gritó tu nombre. Se alza tu silencio ante mí, fuerte, orgulloso, aterrador, como una catedral antigua se levanta imponente. Mi alma desesperada se pierde en ese angustiante laberinto de palabras no dichas. Mudos sentires deshacen lágrimas en mis ojos. Estoy encerrada entre muros de mármol, madera que huele a años y luz que opaca el día. Silencio hecho catedral. Silencio y nada más.
TIBIO ALIENTO América Guerrero González México Con tus versos amé, volé y soñé… Conocí lugares mágicos con tu poesía. En el beso del sol a la luna acariciémonos el alma. En vínculo mágico y quimera lunar demos libertad al espíritu. Levemos velas con versos y hagamos el amor sin tocarnos, sólo con el tibio aliento de la palabra; sin manos ni piel. Esgrime la pluma, regálame la noche antes que el alba encienda. En ofrenda de amor silenciosa develemos los secretos; seamos poema… pasión. En danza etérea de musas remontemos madrugadas sobre lomos de unicornios rodeados de hados. Salta a la estela surca el infinito. Probemos encontrarnos en el mar movedizo y perdámonos en las estrellas. En clímax de silencio hagamos del poema un brindis… bebamos vino, embriaguémonos de egos y sigamos sin ellos.
NO VOLVERÁ A SUCEDER Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México El momento que mas me agrada después de tener sexo con alguna de mis amigas, es en el que me dicen -Esto no volverá a suceder-, a partir de ahí sé que debo hacer todo lo posible para que no suceda, esa es la clave para que ellas vuelvan a acercarse deseosas buscando nuevamente compañía. Dos veces... Con suerte podrían ser más, pero tampoco es prudente arriesgarme a tanta frecuencia. Café, conversar, una mirada, sonrisas, intenciones, sinceridad... Acuerdos verbales. Si, así me ha resultado en los últimos años, mujeres solteras o divorciadas, no importa si son cumplen o no con el estándar de belleza comercial, ellas quieren lo mismo, atención, desahogo. Podría particularizar este diálogo abordando el caso de la vendedora de zapatos insatisfecha con su papel de madre soltera o de la ama de casa engañada por el marido infiel, también de la ejecutiva bancaria independiente que desea mostrarle al mundo lo liberal que cree ser mientras posterga alguna relación formal y sueña con viajar... Podría. Las circunstancias son diversas, las variables extensas entre tanta insatisfacción. Dicen que la verdad es un arma poderosa hasta para despertar deseos, los infieles saben a lo que me refiero, pero desconocen la libertad, viven en la inseguridad y quizá sea eso lo que les parezca intenso. La sinceridad funciona mejor estando libre. -No volverá a suceder-, es una frase redundante viniendo de los labios de una mujer confundida, pronunciada con una vergüenza particular en la que se percibe intensidad y deseo. ¿Riesgo? En mi proceder no lo distingo. Cinco días después tal vez regresemos a la misma cafetería para seguir siendo fieles a nuestra sinceridad.
LA MUJER SEMIDESNUDA Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México Tengo en la mente la imagen de esa mujer semidesnuda que se levanta de la cama a muy tempranas horas de la mañana, que estira los brazos sobre su cabeza y acomoda sus cabellos tratando de alisarlos. Que acude a la cocina aun somnolienta y tallando sus ojos a preparar algo que la arrebate de ese estado inanimado. Tengo en mis ideas la instantánea de una cafetera despidiendo el vapor y el aroma matinal que va acompañado por esa variante de temperaturas a las que mi cuerpo se acostumbra con el transcurso de los minutos. Tras la ventana quiero ver un árbol ruidoso, un árbol que no me deje dormir, que el caer de sus hojas me mantenga atento. Quiero escuchar aves, el canto de los canarios que mi madre alimentaba y cuidaba. Extraño ese pan a medio tostar sobre el plato, untado con mermelada de durazno, el vaso de jugo de naranja recién extraído de la fruta. Escenas y situaciones tan sencillas... En realidad no las extraño, las valoro por que las tengo y aprecio a diario, por ejemplo; hoy, mientras bebo una taza de café endulzado con crema avellanada, sobre mi sillón tejido con hilo matizado en tono naranja y amarillo, aún sorprendido como niño por los sonidos que emiten las ardillas al roer las almendras del árbol que da sombra a la casa.. La mujer semidesnuda, ella... Ella en este momento me regala su presencia recostada, me obsequia inspiración y privacidad para expresar esto que escribo.
LA BRUJA DE CARNAVAL Eduardo Campos Venezuela Entre los árboles, entre el follaje, ¡Mira, es una estrella! Su hermosa luz alumbra todo, camina y corre, vuela serena Es de plateado brillante plena, quiere llamarnos Ven que se aleja, corre ven pronto que ella no me espera… Tomemos raudos su haz etérea, y entre las manos Y entre en las de ellas, canta un gorrión Ven, ven con ella, ven, ven cantado que está contenta Entre los árboles, entre el follaje; la luna llena. Y así los niños en plena noche carnavalesca Olvidan todo y van en pos de ella, de esa estrella, Es tan radiante, es fulgurante, es deslumbrante. Entre los árboles, entre follaje, la blanca estela, ya nada queda…
LA VOZ DEL AMOR Soneto # 12 Guadalupe Espinoza Lagunas Tijuana México Oí tu voz en el eco de la vida Recorriendo las grietas del olvido, Retumbando en el tiempo envejecido Intentando escapar de su guarida. Oí tu canto de amor desesperado Suplicando no ignore tu existencia Y en el grito final de la impotencia, Mi corazón sentí… fue liberado. Me detuve un instante, enmudecida Y sentí el corazón latir de nuevo, Fuiste tú regresándome a la vida. Sentí lava en mis venas… sangre y fuego Y en mi piel por tus besos recorrida… ¡La pasión, dulce néctar que ahora bebo!
AMAR ES… Soneto # 2 Guadalupe Espinoza Lagunas Tijuana México Dijiste que en el cielo estaba escrita Por el dedo del mismísimo Arameo, Nuestra historia de amor que ahora veo, Diera vida, a mi alma ya marchita… Te encontré cual crisálida en santuario Tras mi búsqueda cansada y azarosa, Cuando a punto de emerger la mariposa, Se cumpliera el decreto milenario… Esa noche que creí soñar despierta Proveniente de una luz que enceguecía, Una voz pronunció esta frase hermosa… El amar, es dejar que se convierta Aunque pueda vivir tan sólo un día; La crisálida en sublime mariposa…
LA MONTAÑA Y MI LUCERO Isidoro A. Gómez Montenegro. México Soñé con montañas: Valles, bosques, olivos, almendros y cedros. Flores: buganvilias, rosas fucsia, siemprevivas, dalias, jacintos, jazmines y violetas púrpura. Soñé el boscaje la hierba lo tupía de tréboles, crotos y hiedra. Surcan el aire pájaros inquietos escucho su dulce canto son aves canoras, otros duermen. Aves errantes entonaron el vuelo por celajes improvisados. Más allá, en el nemoroso oigo mi voz, mis palabras… mencionan lo que aún no se nombra. Poemas de fuego. Silencio… duerme la palabra, mi poesía, Tea me abraza. Soñé agua corriendo en el riachuelo. Traspasa el aire mi garganta nacen palabras, principios, versos. Giran las letras al tacto del día yo las forjé. Dicen: ¡Soy la montaña y tu mi lucero!
Sueños Ixler México Siempre desee: ver junto a ti, como el ocaso abraza al sol, ver en tus ojos mi rostro reflejado, escuchar el murmullo de tus besos en mis labios. Pero los sueños son fugaces y se escapan con el viento y el dolor comienza al despertar ahora solo el humo de un cigarro nubla mi pensamiento y en la fúnebre neblina que se forma solo veo tu rostro dibujado. Escuchando un suave y triste blues que no hace mas que recordarme que no estas aquí, pasan las horas, miles de tragos y aun no logro olvidarte. En el humo de un cigarro me quiero perder pero la bruma aun no opaca tu imagen e invariablemente vuelves a aparecer. La noche se consume lentamente y tu aun sigues dentro de mi, el tiempo se expande y la noche se hace cada vez mas larga. hasta sentir que no termina jamás. Con la mirada extraviada nadando dentro de un humo gris, atado solo a una silueta mal dibujada floto dentro de las paredes de mi habitación acompañado únicamente por mi propia soledad ¡vaya compañía!
Imagino mi muerte en un beso tuyo, envuelto en sueĂąos duermo para ser feliz, escuchando un suave y triste blues que no hace mas que recordarme que no estas aqui.
En el humo de un cigarro me quiero perder pero la bruma aun no logra opacar tu imagen e invariablemente vuelves a aparecer. Poco a poco la noche es tragada por el alba pero aun la luz del astro rey no logra arrancar tu imagen de mi ser otra noche mas en vela, desperdiciada entre humo y alcohol, gastando mi vida en olvidarte para que pronto llegue la noche y la historia se repita otra vez imaginando mi muerte en un beso tuyo envuelto en sueĂąos duermo para ser feliz.
DESDE EL ATAÚD Jorge Caretta Salas Veracruz, México Desde el fondo de mi ataúd, mis ojos no distinguen las borrosas siluetas que se acercan para observarme. Yo no puedo negarme a que lo hagan. Otros han decidido, tercamente, no sé si mis familiares o el propio embalsamador, introducirme un taponamiento en mis fosas nasales y ponerme un parche de algodón en ambos ojos. No entiendo la razón, pues, por mi estado fuera del mundo real, ni huelo ni miro a nada ni a nadie. Sin embardo, alguien con distintas ideas a las mías, posiblemente algún familiar con cierta preponderancia en la jerarquía, decidió, como se hace en éstos casos (sin pedir permiso a nadie) desechar la idea de ponerme esos parches (horribles y nada funcionales) y que, de cualquier manera de nada sirven, pues, analizándolo bien, nada escurre por mis fosas nasales y al quitar la venda de mis ojos, como un milagro, he podido verte pasar. Como ya me habían quitado la pañoleta que trababa firmemente mis quijadas (otra estúpida idea), pude haberte hablado.- Es lógico que no lo hiciera, aunque, socarronamente, ése era mi deseo pero. Estoy seguro que de haberlo hecho, nadie se hubiera quedado en el velorio porque hubieran huido aterrorizados al escuchar que “el muerto hablaba” Te vi pasar, como siempre, misteriosa y “como ausente”. Tu luto exterior, en la ropa que llevaba puesta, me hizo comprender que lo material no te importaba ni tampoco los convencionalismos sociales ni las costumbres ni tradiciones,
pues, los colores brillantes de tu indumentaria, resaltaron tu figura, esbelta, estética a pesar de los años que has bellamente acumulado, haciéndola parecer fuera de tono, demasiado extraña para ese ambiente fúnebre. Por ello, se escucharon los acres comentarios de los asistentes al acto piadoso: _¡Mira!_ decían las viejas enfundadas en el clásico atuendo negro, que fúnebremente cubrían de pies a cabeza sus poco agraciados cuerpos y que estaban contestando puntualmente, los misterios del rosario de difuntos: _¡esta vieja se equivocó de indumentaria!_ ¡Cree que está vestida para una comparsa de carnaval, no para un velorio de muerto! _¡En fin!_ ¡Ya no hay moral! ¡Estas nuevas generaciones ya no viven con el santo temor de Dios! ¡Deben tener ya asegurado su lugar en el caldero del diablo! ¡Pinche vieja estrafalaria! Llevabas puesto, creo que pensaste que era muy apropiado como vestido funerario, un huipil yucateco, de amplio vuelo, blanco, con flores estampadas de colores vivos, impactantes a la retina, ardientes y alegres como había sido tu vida. Tus ojos destellaban una extraña mezcolanza de tristeza, pesadumbre y alegrías confundidas. Los párpados, hinchados por el desvelo, abotagados por el llanto derramado, tal vez por el insomnio, con un halo negro-grisáceo, de luto, acentuado por el rímel que se corrió de tus pestañas, largas y rizadas, lo que los convertían en más dulces, más bellos, más infantiles.
Al pasar junto al féretro, enviaron una mirada penetrante a mi inmóvil cuerpo. Tus labios tremolaron como un susurrante aleteo de mariposas y como siempre lo hacías, musitando, en voz baja pero cariñosa: _¡Hola Doctor!_ y con tu humor negro, me preguntaste, al mismo tiempo que cursabas una muy poco apreciable sonrisa: _¿Hace calor allá adentro?_ refiriéndote desde luego, al calor que generaba la madera, la pochota y el satín con que habían forrado por dentro el ataúd. Hablaste muy parcamente con mis familiares. Expresaste tu pena no con palabrería usualmente hueca, lleno de compromiso social. _¡No!_ Mayormente lo expresaste con un apretado abrazo que no parecía no terminar nunca. _Nada de sollozos_ Nada de suspiros. Sólo el abrazo. Posiblemente dejaste volar tu memoria y encontraste tus recuerdos. Recordaste simple y dolorosamente que anteriormente habías pasado por la vivencia de un trance igual. Siempre expresaste repudio al acto que te parecía innecesario y lo considerabas cruel: expresar verbalmente el pésame. En ése punto concordamos: _¿Te acuerdas?_ Dar a los familiares palabras de consuelo que a fuerza de repetirlas se hacen monótonas y sin sentido, tanto así que muy pronto se olvidan. Son la expresión de culpa-remordimiento que te dañan emocionalmente porque te muerden fuertemente el corazón.
Los momentos amargos, las venturosas reminiscencias, algunas felices, la mayoría cruelmente dolorosas porque, no podemos soslayar que la vida no es más que una cadena de circunstancias que tienen un pasado, un presente y teológico y dudoso futuro. Te acercaste al ataúd, contrario a lo que siempre expresaste como un negativo deseo. No querías ver mi cara con el rictus que la muerte dejó en mi semblante. _¿Qué viste?_ ¡Nunca lo sabré! Ajustaste tu foco visual porque las lágrimas humedecían tus ojos y tal vez la visión era muy borrosa. Acercaste tu rostro a mi cara. Una lágrima cayó humedeciendo mi sudario. Tu boca se movió en un angustioso reclamo que le hiciste. Al desviar tu mirada del crucifijo que habían colocado junto a mi cabeza y luego. Mirándome fijamente, me cuestionaste;__¿por qué te fuiste? Te note avergonzada de tu propia debilidad. Enjuagaste rápidamente, casi con coraje, tus lágrimas de pesar originadas por la frustración de que, en su oportunidad, no pudiste expresar lo que era inexpresable en palabras. Sé que no acudirás a mi sepelio. Lo leía en tus ojos. Haz tomado la determinación que toman los amantes frustrados, incomprendidos y cruelmente criticados. La decisión que toan los amantes que nunca corporalmente se han pertenecido, quizá solamente en la ilusión de amar, en un deseo anhelante e incomprendido: ser los dos, uno solo eternamente. Los dos supimos que habíamos llegado tarde a nuestra cita con la vida. Te retiraste, dejando garrapateando en un papel que pusiste en mi féretro y que decía: ¡Oh muerte! ¡Tan poco deseada y tan poco comprendida!
SIRENA OTOÑAL José Flores. Larkspur, California. Mis pupilas se dilatan buscando la luz de tus ojos entre la oscuridad del lecho, allí donde mis sueños pronuncian tu nombre. Ya mis labios urgen los tuyos, esta sed de ti, esta hambre, se torna más ansiosa conforme mis días se acercan. Ya mis manos te perciben, huelo tu dulce néctar desprendiéndose en íntima caricia nocturna de estrellas. No pronunciamos palabras, nuestro lenguaje secreto se desliza entre las caricias Y el susurro del viento. Llenas cada instinto, eres musa, eres viento, eres mi bello secreto, eres verdad absoluta. Eres hermosa sirena, que con tu canto embelesas mi ensueño y enriqueces mi vida.
RECUERDO. José Flores. Larkspur, California. Debo a usted recordarle como bella melodía susurrando al oído notas de amor y recuerdo. Caricias acompasadas de besos taciturnos entre la oscuridad y el alba adormilada. Carcajadas infantes, irreverentes y mortíferas, acotando los rincones de nuestro encuentro. Besos furtivos, dedos ansiosos. abrazos eternos achicando, emancipando. Despertares placidos, entre las sábanas sudadas de ansiedades y escuetas palabras. Labios enardecidos entre la piel, entre caricias menguando el tiempo. Acoto tu silencio, entre mi pecho y la pasión que nos acurruca. Despertando estertores amotinados, entre nuestras almas unidas en la profundidad. de este tiempo, sin tiempo.
LLORA PATRIA. José Flores. Larkspur, California.
Patria, tus lágrimas negras caen en la blancura intacta de tus entrañas. Gritos desgarran el silencio, la infancia, la zozobra putrefacta, prole inmunda, de espaldas anchas mirando su obra jactada de impunidad. Tu corazón se cimbra, revolcándose, doliente, carcomiendo su carroña; resucitando, tiempos oscuros socavando la pureza por monedas sucias, almidonando sus cuellos, blancos e hipócritas, helados como la nieve y cálidos como volcán con las tripas hinchadas.
Patria mía, llora tu hijo, tu dolor, tu miseria, llora madre tu tiempo, tu silencio; llora patria tus héroes, llenos de letras, llenos de pasión, llenos de sueños, enterrados en el fango de odio y de abandono. llora México, llora.
CAMA DE LUNA Josefina Lugo Sagada Veracruz, MĂŠxico
Me aventare desde la luna para caer en tu cama. Y entre pedazos de nube robarte la calma... Para ponerte un lucero en tu vientre plano. Que ilumine el cielo cuando grites: ite amo!
AMOR Lucila Reyes González Ciudad de México, México Quisiera estar en tu cuerpo y en tu mente detener el tiempo para entregarme a ti ser tu amiga, tu confidente, escucharte y hacerte sonreír. Quisiera ser tu compañera, tu amante, tu pareja, quisiera ponerte una reja y seas sólo para mí quisiera ser tu madre, tu hermana, tu hija. Quisiera ser todo en tu vida y no necesites nada más para ti. Quisiera estar contigo unidos para siempre, y siempre encontrarme abrazada así. En esos brazos seguros y fuertes que se abren siempre para mí entregarme de una vez y para siempre y vivir siempre unida a ti. Quisiera tantas cosas que no se puedo tan sólo quiero que vivas para mí.
NO PREGUNTES Lucila Reyes González Ciudad de México, México ¿Que por qué te quiero? No preguntes la razón pues para ser sinceros para ello no hay explicación. Te quiero porque me nace quererte porque me provocas esa emoción ¿qué otra razón puedo ofrecerte? si sale de mi corazón. Te gusto, y acaso sabes ¿por qué? es algo que no puedes decir si el corazón no ve, y él decide por ti. Y que ha de durar este sentimiento: ¿Un año, un mes, un día? Prefiero no pensar en ese momento y disfrutarte a ti con alegría. Nos amamos, nos queremos, nos gustamos, no necesitamos razones, permisos para dar rienda suelta a nuestras emociones sólo necesitamos ser nosotros mismos.
TONALIDADES Lucila Reyes González Ciudad de México, México ¿Cómo quieres que no te quiera? si convertiste mi invierno en primavera, el gris de mi vida, lo llenaste de colores, y con tu esencia descubrí nuevos olores. Volé contigo en remotos cielos, conocí en ellos mundos nuevos, me remonté viendo otros colores y percibí el aroma de diferentes flores. Me albergaste en la mar de tu pecho y juntos navegamos un largo trecho, vaciaste en mi mente toda tu ternura descubrí que los sentimientos tienen colores y textura. Que el amor es rojo y suave como tus besos; que la pasión se tiñe de morado intenso, que la paz es blanca y tersa, y la picardía es rosa con sonrisa traviesa. Supe del negro áspero del dolor, que las pasadas penas tienen un agrio sabor, que la tristeza es gris con tintes de negrura, si no la limas y aclaras, se convierte en amargura. La esperanza es verde de suaves matices, con elevados montes para que en ellos te deslices, la felicidad se viste de tonos cambiantes, brillos resplandecientes y azules mates, para que vivan en tu memoria, y brillen para siempre en tu historia, y cuando recuerdes todo lo que has aprendido, des gracias a Dios por haber vivido.
UNA ROCA DE SAL María Estela Rodríguez Argentina Su cuerpo relajado, las manos tendidas sobre su regazo, parecía querer contar en un instante las cosas que había vivido por muchos años, quería sacar fuera esas vivencias que lo quemaban por dentro. Una niñez que lo perseguía aún a través de los tiempos, una historia que marcó su vida con una pluma ardiendo, letras de fuego. Creció con la rebeldía propia de los hombres que no se conforman con su destino, peleonero, transgrediendo siempre las normas, duro como una roca. En la adoración hacia su madre también estaba el reclamo de que su vida fuera diferente a la de todos los niños, su escudo es… “Soy hijo natural”, algo de lo que no renegaba pero en su relato se notaba que eso abrió una brecha profunda en su corazón. Su juventud, rebelde, transgresora para la época, lo llevó a perder a la única mujer que amó en su vida, luego, vinieron unas tras otras sin conseguir amar a nadie más; así fue obligado a contraer enlace con una mujer que no amaba “Para cumplir su obligación” como se decía antes. Tuvieron dos hijos, en los cuales volcó todo su amor y protección, su matrimonio, un fracaso como todas las relaciones forzadas. Es posible que ya no vuelva a amar, hay brechas profundas y serán difíciles de cerrar, está negado al amor; alguien dispuesta a cerrar esas heridas, lucha por conquistar su corazón pero el hiere como un día él fue lastimado, una roca de sal que golpea y deja el sabor amargo de su desdén.
Continúa su relato, mientras escarbaba en sus recuerdos, parecía un niño pequeño pidiendo a gritos que lo abracen, huérfano de amor, creció como la hierba en el árido desierto tratando de sobrevivir a como dé lugar, volcando toda su energía en trabajar duro para crecer económicamente y así olvidar su vida llena de falencias emotivas. Después de desahogarse contando su triste historia, emprende su regreso para continuar con su vida austera de siempre, anhelando recorrer el mundo, pero siempre se detiene sin dar un paso, la soledad lo detiene, el tiempo vivido hicieron meya en esa mole de hierro que parece indestructible, pero en verdad es un pequeño hombre que se asombra con pequeñas cosas, deseoso de descubrir un mundo que no llegó a conocer.
TENGO MIEDO María Luz Olivares Aldana Veracruz, México Tengo miedo de tenerte porque amar con la ternura que emana de mi pecho, aniquila el pensamiento de tenerte y no tenerte como quiero en mi lecho. Es sobresalto y temor que me infunde el miedo de no tener tu calor y el sabor de tus besos. Eres todo en el deseo, cuando tocas mi cabello con ansia incontenible y me llamas “cielo”. Cuando buscas afanoso en mis labios la sonrisa, en mis ojos la verdad y en mis manos la caricia. Tengo miedo cuando entonces libremente conjugamos el amor YO, TU … Y NOSOTROS DOS.
NOCHE María Luz Olivares Aldana Veracruz, México Cuando el sol decae Sobre la tarde que termina Hace un juego sicodélico De luces y sombras ambarinas El, parece que jugando, Se filtra a través De los claros ventanales Y el aire en envolventes giros Mece los blancos cortinajes Que semeja figuras fantasmales. Y sucedió que el sol Al esconderse en la loma Ya sin sus destellos Me dejó ahí a solas En unión de mis recuerdos. Soy amante de la noche, La siento, la acaricio A través de los cristales Y así unirme a ella En un éxtasis de estrellas.
R Ma. Guadalupe Mtz. Bernal Veracruz, México Lo reconocí en el lugar donde los cenzontles reinan. Siete días de convivencia ocasionan simpatía escuchar sus lecturas encapsulaban mi alma. Entre ojos eufóricos y sonrisas delatoras... Desde la primera conversación dicen los cocodrilos que él se interesó en mí la Luna avala su afirmación. Recostada frente a la piscina el insinuante aire me despeina. Mis piernas al descubierto son observadas... Bohemia inconclusa Latidos entintados. Disimula con obsequios. Conservo el paisaje nocturno. Resguardo la emoción. Ráfagas de arterias frenadas. Al despedirte musitas: Estoy enamorado de ti. Besas mi mejilla incrédula parpadeo. Pintor de realidades Artista del color-jaguar. No me confiesa que en breve será padre... ¡Hey! Yo te creí
LA GRAN CASONA Maruca Rodini Argentina El tiempo va pasando, las historias se envuelven en recuerdos donde se apropia de un paisaje formado junto a la ciudad de aquella época. El parque adornado con jardines colorean la melodía de los pájaros con un encanto especial. Bajo el sombrío de los cedros trasluce la gran casona espejando una vista maravillosa. Danzan los vientos entre los muros y baten en los balcones el sonido sacudiendo la remembranza, mientras se desliza el aire matizado sobre los ventanales junto al gemido del portal. Rebate las texturas de las gruesas paredes donde vuelan los secretos antiguos. Se esconde en cada peldaño guardando un puñado de fantasías anclados en la elevada escalera. Fue el antes de toda una vida, como aquellos días opacos con susurro a soledad donde duelen los sueños rotos del ayer.
EVANGELIO DEL TIEMPO Mary Bustos Bargas La Cruz Córdoba Argentina Memoria que cultiva el mensaje de la sabiduría y rueda sin rumbo hasta encontrar el lecho que engendre la enseñanza. Devenir de misterios que atesora vivencias. Vida… tan solo eso, se llama tiempo. Cúmulo de experiencias y sentires que entrelazan los hilos de la historia nacido en la entraña rugosa del enigma enrollando a su paso la existencia. Secuencia de horas, minutos y segundos enriquecidos con la savia de la plenitud. Vida que perpetúa el cosmos con su indescriptible variedad de razas y especies sin distinción de formas y figuras. Tan solo eso lo que se mueve bajo la tibia capa cristalina del firmamento tan solo eso, es el tiempo.
Mujer sin esperanza Mary Bustos Bargas La Cruz Córdoba Argentina Un hartazgo de soles calcinados se recuesta exhausto en tu almohada el vientre henchido del mar de tus ojos por las lágrimas que no brotaron se desborda imponente. Noches de insomnio. Sábanas con ausencia de calor. Manos que no acarician. Un espejo vomita tu imagen desvencijada Las hilachas de un corazón que destila agonía se derrumban sin remedio. Una alfombra pisoteada es testigo de los restos del cigarro en el cenicero. El tufo del alcohol que impregna el aire. Todo te recuerda su presencia te perturba, te hiere y un rictus amargo comprime tus labios hasta sellarlos con silencio. Solo hay oscuridad en tus pensamientos. Un llanto seco que corroe el alma. Acurrucada en un rincón de tu alcoba tus pupilas vigilantes esperan inclementes que tu vida se apague.
PRESENCIA CERCANA Nelli Edhit González Acosta Paysandú. Uruguay El camino largo, incierto y tramposo, se tiende cual alfombra de colores múltiples delante de mí, detrás de unos pasos; bajo una alborada que me hace sentir el pecho latir feliz al saber tu presencia cercana, tu amor, tu ternura. Sedienta de caricias, clamando embeleso soy ese sabueso que busca a su amo, esa alma plena que perderte no quiere. Eres camino y río que fluye sin fin, que acaricia mis pies y calma mi sed. Eres sol de invierno que cobija el alma y esa brisa fresca que enfría mi piel. Eres corazón que late en mi pecho, mi senda de paso, mi eternidad… ¡Y mi vida plena! Eres tú. Eres sí, el amado que un día llegó y aquí a mi vera su esencia dejó. ¡Despierta mi cielo, despiértame a mí! que hoy tempranito correré hasta ti, buscando esos besos que tanto añoro y guardo en mi pecho como un tesoro.
LUNA DE RECUERDOS. Nelli Edhit González Acosta. Paysandú. Uruguay. Miré al cielo buscando encontrarte, me sonrió la luna sobre la amplia copa de aquel viejo árbol que fuera tan nuestro y lleva grabados tu nombre y el mío en su corazón. Bajé la vista, cayeron dos lágrimas, recorrí unos pasos más allá de la acera y de nuevo el cielo llamó a mi sentir. La luna me regaló una sonrisa, con una caricia de brisa y rocío y me fui despacio abrazando tu amor sin que nadie supiese que estabas allí, donde no pueden sentir como yo. Tan solo la luna que se posa hoy con su luz gloriosa sobre mi techumbre para recordarme que sigues aquí.
No ves… Patricia Amador Veracruz, México
Tus ojos me ven Te vuelves enigma Te vuelves desdén Te veo y me miras Te miro y no ves...
Aprendí Patricia C cervantes Domínguez. Veracruz México. Aprendí a soltar mis brazos, Mirar al cielo. Aprendí a entregarme al aire antes que al suelo... Aprendí a amarte siendo tu amiga y juntos conjugar el verbo amar... En tiempo vida. Aprendí a dejarte ir sin despedidas. A llorar y sonreír con tus mentiras... Aprendí a perdonar , pues no podía morir de amor por tí mientras te ibas. Aprendí de la vida y sus amores Aprendí del amor y sus dolores... Aprendí a callar mientras amaba, A aquel que clavó a mi alma una daga. Aprendí del dolor en tu ausencia... Que en mi no hay mas temor, solo paciencia. Para ser siempre yo , sin perder mi esencia. A amar a la mujer y sus demencias... Mañana alguien verá lo que hoy tu dejas.
MALDIGO Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México Transcurren las horas sin sentido y sin fe, ¡Maldigo los segundos! Que no llegan, horas tristes, risas incomodas ¡Calla! Guarda silencio ahora que llegas, hazme temblar. ¡Maldigo al silencio! Quietud desgarradora, a lo lejos un lobo llora, tus manos que ágilmente transformó mi cuerpo en tu orquesta sinfónica de melodías cadenciosas de ritmos a destiempo. Te vas dejando abismos y secretos perdidos, llora el cielo y maldicen las voces en el desierto… ¡Maldigo la ausencia de tus besos! De tu aroma que se lleva el viento ¡Oh! Eros, lanza tus victoriosas flechas sobre Cronos, para que el amor, lo haga detener el tiempo y poder consumir mis sueños.
ABRAZANDO TU ALMA Santa Velia Flores B. Sabinas, Coahuila, México Rondas por mi mente hoy y como siempre en cada latido resurge tu imagen. estoy aquí ahora, ...recordándote tu presencia distante tu esencia presente. Recuerdos, aromas y sonidos, en todo te haces presente, regalo de vida en mi vida, llegaste sin esperarte, en esos mis instantes huecos que con tu presencia llenaste. Fantasías recurrentes, compartidas a distancia, son deleites y vivencias que agradezco por tenerte. hoy mi corazón sonríe, y mi mente te llama y desde lejos te siento abrazando tu alma.
Palabras de porcelana. Sergio Romero (Sar Poet Romero). San Agustín, Calamuchita, Córdoba, Argentina.
Pronunciando en papel lo que mi alma siente. Son los grises más coloridos quienes hacen pensamientos. Blanco inundado de sentir, llenando un presente perpetuo razón de nuestro existir. Eres como la luz impalpable que lo acaricia todo. Como los latidos nuestros fabricando un mundo. Espacio dedicado a contener nuestras existencias, como grandes naturalezas. Tus palabras y las mías se abrazan, se besan y se aman, para convertirse en porcelana.