Julio 2016 Año 5 Ejemplar No. 25
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LA MUJER DE BLANCO Alejandra Abrahan San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina
Estaba hecho un manojo de nervios: el estrés me había desgastado. Se me cayó el pelo, perdí peso. Los ahogos y mareos eran constantes. Mi mujer me trajo un tónico y vitaminas que no dieron ningún resultado. Una mañana de principios de marzo, me levanté con un gran malestar; tomé una aspirina y me marché al trabajo. A media mañana sentí un fuerte dolor en el pecho y al intentar levantarme del escritorio, para acercarme a la ventana a tomar aire, caí descompuesto. Los médicos me aconsejaron un descanso inmediato, unas vacaciones urgentes. Por todo esto tomé la decisión de irme de viaje a un lugar tranquilo, un pueblito pequeño en el campo. Elegí un remoto lugar en la zona de Chicligasta, donde montes y cañaverales se mezclaban en una geografía irregular con pequeños asentamientos de población. Sería un viaje de descanso, donde el alma reposara del ajetreo de la ciudad. Pero no imaginaba los acontecimientos que luego me tocarían vivir. Desde que llegué al pueblo las noches se hicieron eternas: me atormentaban los mosquitos que zumbaban en mis orejas y los grillos con su incesante cantar. El silencio y la monotonía de la vida rural me alteraban aún más que el inagotable trabajo de la administración pública.
Una noche de aquellas no dejaba de dar vueltas en la cama. Me llegaba el sonido del viento desde los cañaverales, y la luna, enmarcada en el rectángulo de la ventana, cruzaba los montes. Se habían terminado mis cigarrillos y eran las tres de la mañana, pero el almacén de don Pepe no cerraba. Habitualmente permanecían ahí algunos parroquianos trasnochadores bebiendo y jugando a los naipes o a la taba. Entonces me vestí y calcé para salir. Al primer contacto con el aire de afuera sentí un alivio reparador. Caminaba despacio con las manos en los bolsillos. Delante de mí se sucedían las casas con sus ventanas cerradas y oscuras como ojos dormidos. En eso una lechuza cruzó el cielo y recordé que contra sus malos augurios debía insultarla: ―¡Callate, puta! ― y me reí al darme cuenta que ya iba adquiriendo algunas creencias de los lugareños. Tres vecinos jugaban al truco en el boliche. Les rechacé su invitación mientras tomaba el paquete que dejó sobre el mostrador Don Pepe. Sin querer oí la conversación de los jugadores: ―Ya sabe mocito, no ande por los cañaverales de noche, seguro se encontrará al mandinga ― le decía un viejo al mozo más joven de la mesa. ―Ya Tata, que cuando escuché las cadenas corrí como si me persiguiera un puma. ―Peor que un puma, m’hijo, si te alcanza el familiar, no contás el cuento ― dijo santiguándose tres veces. ―¡Ay! Tatita, la lengua se le haga a un lao. ―Toque madera joven ― intervine con una sonrisa escéptica. Los parroquianos hicieron una mueca de soberbia al ver mi incredulidad y el que no había dicho palabra habló: ―No se acostumbre a andar solo por esas oscuridades, señor, que el diablo sabe más por viejo que por diablo. Les hice una seña de respeto con la mano. Encendí un cigarrillo y salí del almacén. Avancé dos cuadras en dirección a las
últimas casas que rodeaban el cañaveral cuando de pronto, vi una joven que venía hacia mí: sin peinar, un poco desmadejada, su vestido blanco rotoso; la piel cobriza y grandes ojos negros. Me saludó y con una sonrisa me dijo que tenía que volver a su casa, pero que no se atrevía a cruzar sola los cañaverales. Me pidió que la acompañara. Hablamos del calor y de la abundancia de lluvias. Bordeamos el sembradío tres o cuatro cuadras. En ese momento se detuvo y me señaló una luz a poca distancia. ―Soy Angélica, y vivo allá ― dijo ― muchas gracias por su compañía, me espera mi madre. Siguió sola; entretanto, la observaba desvanecerse a la distancia. Esa noche me quedé pensando en la misteriosa Angélica. Sentí una gran curiosidad por esta rara muchacha. Al otro día fui a buscarla, atravesé el cañaveral y encontré la casucha. El sol aún calentaba con ganas el otoño y obligaba a entrecerrar los ojos. Llamé a la puerta. Todo estaba cerrado. Esperé un minuto y volví a golpear con fuerza la madera desvencijada. Al hacer esto me envolvió el polvo. Entonces observé con detenimiento el abandono. A pocos metros, en el patio de una vivienda cercana, debajo de una higuera reposaba, un anciano en su catre. ―¿Busca a Angélica? ― se sorprendió el hombre. ―Sí, ella me dijo que vive aquí con su madre. ―¡Vivía! ― me replicó el viejo, sarcástico. ―¿Cómo? ― pregunté atónito. ―Vivía, m’hijo, ahí mismito, con su madre. Hace muchos años. Por desgracia tenía un novio resentido por los celos ― se cruzó de brazos y luego de una pausa agregó ―: Él la mató.
Destinos Alejandra Abrahan San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina A lo lejos, un puma olisqueaba los restos de la casucha. El fuerte viento dispersaba las cenizas y aullaba en los oídos del caminante que a paso firme avanzaba por el monte. ―¡Desgraciada! ― murmuraba entre dientes ―te lo buscaste… ― agitaba sus manos a medida que los pensamientos daban vueltas en su cabeza. La luna, cual inmensa luciérnaga, iluminaba los cerros con su luz sepulcral. Y nubes oscuras presagiaban el mal tiempo cercano. Con la alforja en la espalda, el hombre daba grandes trancadas. Las piernas le pesaban como rocas y llevaba los pantalones hechos jirones salpicados por un líquido rojo y espeso. Pensaba en la chica. En sus dedos largos acariciándole la espalda mientras él, presuroso le recorría la entrepierna. Ella lo esperaba con la puerta trasera abierta para evitar en el pueblo las malas lenguas. Cuando llegara se daría un baño para quitarse el olor a sangre. No podía quitar de su cabeza los gritos y el llanto de la otra mujer, su mujer. Al mismo tiempo murmuraba que la desgraciada se lo merecía. Había provocado todo. Echarlo del rancho por acostarse con la Negrita, nada menos. Al pasar junto a un árbol seco se enredó entre unas telas de araña que colgaban marcando su terreno. Dio un brinco y con unos manotazos se deshizo de ellas. El pulso se le aceleró aumentando su angustia. Sabía que luego de dormir un poco olvidaría todo. Avanzaba ansioso. La desesperación lo embargaba. Quería tener entre sus manos la inocencia de la chiquilla que lo esperaba.
Jamás había imaginado que un día mataría a una mujer. Oscuros temores lo atormentaban. No era la conciencia del mal realizado sino el miedo. Un miedo terrible al castigo del infierno. Castigo divino que caería sobre él. El olor a humo del rancho lo devolvía al camino. Y a su vez el hedor a la carne quemada atraía a las fieras que protegidas por la oscuridad comenzaron a aparecer junto a los ruinas ardientes de la casa. Buscaban la presa que para ese momento ya estaba calcinada, ennegrecida, poco quedaba de ella. A su alrededor un enorme charco de sangre que apestaba a fuego. Observaban el cuerpo humeante, esperando la oportunidad de asirse con un pedazo de pie, la cabeza o tal vez un brazo, lo que quedara, lo que fueran capaces de robar antes que otros. El incendio había acabado con casi todo. Una pila de cenizas y brasas de los leños del techo aún se debatían entre llamas. La tierra fangosa demoraba el paso del hombre. Las alpargatas se le hundían en el barro. Ese verano las fuertes tormentas habían removido la tierra y convertido en pantanos grandes extensiones del monte. Al cruzar el viejo puente le faltaría solo un trecho para llegar al pueblo. Tenía que tener cuidado porque el río venía crecido. Las lluvias lo ensancharon demasiado. Arrastraba piedras y rocas. Lo devoraba todo a su paso. Desde lo alto de un ombú levantó vuelo una lechuza y cortó el aire con su ulular fatídico. ―¡Puta, callate! ¡La puta que te parió! ―la conjuró el hombre. Protestó entre dientes por el mal augurio. El alba se acercaba y para evadirla comenzó a correr. Entonces, un ventarrón lo envolvió, lo rodeó y le espeluznó la piel. Una sombra, la oscuridad lo cubrió. Se santiguó y tomó con fuerza el puñal que llevaba en la cintura. Siguió adelante sin volver la vista. Corrió un poco más y pudo ver el puente cercano. Sin embargo lo detuvo un grito de dolor, un ¡Ay! Profundo y apagado. Luego de un momento retumbó de nuevo en sus oídos.
Al rato, otra vez más. Corría, tropezaba y se erguía de nuevo. Los gemidos se escuchaban con mayor potencia. Cuando alcanzó el puente pudo verla, a mitad de su camino. Ahí estaba. Descalza. Su delgado cuerpo envuelto en un manto negro. El cabello larguísimo. De sus ojos brotaba fuego. Vientos huracanados la rodeaban. Tronaba el cielo encima de ella. Lo miraba con una mueca de horror dibujada en la boca. Venía hacia él. Al reconocerla se santiguó y soltó la alforja. Desenvainó el puñal que dejaba ver todavía unas líneas sanguinolentas. Era vencer al espectro o morir. Para estar a salvo tenía que cruzar el puente. La brava correntada azotaba la madera carcomida por la humedad. Él resbalaba entre improperios. Trataba de sostenerse, quería avanzar con firmeza. Ella caminaba hacia él extendiéndole las manos ensangrentadas. De a poco se fue acercando. Él la amenazaba con el puñal como lo había hecho horas antes en el rancho. Ella gemía. Estando ya enfrente lo tomó entre sus brazos huesudos. Le estrechó con fuerza el cuello. El hombre sintió un frío que le helaba la espalda. El terror lo cegó. Retrocedió tratando de soltarse. Pero ella había cobrado una fuerza que en vida nunca tuvo. Lo arrastraba hacia la orilla. Él no podía zafarse. Intentaba clavarle el puñal de nuevo. Sin embargo, sus manos se encontraban paralizadas por la furia de la aparecida. Ni su puñal de plata ni su crucifijo de madera lo ayudaron en este momento. Sin darse cuenta siquiera, cayó al río. Manoteaba en el intento de alcanzar la orilla. Perdió el puñal forcejeando por dar con un tronco que llevaba la corriente. El ímpetu del agua por momentos lo elevaba, y desde allí la veía todavía parada sobre el puente, con su gemido doloroso. Los poderes del infierno se cobraran el pecado y entre borbollones fangosos, con las primeras luces del alba se perdía para siempre.
Y usted qué hace Alejandra Inclán Veracruz, México
Y usted qué hace cuando la tarde calla, cuando llegan las sombras de la noche, y todo parece estar en una serenidad. Sin embargo no lo está, porque el corazón se empieza a sentir, se deja escuchar y empezamos a saber que tenemos un latir. Y usted qué hace cuando cae la tarde, cuando las sombras nos invaden, cuando todo lo que parece ser una quietud nos grita que tenemos tanto que descifrar, tanto que tenemos que sacar, tanto que tenemos que llorar. Y usted qué hace, créame que yo ni sé, solamente sigo aquí en esta tarde, que ya no es tarde, que ahora es noche, y que tal vez, sólo tal vez, nunca acabe.
Real Alejandra Inclán Veracruz, México Eres la visión etérea que mi mano no rosa, el rostro misterioso que quisiera descifrar con mi boca. ¿Estás? No lo sé, no respondas, porque mi imaginación es tan real, que si escucho tu voz, quizás me vuelva loca y en la locura de una cercanía, me entregue a ti y sea de ti, pero no de tu ser, sino de lo etéreo que de ti veo. ¿Eres real? Qué pregunta, no digas nada, mejor vuélveme a besar.
Murmullo de amor América Guerrero González México I Yo fui como la primavera, con risa de cascada que no dejaba de brotar. Yo fui como la primavera, de cabellera larga, ondulante como olas de mar. Yo fui como la primavera, de pie ágil… cadencioso, como si danzara sobre arena… Yo fui como la primavera, aromaba de flores al pasar. Trigueña, sencilla, jovial. En la primavera de mi vida… II El amor traspasó el dintel y se anidó en mi corazón. Mil mariposas eclosionaron en mi pecho, con su aleteo…querían hacerlo estallar. ¡Ay el amor! Creció como la llama, se fue avivando hasta incendiar la noche. Como si se unieran todas las estrellas del cielo en un instante.
¡El día! El día me aletargaba… ansiaba la noche, aguadándote, para escuchar el murmullo de tu voz … ese sonido gutural, tan tuyo, que invita al amor… y me acompaña siempre. Y así… III Se me pasaron los años tejiendo con hilos de ilusión, entre puntada y puntada engarcé tres gemas: Un Rubí, un Zafiro y una Perla. Entre puntada y puntada disfruté la larga espera… Que engaste tan bello el que tejí, lo hice con hilos de amor del color de una ilusión y mucha paciencia. Se me pasaron los años pensando sólo en ti, entrelazando los ciclos, desenredando la madeja de la vida. ¡Cuantas vueltas! Sigo tejiendo por nuestro engaste. Ahora para engarzar a la hija del Rubí ¡Mi niña primavera! La hija de la Perla. “Mi gentil princesita”
La hija del Zafiro. “Azul” Y como dije al principio… IV El amor llegó en la primavera de mi vida, ya es otoño; aún perdura. La firmeza y lozanía de mi piel, se han ido, mi silueta ya no es la misma, la cadencia de mi andar es lenta, la menopausia me ha vuelto gruñona, las canas se apoderan cada día más de mi cabeza. Mis ojos están cansados, el espejo no me quiere; refleja la imagen de una mujer que no es quien fui. No sé decir lo que no dicen las palabras, no sé decir lo que me dicta el corazón. lo cierto es que dentro de mí: ¡Vive la música!, ¡Vive la primavera! ¡Vive un murmullo de amor! y aunque esté cercano el invierno TE AMO. Así, se me pasaron los años, ¡Hasta la cuenta perdí! ¿Dónde quedó la muchacha que solía bailar?
EL FRACASO DE LOS AMANTES Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México La arena silenciosa que danza, su metamorfosis extendida al viento sigue creando dunas eternizadas que desean robarse abrazos como los que no se manifiestan entre los amantes que fracasaron rompiendo acuerdos clandestinos extrañándose y anhelando besos, deseando ser sol, luna y estrellas, queriendo que las voces bailaran mareándose con un vals perfumado hambrientos pero temerosos por no ser descubiertos y expuestos entre espejos que proyectan culpas y reflejan infidelidades efímeras que quizás no traspasaron sonrisas ni miradas de complicidad fugaces. Yo me ahogaba con mi saliva, hacia sangrar mi lengua y mis labios. Mis manos se cimbran solas, inquietas buscando motivos turbios, desequilibradas queriendo silenciar esos momentos que hirieron mi ego. Sentimientos imaginados, eso son, acuarelas inmaduras y ociosas, insatisfechas a causa de la rutina buscadoras de emociones furtivas
que aceleren el pulso cardiaco, que causen suspiros alentadores, desobedeciendo reglas sin objeto. No se ven ni se tocan el cuerpo, uno quiso erizar su piel inocente con el aliento perverso del otro, enloquecer cuando la realidad hizo estallar los deseos más allá de las imprudencias rivalizadas que no entendieron límites y creyeron merecer algo fugaz, una atención envolvente, cuyos labios ya no escondían las ganas de pertenecer más allá de los besos en la oscuridad.
EL CAOS DEL "NO" Ángel Eduardo Valenzuela Ruvalcaba Veracruz, México Ella desestabiliza universos, crea el caos y serena tormentas, rompe las leyes cuánticas. Conocedora de futuros alternos, diosa, sirena, hechicera y flor, burbuja de emociones beligerantes como los rayos del sol renovado que se mezclan con el aire, como el aleteo de mariposas con el aliento de los amantes.
Ella dice NO y provoca heridas, da la luz a poetas resentidos y exilia a los confundidos, extraviados en la marea de versos que se quedaron en sus gargantas. Ella sueña con príncipes y ladrones, viaja con fantasías aletargadas y se desinhibe con una copa de vino. Ella dice NO y crea el caos. Primero baila y te roba el sueño, te hace delirar entre espejismos, provocadora de tentaciones y despojadora de creencias. Ella juega al azar entre sábanas entre brazos que creen merecerla, exige ser desnudada y arrebatada, protegida y seducida con arte, con poesía que la lleve al delirio con manos que tiren de su cabello y labios que ericen su piel. Después, con total indiferencia, altiva y segura de sí misma, ella dice NO y crea el caos.
Crónica de una depresión Arniel Levis Isla Margarita,Venezuela
No había comido bien en varios días, solo quería quedarse sentado viendo la vida pasar en su departamento, odiaba sentirse así, se sentía desencajado del mundo, no tenía para él la más mínima importancia lo que pasara a su alrededor, perdido y hastiado se exprimía los sesos buscando algún aliciente que lo pudieran llevar a querer vivir un día más, mas era inútil, su corazón acongojado se debatía en la depresión y el devenir de los días, buscaba en sus glorias pasadas pero eran como flores marchitas en algún libro disecada, si todo estaba bien hacia tan poco, si compartía la felicidad de verse amado, si la luz del amor lo alumbraba, ¿qué pasó?, ¿en qué momento las cosas dejaron de importarle para sentirse como una hoja llevada por el viento?. Se levantó y camino rascándose la barba y las bolas, arrastrando las chanclas hacia el frigorífico, apartando la basura acumulada por meses; no obstante era inútil, al abrirlo miró lo nada que tenía, lanzó la puerta con fuerza, no estaba de ánimo para comprar nada, no estaba de ánimo para enfrentarse de nuevo a la vida, maldecía su suerte y experimentaba oleadas de decepción constantes, en su pecho un corazón alterno latía como una reloj causándole dolor, que aunque una vez fue solo sentimental, hoy era físico y lo abatía
contra las murallas de una cárcel ficticia que lo aprisionaba y lo enloquecía, quería gritar pero a quien importaría, sintió las náuseas venir de nuevo, y corrió hacia el baño y arrojó una baba espumosa y fétida que dejó un mal sabor en su boca, limpiase con un pañuelo y volvió arrastrando los pies hacia la cama.
De nuevo acostado necesitaba quejarse de su suerte, rumiar su dolor, pensar una y otra vez este laberinto que lo apresaba, pero la luz que entraba por la ventana le causaba mal, se levantó y cerró con fuerza las cortinas dejando caer en el suelo un pequeño cuadro y en él, abrazado con la que hasta hace poco fue el único motor que movía su vida, el único motivo de que encontrara dicha en la vida, más se había ido, marchado sin tener en su mente la intensión de volver, partió hacia donde nunca más regresaría, no importaba cuando la amara, ni cuanto la llamara, nunca más pasaría las tardes con ella. Miró nuevamente el cuadro y lo dejó en el mismo sitio, escondido tras la venta donde no podría verlo. En su cama, nuevamente la cabeza daba vuelta, necesitaba olvidar, necesitaba apartar de su mente que ya no era feliz, estiró la mano y tomó la botella de alcohol que aun a la mitad reposaba junto con él en la cama, giró la tapa y bebió un largo trago, limpio el resto que quedo en su boca y entre los pelos de su barba, se tumbó nuevamente, este espiral de sin sabores le impedía encontrar placer incluso en la bebida, dejo rodar de su mano la botella y escuchó su sonido seco al caer en el piso, se acurrucó en posición fetal y aspiró el sudoroso olor de las sabanas, cerrando los ojos y entregándose nuevamente al sueño que lo alejaba de su realidad.
Al despertarse, la tarde comenzaba a morir, todo el día dormido no era algo que celebraba, sabía que en la noche estaría despierto y era el silencio donde su mente y corazón trabajaba más a prisa, en donde sentía las mayores ganas de no querer seguir viviendo, necesitaba levantarse, necesitaba ir por comida, necesitaba perderse en las calles, olvidar lo más pronto posible, tomó una chaqueta, pantalones tirados sobre una silla en la habitación, calzó los zapatos y con sus manos ateridas salió sin afeitare ni peinarse, ojeroso y apestoso se perdió entre las calles de la ciudad, mientras comía un pan caliente pensaba que mañana quizás sería otro día, igual de inquietante que el de hoy, quizá, pero hoy logró sobrevivir, logró caminar el largo camino que lo separaba de la cordura y la locura, se sentó en rellano de la panadería bajo la cabeza y nuevamente lloró apoyando su cabeza en el pilar, sin importar la gente que a su lado pasaba ajenos a lo que él sentía…
PRIMAVERA EN INVIERNO Berni Navarrete Argentina
El día que tomaste mi rostro entre tus manos tu cálida ternura, fue como un tibio viento que a este invierno, mío le ha desdibujado la latitud del tiempo soy una primavera floreciendo... que importa cuánto dura...de verdad no importa!! !esto es tanto y están mío!...es alegría, risa y luz al mismo tiempo, SI un día me dejas y el amor que juraste... se hacen cenizas al viento, en mi serán raíces de lo que tu sembraste, me quedaran recuerdos !ya nunca estaré sola!! Florecerán los años, los días o las horas... que quieras regalarme. Aquella oscuridad, encerraba mi vida y no me daba calma... cuando llegaste a mí se abrió una ventana y entró luz a mi alma. ¡Por eso es no importa!...por cuanto tiempo dure. ! Porque eres mi vida! El bálsamo bendito... ¡Que sanó mis heridas! be VA
CARTA DE AMOR Blanca Gavasa Argentina
Tiembla mi mano al escribirte por vez primera, tal vez porque despojo la máscara que cubre mi pudor. No es fácil soltar los latidos oprimidos que se ahogan en mi garganta cuando te hablo a tí, o cuando hablo de mí. Sé quién eres, pero no se quien sos, solo se de tu mirada cuando habla nuestro idioma, en ese rumor de voces mudas que estremece mi ser, y del calor de tus mejillas en ese beso tibio de un saludo fugaz. Tal vez no lo comprendas, porque solo en mis venas fluye un torrente al compás de mis latidos que me confunde, me ruboriza hasta que veo la realidad donde tatuado está en mi alma ese amor tan solo mío hasta el fin del final. Pasarán los días o los años no lo sé, pero tal vez en una tarde olvidada en la vereda te encontraré, con asombro, con delirio y con mi voz entrecortada te diré hola ¿cómo estás? tropezando desniveles surgirán mis recuerdos, y enojada con el tiempo que un día mi mano no soltó, y de mi palma soplarán hojas secas, que el tiempo, dibujó esos poemas de colores, que un abismo destruyó. Así caminaré despacito y murmurando te diré en palabras ciegas. en el irónico destino , jamás sabr.as que yo te amé.
EL RELOJ DEL TIEMPO Carmen Marisol Sotomayor Ramírez Puerto Rico
En el reloj del tiempo suena ese Tic-tac biológico donde es apresurada la vida. Cuando uno es adolescente se desea ser mayor y de esa manera se saltan muchos escalones. Esto ahora lo veo de diferente manera a mi edad adulta. Ahora comprendo los errores cometidos por tanta prisa se han perdido la oportunidad de ver la naturaleza y lo que nos rodea. Etapas diversas de la vida las cuales son: niñez, adultez y vejez donde pasamos un caudal de experiencias para así educar a nuestros hijos pero que a veces se omiten con errores en cuanto a una correcta educación. Ahora reprendemos a nuestros hijos y hay millares de ojos acusadores y hasta los chicos nos amenazan con las autoridades. Es una gran disyuntiva si reprendemos somos malos y si no lo hacemos también ya que no se tiene control familiar. Gran polémica que afecta esta sociedad donde lo malo es bueno y lo bueno es malo. Ese Tic-tac abate mi mente y me hace recordar mi crianza cuando era pequeña me criaron con mucho amor pero si desobedecía o desafiaba a algún maestro tendría mi penitencia la cual era estar de rodillas y en cruz y luego ese tiempo era meditación. Con esa reprimenda bastaba para no reincidir en mala conducta. Ahora ellos no permiten que los amonesten y rápido dicen la palabra mágica que es maltrato pero el verdadero maltrato es para los padres que se dañan emocionalmente por tantos problemas familiares. Con este reloj de tiempo puedo observar diversos acontecimientos donde comparo la enseñanza de ahora con la de antes y me doy cuenta que debemos rescatar los valores que se han trastocado por la falta de la calidad familiar. Tenemos que unirnos en amor y convivir en paz los unos a otros y atesorar en nuestros corazones el verdadero sentir y ese Tic-tac que en cada hora nos muestre en amor la unión familiar en esta humanidad.
VOLAR Claudia Elizabeth Castillo Velasco Veracruz, México Vuelan las aves, las mariposas e incluso otros insectos. ¡Vuelo yo también, cuando tú me das un beso! ¡Vuelan los aviones, los helicópteros Y los globos aerostáticos! Vuelan también los amantes locos, cuando se abrazan enamorados. Vuelan los cohetes y están suspendidas las estrellas, se iluminan los astros en el cielo ¡con tu mirada de centellas! Pierdo la gravedad y anulo toda ley de física; cuando me tomas de la mano… ¡Dejo de ser bípeda! ¡Floto, asciendo, me suspendo! Cuando rozas mi piel con tu piel de miel, ¡yo me estremezco!
También vuelo de noche como los murciélagos, cuando planeo por tu cuerpo y desciendo mis labios en tu cuello. Tan frágil revoloteo. Aunque no tenga alas… ¡Yo planeo! El amor me hace surcar el cielo. Entonces vuelo. Me convierto en animal aéreo, que puede elevar su cuerpo, ¡cuando tu corazón late junto a mi pecho!
EL CORAZÓN Deorinda Vallecillo Guerra Valladolid, España ¡ Despierta corazón despierta solo! hay tanto amor para callar el llanto llegan musas con paz para mi canto, espero la luz de Venus y Apolo. en este mundo con temor y dolo, un bello cielo trasparente y santo, vayan lejos la tristeza y quebranto, que invade el exterior de polo a polo. tus latidos ya cansados ya lentos envejecidos tristes o profundos, el corazón en su grandeza rigen. orgulloso de bellos fundamentos, se conmueve con versos tan fecundos, sintiendo lo divino de su origen.
A MI VALLADOLID Deorinda Vallecillo Guerra España Valladolid Un cielo con bellas nubes calma de paz y consuelo, hoy tenemos primavera primor del jardín del pueblo. mi villa es de esas regiones lo bueno dos veces bueno, hermosa tierra de campos de trigos y de centenos. Si el agua le es placentera ríos como el pisuerga y el duero, que fueron, serán y son hermosura y firmamento de mi ciudad clara y abierta al sol al amor y al verso. Quien no ha visto en mi castilla atardeceres tan bellos y sentir como flotaba entre las nubes del cielo. Quien no sintió sus campanas y se estremeció con ello, ¡ no cruzaste el campo grande! con su verde amarillento sus árboles centenarios y sus bancos placenteros.
Y su estanque primoroso el sol se baña en su centro, y brillan más las estrellas hacen guiños los luceros. Y esas noches de verano hace gala allí el silencio, que solo lo rompe al alba un rayo de sol muy denso, en mi ciudad castellana.
Miedo Dolores Melo Argentina El miedo anida, siempre acecha. Mas, el tenue rayo de sol, acompasa su pulso, y lo vuelve almĂbar junto a tu vientre. El miedo no existe, sĂłlo existes tĂş.
La máscara Gabriela Allende Argentina Demasiado tiempo escondiéndome tras la máscara del miedo. Esquivando la mirada, ocultando mis verdades. Solamente por temor a no ser aceptada. Y la máscara pasó a ser parte de mí. No tengo dudas que muchos preferían a esa mujer que andaba por la vida cubierta de ese hermoso antifaz, y debo confesar que, por momentos sentí que era, al menos, cómodo contar con ese escudo. Más un día, comenzó a dolerme demasiado. Para que se entienda, sentí que estaba incrustada en mi rostro…y lastimaba. Fue ese el instante exacto en el cual decidí mostrar mi rostro tal cual es. Y algunos me aceptaron, otros no tanto. Pero definitivamente, esto es lo que soy, esto es lo que puedo dar, esto es lo que tengo. Seguramente, con muchísimo para mejorar, por crecer, por sumar. Pero con la hermosa sensación de ser libre, de permitirme mostrar mi alma tal cual soy. La máscara ya no está, y me siento más plena que nunca.
Ella es Cuenco Gabriela Allende Argentina Ella es cuenco es vasija es el vientre donde retumban nuevos latidos, es refugio, es ese sitio, donde crece su niña, bendecida. Es el tibio nido donde se funden y entrelazan los sentidos. Es el bálsamo sereno y tranquilo, donde se desperezan los sueños más bonitos. Es la esperanza y el amor, Es el futuro que asoma y confía, Es el milagro que se renueva. Ella es mi niña sembrando la vida. Ella es el sitio donde crece día a día colmada de amor su dulce Josefina.
Por favor, no te detengas Gabriela Allende Argentina
Que no te detenga el miedo, que no te detenga. Avanza, siempre avanza, confiando, seguro de ti mismo. Es mejor intentarlo, que quedarse con la duda de lo que pudo haber sido. Que no te supere el dolor, que no te supere. Sana las heridas. Seguramente algunas dolerán por siempre, Pero que eso no te impida valorar lo que tienes. Que no te envuelva el rencor, que no te envuelva. Sacúdete esas capas de traiciones, de injusticias. Y deja filtrar la luz del perdón. Que no te encierre la desesperación, que no te encierre. Siempre hay una mano tendida, un amigo. Y un universo y un Dios todopoderoso. Y sobre todo y ante todo. Ante el miedo, ante el dolor, ante el rencor, ante la desesperación, Estás vos. De pie, tal vez cansado, pero de pie. Por tus antepasados, por tus amores de hoy, por los que vendrán… No te detengas, por favor, no te detengas.
ACROSTICO POETAS Y ESCRITORES Guadalupe Espinoza Lagunas Tijuana México
Para deleite del mundo, ellos plasman la belleza Obsequiándonos en versos, de su alma la sutileza El sentir, el pensamiento, el amor y sus pasiones Toman la pluma y escriben, sus sueños, sus emociones Así, nos hacen vivir y mantener la añoranza Soñando con un mañana pletórico de bonanza. Y en cada nuevo poema aumenta nuestra esperanza... El mundo no los comprende, a veces les llaman locos Sin embargo ya quisieran, ver a través de sus ojos Cuán diferente sería ver la vida esplendorosa Reír, llorar de alegría por el candor de una rosa Imaginar todo hermoso y luchar por conseguirlo Transformar el universo en un bello paraíso Oasis de paz y gozo, destellos claros de luna Riachuelos de amor divino, belleza como ninguna Ese sería nuestro mundo si de ellos dependiera Si con sus letras y versos... realizar sueños pudieran.
Al amor que se marchó Guadalupe Espinoza Lagunas Tijuana México Ayer al morir la tarde murió una parte de mí, al sorprenderme la noche con la pena de tu ausencia... Te busqué, grité tu nombre ...Sólo el eco dio respuesta. Aquel silencio nocturno se rasgó con mis lamentos, la luna me vio llorar divagando en las penumbras… Y me abrazó con su luz acompañando mis pasos. A través de sus destellos te busqué por mil senderos, caminé por laberintos los rincones del olvido, hasta que mi corazón aceptó que te habías ido… Dejando el sabor amargo de un adiós que no fue dicho un sueño no realizado un amor incomprendido… Las cenizas de mi hoguera dispersadas por el viento, las llamas hoy extinguidas son sólo un vago recuerdo de tu amor apasionado... Que se congeló en el tiempo.
Hoy pienso que tus palabras, fueron viento y tempestad… Tu amor, sólo flor de un día, perecedera y fugaz. que me impregnó con su aroma Y murió en la soledad…
Crónica Guadalupe Martínez Bernal Coatzacoalcos, Veracruz, México Despertar y sentir el vacío de la casa Buscar qué desayunar en un refrigerador desconectado Inmóvil bajo la regadera soporto el agua fría de tu ausencia Vivir la vida loca querías Sin reglas Sin instrucciones Late mi vientre Nueva generación viene Acortando la esperanza de mis sueños Solamente una pastilla requiero para tener El efecto placebo Una receta firmada por ti, para liberar los años de infelicidad no vividos Sangre de vida Paradójica confusión La historia no se repite.
CUANTO TE QUIERO GUISELLE VARGAS ARCE. Costa Rica ¡Te quiero sí! aún más que a mi vida. vivir no puedo si no estoy entre tus brazos. me siento triste inmensamente dolorida porque todo el corazón te di en pedazos. No quisiera recordar esos momentos que entre tus brazos te sentí tan mío, creí que no existían sufrimientos. creí que en mi corazón no había frió. Ahora que comprendo mi desdicha ahora que ya sé que te he perdido. quisiera poder decir que te desprecio. pero no! te amo más y no te olvido. ¿Cómo tú quieres que no llore y que te olvide ? si te amo mucho más que al alma mía ¿cómo pretendes que mi corazón abrigue el dolor y sufrimiento de mi vida? Porque en tus brazos conocí la dicha con tus caricias conocí el amor porque tu olvido me ha dado la desdicha y hoy en mi alma tan solo hay dolor.
Quisiera que olvidaras tus pesares y también el dolor de tus degravios para correr por las tierras y los mares a dar un beso en tus suaves labios. Y quiera Dios que a través de muchos años te conserves siempre sabio , dulce y bueno que no sufras jamás de desengaños y vivas siempre de alegrías lleno.
NOSTALGIA Guiselle Vargas Arce Costa Rica Siento nostalgia al pensar en tu recuerdo en tu presencia tan sutil y tan lejana veo el ocaso de aquel un bello sueño en el dulce despertar de la mañana. Fue poco tiempo lo sé bien y sin embargo dejaste en mi alma heridas que no sanan al igual que en invierno el tiempo es largo mi corazón triste por ti sufre y aun te llama. Yo no puedo entender porque te quise si eras en mi vida algo prohibido pero te amé con locura intensamente aunque lo nuestro lo sé bien no era debido. Siento nostalgia al recordar tus besos que llenaron de alegría mi existencia quiero vivir por siempre en el ayer con tu recuerdos aunque deleitarme nunca pueda otra vez con tu presencia.
Palomas Héctor Daniel Paz Argentina
En el fondo de casa, en una cacerola pongo el alimento de mi perra. Ella, olvidadiza, la deja esperar para comer. Siempre un grupo de palomas, sabedoras del defecto, se arremolinan a comer y las veo discutir cuestiones del día que, pareciera, son temas ligados a la relación macho hembra. No quise decir amor, porque a esa palabra que se la adjudican a los hombres, que no la hallo muy seguidamente en estos seres, muchísimas veces bestiales. También conversarían temas ligados al vuelo y algunos chismes de palomar. Mi perra no se hace a espantarlas para cuidar su alimento. No sé si se trata de compartir o fiaquez. Probé poner un cartel: “Señora paloma, sírvase Usted de no hacer uso del alimento, gracias.” Créanme que no me dio resultado. ¿Será que no entienden? Más o menos, según me cuenta una de las tortugas que habitan mi jardín, que si los hombres que se jactan de vivir en comprensión y sociedad, no
atienden lo que ellos mismo escriben, porque las palomas harían caso, si dice la administración general de las cosas: el ejemplo viene de arriba hacia abajo y nunca al revés. Luego, aleccionado por dicha tortuga, puse la foto de un gato con los dientes a la vista en una boca amenazante. A ellas parece ser que el color de la gráfica las intimidó pero a los pocos minutos se juntaron a discutir a quién le correspondía los pedazos más chiquitos de la comida, a los cardenales o a las palomas más menuditas. Note que había una que tenía la voz cantante y explicaba con bailes su postura. Esto me hizo parecer…a… nosotros. Qué pena que las palomas discutan el mismo tema tanto tiempo. Ellas toman posición de un espacio y lo discuten a picotazos. Nunca las vi descuartizarse. ¡No saben nada de la vida! Quisiera que mis palomas sean más humanas y que nos copiaran a nosotros, los más inteligentes, los de la genética en evolución. Pero que se le va a hacer, ellas nunca podrán poseer un auto cero kilómetro o un c.d. con la música de algún cantante de moda o vestir esos trajes con lentejuelas y brillos. Qué pena me dieron las palomas. Las veo, por las mañanas, girar en círculos y salir todas para el mismo árbol que les da querer, calidez y que a lo mejor les habla de cosas que vio durante la noche. Juegan saltando en rama o yendo a algún techo. Luego se acercan a mi casa y espían la cazuela, bajan despacito, de una en una. Lucidas y temerosas. Pasaron los días y me quedé reflexionando sobre mí ser, ¿Cuándo me siento más libre? ¿Cuándo poseo bienes y amigos, o cuando viajo sin auto-presiones y responsabilidades? Que duda se me presentó mientras me bañaba en la pileta pelopincho con filtro made in china. Desde ese momento comencé a mirar a las palomas con cierto respeto. Y cómo dijo el cantante: “No sé Tú”
Siesta Héctor Daniel Paz Argentina
El calor de la siesta, en verano, es una cárcel sin barrotes, con paredes. Las manos pesan y hasta los sueños cargan sombrías alucinaciones. Los árboles no se quejan y sólo ocasionales aves se animan a un grito. El silencio es abismo y el abismo es ostracismo. El tedio inventa a la mala cara del tiempo: la monotonía. Todo transita despacio. El reloj lento y quejumbroso martilla el metal y apelmazan los minutos contra el vidrio. Los ladrillos liberan halos de energía que atan mi cuerpo a las sábanas. Y los duendes del sopor saltan del jardín y se meten a hacer ruidos en la mesa de luz. Los maderos rechinan sus insultos. El perfume, húmedo, baja desde el techo y contagia las tenues luces que ingresan por la celosía de la ventana, todo se vuelve pegajoso. Un apagado zumbido cubre el silencio de la hora que reina. El hastío espera que un río blanco me llame, como cuando niño me invitaba a jugar bajo los verdes sauces del silencio. Hoy todo es parquedad desmedida. A mi lado no hay nadie, en la habitación contigua el olor a herrumbre mora. Sueño que alguien pone a calentar el agua del mate, ello me aligera. Levanto la vista y miro por el pasillo a la cocina y no hay nadie. Los sabores perdieron sentido en la pesadez del momento. Un juego antiguo me roba una sonrisa porque las ovejas no quieren saltar. Los colores no tienen capacidad de dar brillo y mezclándose con el gris se derriten llorosos. Una nube generosa, bloquea el paso del sol, la habitación se oscurece más. Son pocos instantes y la barba del dios del cielo se evapora, ante semejante astro enardecido. La cabeza me pesa, contra la almohada. Sudo. El calor de la siesta, en verano, es una cárcel sin barrotes.
Tus ojos Héctor Daniel Paz Argentina Me dijeron que trabajabas en el centro y que te habían visto cerca de la plaza. Salí del trabajo sin medir horario. Subí en mi vehículo y, escuchando radio, me fui para el centro. Estacione en un parking a 8 o 10 cuadras del lugar que pensaba cruzarte. Fui a dejar un electrodoméstico para reparación, esperé mi turno y una vez que fui atendido salí hacia la plaza. A esas cuadras, las interrumpí mirando vidrieras, esperando el semáforo. Mi meta estaba en mi mente, sabía que te cruzaría. No tenía dudas al respecto. En algún momento, por la mañana, recordé nuestras conversaciones. Las cosas que te daban risa. Las actitudes que despertaban tu malestar. Tu peinado, el tono de tu voz y esos gestos que tanto me dominaron. Espontáneos y sorprendentes. Absolutamente femeninos. La tarde era suave y luminosa. No hacía el calor típico que habla de una primavera bien entrada. Los perfumes de un área peatonal, no son de esos que tú gustabas lucir en nuestros encuentros. Ingresé a la plaza por el costado, dónde un antiguo edificio convida a turistas a conocer el pasado, y después de recorrer sus zonas internas bajé por la explanada, ahora sí, frente al centro de la plaza. Miré a la izquierda, la mujer que estaba parada, a la orilla, levantó la vista. Tú no eras. Crucé una antigua calle empedrada para el centro mismo, vi dos personas caminar de manera convergente. Eras Tú acompañada de otra mujercita. Nos miramos y fuimos a tomar una gaseosa. -¿Trabajas por acá, me dijeron? -No, mi puesto es cinco cuadras al sur. La casualidad volcó a mi favor, pensé. Tanto lo esperé y se presentó en absoluta coordinación. Que un semáforo me hubiera dado paso o detenido hubieran roto la casualidad. O que no hubiera otras personas en el agente reparador o fuera un saludo más, cuando dejaba el trabajo, o.., o.., y ahora estamos frente a frente. A lo poco de hablar comprendí que soñaba encontrarme con tu corazón y solamente estaban tus ojos.
EL MUNDO Ian Emmanuel Romero Fuentes Ecuador El amor que se ha ido, con el dolor de no sentirte junto a mí, no sé nada de mí, si tú te has ido de mí, el planeta gira y el día que estarás junto a mi sé que llegara…
EL CIELO Ian Emmanuel Romero Fuentes Ecuador
Te convertiste en las nubes que jamás podre acariciar, en el agua que corre, que jamás podré parar, el canto del ave que viaja de flor en flor, en la lluvia que moja mi cara y no sabe dios si lloro o tan solo me rio, al sentir el agua bañando mi cuerpo
Dancemos… Isidoro A. Gómez Montenegro. México Te amo… En fermentado sabor a licor de tus labios. En grito que destila azules aceras mientras… insectos sobrevuelan al tacto adherido; azorado brillo de nuestra piel… Te amo… Diosa impura, alimentas mis días apacibles en recinto clave de ternura. En lago ámbar, palpable, sin luz, sin voz. Acariciante piel línea nítida entre mis manos nocturnas. La mano abisma a frutos y lugares; detiene la arena. Sombra deslumbrante tiñe, quema el tiempo.
Saboreo, apuro… licor tanino en rumor tangencial interno. Musgo y azogue de tu vientre atraviesa luz. El silencio de la calle acaricia tu húmeda cabellera negra, sabe a agua de bosque. Olvido toda querella, así se olvidan los barcos, en viajes de mayo. Se olvidan archipiélagos siderales y cielos delirantes. Oleaje azul y sollozo del mar. Tus resplandores me atan absorbentes, atesoras dentro de ti, brisa. Selene… eres musgo de estrella intacta. Emanación sublime de tus simas. Árbol de cristal. Tu silueta es llama suave, no calcina el zafiro oculto de tus pezones; vínculo de placer sinuoso. Tus ojos son reflejos, vierten luz; encienden los míos. Refúgiate en mí; dancemos… largamente las horas.
Recuerdos olvidados. Jesús Ernesto Meza Benítez. Salamanca, Guanajuato. México Dejaste mis manos cuando más necito sostenerme a ti, soltaste mi alma cuando aún no sabía caer al suelo, no pido borres mis lágrimas que ya han secado contra el viento , no te juro que levantare mi vuelo a pesar que hoy mis alas han cicatrizado tus heridas, solo vuelve e insulta una vez este amor para al fin logre penetrar esta coraza que aun resguarda tu nombre, te necesite cuando mi llanto recordaba tu nombre, te necesite cuando mis pedazos eran irreparables, te necesite cuando mis ojos no volvieron a brillar una vez más, ya no recuerdo cuales fueron tus últimas palabras solo veo en cada noche como otras manos se llevan mi alma, hoy mi cama sigue vacía, hoy aquellas burbujas donde pronunciabas mi nombre ya no vuelan tan alto, hoy aquel espejo donde nuestros besos se unían ya ni el polvo los conserva, será duro caminar en contra de tantos recuerdos, pero ya mis manos han logrado soportar un nuevo comienzo , donde mi apoyo será el amor y donde mis pasos sostengan cualquier triste recuerdo que tenga sobre ti.
El olvido llego. Jesús Ernesto Meza Benítez. Salamanca, Guanajuato. México No pido que cambias de color el cielo gris para verme sonreír una vez más, no te exijo una caricia para sentir que tus brazos están a mi paso, sé que el cielo aun llueva jamás traerá tus pasos a mi lado, sé que aun tus brazos abracen mi silueta jamás estarás de vuelta junto a mí, regresar a ti no sería el acierto más contundente que mis sueños han llegado a tener y cargar el error más grande no sería el momento adecuado para tomarlo en entre mis brazos pensando en algún arrepentimiento futuro, no dejare pasar el tiempo guardándote una sonrisa a tu regreso porque solo necesite de una lagrima para borrarte en mis recuerdos. Tus huellas siguieron tus pasos marchándose en el instante que salió de tu boca ese adiós fulminante que calcino mis entrañas acobijándome en un silencio incierto en unas dudas insaciables y un tormento irrepetible, sé que el día en que mis ojos vean tu regreso en ese momento lograran despertar de aquel insomnio que cargabas con tu mirada, y no volteare para mirar tu rostro que por años fue la pesadilla de mis sombras solo escuchare al viento decir tu nombre y en ese momento golpeare mi pecho para que salgas de él arrastrando tu recuerdo hacia ti dejando claro con una mirada que si el sol brilla día a día a pesar de las tormentas que opacan su vista, porque no he de seguir viviendo yo si solo fuiste una nube estorbando mis caricias.
Amor solitario. Jesús Ernesto Meza Benítez. Salamanca, Guanajuato. México Amante tu que entre mis sabanas te acercas cuéntale al amor que hoy por el estás tan cercas, que tu consuelo son mis lágrimas que mi desprecio es tu alimento, cuéntale al amor que de tristeza por el muero. Las mañanas son tu huida el silencio tu disfraz como amarte si aún huyes de este amor que hoy se va, me alimento de tus noches de tu ego y tu mirar tú me haces que sonroje cuando dices que vendrás, entre tus manos aún me fundo en tu sudor quiero gritar no te alejes que es de día y todavía quiero soñar, tus caricias son costosas tus besos aun fugaz como quedarte en esta cama si en otra duerme tu mirar. No te pido joyas caras, diamantes nuevos o un cristal solo quiero cada noche de tu aliento suspirar, hoy te vi en otra cama a mis besos no extrañar comprendiendo que en tus brazos ya no puedo hoy respirar, no te pido que te alejes pero si vuelve a buscarme aun mintiéndole a mi cama solo así vendrás amarme.
¿QUÉ VAMOS HACER? J. Gregorio Tuxpan, Ver ¿Qué vamos hacer, Amor mío, Cuando la noche se haya ido Y nuestras sombras nos abandonen? ¿Qué vamos hacer, Amor mío, Con los despojos de nuestros corazones Flotando en el vacío? De la Antología Poesía y Cuento: Las Plumas del Sol. ALGUNAS VECES. J. Gregorio Tuxpan, Ver Yo escribo algunas cosas Y otras veces Algunas cosas Se escriben sobre mí, Algunas veces Escucho algunas voces Y otras voces Algunas veces Me parece oír, Nótese Que aún no logro distinguir De qué lado sucedo, Si de la mano a la boca, De la pluma al oído O del silencio al papel. Del la Antología, Fragmentos de luna, Destellos.
La armadura abollada J. E. Velázquez Veracruz, México Era tanto mi deseo de verla, que sin importarme las burlas, críticas hacia mi persona, tuve la osadía de presentarme como postulante para el cargo de fiel acompañante de la Reyna, teniendo claro que todo estaba en mi contra, sin embargo a paso firme y con un nervio plagado de una emoción cosquilleante, me dirigí hacia ella que aguardaba en su trono. Los murmullos acompañados de risas burlonas se enmudecieron al momento que me detuve para contemplar esa imagen celestial. Los adjetivos sobraban, aquellos relatos no le hacían justicia a su belleza etérea formada de una mezcla entre ninfa y sílfides, su piel labrada de porcelana pura, sus 2 diamantes color miel, hechizaban con verlos, sus labios rojo carmesí suaves y delineados formaban un corazón. La melodía de unas trompetas me despertó del trance producido por esta doncella real. Observé que a mi lado estaban 3 caballeros que eran unos pretendientes dignos de
ella, Conwill poseedor de una armadura dorada, gallardo, alto, su rostro de una geometría perfecta, su cabello dorado igual que los trigales de Dolzhandur, ojos color cielo, poseedor de tierras fértiles de la uva, sus hazañas eran incontables, aunque contrastaban con sus manos, notándose que la empuñadura de su espada se desenvainó pocas veces. Luego seguía Archeron que portaba una armadura plateada con destellos dorados, su rostro asemejaba al de un dios griego, sus ojos aceitunados, su barba partida, la gallardía no la ocupaba, era el sueño varonil de las doncellas quinceañeras, a lo contrario de Conwill, conquistó reinos, los cuales desecho por dominar corazones de reinas. Se dice que la fidelidad no existe en su vocablo. Después de él con un aire arabesco, héroe extraído de cuentos de sherazada cincelado en carne y hueso, Sharimar, piel trigueña forjada de sol, su cara tenía 2 esmeraldas verdes, su armadura cobriza no tan voluptuosa y forjada en resistencia. Un príncipe guerrero de las dunas de Dholzan dur, cazador de aventuras para alimentar su ego. Por ultimo estaba yo, que no poseía reinos, ni tierras, ni la belleza que resaltaba en estos caballeros, ni su juventud, lo único que traía era una armadura abollada, que había resistido los latigazos de cronos y que con gusto daría mi vida por esta sílfide majestuosa. La Reyna Tharania se levantó, observó a cada uno de los caballeros, con esa mirada impregnada de serenidad y encanto elfo. Juraría que todos estábamos muertos, pues ante tal imagen, solo es posible presenciarla, cuando el paraíso abre sus puertas. De no ser por el frenesí, la emoción, el sudor, pensé lo contrario. –Nobles caballeros, despojando sus reinos, riquezas y hasta sus espadas, que pueden brindarme –dijo Tharania.
Los caballeros ante tal cuestión se observaron, a mí ni me tomaron en cuenta, yo estaba extasiado por las palabras tan certeras de la Reyna. –Una Reyna ocupa ser llenada de las joyas más preciosas, de los cuidados de un noble guerrero, permítame ser yo quién la proteja, a mi lado brillara – Conwill contestó. –Un rey con o sin Reyna, brilla por sus acciones, no por fortunas que solo ciegan la nobleza de los decretos, acaso seré cuidada por alguien que tiene sequía en la frente y que sus manos no tienen la cicatriz del esfuerzo –dijo Tharania. –Usted es sabia, debe conocer mis hazañas, mis conquistas, contemple mi espada la cual pongo a su servicio, con ella he extendido mí reinado –Irrumpió Archeron con un imponente orgullo. –Agradezco su entrega, pero una espada no dialoga, solo bebe vino del cuerpo de los hombres. Quien se conquista a sí mismo, logra la mejor de las victorias. No aquel que colecciona amores asemejándolos a joyas preciadas. –De todas las reinas, princesas que he conocido ninguna posee la inteligencia de usted, ni el desierto brinda tal conocimiento proveniente de sus bellos labios, mi saliva es acido para las mentiras, ni soy coleccionador de amores efímeros, aunque amante de prodigiosas batallas me declaro – Exclamó Sharimar. –La honestidad palpa en su voz, sin embargo el orgullo forja su temple y sus acciones; cincelar una vida así, es oxidarse en una fortaleza de prejuicios. La soberbia es una amante ingrata que ciega con encantos. Los caballeros apuestos, estaban absortos ante tales decretos, el silencio los abrazaba, de repente Tharania postro su atención en mí. Ese instante sagrado, decretaba hacerlo eterno, su mirada puesta en mi silueta otoñada por la vida. La contemple y hablé: –Su majestad, no importa todo lo que he pasado, pues mi deseo se cumplió, su imagen celestial se cincelo en mi memoria
igual que su voz sabia se guardó en mi ser. Así fuera poseedor de las tierras fértiles de todos los reinos, no bastarían para cosechar la virtud en usted. Todas las joyas forjadas por los alquimistas de Arizmar no brillan igual que sus zafiros oliva. No ocupa la gallardía ni la hombría para atraerla, sino la lealtad y fidelidad para venerarla. Los ojos de Tharania brillaban, una sonrisa esculpió su rostro, entonces habló: – ¿Qué has de brindarme noble caballero? –La vida misma que ya tengo otoñada, no tengo tierras, ni feudos, ni joyas, las batallas que he sostenido fueron por proteger al inocente, apoyar al desamparado, no por lustrar al ego. Esta armadura abollada por golpes no pudieron doblegarla. Las experiencias la forjaron. –Los reinos así se forjan por la fortaleza del vivir, ni riquezas ni tierras, los hacen grandes quien acepta una caída para levantarse es digno de ver a los ojos de una Reyna. De pronto todos en el salón estaban atónitos, por la acción tan disparatada de la Reyna, no comprendían que sucedió en realidad, Tharania prosiguió su camino sin prestar atención a los caballeros que la vieron salir del salón principal sin entender que pasó en ese momento en el que su majestad proclamo esas últimas palabras al viento... – ¿Acompáñame, amigo? –inquirió la Reyna. – ¿Amigo? –pensé. –Los amores son efímeros. Las fortunas, los reinos, las promesas que los amantes se hacen; incluso ya es difícil sostener una amistad, una relación ni se diga y algo aprendí: no hay cosa tan excitante, que tu amante, compañero sea tu mejor cómplice, porque ahí nace el manantial inagotable que une a 2 personas, camina a mi lado y quizás te comparta mis secretos.
–Encantado lo haría pero me temo que no se podrá. – ¿Por qué dices eso noble caballero? –Su rostro tan estoico repentinamente se llenó de ansiedad buscando una respuesta pronta ante mi afirmación Porque ambos caímos en la droga de la emoción, usted conmocionada por mis palabras olvidó el don de distinguir los que no pisan mortalmente esta tierra y a mí por un instante me regresó a la vida…
Apresado José Manuel Ambrocio Veracruz, México
Te vi llegar, lenta, furtiva, adueñándote de mí, de mi pensamiento, mis actos, mi intimidad, con tu proceder me lastimas, una y otra vez con tu ruindad. Porque no me dejas, porque me entristeces, envileciendo mi mirada, me avejentas apresuradamente; esfúmate ya, sal de mi vida, busca otra alma dolida, déjame que muera en paz. No merezco más castigo, con lo que me has dado basta, el límite de mi angustia lleno está, eres bruma amorfa que me apresa, me oprimes, me ahogas, ciegas mis intenciones, vete, tuve ya suficiente de ti, soledad.
He vuelto a nacer. José Flores. California.
Recuerdo el día que miraba tus ojos esa sonrisa traviesa y mi corazón se detuvo, mis sueños iniciaron a renacer en ese instante. Fue un 12 de Junio cuando renací encontrándome entre tus brazos, pegado a ese bello corazón que vibra, que ama con intensidad y sinceridad, Fue desde ese momento que nuestras almas se reencontraron en este andar sin sentido, fue en ese momento donde nuestros labios se rozaron con la intensión de un niño. Es en la profundidad de tus ojos castaños donde encontré el sentido a mi existir, donde revivió en mi ser la esperanza de ver los amaneceres llenos de luz. Fue un 12 de Junio donde mis manos luchaban por estar silenciosas, de ese andar pausado y eterno tomándote del talle y sintiendo tu andar. Mis ojos se llenan de emoción, mi corazón se llena de dicha al saber que mis pasos encuentran por fin donde descansar su andar.
Mi corazón encuentra donde latir, mis manos donde hacer arte, mis letras donde brotar como flores y donde reposar mi cabeza revuelta. En un día como hoy el tiempo se detuvo se llenó de luz mi mundo sinuoso, mi corazón volvió a palpitar y mis versos fluir como borbotón. Hoy mis labios se llenan de sonrisas, de besos apasionados, de palabras dulces, hoy mis manos encuentran su destino, y mi alma se regocija a tu lado. Ha terminado este andar errante, errático, sin sentido, sin luz y ha renacido lo más hermoso que mi vida pudo encontrar, el amor.
AMAÑADOS José Morelos Colombia Ha concluido la noche y apagas tus luceros en los míos como un ritual de adoración con besos al ritmo de latidos para la danza del fuego. Por la diminuta rendija de la ventana se asoma tímida e insegura una delicada luz mensajera anunciando la entrada del astro. El deseo suelto loco entre las cobijas provoca un incendio incontrolable en nuestras pieles. Y el dulce sabor de la mañana entonan una melodía al ritmo instrumental de los cuerpos que no paran de sonar no se interrumpen ni dejan de consumirse aunque se fragmente el día o se destiñe la noche.
La paz de tu Mirada José Luis Yépez Sosa Veracruz, México
La noche trémula la de los astros tristes Con su afligida luz mortesina A la memoria convidan el salino sabor De las lágrimas yertas Emerge el recuerdo del mar omnipresente Entre las olas tu bello rostro cautiva La mente que el dulce recuerdo acaricia Como un gran velamen en el viento del estío Son las horas en las que tu nombre se pronuncia leve Con un taciturno olvido del tiempo Cuan presente aún en los tímpanos De las personas todas que te amamos A donde tú vas la grácil luna La lámpara etérea de tus ojos Alumbra el camino sin retorno A las almas libres del lastre de la vida
Volátil tu atuendo en el réquiem postrero Como ninfa en la quietud tu voz canta Y en sus notas acuosas vas recogiendo estrellas Con tu vestido hecho de arena y alabastro De tu mano el índice señala Los acantilados ordinarios de amapolas Con tus pies alados ¡oh! Dulce niña Nada hay que detenga el avatar de tu destino En el extenso túnel en densa oscuridad cautivo Un punto de luz extremo te distingue Es la vida que separa de la muerte Es la muerte que nace de la vida.
Del Poemario “Héctor, Nosotros y la poesía”
Recuerdos en Sintonía... José Rafael Rivero Venezuela Recuerdos en sintonía Con cada roce de tu cuerpo Con cada sonrisa de medianoche Entre caricias y rebeldías Despojando amnistías Mientras la madrugada se hace mujer Y este amor se va entregando A pasiones consentidas Recuerdos y alegrías Tu cuerpo me va obsequiando En encuentros que van llegando A amaneceres en armonía Temblores en sintonía Se tatúan en las siluetas Que se entregan completas Al amor sin etiquetas Al alba que se inquieta A este loco poeta Que mezcla deseos, amor y letras...
Verbos que coexisten... José Rafael Rivero Venezuela Observando lejanías que se acercan motivadas Argumentando deseos comunes Proliferando sentimientos Expandiendo interiores, entrañas, sentires Motivando los gemidos de medianoche Acercando poros y alientos Resquebrajando paredes absurdas Liberando verdades en cuerpos y mentes Viviendo almas, besando sueños Saboreando pensamientos que te traen Escalando cada suspiro en tu pecho Recorriendo amaneceres en tus ojos Sembrando prosas en tu valle Cosechando souvenirs en tus muslos Escribiendo ansiedades en espaldas Coloreando mejillas con palabras Rescatando espacios en la mente Dibujando emociones entre versos Que coexisten en esta soledad que te busca En infinitos surreales que delatan al poeta y su locura...
ACCIÓN, ESTADO Y AFLICCIÓN Juan Guerrero México Podrás esconderte, estar en horas difusas, confundir el azul del gris, mal escoger entre diez mil, mas nunca podrás ocultar tu acción, estado y mucha aflicción.
SABER QUISIERA SI ALGÚN DÍA LO SUPIERA... Juan Guerrero México Saber quisiera de tantas cosas y causas ajenas; tan longevas... cómo construir una aldea, armar ideas o docenas de borracheras, el compartir la ducha, todos vuestros sueños y la dicha plena, el salir de noche, caminar sin rumbo, en un cielo de diez mil estrellas.
Saber quisiera de caricias, complicidades y besos compartidos, el conocer de figuras, de tu grata fragancia, y demás fluidos, del dormir con vos, del amanecer escuchando tu fina y ronca voz, el jugar como niños, del desarmar y empezar el día a día, ya contigo.
Saber quisiera del sentir flotando, del levitar volando, tan parlado, del transmitir sonidos y darte sinfonías jamás antes oídas,
del tocar lo cotidiano que a mi lado nunca, nunca sería ordinario, del caer muertos de cansancio, de tanto sentir; de tanto vivir.
Saber quisiera del romance pleno que jamás imaginaste siquiera, de la trama y del drama en un crucigrama sin ningún engrama, de tragedias, cuentos e historietas escritas y salpicadas de poesía, de una vida sin cautela, toda ella plena en un lienzo sin sosiego. Saber quisiera del porqué de las barreras y vuestros miedos, de los encantos guardados, la so pena y el cruel no encuentro, de lo oculto, lo maltrecho y ambidiestro en todo siniestro, del por qué fue así; del por qué (otra vez) a mí. Saber quisiera...si algún día lo supiera.
MI IMAGINACIÓN, YO & SELENE Juan Guerrero México Deambulando por los espesos bosques de América apareciste tan de repente (entre gotas de lluvia y densas nubes celestes), yo os llevaba -desde entonces- entre mis dedos fornidos y hombros amarillos, mas no te encontraba entre la espesa arbolada ya muy de madrugada, con todo surgiste y vuestra luz cambio mi destino; así se que vos estás y seguirás siempre conmigo, guiando mis pasos y sinuosos caminos.
SOY EL AMOR Lourdes Lagardery Puerto Rico
Soy el amor de medianoche, el que se visita cuando cae el día, soy el amor oculto, el que está escondido, el que quiere llenarte de alegría..... El que espera con paciencia tu llegada con el corazón sobresaltado, pensando que algún día no habrá madrugada; Porque me habrás olvidado. Soy ese amor prohibido que traspasa tu espacio, soy ese amor oculto que desciende al abismo, que peca cuando piensa en tus besos ardientes..... ! Pero soy el amor.... Francisco.
DESTIEMPO Lucila Reyes González Ciudad de México, México En tu vida, en tu poesía y en tu andar tienes dos tiempos dos tiempos para pensar y para disfrutar lo haces en dos tiempos, dos tiempos para amar. Uno con tu esposa, en tu hogar, es el tiempo de brindar, de amar, comprender y de entregar, sin margen de tiempo, Es el tiempo moral. El otro, es el tiempo oculto, el tiempo limitado tiempo de soñar de barreras cruzar, de entregar sin esperar, de locura desbordar, éste es el tiempo de pecar. Y yo en mi tiempo, te miro a lo lejos conocedora de tu verdad, en la cual ya no hay tiempo, ya no hay tiempo para amar, a tu vida llegue con mucho amor, con fuerza, con pasión, pero ya no era el momento, llegue a destiempo, y me tuve que marchar.
PARTIDA PRECIPITADA Lucila Reyes González Ciudad de México, México ¿Que te fuiste y me dejaste por otra? Antes sí lloraba, pero ahora; ya no importa. Que regresas solo y sin consuelo, buscando el que yo te daba, lo siento, tu sol ya no ilumina mi cielo. Y sabes porque ¡te amé! pero ese tramo, ya lo pasé, sin ti sufrí y me sentí desconsolada buscando tu vida, mi vida te daba. Pero eso ahora ya no importa pues te fuiste y me dejaste por otra.
MIÉNTEME Lucila Reyes González Ciudad de México, México Miénteme y di: que estás loco de contento que disfrutas cada momento desde que te vi partir. Miénteme y di: que esa mujer, con la que estas ahora; siendo toda una señora te da lo que jamás te di. Miénteme y di: que la veneras tanto, tanto, como si fuera un santo; como jamás me adoraste a mí. Miénteme y di: que ella ocupa tus momentos que olvidaste mis lamentos, y que te encuentras muy feliz. Miénteme y di: que tengo que entrar en razón, hasta que grite mi corazón, que es momento de olvidarme de ti
Azul María Estela Rodríguez Argentina Mirar tus ojos era como mirar el cielo como una noche estrellada azul intenso, profundo y melancólico una luna brillante en el firmamento. Tus manos que acariciaban mi pelo Y en murmullos decías… -Hueles como la flor del limoneropalabras que a las flores daban envidia cuando las susurrabas en mi cuello. Ahora ya no puedo escuchar tu voz pasó el tiempo y el amor terminó no tengo la miel de tus besos se perdieron sensaciones construiste un muro entre los dos. No pude retenerte en mis brazos ¿Qué pasó, porqué fue tan débil tu amor? encontraste en otros labios lo que yo te daba y me quitaste de tu corazón. Largas noches de insomnio Mojando la almohada con mis lágrimas pensando, lo bello que fue nuestro amor.
SILENCIO ENTRE ESPACIOS María Luz Olivares Aldana Veracruz, México
Callar, callar, callar, ya no es hora de llorar, llegó el tiempo de reír, llegó el tiempo de cantar. El ave que vuela ligera, la flor que nada en el lago, tu risa con trinos y arpegios, yo… Callada y serena. Suspiro desvanecido en la nada, promesa que no ha sido cumplida, regalo que no ha sido entregado, palabra no pronunciada. Recuerdo que has olvidado, sin fechas en calendario, silencio entre espacios, porque tú, no me has amado.
PIANO María Luz Olivares Aldana Veracruz, México Mi piano tras la tapa esconde campanitas que repican de alegría, son genios y hadas con ropajes bellos que jugando entonan bellas melodías y hay duendes que caminan impacientes, despacito, tomaditos de las manos, esperando al pianista, que deslizando sus dedos en el blanco y negro teclado a las hadas y a los genios los despierte de sus sueños.
Los pasos de Jesús Maruca Rodini Río Tercero, Córdoba, Argentina Sobre la huella profunda, a pasos fuertes se marcaban en la greda del desierto donde a cada día era barrida por los vientos secos con médanos que cubrían las grietas entre los terrones de las montañas. Con pasos agigantados llevaba los mensajes con una luz y fortaleza que defendió y salvó al mundo. Eran tan distanciados los pueblos y lugares donde frecuentaba. Subía a las cimas de los cerros cruzando montes y estepas de esa tierra árida. Con sus desgastadas sandalias dejaban los rastros de las pisadas que hacía. Las aguas del rio Jordán siguen fluyendo lentamente su cauce cristalino invadido de pequeños peces, lugar que fue testigo de ese gran acontecimiento del Bautismo, dichos y promesas de Jesús. Llegando a la ciudad vieja de Jerusalén, donde frecuentó los últimos años, quedó allí estampado, marcado con su sangre preciosa las baldosas avejentadas donde con su sufrimiento de dolor que había pasado con su Cruz en esos sagrados lugares y sitios visitados por él. El monte de olivos y finalmente la piedra donde él agonizó. Cuanta emoción con dolor, con confianza, llenos de seguridad en su rostro cargado de creencia y amor.
Llovizna del Alba Maruca Rodini Río Tercero, Córdoba, Argentina Brilla ante tus ojos desde el cristal de la ventana, gotas puras y límpidas van humedeciendo la piel. Te sientes serena, entre el silencio oportuno la transparencia de la llovizna se sumerge en la profundidad del pálido sendero. La niebla se envuelve celosa con olas de plata sobre la vegetación que sonríe tras el brillo de sus hojas. Mientras las sombras acarician el paisaje gris, borrascoso y fresco que invade en todo momento.
ESTAS Mirna Márquez Córdoba Argentina
Sé, que estás sin tenerte, se que me amas sin decírmelo, sé que te amo, con solo imaginarte, con solo pensarte vives en mí. No sé cómo fue el momento, que entraste con fuerza, con arrogancia, de caballo salvaje, indomable, amante de la libertad, del tiempo, el tiempo que lo haces tuyo, que lo crees tuyo. Sé que te amo, así a la distancia, sin tenerte, sin verte, con mi libertad para soñarte, soñarte a mis antojos, a mis apremios. Y en mis sueños entregarte, esta pasión arrolladora, que solo con tu imagen la despiertas, la mantienes elevando esa hoguera al infinito, hasta el momento del encuentro.
SILENCIO Nelli Edhit González Acosta. Uruguay Es tarde calla. No digas nada. El tiempo vuela. Calla. Hay un secreto en el aire. Calla y escucha. Entiende. Luego. Actúa y ama. Siempre.
SENDERO Nelli Edhit González Acosta. Uruguay. Tan augusta mi búsqueda y espero. Espero que el silencio en remolinos, me traiga algún día, al aclarar; ¡Un beso tierno como aquel junto a mi río! Tan larga mí búsqueda ¡Que sinuoso el camino que adelanta! Adelanta y se pierde bajo mi pie cansado, cual loza gris, resbala en la pendiente de mi tiempo y se pierde tras el encuentro de otra senda. Tanto silencio en el sendero que me atrae, como atrae la luz a la falena. Te llevo en mi pecho cual espada de acero clavada hasta la empuñadura. Convergen en mí, grandes amores, amores que el tiempo atesora. Que atesora y me ignora, cuando mi grito se hace eco y lo reclama. ¿Dónde esconder tanta ternura bajo el cielo? ¿Dónde esconder lo que siente el alma mía? Si por mi senda aún se niega el amanecer de tu presencia. Es por ti que mi senda se adelanta, se adelanta y me atrapa con el tiempo y muero aterida sin tu abrazo, mientras el sol agrieta hasta las rocas, más profundas.
EL ÚLTIMO POEMA Nelli Edhit González Acosta Uruguay. Si me llegara el tiempo el tiempo de mi meta el último poema el día oscuro, pediría que fuera azul y en octubre. Que la risa se afanara a flor de piel tus ojos me vieran desde cerca el día como nunca fuera intenso. Pediría escuchar tu voz una vez más, oír el canto de los pájaros, dejar volar mil de notas desde mi garganta. Acunaría un niño en mis brazos, apoyaría en tu hombro mi cabeza, correría bajo la luz de mil estrellas viajaría por el túnel de tus ojos. Recorrería los sueños, atrapados en mi pecho. Gritaría ¡Te amo! Sería feliz Y encantada la luna se detuviera en mi ventana. De tu mano caminaría de nuevo las arenas blancas, escucharía el susurro del agua río abajo. Que el viento con su aroma a rocío me inspire un poema. En la brisa se mezcle olor a rosas y gardenias y en mis manos descansen tus caricias. Si...Si me llegara la meta Pediría que sea azul y en octubre ¡Junto a ti, mientras escribo el último poema!
CONJURO. Nelli Edhit González Acosta Uruguay El sueño cierra mis ojos un velo oscuro cubre mi cuerpo Sueño... Sueño un sueño de luz ¡Y tú en él, como una fogata! Fogata que me llena el alma y me atiza, me engalana de gardenias y me encanta. Tu hechizo de amor. Ese amor. Solo ese. El que viene de ti. Nada más pensarte me fracciona en segundos de idolatría, me llena de algarabía y me cobija de emociones. Tu fogata atiza mi fuego. Intento lo imposible y ahí te encuentro, como siempre, a mi lado. Eres mi día claro, mi noche de luna, mi encuentro escondido, mi lluvia dulce, mi tiempo encantado, mi vida nueva. Estas en cada recodo del camino, en cada estación. Estas lejos o cerca y me abraza tu luz. Tu luz que me ciega y me lleva por el aire, me haces recorrer los mundos mágicos, los silencios y los susurros más preciados. ¡Esa persona eres Tú! Esa persona que me devuelve el tiempo y a la risa. Que me devora las angustias, pone flores en mis manos. Ese… Que me cambia y me conjura a un: Te amo ¡para siempre!
“Delirio de amor…” Nicolás Ramos López West Bay, Cayman Islands
Risa que rompe mi calma… me hace sentir su aroma y desear su alma, la imagino junto a mi…la sueño entre mis sabanas, es un delirio de amor que exprime mis ansias… una locura pensarla Es lo prohibido… lo que se mira y el alma te roba su cara tan bella, sus ojos de cielo con esa mirada que penetra y anida, más yo sin poder decir nada destrozándome la vida sin esperanzas de poderla tener Como imaginar que existiría…que tanto me dolería que tengo que agachar la mirada cuando a mi lado pasa para no delatar mis ansias los deseos de besarla y grito en silencio… buscando la paz y la calma Si todo cambiara y sintiera mi alma, como mi corazón palpita y estas ganas…de hacerla feliz, despertar en sus mañanas, contemplarle en el silencio como hago en mis sueños cada noche presente estas en ellos .
“Delicada flor...” Nicolás Ramos López West Bay, Cayman Islands Hermosa y sutil, desafiante y sencilla.. flor que en cada amanecer con su aroma invade mi vida... exquisita mujer!, sol de cada nuevo día...compartiendo sus mejores momentos, sus anhelos, sus alegrías.... sus deseos con tanta armonía Cubriendo mi cuerpo de tantos halagos acompañados de suaves caricias... te entregas a mis brazos...así te quiero vida no necesitas más, para conquistar las mías, todo mi amor cada noche se desvela al sentirte junto a mi Mujer que desde un principio supiste florecer en el jardín de mi vida...tú, mi delicada flor, mi astro, mi guía... por tu esplendor, por ser libre para elegir, por tanto quererme ... embriagando mi corazón... que hoy palpita por tenerte Diosa del amor, guíame hasta su destino porque naufragio cada noche en el mar de sus consuelos, donde sin importarme el respirar... a sus ansias me entrego de su aliento me sostengo... boca a boca sobreviviré con eternos besos
“Perspicaz huella…” Nicolás Ramos López West Bay, Cayman Islands Y se aturde mi pensar al tenerla tan cerca… tan cálida entre mis brazos, sintiendo su respirar…que se agita cuando me besa cuando me acecha…puedo sentir como su palpitar aumenta su frecuencia, trastornando a mis sentidos…su gemir de tigresa Porque mis diestras, no dejan de acariciar su piel de seda y mis labios empecinados la recorren sin fronteras… que aroma, que frescura se desprende de cada poro, que miel destila, que dulzura y bravura de su alma se desenfrena Mi pensar se quema en su hoguera, solo persiste en la entrega hay tanto amor transitando por las venas, tanta pasión y del otro lado tantas respuestas…tantas ansias, locuras que en las noches van surcando la piel… dejando huellas Como no la he de amar… si su sentir a gritos expresa erizando mi cuerpo con sus labios al pasar por mi cuello cuando se dispone a besar cada parte sin mi consentimiento qué manera de amar de sentir en cada beso Si desde sus entrañas… el amor brota puro y sincero, si no hay forma de detener este amor que estoy sintiendo, que me apresa y domina al corazón… guía mis latidos y estremece mi voz, como no he de amar a quien ha conquistado mi corazón.
Eterna Oscar Velázquez Guadalajara, México.
Y ella es así, un puñado de hojas que súbitamente entran a mi habitación al abrir la ventana. A veces tierna, otras sigilosa y precavida, siempre llenando en instantes cada espacio de mí; un sabor amargo como canela y dulce como la profundidad en el abismo. Suele ser arrebatada, difusa, llevando en sus alas enormes puñados de peces, de aves... Presos de ella cada tintineo de las sílfides es, que seducidos por su cantar develan la profundidad de los sueños en los fugaces hombres. En petricor de lluvia su pensamiento envuelve, y llama a cada atardecer por su nombre; Seguro no estoy si sea cordura que ella mueve, pero serena y sonriente es cuando a su luna en sus pequeños dedos de suspiro toca. Y ella mía, inefablemente mía… como un puñado de hojas que súbitamente entran a mi alma, a mi vida; al abrir la ventana.
A mi café... Patricia Amador Veracruz, México
El aroma de la mañana, trae el perfume de tu cuerpo. No me importa el origen, ni el cultivo, te siento perfecto. Me agrada por las tardes, de noche me robas el sueño. Soy tu adicta en las comidas, sí hay postre busco tu encuentro. Por momentos eres dulce y suave, otras veces fuerte e intenso. Te prefiero en compañía, porque a solas, me estimulas en silencio.
Tú ... Patricia C. Cervantes Domínguez Veracruz, México Tú , si tú! Hombre de mis sueños quien logró meterse a mi cabeza, Cruel criatura que a mi piel pusiste sellos... Y con cada beso de su mesa fui tu presa. Tú , si tú! Qué esperabas de mi mil pleitesías... Mi sumisión para ti y te reías. Ser mi Dios verme tu esclava eso querías. Jamás sentiste amor sólo fingías. Tú , si tú! Hoy soy la sátira de los poemas que escribía, Para expresarte mi amor, fue fantasía... Me hiciste amarte sin decir que partirías, Ya no hay mieles, solo la hiel de mi ira. Maldita la hora que creí en tus mentiras! Tú , si tú ! Innombrable vergüenza de mi vida... Desleal caricia que se dio sólo a escondidas. Inverosímil sombra ya perdida... Te devuelvo tus promesas incumplidas. Porque ese tu falso amor aquí termina.
Lobo solitario ( La guarida ) Patricia C. Cervantes Domínguez Veracruz, México Hijo de la noche y de buena cuna, creció caminando lo cuidó la luna. Sombras lo persiguen sin razón alguna... Sombras sólo sombras que esconde la bruma. Solo vaga sólo fiera taciturna. Camina y avanza solo sin manada... Se ha quedado solo, solo sin su amada. La perdió peleando, también su Camada... Se quedó aullando se quedó sin nada. Aunque está solo, va con entereza... Buscando guarida, buscando una presa... Lobo solitario parece que reza, Y a la luna pide toque su cabeza, Mientras la ve irse para sus orejas. Hoy su madre Luna marcó su camino, Ahogar su silencio sin ningún gemido... Sólo en su guarida, ya su cuerpo frío, donde sus peleas son consigo mismo. Donde sólo espíritus son sus enemigos. Lobo solitario ! así tú te llamas... Pues prefieres eso a decir que amas. De piedra tu almohada de piedra tu cama... Tan frías como tú, tan frías como tu alma.
NOCHE MÁGICA Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México Aquella noche mágica donde solo un halo de luz iluminaba mi silueta, dando giros entre nubes mis sentimientos bailaban. Extendía mis brazos al abismo, esperando ver un mágico encuentro entre aves de paraíso. Bailé, como nunca imaginé, recuerdos en cada nota musical de una melodía inexplicablemente bella. Me vestí de fantasías amorosas, para dedicarte mi último baile, me encontraba sólo, en un instante etéreo entre una danza furtiva, que no volverá jamás. No vi tu rostro, Imaginé tu sonrisa nerviosa, ocultando tu alegría entre la multitud, por la felicidad de verme bailar para ti. Sentiste mi adagio, en cada movimiento, entre luces y auroras etéreas con colores de vida, de amor.
Y al final de la selecta danza, te pierdes en la noche, caminando entre sueños e himnos nocturnos del amor. Vino a mí una ninfa dorada, pronunció tu nombre y quedo, muy quedo exclamó ¡Una lágrima rodó! Del poemario “Musas Prohibidas”
EL CIEGO Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México Que distinto fuera si tan solo el negro fuese azul y mirar las estrellas una tarde en la montaña. Si el verde fuera tono de cristal, ¿Podría ver los peces de colores? Y mi pie descalzo sentiría ¿El tono moreno de la arena? Cuentas que los amaneceres de mi hermosa tierra, son naranja y violetas, sin embargo, la maldad del hombre es negra, suplicaría al sol, que formara un arcoíris en cada palabra, verso o estrofa.
Siento estrellas cayendo en mí piel cada vez que me tocas, ¿Qué tatúas en mi piel con tus besos? O tan solo son cerezas de pasión. Descríbeme el color de la amistad, mis amigos, tienen texturas en su piel, y la mía tan solo líneas. Escucho el canto del ave en primavera el ronroneo de un gato escucho un eco de amor en mi puerta ¿Eres tú? A veces tus manos tiemblan y un color tristeza toca mi mano imagino que lloras, dime que no te irás de mi lado que mi ceguera no te da tristeza. Cierra tus ojos al tocarme siente el beso del tiempo, la cobija de las estrellas, la lluvia besarte, aromas de coco y chocolate. Cierra tus ojos cada día, un instante, y cuando un aroma amoroso te invada no temas soy yo, quiero sentir caer en mí piel, las estrellas. Del poemario “Musas Prohibidas”
APIÑADOS Rosa Caldevilla España
Apiñados en el fango nos van poniendo los de arriba recortando los salarios no su paga vitalicia. Dicen que no hay dinero al obrero sacrifican van subiendo los impuestos los sueldos se minimizan. Se multiplican los parados las neveras se vacían la educación se tambalea la sanidad ya peligra. Esta crisis nos machaca no parece tener fin solo los ricos se salvan y el pobre a sufrir.
INTIMAMENTE Santa Velia Flores B. Sabinas, Coahuila México
Tentación volátil miradas suspendidas en los suspiros, viviendo la transferencia de un instante, latires insistentes, desbocados, extendidos en cielos infinitos, complicidad que atrapa y se estanca íntimamente en esa línea recta formada por las miradas. Emanando por los poros sensaciones envolventes, como hechizo fulminante unido con una caricia de ángel. Cruce de miradas o trampa del destino, un letargo hipnotizante mezcla de sensaciones alucinantes, vividas íntimamente en esa multitud tan agobiante.
Despertar en tus labios Sar Poet Romero Argentina Una conciencia se despierta blanca como la nieve. El cielo rescata los sueños, la vida es un acertijo. Y la razón... La razón es la obviedad de buscar un futuro lleno de verdad. No es mágico el destino, es misterioso caminante con un itinerario desaliñado, como las mañanas sin sol, pero que más bonito que despertar en tus labios.
La distancia Sar Poet Romero Argentina
La distancia es alejar dos cuerpos, pero dejar unidas las almas. Es mantener el mismo cielo, es creer en lo perfecto. Mantener la luz encendida es abrazar la vida, volar sin alas con calma, soĂąar con esperanza. Convertir las horas en dĂas es trabajo del tiempo, el nuestro aprovecharlo. Eres quien completa el vacĂo que deja el silencio. Eres lo que necesito para sentirme vivo en cada latido .
¡VOCES DE PADRES! Víctor Manuel Mendoza Rivera Veracruz, México Hijo mío, cuídate de andar en malos pasos porque tú y nuestra familia sufrirán vergüenzas, si lo haces , mejor sigue el camino del bien, que nada te cuesta y es halagador , pues tus padres se sentirán orgullosos de ti, también todos tus parientes, después todos tus amigos, además en cualquier sociedad a donde tú vayas te respetarán y gustarán de estar contigo platicando de las bellezas del bien o de los proyectos de sus vidas presentes, en fin, de la confianza que emanas por dedicarte a la creación de los grandes sueños buenos dignos de tu juventud. Hijo mío, aprovecha al cien por ciento tu vida, ¡estudia! ahora que hay ciertas oportunidades de hacerlo para que puedas lograr una profesión digna del esfuerzo de tu lucha y el de tu familia que te apoya, después puedes divertirte con tus amigos en ambientes sanos, lejos de los vicios ya que estos esclavizan y causan las enfermedades del cuerpo, del alma y de la mente, también te suplico, no le hagas daño a nadie, ni en su físico ni en sus sentimientos pues esto causa costumbre y dañarás tu sano
equilibrio emocional de poder relacionarte felizmente con tus semejantes. Hijo mío si alguna vez te encuentras solo, triste y desorientado en tus decisiones, no te presiones tanto, ya que esto, a todos nos pasa, mejor date un baño, ora un padre nuestro y duerme un poco, cuando vuelvas a renacer, ¡piensa! y dispón de todos los alimentos que los seres de ¡dios! han trabajado para que estén en nuestra casa y en nuestra mesa, y desde este punto de reflexión y referencia, empieces a perdonar, y a perdonarte aquellas acciones que te causaron depresión, para que, de aquí en adelante ¡evitarlas! ya que no fuiste creado por tus padres para hacer el mal, sino el bien, además, recuerda que siempre tendrás el apoyo de toda la familia porque sabemos que habrá tropiezos y caídas, pero ¡te levantarás! porque te acordarás de todos nuestros buenos pasos que siempre con mucho amor te hemos enseñado. por tu comprensión y obediencia ¡muchas gracias! hijo mío.
Veredas Werner y Zaradyel México y España
Encontré un camino se unió al mío, detrás de ese campo hermoso, estaba verde y frondoso lleno de flores sutiles que brillaban con la misma intensidad de un sol, esas veredas entrecruzadas en medio de aquel mi paraíso me cautivo, cada trayecto forjado de esperanza y sabia cautela dibujada, emergían de mi corazón y volvían a él como regalos de amor. Después distinguí trazos que bosquejaban arroyos emitiendo ecos de paz, cerré los ojos y me deje al viento llevar, era verano, primavera y otoño, el agua dorada resplandecía como reflejo de mi alma, mi cuerpo era el bosque, crecía sin enraizar, soltando con certeza, mi espíritu lo sabía, era lo correcto, poder volar y entregarme al universo.
Lentamente me envolvía en sus mil colores y sabores, así es como debía ser para poder ser libre y a los demás de mi otorgar, mi sueño de armonía, mis deseos de que todos y cada uno siembren en su paraíso una semilla que germine poco a poco hasta que de su ser emane otro bosque de brillante mirar y palpitante andar, frondoso con sus mil veredas llenas de vivencias… Donde la noche caiga pero no traiga más miedos ni llantos, siendo de pasos infinitos hacia el crepúsculo de un nuevo nacimiento alzar el rostro con añoranza y orgullo mismo mientras la briza acaricia las memorias que con cruel olvido están por nacer a un nuevo ciclo de vida, un universo por destejer, vivencias y emociones nuevas, un crecimiento dentro de un mismo ser.
Serás poesía Zaradyel España
En mi cama cobijado con los ojos cerrados, Observando en silencio tu retrato, Aquella imagen proveniente de mis recuerdos Y de lo profundo y nada oculto de mis anhelos. Susurrando tu nombre entre suspiros de tu esencia, Sol vibrante de memorias añejas, Que llenas mi mente con recuerdos de ti Batallas y guerras de gloria y honra.
Mi alma vuela para alcanzarte y poder abrazarte, Dulce tintineo de estrellas fugaces, Creciendo en conjunto, creando un universo Alterno de colores y formas que nacen. Cierro mis ojos pensando tu nombre Inicio seguro de un porvenir, Es tu rostro el que se dibuja en mis sueños, Fragmentos etéreos de mis deseos por ti. Y al final amor eres poesía, Porque Inspiras los versos Que mi alma recita...
Celebramos con mucho entusiasmo estos cuatro años de compartir el amor por las letras, muchas felicidades a quienes con sus colaboraciones, hermanados logramos este sueño cumplido.
Ramón de Jesús Hernández Olivares Director y Editor