POETAS SIN FRONTERAS NOVIEMBRE 2016

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Noviembre 2016 AĂąo 5 Ejemplar No. 28


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El familiar Alejandra Abraham Argentina Nací unos años antes de que comenzara el Proceso militar y mi casa miraba de frente al gran portón del ingenio. La ceniza pintaba todo de negro: en los jardines se colaba entre los malvones y las dalias; entraba por cualquier hendija y manchaba sábanas y manteles; cuando salíamos a jugar el sudor y las lágrimas parecían de barro; y, los días de lluvia descendía el agua oscura de los techos. En esta aparente inocencia y serenidad transcurrían días de miedo y de recato para todos. El gobierno intentaba imponer un orden que muchos no aceptaban; y se servía del terror y la coacción. Pero también no faltaban oportunidades para que aparecieran en escena otros personajes: los protagonistas de mitos y leyendas habían creado en el imaginario colectivo una suerte de realidad alternativa que funcionaba en base al miedo que mantenía a los audaces y no tanto en sus casas, transformadas en refugios contra toda fuerza del mal que se desataba después del atardecer. Con tan solo siete años me tocó ser testigo de un hecho que aún hoy, cuarenta años después, no logro entender. Voy a relatarles lo que vi o mejor dicho lo que recuerdo de lo que creí ver; la memoria hace de laberinto, nos lleva por intrincados caminos que se confunden y se entrecruzan al antojo de lo que


queremos recordar. No es un hecho fortuito, no señores, la memoria está donde queremos que este. Aquel año el invierno fue muy crudo y el viento helado, en las noches, llevaba y traía ruidos desconcertantes. Algunos parecían gritos que callaban ante la bulla de los trapiches y las calderas. Después de la medianoche rondaba el familiar que andaba suelto y arrastraba pesadas cadenas que oíamos donde quiera que estuviéramos. Lo oí muchas veces, pero solo aquella vez me atreví a mirar. El día de mi cumpleaños, mi madre preparó una chocolatada, pastafrola y torta para festejar con la familia y los amigos. Estaba muy emocionado. No podía contener la alegría y la desesperación de ver los regalos que mi madre recibía y llevaba al dormitorio para que los viera cuando todos se marcharan; esa tarde, la adrenalina y el deseo me mantuvieron despierto hasta altas horas. Mi pieza daba con una ventana a la calle. Por detrás de las cortinas, mi cabeza tan solo sobrepasaba el alfeizar: podía mirar y observar todo lo que ocurría fuera. En ese momento escuché unos pasos que corrían, el ruido seco de disparos y luego un silencio de muertos que quedó en el aire. Mi madre entró al cuarto asustada y me obligó a apagar las luces y meterme en la cama. Me prohibió que me levantara a mirar por la ventana, incluso había bajado las persianas. Cuando ya estaba casi dormido un vehículo frenó afuera. La curiosidad hizo que me deslizara sigilosamente hasta la ventana. Hice correr las persianas con mis dedos, y vi un auto verde detenido frente al ingenio. No se


advertían movimientos extraños, pero al menos dos personas se encontraban dentro. Luego de unos minutos siguió adelante deteniéndose a una cuadra y se quedó allí con las luces apagadas. Pensé que se trataba de la hija de la verdulera: siempre la acompañaba un oficial con el que se quedaba, dentro del auto, al menos media hora antes de entrar en su casa. Entonces decidí meterme a la cama. Hacía mucho frío y había neblina. Ya entre mis colchas oí a cierta distancia el alboroto de perros callejeros, algunos gemían con aullidos desgarradores; otros, los más audaces, ladraban furiosos. Y en el mezclarse de voces naturales percibí un ruido metálico, de hierros que chocaban entre si y con el ripio de la calle. Semejaba el arrastre de gruesas cadenas. Sentí un escalofrío, que al recordarlo hoy, aún me estremece, y como dicen las viejas, se me pone la piel de gallina. Sin embargo la curiosidad pudo más y salté de la cama. Había entre los peones del ingenio un muchacho rubio de ojos verdes que vino de otras partes según decían las vecinas. Este chico era el cabecilla entre los hombres del sindicato de los obreros del ingenio. Él armaba las reuniones en plena calle, frente al portón y alegaba al público contra los bajos salarios incitando a los obreros a la huelga. Se rumoreaba que era un estudiante de psicología; vino de otra provincia a estudiar en la universidad. Para mantenerse se empleaba en la época de la zafra. Entre los obreros encontró el terreno dispuesto a la siembra de sus ideas


filosóficas, de rebelión y protesta contra el sistema imperante. Los obreros lo escuchaban hablar y se quedaban boquiabiertos: adherían a sus planteamientos y se entusiasmaban con las posibilidades de mejorar su calidad de vida si conseguían los beneficios que la lucha social les prometía. Incluso la hija del dueño de la fábrica quedaba fascinada cuando lo escuchaba hablar. Las viejas cuchicheaban entre sí que la chica se había enamorado y que cuando su padre lo supiera el rubio estaría en serios problemas. Recordé entonces que aquella mañana al regreso de la escuela, lo vi entregar volantes en una de las esquinas del ingenio a todos los que salían de cumplir su jornada laboral. En letras grandes se fijaba la fecha de la huelga para dos días después. De pronto el ruido cercano de las cadenas me hizo temblar. Boby, el pequines de mi madre, entró corriendo con la cola entre las patas, y gimiendo se metió debajo de la cama. Por la esquina apareció el rubio corriendo. En ese momento se encendieron las luces del auto a su espalda. El chico corrió un trecho más y quedó justo frente a mi ventana en medio de la calle. Fue entonces cuando vi al demonio: con las luces del auto encendidas quedó a la vista de todos. Su tamaño era enorme. Los ojos parecían de fuego. Hubiera dicho que se asemejaba a una pantera negra pero no, por sus formas era sin dudas un perro. Gruñó y lanzó su aliento penetrante que llegó hasta mi nariz. Hizo estallar mis lágrimas. Era el mismo olor de los infiernos, o al menos el que dicen que hay allí: azufre.


Comencé a ver borroso. No distinguía con claridad. El auto bajó las luces y dos hombres salieron de su interior. Llevaban armas. Uno de ellos lanzó una piedra al foco de la calle que quedó a oscuras de inmediato. Solo la luna iluminaba con un rayo tenue. Caminaban lentamente hacia el muchacho. Los hombres detrás, el familiar por delante. Estaba rodeado. El rubio sacó del costado de su abrigo un cuchillo que relució en la semipenumbra. Una navaja con la empuñadura de madera en forma de cruz. Cuando se lo conté a mi madre, al otro día, ella dijo que ese cuchillo era de plata. La bestia gruñó otra vez y se lanzó contra el chico, pero este con gran habilidad logró esquivarlo. Los ojos del muchacho mostraban el terror que lo invadía. Transpiraba a pesar del frío. El perro en su furia se lanzó a él por segunda vez. Entonces el joven se arrojó al piso y volvió a evitar la embestida. Sin dejar que se pusiera en pie el demonio se arrojó de nuevo dispuesto a ir por la cabeza, pero el muchacho en un afán defensivo levantó la mano y le clavó su puñal en tórax del animal: un aullido lastimero retumbó en mis oídos. El chico hirió al demonio con su cuchillo de plata. Pude ver un gran charco rojo y a la bestia que convulsionaba en el suelo. De a poco se volvía más pequeño y más, hasta que su forma cambió a la de una víbora ciega, que arrastró un hilo de sangre cruzando el portón del ingenio. Mientras tanto el chico corrió por un callejón y los tipos armados volvieron al auto y se fueron detrás de él. En el momento en que creí que todo volvería al silencio, dentro del ingenio se produjo


una gran explosión: explotaron dos calderas y el fuego se dispersó en cuestión de minutos. Ardió la fábrica como atacada por una maldición. Al otro día en el diario local las noticias encabezaban los titulares con la novedad de la muerte del dueño del ingenio en su intento de apagar el fuego. Pero en ninguna parte informaban sobre el destino del rubio de quien nunca más se supo nada.


Su fotografía Alejandra Inclán México Quiero que sepa usted, que su fotografía me ha invitado a mezclar palabras, a darles coherencia y esencia, no por crear algo bello, pues verle en esa instantánea con aire risueño, con tristeza escondida y ojitos que no quieren lágrimas vivas, me he dado cuenta, que cualquier cosa construida será una burda imitación de aquello que me inspiró. Y es que para usted no es ningún secreto que le sueño cada día, que me pierdo eternidades pensando en acariciar sus cabellos. Que por minutos no respiro, para ver si así se desprende mi alma y le visita. Pero mi metafísica es pobre y la dieta espiritual no me permite un viaje astral dar. Me acusará de tonta creyente de cosas que no se pueden comprobar,


mas si fueran verdad, su foto sería mi pase de salida, mi billete de abordaje para ir ligera a su habitación escondida, y así como el instante capturado por esa fotografía, grabarme más de cerca, su sonrisa. No tenga miedo a la debilidad Alejandra Inclán México Quería saludarle, pues presentí su tristeza. Y es que usted llora, sí, a veces llora, aunque oculte su rostro lejos del mío, aunque sueñe que en mi regazo pueda haber consuelo, usted se oculta y se acaba el sueño. Y es que su lágrima viva me ha llamado, lo digo en serio, aunque parezca que esta entrometida delira, yo a usted la miro a pesar de que nos separe un abismo.


No tenga miedo a la debilidad, no se resista a dejarse abrazar, usted me gusta y le presiento cuando esa armadura que porta no resiste más. Llámelo empatía, dígale presentimiento, acúseme de brujería, repudie la magia de mis palabras. Pero no sea una persona necia, no oculte su cara, porque quiero acariciarla y enjugar sus lágrimas.


Dicotomía América Guerrero González México Fuego interior y agua. Anoche llovieron estrellas… Dejo las sábanas con dificultad nace el otoño. Cálida y tempestuosa la mañana llora… lágrimas resbalan en el cristal de la ventana. Dulce y fatal Miro el cielo… perezosa. Anoche llovieron estrellas… Ingrid silba, revolotea, despeina la fronda de los árboles Vuelo y muero en este poema ebrio de lluvia, de aroma a tierra mojada. ¡Torva inquietud! ¡Corre… Corre! Los ríos desbordan sus lechos… arrastran lamentos de muerte voraz destruyen su cauce. Místico llanto; acústica de abismo. Anoche llovieron estrellas… Inexorable… vibrante poema ebrio de lluvia muere… muere. ¡Quiere morir cantando como muere la cigarra!


MI JARDÍN Antonio Fco. Rodríguez Alvarado México No es miedo a la hoja en blanco, es surmenage, cansancio mental, después de mucho leer e investigar, se dificulta ponerse a escribir algo coherente, que lleve la idea que queremos plasmar. Cuantas veces, hemos querido escribir algo en particular y nuestros dedos se conectan a nuestro subconsciente y los últimos en enterarnos del resultado final somos nosotros. Claro que nos agrada, pero no nos deja ser nosotros mismos… Hace un momento… me senté en los escalones que bajan de la casa al jardín. La impresión general me es muy agradable, me encanta mi jardín. Aprecié la bella y luminosa lagartija verde, que inmóvil, estaba tendida al sol. El vuelo sistemático de las abejas y las mariposas libando sobre las flores de albahaca y de jazmín. Una que otra oruga y saltamontes con su voraz apetito, parecían ignorarme. El arbolito de chile piquín, saturado de verdes y rojos “mira pa´rriba” semeja un arbolito de navidad. Mis rojas buganvilias parecen brasas de un rojo sol, encarnándose en el muro para trepar a él. Un par de rosas anaranjadas y amarillas, tan juntas una de la otra, parecen dialogar entre sí. Debajo de la ventana mi hermosa gardenia, blanca colaba su fragancia al interior. Rodeando casi todo el jardín, mis verdes y amados helechos proyectan su fuerza y belleza de selva y candor. Una sombrilla de nube permitió circular el aire a mí alrededor, el cual meció las plantas y flores y me hizo disfrutar además la fresca esencia del pachulí, de la citronela y del romero. La lagartija se desperezó y buscó otro lado de sol. Pasó la nube y el verdor se observó aún más verde y húmedo, como si a su paso hubiera caído sobre él una lluvia... invisible. Permanecí unos instantes más extasiado, llenándome de aromas y apreciando mi pequeño y querido jardín. Entré a casa tomé un café y me puse a escribir… Xalapa, Ver. 28.10.16


HEMOS PERDIDO Claudia Elizabeth Castillo Velasco Veracruz, México Hemos perdido, la batalla de nuestras auroras, los milagros que subyacen bajo tierra; el aliento insípido del enfermo de muerte, y la sonrisa inhumana en tiempos de guerra. Está perdido el calor de las manos que se frotan El viento fresco de los adultos que florecen, la mirada cautiva de los gaznápiros imberbes; y el claro azul de los tiempos insolentes. Se ha perdido, el color topacio del autodidacta, la anatomía mezquina del que huye a toda prisa, la máscara exacerbada de la ráfaga herida; el mendrugo audaz de la tarde en que graniza. He olvidado, la diatriba atípica del ocaso de invierno, la visión retrógrada del paradigma en la mesa, la ineficacia impetuosa está llena de opulencia; y el pábulo exhausto, sin ahínco y benevolencia. Ya no recuerdo, la tórrida pesadumbre del pasado, ni la pérfida cúspide, del que inicia el holocausto, ¡el álgido estribo que provoca hedor estrafalario! Ni la cárcava lúgubre del complejo intoxicado. Se ha ido, el ecuánime siniestro intransigente, con el mundano fortuito de coraza disidente; la inverosímil pelea atípica e irreverente, y el nocivo antídoto de la membrana indiferente. ¡Hemos perdido, está perdido, los dejamos ir! Como las tardes de verano que no volverán a salir. La exuberante avidez de los estragos al morir; ¡se ha vuelto añicos aquella alegría de vivir!


DESPOJOS DE TI Claudia Elizabeth Castillo Velasco Veracruz, México Tarde, a cuenta gotas, a contratiempo; ¡me regalas tu amor! En deshoras cansadas, sin ánimos de nada, sin energía vital que vibre, ¡me entregas tu amor! Me sabe insípido, gris y áspero; sin ternura ni deseo, sabe a veneno… ¡Tú indiferencia y dolor! Cruel sincronía, porque te he encontrado, cuando tan solo eres… Despojos de ti. Me enamore de tu sombra, de tu recuerdo añejado, de tu ser del pasado; cuando solías reír.


Ahora eres marioneta, del cruento desengaño, ¡Gestos pusilánimes! Desfallecen en ti. Incauto guiñapo, estas hecho de harapos, por aquella fémina… ¡Que te hizo sufrir! Aún te anhelo, pero del ayer nada queda. No puedo amarte… ¡No puedo hacerlo así! Brutal desenlace, te puso está herida. ¡Estás muerto en vida! Yo debo alejarme… Yo debo partir.


LA TORMENTA DEORINDA VALLECILLO GUERRA ESPAÑA VALLADOLID

Noche de tormenta rayo y trueno al lado, mi carburo con su lucecita no se apaga arde en las sombras de la noche aciaga, llueve y se siente cerca el viento airado. Y mi corazón muy triste y asustado, el cielo se encoje llora y se embriaga la llama triste del carburo vaga, mística tardía con fulgor dorado. No importa que su luz ya este extinguida la noche se marcha la casa oscura, la luz de la aurora llega al momento. Alumbrando el alba quedo encendida que la amanecida su luz fulgura, llenando de paz todo el firmamento.


Comme ça Enrique Caro. México La estela de tu perfume me vuelve loco, juega a enamorarme a separarme de ti. Esta distancia me distorsiona en una servilleta de papel, me tacha, me borra y me reescribe una y otra vez. Soy un maniquí de aparador, un títere en el teatro infantil del barrio, una ilusión en un sueño inalcanzable; un gato sin garras, un bolígrafo sin tinta. C’est la vie sans toi, c’est l’amour sans moi, comme ça. Tu aroma condiciona la cruz de mi tacto condena la lactancia de mis miedos y ahoga el cadáver de mis labios.


CALAVERAS Guadalupe Espinoza Lagunas Tijuana México (Décimas a los Poetas) Coplas de Arte Menor I Contoneando las caderas Ha llegado la Catrina Con dulce cantarina Recitando calaveras… Lamento que no la vieras Con tan negras intenciones Procurando a sus razones; De las almas apropiarse Y de lograrlo ufanarse Destrozando corazones. ll Anita mi buena amiga, El ángel de los poetas Cuyas manos nunca quietas, Pido a Dios que las bendiga Para que siempre nos diga Cómo arreglar los asuntos; Aunque allá entre los difuntos, Nada hallará que arreglar Tan sólo ha de disfrutar De ver sus poetas juntos.


lll Elegante la Calaca Llegó a FANSTORY temprano, A todos dando la mano Tan amable como flaca. Luego de risa se ataca Porque las puertas le abrieron, Cuando en sus trampas cayeron Los poetas y escritores. Pues todos de mil amores Con gusto la recibieron. lV Laren mi amiga querida, Tan educada y juiciosa; La mano le dio gustosa ... recibió mortal herida. Así le arrancó la vida Con su filosa guadaña Y luego dándose maña; A Marimar atrapó Y a María Luisa le dio, Certero golpe con saña… V ¡Ay! ¡Que malvada Catrina! ¡Vanidosa y altanera! Le suena la calavera Cuando de risa se inclina. Es tan malora la endina


Que lleva lleno el morral, Donde mi Aurora Boreal Con su talento brillante; Ya le escribió al comandante Un epitafio final… Vl Cuando a Fanstory llegó Con prisa y hasta con ansia Se encontró con Pedro Lanzia Y también se lo cargó. Después llamado les dio A Marisol y a Consuelo, Cuando admiraban el cielo Que azul; Lucero pintó. A él también se lo llevó Dejando a muchos en duelo. Vll ¡Ay huesuda tan malvada! ¿Por qué te habrás ensañado? Pues al panteón has mandado A mi amiga tan amada… Si la encontraste inspirada Escribiendo una espinela, Carmen Vargas a su escuela Jamás volverá a su clase En el panteón ahora yace Y escribe su propia esquela.


Vlll Luz del Sol y Addy García Vocerónica y Lefé Cuando vieron que se fue, Montaron su algarabía, Pero es que nadie sabía Que tan sólo era un engaño Y así les causó gran daño, Pues la huesuda volvió Y al panteón se los llevó Para su fiesta de este año. lX Héctor Montes con Venancio Como su nombre lo indica, Pues la palabra predica Sin cesar y sin cansancio, Al sitio venían llegando Muy alegres y contentos Cuando escucharon lamentos De Manu y Amor gentil, Que de una forma sutil Y discreta iban llorando… X Mi admirada Elsa Moreno Junto a mí querida Nora Llegaron en mala hora El morral no estaba lleno, Por eso con voz de trueno


Las sorprendió la Calaca, La malvada horrible flaca Que las estaba llamando Y el Vencedor esperando Se mantenía muy sereno… Xl Sereno, astuto, calmado Como todo vencedor; No sintió ningún dolor Cuando el golpe fue asestado Nelli Edith triste a su lado, Derramando un mar de llanto Vio a la flaca con espanto, Sabiendo que le esperaba La muerte que no deseaba; Pero que la había alcanzado… Xll Meniplos llegó contento Después de una larga ausencia La parca con impaciencia, Transformó su risa en llanto. Alabastro mientras tanto Al gran Grosod consolaba Rosa Albujar ya marchaba Con Saic al campo santo, Quien a pesar del espanto En seguir vivo pensaba...


Xlll Creyendo llegar a tiempo, De escaparse esta vez Numa; Fue y se escondió con su pluma Para salvar su talento, Pero no le dio contento La huesuda tan porfiada, Que de una sola estocada Dio cuenta de sus pasiones, No quiso entender razones Y la enterró la malvada. XlV Mi amiga Sanddy llegaba Apenas del aeropuerto, Se asustó con tanto muerto Que a cada paso encontraba. La pobre se lamentaba Bañada en un mar de llanto Cuando miró con espanto Que la muerte la acechaba, La parca se carcajeaba Cuando la envió al campo santo. XV ¡Ay Vendedor de ilusiones! Tus artes no funcionaron Tus talentos te fallaron Ni en poemas ni en canciones, Tus hermosas ilusiones


A ella... no le impresionaron Y mucho más, la alentaron A arrancarte el corazón; Te reservó en el panteón Divertidas vacaciones. XVl Sin mostrar ningún respeto De maldad haciendo alarde, Engañó en forma cobarde Al Colombiano Héctor prieto, Quien escribiendo un soneto Y cual todo un gran poeta A la catrina coqueta Esperaba impresionar; Pero ella sin vacilar... Lo convirtió en esqueleto. XVll Ana gaviota enterada De estos terribles sucesos, Sintió el dolor en sus huesos Y se enfrentó a la malvada. Con su pluma enarbolada Y escribiendo en papiamento; Con un valioso argumento Creyó verla conmovida... Pero hoy, su alma esta tendida Y yo en verdad... lo lamento.


XVlll Allá un poquito alejado Distante de sus amigas, Sólo se encontraba Artigas Diciendo estar ocupado Y al panteón se lo ha llevado La calaca pendenciera, Para que ya no escribiera La historia de Don Pinote; Viejo sabio que es azote De esta horrible calavera. XlX ¡Ay, Catrina tan malvada! Regresó con muchos bríos, Causando tremendos líos Entre la gente atrapada Gente que es tan admirada Por ser ilustres poetas Cuyas musas tan inquietas Desbordando su talento Lanzan sus versos al viento Como veloces saetas. XX Cuando llego la Calaca Al grupo ABRACECULTURA Roberto Bianchi admiraba


A Gabriela que cantaba Y lo atrapó con premura Virginia Libbi bailaba Y al campo santo marchaba Con garbo y total soltura. Guillermina Miramontes No escapó de tal locura XXI Calaca tan pendenciera Malora y advenediza Se llevó con tanta prisa A quien tan bello escribiera Y a sus amores les diera Su corazón en pedazos Acunando entre sus brazos A cada una de ellas Fernando Ariel, el azote; De las mujeres más bellas. XXII Ahora está declamando Sus versos en el panteón Conquistando el corazón De los que están escuchando Mientras la parca arrasando Con sus amigas queridas Las brujitas escondidas Que no pudiendo escapar Decidieron ofrendar En causa noble sus vidas.


XXIII Convocando a la cordura Y hablándole con cariño Rosario Lobo Treviño Se enfrentó con la malvada Catrina tan alocada Tan flaca como maldita Que se llevó a Margarita Con una sola estocada Y no le sirvió de nada Rociarle de agua bendita. XXIV No tienes miedo Calaca Dime la verdad ¿Qué esperas? Si en POETAS SIN FRONTERAS Ya fuiste a armar alharaca Eres tan mala cual flaca Y te gusta hacer maldades No se escapó de tus redes El gran Ramón Olivares Que declamando se ha ido Sus alegrías y pesares.


XXV José Flores se encontraba Con José Luis Yépez Sosa, Los atrapó salerosa La calaca pendenciera Con Lourdes Lagardery Se ha llevado a María Estela Cuando escribiendo su esquela María Eugenia aflojó el paso, Se la llevo la Pelona Con Nilda Acosta del Brazo XXVI Cuando a punto de marcharse Se encontraba la Catrina, Dando la vuelta en la esquina Sol Azteca fue a asomarse, Pero no pudo escaparse Y es ésta su triste historia; Dedicado a su memoria Con grandes letras macabras; Ella escribió estas palabras En su lápida mortuoria… XXVII Mis amigos escritores Revisores y poetas No dejen las plumas quietas Convoquen a los cantores,


Al panteón llévenme flores, Música y algarabía, Que desborde la alegría Que repique el campanario, Que este pueblo milenario, ¡Viva por sus tradiciones! XXVIII Este día dos de Noviembre Festejando a sus ancestros Esos héroes que aunque muertos Nos honran con su presencia, Hoy en México hay conciencia Gozamos de libertad Tenemos la potestad De elegir con albedrío Poder decir: ¡Pueblo mío…! ¡México por excelencia!

02 De Nov. 2016 SI ALGUIEN CREE QUE SE HA ESCAPADO, POR HUIR NI SE PREOCUPE TRISTE VEO SUS CALAVERAS... PALABRA DE GUADALUPE.


Seguir Guadalupe Martínez Bernal México Detengo mis pasos Observo el escenario Mínimos detalles Cambian el final del relato Necesidad disfrazada de amor Pausas para poder continuar Seguir Interludio Guadalupe Martínez Bernal México Gotas de sudor o de sangre Para servir antesala del final Entregas la llave Te llevas un quinto de la década Besar mi frente Cierras la puerta No te vayas en el día dos Paradoja de muertos que llegan Y tú cuestionando misterios míos O de sangre (va abajo en el renglón dos) Míos ( va arriba junto s misterios)


Escorpión Guadalupe Martínez Bernal México Veneno que no atemoriza Signo de fuerza y valentía Alacrán de bajos mundos Teme a mis decisiones infantiles Declaraciones de media noche... Tenazas me abrazan para competir Años de montaña convertidos en trampas... Alacrán, despierta y regresa


Todas las vidas Héctor Daniel Paz Cd. de córdoba, Argentina Cuando una pluma, traza en la virginal hoja de papel un mundo se derrama en cada giro. La palabra envuelve un instante, suma de momentos y se desparraman sueños, ilusiones de perpetuidad, mensajes de avaricia, secretos que en carretas transitan la noche. En el poema se vierte un corazón, con timidez de paloma que no se atreve a gritar sus deseos de volar por arriba de los atardeceres. Y así las estrellas acompañan el trazado de una historia, como así del árbol nacen las cepas verdes, de flores volátiles y perfumadas. En cada casa un cajón esconde papeles que cuentan, en resúmenes ininteligibles, historias que las entiende apenas, el que las escribió. Y así como oleadas de emociones las palabras se escabullen en líneas rítmicas para contar lo que ya sabes y llorar en tus lágrimas. Todas las vidas quedaron representadas en una anónima letra. Y así se dibujó la historia de este mundo y del paso del hombre, que necesitó pintar mares y montañas, verdes y azules, insectos y una cascada de amaneceres para poder relatar los momentos que la memoria nunca podrá representar, sin el egoísmo del que escribe.


Gustosas las letras se mezclan para depositar, entre los que se detienen a leer otra voz y otro perfume. Golpes de indocilidad acuñados con la mano fuerte del que duda del ritmo que tiene el destino, cuando el silencio niega al caminante saberes para elegir la callejuela para andar la vida y al no poder cargar otras leyendas. Cuando una pluma traza en la virginal hoja de papel un mundo se derrama en cada giro. En el poema se vierte un corazón y las palabras se escabullen en líneas y además se dibuja la historia del mundo. Gustosas las letras, se mezclan en la virginal hoja de papel.


Atardeceres de otoño Isidoro A. Gómez Montenegro. México Esperanza muerta, cólera, ilusiones abandonadas, perdidas, colores no desahogados, sílabas de rencor olvidado en estrechos corredores. El negro come heces del blanco. Mujer camina en fuego, orina luz en charcas doradas, ahora los ríos son escarlata, pájaros sobrevolando con alas llameantes, el fuego se licúa, se vuelve lluvia, arrastra tiempo y murmullo; se mimetiza en páginas del día. Imán avasallador, sufren los demonios y gente de bien parte del Universo, ni la aurora, ni destellos, la pareja viaja en camión de desdichas ahora se asfixia en el Café Latino, esta vertical historia desciende al abismo. Cae la meretriz en manos de corales capilares, pétreos fulgores, sol, polvo derramado, gota ardiente, sangre dorada. Los circundantes se quiebran, vida, ciudades, cabeza amorfa de medusa. Lo esparcido en rumor del aire queda estratificado. Capullos de orugas trepan las paredes, estallan, sueños deshechos como enseres domésticos. Amazonas cruzan el Universo, convertidas en ciegas moradas del hombre, estiba a punto de caer.


Flautista fantasmal redobla la mirada sobre cientos de mariposas acariciadas por mil manos. Modelos de perfección de la naturaleza, las amazonas galopan entre nubes dormidas, cazan emigs (enanos) con arcos. Mujeres engoladas contoneasen acuchilladas por el deseo, consuman maratón sexual, quedan magulladas, exhaustas, igual a aquélla mujer Loto dorado que extrajo la última polución y se sentó satisfecha, dando grito sordo, efectos sonoros de cohabitar. Éxtasis animal, vocabulario secreto del deseo, perversión de observadores, “Las mujeres de de Hassi men”, desvaída la isla, su pasado renueva, el amor verdadero es impertinente; en su juventud anheló parecerse a la persona amada, la esconde donde no la vean los hombres. Introspectivo, la recuerda desnuda, como modelo inalcanzable para él, la acarició tisularmente cerca de la pelvis y en lenta metamorfosis veía un espeso frente de brumas, sombras calígines. Han pasado las peores pruebas, ahora, no arden los amorosos. Cada línea del verso, gotea en el oído de la gente, uniéndola al mundo real. En las múltiples contradicciones de la vida en pareja, queda anestesiado el hábito cotidiano, existe afuera el Universo prodigioso. Detengo la divagación, la aceleración, pasan cosas asombrosas, caen estrellas cerca de ventanas producto del tornado.


Densa capa desdibujada, al contorno se disipan los instantes en gotas de rocío, como casamiento del cielo, del infierno (William Blake) Volvemos al reposo temporal a nuestra antítesis. Ella desborda capital de neuronas en busca de sus cumbres. Ya sin fuego, en río espumante recupera la memoria, se vuelve grácil, no siempre encuentra generosidad en las personas con aves posadas sobre los hombros; te llaman por tu nombre extasiándote, se mira la corrupción del alma, levanta ámpulas en los hombres. Si hallas un hombre sayón o pensamos que Azael desea una mujer, se rompe el cordón dorado de luz de los ángeles, quedan sin envoltura, a la deriva. Mira espesa frente de sombras caídas del Boster y Burton, ella encuentra a su cómplice adversaria, retrocede a sus demonios internos, se pregunta dónde quedó perdido el último vestigio de la humanidad; se restituyó la capacidad del valor. El ángel Azael se convirtió en éter, iluminación, capaz de realizar prodigios y cruzar la tierra sin tocarla con la punta de los pies, salta montañas, atraviesa ríos aceitunados, encuentra mujeres, con causes entendidos. Legión de luces parpadean sorprendidas, no comprenden que los ángeles vuelan y la gente queda muda al escuchar la voz del poeta, cráneo sostiene tu pecho, duerme en tus senos.


Cúbrete con chal, comienza el reblandecimiento cerebral, vaporosa humedad llega hasta las sienes, amplitud anfibia, el mundo sale del agua. Vahos, vapores… espera, no importa que la vida te tome por sorpresa, te vuelva consverturinaria, conjunta objetos especiales, disfruta el ambiente, el perfume de especies desconocidas, palabras surgen sin detenerse, por el placer de complacerte. El altar iluminado, se mantuvo firme para el ángel, pájaros pardos quedaron postrados ante la magnificencia del aletear de sus alas al volar la hojarasca, al marcharse a otro bosque, la ciudad se queda sin pájaros, con árboles desnudos en atardeceres de otoño.


El intruso Ixler Xiuh Veracruz, México -¿Que fue eso? ¡Es el de nuevo! Si, ¡ahí está! Puedo sentirlo, ¡Ahhhh! ¡lo escucho! Siento su presencia, rondando dentro de mi cuarto, esperando que duerma, que comience a soñar, cada noche viene a mí y me tortura, cada noche el terror se apodera de mi alma. ¿Porque? ¿Porque yo? No quiero verlo, no quiero abrir mis ojos, sé que si lo hago ahí estará, frente a mí, con su horrible rostro descarnado, su piel colgando a jirones, sus ojos brillantes y amarillos como un par de flamas que me queman desde dentro, esos ojos que no puedo olvidar. Cada noche viene, rodea mi cama, pone su rostro frente al mío, puedo sentir su fétido y cálido aliento, se sienta junto a mí y toma mi mano, sé que espera cualquier movimiento, saber que sigo vivo, que mi alma aún está bajo mi piel para arrancarla y llevarla con él. Escucho a los demonios susurrando a mí alrededor, esperando el momento justo para arrastrarme con ellos. Quiero llorar, ¡no aguanto una noche más!


sé que debo resistir, ¿pero qué caso tiene? Cada noche es igual, sé que algún día se dará cuenta que respiro, que estoy vivo y, despierto o no, me arrancará de esta cama y me llevará al infierno de donde viene él. Se marcha, por hoy la pesadilla término. ¡Oh no! ¡Se acerca de nuevo! Siento sus ojos clavarse en mí, aun cuando no lo veo sé que está ahí. ¡Está acercando su rostro al mío! ¡Está demasiado cerca! ¿Qué pasa? ¡No puedo respirar!¡Roba mi aliento! ¡No! No me quiero ir, no quiero morir, ¡no con el! ¡Me toma de las manos! ¡No quiero morir! ¡Nooooooo! En la habitación de aquel hospital sólo se escucha el sonido continuo de la maquina indicando el fallecimiento del paciente. -lo siento mucho, no había ya más que hacer, el coma ha durado mucho y no parecía que jamás fuera a despertar, desconectarlo fue la mejor decisión, sé que es duro, pero créame, fue lo mejor. -Cada noche vine a verlo, a estar con él con la esperanza de que al despertar mi rostro fuera lo primero que viera, solo una vez abrió los ojos, solo una vez y vi en ellos un terror indescriptible, de ahí jamás los volvió o abrir, cada noche me sentaba junto a él y tomaba sus manos en las mías, noche tras noche trataba de hacerlo sentir bien, de decirle que aún


estaba a su lado. ¿Cree usted que me escuchara cuando le decía "Te amo"? -Es posible, aún desconocemos que sucede en un cerebro en coma, tenemos algunas ideas, pero solo eso. -Lo que me entristece es que por más cariño que trataba de demostrarle, por más que traté de hacerlo sentir aún amado, él parecía cada vez aún más lejano, como si se esforzara por no despertar.


Eres Tú. José Flores Cd. De México, México Eres la mujer que soñé, aquella luz del alba donde mis ilusiones despertaban con mi silencio. Eres el otoño en estas sienes copadas de inviernos fríos y cálidas caminatas. Eres cadencia mística, sonrisa a flor de piel y secretos enmudecidos en calles desiertas. Eres mi compañera, aquella que toma mi mano y ríe a borbotones de pecho acariciando mis locuras. Eres mi mujer mi complemento astral, acotando mis suspiros, en un te amo chaparrito.


Eres Yo y soy Tu, dualidad paralela en escuetas miradas y eternas charlas. Eres vida mĂ­a la promesa de Dios encarnada en piel morena y risos marrones. Eres mi bella mariposa que reposa en mis dedos y canta bella historia de nuestro amor eterno.


Ejercicio de escritura José Manuel Ambrosio Veracruz México Juraría que lo había sentido anteriormente, O quizá me lo había imaginado, no lo sé, Solo recuerdo una gota de sudor frio que recorrió mi espalda, y el miedo, El miedo, esa horrible sensación, que me había paralizado, no sabía si despertar o fenecer en ese momento. M e costo trabajo reponerme un poco, pensar que no pasaba nada, aun A pesar de seguir sintiendo que los vellos de la nuca se me erizaban, No poder abrir los ojos, ¡por Dios que angustia!, Un poco de luz, eso, un poco de luz y todo estará bien, El segundo y tercer intento fallido por mover los brazos me provocaron un miedo profundo, irracional, La luz, la luz, ¡hágase un poco de claridad por piedad!, que termine esta pesadilla, ¡por favor! No quiero morir. Ahora que lo pienso, ¿estoy consiente? ¿O sigo dormido? ¡Que alguien me ayude! Maldita la hora en que decidí ver esa estúpida película de terror, ¡pero, en que estaba pensando! aunque


Bien merecido lo tengo, si sé claramente que no debo hacerlo, pero no, no hice caso, soy un burro, Respira, respira lento, ¡pero que pendejo! ¡Estoy despierto!, ¿o no? ¿Y ese destello en el rincón? Oh! ¡Voy a morir! ¡Si, moriré!, ¡no puedo respirar!, mi corazón estallara si sigue latiendo a ese ritmo, ¿pero, Como es que puedo tener pánico y pensamientos lógicos al mismo tiempo?, ¿sigo dormido? ¡Ayuda por favor!, bien, cálmate Intenta a encender la luz una vez más, ya ha pasado mucho tiempo y no sé si resistas más o aquí quedaras tendido. Oh… Dios mío, puedo mover mis dedos, puedo moverme, me he salvado, ¡se me subió el muerto! y por esta vez he sobrevivido, solo por esta vez…


LA CULPA José Manuel Ambrosio Veracruz, México Me preguntas a menudo ¿Cuánto me quieres? y mi respuesta invariable a ella es, mucho, no tengo, ni conozco una medida que pueda, siquiera, contener tal la cantidad se sentimientos, no la hay, no ha sido inventada aun. Te conozco, quizá no del todo, pero no he comprendido el porqué de tu pregunta, el motivo de tu duda, si en cada encuentro que tenemos nos damos el alma entera, nos quedamos sin aliento, laxos, quietos, totalmente empapados, pudimos alcanzar la estrellas, tocar con nuestros dedos el cielo, a diferentes momentos, en diferentes niveles, la mas de las veces tú, algunas pocas yo. Al terminar y recorrer mi cuerpo perlado en sudor con tus manos, aparece esa arruga en tu ceño, algo que no puedes ocultar, ese movimiento involuntario en tu rostro, que te delata, y surge, una vez más la interrogante,


la pregunta que quema tu garganta, que te ahoga, que te inquieta, que grita, que pregunta incesante; ¿me amas?... Ya después, en la soledad de mi habitación, en donde solo quedó la miel de tu aroma impregnada en mis sabanas, me doy cuenta que soy yo, que es mi comportamiento el motivo de tu pregunta, soy el culpable de tu duda, de tu inquietud, al pedirte compartir mi lecho, habiéndote confesado en un arranque de sinceridad, que no solo tú, gozabas de mis besos, de mi entrega, de mis caricias, culpable soy…


Calaverita a Ramón de Poetas sin Fronteras Lucila Reyes González México, Ciudad de México Estaba Ramón Olivares leyendo su repertorio, sin saber quién estaba, debajo de su escritorio. Es la parca, con él enojada, con su poemas ha aliviado, muchas vidas salvado, y quiere quitarle la vida. Se acerca sigilosa, un poema lee Ramón, La Flaca nota dudosa, que sí tiene corazón. Él un poema le leyó, la muerte agradecida, hasta un abrazo le dio, y muchos años de vida. En poetas sin fronteras todos estamos contentos seguiremos mandando poemas canciones y muchos cuentos.


ELEMENTOS Lucila Reyes González México, Ciudad de México Eras luz, iluminabas mi vida y dabas calor, encendías mi chispa; Y amé el fuego. Eras como el mar a veces impetuoso otras sereno, inundabas mi ser me dabas vida; y amé el agua. Eras suave y tibio como el viento de verano te envolvías en mi cuerpo, perfumabas mi cabello; y amé el aire. Eras fuerte y sereno, a tu lado me sentía tan segura, estar contigo era estar de pie; y amé la tierra. Eras fuego, agua, aire, tierra, tan intenso como todos los elementos juntos, que ame el universo, y mi universo, eres tú.


ÁNGEL DE MIS SUEÑOS Lucila Reyes González México, Ciudad de México ¿Dónde estás ahora, ángel de mis sueños? ¿dónde que no te miran mis inquietos ojos? ¿dónde llevarás la cálida luz de la que eres dueño? ¿dónde causarás risas y sonrojos? Vuelve, así como el agua que corre por mis manos Las remoja las refresca y huye de ellas Como el suspiro que escapa de mis labios Cuando al nombrarte se remonta a las estrellas. Te vas de mí, llevándote el suave toque de tus dedos la mirada venturosa que envolvía mis ensueños, y esa chispa contagiosa que inspiraba mi cerebro, llevándote la razón de mi vida, llevándotela muy lejos. Más, sé que regresarás, porque siempre regresas a mi vida, Cometa, antes de que lo piense, sé que a mi lado estarás, Porque hay algo más que fantasía que me tiene a ti unida, Y es este amor, este deseo, este sueño, dónde siempre vivirás.


Tal vez María Estela Rodríguez Argentina

Y llegas tú con tu ternura… yo estaba tratando de olvidar y me llevas al borde de la locura cuando había olvidado de amar. Cual hiedra se trepa en el muro tus brazos se enredaron en mí tus labios en mi cuerpo maduro hicieron sentirme así. Quisiera despertar cada mañana sintiendo tu cuerpo a mi lado pensar que no pasará nada ni mentiras ni engaño. No sé si es real o estoy soñando solo sé que pude vibrar y sentir algo ya olvidado. Tal vez, no nacimos el uno para el otro no tendremos vida juntos tal vez solo nos miremos a los ojos y nos encontremos en otro mundo.


La flor del desierto María estela Rodríguez Argentina Sembramos la flor del amor en el árido suelo del desierto abrimos un destino mejor emprendiendo un nuevo vuelo. La lluvia se encargará de regar o inundar de dejar crecer o ahogar. Tal vez… veremos florecer tulipanes o nos lastimemos con las espinas de los cardos. Un suspiro en medio de la noche los cuerpos tendidos en el lecho vaticina un pesado sueño con la culpa del pecado ya hecho. Amanece… El olor de la piel queda flotando lágrimas rodando por el rostro caen en la tierra reseca regando la flor del desierto.


Cabe María estela Rodríguez Argentina En el hueco de mi mano la felicidad lograda levantar un alto muro el silencio, siempre habla. Una ilusión … un sueño inalcanzable una tarde soleada quedó plasmada en un espejo de agua. El viento despeinaba mis cabellos y tú, con tus manos los peinabas brazos fuertes rodearon mi cuello ternura, pasión invadieron mi alma. Así fue…breve, dulce, sentido y amargo a la vez el intenso viento se llevó lo que pudo haber sido y no fue.


INCERTIDUMBRE María Luz Olivares Aldana Veracruz, México La luz entró por la ventana, la silueta de mi sombra se mueve en la nada. Mis palabras, desvanecen en los labios y mi mente vaga por los aires. Te echo de menos, todos lo saben porque no puedo. Sencillamente con la oscura y cruel incertidumbre de no tenerte a mi lado. Y sigo adelante camino valles, navego mares. Apoyada en el deseo de que en algún momento te encuentre.


BELLOS PENSAMIENTOS Maruca Rodini Argentina Son la guía de los sentimientos, con palabras del alma que nos regocijan el corazón es un puñado de amor que proviene dentro de si nos inspira de una manera, lo que sentimos y todo lo que deseamos nos llega al instante, quizás algo no fue como lo esperaba, los momentos que se interponen no funcionan con imaginación que es real y el deseo de ser como una vez fuimos, es un vigor abrir nuestras puertas para alcanzar el pensamiento. En mi mente me hace soñar cada día que pasa es especial, debemos dejarnos volar, elegiré lo mejor de ellos y que se hagan realidad.


Hermoso es escribir, es lo que me da la vida todo aquello que me hace sentir alegrĂ­a de vivir la naturaleza, el amor y la amistad -valioso tesoroLos amigos que no se olvidan porque dejan huellas en el corazĂłn mirar con los ojos del alma en lo mĂĄs profundo los bellos pensamientos de la vida.


FLOR DE CANELA Miguel Salvador Rodríguez Azueta Veracruz, México A Gabriela: Te llevaste mi poema, te llevaste mi recuerdo, de una charla amena surgió un romance, de la persistencia de mi ambición te llevaste mi corazón y me dejaste un pedazo de tela a cambio de que te guardara en el olvido. Flor de Canela Tierna y firme, ángel fugaz. De aroma a canela Una tarde Escuchábamos las olas que golpeaban los manglares Reías con los sonidos del viento, mientras las Incesantes estrellas brillaban en el manto oscuro Cada pequeña chispa tapiza la negra cortina Así como las pequeñas hadas que alumbran tu ojos esas que me hechizan, que me encantan Mi pequeña niña, tan tierna , tan linda Tan dulce y tan mujer, que es difícil describir Lo que mi corazón siente por ti. Soñamos, soñamos, mientras las olas seguían golpeando a la piedra, cuya soberbia más las enojaba.


Y mientras soñábamos, yo a sentir tu piel en mi piel y tu a ser cada vez más mujer, las estrellas, jugaban a ser libres, y las olas no dejaban de ser infelices. Así transcurrió la tarde, entre sueños y matices Entre hadas que alumbran tus ojos, entre miedos indecisos Que no hacen por salir , que quieren seguir dormidos, Que tienen prisionera a la mujer y confundida a la niña. Así la olas, siguieron su tenaz curso y con ayuda de la marea Cubrieron a la roca que no pudo resistir. Y así las hadas siguieron alumbrando mi camino hacia tus ojos, Hacia tu mente, hacia tus miedos.


ÁVIDA. Nelli Edhit González Acosta Paysandú. República Oriental del Uruguay. Al alba o quizás, más tarde, entrado el día, me encuentre el ocaso de una noche fría, con sus alas negras me cubra la espalda, tal vez con un poco de nostalgia olvidada junto al viejo templo de campana callada. Al mirar el paso que dejé marcado junto al amor mío, veré cuan feliz fue mi tiempo de paso, en la blanca arena. Sobre algún oasis de amor lejano, me sentiré reina, a pesar del tiempo que trajina rápido y me deja atrás, seré igual que siempre un tanto fugaz, un poco vivas. No recordaré los momentos crueles que la mente no olvida, viviré pendiente de aquellos que traen calma a mi vida aunque venga el ocaso y cuente mis días reiré feliz por haber tenido breves alegrías, que me hicieron bien y aquellos momentos que fueron aporte a mi crecimiento. No tengo el miedo de la partida infame solo, simple encanto de quien tiene un corazón pleno, de quien no tiene nadie que venga y reclame lo que no se ha hecho desde el mismo seno. No hay miedo alguno, solo espera alegre no retrasa el tiempo ni la espera es pobre.


EL DÍA DESPUÉS. Nelli Edhit González Acosta Paysandú. República Oriental del Uruguay. He cruzado el umbral de mis otoños. Sin querer he visto mis retoños y el corazón despliega alas al comenzar el vuelo. Este vuelo lento que consume las horas plagado de anhelo; busco entre las hojas de calendarios viejos recuerdos o notas de antaño, pasos lejanos risas y tormentos, aleteos felices y tardes grises. Melodías de tiempo sin lugar ni espacio me enlodan y me limpian con manos de seda. Manos de madre, manos de carpintero que moldea mi ser cual buen alfarero. Me veo desde lejos cubierta de amores amor inocente, puro, trasparente; amor de ángeles, amor de cimiente. El paso del tiempo ha dejado su huella profunda y silente. En mis manos las letras alzan el vuelo ardiente Florecen las rosas del último otoño, ramillete de sol que dibuja mi mente sobre hojas verdes El cielo se ilumina, me sonríe el viento escapa y arrogante me roba el último beso y en una nube me deja dormida hasta que amanezca el día después y la mano de Dios me recoja en su seno.


TIEMPO PRESENTE Nelli Edhit González Acosta Paysandú. República oriental del Uruguay. Noviembre 2016 Qué tiempo mi tiempo, sin sombras, sin penas. Qué tiempo el tiempo que se fue en delirios. ¿Cuál de todos ellos se llevó el olvido? Dejando mi tiempo de luz encendida. ¡Qué cosas tan bellas! ¡Qué cielo tan azul! ¡Qué luz tan brillante! Me suelta las bridas, me ha dejado libre. ¡Qué tiempo de luces! Mi tiempo presente.


AUSENCIA Nilda Acosta Embalse. Córdoba. Argentina

El viento sur me contagia su tristeza se enrosca en los álamos y se va. Una sombra fresca de montaña eterniza el ocaso. Una evocación de chicharras siesteras espanta la tormenta y torcazas afiebradas seducen el lago. Su ausencia huele a sombra, a madreselva, hierba buena y tomillo. Se cuela entre la llanura destrozada de un sol maduro trepa en las arrugas de la piel y un montón de cenizas ciega los ojos. Su ausencia es música en las maderas húmedas de los puentes caídos una indomable huelga de risas una estrella pariendo legiones de luces que vencen la oscuridad. La corteza de sus manos aletea en la salvaje geografía de tanto deseo empapado de sueños y vino. En los ojos caídos de la noche una bandada de espinas arremete contra aquel recuerdo. Y un parpadeo de vertientes me regala un extraño torrente de sal.


La llamada Patricia Amador Veracruz, México Ayer llamaste, para preguntar como estoy Después de tu abandono y la horrible soledad Para preguntar que hice con tus recuerdos Donde fueron a parar nuestros momentos. ¿Qué hago con las ganas de tenerte? ¿Cómo puedo sobrevivir día tras día sin ti? Quisiera decirte que sigo llorando Que antes de dormir, beso tu retrato Que he bajado de peso, que casi no rio Que no salgo, que no atiendo el teléfono Esperando la llamada que anuncie tu regreso Y no quiero mentirte, ni con mi verdad herirte No hay historias raras, pues no, no pasa nada. Me he divertido mucho y hasta gane peso El mundo me sorprende, yo me sorprendo Ayer me llamaste para preguntar… Y preferí guardar mis sentimientos y callar sin decir que nada pasa, aquí todo sigue igual.


Te esperé... Patricia C Cervantes Domínguez Veracruz , Veracruz México Te esperé cada día Como se espera a su amado. Te esperé todo el día aunque este fuera cansado. Te esperé por las mañanas por las tardes y las noches... todo el tiempo sin reproche. Te esperé asta dormirme Te esperé al despertarme Te esperé siempre habida , siempre lista para amarte. Te esperé asta en mis sueños Más siempre al despertarme Descubría desespera... Descubrí que para amarte. Tenía que esperar y esperar, Esperar para esperarte. No te avisé de mi espera... Pero no eras ignorante Qué te esperé cada día Qué te esperé cada tarde. Qué te esperé mientras dormía, que te esperé como espera el amor a sus amantes.


SE ME ANTOJA Ramón de Jesús Hernández Olivares Veracruz, México Morderte para descubrirte, tocar tu piel apasionada, invítame tus labios manjar de lobos desquiciados. Deja que se me antoje abrazarte con la aurora, no digas una palabra… porque muerdo tu boca. Se me antoja cada vez que el aire que exhalas perfuma mi cuerpo de granadas, de esas rojas. No habiendo mejor vino tinto bebido y robado de tus labios, quemados por mis besos de una noche desnudos y sin velos. Se me antoja tatuarte la espalda por eso te muerdo, para que penetre mi nombre en tu cuerpo.


HOY TE SOÑÉ Zaradyel Burgos España

HOY TE SOÑÉ

Hoy te soñé y sé que no será por última vez, los recuerdos quedarán vívidos en mí, como algo que fue hermoso aunque corto. Hoy te soñé y sé que volverá a pasar, pero espero ya no temblar de ansiedad y miedo, poder recordar aunque con tristeza, lo bello; y en mi corazón quedará grabado como un sueño. Sé que no volverás, de menos no a mi vida, fuiste un ladrón sin piedad, más no te odio: agradezco cada gesto y palabra, cada sensación vivida. Hoy duele en el alma, lo sé: como un veneno que arde lentamente, pero quizá con el tiempo el dolor se vaya. Hoy te soñé y fue un hermoso sueño quizá todo lo que vivimos también lo fue; más con este silencio que me carcome, hoy llega a su fin, sin un porque o un cómo; no hubo una explicación, ni un adiós, Solo... Se fue como la lluvia que llega moja y desaparece. Mojaste mi vida con tus ilusiones, y hoy digo adiós a esos sueños con mi rostro mojado,


son lágrimas por ti, por mí, por lo que era y jamás será: dentro de mi sé que debo dejarte seguir y yo también avanzar, Nunca olvidaré y aún… Esperare algún día volver a saber de ti.

OTOÑO MUERE Zaradyel Burgos España Serán las hojas que caen del Otoño? sublimes, cortantes, etéreas: marcando el alba de mi ferviente corazón. Volando a la lejanía siendo distantes, desbordando mis lágrimas en silencios incesantes, acaso su caída marca el adiós? Extiendo los brazos intentando coger las hojas que se hielan, me aferro al recuerdo, a lo soñado, a lo vivido; me aferro al sentimiento de lo luchado y placenteramente forjado. Pero solo las rozan mis dedos con fiel descontento, se escapan de mis manos cayendo lejanas y altivas, me quedó en silencio, solo, esperando con el desconcierto de mi corazón. Mis sueños se congelan sintiendo la fuerza de la brisa helada, Que trae aquel invierno sublime, me abraza, me arrebata, Llevándose de mi lado a mi amado Otoño.


MUERTE. Zaradyel Burgos España Siento el dulce y engañoso rose de los dedos gélidos de la muerte sobre mi mejilla, me endulza con su presencia y engaña con una falsa partida, Mi alma se hiela ante su imponente presencia y en una grata reverencia saludo con respeto y clara bienvenida, Mi corazón late con mayor fuerza dejando escapar de mis labios el vaho cálido de mi aliento demostrando que extraño pero… aún no estoy muerto; Y con una sonrisa carmín hunde uno de sus dedos en mi pecho, puedo sentir como arde y como con gélida expresión se burla ladina, Acaricia mi cabello, besa mis labios como si fuera mi más fiel amante y me envuelve entre sus brazos para partir a un nuevo viaje, Entonces le entrego con regocijo mi alma, mi ser perpetuo esperanzado en sus brazos poder descansar. Pero entonces es que se aleja vacilante y risueña, una vez más me engaña con sus caricias y labios de hielo, juguetea con mi alma y esperanza; Mi cuerpo débil cae sobre la cama, esta helado aunque el clima sea totalmente soleado, sin nubes o tempestad, Tiemblo entre falsos sollozos, sintiendo como aún estoy vivo intentando luchar contra esta cruel realidad.


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