PUNTO Y CÍRCULO 3

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B o l e t í n D i v u l g a t i v o / N o 3 Pa rro qu ia Al tagracia, Caracas, noviem bre 201 5

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# YO FIRMO por LA PAZ

T

odas y todos acudirán a votar el próximo 6 de diciembre, porque la mayoría de las venezolanas y los venezolanos creen en la democracia que han amasado con sus propias manos. Ese día, la soberanía popular volverá a manifestarse y se colocará por encima de los atajos u obstáculos colocados al camino social de la inclusión y la igualdad. Ese día, estará expresándose un pueblo valiente y comprometido,

que aprendió a vivir, pensar y actuar sin ataduras al pasado. Ese día, en medio de la guerra económica expresada en desabastecimiento, especulación y alto costo de la vida, las electoras y los electores estarán dispuestos a escarbar la tierra con sus propias uñas para defender las conquistas de participación, protagonismo y poder popular. Ese día, como siempre, el pueblo libre volverá a apostar por la paz.


GRADA BOLIVARIANA E s p a c i o

f o r m a t i v o

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i n f o r m a t i v o

Alimentación 4S vs. los patrones de consumo capitalistas Agarra dato Enfermedades alimenticias. La diabetes, la gastritis, obesidad y otros problemas de salud “están relacionadas con patrones de consumo comercial impuestos por empresas transnacionales procesadoras y distribuidoras de alimentos”. Alimentos que hacen daño Hacen juego a las transnacionales. Los médicos tradicionales tratan estas enfermedades con planes alimenticios que no evalúan su origen transgénico a partir de fármacos y sus compuestos químicos.

Transgénicos. Se encuentran en infinidad de alimentos, como el pan integral, la avena, los cereales con afrechos, refrescos dietéticos, frutas enlatadas, azúcares artificiales. Conciencia. La población debe reflexionar y tomar conciencia a la hora de alimentarse. La situación podría atenuarse mediante el consumo de alimentos de origen local, más accesibles y saludables.

Formación. Para comprender cómo el consumo alimentario impuesto por las empresas transnacionales afecta la salud y la economía familiar de los venezolanos y las venezolanas, es importante una formación política que permita entender y desarrollar costumbres alimenticias que se enmarquen en los cambios sociales integrales que impulsa la Revolución. Guadalupe Múñoz Nutricionista y directora de la Escuela Venezolana de Alimentación y Nutrición (EVAN), adscrita al INN

¿De dónde provienen los alimentos que acompañan nuestra dieta diaria actual? ¿Es buena nuestra alimentación? ¿Hemos abandonado hábitos alimenticios sanos? En la última edición de la Grada Bolivariana, “Comida 4S: sana, sabrosa, segura y soberana”, realizada el pasado 5 de noviembre, Guadalupe Múñoz y William Castillo, respondieron a estas interrogantes. Este espacio de formación e información que promueve el debate sobre temas de primera importancia para la formación del pueblo venezolano dio paso a una nueva línea temática relacionada con la “Entre 20 y 22 mil imposición (mensaje-moda) venezolanos están de patrones de consumo, el desplazamiento de nuestras muriendo cada año costumbres culinarias y su relación con la calidad de vida y por distintos tipos de salud del pueblo venezolano. cáncer debido al modo Es importante destacar que de vida y cultura el Gobierno Bolivariano, a través de sus programas sociales de alimentación” en materia de alimentación, William Castillo ha emprendido la tarea de fomentar nuevos patrones de consumo que permitan garan-

tizar la buena salud del pueblo venezolano, como la campaña “Agarra dato, come sano”, impulsada por Instituto Nacional de Nutrición (INN) conjuntamente con la Escuela Venezolana de Alimentación (EVAN). Desde la perspectiva socialista impulsada por el líder y Comandante Eterno de la Revolución, se hace necesario que nuestros modelos de alimentación también se conviertan en multiplicadores de felicidad social. Para lo cual, se hace necesario la participación y la reflexión de todo el pueblo venezolano en torno a lo que actualmente consumimos (alimentos y bebidas) en nuestros hogares, escuelas y espacios públicos. En tal sentido, el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Mippci) a través de la Grada Bolivariana, logró reunir a especialistas y a un público ávido de información relacionada con la imposición de patrones de consumo alimenticios.

Dieta impuesta Máquina de dinero. El capitalismo hace ver la alimentación como una necesidad en la que todo se convierte en mercancía, cuando “en realidad es un derecho humano y una necesidad esencial de la vida”.

El pueblo no importa. La guerra económica actúa escondiendo, acaparando, subiendo el precio, en la práctica aleja los alimentos; pero en la medida que los aleja, también hacen creer que esos alimentos, y nada más esos alimentos, son los que necesitas, los que alimentan. Malos hábitos. La dieta impuesta por el capital está detrás de la muerte de entre 8 a 10 mil personas a causa de la diabetes, sin contar aquellos que sobreviven a la enfermedad y reciben tratamientos (diálisis). Alimentos que no alimentan. Debido a esta dieta impuesta los órganos empiezan a fallar ante el déficit de minerales, vitaminas, proteínas adecuadas generando enfermedades; luego los médicos sugieren pastilla de composición química y alimentos con transgénicos, y así se inicia el negocio o círculo de consumo.

Rescatar la tradición. Los alimentos adecuados se encuentran en nuestro patio trasero, debemos retomar nuestras costumbres y basar nuestra dieta diaria en alimentos de producción local. William Castillo Periodista y presidente de Conatel



¡Ojalá que no!

José Vicente Rangel

Publicado en: Últimas Noticas, lunes 16 de noviembre de 2015, p. 12

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Me atrevería a decir que, hoy por hoy, el sentimiento mayoritario en Venezuela es favorable a la paz. El grueso de la población aspira a que el país entre en una etapa de sosiego, de entendimiento –que no elimina el debate de las ideas–, donde la irracionalidad que promueve la polarización ceda ante la búsqueda del ciudadano de a pie de un clima que le garantice tranquilidad. Un clima sin sobresaltos. Sin amenazas a la estabilidad política, social y económica. Esta no es una conclusión caprichosa, expresión de un voluntarismo que quiere que las cosas tengan que ser así. Al contrario, estoy convencido de que la gente no quiere actitudes intemperantes, sino que la situación nacional tome la senda de la convivencia y el diálogo. Sé que hay sectores que desechan un planteamiento de tal naturaleza. Que se aferran a las opciones violentas, razón por la cual adquiere mayor importancia destacar lo que hoy constituye la realidad nacional, que no es otra que un pueblo que quiere vivir en paz y sectores minoritarios que se oponen.

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El acto del 6 de diciembre trasciende el cometido meramente electoral de escoger la representación parlamentaria. En las actuales circunstancias entraña definiciones que tienen que ver con el poder, con proyectos políticos, sociales y económicos de las fuerzas que compiten, del respeto a la Constitución bolivariana. Es una prueba donde se dilucida el rumbo futuro de las visiones de país que están en juego. Por tanto, lo ideal es que los venezolanos podamos sortear la coyuntura democráticamente, con claro sentido cívico. Hay quienes piensan que no: que lo que viene es un duelo mortal. En cambio, otros están conscientes de que hay que respetar las reglas de juego y que el episodio comicial de diciembre es el punto de partida para las rectificaciones, reajustes y profundización de las políticas elaboradas y ejecutadas hasta el presente.

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No obstante, para este ejercicio democrático se necesita ser demócrata. Demócrata de verdad. No demócrata enmascarado o de los dientes para afuera. Y es aquí donde surgen los problemas. Uno de ellos, quizá el más importante, es la oposición. Lo escribo porque estoy convencido de que la oposición venezolana, tal como se comporta, no es democrática. Utiliza la democracia, pero en el fondo la desprecia. La oposición que existe a partir de la derrota que le propinó Chávez al puntofijismo en diciembre de 1998 –en su propio terreno y con sus mismas reglas de juego– está contaminada por el odio y el revanchismo. Carece de calidad ética. De identidad. Por ser el subproducto de una derrota histórica humillante que a través del tiempo no ha logrado asimilar.

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Es la oposición derrotada en 18 elecciones. Que no ha podido levantar cabeza. Que no saca experiencia de los reveses. Que ante una nueva prueba electoral los repite. Que se mueve en terrenos pantanosos que le impiden avanzar, condicionada por la negación de la realidad. Siempre acompañada por la tentación de la aventura. Moviéndose, fatalmente, entre la legalidad y el golpismo. Definitivamente, esa oposición no es confiable y lo confirma el doble lenguaje que utiliza. La arrogancia con que se expresa. El desprecio por las formas democráticas. Por el adversario. Por el pueblo venezolano. El país la vive con angustia a 20 días de la fecha de votar, porque todo indica que desconocerá cualquier resultado que no la favorezca, y porque hay señales inequívocas de que terminará, luego de conocido el resultado de las urnas, apelando una vez más a la violencia como sistemáticamente lo viene haciendo. ¡Ojalá que no! Ojalá me equivoque. Me encantaría, por el bien de Venezuela. Pero hay demasiados indicios de su irresponsabilidad. Característica de los que no son demócratas. De los que fingen serlo.


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