Construir, Habitar, Pensar la casa Dieste Miguel Ortega Rodríguez
Joaquín Torres García América Invertida. 1943
Resumen / Abstract Para el ingeniero Dieste la construcción no se limitó al mero hecho de ejecutar una obra, sino al despliegue con ello de una ética consecuente con un orden profundo del mundo, eso que él denominaba economía cósmica, y ante te ello además de la solución material y espacial incorporaba una dimensión temporal, una respuesta al progreso vinculada a la tradición. La construcción de su propia casa, uno de sus trabajos técnicamente más humildes, lejos de ser una obra más, representa una de las de mayor carga de significado, ya que supone la única oportunidad que tuvo Dieste de cuestionarse en profundidad lo que significa habitar. Quedan materializados en ella su profunda visión del universo, del hombre y de la sociedad. Proponemos una visita por la casa Dieste que, en términos de Heidegger, nos desvelará su modo de Construir, Habitar, Pensar. De Darmstadt a Montevideo No es desdeñable el hecho de que la única casa que construya el ingeniero uruguayo Eladio Dieste -si exceptuamos su colaboración en las bóvedas de la casa Berlighieri- sea la suya propia, aquella que habitaría con su mujer y sus once hijos hasta su muerte. Cuando la construyó, entre los años 1967 y 1968, ya había construido alguna de las que serían consideradas como sus mejores obras y contaba ya con veinte años de carrera en los que además de perfeccionar el sistema constructivo que había inventado, se preocupó por ejercer y transmitir con ello la conciencia de la dignidad y del valor del hombre y de su misión de humanizar la tierra, de hacer realmente de ella su morada [1]. Nos encontramos en esta casa ante la afortunada coincidencia de ser la misma persona el que construye, el que habita y el que piensa en profundidad sobre lo que significan ambas cosas. Para entender la casa desde esta triple dimensión es necesario remitirse a la conferencia que unos años antes, en 1951, pronuncia Heidegger en la universidad de Darmstadt ante los arquitectos que habría de reconstruir la Alemania de posguerra, y en que supone una contundente crítica a la fe ciega en el progreso. Insta a la vuelta a las raíces, al origen [2], sirviéndose del ejemplo de la cabaña en la Selva Negra que había puesto a su disposición la Universidad de Heidelberg en los años en que ostentó el cargo de rector. Comienza Heidegger esa vuelta al origen con una brillante investigación etimológica sobre las palabras construir y habitar [3] de la que infiere que la esencia del habitar reside en cuidar, en salvar la tierra, no sólo en el sentido de salvarla de un peligro, sino de preservarla, cuidarla liberando su esencia. Y con este planteamiento introduce dos cuestiones que el progreso había pasado por alto: la consideración de la naturaleza y la dimensión temporal que nos vincula al pasado, al origen. Desde el comienzo de su carrera Dieste también había estado también preocupado por esa vuelta al origen [4], y es precisamente esa actitud comprometida con la naturaleza lo que reflejó en sus textos a través de la idea de economía cósmica [5], que abandona la concepción financiera del progreso, para ser considerada como un acuerdo con el orden profundo del mundo, en lo que hoy calificaríamos de una concepción ecológica de la economía. Con la cabaña de la Selva Negra, no propone Heidegger una actitud reaccionaria o una vuelta a modelos pasados, sino una mirada hacia atrás que permita entender cómo de aquel habitar rural, surgió un construir [6]. Esta manera de mirar atrás se refleja en la idea de Dieste de un
progreso, ni desarrollista ni reaccionario, que vuelve su mirada al origen a través de la tradición, que cobra forma a través de la cerámica armada. En ella la aplicación de los conocimientos del progreso se aplican a la tradición, y ligan en última instancia la memoria al desarrollo personal del hombre [7]. Al cuidado por la naturaleza que da sentido el habitar en esencia, no le corresponde un espacio, sino un lugar, que Heidegger identifica con la idea de un puente [8], en el que se reúnen lo que denomina la cuaternidad: lo mortal, lo divino, el cielo y la tierra. De este modo el habitar ya no sólo queda definido por lo material, sino que tiene también una importante componente espiritual. Adelantamos ya que la casa Dieste no surgirá de la idea de espacio -en el sentido cartesiano-, sino que su construcción como acto trascendental que refleja la idea del habitar en origen, se va a entender como un lugar que además de la componente espacial va a tener una profunda dimensión espiritual en la que, la idea de la cuaternidad heideggeriana, lo mortal, lo divino, el cielo y la tierra, no sólo va a estar presente, sino que constituir las líneas directrices del proyecto [9]. La Casa y la Cabaña frente a las fuerzas de la naturaleza Es de este modo existencial que Heidegger va a entender la cabaña en la Selva Negra [10] que un habitar rural construyó hace dos siglos y que cobra sentido en la noche de invierno, cuando una salvaje, estrepitosa y rabiosa tormenta de nieve rodea la cabaña y vela y cubre todo, es el tiempo perfecto para la filosofía [11]. Así mismo podemos entender la casa Dieste, en la que las enredaderas de hoja caduca que en verano cubren la pérgola del patio central pertenecen al habitar, o en lo que conscientemente representan los vanos de la casa, sobre los que leemos en la memoria del proyecto: se suele perder, en las viviendas en que se exagera el número y tamaño de los vanos, la ancestral sensación de abrigo que da y debe dar la casa. No es agradable ni prácticamente cómodo estar detrás de las enormes ventanas tan en uso cuando ruge afuera uno de nuestros largos temporales de invierno, con helados vientos huracanados de más de 100 km/h. (...) La grandeza y el misterio del mundo se sienten mucho más (recordemos nuestra niñez) al lado de una ventana pequeña que nos permite centrar nuestra atención y percibir como en un relámpago de asombro el “más allá”, sustancia de esa grandeza y ese misterio. Tan infinita es una gota de agua como el firmamento. Trasciende el habitar, tanto en la casa Dieste como en la cabaña de la Selva Negra, la mera función de proteger de las inclemencias del tiempo. Dice Dieste, sobre un poblado obrero en el que vivió durante un mes en Francia que las casas tenían un confort animal, pero sin un solo signo de haber sido hechas, en su conjunto, pensando que habrían de ser habitadas por hombres que están hechos para hablar con las estrellas [12]. La casa como refugio En la cabaña la relación con la naturaleza es de violencia y se erige como refugio frente a las fuerzas de la naturaleza. Pero la casa como refugio no sólo protege de las inclemencias del tiempo, sino que supone también un refugio frente al mundo [13]: frente a la ciudad y lo público en primera instancia, pero también frente al mundo en su vertiginoso progreso. La casa se protege de lo público y vuelca la vida diaria hacia los patios central y delantero, y los dormitorios hacia el patio trasero. En el caso del dormitorio de la planta baja que asoma al patio central, se desliga de la vida diaria conformándose como un patio inglés que se rehunde tan sólo 45 centímetros [ilustracion2]. Pero además la casa impone un umbral hacia la calle a través del patio delantero, que proporciona la distancia suficiente para ver el mar pero no la calle, y que se cierra con un
plano de fachada a modo de trampantojo, que revela hacia la calle una vivienda que nada tiene que ver con la que se habita en el interior [ilustracion1]. La casa tiene una íntima relación con la tierra y salva el desnivel de la parcela configurándose en incontables planos con diferencias de cota en ocasiones de tan sólo cinco centímetros, pero la casa es refugio y por ello la planta principal se eleva [14], hasta ser desde la calle inalcanzable. La casa como esquema vertical Pero en su calidad de refugio del exterior es tan decisiva la disposición de la casa como el esquema vertical que impone a la distribución la figura del paterfamilias, que es el que hereda, el que construye la propiedad y el responsable de administrarla y transmitirla a sus hijos. Y es aquí una vez más primordial tener en cuenta el orden profundo del mundo, la economía cósmica de Dieste, que sitúa al paterfamilias, en relación con la materia y la memoria, como responsable de su cuidado, del cuidado de la cuaternidad, que conlleva según Heidegger, el habitar [8]. En este sentido de protección y de organización central y vertical entenderemos el acceso a la vivienda, que se realiza directamente al corazón de la vida familiar, a un estar, que Dieste concibió como algo complejo formado de comedor, estar común y estar estudio, a la vez comunicados pero independientes, que determina de una manera unívoca y protectora la vida familiar [ilustracion3]. De este modo la mesa del estudio, lugar por excelencia del paterfamilias, desde la que se abarca casi todo el espacio del estar. Los dormitorios, que alojan cuatro hijos cada uno, se reducen a la mínima expresión, y trasladan necesariamente cualquier expresión de la vida privada a la zona común. La vida familiar se extiende también al exterior, pero casi en exclusiva al patio central, que es el que recibe un tratamiento más detallado en el plano, reservando los otros para el uso ocasional. La autoridad familiar sobre lo que sucede en la casa está también presente en la transparencia que atraviesa toda la casa y que permite alcanzar desde el patio delantero casi hasta el último dormitorio y a través de éste el patio trasero, de modo que unos a otros se ven en los distintos ambientes, los que viven en la casa [15]. Ese orden jerárquico se refleja en el principio ordenador que imponen la cubierta de cerámica armada, que cubre con bóvedas los espacios nobles de la casa, aquellos espacios para la colectividad de la familia -estar y dormitorios-, y que reserva un techo plano para las áreas de individualidad en las zonas de circulación, las áreas de servicio y las literas de los dormitorios. Cultura material y objetual En la casa como refugio de lo exterior no hay lugar para la representación pública, para objetos que no pertenezcan al dominio familiar, hasta el punto de que la arquitectura llega a asumir el papel de mobiliario, y no como una alegoría de la casa como máquina de habitar, sino al contrario, porque es de este modo que los muebles forman parte de la casa y así lo tanto de la familia. Muestra de ello es el estar queda articulado mediante un mueble de fábrica -que además salva el desnivel del estar- o los muros de carga, que se doblan y regruesan para asimilar la función del mueble en su espesor. De este modo asumen, unos pequeños vanos en lo dormitorios, el papel de mesilla para las literas, o se embeben estanterías y armarios en los muros, como si el introducir un mueble significara una intromisión en el espacio familiar [ilustracion4].
Pero el signo más evidente de la autoridad familiar en la concepción y en el funcionamiento de la vivienda es la mesa de la cocina, formada por un pie central anclado al suelo del que salen ocho asientos y que transmite espacialmente la misma severidad que podemos suponer, hubo en la cocina cada mañana a la hora del desayuno ante la atenta mirada de la niñera [ilustracion5]. Escasos son los elementos de decoración de la casa. Tan sólo algunas obras de arte de algunos artistas amigos. Y no hay en ello una actitud proteccionista sino más bien de autenticidad, de entender que estos objetos, por la relación de cercanía con sus autores, formaban parte de la familia, de la casa. Materialidad y construcción Nos podemos aproximar a la materialidad de la casa, desde las bóvedas hasta los objetos que a ella pertenecen, a través de las palabras de Dieste cuando explicaba que es difícil hacer algo más inesperadamente hermoso que un martillo, un hacha o una navaja de injertar, cuyas formas expresan con precisión una dada relación, directa y decantada por el tiempo, con la realidad [16]. La construcción en Dieste aúna la forma y las leyes que rigen a la materia en equilibrio, pero dice Dieste que la coherencia formal y el necesario ajuste expresivo no son sólo válidos en sí mismos, ya que suponen la respuesta ética a los problemas que plantea nuestra obra en el espacio; sin la revelación del misterio del mundo que nos hace el arte no haremos nunca de nuestra vida algo realmente humano [17]. Es en estos términos, en los que construir significa para Dieste algo mucho más profundo que el mero hecho de producir algo, de modo que entiende la construcción como arte y no como ciencia. Tan pronto como intentamos pensar la esencia del construir desde el habitar, dice Heidegger, vemos claramente dónde en el construir, reside el crear. Al concebir el crear como una actividad cuyo fin es un únicamente el resultado, se podrá hacer algo correcto, pero no se podrá llegar a su esencia. El construir lleva a la cuaternidad -lo mortal, lo divino, la tierra, el cielo- a ser una cosa, el puente, y a que esa cosa, que es lugar, sea espacio. Por lo tanto entendemos la materialidad de la casa Dieste más allá de la resolución acertada de unas exigencias técnicas: la construcción del espacio a través del lugar es el modo en que el mundo se revela como algo humano, y por ello el uso recurrente del ladrillo no responde únicamente a sus propiedades mecánicas, sino que hay en ello una voluntad de encarnar los valores del tiempo, de la relación con la realidad, directa y decantada por el tiempo de la navaja de injertar, y esto lo manifiesta Dieste cuando afirma que no basta que usemos ladrillos porque nos gusta su textura y es un material lleno de reminiscencias; no es que esté mal, pero puede sacarse mucho más de él [18]. Hay entonces en el uso del ladrillo técnica y construcción pero hay también [19], como en las operaciones de acomodar la casa al solar, una ligazón al lugar, o como en la decisión de que las obras de arte de sus amigos artistas formen parten de su casa -de su familia-, una elección consciente de lo que forma parte ineludible del habitar Qué ejemplo más concluyente de la capacidad creadora de la gente sencilla, dice Eladio, que esos prodigiosos pueblecitos de aldeanos, que son algo tan perfecto que casi no hay obra de arquitectura culta que pueda parangonárseles [20]. Y añade, hablando de un pueblo cercano al de su padre, que el camino desembocaba en algo que era a la vez plaza y patio, o sea que el espacio privado era público. Ese camino es el puente de Heidegger, el lugar en que se aúna la cuaternidad, y no difiere el camino tanto de la casa Dieste, en la medida en que a ella pertenecen la tradición y la capacidad creadora de la gente sencilla, de
la que Eladio se siente heredero y continuador [21]. Conclusión. Habitar, Construir, Pensar Para Dieste la construcción de su casa forma parte de su incansable búsqueda de las raíces y de lo que significa construir [3], pero supone además su única oportunidad para cuestionarse en conciencia el significado de habitar, y es por ello que la materialidad de la casa trasciende lo corpóreo, porque contiene en si misma lo que era para Dieste el misterio del mundo. La construcción de su casa da pleno sentido a la investigación etimológica con la que comienza Heidegger su conferencia: en la casa Dieste, como en el alemán antiguo la palabra buan, que significa construir, se identifica con wohnen, h a b i t a r. P e r o además buan también se identifica con bin, con estar, de modo que construir no sólo tiene que ver con habitar, sino además con el modo en que los mortales están sobre la tierra. Y significa además bauen para el campesino, no sólo erigir, sino hacer crecer un cultivo, cuidarlo, cuidar la tierra, y Dieste construye su casa también en ese doble sentido, en el de erigirla y en el de cuidar, a su familia y al orden profundo del mundo. En este último sentido, que deviene directamente del habitar y del construir, el de cuidar la tierra preservando y liberando su esencia, adquiere la casa Dieste una actitud comprometida ya no con el paisaje sino con lo más profundo de lo que supone habitar en la naturaleza, que es estar en armonía tanto con su orden material como con su orden temporal, con lo que significa sentirse heredero y legatario. En ese sentido reúne la cuaternidad el puente de Heidegger, que es cosa y sitio y que deriva en espacio, y así como una espacialidad derivada de un orden más profundo de cosas, se entiende la casa Dieste. Pretende Heidegger con la descripción de la cabaña de la Selva Negra no una vuelta a modos pasados de habitar, sino mostrar un habitar pasado que fue capaz de construir y a través de ello entender -los arquitectos de la posguerra- que la auténtica emergencia del habitar reside en buscar de nuevo la esencia del habitar, aprender de nuevo a habitar. Se pregunta Heidegger en qué manera pueden llevar los mortales el habitar a su esencia y concluye su conferencia diciendo que lo lograrán si construyen a partir el habitar y para el habitar piensan [21]. Sirvan como ilustración de ello la casa, la obra y los textos de Dieste.
REFERENCIAS [1] Dieste, Eladio; Arte, pueblo y tecnocracia; 1990 [2] Ábalos, Iñaki; La buena vida; GG; 2001 Frente al utilitarismo modern y el tiempo finalista moderno -una concepción del mundo que se apoya en la fe en un futuro de progreso que da sentido a las acciones de hoy, Martin Heidegger contrapone una crítica 'radical': una vuelta las raíces, al origen. Primero es necesario interrogarse sobre el sentido de nuestras acciones. No es tan importante qué cuánto construir como saber por qué construimos, cual es el significado original de esta acción. [2] Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; 1- Construir es realmente habitar. 2- Habitar es la manera en que los mortales son sobre la tierra. 3- El construir en cuanto habitar se despliega en el construir del cuidar, de hacer crecer el cultivo, y en el construir del erigir edificaciones. [4] Dieste, Eladio; Arquitectura y construcción; 1992 Comencé a trabajar en estructuras en 1942, y también desde entonces a reflexionar acerca de por qué construíamos cómo lo hacíamos. de dónde venían no sólo esas técnicas que aplicábamos sino la filosofía que era el fundamento de nuestra actividad [5] Dieste, Eladio; Arquitectura y construcción; 1992 Lo que se llama sencillez es más bien simplificación indebida y la economía se refiere al dinero y a sus manejos; es economía en un sentido financiero. Lo que hagamos debe tener algo que podríamos llamar economía cósmica, estar de acuerdo con el orden profundo del mundo, y solo entonces podrá tener esa autoridad que tanto nos sorprende frente a las grandes obras del pasado. [6] Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; La alusión a la casa de campo de la Selva Negra, no significa, en absoluto, que debamos y podamos retroceder a construir esas casas, sino que ilustra como un habitar en esencia pasado fue capaz de construir. [7] Dieste, Eladio; Técnica y subdesarrollo;1973 Cuando hablamos de desarrollo, no debemos nunca perder de vista los fines eternos del hombre. Y es en el hombre, en el valor del hombre y en su misión de humanizar y transformar el mundo, donde podemos estar de acuerdo los que tenemos distintas posiciones religiosas o filosóficas. No se trata pues de apego reaccionario y sentimental a técnicas superadas, no; se trata de no caer en la otra actitud, aún más sentimental, de la adoración de la riqueza y la eficacia mecánica de los países desarrollados. (…) Debemos salir del subdesarrollo, pero de una manera humana y nuestra, sin copiar ni los procesos ni las técnicas (…) La actitud primaria debe ser repensarlo todo. [8] Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; Los mortales están en la cuaternidad mientras habitan. El rasgo fundamental del habitar es el cuidar. Los mortales habitan en la manera en que ellos cuidan a la cuaternidad en su esencia. Así pues el cuidar habitando es cuádruple. El puente reúne a su manera tierra y cielo, lo divino y lo mortal en él. Antes del puente no existe el lugar y cualquier punto de la corriente puede ser ocupado. Es a través del puente que existe un lugar. [9] Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; Ese construir que acabamos de caracterizar es un habitar distinto a los demás. Es en ese hecho en el que construir se corresponde con la cuaternidad. De esa correspondencia se fundamenta todo planeamiento que da al proyecto sus líneas directrices.
[10] Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; Pensemos por un momento en la casa de campo de la Selva Negra que un habitar todavía rural construyó hace dos siglos. La casa la ha levantado el empeño de instalar unívocamente en las cosas tierra y cielo, divinos y mortales. [11] Ábalos, Iñaki; La buena vida; GG; 2001 [12] Dieste, Eladio; Técnica y subdesarrollo; 1973 [13] Ábalos, Iñaki; La buena vida; GG; 2001 El habitar existencial se erige contra la ciudad moderna y sus implementos técnicos que conducen tanto al abuso de la naturaleza, como al olvido de la tradición. [14] Dieste, Eladio; Memoria del proyecto Utilizando el desnivel del terreno se desarrolló toda la planta principal prácticamente a un solo nivel, ya que la diferencia de éste entre unas y otras zonas es de tres escalones. No se decidió esta planta en un solo nivel, que hubiera debido ser el superior, para no quitar luz al patio central, que debía quedar bajo para no enterrar demasiado el dormitorio de planta baja. [15] Dieste, Eladio; Memoria del proyecto Me parece que esto, en general, se tiene poco en cuenta. Nos preocupamos de que los que han de habitar las viviendas que construimos vean los árboles, el mar, las estrellas, pero olvidamos a veces que el hombre es más que el mar y las estrellas, que si estamos sanos nada deseamos tanto como el vernos los unos a los otros, y que es viéndonos que de veras vemos el mar y las estrellas. [16] Dieste, Eladio; La conciencia de la forma; 1990 [17] Dieste, Eladio; La conciencia de la forma; 1990 [18] Dieste, Eladio; Arquitectura y construcción; 1992 [19] Dieste, Eladio; Memoria del proyecto Conclusiones He observado en muchos técnicos una cierta repugnancia al empleo del ladrillo, que les parece un material ligado a la artesanía y a métodos de trabajo ya superados. Mucho habría que decir sobre esto, refiriéndose incluso a los problemas sociales y filosóficos que esta actitud supone. [20] Dieste, Eladio; Arte, pueblo y tecnocracia; 1990 [21] Dieste, Eladio; entrevista realizada por Rosario Castellanos para El Espectador, el 15 de setiembre de 1993. Para ser arquitecto se necesita una formación académica que no tengo. En último caso podría ser un idóneo que puede encarar algunos programas muy simples de arquitectura. Un idóneo, nunca alguien con la formación completa de un arquitecto. Pienso que la amistad y el contacto con arquitectos me ha ayudado a dialogar con ellos, entender sus puntos de vista y por ósmosis, quizá, me haya pentrado algo de esa formación que da una carrera estudiada de un modo sistemático. [21] Wie ander aber können die Sterbliche diesem Zuspruch entsprechen als dadurch, dass sie an ihrem Teil versuchen, von sich her das Wohnen in das Volle seines Wesens zu bringen? Sie vollbringen dies, wenn sie aus dem Wohnen bauen und für das Wohnen denken. Pero, ¿de qué manera pueden los mortales corresponder a esa misión que se reclaman de llevar el habitar a su esencia? Lo lograrán si construyen a partir del habitar y para el habitar piensan.
Bibliografía General · Ábalos, Iñaki; La buena vida; GG; 2001 · Heidegger, Martin; Bauen, Wohnen, Denken; Darmstädter Gespräch; 1951. Transcripción original de la conferencia · Heidegger, Martin; Construir, habitar, pensar. Traducción de Eustaquio Barjau. Ed. Serbal; Barcelona; 1994 Textos de Eladio Dieste · Dieste, Eladio; La conciencia de la forma; 1990 · Dieste, Eladio; Arquitectura y construcción; 1992 · Dieste, Eladio; La invención inevitable; 1980 · Dieste, Eladio; Técnica y subdesarrollo; 1973 · Dieste, Eladio; Arte, pueblo y tecnocracia; 1990 · Dieste, Eladio; Memoria del proyecto de la casa Dieste Bibliografía sobre la casa Dieste · Jiménez Torrecillas, Antonio; Eladio Dieste : 1943-1996; Consejería de Obras Públicas y Transportes; Sevilla; 2001 · VVAA; Revista 1:100 n°16 "Casa Dieste"; Buenos Aires; 2008 · Roig, Jordi; La casa de Dieste en Punta Gorda; DPA. Universitat Politècnica de Catalunya, Departament de Projectes Arquitectònics; 1999, no 15 julio ; p. 1-97 : il. · Fernández-Galiano, Luis; AV Monografías Nº 132 julio-agosto. Casas de maestros; Madrid; 2008
Ilustraci贸n 1: Vista desde la calle
Ilustraci贸n 2: Vista del patio interior
Ilustraci贸n 3: Vista del sal贸n
Ilustraci贸n 4: Vista del Dormitorio
Ilustraci贸n 5: Vista de la cocina