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Jesucristo como Sacerdote
Je sucristo como Sace rdote
M e lquise de c e s una pre figuración de Cristo como sace rdote y su sacrific io fue de pan y vino.
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Gén 14,18-20: Entonces M e lquise de c re y de Sale m, trajo pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo. Melquisedec bendijo a Abram, […].
1Tes 4,2-3: Conocen las tradicione s que le s e ntre gamos con la autoridad del Señor Jesús […].
Je sucristo e s Sace rdote para sie mpre a image n de M e lque side c
Sal 110,4: Juró el Señor y no ha de retractarse: “Tú eres para siempre sacerdote a la manera de M e lquise de c”.
Cristo Sumo Sace rdote
Heb 3,1: Hermanos santos, que gozan de una vocación sobrenatural, fíjense en Je sús, e l apóstol y sumo sace rdote de nue stra fe; él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, […]. Heb 4,14: Te ne mos, pue s, un sumo sace rdote e xce pcional, que ha entrado en el mismo cielo, Je sús, e l Hijo de Dios. Esto es sufic ie nte para que nos mantenga mos firmes en la fe que profesamos. Heb 5,4: Pero nadie se apropia esta dignidad, sino que debe ser llamado por Dios, como lo fue Aarón. Y tampoco Cristo se atribuyó la dignidad de sumo sace rdote, sino que se la otorgó aquel que dice: Tú eres mi Hijo, […]. Y en otro lugar se dijo: Tú e res
sace rdote para sie mpre a se me janza de M e lquise de c.
Heb 7,11-24: Así, pues, e l sace rdocio de los le vitas, que es el fundame nto de la legislac ió n de Israel, no es capaz de llevar al pueblo a la religió n perfecta. De lo contrario ,
¿qué ne ce sidad habría de otro sace rdocio, no a se me janza de Aarón, sino a se me janza
de M e lquise de c? Y si hay un cambio en el sacerdocio, necesariame nte la Ley también ha de cambiar. Jesús, al que se refiere todo esto, pertenecía a una tribu de la que nadie sirvió jamá s al altar. Pues es notorio que nuestro Señor salió de la tribu de Judá, de la que Moisés no habló cuando trató de los sacerdotes. […]. Pues la Escritura dice: Tú e re s sace rdote para
sie mpre a se me janza de M e lquise de c. Con e sto se cance la la disposición ante rior, que re sultó insuficie nte e ine ficaz, pue s la Le y no trajo nada de finitivo, y al mismo tie mpo
se nos abre una e spe ranza mucho me jor: la de te ne r acce so a Dios. Y aquí tenemos un juramento, […]. Él fue confirmado con este juramento : El Señor lo ha jurado y no se vue lve atrás: Tú e re s sace rdote para sie mpre . Esta e s la prue ba de que Je sús vie ne con una alianza mucho me jor. Los sacerdotes anteriores se sucedían el uno al otro porque, siend o mortales, no podían permanecer. Je sús, e n cambio, permane ce para sie mpre y no se le
quitará e l sace rdocio. Por e so e s capaz de salvar de una ve z a los que por su me dio se ace rcan a Dios. El sigue vivie ndo e inte rce die ndo e n favor de e llos.
Heb 8,1: […]: tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la de re cha de l Dios
de M aje stad e n los cie los; é l e stá a cargo de l santuario y de la tie nda ve rdade ra , le vantada no por hombre s, sino por e l Se ñor.
Heb 7,27: A diferenc ia de los sumos sacerdotes, él no tiene necesidad de ofrece r diariame nte sacrific ios, primero por sus pecados, y luego por los del pueblo. Y para el pueblo no lo hizo sino una sola ve z ofre cié ndose a sí mismo. 1Jn 2,2: Él e s la Víctima propiciatoria por nue stros pe cados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. 1Co 15,3: En primer lugar les he transmitido esto, tal como yo mismo lo recibí: que
Cristo murió por nue stros pe cados, como dice n las Escrituras;
Is 53,5.12: y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó e l castigo que nos trae la paz y por sus llagas he mos sido sanados. Por eso le daré en herencia muchedumbre s y lo contaré entre los grandes, porque se ha negado a sí mismo hasta la muerte y ha sido contado entre los pecadores, cuando lleva b a sobre sí los pecados de muchos e inte rce día por los pe cadore s.
Je sús e s Sace rdote y Victima por e l pe cado y su sacrifio lo re aliza e n e l Altar de la Cruz
Be ndita la Santa Cruz.
Sab 14,7: Be ndita se a la made ra que fue instrume nto de tu salvación.
Jn 12,32: y yo, cuando haya s ido le vantado de la tie rra, atrae ré a todos a mí.»
Jn 19,17-18: Así fue como se lle varon a Je sús. Cargando con su propia cruz, salió
de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario (o de la Calavera), que en hebreo se dice Gólgota .
Allí lo crucificaro n y con él a otros dos, uno a cada lado y en el medio a Jesús.
Col 2,14: Anuló e l comprobante de nue stra de uda, e sos mandamie ntos que nos
acusaban; lo clavó e n la cruz y lo suprimió.
1Pe 2,24: El cargó con nue stros pe cados e n e l made ro de la cruz, para que,
muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y por su suplic io han sido sanados.
Is 53,5.12: y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los
que era aplastado. El soportó e l castigo que nos trae la paz y por sus llagas he mos sido
sanados. Por eso le daré en herencia muchedumbre s y lo contaré entre los grandes, porque
se ha negado a sí mismo hasta la muerte y ha sido contado entre los pecadores, cuando
lle vaba sobre sí los pe cados de muchos e inte rce día por los pe cadore s.
Sal 22,17: Como perros de presa me rodean, me acorrala una banda de malvad o s.
Han lastimado (taladran, horadaron), mis manos y mis pie s.
Je sucristo con ve stidura Sace rdotal
Ap 1,13: y en medio de los candeleros vi como a un hijo de hombre , ve stido con
una túnica que le lle gaba hasta los pie s y un cinturón de oro a la altura del pecho.