Tamuín
Por Raúl Peña Pereyra
Tamuín, un viaje Fui invitado a dar un taller en Tamuín, San Luis Potosí, un municipio pequeño y tranquilo comparado con la frenética vida regia. Mi primer viaje en avión, mi primer viaje solo a otro estado. Fue interesante, más allá de eso estoy muy agradecido por la invitación para impartir el taller. Me he dado cuenta de que estar a cargo de grupos de alumnos ha sido la actividad más importante de mi vida, porque requiere un grado particular de atención, respeto, energía, esfuerzo, empatía y paciencia, por lo que es difícil compararlo con otras experiencias. Cada grupo es diferente en cuestión de personalidades y temperamentos, pero también en su forma de ver el mundo. Me gusta pensar que cada vez que dejo un grupo, además de proponerme aprender todo lo que pueda de ellos, dejo plantadas algunas semillas de cosas que creo que es
buena idea compartir con las siguientes generaciones. Las imágenes en este libro no reflejan en sí el taller, ni su proceso, ni su producto final. Eso es de ellos y para ellos, con algunos incentivos e intervenciones de mi parte. Si lo menciono es porque pienso que podría llegar a ser interesante considerar esta serie de imágenes como parte de un proyecto personal introspectivo de búsqueda de sentido, de entender, de formar parte de algo más grande que yo y enfrentarme a cosas que no conozco. Una semana en Tamuín no fue tiempo suficiente para explorar todo lo que yo quería, pero no son despreciables los eximios presentes de los dioses y nadie puede escogerlos a su gusto. Gracias Tamuín por haberme dejado ser parte de ti por un ratito.
Avenida General Pedro Antonio de los Santos, la avenida principal. Entrada al pueblo desde el este, viniendo desde Tampico.
Calle Miguel Hidalgo o “El Bordo”, una calle elevada que corre a la orilla del Río Tampaón, pararela y contigua a la avenida principal. Entre el río y el bordo se encuentra un espacio recreativo con asadores, área verde, mirador al río y cancha de fútbol. También algunas propiedades privadas de uso doméstico,. algunas de ellas en estado de abandono.
Arriba: distintas etapas y materiales de construcción. Derecha: Había dos edificaciones marcadas con el año 1943, pero su uso original no me quedó claro. Por la zona pensé que podrían haber sido casas, pero desconozco si era costumbre marcar el año en las viviendas o si se reservaba para edificios de otros usos.
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En lugar de coches, es más común ver a la gente transportándose en bicicletas o motocicletas por el pueblo. El mercado municipal ofrece alimentos, ropa, accesorios, entretenimiento en forma de un área con máquinas tragamonedas y por su ubicación céntrica funciona como punto de referencia. Al lado del acceso principal está la parada de los autobuses que te llevan a ciudad Valles, la ciudad más cercana, que está a una media hora en carretera, hacia el oeste.
Las ruinas arqueológicas de Tamtoc, a media hora en coche desde Tamuin, datan aproximadamente de siglo VI. Los elementos arqueológicos encontrados en la zona tienen que ver con temas de sexualidad y muerte. Aunque ha pasado tiempo desde que se iniciaron las excavaciones, aún falta mucho por explorar. El guía nos comentó que no ha llegado apoyo económico del gobierno para poder dar mantenimiento adecuado al lugar y continuar con las excavaciones. Esto también se ve reflejado claramente en el estado actual de las piezas históricas, que incluyen figuras talladas en piedra, pinturas y restos de animales antiguos. Se encuentran a la intemperie bajo cubiertas vegetales, sometidos a las inclemencias climáticas de la zona, que cabe mencionar típicamente es muy húmeda y caliente, llegando a alcanzar en verano más de 40 grados centígrados. El taxista nos dijo que por toda la zona era común encontrar “monitos” entre la tierra, figuras humanas hechas de barro. Dice que de repente salen entre la tierra destrozados por las llantas de los coches. Su suegra es de una comunidad cercana a Tamtoc y tiene varios monitos en casa.
Casas. La anterior tenía techo de lámina con madera y muros de cemento, así como una cerca de madera y plantas. Esta parece ser una construcción más reciente, pero en la parte de atrás hay una estructura de madera con techo vegetal y al lado de ella un horno de barro.
“Como si un latido enorme me empujara por detrás, continúo avanzando por el bosque. El camino lleva a un lugar especial, una fuente de luz que sale girando de la oscuridad, el lugar de donde vienen los ecos sin sonido. Necesito ver con mis propios ojos lo que hay ahí. Llevo una carta importante, sellada, personal, un mensaje secreto para mí mismo.” Kafka on the Shore, Haruki Murakami
Fotografías, diseño editorial y textos por Raúl Peña Pereyra Publicado el 31 de diciembre de 2019