FERNANDO FERNÁNDEZ
LOS PRIMEROS EGIPTÓLOGOS
CARLOS VELÁZQUEZ LOS DESESPERADOS
JESÚS RAMÍREZ-BERMÚDEZ
DEPRESIÓN MAYOR: ¿CIENCIA O IDEOLOGÍA?
El Cultural N Ú M . 2 1 4
S Á B A D O
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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]
TONI MORRISON • EL VOTO BLANCO JOHN STEINBECK • LA PERLA LEV TOLSTÓI, AFORISTA
Retrato de Toni Morrison > Fuente > afrotriangledesigns.com
ADOLFO CASTAÑÓN
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La estadunidense Toni Morrison, fallecida el pasado 5 de agosto, es la primera escritora de raza negra en obtener el Premio Nobel de Literatura, en 1993. Además, es una figura emblemática de la lucha por los derechos de la comunidad negra (en especial, las mujeres), a través de novelas y ensayos que exploran su identidad y sus conflictos durante la segunda parte del siglo XX. Por este motivo, y con el
horizonte de la reelección en Estados Unidos, recuperamos un breve escrito donde Morrison señala los elementos que impulsan la reivindicación supremacista y primitiva de Trump —con sus partidarios—, a fin de cancelar cualquier avance de las minorías. Un recordatorio que es también un aviso, más una serie de consejos literarios que comprueban el oficio, el rigor y la sabiduría de la autora.
BLANQUEAR UNA VEZ MÁS ESTADOS UNIDOS TONI MORRISON
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l proyecto es serio. Todos los inmigrados en Estados Unidos saben (y sabían) que si quieren convertirse en verdaderos, auténticos estadunidenses, deben disminuir su lealtad al país natal y considerarlo secundario, subordinado, con el propósito de enfatizar su blancura. A diferencia de cualquier nación europea, Estados Unidos sostiene la blancura como fuerza unificadora. Aquí, para muchas personas, la definición de americanidad es el color. Bajo las leyes esclavistas, la necesidad de clasificaciones por el color era obvia, pero hoy, en Estados Unidos, después de la legislación de los derechos civiles, la convicción de la superioridad natural de la gente blanca se está perdiendo. A paso veloz. Por todas partes hay gente de color que amenaza con borrar esta añeja definición de Estados Unidos. ¿Y luego qué sigue? ¿Otro presidente negro? ¿Un senado mayoritariamente negro? ¿Tres jueces negros en la Suprema Corte de Justicia? El peligro es aterrador. Con el fin de limitar la posibilidad de este cambio indefendible y restaurar la blancura a su condición previa como distintivo de la auténtica identidad nacional, un número
de estadunidenses blancos se autosacrifica. Ellos han empezado a hacer cosas que a todas luces no quisieran estar haciendo y, para hacerlas, tomaron la decisión de (1) abandonar su idea de la dignidad humana y (2) correr el riesgo de parecer cobardes. Por mucho que detesten su propia conducta, y saben perfectamente bien lo cobarde que es, se hallan dispuestos a asesinar a niños en la escuela dominical y a masacrar a los feligreses que invitan a rezar a un chico blanco. Embarazoso como debe ser este obvio despliegue de cobardía, se hallan dispuestos a incendiar templos y a disparar dentro de ellos mientras sus miembros están en oración. Y vergonzosas como son estas demostraciones de debilidad, se hallan dispuestos a disparar en la calle contra niños negros. Para mantener viva la percepción de superioridad blanca, estos estadunidenses blancos meten la cabeza debajo de sombreros en forma de cono y debajo de la bandera de Estados Unidos y se niegan a ellos mismos la dignidad de una confrontación cara a cara, probando sus armas sobre personas desarmadas, inocentes, aterradas, gente que se echa a correr y expone a las balas sus espaldas inermes. ¿Disparar por la espalda
Foto > infolibre.es
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a arriesgarse al menosprecio y a ser denigrados por los maduros, los sofisticados y los fuertes. Si no fuera tan ignorante y tan patético, uno podría lamentar este colapso de la dignidad al servicio de una mala causa. Es difícil renunciar al confort de ser “por naturaleza mejor que”, de no tener que luchar por un trato civil ni tener que exigirlo. La confianza de que no serás vigilado en una tienda departamental, de que eres el cliente predilecto en los restaurantes más exclusivos, estas deferencias sociales que pertenecen al mundo blanco, se disfrutan con avaricia. Las consecuencias de una caída del privilegio blanco son tan aterradoras que muchos estadunidenses migraron a una plataforma política que respalda y traduce como una fortaleza la violencia contra los indefensos. Esa gente está más aterrada que enojada, con ese tipo de terror que pone sus piernas a temblar.
Fuente > filmsforaction.org
a un hombre negro que corre por su vida lesiona la presunción de la fuerza blanca? Seguramente. Triste situación de los hombres blancos adultos, agazapados debajo de sus (mejores) egos para masacrar inocentes durante un alto en el tráfico, apretar las caras de las negras contra el lodo, esposar a niños negros. Sólo los aterrados harían eso. ¿Cierto? Estos sacrificios, perpetrados por hombres blancos supuestamente rudos, dispuestos a abandonar su humanidad por miedo a los negros y a las negras, sugiere el auténtico horror del estatus perdido. Puede ser difícil sentir pena por los hombres que realizan estos extraños sacrificios en nombre de la supremacía y del poder blancos. La degradación personal no es fácil para la gente blanca (en especial para los hombres), pero para mantener la convicción de su superioridad sobre otros —en especial los negros— se hallan dispuestos
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“EL “ DÍA DE LA ELECCIÓN, CON QUÉ BUENA GANA TANTOS VOTANTES BLANCOS —LO MISMO SIN EDUCACIÓN QUE BIEN EDUCADOS— ABRAZARON LA VERGÜENZA QUE SEMBRÓ TRUMP . El día de la elección, con qué buena gana tantos votantes blancos —lo mismo sin educación que muy bien educados— abrazaron la vergüenza y el miedo que sembró Donald Trump. El candidato cuya compañía fue multada por el Departamento de Justicia por no rentar departamentos a negros. El candidato que cuestionó que Barack Obama fuera ciudadano de Estados Unidos y que pareció consentir la golpiza en un acto de campaña a un manifestante de Black Lives Matter. El candidato que sacó a los trabajadores negros de sus casinos. El candidato al que adora David Ducke y al que respalda el Ku Klux Klan. William Faulkner entendió todo esto mejor que casi cualquier otro escritor de Estados Unidos. En Absalom, Absalom, el incesto es menos un tabú para una familia sureña acomodada que reconocer una gota de sangre negra que claramente echaría a perder el linaje de la familia. En lugar de perder su blancura (una vez más), la familia elige el asesinato. The New Yorker, 14 de noviembre, 2016. Traducción de Elías Corro.
"UNO NO SABE NADA": CONSEJOS SOBRE L A ESCRITUR A EMILY TEMPLE
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o puedo pensar en otro autor tan amado universalmente como Toni Morrison. Su obra es extraordinaria, su legado es intachable y ella descubre su genialidad en todo momento. Dio clases durante muchos años en la Universidad de Princeton y me parece seguro asumir que sabe una o dos cosas para alimentar la mente. Así, apoyada en el endeble pretexto de su
cumpleaños —Morrison cumpliría 89 el próximo 18 de febrero de 2020—, me puse a revisar sus entrevistas y discursos en busca de lo que ella piensa sobre la escritura. En lo que sigue destaco algunos puntos relevantes de su sabiduría.
HAZ EL LIBRO QUE QUIERAS LEER
Escribí el primer libro porque quise leerlo. Pensaba que ese tipo de libro,
con ese tema —niñas negras muy vulnerables, invisibles, nunca tomadas en serio— nunca existió en serio en la literatura. Nadie había escrito sobre ellas más que como utilería. Como no encontré un libro que lo hubiera hecho, pensé: “Bueno, lo voy a escribir y luego lo leeré”. En realidad el impulso de leerlo fue lo que me llevó a escribirlo. Entrevista con NEA Arts Magazine, 2014.
UTILIZA EL MUNDO A TU ALREDEDOR
Todo lo que veo y hago, el clima y el agua, los edificios... todo lo real es una ventaja cuando escribo. Es como un menú o una caja de herramientas gigante, y puedo elegir y tomar lo que guste. Cuando no escribo, o más importante, cuando no tengo nada en mente para un libro, veo caos, confusión, desorden. Entrevista con Pat Houston, O Magazine, 2009.
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Fuente > cdn.com.do
PERMITE QUE LOS PERSONAJES HABLEN POR ELLOS MISMOS
Me esfuerzo mucho, aun cuando se trate de un personaje menor, por escuchar sus líneas memorables. Flotan literalmente encima de ti cuando las escribes, como fantasmas o como gente viva. No los describo demasiado, apenas con unos trazos amplios. No digo necesariamente lo altos que son, pues no quiero obligar al lector a ver lo que yo veo. Es como cuando oías la radio en la infancia. Yo, como escucha, tenía que ayudar, poner los detalles. Decían “azul” y yo tenía que imaginar el tono. Yo tenía que verlo. Es algo participativo. Entrevista con NEA Arts Magazine, 2014.
LO QUE NO SE ESCRIBE
No creo en las lecturas en voz alta. Podrían darme la impresión de que mi texto es bueno, cuando no es así. La dificultad para mí al escribir —entre otras dificultades— es hacerlo en un lenguaje que pueda funcionar serenamente en una página para un lector que no me escucha leer. Para eso resulta necesario trabajar minuciosamente con lo que hay entre las palabras. Lo no dicho. Lo que es la medida, el ritmo y demás. De ahí que lo que no se escribe con frecuencia sea lo que le da su fuerza a lo escrito. Entrevista con Elissa Schappell, The Paris Review, 1993.
NO ESCRIBAS DE LO QUE SABES
Tal vez me equivoque, pero al parecer mucha narrativa, en particular la de los jóvenes, versa mucho sobre ellos mismos. El amor y la muerte y todo eso, pero mi amor, mi muerte, mi esto, mi aquello. Todo lo demás es un personaje menor en la obra. Cuando daba clases de escritura creativa en Princeton, a mis alumnos les habían enseñado toda la vida que escribieran sobre lo que sabían. Yo siempre empezaba el curso diciendo: “No hagan caso a eso”. Primero, porque ustedes no saben nada, y segundo, porque no quiero saber nada sobre sus verdaderos amores y sus mamás y sus papás y sus amigos. Piensen en alguien que no conocen. ¿Qué tal una mesera mexicana en Río Grande que apenas sabe inglés? ¿O qué tal una Grande Madame en París? Piensen fuera de sus espacios. Imagínenlo, créenlo. No registren ni editorialicen algo que ya hayan vivido. Siempre me sorprendía lo eficaz que era esto. Siempre pensaban afuera de la caja cuando se les daba licencia para imaginar algo completamente ajeno a sus existencias. Creo que fue una buena formación para ellos. Incluso cuando
“CUANDO “ DABA CLASES DE ESCRITURA CREATIVA EN PRINCETON, A MIS ALUMNOS LES HABÍAN ENSEÑADO TODA LA VIDA QUE ESCRIBIERAN SOBRE LO QUE SABÍAN. YO SIEMPRE EMPEZABA EL CURSO DICIENDO: NO HAGAN CASO A ESO .
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Toni Morrison (1931-2019).
acabaran escribiendo una autobiografía, al menos se pudieron relacionar consigo mismos como extraños. Entrevista con NEA Arts Magazine, 2014.
NO TRABAJES DE MÁS
Me meto todo lo que puedo en los párrafos que requieren trabajo. Me refiero a que los reviso seis, siete, trece veces. Pero hay un límite entre revisar y erosionar, trabajar hasta morir. Es importante saber cuándo es que uno está erosionando el párrafo; cuando lo erosionas y no lo trabajas, hay que eliminarlo. Entrevista con Elissa Schappell, The Paris Review, 1993.
APRENDE A LEER
—Y A CRITICAR— TU TRABAJO
La gente dice: escribo para mí, y eso suena tan mal y tan narcisista, pero en cierto sentido si sabes cómo leer tu propio trabajo —esto es, con la distancia crítica necesaria— eso te hace mejor escritor y mejor editor. Cuando enseño escritura creativa, siempre me refiero a cómo hay que aprender a leer tu propio trabajo; no me refiero a cómo disfrutarlo porque tú lo escribiste. Me refiero a alejarte de él y leerlo como si fuera la primera vez que lo vieras. Critícalo así. No te involucres tanto en tus fabulosas frases y en todo eso... Entrevista con Elissa Schappell, The Paris Review, 1993.
BUSCA LA SANTIDAD
Lo que voy a decir va a sonar pretencioso, pero creo que un artista, sea pintor o escritor, es casi un santo. Hay algo en la visión, en la sabiduría. Puedes ser un don nadie, pero ver así es sagrado, algo divino. Está por encima de la vida y de la percepción normal de todos nosotros. El escritor se dispara. Y mientras estés allá arriba, aun siendo una persona terrible —en especial si eres una persona terrible— ves cosas que se juntan y te sacuden, o que te estremecen, o que te aclaran algo que fuera de tu arte no habrías conocido. Se trata en realidad de una visión superior, o más allá. Entrevista con Granta, 2017.
EL LENGUAJE OPRESIVO ESTÁ MUERTO
El saqueo sistemático del lenguaje se puede reconocer por la tendencia de sus usuarios a renunciar a sus propiedades matizadas, complejas, reveladoras, a cambio de la amenaza y la subyugación. El lenguaje opresivo hace algo más que representar la violencia: es violencia; hace más que representar los límites del conocimiento: limita el conocimiento. Ya sea que se trate de un lenguaje en un estado oscuro o que sea el falso lenguaje de los insensatos medios de comunicación; ya sea el lenguaje orgulloso pero calcificado de la academia o el lenguaje básico de la ciencia; ya sea el lenguaje maligno de la ley-sin-ética o el lenguaje creado para el aislamiento de las minorías, escondiendo su botín racista en su mejilla literaria; hay que rechazarlo, alterarlo, exponerlo. Es el lenguaje que bebe sangre, cobija vulnerabilidades, clava sus botas fascistas bajo las crinolinas de la respetabilidad y el patriotismo conforme se mueve hacia la conclusión y hacia la mente desconectada. El lenguaje sexista, el lenguaje racista, el lenguaje teísta, todos ellos son típicos lenguajes policiacos del control, y no pueden, no permiten un conocimiento nuevo ni animan el mutuo intercambio de ideas [...] El lenguaje no puede fijar la esclavitud, el genocidio, la guerra. Tampoco debe anhelar la arrogancia de ser capaz de hacer eso. Su fuerza, su felicidad reside en su alcance de lo inefable. Sea sublime o flaco, prestado, explosivo o renuente a ser santificado; ya sea que se ría a carcajadas o sea un llanto sin alfabeto, la palabra elegida, el silencio elegido, el lenguaje que no hostiga apunta hacia el conocimiento, no hacia su destrucción. ¿Pero quién no sabe de la literatura prohibida por ser inquisitiva, desacreditada por ser crítica, borrada por ser alternativa? ¿Y cuántos se indignan ante el pensamiento de una lengua autodevastada? Discurso al recibir el Nobel, 1993. Fuente: lithub.com Traducción de Elías Corro.
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Durante el siglo XX, algunos de los más grandes narradores de habla inglesa se sintieron atraídos por nuestro país. El interés resultó fructífero: escribieron novelas en las que el paisaje mexicano, exterior e interior, es protagonista. Entre ellos se cuentan Malcolm Lowry, D. H. Lawrence y John Steinbeck. A continuación presentamos un episodio de la novela La perla, de Steinbeck, que transcurre en las costas de Nayarit y forma parte de una traducción que pronto llegará a librerías bajo el sello de Penguin.
LA PERLA MÁS GR ANDE DEL MUNDO L
a playa era arena amarilla, pero al llegar al borde del agua gravilla de conchas y algas ocupaba su sitio. Cangrejos violinistas hacían burbujas y chapoteaban en sus hoyos de arena, y en las zonas poco profundas pequeñas langostas entraban y salían de sus casitas en la grava y la arena. El fondo del mar estaba lleno de cosas que se arrastraban y flotaban y crecían. Las algas de color marrón se mecían en las corrientes dóciles, la zostera marina verde se mecía de un lado a otro y los caballitos de mar mordisqueaban sus tallos. El pez globo habitaba en el fondo, en los lechos de zostera marina, y los cangrejos de color brillante retozaban y nadaban sobre estos. En la playa, los perros y los cerdos hambrientos del pueblo buscaban sin cesar un pez o un pájaro muerto que pudiera haber arrastrado la marea. Aunque la mañana era joven, el resplandor del sol estaba en lo alto. El aire incierto que magnificaba algunas cosas y obstruía otras flotaba sobre el Golfo, de modo que todos los ángulos parecían irreales y no se podía confiar en la visión; así que el mar y la tierra tenían la aguda claridad y la vaguedad de un sueño. Por tanto, podía ser que la gente del Golfo confiara en las cosas del espíritu y de la imaginación, pero no confiaba en que sus ojos les mostraran la distancia o un claro contorno o cualquier exactitud óptica. Al otro lado del estuario, mirando desde el pueblo, una sección de mangles aparecía clara y telescópicamente definida, mientras que otro manglar se asemejaba a un bulto nebuloso de color verdinegro. Parte de la costa lejana desaparecía en un riel que parecía
agua. No había ninguna certidumbre en el hecho de mirar, ninguna prueba de que lo que veías estaba o no estaba ahí. Y la gente del Golfo esperaba que en todos lados fuera igual, y no era extraño para ellos. Un haz de luz cobriza estaba suspendido sobre el agua, y el sol caluroso de la mañana caía sobre ella y la hacía vibrar ciegamente. Las chozas de los pescadores estaban cerca de la playa, a la derecha del pueblo, y las canoas se aseguraban enfrente de esta área. Kino y Juana se aproximaron lentamente a la playa, rumbo a la canoa de Kino, que era lo único de valor que tenía en el mundo. Era muy vieja. El abuelo la había traído de Nayarit y se la había dado a su hijo, y así había pasado a Kino. Era a un tiempo propiedad y fuente de alimento, porque un hombre con un bote puede asegurarle a una mujer que tendrá qué comer. Es un bastión contra el hambre. Y cada año Kino retocaba su canoa con yeso nacarado, siguiendo el método secreto que había aprendido de su padre. Esta vez llegó a la canoa y tocó tiernamente la proa, como siempre lo hacía. Dispuso su piedra de bucear y su canasta y las cuerdas que sujetaban ambas cosas en la arena, al lado de la canoa. Kino dobló su manta y la puso en la proa. Juana colocó a Coyotito sobre la manta, y le puso su chal encima para que el sol no brillara sobre él. Ahora estaba tranquilo, pero la hinchazón de su hombro se había extendido a su cuello y debajo de su oreja, y su cara estaba roja y febril. Juana se metió en el agua y la agitó con sus manos. Juntó
“APLICÓ “ EL EMPLASTO EN EL HOMBRO HINCHADO DEL BEBÉ, UN REMEDIO TAN BUENO COMO CUALQUIER OTRO... LOS CALAMBRES EN EL ESTÓMAGO NO SE HABÍAN PRESENTADO EN COYOTITO. TAL VEZ JUANA HABÍA EXTRAÍDO EL VENENO A TIEMPO .
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Fuente > pixabay.com
JOHN STEINBECK TRADUCCIÓN GABRIEL BERNAL GRANADOS
alga marina e hizo con ella un emplasto, aplanado y húmedo, y lo aplicó en el hombro hinchado del bebé, un remedio tan bueno como cualquier otro y seguramente mejor que el que el médico hubiera podido hacer. Pero el remedio no tenía la autoridad del médico, porque era sencillo y no tenía costo. Los calambres en el estómago no se habían presentado en Coyotito. Tal vez Juana había extraído el venen o a tiempo, pero no había extraído la preocupación que sentía por su primogénito. Juana no había rezado por la recuperación del bebé —había rezado porque encontraran una perla con la cual pagar los servicios del médico para curar al bebé, porque la mente de la gente del pueblo es tan ilusa como el resplandor del Golfo. Kino y Juana empujaron la canoa playa abajo, hacia el mar, y cuando la proa estuvo a flote, Juana abordó la canoa, mientras Kino empujaba la popa y nadaba a un costado, hasta que la embarcación flotó ligeramente y se estremeció con el incipiente rompimiento de las olas. Lado a lado, Juana y Kino dirigieron sus remos de doble pala mar adentro, y la canoa sorteó el agua y silbó con velocidad. Los otros pescadores de perlas habían salido hacía mucho. Pasaron unos momentos antes de que Kino pudiera verlos, reunidos bajo el resplandor, maniobrando sobre el ostrero. La luz se filtraba a través del agua de la superficie hasta iluminar el lecho, donde ostras escaroladas con sus perlas estaban adheridas al fondo
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resquebrajado, un fondo repleto de conchas rotas, abiertas. Éste era el lecho que le había dado al Rey de España gran poder en Europa en tiempos pasados, había contribuido a financiar sus guerras y había decorado las iglesias por el bienestar de su alma. Las ostras grises con sus volantes en los labios de las conchas, las de costra de percebe con flequillos de alga colgando de los faldones y cangrejos diminutos subiendo por ellos. Un accidente podía ocurrirles a estas ostras, un grano de arena podía introducirse en los pliegues del músculo e irritar la carne hasta que, para protegerse a sí misma, la carne envolviera el grano con una capa de tejido suave. Pero una vez comenzado el proceso, la carne seguiría envolviendo el cuerpo extraño hasta dejarlo salir, liberado a una corriente repentina, o hasta que la ostra fuera destruida por completo. Durante siglos los hombres habían buceado y roto las ostras de los lechos y dejado las conchas abiertas en busca de los granos de arena cubiertos. Cardúmenes vivían cerca del lecho para estar cerca de las ostras desechadas por los pescadores y para mordisquear el resplandeciente interior de las conchas. Pero las perlas eran accidentes, y encontrar una perla era cuestión de suerte, una palmada de Dios, o de los dioses, o de ambos, en la espalda. Kino tenía dos cuerdas, una atada a una piedra pesada y otra a una canasta. Se quitó la camisa y los pantalones y dejó su sombrero en el fondo de la canoa. El agua estaba ligeramente aceitosa. Con una mano agarró la piedra y con la otra la canasta, y deslizó los pies por la borda y la roca lo llevó hasta el fondo. Las burbujas se elevaron a uno de sus costados hasta que el agua se aclaró y pudo ver. Arriba, la superficie del agua era un espejo ondulante hecho de brillo, y podía ver las quillas de las canoas fijarse a través de él. Kino maniobró con cuidado para evitar que el agua se oscureciera con barro o arena. Ensartó su pie en el nudo de su roca y sus manos trabajaron con destreza, liberando las ostras, algunas sueltas, otras en racimos. Las iba poniendo en su canasta. En algunos puntos las ostras estaban pegadas entre sí, de suerte que salían por montones. Para entonces, el pueblo de Kino había cantado todo lo que había sido o existido. Habían compuesto canciones a los peces, al mar embravecido y al mar tranquilo, a la luz y a la oscuridad, al sol y a la luna, y todas las canciones estaban en Kino y en su pueblo —cada canción que se hubiera compuesto, incluso aquellas olvidadas.
“KINO “ SABÍA QUE JUANA ESTABA REZANDO UNA PLEGARIA MÁGICA, LA CARA INCONMOVIBLE Y SUS MÚSCULOS TENSOS PARA FORZAR A LA FORTUNA… LA NECESITABA DE SU LADO PARA SANAR EL HOMBRO DE COYOTITO .
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Fuente > livescience.com
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Y a medida que llenaba su canasta la canción estaba en Kino, y el ritmo de la canción era su corazón batiente a medida que éste se alimentaba del oxígeno contenido en su respiración, y la melodía de la canción era el agua gris verdosa y los pequeños animales escurridizos y los cúmulos de peces que pasaban rápidamente y se iban. Pero en la canción había una cancioncita secreta interna, apenas audible, pero que siempre estaba ahí, dulce, secreta y persistente, casi oculta en la contramelodía, y ésta era la Canción de la Perla que podría ser, porque cada concha puesta en la canasta podría contener una perla. El azar estaba en contra, pero la fortuna y los dioses podrían estar a favor. Y en la canoa arriba de él, Kino sabía que Juana estaba rezando una plegaria mágica, la cara inconmovible y sus músculos tensos para forzar a la fortuna, para propiciar que la fortuna se desprendiera de las manos de los dioses, porque ella necesitaba a la fortuna de su lado para sanar el hombro inflamado de Coyotito. Y porque la necesidad y el deseo eran grandes, la pequeña y secreta melodía de la perla que podría ser resonaba más fuerte esa mañana. Frases enteras de ella se escuchaban clara y suavemente en la Canción de la Profundidad Marina. Kino, debido a su orgullo, juventud y fortaleza, podía permanecer abajo alrededor de dos minutos sin forzarse, así que trabajaba a sus anchas, seleccionando las conchas más grandes. Como se las molestaba, las conchas de las ostras estaban bien cerradas. A su derecha había un montículo de roca desastrada, cubierto de ostras jóvenes que aún no estaban listas para su recolección. Kino se movió cerca del montículo, y luego, a uno de sus lados, debajo de una pequeña saliente, vio una ostra muy grande que estaba sola, al margen de sus hermanas apegadas. La concha estaba parcialmente abierta, porque la saliente protegía a esta vieja ostra, y en el labio Kino vio un destello fantasmal, y luego la ostra se cerró. Su corazón latió a un ritmo fuerte y la melodía de la perla que podría ser resonaba con fuerza en sus oídos. Poco a poco liberó la ostra y la sostuvo apretada contra su pecho. Dio una patada para soltar su pie del lazo de la roca, y su cuerpo se elevó a la superficie y su cabello negro brilló con la luz del sol. Alcanzó un borde de la canoa y depositó la ostra en el fondo.
Juana equilibró el bote mientras él subía. Sus ojos estaban encendidos con la excitación, pero con calma jaló la roca, y luego jaló la canasta de las ostras y la puso junto a él. Juana percibió su excitación y pretendió no darse cuenta. No es bueno querer demasiado una cosa. A veces esto aleja la buena fortuna. Debes quererla sólo lo suficiente, y debes tener mucho tacto con Dios o los dioses. Pero a Juana se le contuvo la respiración. Resueltamente, Kino sacó su cuchillo corto. Miró expectante a la canasta. Tal vez sería mejor abrir la ostra al final. Tomó una pequeña ostra de la canasta, cortó el músculo, buscó en los pliegues de la carne y la arrojó al agua. Entonces, fue como ver la gran ostra por primera vez. Se acuclilló en el fondo de la canoa, levantó la ostra y la examinó. Los pliegues tenían un brillo que iba del negro al marrón, y sólo unos cuantos y pequeños percebes estaban adheridos a la concha. Ahora Kino estaba renuente a abrirla. Lo que vio en el fondo del mar —lo sabía— pudo haber sido un reflejo, un pedazo de concha que hubiera flotado hasta allí o una mera ilusión. En este golfo de luz incierta había más ilusiones que realidades. Pero los ojos de Juana estaban puestos en él y no podía esperar más. Puso su mano sobre la cabeza cubierta de Coyotito. —Ábrela —dijo con suavidad. Kino deslizó con destreza su cuchillo por el filo de la concha. A través del cuchillo pudo sentir cómo se endurecía el músculo. Inclinó la hoja con maña, el músculo se abrió y la concha se partió. El labio se inconformó y terminó por ceder. Kino levantó la carne, y allí estaba, la gran perla, perfecta como la luna. La perla capturó la luz, la asimiló y la devolvió en una incandescencia plateada. Era tan grande como un huevo de gaviota. Era la perla más grande del mundo. Juana contuvo la respiración y gimió un poco. Y para Kino, la secreta melodía de la perla que podría ser irrumpió clara y hermosa, rica, tibia y adorable, brillante, exultante y victoriosa. En la superficie de la gran perla pudo ver formas de ensueño. Tomó la perla de la carne agonizante y la sostuvo en la palma de su mano, le dio la vuelta y vio que su curva era perfecta. Juana se acercó para admirarla en su mano, y era la mano que había aplastado contra la puerta del doctor, y la carne magullada de los nudillos se había tornado de un blanco grisáceo por el agua del mar. Instintivamente, Juana fue a donde Coyotito yacía, en la manta de su padre. Levantó el emplasto de alga y vio el hombro. —¡Kino! —gritó con voz aguda. Kino quitó sus ojos de la perla, y vio que la hinchazón estaba desapareciendo del hombro del bebé, el veneno estaba retirándose de su cuerpo. El puño de Kino se cerró sobre la perla y su emoción irrumpió en él. Kino echó su cabeza atrás y aulló. Sus ojos dieron vueltas y gritó, y su cuerpo estaba rígido. Los hombres de las otras canoas lo miraron, se quedaron pensativos y luego hincaron sus remos en el mar y se apresuraron hacia la canoa de Kino.
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El humor y la poesía no ejercen la costumbre de convivir, tal vez por engendrarse en registros opuestos de la experiencia humana: uno, el de la irreverencia; otro, el de la solemnidad. Así lo parece asumir —entre líneas— la mayor parte de la literatura hispanoamericana. Por fortuna, existen ejemplos notables que concilian ambos polos y revelan que, en efecto, poesía y humor comparten territorio: el del asombro, la revelación de nuevos puntos de vista. Los versos que aquí ofrecemos se inscriben en ese linaje.
LOS PRIMEROS EGIPTÓLOGOS FERNANDO FERNÁNDEZ @F_Fernandez_F
Fueron gatos, sin duda,
¿Y de dónde vinieron
los primeros egiptólogos.
los pruritos celosos de sus enterramientos? ¿Y aquellos llamamientos
En tiempos ya remotos,
a maúllos ignotos y reclamos que simulan
en la era de Ra, del Nilo y las pirámides,
jeroglíficos?
hicieron amistades Aunque eso sí:
con los hombres;
acabadas
los gatos se dijeron: si a estos compañeros, con sus trigos y sus silos,
las primeras exégesis (las primeras, ya digo, del tipo egiptológico), a salvo de peligros y tumultos
les va como parece, quizás valga con ellos forjar algunos
—imperturbables, apacibles—
vínculos.
confiaron los estudios a otras épocas.
Hagamos, pues, estudios, Abandonaron, pues, a un tiempo
con tal de conocerlos, y así se creó la ciencia
papiros y sarcófagos,
que estudia a los egipcios; y así fue que nacieron
se olvidaron de túmulos,
los primeros
de dinastías y esfinges, y entre sí se dijeron,
egiptólogos.
refiriéndose al ocio y la molicie A poco de iniciar observaciones,
(e incluso la desidia) de aquellos compañeros,
adoptaron los gatos algunos de los dogmas
¿habrá por caso en este mundo
y de las convicciones
virtudes más egipcias? de sus nuevos amigos
(aquí a la letra cito
¿Quién lo duda? Fueron gatos,
lo que antes que ninguno dijo Heródoto):
sin duda fueron gatos
su religión de sol, por poner el ejemplo más conspicuo; ¿o no es adoración aquel echarse
los primeros egiptólogos.
al rayo más directo hasta salirles fuego? FERNANDO FERNÁNDEZ (Ciudad de México, 1964), poeta, ensayista y editor. Ha publicado el libro de ensayos sobre Ramón López Velarde, Ni sombra de disturbio (2014), la crónica de la emigración española a México, Oriundos (2018) y, en poesía, Chirimoya (2016) y Oscuro escarabajo (2018).
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El Cultural SÁBADO 24.08.2019
La reciente publicación de los Aforismos del gran escritor ruso, traducidos por la notable Selma Ancira, resulta de gran atractivo para los lectores, lo mismo por el trabajo que la sustenta que por la densidad, amplitud y aun la fuerza polémica de sus propósitos. Es una aspiración espiritual y religiosa que puede ser disruptiva, con el reclamo de una alta exigencia personal. Adolfo Castañón nos comparte su repaso de algunos comentaristas y escritores de primerísima línea que valoran tanto el universo inagotable de Tolstói, como su obra misma.
LEV TOLSTÓI UN AFORISTA PÓSTUMO ADOLFO CASTAÑÓN @avecesprosa
Todo en la vida llega a su fin, y aun los más valerosos y dichosos caen en su grandeza y su alegría, y se convierten en polvo. La tierra entera es una enorme tumba, no hay nada en su superficie que no se oculte en la tierra debajo de la tumba. Las aguas, los ríos y los arroyos corren a su fin, no regresan al lugar feliz de donde brotaron. Todos se apresuran a enterrarse en las profundidades del inagotable océano. Lo que fue ayer ya no es hoy; y lo que es hoy, ya no será mañana. Los cementerios están repletos de los restos de quienes algún día tuvieron vida y fueron reyes, dirigieron pueblos, presidieron reuniones, mandaron ejércitos, conquistaron nuevas tierras, exigieron pleitesía, se hincharon de vanidad, pompa y poder.
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Pero la gloria se desvaneció, como el humo negro que exhala un volcán, y no quedó nada salvo alusiones en la hoja de un cronista. Los grandes, los sabios, los valientes, los magníficos, ay, ¿dónde están ahora? Todos se han mezclado con el barro y lo que les ocurrió nos ocurrirá, y les ocurrirá a quienes vengan después de nosotros. Pero ármense de valor, jefes célebres, amigos sinceros, súbditos fieles, aspiremos todos a ese cielo donde todo es eterno y no existe ni la putrefacción ni la destrucción. La oscuridad es la cuna del sol, y para que brillen las estrellas es necesaria la negrura de la noche. Texcoco, Nezahualcóyotl (alrededor de 1460), pp. 251-252. Selma no sólo es una excelente traductora sino que, al igual que el castor, es una trabajadora infatigable. Sin esa virtud no sería explicable el trabajo de delicada ingeniería editorial que hizo posible este milagro de la coedición al asociar al Fondo de Cultura Económica, al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, al Consejo de la Música en México, A. C., al Institute for Literary Translation, al Baltic Centre for Writers and Translators de Gotland.
AFORISMOS DE LEV TOLSTÓI contiene
la selección, traducción y prólogo realizados por Selma Ancira de ese libro póstumo titulado El camino de la vida, publicado en 1911, tras la muerte del escritor, el 20 de noviembre de 1910. El camino de la vida en su edición original tiene alrededor de 500 páginas, y es uno de los noventa volúmenes de que consta la obra completa del autor. Los Aforismos aquí presentados suman 302 páginas. Los acompaña una útil cronología del escritor, preparada por Ricardo San Vicente, y una noticia “acerca de los autores” citados por Tolstói.
Este libro, traducido por Selma Ancira, busca asentar o afirmar la verdad del camino de la vida, esa verdad única de la conciencia que debe tener el ser humano de que pertenece a un todo y de que su destino no es privado, personal o exclusivo, sino que es común a toda la especie y, más allá, a toda la creación. Ese destino viene de la vida previa, se deletrea en el presente perpetuo vivido aquí y ahora, donde cada instante es una campanada cuyo tañido desemboca en la muerte para la cual la vida nos prepara. Ese destino es universal y por supuesto político: no reconoce patria ni Estado y se afirma en la soberanía de la conciencia personal. Ese destino es armonioso, gira en torno al amor, desconfía y huye de la violencia, la crueldad, el castigo, la coacción. Ese destino muestra la dependencia recíproca de todos los seres. Aforismos es y no es un libro de lectura sencilla, fácil. Fue hecho, copiado, traducido, transcrito para ser masticado, releído, recitado, recitado. Se puede también leer de otro modo: a contraluz de la vida del atormentado y genial autor expresada en la cronología. Así cobra un sentido personal, íntimo, desgarrador, doloroso y doliente, agonista. Hay que recordar que los libros de Tolstói fueron prohibidos. Era casi lógico que las obras subversivas de un terrateniente que estaba dispuesto a repartir sus propiedades a sus siervos pudiera molestar no sólo a la familia sino a los otros terratenientes. Tolstói era un personaje incómodo, un hombre cuyo trato no siempre era fácil (se peleó con su amigo Turguénev durante años y estuvieron distanciados mucho tiempo). De esta suerte, podrían leerse los Aforismos como cicatrices, incisiones, heridas, llagas y marcas en El camino de la vida. Otra forma de leerlo sería no como un libro escrito o copiado por Tolstói, sino como una canasta de mensajes que, a través del escritor ruso, llegan hasta nosotros como señales de alerta y gritos de auxilio y ayuda del cosmos. Fuente > es.m.wikipedia.org
A
fines de mayo del año pasado recibí un mensaje de Selma Ancira pidiéndome ayuda para despejar una incógnita con la que se había tropezado en el proceso de traducción de este libro enigmático: los Aforismos de Tolstói. Yo sabía que Selma llevaba años traduciendo a Tolstói y que había acometido la improbable tarea de poner en español este libro-biblioteca armado por el autor de La guerra y la paz en sus últimos años. La pregunta de Selma era en apariencia sencilla. Entre los Aforismos aparece transcrito un canto del poeta mexica Nezahualcóyotl: ¿sabía yo de dónde podía venir? No lo pensé mucho, el nombre de Nezahualcóyotl evoca para mí el de mi querido maestro José Luis Martínez a quien ya no podía acceder, pues ya fue traducido a la otra orilla, pero sí podía dirigirme a su hijo Rodrigo Martínez Baracs, quien no tardó mucho en especificar que la cita de Nezahualcóyotl provenía de la Historia de la conquista de México escrita por William Prescott, el pasmoso historiador amigo de Joaquín García Icazbalceta. Rodrigo acertó en la respuesta. El libro de Prescott está en la biblioteca del santo maestro de la literatura donde lo fue a encontrar Selma. El texto en cuestión es el siguiente:
Ilya Efimovich Repin, Retrato de Lev Tolstói, óleo sobre tela, 1887.
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Selma Ancira, la prodigiosa mexicana que lleva el nombre de la maravillosa Selma Lagerlöf y cuyo nombre significa “Casco de Dios”, nos ha invitado a un imposible: ¿cómo presentar los Evangelios? Regresaré a mi casa sin saber dónde poner el libro, si entre las obras del escritor ruso, por ejemplo, junto a la traducción al inglés de este mismo libro con otra selección hecha por Guy De Mallac, The Wisdom of Humankind [La sabiduría de la humanidad],1 o si lo pongo junto a las traducciones que ha hecho Selma de Tolstói, Tsvetaieva, Seferis, Ritsos, muchas publicadas por el Fondo de Cultura Económica, o bien junto a la La filosofía perenne de Aldous Huxley2 y La importancia de vivir de Lin Yutang. Tal vez, de hecho, compre dos ejemplares: uno para dejarlo en la cabecera y otro para ir acomodándolo en distintos lugares en la biblioteca.
SE TRATA de un libro para reflexionar. Yo no sé ruso. He leído a Tolstói en sus novelas y en sus diarios traducidos por Rafael Cansinos Assens. Podría decir que siento que estos Aforismos son como las cuerdas de una guitarra cuyo cuerpo es la obra misma del escritor y que nos pueden ayudar a leerlo mejor gracias a Selma Ancira. En realidad es un volumen desconocido, en cierto modo oculto. Hasta donde sé, ninguna biografía de Tolstói lo menciona. Por ejemplo la de Francois Porche, Tolstói, Retrato psicológico.3 El autor, atormentado como sólo un ruso puede estarlo, libraba una perpetua guerra civil contra sí mismo. Predicaba la castidad —tuvo diez hijos— y sus novelas documentan con minucia microscópica su pasión por el conocimiento del mundo y de la historia. Desdeñaba al Estado, pero mostró su avidez por comprender la historia, de la cual sus novelas son enorme testimonio. Tolstói fue un gran lector de la Biblia, a tal punto que él mismo aparece como una especie de patriarca bíblico, uno de esos profetas desgarrados por la luz de la verdad. No se puede dudar, tiene una filosofía, pero la suya es una filosofía salvaje o, si se quiere, una muy próxima a la de los padres del desierto, próxima a Pascal —a quien cita muchas veces— y no tanto a Montaigne —a quien no cita en esta edición. Sin embargo, según George Steiner en su libro Tolstói o Dostoievski: En la casa del jefe de estación de Astápovo, dícese que Tolstói tenía dos libros junto a su cabecera: Los hermanos Karamázov y los Ensayos de Montaigne. Diríase que había decidido morir en presencia de su gran antagonista y de un espíritu de su misma casta. En el último caso eligió adecuadamente, pues Montaigne era un poeta de la vida y de su totalidad, más bien en el sentido en que Tolstói mismo había entendido ese misterio. Si hubiese acudido al famoso capítulo XII del segundo libro de los Ensayos mientras preparaba su soberbio genio para la tranquilidad, Tolstói hubiera encontrado una sentencia
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“HE “ LEÍDO A TOLSTÓI EN SUS NOVELAS Y EN SUS DIARIOS. PODRÍA DECIR QUE SIENTO QUE ESTOS AFORISMOS SON COMO LAS CUERDAS DE UNA GUITARRA CUYO CUERPO ES LA OBRA MISMA DEL ESCRITOR . igualmente apropiada para él y para Dostoievski: C’est un grand ouvrier de miracles que l’espirit humain… [El espíritu humano es un gran forjador de milagros].4 Según Elías Canetti, en el texto “Tolstói, el último antepasado”, el conde era un personaje contradictorio: La evolución religiosa del Tolstói tardío se halla bajo el signo de un imperativo inevitable. Lo que él mismo considera una decisión libre de su espíritu está determinado por una equiparación terrible: con Cristo. Pero su alegría, cualquier trabajo en el campo y ese predominio de las actividades manuales en él, tienen muy poco en común con Cristo. En vez de un Cristo es más bien un hacendado regresivo, un patrón que vuelve a convertirse en campesino. Para reparar todo cuanto los amos han cometido, se sirve de los Evangelios. Cristo es su muleta. Lo que persigue es reconvertirse, a título plenamente personal, en campesino. No le interesa el derecho, sino la existencia del campesino, a la que no podría llegarse a través de la violencia. Pero también le importa ser reconocido como campesino. Su familia, que obstaculiza esta transformación, acaba por resultarle molesta. Su esposa se casó con el conde y el escritor; del campesino no quiere saber nada. Lo rodea con sus ocho hijos vivos, que no son, ni de lejos, hijos de un campesino. Reparte sus propiedades en vida. Quiere deshacerse de ellas, y todas las disputas habituales entre herederos se desarrollan entre la esposa y los hijos, bajo sus propios ojos. Es como si se hubiera propuesto sacar a luz los aspectos más horribles de sus familiares [...] El hecho de que al final huyera y no muriese en casa convirtió en leyenda su propia vida. Pero la época que precedió a su fuga quizás tenga más valor. La oposición de Tolstói contra todo lo que no le parecía verdadero le granjeó la enemistad de sus seres más próximos: su mujer y sus hijos. Si hubiera abandonado a su mujer en el acto y no se hubiera inquietado por su vida, si le hubiera vuelto la espalda —y motivos no le faltaban para hacerlo— en cuanto la vida se le hizo insoportable a su lado, sería imposible tomarlo en serio. Pero se quedó y, a una edad muy avanzada, decidió arrostrar sus amenazas diabólicas. La paciencia del anciano provocó el estupor de los campesinos que lo rodeaban, y más de uno con los que hablaba llegó incluso a decírselo. La opinión de esa gente no le parecía despreciable:
entre todos los hombres le seguían pareciendo los mejores. En las batallas que tuvo que soportar se convertía, como él mismo escribió, en un objeto, y esto era lo que más lo incomodaba.5 Tolstói era un personaje atormentado y contradictorio. Así lo reconoce Edmund Wilson, en sus “Notas sobre Tolstói” de Ventana a Rusia: Se encontró entonces en la situación poco común, y para un gran escritor tal vez sin precedentes, de tener todo lo que le era posible desear en el sentido material, habiendo además realizado todas sus posibles ambiciones en el campo literario. Tenía un título, antepasados distinguidos y una extensa propiedad en el campo, ninguna presión paternal adversa, una mujer atractiva e inteligente, capacidades intelectuales de primer orden y un genio imaginativo que le había permitido crear dos obras maestras de la narrativa que empezaban a rendir mucho dinero: cuando oía que sus antiguos colegas recibían cargos oficiales importantes, solía señalar irónicamente que “aunque [él] no hubiera ganado un nombramiento de general de artillería, sí se había ganado el grado de general en literatura”. Pero había servido en la guerra contra Shamil y casi lo mata una bomba, había peleado en Crimea y había rechazado o ignorado tres cruces al valor; había tenido innumerables mujeres; había visto todo cuanto quería de la Europa occidental. Había actuado como Árbitro de la Paz, después de la liberación de los siervos, con una justicia tan imparcial que puso furiosos a muchos de los nobles; había instituido y dirigido una escuela para los hijos de los campesinos, con un sistema inventado por él mismo. Aunque sensible, era físicamente vigoroso. No es sorprendente —aunque sea un fenómeno tan poco frecuente— que, habiendo experimentado y logrado tanto a una edad relativamente temprana, se preguntara, como lo hace en Una confesión, qué podía esperar e intentar ahora. La vida finalmente lo enfrentaba a un gran vacío. ¿Cómo llenarlo? No hay ya ninguna otra manera de sobresalir salvo mediante algún esfuerzo de autoennoblecimiento espiritual.6 Tolstói es un hombre escandalizado por la tecnología, la industrialización, y el temor completamente justificado por el progreso y la tecnología recorre su obra. Aforismos es un destilado de sabiduría. No es una obra para leerse como una novela. Es la alacena o más
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bien el arsenal de un hombre decidido a entrar armado hasta los dientes para luchar consigo mismo y armar con sus lecturas una tabla de salvación de la vida interior. Lo que está en juego en este libro sería precisamente la vida interior en el presente de la creación, tal vez no en el presente de los sentidos. Aforismos podría leerse como un libro de fotografías de los cielos cuyo motivo es precisamente el firmamento ilimitado. Los cielos, no el cielo, pues como diría María Zambrano, el infierno es único pero el cielo es plural. Plural como este Tolstói, ecologista y anarquista, místico, devorado por el viento de la verdad interior que lleva al escritor a callar.
HABLAR DE TOLSTÓI en México lleva
necesariamente a pensar en Sergio Pitol, amigo y maestro de Selma Ancira. Tolstói, la literatura rusa y Pitol están indisociablemente ligados. Al inicio de su ensayo titulado “La casa de la tribu”, incluido en el libro del mismo nombre, Sergio recuerda su visita a la casa de Tolstói en Moscú: la casa de la tribu. Señala que ahí tanto los actos más mínimos como los verdaderamente espectaculares, los triviales como los escabrosos tenían que ocurrir a la vista casi de todo el mundo: dramas, rivalidades, reproches, momentos de melancolía, nacimientos, enfermedades, muertes.
“La casa de la tribu” es una casa de cristal. La obra de Tolstói, y este libro en particular, lo es también: Uno de los temas centrales lo constituye la relación entre el individuo y un núcleo social comunitario, la familia, el grupo profesional, la polis. El hombre disminuye al separarse de sus semejantes. Y si la separación no se produce por propia voluntad sino es consecuencia de una expulsión, de un rechazo, suele producir una amputación o una herida difícilmente curable. Todo en la literatura, y se podría decir que en el mundo ruso en general, tiende a la congregación, a la participación comunitaria. Vivir fuera de ella, como lo hacen Eugenio Oneguin, Pechorin, Rudin, Raskolnikov o, a partir de un determinado momento, Ana Karenina, significa vivir en el error, aproximarse al abismo.8 Los Aforismos de Tolstói se inscriben en el horizonte de los libros sapienciales y religiosos. Uno de ellos, que desde luego él conoció y que cita Dostoievsky, es el compendio conocido como la Filocalia, antología en la cual se encuentran citadas varias voces relacionadas con la práctica de la oración perpetua. Podría decirse que en cierto modo los aforismos reunidos en este volumen merodean ese volcán espiritual.
Fuente > pinterest.com
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El Cultural
La casa de Tolstói.
Notas 1 Leo Tolstoy, The Wisdom of Mankind, traducción, selección e introducción de Guy de Mallac, CoNexus Press, EUA, 1999. 2 Aldous Huxley, La filosofía perenne, traducción de C. A. Jordana, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1977. 3 Francois Porche, Tolstói. Retrato psicológico, traducción de Aurora Bernárdez, Editorial Losada, Buenos Aires, 1958. 4 George Steiner, Tolstói o Dostoievski, traducción de Agustí Bartra, Era, México, 1968, p. 296. 5 Elías Canetti, La conciencia de las palabras, traducción de Juan José del Solar, FCE, México, 1981, pp. 268-269 y 274. 6 Edmund Wilson, Ventana a Rusia, traducción de David Huerta y Paloma Villegas, FCE, México, 1981, pp. 218-219. 7 Sergio Pitol, La casa de la tribu, FCE, Universidad de Alcalá, México, 2006. 8 Idem, pp. 12-13.
AFORISMOS DE LEV TOLSTÓI UN MUESTR ARIO A LO IMPALPABLE, invisible e incorpóreo que da vida a todo lo existente
y existe por sí mismo lo llamamos Dios. A ese mismo principio impalpable, invisible e incorpóreo, separado por el cuerpo de todo lo demás y al que reconocemos como nosotros mismos, lo llamamos alma.
NO IMPORTA cuán malo, injusto, tonto y desagradable sea un hombre,
LOS PLACERES de los ricos se obtienen con las lágrimas de los pobres.
recuerda que, al dejar de respetarlo, cortas el vínculo que te une no sólo con él, sino con todo el mundo espiritual.
LA SOBERBIA es repugnante porque la gente se enorgullece de lo que debe avergonzarse: la riqueza, la gloria, los honores.
SI HACES una buena acción pensando en obtener algún beneficio, ya no
ES DIFÍCIL amar de igual manera a todos los seres humanos, pero que
QUIEN PECA por primera vez siempre siente su culpa; quien repite con frecuencia el mismo pecado, sobre todo cuando la gente que lo rodea está instalada en esa misma falta, cae en la tentación y deja de percibir su pecado.
NUESTRA VIDA sería maravillosa si fuéramos capaces de ver aquello que arruina nuestra felicidad. Y aquello que arruina nuestra felicidad es, sobre todo, creer que la violencia puede darnos la felicidad.
es una buena acción. Sólo amas verdaderamente cuando no sabes por qué y para qué.
LOS PECADOS vienen del cuerpo; las tentaciones, de la opinión pública,
y de la falta de confianza en la razón propia nacen las supersticiones.
SI QUIERES vivir tranquilo y libre, aprende a no desear aquello de lo que puedes prescindir.
NUNCA MOLESTES a otro con aquello que puedes hacer tú mismo. EL TRABAJO manual, y sobre todo el trabajo agrícola, es útil no sólo para
el cuerpo, sino para el alma. A las personas que no trabajan con sus manos, les cuesta comprender sanamente las cosas. Esas personas piensan, hablan, escuchan o leen sin cesar. Su mente no descansa y se irrita, se enreda. El trabajo agrícola es de provecho para el hombre porque, además del descanso que le procura, le ayuda a entender simple, clara y sensatamente cuál es la situación del hombre en la vida.
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QUIEN POSEE más tierras de las que necesita para alimentarse y alimentar a su familia, no sólo es cómplice, es también culpable de la indigencia, la miseria y el desenfreno por los que padece la gente trabajadora.
sea difícil no quiere decir que no debamos esforzarnos. Todo lo bueno es difícil.
SE PUEDE entender por qué los zares, los ministros, los ricos se aseguran a sí mismos y le aseguran a los demás que la gente no puede vivir sin un Estado. Pero ¿por qué apoyan al Estado los pobres, a los que éste nada da y sólo atormenta? Sólo porque creen en la falsa doctrina del Estado. NO EXISTE el tiempo, sólo existe el instante. Y en él, en el instante, está toda nuestra vida. Por eso hay que poner en él todos nuestros empeños. EL SILENCIO es a menudo la mejor de las respuestas. LAS SUPERSTICIONES impiden llevar una vida de bien. La veracidad es lo
único que puede liberarnos de las supersticiones, y no sólo frente a los demás, sino frente a nosotros mismos. —De Lev Tolstói, Aforismos, traducción de Selma Ancira, FCE, México, 2019.
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AL FONDO de su grieta en el muro, el escorpión lee Una habitación propia —el ensayo de Virginia Woolf de 1929—, donde la británica narra cómo se le prohibía entrar a la biblioteca de la Universidad de Cambridge, santuario simbólico del logos masculino. Woolf responde: “Si es desagradable ser dejada fuera, es aún peor ser encerrada”. El comentario refiere un momento de la crítica feminista que planteaba el rechazo tajante a las clasificaciones sociológicas, teorías sociales y perspectivas cientificistas del feminismo producidas por el “narcisismo estéril de la erudición masculina” (Marguerite Duras), y optaba mejor por la exclusión de las mujeres de esa “metodolatría patriarcal” (Mary Daly). La crítica feminista se ejercía entonces desde la autoridad de la experiencia subjetiva de ser mujer, como un acto de resistencia a la teoría, una confrontación con las ideas y los (pre)juicios masculinos impuestos y dominantes. Más allá de la periodización simplificadora del feminismo en “tres olas”, esta mirada hipercrítica dirigida por el movimiento al canon del conocimiento masculinizado evolucionó hacia diversas posturas, desde aquellas aún más excluyentes del ethos masculino contemporáneo hasta otras menos radicales. Pero si algo parece no evolucionar, observa el venenoso con azoro, es ese “narcisismo estéril de la erudición masculina”, pues desde él se sigue mirando el feminismo únicamente como algo confuso, heterogéneo, fragmentario, difícil de definir y aún de comprender. Así lo comprobó el alacrán al revisar el tratamiento de los corporativos periodísticos y mediáticos a la marcha feminista de rechazo a la violencia contra la mujer y los feminicidios. Los medios, las respuestas institucionales y aun la mirada de muchos intelectuales se siguen ejerciendo desde esa masculinidad autoritaria, con frecuencia inconsciente y
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LA NOVELA ERA EL PASO NATURAL PARA JOSELO. Y HA INCURSIONADO EN EL GÉNERO CON FORTUNA. LOS DESESPERADOS ES ÁGIL Y DIVERTIDA . terracería, luego empedrados, hasta ser una superautopista asfaltada”, dice el narrador como metáfora del nacimiento y ascensión de las bandas de rock. Existe en Los Desesperados una añoranza por los primeros tiempos. Lo más encantador de la novela es que retrata precisamente el duro camino a la cima. Ese que vemos tan bien en Casi famosos. Cuando todo mundo manotea por salir a la superficie. Y también hace mofa de lo que ocurre siempre con las bandas que alcanzan el reconocimiento. Se vuelven abstemios, veganos, cristianos. “Es lo que dicen todos, pero me gustaría presentarte a unos abogados que conozco. O a unos publicistas. Ufff. Esos son más roqueros que los roqueros mismos”. Mención aparte merece el Sabbath. El personaje que se roba la novela. Y que tiene un destino estelar hacia el final de la historia. El Sabbath es roadie, manager cuando se requiere, pilmama, niñera y madre sustituta de estas criaturitas que se suben al escenario pensando que son los primeros que conquistarán el mundo. Es como todo metalero. Con el corazón de metal pero que adentro tiene un osito de peluche. Gordo, de bermudas, playera negra y greña larga. Uno de los mejores cuentos de One Hit Wonder es "Beisbol". La historia involucra a un perro. Es un relato redondeado. Armado con paciencia de cuentista. Donde se observa una estructura bien construida. Una historia que podría caber en cualquier antología de lo más representativo del género en los últimos años en nuestro país. Se ve ahí el narrador con potencial que ahora se revela en Los Desesperados. Si bien es cierto que toda primera novela de un autor es una novela perfectible, en Los Desesperados Joselo hizo un gran trabajo. Y aunque todos los capítulos van contando la historia de la banda, existe uno que funciona en sí mismo como una historia independiente. Es el último. El final de la novela que bien podría leerse sin broncas como un cuento independiente. Como en "Beisbol", aquí Joselo alcanza sus mejores momentos. Es donde se aprecia que como escritor tiene futuro. Yo ya estoy esperando su próximo libro.
Foto > Frida Sánchez > La Razón
“COMO EN LA GUERRA, en el rocanrol todo se vale”, dice el narrador omnisciente en Los Desesperados (Seix Barral, 2018), la primera novela de Joselo Rangel. Bajo esta máxima se rige la vida de una banda que bien podría ser cualquiera, los Liquits por ejemplo, de las tantas que nacen y mueren en nuestro país cada día con el único objetivo de alcanzar el estrellato. Los Desesperados manejan una variedad de recursos que van de la literatura, pasando por el rock latinoamericano, hasta los cartoons. ¿Se acuerdan del Gran Gazú? El extraterrestre verde de Los Picapiedra. Sirviéndose de la parodia, que es a su vez homenaje, Joselo lo trajo de vuelta a la ficción mexicana, pero como Gustavo Cerati en su versión del Principito. La conciencia de uno de los personajes que conforman a Los Desesperados. Quien se le aparece en las pedas y le dicta consejos, como una especie de Pepe Grillo rocanrolero. Después de la publicación de los cuentos de One Hit Wonder —por cierto: uno de los mejores títulos de los últimos años—, la novela era el paso natural para Joselo. Y ha incursionado en el género con fortuna. Los Desesperados es una novela ágil y divertida. Pero nunca pierde de vista que su trasfondo es la materia literaria. Y existen por ahí puntos de contacto con otros autores. Por supuesto que Ray Bradbury no podía faltar en el coctel. Hay un capítulo de Los Desesperados que es un abierto tributo a las Crónicas marcianas. También existe un guiño al Rodrigo Fresán de La velocidad de las cosas. Aunque Joselo me dijo no haber leído ese libro todavía, sabemos cómo funciona esto de las malditas influencias. Le llegan a uno por donde quiera. Y es que la literatura hacia la que apunta Joselo, al menos en su primera novela, tiene un universo bastante parecido al de Fresán. Sólo que en Joselo el toque de ciencia ficción es juguetón. De ahí también la referencia a Gazú. Como en muchas historias de grupos de rock, en Los Desesperados también existen los triángulos amorosos. Y entre los miembros de la misma banda. La historia arranca con el trío en un téibol dance. Una de las bailarinas se parece mucho a la novia de uno de los integrantes. Que le gusta a otro. ¿Y a poco esto no les recuerda un poco a Soda Stéreo? La prehistoria de esto es, obviamente, el caso de los Beatles. Porque ya lo dijo Charly García: la única culpable de que se separara Seru Giran fue Yoko Ono. “Las carreras al éxito de todos los grandes se habían hecho así, en veredas, que luego se convirtieron en caminos de
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EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO Por
CARLOS VELÁZQUEZ
@charfornication
LOS DESESPERADOS EL SINO DEL ESCORPIÓN Por
ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza
RESULTA INCONCEBIBLE CÓMO MUCHOS PONEN EL VALOR DE UN MONUMENTO POR ENCIMA DE LA VIDA DE CUALQUIER MUJER . siempre a contracorriente de los avances en perspectiva de género y nuevas masculinidades. La protesta es literalmente por la sobrevivencia de las mujeres, insiste el venenoso, y no la invalida la violencia de infiltrados y algunos grupos de mujeres. Si acaso, hace más evidente la injusticia y el abuso. Resulta inconcebible cómo muchos ponen el valor de un monumento por encima de la vida de cualquier mujer, algo tan cínico como la patriarcal exigencia de que las mujeres se porten bien porque lo femenino es la sumisión. Al escuchar a varios opinadores sin ningún conocimiento o la mínima lectura de teoría feminista manexplicar el tema, el arácnido se pregunta: ¿cambiará algún día nuestra visión patriarcal? Woolf preveía una época en que las mujeres tendrían una vida con “tiempo libre, dinero y una habitación propia”. Hoy en México exigimos que tengan vida y no las maten.
QUE NO L A S M AT E N
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REDES NEURALES Por
JESÚS RAMÍREZ-BERMÚDEZ
@JRB_Neuropsiq
T R ATA R L A DEPRESIÓN M AYO R : ¿CIENCIA O IDEOLOGÍA?
“EL “ CONSENSO CIENTÍFICO ES QUE LOS MEDICAMENTOS ANTIDEPRESIVOS SON ÚTILES EN LA DEPRESIÓN MAYOR MODERADA A SEVERA, AUNQUE NO SON PANACEAS”.
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os médicos y neurocientíficos somos acusados (a veces con razón) de usar un reduccionismo biológico al estudiar la salud mental. Pero es frecuente hallar errores equivalentes, como el reduccionismo sociológico o el relativismo cultural, entre activistas y académicos de ciencias sociales y humanidades. Por diferentes razones, hay pugnas intensas y frecuentes entre quienes piensan que las mejores explicaciones de la conducta humana se basan en factores sociales, económicos, culturales, y entre quienes favorecen las hipótesis biológicas. La dicotomía es falsa y superficial. En realidad, si uno piensa de antemano que la conducta está determinada de manera exclusiva por la socialización o las causas biológicas, se debe a prejuicios ideológicos. La investigación científica nos muestra que las redes culturales interactúan con las redes neuronales de nuestro cerebro para modelar el comportamiento. Uno de los terrenos en conflicto es el estudio de la depresión mayor. El problema puede ser abordado con medicamentos, con psicoterapia, o puede ser negado, simplemente. Es necesario explicar que la depresión es un síndrome: un patrón clínico con muchas causas y desenlaces diversos. Algunos casos tienen orígenes biológicos establecidos (hipotiroidismo, enfermedad vascular cerebral, enfermedad de Parkinson, tumores cerebrales y otras). Pero generalmente hay una convergencia entre la vulnerabilidad del individuo y la carga de amenazas y pérdidas que acumula a lo largo de la vida. La heredabilidad de la depresión se ubica alrededor del 37 %.1 Los factores ambientales son muy importantes y tienen un impacto sobre los sistemas nervioso, inmunológico y hormonal. La violencia de pareja, por ejemplo, aumenta el riesgo de presentar conducta suicida,2 y aumenta la actividad de estructuras cerebrales como la amígdala del lóbulo temporal.3 En el caso del maltrato infantil, estudios epidemiológicos lo asocian, en el largo plazo, con problemas como la depresión mayor, la ansiedad, las lesiones autoinfligidas, la dependencia a drogas, y problemas de salud física como la inflamación y las alteraciones metabólicas.4 El volumen de centros cerebrales como la amígdala y el hipocampo puede reducirse en niños maltratados.5 En síntesis: la neurobiología y la dimensión social interactúan de manera estrecha en la génesis de la depresión mayor. Mediante el uso de placebo se alcanza mejoría en una tercera parte de los casos de depresión. Los medicamentos antidepresivos no son superiores al placebo en la depresión leve, por lo cual se recomienda solamente la psicoterapia. El consenso científico es que los medicamentos antidepresivos son útiles en la depresión mayor moderada a severa, aunque no son panaceas, y no hay productos milagro. En 2018, el grupo británico de Andrea Cipriani publicó un inmenso análisis estadístico, incluyendo estudios publicados y no publicados, con especial atención a los sesgos (el financiamiento de la industria farmacéutica). Se incluyeron 522 estudios con un total de 116,477 personas que recibieron medicamentos o placebo.6 Los 21 medicamentos analizados fueron más efectivos que el placebo en la depresión mayor moderada a severa. Los mejores medicamentos tenían el doble de probabilidad de generar una respuesta terapéutica en comparación con el placebo. Entre los críticos del uso de medicamentos hay dos tendencias. Por una parte, se encuentran los humanistas de izquierda, escépticos de la industria farmacéutica y de toda ciencia que promueva explicaciones biológicas de la conducta humana. De manera irónica, grupos de ultraderecha como la Iglesia de la Cienciología —que promueve campañas virulentas contra los psicofármacos— comparten esta tendencia. Es necesario denunciar que han existido manipulaciones mercadológicas agresivas sobre los médicos, y casos
Fuente > saludiario.com
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El Cultural
escandalosos de corrupción científica. Se discute con acierto que la depresión no puede reducirse nada más a un defecto bioquímico, porque la causalidad social y biológica es más compleja. Aunque la hipótesis de la serotonina ha perdido fuerza en el ambiente científico, los antidepresivos tienen un amplio espectro de mecanismos: modulan la inflamación que es común en la depresión,7 aumentan la reproducción neuronal en estructuras como el hipocampo,8 y las concentraciones del factor neurotrófico derivado del cerebro, así como el volumen de la corteza frontal.9, 10 Todo indica que la combinación de psicoterapia y medicación ofrece los mejores beneficios para el tratamiento de la depresión, según un meta-análisis5 que incluía 52 estudios y 3,623 pacientes. El tratamiento combinado, en ese estudio, fue superior al tratamiento exclusivo con antidepresivos. Los críticos de la medicina psiquiátrica deberían ayudar a mejorar la perspectiva social de los servicios de salud, pero esto no se logra mediante la satanización de medicamentos útiles, sino con el respeto a los derechos humanos y el acceso universal a la salud, incluyendo la psicoterapia y los medicamentos necesarios. Se requiere el combate a la discriminación que ejercen los seguros de gastos médicos al no cubrir gastos relacionados con la salud mental. La calidad de la atención requiere mejores instalaciones sanitarias, equipamiento tecnológico, recursos humanos suficientes, apoyo a la educación y la investigación ... se necesita un diálogo respetuoso entre los profesionales, los representantes del Estado y las personas que solicitan la atención. Es la única manera de resolver los problemas de salud con sensibilidad y sensatez. Referencias J. Flint, et al., The genetics of major depression, Neuron, 2014 World Health Organization, The World Health Report 2001. Mental Health: New Understanding, New Hope, France, 2001. 3 G. A. Fonzo, et al., Exaggerated and disconnected insular-amygdalar blood oxygenation level-dependent response to threat-related emotional faces in women with intimate-partner violence posttraumatic stress disorder, Biol Psychiatry, 2010. 4 A. Danese, et al., Adverse childhood experiences and adult risk factors for age-related disease: Depression, inflammation, and clustering of metabolic risk markers, Arch Pediatr Adolesc Med, 2009. 5 K. A. McLaughlin, et al., Maltreatment exposure, brain structure, and fear conditioning in children and adolescents, Neuropsychopharmacology, 2016. 6 A. Cipriani, et al., Comparative efficacy and acceptability of 21 antidepressant drugs for the acute treatment of adults with major depressive disorder: A systematic review and network metaanalysis, Lancet, 2018. 7 S. Lanquillon, et al., Cytokine production and treatment response in major depressive disorder, Neuropsychopharmacology, 2000. 8 M. J. F. Levy, et al., Neurotrophic factors and neuroplasticity pathways in the pathophysiology and treatment of depression, Psychopharmacology (Berl), 2018. 9 T. S. Frodl, et al., Depression-related variation in brain morphology over 3 years: Effects of stress?, Arch Gen Psychiatry, 2008. 10 E. Shimizu, et al., Alterations of serum levels of brain-derived neurotrophic factor (BDNF) in depressed patients with or without antidepressants, Biol Psychiatry, 2003. 1
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