[-os SrcNrFrcADos DE "r.-o pRÁcrtco'' ¿PARA euÉ srnran¡ r,ts CnNcns Socrar-es? Lesús Céspedes No cabe duda que vivimos una época de crisis, y como en toda época criüca nuestras identidades afuaviesan un proceso de re-conocimiento; es decir, necesitamos reformular ---+n base a nuestras nuevas experienciasmuchos criterios y "verdades" que hasta hace poco nos daban cierta visión coherente del mundo. Sin embargo, en nuestras sociedades existe una manera particular de afrontar estos angusüantes periodos de la existencia: el pragmaüsmo. Ciertamente, en un momento de desencanto, pensar que no existe otra realidad aparte de la mera inümidad, que toda sociabilidad responde necesariamente a ciedas conveniencias excluyendo otros moüvos y que, en fin, toda apuesta vital se halla esümulada ineluctablemente por intéreses personales (poder o dinero principalmente) es una forma de senür o pensar la üda harto conocida por nuestra generación. Si vivimos una época de incertidumbre áno es normal que nos refugiemos en nosotros rnismos y que no confiemos en otra cosa más que en nuestra propia confianza?. Es casi seguro, por otra parte, que la misma concepción de la actividad universitaria no escapa a esta sensibilidad universal. Asumamos que no es nuestro caso, pero ácuántos de nuestros compañeros de clase han ingresado a Ciencias Sociales simplemente por el hecho de que no alcanzaron el puntaje que la primera opción exi$a? áCuántos ----aunque no se atrevan a decirlo abiertamente- creen que Sociolo$a o Trabajo Social (para mencionar sólo dos ejemplos) no son otra cosa que c¿u'reras que hay que realizar enfunción de "ascensos" o "superacioires" socioeconómicas? ápor qué el extr¿ordinario ahactivo "vocacional" de profesiones como Derecho, Medicina o Ingeniería Industrial?.
Desde esta perspectiva mercanül de la existencia ásirven de algo las Ciencias Sociales? l,amentablemente, en nuestro país las Ciencias Sociales han sufrido muchos descuidos y no reciben la atención que deberian recibir
teniendo en cuenta el contexto intensamente problemáüco de nuestras 17 sociedades. En consecuencia, las ciencias sociales ofrecen muy pocas oportunidades de "superación" (lo cual no quiere decir que las puertas estén absolutamente cerradas; el ahínco y capacidad de unos o las adulaciones y
Penú (lctNTeMpon
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"técnicas de promoció¡" arribismo- de otros pueden forzanas un -vf¿5s fui entonces, desde el punto de vista de "lo económico" las ciencias sociales no sirven, y lo más razonable sena rearizar estudios más prácücos. Pero "soñemos" un poco e imaginemos que nos encontramos en Francia, Estados unidos o Alemania, en donde las ciencias Sociales son una de las tanto).
tantas engreidas de la universidad. zAhora si seruiían? Si consideramos
solamente
la perspectiva mercantil ino dudaremos en responder
afirmativamentel Si a esto Ie sumamos la uülidad económica que pueden Eenerar gracias a la aplicación de los nuevos conocimientos adquiridos (como son el cáso de la Psicología y la Economía) entonces definiüvamente las ciencias sociales tienen razón de exisür. De no ser asi ino serian más importantes las carreras de Turismo, Ingenieria y Agronomía cr¡'a adecuada apricación incrementa sostenidamente el Producto Bruto Intemo? t a publicidad, la informática y el estudio de diversos idiomas, todas estas carreras no necesitan de mayor -jusüficación para exisür atendiendo a sus altas tasas de rentabilidad. No obstante áhemos superado en algo los senümientos de confusión y soledad a los que hacíamos alusión al principio de esta nota? áseguir refu$ándonos en las "certezas" del individualismo y el pragmatismo han paliado en algo esa sensación de malestar que viümos al participar de esta civilización? Quizas podamos encontrarle otr-a "uülidad" a las ciencias Sociales si consideramos que ellas----al margen de su aita o baja rentabilidad- pueden
ayudamos a salir del atolladero en el que todos nos encontramos ahora. Es momento, por lo tanto, de encontrarle otros significados a la palabra "practico"
y reformular nuestros criterios por los cuales valoramos si un conjunto de conocimientos siruen o no sirven. Y es que el moüvo principal que debiéramos tener para estudiar Ciencias Sociales no üene nada que ver con las perspectivas de ascenso sociar
---status- o con los
mayores niveles de productividad que puedan
proporcionar. Ysi bien toda profesión nos debe permiür un sustento decoroso
esto no significa aceptar, de ninguna maner4 que toda dimensión de la acüvidad humana pueda reducirse a esta racionalidad mercanül.
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Dicho esto, es necesario comprender que no hay un conjunto de conocimientos más prácticos que el que nos brinda las ciencias sociales. [¿s ciencias sociales están ínümamente relacionadas con la problemática de la sociedad. Incluso podríamos decir que las ciencias Sociales constituyen un conocimiento tan práctico que no han sido r¿ras las veces en que su desarrollo ha sido obstaculizado o simplemente amordazado por caer en la "herejia", o bien, por otro lado, su diseño ha sido cuidadosamente elaborado para reforzar y perdeccionar los mecanismos de dominación y explotación
(lÉspeoes
/ l-os stcNtpl(tADos
DE t-o l'tt/ic'rtco....
un secreto para alguien en estos momentos el uso maquiavélico de la "psicología de masas" o de la "ingeniería laboral" por parte de los gobiemos y empresas?). La medida de su "peligrosidad" (tanto para la emancipaciÓn como para la dominación) es la medida de su insoslayable contenido prácüco. Pues, dado que el hecho indisimulable de toda la historia ha sido el (áes
entrelazamiento tenso y eruptivo de las tentativas de dominación y emancipación, se debe tomar en cuenta la existencia de este antagonismo vital para apreciar el inmenso contenido práctico (nótese que desde ahora este término adopta otro significado) de las Ciencias Sociales. Efecüvamente, si bien es imporbante conocer los nuevos programas de informáüca para el ahorro de tiempo y dinero ino es de mayortrascendencia preguntarse por los procesos que hicieron posible que la computadora ingrese a las empresas y a tantos espacios de la vida social? áno es mas importante reflexionar sobre sus efectos en el mundo laboral (desempleo, reorganización de los trabajadores, etc.) e imaginar los cambios sociales subsiguientes? Tomando otro ejemplo, la publicidad nos enseña a diseñar estrategias para incrementar el consumo de bienes y servicios; pero sería muy saludable que todos se preguntasen ya del porqué de este imperativo, es decir, dilucidar los procesos y mecanismos por los cuales nuestra civilización encuentra su felicidad en el consumo incesante, incluso cuando las grandes mayorias jamas podrán acceder a tan ansiados bienes y servicios. Y cuando, muchas veces sin damos cuenta, reducimos nuestra actividad universitaria y laboral, incluso nuestra vida amical y familiar, a los criterios de la rentabilidad no se nos ocurre problemaüzar el por qué de los hombres y mujeres de esta época actúan e interactúan como si fueran mercancías, esiempre fueron asi los seres humanos?, áes que existe una "naturaleza" humana que es egoísta?, y si no es así, de seguro que resultaría muy provechoso preguntarse por el cuándq el cómo y el por qué de la racionalidad de este sistema social que a cada
momento recrea¡nos en todas las dimensiones de nuestra existencia
Estas interrogantes se plantean, obviamente, desde una inquietr¡d emancipadora Sin embargo, otras interrogantes pueden plantearse desde una posición contraria: las maquinarias propagandisücas de los gobiemos son alimentadas con esüategias psicosociales cadavez mas elaboradas; Ios proyectos de adaptación laboral con objeüvos de elevar la productividad (eficiencia y catidad) de las grandes masas de trabajadores son a cada momento desarrollados mediante la producción de nuevos saberes; incluso lo que conocemos como "industria del entretenimiento" no es más que un eufemismo por el cual las relaciones de poder se desarrollan y fortalecen en
el mundo de la recreación: iincluso nuestro tiempo libre es controlado suülmente gracias precisamente a novedosos y eficaces conocimientos
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Penú CoNrevponÁNeo "científicos" que la Sociología, la Psicología y la Antropologia pueden proporcionar! Por donde se las mire entonces, las Ciencias Sociales consütuyen uno de los conocimientos mas prácticos de la humanidad, sea para su emancipación o su crecientemente perfeccionada dominación. En la actualidad para eso siven Constituyen, en.fin, un territorio de promesas y amenazas;y a nosotros icuál de las dos regiones de este territorio nos interesa? tn práctico de las Ciencias Sociales no radic4 por lo tanto, en el terreno económico sino que cobra inimaginable importancia en la esfera políticade una sociedad. Puede contribuir a la libención (y lo han hecho muchas veces explicando y ofreciendo soluciones practicas para la misma) asi como a la dominación (tal como las usan inescrupulosamente en la actualidad). Aquí la interrogante que da lugar a esta nota cobra un matiz: ya no se trata de preguntar ápara qué sirven las Ciencias Sociales? sino ipara qué deberían sena? Respondemos a esta cuesüón nos tomaúa mas espacio del que disponemos aqui; pero la respuesta implica prevenimos del término "Ciencias" que acompaña a los estudios sociales: la "cienüficidad", la
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racionalidad y rigurosidad lógica y metodológica de un conocimiento determinado no ¿rsegun de por sí que dicho conocimiento sea la panacea de todos los conflictos y desgarramientos de la humanidad (así se pensó durante todo el siglo XD( y )0(). Es mas, pueden ser los instrumentos de su perpetuación. Por Io tanto, la cientificidad desnuda no puede orientar nuestros criterios. [.o importante es demoler de unavez por todas el feüche de la cienci4 de la ciencia entendida como si fuera una fuerza etdenor a nuestros problemas y conflictos y que por el contrario, lejos de ser "neutral", es un poder eminente e inexorablem ente p olíüco. Como ya señalábamos arriba la tensión fundamental que dinamiza a la historia es la permanente lucha estraté$ca entre dominación y emancipación; y la ciencia misma no escapa a esta realidad. Esta afirmación es tanto mas cefter¿ desde el momento en que cadavez somos más conscientes de que
üvimos una época en donde los mecanismos de dominación üenden a configurarse a partir de una ló$ca instrumental: el poder se toma mas
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"racional".Yesta comprobación nos lleva a cuesüonarseriamente a la Ciencia en tanto que como conocimiento que pretende ser universal y superior esconde una ló$ca de la dominación que, dicho sea de paso, intenta oper¿r en todas las dimensiones de la existencia para someterlas. Es necesario, por lo tanto, reflexionar intensamente sobre la relación entre Ciencia y Poder para prevenimos de que éste no ingrese por la puerta trasera
CÉspe,oes
/ l-os srcNlt tcADos ne rr¡ pRÁcttco...
Entonces, lo que debe orientar nuestra concepción y valoración de un conocimiento cientjfico --f en consecuenci4 el para qué deberían seruirlas Ciencias Sociales- no debe ser el mito cienüficista sino las potencialidades que los conflictos van aperturando en las capacidades y sensibilidades de los hombres y mujeres. [¿ historia ----el mundo creado por todos nosotros-es etemamente cambiante, y es cambiante porque es conflictiv4 y porque sólo al calor de los antagonismos los hombres y mujeres pueden desplegar capacidades que de otra manera no hubieran podido desarrollar. Aquel entrelazamiento tenso y eruptivo entre dominación y liberación que que, en otras palabras, denorninamos mencionábamos es el escenario praxir-: desde el cual los contomos del futuro se pueden realizar. Es el suelo de donde afloran las nuevas creencias, valores y afectos. Intuir e imaginar los nuevos caminos que nuestra historia posibilita puede ser la base de una APUESIAV(TALpoT la que podemos decidirnos por el potencial emancipador de la ciencia; intentar truncar el paso al futuro y perpetuar el presente indefinidamente pedeccionando la dominación y la explotación son las razones escondidas de aquellos que miüfican la ciencia haciéndose llamar "neutrales" ("objetivas", "imparciales", "racionales", etc.). Al fin y al cabo, esto úlümo también consütuye una apuesta vital; mas ces humanamente justifi cable?...
Jo
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