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Antonio Munuera Alemán
Refúgiame Señor
Antonio Munuera Alemán
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Nazareno del Año 2022
Cada día que pasamos en esta vida es un continuo aprendizaje con el Señor. Nuestro camino va teniendo altibajos, paradas, desvíos, falta de luz en muchas ocasiones, pero también goza de oportunidades, descansos, oasis y mucho horizonte por delante. Nada más que nos acordamos de Dios cuando vienen los tiempos malos. Solamente y se nos olvida pedir refugio en aquellos donde nos envuelve la alegría y la felicidad.
¿No es justo que también demos gracias cuando todo nos sonríe? Ahí está la verdadera delidad al Dios clavado al madero que está constantemente refugiando al que se acerca o piensa en Él. No podemos vivir esta vida con la constante agonía de la búsqueda de un Jueves Santo. Eso es estéril. Jueves Santo es todos los días del año cuando profesamos nuestra fe, nuestro todo es el Señor y vivimos cada segundo del momento sin querer perdernos nada.
La vida es una constante prueba de amor. Porque el amor hay que trabajarlo, hay que sufrirlo y también hay que valorarlo. ¿No es una pena que solamente volvamos nuestra cara al Señor para pedir? Pedir para volver a pedir. ¿Escuchamos a Cristo también en sus enseñanzas y consejos? ¿Solamente tenemos nosotros derecho a pedir?
Para esperarnos, el Señor nos refugia en su palabra. Esa cruz diaria es en realidad la semilla que es capaz de brotar en la tierra, acoger a Cristo es incorporar dentro de nosotros al Espíritu. El hombre tiene que estar mirando para poder ver, tiene que comprender para poder creer. Pero es todo lo contrario, porque el lenguaje de Dios no entiende de palabras ni de razonamientos, es solamente un idioma que nace en el corazón de los que con fe, lo esperan.
Esta reexión hará que cada uno de nosotros tengamos la nuestra. Fijémonos en una cosa. Ha llegado la Cuaresma y antes de que llegue la Semana Santa, la preparación y la entrega a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor debe ser total. Todo no se puede quedar en los días de culto, la Función Principal, la chaqueta, la corbata, el vestido y los tacones y la maravillosa comida de después. Habrá que ir más allá. Hay un hombre dispuesto a morir por nosotros.
Refúgiame Señor, en lo bueno y en lo malo, pero no te olvides de mí. Te prometo que yo nunca lo haré.