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SALUDA

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LA ROGATIVA

LA ROGATIVA

Alfonso de la Cruz Pregonero de la Semana Santa

El Necesario Recordatorio Anual

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Enorme placer supone el hecho de cumplimentar unas frases en la revista “La Procesión”, y más aún hacerlo en calidad de pregonero de la Semana Santa de Murcia de 2023, un honor tan grande como la responsabilidad que conlleva, de ahí la eterna gratitud que siempre dispensaré al Cabildo presidido por José Ignacio Sánchez Ballesta, así como a todos y cada uno de los responsables de las diferentes cofradías y hermandades, quienes, en un alarde de extraordinaria generosidad, me han abierto de par en par las puertas de sus sedes y sus corazones.

Pero mis primeras palabras se encaminan al reconocimiento destinado al equipo humano que gesta esta publicación, tanto por la invitación cursada como, más importante aún, por el hecho de haberse erigido ya en todo un referente para la numerosísima familia nazarena de esta hermosa ciudad.

Y sustraigo gustosamente unos minutos a la tarea que centra mi plena atención en estas últimas semanas para compartir contigo, amable lector, ese ramillete de sensaciones que jalonan el espacio comprendido entre la inolvidable noche del nombramiento, 4 de octubre, y las vísperas del inminente compromiso en el Teatro Romea, cuyas tablas jamás imaginé que pisaría para proclamar al mundo entero “La Pasión según Murcia”.

Que así califica este eterno aprendiz de la comunicación esos días abrazados por el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección, como resultado concluyente de una anualidad repleta de ilusiones, esfuerzos, preparativos y celebraciones, liberados ya, afortunadamente, de las restricciones y mascarillas que han marcado esta imprevista y todavía reciente etapa de la pandemia.

La primavera que se acerca nos anuncia ya, de manera inexorable, la proximidad con la cita más esperada del calendario, especialmente para los que entendemos que la culminación cuaresmal es mucho más que un compendio de jornadas festivas cuajadas de procesiones. Tal vez, nos encontramos ante el mejor recordatorio posible para revisar comportamientos y actitudes de quienes, por convicción, nos consideramos permanentes aspirantes a cristianos.

Desde aquí me sumo al deseo general de que acompañe la climatología, para que todos los actos puedan desarrollarse conforme a lo previsto, y gocemos de los frutos espirituales de una inolvidable Semana Santa.

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