Parroquia
EL SANTO CRISTO LA DURA REALIDAD DE LA MUERTE La muerte forma parte de la vida. Aunque a veces nos creamos dioses: perfectos, todopoderosos, la muerte nos recuerda que no somos dueños de la vida, sino que la hemos recibido prestada por un tiempo. No hay nadie, por más títulos que tenga, que escape de esta realidad tan humana. CREADOS PARA LA VIDA El Dios de la Vida nos ha creado para que seamos felices y podamos vivir para siempre. Nos ha preparado un lugar para vivir siempre con Él y con nuestros hermanos: el cielo, la vida eterna. Allí esperamos reunirnos todos juntos un día. La muerte para el cristiano no es el fin, sino el paso a una vida nueva. No morimos para quedarnos en la tierra, morimos para llegar al cielo, para ver a Dios y vivir junto a Él. JESÚS RESUCITADO VENCE LA MUERTE La Resurrección es la verdad más importante de nuestra fe. Con su muerte y resurrección, Cristo dio muerte al pecado y el Padre nos ha reconciliado con Él y con todos los hombres. Todo mal ha sido vencido: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que vive, el que cree en mí, no morirá para siempre (Jn 11,25-26).
¿Qué haríamos sin nuestra fe? Ella nos ayuda a vivir mejor, más felices y con más paz. Jesús, el Hijo de Dios, también murió y su muerte le da un nuevo sentido a nuestra muerte.
Si Cristo no resucitó, nuestra fe no tendría sentido, seríamos los hombres más dignos de lástima, al poner nuestra confianza en un muerto. Pero Él resucitó el primero de todos. Así como todos han muerto por Adán, todos reviven en Cristo. 1Cor 15,19-22 ¿QUÉ PASA CON NUESTROS DIFUNTOS? Al morir, nuestra alma se separa de nuestro cuerpo. El cuerpo del difunto lo velamos y enterramos, lo visitamos en el cementerio, lo tratamos con respeto y cuidado, porque es parte de nuestro ser querido. Pero el alma ya no está más con ese cuerpo, sino que vive de otra manera. En la última venida de Cristo, Él resucitará nuestros cuerpos, para que se unan a nuestras almas y así puedan estar completos, para gozar de la felicidad eterna con Dios. Creemos que los que ya están junto a Jesús y María, forman la Iglesia del cielo, ven a Dios cara a cara y viven de su Amor. Desde allí rezan por nosotros y nos cuidan, para que todos podamos llegar también a la casa de Dios. A esta unión de corazones la llamamos la comunión de los santos. Pero hay otros que han muerto y su corazón no está del todo limpio para ver a Dios. Ellos están purificándose en el purgatorio, esperando ver a Dios. rezamos por ellos que aún esperan ver a Dios y ellos luego rezarán en cielo por nosotros. Siguiendo las enseñanzas de Jesús, sabemos de la posibilidad del infierno que es la separación definitiva de la felicidad con Dios para la que fuimos creados.
El alma de los difuntos no queda dando vueltas penando por la tierra, sino que va a alguno de estos tres lugares. ¿PARA QUÉ REZAMOS POR NUESTROS DIFUNTOS? Para hacer memoria agradecida de sus vidas: recordando y agradeciendo por todo lo aprendido de ellos. Para que Dios nos regale el consuelo, la paz y la fuerza: en esos momentos de dolor, donde la fe y la presencia de la comunidad nos dan mucho ánimo. Para que ellos ya estén con Dios: una vez purificados de sus faltas y pecados, puedan estar en el cielo, como un santo más de esta familia. Y desde el cielo intercedan por nosotros. ¿QUÉ SIGNOS USAMOS EN ESTA ORACIÓN? En los cementerios expresamos nuestra fe y esperanza cristianas de la siguiente manera: las flores: que brotan de la cruz de cada tumba, signos de la Vida que Jesús nos dará en el cielo; la luz de la vela, signo de nuestra esperanza, de la victoria de la vida sobre la muerte y de la luz sobre las tinieblas; el vaso de agua: signo bautismal de purificación y vida nueva; la Cruz mayor: rodeada de velas y flores, signo de la centralidad del Misterio Pascual en nuestra vida de fe. CON LA MIRADA EN EL CIELO Y LOS PIES EN LA TIERRA -Dios quiere que desde aquí en la tierra seamos felices, que vivamos en Paz, en unión con nuestros hermanos. Cuando Dios nos llame no nos preguntará cuántos títulos tenemos, cuánto dinero ganamos, sino CUANTO HEMOS AMADO. -El cielo y el infierno comienzan aquí. El que vive en comunión con los demás, ya está preparando el cielo, haciendo más cielo nuestro suelo. El que vive para sí mismo, en su propio mundo de soledad y egoísmo, ya está viviendo el infierno que es la separación de Dios y de su amor.
-Cada decisión cotidiana prepara el rumbo final de nuestra vida. Aprovechemos el regalo de la vida para vivirla lo mejor que podamos siendo felices y haciendo felices a los demás. ORACIONES A LOS DIFUNTOS REZADAS POR NUESTROS MAYORES
1. Al cielo, al cielo al cielo quiero ir al cielo, al cielo al cielo quiero ir 2. Si al cielo quieres ir a conseguir la palma a Dios en cuerpo y alma has de amar y servir 3. Si al cielo quieres ir jurar en falso evita
ni quieras la maldita blasfemia proferir. 4. Si al cielo quieres ir observa bien las fiestas de remoler en estas cual de peste has de huir 5. Si al cielo quieres ir honrarás a los mayores mas a los inferiores los debes instruir.
6. Si al cielo quieres ir donde nada tú padezcas no tomes ni aborrezcas ni te atrevas a herir. 7. Si al cielo quieres ir detesta la impureza y siempre con limpieza procura tu vivir. 8. Si al cielo quieres ir odia robo y usura
pues es gran desventura10. Si al cielo quieres ir robar y así morir. conserva el alma pura 9. Si al cielo quieres ir que es toda su hermosura huye cual del demonio en mal no consentir. del falso testimonio 11. Si al cielo quieres ir y también de mentir. no codicies lo ajeno 10. Si al cielo quieres ir
pues todo lo terreno dejarlo has al partir. 12. Si al cielo quieres ir confiesa tus pecados porque a los obstinados jamás han de admitir.
1 Dulce Jesús mío mira con 10 Si vuestra justicia me ha 20 El día del juicio es día final y hemos de dar cuenta piedad un alma perdida porde castigar en todo se cumpla de lo que es legal. culpa mortal vuestra voluntad 21 Todos mis pecados 2 Conozco Dios mío mi 11 Muy arrepentido me fragilidad también pongo a llorar con dolor diciéndome están que reconozco tu suma bondad.contrito de tanta maldad vuestra justicia me ha de 3 Yo ciego he vivido en mi 12 Pequé, Señor mío, como castigar. libertad sin temer las penasdesleal, poderoso eres para 22 Que yo arrepentido me pongo a llorar, con dolor de la eternidad. perdonar. contrito, por tanta maldad 4 Pediré llorando a mi 13 Ten sólo clemencia majestad perdón de mis perdona Señor los grandes 23 Dulce muy supremo, piadoso Señor ten compasión culpas de la eternidad. delitos de este pecador. por mí pecador 5 Teniendo ojos no supe 14 Dulce Padre mío 24 Mira esos clavos que mirar los daños del alma de mi corazón, llagado y ¡Oh, qué ceguedad! herido, por mi salvación. traspasó sus pies y manos, 6 Mas endurecido las 15 Dulce Jesús mío, de mi vuestras culpas son 25 Dulce Jesús mío de mi lágrimas nos dan para qué corazón perdonad mis culpas corazón llagado y herido son los ojos si no han de por vuestra pasión. llorar. 16 ¿Dónde vas Dios mío? sólo por mi amor. 7 Lloren ojos míos qué razón¿qué llevas, Señor? ¿qué vas 26 Dame de limosna vuestra será el tiempo perdido por tan afligido con tanto dolor?.bendición así como distes a mi mal obrar 17 Esa cruz pesada que llevasaquel buen ladrón. 8 Si lágrimas suelen Señor peso de mis culpas que27 Dejamos y pases ahí mi buen Jesús. Cese vuestro perdón alcanzar yo haré quelo he puesto yo. mis ojos lloren sin cesar. 18 Vos pagas mis culpas, enojo y tu indignación. 28 Postrado me veo me das 9 Ya vuestra clemencia mi dulce Pastor, que siendo yo el paraíso aunque indigno y llamándome está la causa, de tanto dolor pero los temores 19 Te crucificaron, en la cruzfrágil me den tu bendición. no me dan lugar. Señor, por mis pecados llevas el dolor.